Hola… 2021, adiós… 2020.

Fin de año imprevisto, muy divertido y con buenas sorpresas… esperemos que sea el preámbulo de un 2021 fantástico.

Unas navidades muy relajadas, sin agobios y celebradas de una manera muy particular. El mismo 25 por la tarde noche, Ray y Daniela se presentaron sin avisar, que tampoco les hacía falta hacerlo. Estuvimos hablando de lo que había sido el año, de lo que teníamos por delante y de los nuevos retos que nos venían en todos los ámbitos de nuestra vida. Daniela nos dijo… “Os dejo solitos para que sigáis hablando de vuestras cosas y aprovecho para irme a dormir” nos dio un beso a cada uno y se marchó, ojo… a mí el beso me lo dio en la mejilla. Al quedarnos solos la conversación cambio…

  • Carlos te voy a contar algo, ni es una explicación, ni mucho menos una pregunta. Tu escucha y calla mientras hablo. Te informo de que tengo preparado una fiesta de fin de año en tu casa en el campo y mañana me voy para allá para ir preparado todo.

  • Primero, nada de multitudinaria, segundo gente de mucha confianza y tercero, todos con un test negativo y esto no es negociable, por lo demás, puedes hacer lo que te salga de…

  • Pues tenemos un pequeño problema, Daniela quería traerse a una amiga que es como una hermana.

  • Joder Ray… ya sabes lo que pasa con las excepciones, al final… problemas. No me hace gracia y no cambio lo que he dicho.

  • Venga hermano, es una buena chica, que está pasando un momento jodido. No es por dar pena, pero se quedó viuda hace siete meses, el marido se mató en un accidente de moto y para rematar su padre se murió por el puto virus dos semanas después y como ya era huérfana de madre, un palo. Y no creas que nos iba a margar que lo está llevando bastante bien dentro de las circunstancias, que tiene una filosofía de vida parecida a la tuya y quien mejor que tú para entender esta situación.

  • No se hable más, que venga, no voy a dejar tirado a nadie en esas circunstancias.

  • Fíjate si te conozco que sabía lo que ibas a decir, ella ya viene mañana.

  • No te digo nada, Ahora que caigo, últimamente he conocido a varias viudas, es como otra epidemia.

  • Jajaja… cruzaré los dedos.

El fin de año estaba previsto que lo pasaríamos Daniela, Ray y yo, sin descartar alguno que se apuntará a última hora. Al día siguiente ya estaban los que iban a pasar unos días y las fiestas en amor y compañía. No tenía ni idea de los elegidos y por más que le pregunté no me contestó, era una sorpresa. Llegué siendo ya de noche pero antes de cenar, ese día me libraría de hacer cenas. Estaban Valentina y su marido Santiago, Adriana y Tiano, Xavi y Mercedes, amigos de Alicante, él físicamente bien, de 45 años y ella de 44 años, a pesar de dos partos, estaba como siempre super. Un día tuvimos un pequeño roce sexual, pero sin llegar al final, ni tan siquiera a la mitad, besos y alguna caricia, Xavi lo paró, de eso ya hace unos siete años, pero tan amigos como siempre.

Termine de saludar a todos y me di cuenta de que faltaba la amiga de Daniela, que llegó a prisa y disculpándose, no sé de qué, me saludó dándome la mano. La llamaré Elvira, de 40 años, 1,75, melena hasta los hombros, corte de pelo estilo bob, castaño oscuro pero con reflejos cobrizos. Ojos verdes y los labios los llevaba pintados con un rojo cereza que le hacían los labios más carnosos. En ella era todo llamativo incluido a simple vista su voluminoso pecho, que aunque lo llevaba bien tapado porque llevaba un jersey se le notaba perfectamente, así de entrada le calcule una talla cien. No es que tuviera una cara triste, pero casi, tenía cara de estar desubicada, algo en parte normal, llevaba una “mochila” importante a cuestas y estaba con desconocidos, salvo Ray y Daniela. Hice una señal a Ray y se vino a mi habitación.

  • Demasiada gente… ¿No?

  • Todos con los test realizados y negativos. Si los quieres ver los tengo.

  • No hace falta, de ti me fio.

  • ¿Que te ha parecido Elvira?

  • No sé, hazme esa pregunta dentro de un día y te contestare.

  • Ya, vale, pero me refiero físicamente. ¿Te has fijado en el culazo que se gasta? Y qué me dices de las tetas.

  • El culo no se lo he visto, porque no se ha dado la vuelta, del resto es verdad, está muy bien.

  • ¿Qué dirías que mide el pecho?

  • Y yo que sé, 90, 95 o 100.

  • Error… 110 y bastante tiesas, que las he visto en top les y esta de morirse. Se parece a ti en que es una “viciosilla” del gym.

  • Ray solo te falta babear.

  • Es que es una de mis fantasías desde siempre. Lo que pasa que es muy amiga de Daniela y se quieren mucho… no tengo ni una posibilidad, ni estando casada ni ahora que está sola. Y siete meses sin follar, tiene que estar…

  • Lo mismo no tiene ni ganas o ha encontrado a alguien y tú no lo sabes.

  • Doble error… no ha estado con nadie porque ella y Daniela se cuentan todo. Ganas debe de tener porque es muy fogosa, que yo la he oído con su marido y madre mía, eso no eran gritos, estaba en otra categoría.

