Hogwarts: ¿Placer u Obliviate? (3 y Final)

Culminación del trío Harry-Hermione-Ginny, esta vez sumergidos en la piscina del baño de los Prefectos de Hogwarts...

HOGWARTS: ¿PLACER U OBLIVIATE? (III Y FINAL)

Finalmente habían llegado a la entrada secreta del baño de los prefectos. No había sido un viaje fácil, sin embargo. Primero se encontraron con la Sra. Norris, la odiosa gata de Ficlh, por lo que tuvieron que tomar uno de los atajos que Harry conocía

tan bien para despistar al felino, seguros de que su dueño no tardaría en aparecer para castigarles por cualquier tonta excusa que se le ocurriera.

Por si esto fuera poco, al salir del pasadizo que habían tomado como atajo, fueron a topar de cabeza con Peeves, el poltergeist, que quizá debió pensar que tenían frío, porque empezó a lanzarles varias de las antorchas que había colgadas de las paredes iluminando el pasaje. Tras apagarlas como pudieron con el hechizo Aguamenti, para evitar que provocaran un incendio, pudieron dar esquinazo al endiablado espíritu

metiéndose tras otro pasadizo oculto tras un tapiz, lo cual les hizo dar un rodeo todavía mayor.

El caso es que finalmente habían llegado allí, cansados, asustados y sudorosos de tanto correr. De por sí ya habían sudado bastante con la frenética actividad sexual de la aventura anterior, así que Harry no podía encontrar nada más apropiado en ese momento que tomar un reconfortante baño en tan buena compañía como eran Ginny y

Hermione.

Cuando llegaron a la entrada, dijeron la contraseña ("Fresh Pine") y la puerta se abrió. Entraron en un espléndido baño, iluminado con antorchas, con una pila de toallas blancas en una esquina de la sala y, lo mejor de todo, una enorme piscina central que tenía lo que debían de ser más de un centenar de grifos distribuídos a lo largo de todo el borde.

-Bueno, chicas, aquí estamos... ¿a qué esperamos para llenarla? -preguntó Harry.

Los tres empezaron a abrir uno por uno todos los grifos. De cada uno de ellos salía, como bien recordaba Harry de su anterior visita, el agua de un color o modo distinto: azul, rosa, verde, espumosa, con burbujas, con el chorro rebotando en forma de arcos al llegar al fondo de la piscina... Y algunos tenían además perfume.

Mientras la piscina se iba llenando, una sirena dormitaba desde un cuadro situado al fondo del baño (Harry se alegró de que estuviera dormida: no le habría gustado, en el supuesto de que aquella cola de pez la permitiera moverse de cuadro en cuadro por todo Hogwarts, que los habitantes de todos los retratos del castillo se enteraran de lo que iban a hacer ellos en el baño.

Por fin la piscina quedó llena, y fueron cerrando los grifos, lo cual les llevó un rato. Entonces los tres se miraron y fue Hermione la que tomó la iniciativa: se quitó lentamente la túnica, la dobló cuidadosamente y la puso junto a una pared, alejada de posibles salpicaduras de la piscina. Tras ello se quitó la ropa interior, de espaldas a Harry y a Ginny, y la dejó todo también junto a la túnica.

La visión de las nalgas en pompa de Hermione despertó por fin la dormida sexualidad de Harry, y al parecer también la de Ginny: los dos corrieron hacia la pared y también se desnudaron, pero a diferencia de Hermione, lo hicieron a toda prisa y dejando caer sus ropas en un montón. Para cuando los dos hubieron terminado, Hermione ya se había puesto en uno de los extremos de la piscina y adoptaba una sugerente postura para zambullirse, cosa que hizo con una elegancia digna de la mejora nadadora. Salió a la superficie casi al otro lado de la piscina, apareciendo entre la capa de espuma como si ella misma fuese una sirena, con la cara y el pelo (este último pegado a su espalda) totalmente cubiertos de esa espuma.

-¿A qué esperáis, tontos? ¡¡Vamos!! -les apremió sonriendo.

No necesitaron que se lo repitiera. Lo único que ellos decidieron hacerlo de un modo menos elegante que Hermione: tras confirmarse a través de una mirada cómplice que ambos tenían la misma idea, Harry y Ginny se agarraron de las manos y empezaron a correr hasta el borde de la piscina.

-¡¡¡No, no lo hag...!!! -empezó a gritar Hermione.

SPLAAAAASSSSHHH..... Ginny y Harry aterrizaron en la piscina haciendo un salto en bomba, con lo que una buena cantidad de agua y espuma salpicó fuera de la piscina, y parte de ese agua fue a parar a la boca abierta de Hermione. Escupiendo agua y espuma, se acercó al sitio donde había emergido Harry y le empezó a salpicar espuma, riendo. Él no se quedó atrás y también respondió, y Ginny se sumó también. Estuvieron un buen rato haciendo una guerra de agua y espuma.

