Hitgirl derrotada

Hitgirl, la heroína de la serie Kick-Ass, se enfrenta a la misión de su vida.

De nuevo traigo una obra de superheroínas. Esta vez se trata de Hitgirl, de la película KicK-Ass. Este relato, que tampoco es gran cosa, es obra de Mindbrokensluts y lo publicó en inglés, bajo el título de "Hitgirl fallen" en su desaparecido blog de Tumbrl.


La información que poseía Hitgirl era cierta. Los cargamentos del narcótico desconocido estaban siendo guardados en aquel almacén. Estaba lleno de contenedores y cajas llenas de aquella sustancia y custodiado por varios guardias fuertemente armados.

Sin miedo, Hitgirl se precipitó en el interior del almacén, rodando entre las cajas mientras los guardias disparaban sobre ella con sus ametralladoras automáticas. Ella era demasiado ágil para que le acertaran y, a medida que ellos seguían disparando frenéticamente, ella recuperaba terreno y se acercaba cada vez más a ellos.

Pronto estuvo junto a ellos y uno de los guardias, nervioso, tratando de acertarle disparó sobre su compañero cuando Hitgirl saltó, ágilmente, detrás de él. Antes de que éste hubiese muerto, la chica saltó por sobre él y, sacando su navaja, cortó, aun en el aire, la garganta de su otro adversario.

Al aterrizar sobre el suelo, respirando con dificultad, escaneó el almacén en busca de más enemigos. Tres de ellos se acercaban a su posición, revelada por el sonido de los disparos. Decidió moverse hacia una posición más ventajosa cuando un flashback la golpeó… el fuego… su padre…

Ahogó una lágrima mientras se desplomaba sobre el suelo, inmovilizada por el recuerdo. Todo aquello había sido mucho para ella y le costaba superarlo. Los flashbacks se hacían cada vez más frecuentes y eso afectaba a sus reflejos de combate.

De repente volvió a tomar consciencia del peligro que la acechaba. Vio a los guardias que la apuntaban y estaba a punto de saltar para esquivar sus disparos cuando sintió una presencia tras ella. Alguien había logrado situarse a sus espaldas mientras estaba indefensa en el suelo y… y…

Sintió un agudo pinchazo en la parte posterior de su cuello y su visión comenzó a hacerse borrosa. Trató de moverse, pero solo logró tropezar mientras sus párpados se cerraban y caía al suelo.

Cuando despertó, se encontró con que estaba atada y con la cremallera de su traje abierta. Había algo extraño en su boca… una especie de mordaza. Sentía como si la cabeza le fuese a estallar a causa del dolor de cabeza que parecía perforar su cráneo. Tratando de liberarse, se retorció entre las cuerdas, pero sólo consiguió aumentar su incomodidad.

¿Dónde estaba? ¿Por qué no la habían matado? ¿Qué demonios le habían inyectado?

Apenas sentía el leve pinchazo en la parte posterior de su cuello, allí donde le habían inyectado “algo”, pero estaba segura de que era el causante de su dolor de cabeza. Sabía con certeza de que le habían inyectado algún tipo de sustancia y eso la inquietó. Miró a su alrededor, estaba en un sitio cubierto por grises y sucias paredes de cemento. Necesitaba encontrar una manera de escapar…

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando un hombre entró en la habitación, se sentó en una solitaria silla y comenzó a hablar tranquilamente con ella.

— Ok, Tittigirl, parece que estás ya despierta. ¿Lista para otra sesión?

¿Otra sesión? ¿Qué quería decir con eso? Acababa de despertarse en ese lugar y… su cabeza le dolía ahora aun más si cabe. Lanzó un grito a través de su mordaza, pero sonó bastante patético. Una sonrisa se dibujó en el rostro del hombre y éste continuó hablando lentamente… hipnóticamente…

— ¡Por supuesto que no lo recuerdas! En realidad, llevas aquí varias semanas y estás progresando muy, muy bien.

No… no podía estar diciendo la verdad… La cabeza le dolía tanto… Algo en la voz del hombre sonaba familiar. Casi reconfortante… ¡No! ¡Ese hijo de puta la mantenía prisionera y haciéndole sabe Dios qué cosas! Iba a matar a ese jodido bastardo. ¡Vaya si lo haría!