  • Vale déjame ahora, que me voy a duchar.

Lo único que pensé de esa conversación mientras me duchaba, es que no quería en este momento de mi vida, ninguna relación con una mujer que estuviera en las etapas del duelo y más por partida doble. No sabía si estaba en la etapa de la negación, de la ira, de la negociación, de la depresión o de la aceptación, ni tampoco quería saberlo. No es que no fuera empático, es que no creía que pudiera ayudarla en nada, éramos completamente desconocidos. La primera cena fue un contacto para saber en qué plan venían cada uno.

“Carlos, queremos tu opinión, ¿Cómo crees que debemos de vestir en la noche de fin de año?” me preguntó Daniela y mi contestación fue instantánea… “Pues como quiera ir cada uno, la cuestión es estar cómodo y a gusto, eso sí y Ray lo sabe. A la hora de comer o cenar, manías mías, hay que ir un mínimo decorosos, al acabar ya me da igual”, se echaron a reír y eso era porque ya lo habían hablado. Me hicieron una proposición que habían hablado, era ir vestidos de “gala” y al final por no escucharlos más acepte. Elvira se levantó para ir a la cocina y ahora sí la vi por detrás, era verdad lo que dijo Ray, tenía un culo de sobresaliente o era que esos pantalones vaqueros le quedaban como un guante.

El domingo 27 me fui a dormir a Valencia, porque a las ocho de la mañana del lunes tenía una reunión importante. La reunión fue más que bien y por eso me marché con mis amigos, al día siguiente más. Llegué justo después de comer ellos, porque yo me comí una ensalada de las mías antes de ir. Nada más llegar me puse de muy mala leche por lo que vi. Trate de aguantar pero hubo algo que ya me sacó de mis casillas y no me pude aguantar más. Cercos de vasos en las mesas, una colilla en el suelo, trozos de patatas fritas en el suelo… y lo que me faltaba, unos calzoncillos usados en un sillón y vaya si estaban usados, porque se veía un poco de “canela” en ellos.

Fui a fuera donde estaban tomando café y les pegue una bronca por los menos de diez minutos, empecé de forma seria, sin querer perder los papeles, hasta que Xavi me dice que no es para tanto, que no es para ponerme así, ya dije de todo y por su orden. En vez de molestarse u ofenderse, se echan a reír, todos van dándole veinte euros a Ray y luego me gritan… “¡¡INOCENTE!!”, no me había dado cuenta, era día 28, día de los santos inocentes y había caído. Me hicieron que me sentara y pusieron una grabación de cómo lo habían preparado todo y lo que iban diciendo. Donde se oía a Ray lo que iba a decir y hacer, mientras los demás decían que me callaría. Se apostaron veinte euros. Lo más “gracioso” es lo del calzoncillo, que lo hicieron diluyendo un poco de cola cao y café hasta encontrar la tonalidad adecuada. La verdad que al verlo me reí mucho.

La relación con todos estaba siendo muy buena y con Elvira empecé a hablar más, todo porque ya no tenía que ir a trabajar, si surgía algo podía resolverlo desde casa. Por la mañana me levanté como siempre antes de que saliera el sol. Para correr por el campo, mientras era de noche iba por un camino que ya me conocía y aun así, llevaba algo similar a un chaleco, que además de llevar tiras reflectantes, llevaba luces led, una blanca en el pecho y otra roja en la espalda. Llevaba un rato caminando y en la distancia vi unas luces similares, lo único que de color naranja y eso era una propiedad privada, nadie podía estar por ahí.

Acelere la carrera y ya pude ver que era una persona, que se asustó cuando mi luz la alumbró, era Elvira y casi se cae del susto. Después de hablar unos segundos reiniciamos la carrera y vino conmigo por mi recorrido. Ya empezó a salir el sol y la tía aguantaba bien mi ritmo o yo el suyo, según se mirase. Me sorprendió el aguante que tenía, en ningún momento flaqueo y aunque cuando corro no me gusta hablar, en parte del recorrido y a ratos hablamos. Al llegar algunos estaban con el desayuno y según nos vieron llegar, sé que cotillearon entre ellos. Me fui a las máquinas a continuar con mis ejercicios y después hice un desayuno apropiado, pero muy sano.

Volvimos a correr juntos los dos días siguientes, la diferencia que quedamos para salir a la vez. Eso sí, evite en todo momento entrar en su vida personal ni tampoco di pie a ello. A las ocho en punto de la mañana, del día 31, ni que hubieran esperado a que fuera esa hora, me llamaron, había un problema en el trabajo y eso que no tenía que estar trabajando nadie, menos mal que lo pude hacer desde casa, aunque me llevó casi toda la mañana. Les dije que se fueran a comer por ahí, que yo me quedaría preparando la cena y no quería gente por medio. Escuche los ruidos de los coches y respire un poco.

Me cambié de ropa y me puse la adecuada para cocinar, cuando llegó a la cocina, me encuentro a Daniela y Elvira, dispuestas a ayudarme, no me hizo mucha gracia, porque Daniela ya lo había demostrado, muy buena voluntad, pero entorpecía más que ayudaba y se dieron cuenta por la expresión de mi cara que no me había hecho mucha gracia y Elvira me dijo… “Ya que me he adosado como una auténtica okupa, quiero aportar algo ayudándote, que soy muy buena pinche de cocina y soy muy obediente”, eso de obediente me sonó muy… cautivador.