Cuando se cansaron, nadaron hasta uno de los bordes, y se quedaron recostados con la cabeza apoyada en él, flotando y recuperando el aliento. Para Harry era maravilloso sentir el agua caliente y espumosa que tonificaba todo su cuerpo, y sobre todo, saber que estaba en una compañía excelente y, al igual que él, también desnuda. Estaba entre ambas chicas, y de vez en cuando desplazaba alguna de sus manos acariciando suavemente los pechos de las dos, sus vientres e incluso un par de veces se atrevió con lo que había más abajo...

Fue Hermione la que tomó finalmente la iniciativa: era la que evidentemente tenía más ganas de guerra. Se giró y empezó a besar a Harry en la boca, mientras su mano se deslizaba lentamente hasta llegar a su entrepierna, donde empezó a masajearle su pene (a estas alturas ya tieso como un mástil). Mientras, Ginny le empezó a chupar el lóbulo de la oreja. Sentir el cálido aliento de ambas en su cara y la suave masturbación de Hermione no hicieron sino acelerar un proceso natural. Apenas tuvo tiempo de avisarlas, mientras se separaba del beso francés de Hermione:

-¡¡Aaaaahhhhh, lo siento, chicas, pero me estoy viniendooooooo...!!

Por toda respuesta, Hermione se sumergió bajo el agua y Harry notó cómo empezaba a hacerle un francés para hacerlo terminar; mientras tanto, Ginny tomó el relevo en su boca y Harry la atrajo hacia él, besándose con locura mientras la apegaba a su cuerpo cogiéndola de los cachetes de su culito; deslizó las yemas de sus dedos entre el canalillo y cuando llegó a su "puerta de atrás", Ginny gimió de puro placer.

Fue entonces cuando por fin empezó a soltar chorros y más chorros de semen en la boca de Hermione; Harry sentía que podía desmayarse en cualquier momento de puro placer. Estaba seguro de que Hermione, cuya boca no soltaba su presa bajo el agua, iba a ahogarse, tanto por la prolongada inmersión como por todo lo que le estaba haciendo tragar... Finalmente, sintió cómo su boca se apartaba suavemente y la vio emerger a su lado, tomando aire, con la boca abierta y mostrando dentro unos curiosos restos blanquecinos...

Entonces Ginny se separó de él y se abrazó a Hermione, besándola y saboreando lo que había en la boca de esta última. Harry, mientras tanto, recuperaba el aliento con la cabeza apoyada en el borde de la piscina, sintiéndose en la gloria. Observó cómo ambas amigas empezaban a besarse mutuamente los pechos, y a realizar también inmersiones para practicarse el cunnilingus una a otra... Harry aún necesitaba algo de descanso para volver a la batalla, así que se contentó con observarlas plácidamente, mientras se acariciaba su miembro, que por momentos quería volver a la vida.

Fue entonces cuando ocurrió. Paseó su mirada por el techo abovedado del baño y de pronto, asomando de una esquina, vio el rostro sonriente de Myrtle la Llorona. Por un momento, el corazón dejó de funcionarle. Cuando se recuperó del susto, abrió la boca para advertir a ambas chicas (cosa difícil en ese momento, pues ambas acababan de sumergirse entrelazadas en un profundo beso), pero se paró cuando vio que Myrtle movía los labios, articulando unas palabras pero sin voz. A Harry no le costó entencerlas:

"No diré nada. Lo prometo. Entre tú y yo."

Tras lo que el fantasma de la chica desapareció, deslizándose por dentro de la pared. Por un instante, Harry no supo si debía decírselo a Ginny y Hermione, que justo en ese momento emergían tomando aire y sonrientes... Pero tras pernsarlo un momento, y sonriendo para sus adentros, decidió que no merecía la pena. Estaba seguro de que Myrtle no rompería su promesa, y a fin de cuentas... Había instintos que ni la muerte podía arrebatar en algunos fantasmas, y en el caso de Myrtle, si le causaba placer ver a la gente desnuda (o haciendo cosas más serias) en ese baño de los Prefectos, a Harry no le importó lo más mínimo. También ella tenía derecho, en su opinión, a regalarse de vez en cuando la vista.

Sumido en estas reflexiones, no notó cómo sus dos amigas habían nadado sigilosamente desde el centro de la piscina hasta el borde donde estaba él apoyado. Sólo se dio cuenta cuando las tuvo a su lado, sintiendo sus alientos y sus caricias.

-¿Cómo ha ido la sesión? -les preguntó.

-Fantástica -respondió Ginny-. Yo me he corrido un par de veces, ¿y tú, Hermione?

