Hola Azul (Lo que imagino después de saludarte)

Contra la pared desearías que continúe, que también mi blusa sobre, que mis pechos estén al aire, que mis manos continúen jugando en ti

Debo confesar que ha habido días en que te ignoro, que mi presencia está contigo pero no sé si estábamos tratando de entender algún tema macroeconómico,  hablando de cómo salvar al oso polar de la extinción o sólo me dijiste “Hola Azul”.

Sí, en medio de la cotidiana situación que nos vincula, después de preguntarme cómo cerró la paridad peso dólar del día anterior, o de qué se alimenta el oso polar o cómo estoy, te acercas y me das un beso, apenas siento tus labios rozar mi mejilla pero en mi mente tu olor despierta un sinfín de fantasías.

Al contestarte que a 17.40 pesos por dólar al menudeo, que los osos se alimentan de focas o que estoy bien, quiero hacer más largo ese momento en el que te abrazo como parte del saludo, ese abrazo en el que tu olor hace eco en mis pensamientos,  en el que al roce de mis senos contra tu pecho imagino que la ropa estorba…

Te separas de mí y yo juego sutilmente con la punta de mi lengua en mis labios, tratando de comunicarte cuánto te me antojas. Entonces, comentar si el alza del precio del limón tiene que ver con la cotización del dólar, si el desequilibrio ecológico extinguirá no sólo al oso polar o que me digas: “te veo en un ratito”, representan únicamente una pausa mental en mis pensamientos.

Es necesaria, indispensable!!! porque la temperatura de mi piel se incrementa y traspasa la ropa, porque estoy a segundos de perder la cordura y dejar que mis fantasías se conviertan en realidad y hacer lo que estoy imaginando:

Te besaría en los labios, apasionadamente como si quisiera en ese beso devorarte, jugaría con mis manos sobre tu cuerpo, iniciando en tu cabeza, acariciando tu cabello, bajando hacia tu nuca, metiendo mis manos entre tu playera, acariciando tus brazos, avanzando hacia tus hombros…Mis manos te recorrerían, acercaría mi cuerpo a ti para que sintieras mis enormes pechos, cómo arde mi piel y vibro en deseo por ti…

Bajaría mi mano, metiéndola entre tu pantalón, intentando desabrocharlo, queriendo casi mágicamente y en un solo paso quitarte tu playera y desabotonar tu pantalón..

Te acorralaría contra la pared, continuaría besándote, acariciando la silueta de tu boca con mis labios como inicio del recorrido para continuar mordiendo tu cuello, rozando tus piernas con las mías, haciendo que sientas mi vientre apoyarse contra tu cuerpo, que me dejes sentir tu dureza  …

Lograría el reto de quitar tu playera, seguiría lamiendo tu cuello bajando hacia tus hombros, mordiendo suavemente y luego acariciando con mi lengua, continuaría bajando por tu pecho hacia tu abdomen.

Ya no podrías resistirte, disfrutarías el recorrido de mi lengua y mis labios bajando poco a poco mientras mis manos siguen peleando con tu cinturón,  con tu pantalón…

Contra la pared desearías que continúe, que también mi blusa sobre, que mis pechos estén al aire, que mis manos continúen jugando en ti, que las yemas de mis dedos te recorran y descubran las terminales nerviosas de cada centímetro de tu piel…

Al fin, logró vencer las barreras que tu cinturón ponía, la pared parece temblar pero es tu cuerpo ardiente de sentirme de sentir mis labios, mi lengua, mi succión, levanto la mirada y te veo mirándome  de rodillas con tu miembro en mi boca,  apenas cierras los ojos y explotas…

Eso pasaría,  pero no hay tiempo, después del abrazo inmediato, después de ese Momento Azul de tu saludo, huyes, para que yo comience a tomar consciencia si hablábamos de que la paridad peso dólar y el precio del limón tenían algo que ver;  si los osos polares comen focas y que el desequilibrio ecológico tiene en jaque a muchas más especies que sólo el oso polar; o sólo me habías dicho: “Hola Azul”

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