Repartí el trabajo, a cada una le mande algo que hacer, a Elvira en concreto le mande filetear distintos tipos de setas, cortar unas cebolletas… todo de cortar, que les llevaría bastante tiempo y me dejarían más a mi aire. Como me preguntaron que iba a preparar y como, les di una breve clase de cocina, ahí me vine un poco arriba y con el ego demasiado hinchado. Al ver a Elvira manejar el cuchillo, como lo hacía y cómo se desenvolvía, supe que sabía de cocina… “Elvira manejas muy bien el cuchillo, ¿Tu de esto sabes?”, se encogió de hombros y fue Daniela la que me puso al día… “Pues si sabe, el restaurante… de Alicante es suyo, ella es la cocinera, que no le gusta que la llamen chef. Quería ayudar, pero le daba palo quedarse sola contigo y por eso, me quedé yo… que si me pones uno de esos vinitos que bebes mientras cocinas te lo agradecería”.

No me quedó más que reírme y más al ver la cara colorada de Elvira, supongo que por lo de no quedarse a solas y yo dándole clases, jajaja… invertimos los papeles, haría de pinche y ella de cocinera. Me fui por mi libreta de cocina y la deje a ella, no pare de tomar notas. Preparamos los distintos platos mucho antes de lo que lo hubiera hecho yo. Eso sí, haciendo pausas para comer nosotros algo y tener una conversación distendida los tres. Me empezaba a caer bien, pero eso no quería decir que bajara mi guardia.

El resto llegó antes de lo que me esperaba y venían bulliciosos. Adriana y Valentina desde que llegaron de comer, no pararon de meterse conmigo y fueron una provocación constante, no me amilané y contraataque. Fueron momentos graciosos y divertidos, jaleando el resto los “zascas” que nos dábamos, algunos subidos de tono. Acabando ese momento a las siete en punto. Todas fueron a cambiarse o como decía alguna que iban a Lourdes. Mesa preparada, cena también, nos sentamos a tomar un buen vino. Poco después Santiago y Tiano, se fueron también a Lourdes, quedándonos solos los amigos de toda la vida, Ray, Xavi y yo. La conversación al final llegó a Elvira, Xavi decía que estaba tremenda y Ray como la había visto haciendo top les, la describió al detalle.

Después de un rato también nos fuimos nosotros a cambiarnos. Me duché, no me afeite y me dedique a decidir que me ponía, mi primera intención era ponerme unos vaqueros y una camiseta, pero sabía que desentonaría con el resto y les podría molestar. Luego se me pasó ponerme un traje, la decisión era con o sin corbata, me puse uno y al verme en el espejo, era como si fuera a trabajar. Tenía en su funda de plástico, un esmoquin sin estrenar por culpa del COVID-19, lo desenfunde y decidí ponérmelo. La chaqueta era adamascada de un color verdoso.

No fui el primero en bajar, estaba Xavi con un traje difícil de definir, muy su estilo, nunca pasaba desapercibido. Santiago, Ray y Tiano, fueron apareciendo con esmóquines negros, estilos clásicos. No sé cómo lo hacen las mujeres, pero cuando quieren se ponen con una belleza exterior inaudita, los hombres tendríamos que aprender de ellas. Por lo que se ve, se pusieron de acuerdo y aparecieron todas a la vez, era difícil no mirarlas, cada una según mi visión, tenían algo especial, distintas unas de las otras.

Las describiré… Mercedes, llevaba un vestido ajustado de fiesta, con brillos, con un escote a la espalda, imposible de ocultar un sujetador. El pelo de llevarlo liso, se lo había ensortijado y le quedaba muy bien. Valentina llevaba un vestido largo de color rojo, de talle alto, espalda prácticamente sin nada y lo más espectacular, una abertura que le llegaba hasta la cadera prácticamente y dejaba ver sus largas piernas. El pelo lo llevaba igual. Adriana llevaba un esmoquin de color azul, debajo de la chaqueta se vislumbraba un sujetador o un corpiño de fantasía. Le quedaba especial, como sabía lo que ponerse para estar diferente a las demás. Elvira llevaba un vestido de encaje negro largo, pero sin llegar a los tobillos, con muchas trasparencias y la hacían muy sexy. El pelo lo llevaba como alborotado y Daniela, vestido corto con lentejuelas, cerrado en el cuello, pero lo que era el corpiño, de gasa transparente. Todas tenían dos cosas en común: unos tacones que daban vértigo y llevaban medias nada de pantys. Bueno Adriana al llevar pantalones no se le veían.

El vino, muy buen vino corría de un lado para otro, las bromas iban en aumento y la cena estaba siendo divertida. Adriana y Valentina seguían con sus bromas, como cada una se había sentado a un lado mío, me provocaban como si estuvieran jugando, que para mí lo que era jugar, jugar poco. Probé de todo lo que habíamos cocinado, pero sin pasarme. Acabamos rápido de cenar y no recogimos nada, nos fuimos fuera, que estaba preparado todo para recibir las campanadas. Estábamos al aire, pero habíamos colocado cinco calefacciones para exterior con movimiento y no se notaba el fresco ni la humedad, así podían fumar quien quisiera y porque a la mayoría les había apetecido hacerlo allí.