Pero en lugar de responder a su amiga, Hermione se encaró con Harry y le dijo:

-Ha llegado el momento de sentirte dentro de mí, Harry. ¿Crees que estás listo?

Esas simples palabras bastaron para que lo estuviera. La atrajo para sí y se fundieron en un beso, mientras Hermione le rodeó con sus piernas, atrapándole en una especie de presa, mientras él no paraba de acariciar sus cachetes y dedicarle las mismas atenciones que había tenido con Ginny: le acarició suavemente su ano, y más abajo la entrada de su vagina.

Entonces notó cómo ella se abría suavemente con su mano sus labios vaginales y cómo con la otra dirigía el pene de Harry, que nuevamente pedía guerra, a su entrada. Pero ambos se detuvieron cuando oyeron a Ginny decir:

-Esperad, chicos, que el agua nunca ha sido un buen lubricante... "¡Accio varita!"

La varita mágica de Ginny voló hasta su mano. Entonces murmuró unas palabras a la vez que apuntaba hacia su otra mano, y de la punta de la varita empezó a brotar algo parecido a un gel transparente. Cuando terminó, se volvió a ambos y les dijo:

-Este gel aguanta un buen rato en el agua hasta disolverse... Lo sé por experiencia propia, creedme -dijo mientas volvía a esbozar esa pícara sonrisa suya-.

Ambos cogieron un poco del gel que les ofrecía Ginny, y sumergiendo sus manos se frotaron con él sus respectivos sexos. Efectivamente, no se deshacía, al menos al instante, al contacto con el agua. El caso es que tanto el pene como el coñito de Hermione quedaron totalmente resbaladizos aún estando bajo el agua.

Así que, sin ninguna sorpresa, cuando Harry empezó a penetrar a Hermione bajo el agua, a la vez que empujaba su culo hacia él, su pene se introdujo casi del tirón en la vagina de ella, aunque notó perfectamente cuando traspasaba su himen, lo que provocó que Hermione cerrara un momento sus ojos, pero en seguida los volvió a abrir y cuando Harry terminó de penetrarla, ambos empezaron un frenético vaivén. Harry la tenía cogida por sus cachetes, y ella había vuelto a hacerle esa especie de llave con sus piernas de modo que se pegaba a él entrelazándolas por detrás de su trasero.

Por esa parte, hacían pie en la piscina, lo que permitió a Harry separse del borde y caminar hasta dentro del agua, mientras ella seguía moviendo sus caderas. Él, por su parte, le besaba los pechos y la cara... Era increíble lo que lubricaba aquel gel, le iba a tener que pedir el hechizo a Ginny. Entonces, lentamente, deslizó su dedo índice, que todavía tenía restos de lubricante, por el ojete de su amiga. Esto provocó un gemido que acabó siendo un auténtico grito de placer, a la vez que ella arqueaba la espalda hacia atrás y se estremecía mientras estaba teniendo claramente un orgasmo.

Ginny, mientras tanto, había salido del agua, había cogido una toalla y se la había echado sobre su cuerpo. Estaba sentada en el borde de la piscina, y Harry pudo ver que tenía las piernas abiertas y que su pelirrojo monte de venus estaba brillante de lubricante. Se estaba masturbando mientras los veía, y su cara estaba desencajada de placer, a la vez que jadeaba.

Esta visión le dio nuevas energías a Harry, que empezó a bombear de nuevo dentro de Hermione, a la que había dejado descansar un momento tras su orgasmo. Ella respondió con nuevos y sensuales movimientos de cadera, y Harry contraatacó renovando los movimientos de su índice dentro de su "puerta de atrás"...

Entonces volvió a sentir, por segunda vez en menos de una hora, que llegaba al "punto de no retorno". Su mirada fue lo suficientemente elocuente para Hermione, que aumentó el ritmo de movimiento de sus caderas. Esta vez fue Harry el que arqueó la espalda y soltó un auténtico aullido de placer que retumbó en todas las paredes del baño cuando empezó a inundar el cuerpo de su querida Hermione con borbotones y más borbotones de semen.

Por pura suerte, Hermione consiguió correrse a la vez (rara vez se conseguía esa coincidencia con las chicas, como le explicarían sus amigas más adelante). Sólo cuando ambos terminaron de verse recorridos por oleadas de auténtico placer en sus cuerpos, los dos se fueron calmando poco a poco, intentando recuperar el ritmo normal de sus respiraciones. Se miraron, y ambos se dieron cuenta de que sus rostros estaban sudorosos. Se besaron y se sumergieron, para limpiarse del todo.

Cuando emergieron, se dieron cuenta de que ya casi no quedaba espuma en la piscina, y oyeron los gemidos de Ginny mientras terminaba de correrse, frotándose enérgicamente con sus dedos en su coñito. Entonces, la pelirroja se acercó al borde de la piscina y sentándose en cuclillas, empezó a echarse agua en su rajita, lavándose cuidadosamente.