— ¿Te acuerdas de tus mantras? No te preocupes, yo te los recordaré.

¿De qué diablos estaba hablando?

— Eres una puta tonta. Existes sólo para atender pollas. Tu propósito es aliviar el estrés de nuestros empleados. Amas las pollas, pero no puedes correrte a menos que te lo indiquen. Repítelo.

Sus palabras eran repugnantes… perversas… y, sin embargo, penetraban en su mente. Se aferraban a ella, girando en su mente y repitiéndose como un eco de forma incontrolable. El hombre le quitó la mordaza y ella se dispuso a insultarlo con fuerza… pero las palabras de rebeldía simplemente desaparecieron de su mente. Solo acudían a ella las palabras que se habían aferrado a su mente… sólo las palabras que giraban en su cabeza… era lo único en lo que podía concentrarse. Él le había ordenado repetirlas… ella debía obedecer…

— Soy una puta tonta…

¿Por qué se movían sus labios sin control? Las palabras fluían como si las hubiese repetido muchas veces con anterioridad. Trató de recordar… pero el dolor de cabeza empeoró. Lo único que podía hacer era repetir las palabras… aprenderlas…

— Existo solo para atender pollas…

Ella solo existía para atender pollas… ¡No! ¿Cómo podía estar pensando en eso? Ella sabía que no era… ¡Nnnnghh… dolía tanto! Sabía que estaban haciéndola decir eso… querían que dijese que solo existía para atender pollas… ella sólo existía para atender pollas…

— Mi propósito es aliviar el estrés de nuestros empleados…

Todo lo que estaba diciendo era tan… incorrec… tan… tan… No podía concentrarse. Su mente estaba totalmente nublada. Nada de lo que intentaba funcionaba, sus pensamientos parecían alejarse por completo de ella. Imágenes de los hombres a los que tenía que servir invadían su mente. Lo sentía tan real… como si fuesen… recuerdos…

— Amo las pollas…

¿Era baba lo que caía de su boca? Sintió como goteaba sobre su pecho. Debía parecer una… una puta tonta. “Soy una puta tonta…” realmente deseaba una polla. Su mandíbula le dolía mientras hablaba, necesitaba que, de nuevo, sus labios se ciñesen alrededor de una gruesa polla… ¿de nuevo? Las imágenes de ella chupando vergas de hombres… guardias… ella los atendía… Era su propósito… Cuanto más lo aceptaba, menos le dolía la cabeza. Su mente estaba más… vacía… Se sentía tan bien…

— No puedo correrme a menos que me lo indiquen…

No. No podía… aunque estaba tan caliente… ¿Cuándo había sucedido eso? ¿Cuándo empezó a mojarse el suelo bajo ella? Se estaba retorciendo entre sus ataduras, con las mejillas encendidas y más pensamientos de succiones y pollas llenando su cabeza. Necesitaba desesperadamente aquellas pollas y quería correrse, aunque no podía… lo único que podía hacer era suplicar, mendigar y gemir.

— Ya ves, no es tan difícil. Me acuerdo todavía de la primera vez, como nos pedías que te dejásemos follar, hasta que al final te tuvimos que dar tu dosis.

— Deja… deja que te folle… por favor… déjame… follar…

— Jejeje… dentro de poco Tittigirl. Antes hay algunos empleados que desean usarte. Algunos quedaron muy satisfechos contigo la última vez, así que tal vez hoy te permitan correrte.

Tittigirl se retorció mientras recordaba como había follado con tantos chicos. Todas aquellas borrosas imágenes se concretaron en una única instantánea suya, caliente y chorreante mientras chupaba, follaba y movía todo su cuerpo contra todas aquellas pollas palpitantes. El hombre la desató y ella se arrastró hacia la puerta, por donde los hombres iban entrando, con la lengua fuera y la boca y el coño babeantes, con la mirada fija en aquellas entrepiernas.

Con el tiempo ya no fue necesaria la droga para conseguir este resultado. Los efectos de la misma en su mente se hicieron, cada vez, más y más permanentes hasta que perdió completamente su cordura y se convirtió, solamente, en un conjunto de estrechos agujeros con los que los muchachos podían aliviar sus necesidades.