Aproveché para ir al aseo y en plan de cachondeo vinieron mis sombras de esa noche, querían meterse conmigo en el aseo y lo consiguieron, se veía que se habían hecho cómplices, porque trataban de “ayudarme” para poder orinar, mucho cachondeo pero así me era imposible. Me costó pero las eché. Cuando acabé, mis amigos se reían de mí por las bromas de ellas, que decían que me había puesto colorado, que me había cortado… Ray decía que si había gente yo no podía orinar lo que provocó más cachondeo y Santiago puso algo de orden, sobre todo con su mujer… “Cuidado con ciertas bromas, que luego hay confusiones y vienen los enfados”, le deje claro que yo no me enfadaba por las bromas y él me respondió que su mujer luego, llega asustada y rebotada. Eso me decía que tenía ciertos resquemores o remordimientos.

Tomamos las uvas y cada pareja después de la última uva y la última campanada, se dieron un pico en los labios, después vinieron las felicitaciones entre los demás. Adriana y Valentina me sorprendieron con dos besos de lo más castos. Los de Elvira y Mercedes fueron menos castos, en las comisuras de los labios, sin saber el punto de intencionalidad que llevaban o simplemente fue un “accidente” con las prisas. Antes de brindar, se empeñaron en que alguien hiciera un brindis y todos se me quedaron mirando e insistieron que fuera yo. No recuerdo el brindis con exactitud, pero sé que fue, para olvidar lo malo que pasó en el 2020, para olvidar los silencios y sobre todo para olvidar a esas personas que sus “ocupaciones” les impiden empatizar con los demás.

Una vez terminado el brindis, quise sorprenderlos con un sistema de luces que había colocado, mucho mejor que el anterior que tuve cuando vivía en Alicante. Si no fingieron a todos les sorprendió favorablemente. Como suele ocurrir con bastante frecuencia de los hombres los que bailamos fuimos Ray y yo, que por lo que se ve, lo llevamos en la sangre y todas las mujeres sin excepción también bailaron. Santiago, Xavi y Tiano bebieron hasta el punto ese donde se empiezan a declarar amistad eterna… y mientras el “acoso” por parte de Valentina y Adriana era como una competición. Llegó el momento de salsa, merengue, kizomba… y quien lo bailaba bastante bien era Elvira. Algún baile lo bailamos entre tres a la vez, empezaba a ser un desfase. Por eso y para no herir sensibilidades, para no crear malos rollos, cuando Adriana fue a servirse otra copa me acerque a ella… “Oye Adri no quiero malos rollos, no que nadie se mosquee, pero no veo normal esa ‘competición’ entre valentina y tú, no quiero que al final os molestéis entre vosotras” y con una sonrisa de oreja a oreja… “Que tonto que eres, ¿Por qué piensas que estamos peleándonos por ti? Nos has pensado que puede ser que esta noche te vayamos a dejar ‘seco, sequito’ entre las dos” y se fue riéndose sin dejar de bailar.

Lo mismo querían reírse de mí, ponerme los dientes largos, por no decir otra cosa. Se acercó a Valentina, hablaron y a las dos las vi reírse a carcajadas y luego me miraron y alzaron sus copas, como si brindasen conmigo. Tiano y Santiago que estaban un poco “perjudicados” se fueron a dormir, Daniela y Elvira se fueron a la parte exterior a fumar y bailar, poco tardó Ray en ir junto a ellas, quedándonos solos bailando, Adriana, Valentina y yo. En vez de irme fuera, lo que hice fue dejar de bailar y sentarme a verlas su numerito de baile. Me provocaban pero sin excederse. Hasta que se juntaron para bailar, de forma libidinosa, pero sin llegar al paso definitivo. Al ver que me sonreía, casi más reírme, creo que las desesperaba y empezaron por unos piquitos sin mayor trascendencia, hasta que sus bocas se unieron dándose un morreo de escándalo.

Pararon y miraron a ver dónde estaban los demás, no se movieron de donde estaban y volvieron a besarse, sabía lo que iba a suceder, pero quise poner un poco más de tensión, aunque mi calentura iba subiendo por segundos. Me levanté y me fui con los otros. Ni las mire cuando me marché. Se que además de desconcertarlas, se habrían picado, incluso mosqueado, me gustaba. Al salir me fije en Elvira que tenía las dos piernas sobre la mesa y el vestido dejaba ver más de lo aconsejable. Sus pezones se marcaban tremendamente, al no estar en penumbra se le notaban mucho más. Sus piernas estaban macizas, duras por el ejercicio. Alguna tentación si me dio. Xavi que no quedó tan perjudicado como los otros, quería hablar a solas conmigo y su mujer le miraba perdonándole la vida. Le dije que en un momento hablábamos y si no mañana.

Vinieron Adriana y Valentina, de forma rápida se despidieron, que se iban a acostar y no me pusieron buena cara. Ahora el que se quedó chafado fui yo, no me esperaba esa reacción, esa noche la había echado a perder yo solito. Mi cabezonería, no chulería, me había jugado una mala pasada una vez más. Lo que sí me di cuenta era la jugada de Daniela y Ray, tratar de dejarme a solas con su amiga Elvira, pero les gane la mano, según se levantaban a dar las buenas noches, me levanté también y me despedí de todos. Antes de irme Elvira me preguntó si saldría a correr y en vista de mi éxito con Valentina y Adriana, le dije que sí, pero que media hora más tarde y así quedamos.