-Creo que voy a hacer algo parecido, me excita esa postura -dijo Hermione.

Se separó suavemente de Harry, que sintió cómo su pene, ya fláccido, se deslizaba fuera del coño de Hermione. Ella nadó hasta el borde, y de un salto, se encaramó al borde de la piscina y salió del agua. Harry vio su culo en pompa al salir y no pudo por menos que sentir otro calambre entre las piernas... Mientras, Hermione se acercó a Ginny, que en ese momento, aún de cuclillas, se limpiaba con la toalla su coñito. Se arrodilló e imitando la postura de la hermana de Ron, empezó a lavarse su oscura mata de pelo y lo que había debajo. Harry vio cómo los restos de su semen salían poco a poco por la abertura, y eso le excitó aún más. Comenzó a masturbarse bajo el agua, y por increíble que pareciera, su pene respondió, aún después de tanta guerra.

Se acercó nadando hasta la orilla, y primero se encaró ante las piernas abiertas de Ginny, que le ofreció su coñito aún brillante del agua. Empezó a lamerlo, sintiendo el aroma a espuma y al propio olor de mujer adolescente de su amiga... Tras unos minutos, se apartó de Ginny y empezó con el ahora limpio sexo que le ofrecía Hermione. Su sabor era distinto al de la hermana de Ron, desprendía un aroma más intenso (Hermione era un año mayor que Ginny y estaba más desarrollada, evidentemente). No pudo por menos que sentirse excitadísimo, tanto que finalmente, aumentando el ritmo de su masturbación, se corrió bajo el agua.

Jadeando, miró a ambas amigas, que le sonreían satisfechas. Como de costumbre, fue Hermione la que los devolvió a la realidad.

-Bueno, creo que ha llegado el momento de limpiarnos, ¿no? No conviene tentar nuestra suerte y darle a Filch más oportunidades de que nos encuentre. Además, creo que a este paso, mañana no me levantaré ni para la hora de la cena.

Los tres empezaron a reirse a carcajadas ante esta perspectiva. Cuando se calmaron un poco, Harry salió de la piscina, mientras las chicas volvían a echarse un poco de agua en sus respectivos sexos. Caminó hasta las toallas, y cogió una para él y otra para Hermione. Se acercó de nuevo al borde de la piscina y se la alargó para que se secara.

Al cabo de un par de minutos, los tres se acercaron a sus ropas y empezaron a vestirse, pero antes de eso Hermione y Ginny volvieron a repetir los mismos hechizos de limpieza de su anterior aventura en la habitación de Harry sobre ellas mismas y sobre él, de tal modo que no quedó en sus cuerpos ninguna huella de la lujuriosa aventura que acababan de vivir. Además, ambas chicas se lanzaron también mutuamente un nuevo hechizo que Harry no conocía, hasta que ambas le explicaron que era el que les reparaba a ambas sus respectivos virgos.

"Así cualquiera", pensó Harry, a la vez que decidía que a partir de ese momento no confiaría en la palabra de una chica (a menos que fuera Muggle, y aún así) que le dijera que era virgen. Con esos hechizos reparadores...

Cuando los tres estuvieron vestidos, y tras dejar las toallas usadas en un cesto que había a tal efecto, se acercaron a la puerta del baño, mientras la piscina se iba vaciando sola y la sirena del cuadro, que en ningún momento se había despertado, soltaba un sonoro ronquido.

Asomaron fuera con mucho cuidado, pero no encontraron a nadie ni en el pasillo, ni en el resto del recorrido que les llevó hasta el retrato de la Dama Gorda. Era ya casi la una de la madrugada cuando se dejaron caer exhaustos y contentos hasta lo indecible en los sillones de la ahora desierta Sala Común de Gryffindor.

Aún estuvieron otra media hora hablando de trivialidades a la tenue luz de las brasas del fuego, casi apagado, hasta que los tres decidieron irse a dormir. Al llegar a las escaleras del dormitorio de las chicas, ambas lo recompensaron con sendos besos antes de despedirse, mientras él aprovechaba para darles una última caricia a sus sensuales curvas, ahora disimuladas en parte por las túnicas. Sonriendo, ambas subieron abrazadas, y Harry no pudo por menos que preguntarse si, al menos para ellas dos, la sesión de sexo había terminado realmente por aquella noche.

Un par de minutos más tarde, mientras se metía sigilosamente en su cama tratando de no despertar a Ron (sus ronquidos eran garantía suficiente de lo difícil que sería eso), Harry tuvo que admitir para sus adentros que había al menos una cosa en esta vida mejor que el Quidditch.

Y con ese feliz pensamiento, se quedó profundamente dormido, soñando con el momento en que pudiese volver a repetir una experiencia parecida.

FIN (¿O NO...?)