Antes de acostarme, recogí algunas cosas, apagué luces, sonido… y me fui a dormir. Enciendo la luz de mi habitación y veo a las dos acostadas en mi cama, sonriendo y al ver sus ropas sobre un sillón, supuse que desnudas debajo de las sábanas. Mi reacción… “Con vuestro permiso… me voy a dar una ducha”, fui al baño y me puse a darme una ducha y ellas completamente desnudas se metieron una vez me estaba quitando el jabón de mi cuerpo. Ya estábamos los tres empapados de agua, aunque ellas trataban y lo lograban no mojarse la cabeza. Me besé con Adriana y mientras Valentina nos acariciaba a los dos, hasta que cambie y la bese a ella. Después hice que se besaran ellas y me sorprendió el interés, la pasión que ponían. No era la primera vez de Valentina. Estaba muchísimo más suelta que Adriana.

Al final nos besábamos indistintamente entre los tres y se notaba que todos estábamos cachondos. Salimos de la ducha y nos secamos unos a otros con prisa, ninguno quería perder el tiempo. Me sorprendía Adriana la veía muy lanzada y de Valentina no podía decir nada, porque no conocía mucho de ella. Adriana y yo nos retrasamos un poco, mientras me mordía el cuello, la oreja, me decía al oído procaz… “Vamos a enseñar a esta putita lo que es follar” y dejo de hacerme lo que me estaba haciendo, para irse por Valentina que ya estaba en la cama y morrearse con ella, metiéndose mano por todos los lados.

A pesar de lo que me dijo Adriana, mientras las miraba, me di cuenta de que Valentina tenía mucha más soltura. En cuanto Adriana se descuidó, le estaba comiendo el coñito y sacándole a Adriana unos gemidos exagerados, no se los había oído nunca. Me tenían la polla a tope, menudas dos… Adriana que quería llevar el dominio sobre su amiga, se revolvió hasta tener su cabeza entre las piernas de su amiga. Era una imagen de un 69 muy ardiente. Al quedar Valentina arriba, tenía una visión perfecta de su culito. Le comí el culito y sus gemidos fueron en alza y era el mejor momento para follarme su culito. Me puse un preservativo y cuando valentina se dio cuenta de las intenciones de follarme su culito, inició una protesta que fue aplacada por Adriana… “Tu no vas a decir lo que se puede hacer o no y si Carlos quiere follarse tu culo de puta se lo follara…”, lo dijo con voz dominante, algo inaudito en ella.

Lo mejor fue que Valentina no dijo nada más y muy lentamente me fui follando su culito y de vez en cuando notaba la lengua de Adriana lamiéndome a mí. Deje de follarla con suavidad y la penetre como es debido, con rabia, furia y sin descanso, hasta que se corrió en la boca de Adriana, pidiéndonos a los dos que no paráramos. Una vez que se corrió se levantó y salió rápida hacia el baño. Adriana me cambió el preservativo y quería sentarse encima, aunque su postura favorita era el misionero, decía que le gustaba sentir el peso de mi cuerpo sobre ella. Se sentó metiéndose la polla y se movió para que le comiera las tetas. Deje que fuera ella la que marcara el ritmo y lo hacía lentamente, moviéndose hasta casi sacarse la polla, para luego dejarse caer y metérsela de golpe. Eso cambió cuando llegó Valentina.

Se puso en su costado y mientras le comía una teta ella le comía la otra, provocando que pusiera más ritmo. La culminación en sus movimientos vino cuando Valentina se puso detrás y azotó su culo de forma inmisericorde y al no protestar Adriana, todo lo contrario, Valentina se explayo con su culo. Lo que hizo que Adriana se agachara sobre mí, me morreara, dejando su culito más expuesto y corriéndose como nunca. Me levanté y saqué un arnés sin estrenar, con una polla de látex de muy buen tamaño y sin darle opción a Valentina, la hice sentarse sobre mí, como acababa de estar su amiga.

Adriana no fue tan inmisericorde como lo fui yo, le follo el culo salvajemente, de la misma forma que ella se había comportado con su culo. Hubo momentos en los que no sabía si Valentina gritaba de dolor o placer, pero ni se quitaba e insultaba provocativamente a Adriana, a mi mucho menos. Nos corrimos Valentina y yo prácticamente al mismo tiempo. No se ellas, yo me corrí dos veces y perdí las veces que se corrieron ellas. Habían conseguido agotarme y me provocaron una buena sudada. Quería descansar que había quedado para ir a correr y no me quedaba mucho para dar una cabezada. Me fui al baño, me di una ducha ligera, si seguía dándome duchas me iba a quedar como la mojama.

Valentina estaba dormida boca arriba, no había tenido fuerzas ni para ir al baño. Adriana estaba boca abajo y no sabía si también se había dormido. Me volvía a poner cachondo, solo de recordar nuestras imágenes de hacía un momento reflejadas en los espejos y al ver el culito de Adriana, que estaba super colorado, no me pude aguantar y me vino un empalme exagerado. Ya era muy tarde, poco quedaría para amanecer y tenía un poco más de una hora para dar una cabezada, pero la tentación fue mayor y fui a follarme el culito de Adriana. No sabía si dormía, el caso que me acerque y fue colocarme detrás de ella, con mi polla apuntando a su culito, cuando con una voz provocadora dice… “Como sabía que poniendo mi culo así, no te ibas a poder resistir, vamos… a que esperas… es todo tuyo”, arqueo un poco el culo y me dijo… “Pero no quiero dulzura precisamente”, dicho y hecho, penetre su culito con una embestida potente, tanto que le salió un suspiro que pareció que se quedaba sin aire en el cuerpo.

Mis embestidas eran “brutales” lo hacía con todas mis fuerzas, a pesar de lo pequeñita que era y de lo frágil que parecía, era digno de ver y de disfrutar como aguantaba semejante follada, era increíble, lo gozaba tanto, que lograba trasmitírmelo y conseguía que me pusiera mas cachondo, que con el resto de la follada. Mientras me follaba su culito ella se tocaba y se corrió rápido. Al acabar, quiso darse la vuelta y mirándome con intensidad a los ojos, me dijo… “Ahora sí, fóllame como solo tú sabes” y estuve follándola de esa manera hasta que nos corrimos los dos y esta vez sí que quedó rendida, me dio un gran beso y cerró los ojos.

Me había quedado prácticamente sin tiempo para una cabezada. Quedaba menos de media hora. Pero me había comprometido a salir a correr y lo haría. Nuevamente me di una ducha para quitarme el olor a sexo principalmente y luego me puse la indumentaria apropiada para correr. Me daba tiempo a prepararme un café. Todo estaba a oscuras, llegue sin hacer ruido a la cocina y cuando me estaba preparando el café, una voz salió de la oscuridad… “¿Una noche ajetreada? Si estás cansado no es necesario que me acompañes a correr” era Elvira que estaba esperando. Le ofrecí un café y se lo hice. Protestó porque estaba sin azúcar y cogió el azucarero y se puso lo que no está escrito. Empezamos a correr y a mitas de camino, se echó la mano al costado derecho y dijo que siguiera corriendo que ella lo terminaría andando, lo reconozco me vino bien porque estaba reventado del cansancio y me puse a andar con ella, a los cinco minutos se puso a conversar…

  • Soy mujer a la que no le gusta quedarse con la curiosidad y me gusta ir de frente… ¿Tú ves normal, montárselo con dos mujeres casadas y con los maridos a unos metros de tu habitación? (No me esperaba esa pregunta, pocos por decir nadie, se hubiera atrevido, esta tía cada vez me caía mejor)

  • Al margen de que eso a ti no te tenía que importar nada… si a ellas y a sus maridos no les importa… ¿Quién eres tú para verlo normal o no?

  • No lo interpretes mal, que a mí me da igual creo en la libertad individual de cada uno. Era por curiosidad. Son situaciones que no se ven muy a menudo.

  • Es muy sencillo si personas adultas están de acuerdo en hacer una cosa, los límites desaparecen. Más claro si a alguien le gusta follar y a mí también, si nos caemos bien, pues adelante. Para que aguantarse las ganas.

  • HOMBRE… en algo nos tenemos que diferenciar de los perros, que van olisqueando culos y se ponen a coger en cualquier sitio. Hay que saber de vez en cuando controlarse… ¿O no eres capaz?

  • Creo que el ejemplo no es muy afortunado, pero aun así, hasta los perros saben seleccionar y si soy capaz de controlarme, entre otras cosas porque no me gustan todas las mujeres. Y dicho esto… ¿Tú te sientes mejor estando reprimiendo tus apetencias durante tantos meses? Porque seguro que habrás tenido momentos de debilidad.

  • Que tío no te cortas. Ya me avisó Daniela de que cuidado con lo que te preguntaba, que solías dar contestaciones poco convencionales. Claro que he tenido tentaciones, pero…

  • No conocía a tu marido, pero por lo que sé, no le hubiera gustado que te enclaustraras.

  • Eso ya lo sé y alguna conversación tuvimos por si algo nos pasaba a alguno de los dos. Ese no es el problema, enrollarte con cualquiera es muy fácil, que den la talla es lo más difícil y lo digo en todos los sentidos. Mi marido fue el puerto que buscaba, nos entendíamos los dos muy bien y supo adaptarse a mis gustos.

  • Seguro que encontrarás otro puerto y a alguien que entienda tus gustos.

  • Seguro… en algún momento. ¿Y qué me dices tú de tus parejas?

De forma unilateral di por zanjada la conversación, ni le iba a preguntar por sus gustos ni tampoco estaba dispuesto a hablar de nada personal, no me apetecía contarle mi vida y lo siguiente que fuimos hablando era del campo y porque no me venía a vivir de forma definitiva a un sitio tan bonito. Llegamos a la casa y dije que si a la hora de comer no estaba, que no me esperaran. Me desperté a las cuatro de la tarde. Me preparé un café y me salí con ellos al exterior. Estaban planificando la noche de reyes. Todos se quedarían hasta ese día, menos Adriana y Tiano, Valentina y Santiago, que se irían a Valencia a trabajar. Yo iría y vendría. Pero el día cinco, todos pasaríamos la noche juntos. La verdad que no me importo.

Ray se apartó conmigo y se interesó por cómo me iba con la amiga de Daniela. Le dije la verdad, que había puesto un cortafuegos, que no me apetecía descubrir a nadie por el momento y sobre todo con lo que ella había pasado. Seguíamos hablando y como no, salió el tema del sexo y le pregunte si no le extrañaba que una tía tan buena, no hubiera tenido nada con nadie en este tiempo, porque tendría muchos alrededor de ella y Ray me contesto… “Los asusta sin querer, porque es una mujer con las ideas muy claras, su marido siempre me lo contaba, que le fue difícil porque a Elvira había que domarla antes, es de armas tomar y según cuentan no le gusta ser la princesa de los cuentos en la cama”, tal como me lo dijo pensé que me lo decía para provocarme y que la entrara. Pero me entró una duda y se la pregunte… “Pero ella es… ¿Activa o pasiva? ¿Es sumisa?”, Ray fue honesto y me dijo que no tenía ni idea. Que él no había ido por ahí, que él se había referido a que ella era clara en el sexo.

Esa noche no pasó nada más, parecía que la euforia de la noche anterior se había evaporado. Estando Tiano y Santiago, no quise forzar nada, porque no sabía si entre las parejas habían hablado algo o si estaban molestas. De madrugada me fui hacia Valencia, el sábado había quedado para una reunión profesional y no quería que nadie supiera. Las dos partes íbamos a ser muy discretas. Después de cinco horas de reunión, salí con una sonrisa muy amplia, había salido todo a pedir de boca. Me fui para mi casa y lo primero que hice al llegar a mi casa, fue dar un par de gritos por lo bien que había salido todo y veo un whatsapp de Xavi, que me dice de vernos a solas y me acuerdo de que le había dicho que hablaríamos. Le llamó por teléfono y me disculpo, le digo que estoy en Valencia, dándole dos opciones: que me lo cuente por móvil o que espere a que vaya el domingo o el lunes.

Me dice que en unos minutos me llama, que se va a apartar del resto. Me llama y fue al grano, aunque hablándome casi con enigmas… “¿Recuerdas eso que empezamos y lo dejamos a medias?” de inmediato supe a qué se refería, pero fui un poco cabroncete… “Acláramelo un poco más, que no sé por dónde vas”, suspiro y… “Joder Carlos, a ese momento especial que tuvimos Mercedes, tú y yo, que por culpa mía se jodió… ¿Te acuerdas ya? y no seas cabrón haciéndote el loco”, le dije que ya me acordaba y me propuso retomarlo donde lo dejamos. Mi contestación fue muy sincera, le dije que no estaba seguro, que me dejara pensarlo. No era porque Mercedes no estuviera bien, que estaba mucho mejor que esa famosa vez, pero no sabía si sería bueno para ellos.

El domingo Ray me llamó por la mañana, Adriana y Tiano, habían tenido un problema familiar, con la madre de uno de ellos, nada grave pero eso les iba a impedir estar la noche de Reyes. Santiago y Valentina tampoco estarían, no si por solidaridad con ellos o porque puñetas. Llame a Adriana y Tiano, la madre estaba bien dentro de lo que había sido la caída que tuvo. Que probablemente fuera a consecuencia de la cadera que se le rompió, no que por causa de la caída se rompiera la cadera, un galimatías que me explicaron de una manera algo confusa.

Mi intención era regresar ese domingo, pero me fui a comprar al Corte Inglés, que es mi perdición y termine más tarde de lo que había pensado y decidí quedarme a dormir en Valencia, por la mañana iría al campo, fue algo de “vaguería” porque en 45 minutos hubiera estado allí. Al llegar a mi portal, estaba una vecina jovencita de 20 años con un chico de la misma edad en el portal, como iba cargado con bolsas y me llamo Ray, las deje en el suelo y me puse a hablar con él. Pudiendo escuchar como el chico que estaba con la chica aunque estaba a cierta distancia de ellos. Nada que el chaval estaba tratando de convencer a la vecina para follársela y ella que nones. Por lo que decían le había estado poniendo cachondo toda la tarde y ahora ella no quería continuar más.

De pronto él la corta y se marcha bufando, menudo cabreo se había cogido, ella me mira y me sonríe. Con ella había tenido varios encuentros, convencido de que alguno muy forzado, sobre todo por lo que me había contado alguna vez el conserje y siempre habíamos tenido palabras con doble sentido y de alto contenido, ella pensaba que me iba a cortar, imagino que como a los chavales con los que iba. Olga creía que tenía 20 años, pero ese día me enteré que tenía 19. No era muy buena estudiante y lo que si era envidiable era su físico aunque ella se quejaba de él. Es verdad que todos los días salía a correr e iba a un gimnasio a machacarse, pero siempre tenía unos kilos demás. Su madre decía que por culpa del tiroides. Media 1,70 y todo su cuerpo era de buenas medidas. Llevaba un jersey que le quedaba grande y que la hacía como desaliñada, pero no, lo hacía para ocultar sus voluptuosas formas.

Me dijo que no llevaba llaves y por eso estaba parada mirándome. Mientras llamaba a su madre y era de las que no se pegaban el móvil a la oreja para hablar, ponía el altavoz y le daba igual quien la oyera o si molestaban. La madre no estaba y tardaría por lo menos una hora en llegar, hubo regañina por dejarse de nuevo las llaves. Una vez acabo de hablar con la madre… “Oye Carlos, podrías invitarme a quedarme en tu casa hasta que llegara alguien de mi familia”, no me importó y estaba tranquilo porque a mí no me vacilaría. Subimos a mi casa. Fui a guardar los regalos que compre y cuando volví, se había quitado el jersey. Porque decía que hacía mucho calor y era verdad, la calefacción se había quedado encendida. Se quedo con unos leggins y una camiseta de tirantes, todo negro.

Ahora si la pude ver con más detalle, su culo era más que generoso y las tetas se le notaban algo caídas por el tamaño. La camiseta tenía un escote redondo pronunciado y cuando se apoyaba en la isla de la cocina parecían que se le iban a salir. Estaba claro que estaba provocándome, imagino que quería jugar conmigo como había jugado con su amigo.

  • Olga, mira, te puedes ahorrar todo tu “jueguecito” que conmigo no te va a dar resultado.

  • ¿Qué jueguecito?

  • El que estás teniendo. No soy como tu amigo que te vaya a suplicar nada, que por lo que le he oído, lo has puesto a tono durante toda la tarde y luego a darse una ducha de agua fría y eso reconóceme que como juego no está muy bien.

  • Pues entérate no ha sido así, es que al final ha dicho algo que me ha molestado y por eso le he mandado a paseo. (Enfada me lo decía)

  • Vale lo que tu digas… te apetece tomar algo, porque yo me voy a tomar un zumo natural y si quieres te preparo para ti también.

  • ¿ZUUUUUUMO?

  • Si zumo, porque me imagino que sabrás lo que es un zumo.

  • Oye que no soy idiota. ¿Eres gay?

  • Jajaja… y a ti que te importa.

  • No te enfades ha sido solo una pregunta.

  • Jajaja… que no me he enfadado, jajaja… te costaría hacerme enfadar, pero te ha dado perra con lo que si soy gay, jajaja…

  • Pues creo que lo eres.

  • Créete lo que quieras. Me da igual… jajaja…

  • ¿Quieres saber por qué lo sé?

  • Pues no, no quiero saberlo. Jajaja… me da igual.

  • Te lo diré de todas formas (Con tono de estar enfadándose y mucho) Eres el único hombre con el que me cruzo que no ha tratado de hacerme nada, sí, me has seguido el rollo cuando te he provocado, pero no has intentado nada, si hasta el portero me come con los ojos. Para rematar vas y me ofreces un ZUMO, donde se ha visto eso.

  • JAJAJA… JAJAJA…

  • No sé de qué te ríes, bueno si lo se… porque he acertado y eso te jode. Soy muy lista…

  • No confundas ser lista con inteligente. De todas maneras no eres ni lista ni inteligente.

  • Ah, no… ¿Y entonces que soy?

  • (Me puse un poco serio) Eres una niña mimada, una consentida. Que sabes que atraes a los hombres y que puedes hacer con ellos lo que quieras. Los tienes babeando. Que estas físicamente muy bien, aunque tienes demasiados complejos y por eso no sabes disfrutar. No sé si todavía serás virgen, que es una posibilidad, pero tu problema es que no has encontrado a nadie que te de lo que necesitas y tendrían que empezar poniéndote en tu sitio, darte una buena azotaina en ese culazo y que nunca te han dado.

  • Te has pasado y mucho. A mí no se me dicen esas cosas. Si fuera tan perversa, saldría diciendo que te has tratado de pasar conmigo. Pero soy tan hija de puta.

  • Por mi si quieres puedes hacerlo, no tengo ningún problema.

  • Eres muy chulo, pero seguro que ahora estas cagado por si lo hiciera.

  • Cuando tú vas yo ya vengo. No has visto que la casa está toda domotizada. Cuando he llegado he desconectado la alarma, pero he dejado que se sigan grabando las imágenes. ¿De verdad creías que iba a meter en mi casa una chica joven como tú que se dedica a calentar al personal?

Se quedó blanca sin saber qué decir. Acabé de licuar la fruta que quería y lo puse en dos vasos de tamaño XXL, se lo bebía a sorbos pequeños, se notaba que estaba pensando y me limité a mirarla, no quise interrumpir sus pensamientos, hable después de que me dijera… “Quiero pedirte perdón, lo mismo me he pasado. Muchas cosas de las que decía no las sentía y tienes razón, tienes derecho a ser gay o lo que quieras”, la vi muy apenada o lo disimulaba muy bien, iba a zanjar ese momento, tal vez siendo demasiado sincero… “Olga estoy seguro, que vas a ser una buenísima puta, quien te sepa llevar te va a gozar mucho, ojo cuando digo lo de puta, no es en el estricto significado de la palabra. No te ofendas, pero es que lo tienes todo y no, no soy gay”.

Otra vez que su mirada se perdió durante unos segundos y entonces me hizo su gran pregunta… “Entonces porque no has intentado nada conmigo, porque me has ignorado, por que has pasado… ¿Es que no te gusto?”, le iba a contestar la verdad… “No es eso, cualquier hombre o mujer que te vea, a pesar de que no quieras que se vean mejor tus formas, enloquecerían por poseerte. Y si claro que me gustas, lo que pasa es que me atraen mas las maduras y sobre todo… me gusta ser muy dominante, sé que eso asusta y por eso no te he entrado nunca”.

La conversación sobre ese asunto, como dije, quedó completamente zanjada o eso creía yo. Porque Olga quería y pretendía algo más, ¿Qué es lo que sucedió? Muy pronto lo sabréis.