Historias verdaderas

La historia de la Señora Laura y su abuso.

Psicolocuxxx

Esta es la primera vez que escribo algo así, y no siento que sea lo mejor, pero algo dentro de mí me impulsa a hacerlo, ese pequeño gusanito llamado morbo es el que me dice que escriba algunas de las historias totalmente reales que he escuchado.

Me presento con ustedes, mi nombre no importa, solo baste decir que tengo 20 años de experiencia en el terreno de la terapia de pareja, o terapia sexual y que a lo largo de este tiempo he escuchado infinidad de historias de todo tipo: Infidelidad, abuso, intercambios, violaciones, incesto etc. y hoy quiero compartir alguna. Quiero decirles que estas historias son reales todas, claro que voy a aderezarlas con algunas palabras mas o menos para hacerlas atractivas, pues algunas me las confiaron muy escuetamente, o con mucho dolor, y algunas mas, aun que pocas, con gozo. Dentro de este andar por las confesiones humanas, he logrado darme cuenta que soy vouyerista, fetichista así que probablemente algunas historias lleven este sello y repito, algún toque personal, pero la esencia de todas ellas, es real. Las contaré como a mí me las han contado, en 1ª persona.

La primera historia es la de una Señora llamada Laura, ella tiene ya algunos años actualmente, pero de joven era muy guapa. En el año de 1975, la señora Laura contaba con 17 años y se considera que fue abusada, y a pesar de que esto no es por lo que viene, cuando lo mencionó la fui llevando a que me contara con los detalles mas importantes su experiencia.

Cuenta mi buen amiga, que cuando era una jovencita su mama tenía que trabajar de enfermera, y al ser divorciada y ella su única hija, tenía que pasar mucho tiempo sola en un departamento que rentaban allá en el DF. Casi siempre estaba sola de las 2 de la tarde que regresaba de la escuela, hasta las 10 de la noche que llegaba su madre, y solo le hablaban a un vecino que estaba enfrente de su departamento, un viejo de 45 años, pelón, pero muy fuerte para su edad, ya que el tipo se la pasaba todas las mañanas en el Gym. Su trato solo era de saludo y algún favor ocasional de ambas partes y ya.

Un día Laurita regresó del colegió sedienta por el calor tan terrible que asolaba a la capital, lo único que anhelaba era refrescarse un poco pero... ¡sorpresa! Mamá había olvidado comprar el garrafón del agua y no había una sola gota en casa. Busco por toda la casa y no encontró como mitigar su sed, así que trato de esperar a que regresara el agua, pero a las 6 de la tarde todavía no sucedía, ella tenía dinero, pero su mama, una mujer de carácter fuerte y muy castrante, le tenía prohibidísimo salir sola de casa, así que la única solución que se le ocurrió fue salir y pedirle un poco al vecino. Lo pensó mucho, ero al fin se decidió. Cuando toco la puerta con su vasito de cristal en la mano, se sentía muy nerviosa, finalmente el tipo abrió la puerta y escucho su petición.

–Claro que si nena, pásate-

-No señor, aquí lo espero-

-No como crees, pásate y te la doy adentro-

-No de verdad, lo espero aquí, mamá se va a enojar si entro-

-Tu mama no tiene que saberlo, y si no entras, no te la doy-

Un poco contrariada se fue y cerro su puerta, pero a las 7 de la noche ya no aguantaba la sed y además no había indicios de que llegara el agua. Así que decidí ir otra vez con el vecino, y esta vez si paso.

-Así que te decidiste verdad? Pásale, no le diré nada a tu mamá... la quieres con hielo?

-Si por favor... -

Cuando pasó, se quedo helada, y no por el agua, pues el tipo estaba sirviéndosela en la cocina. Pero en la tele estaba algo que la conmovió de pies a cabeza... Una película pornográfica. Laura era una niña muy limpia a sus 17 años, pero las platicas con sus amiguitas habían despertado su curiosidad a temprana edad, en algunas noches sus dedos traviesos habían buscado su entrepierna, dándole un poco de alegría, pero nada mas, su inexperiencia le impedía satisfacerse completamente y sus complejos de culpa no le permitían las repeticiones constantes para lograr la perfección, así que todo se limitaba a sus toqueteos torpes y las charlas con sus amigas que despertaban su imaginación y fantasía.

-Te gustan las películas?... pásale, si quieres verla quédate un rato-

No sé... ya es tarde-

-Como quieras, si quieres quédate en la puerta y cuando oigas que viene mamá te vas-

-Eesta bien-

Laura no recuerda cuanto tiempo estuvo ahí parada, debe haber sido como una hora, pero lo que nunca olvidará son los jadeos de la Rubia siendo penetrada por alguien que en su ingenuidad ella le dio el papel de esposo.

-Cuándo quieras puedes venir a verlas, tengo varias, de acuerdo?-

Fueron las palabras de despedida del sujeto.

Esa noche Laura no pudo dormir, se toco como nunca, pero con los mismos nulos resultados, solo sentía rico, pero no terminaba. Todo ese fin de semana que mama estuvo con ella no pudo apartar de su cabeza las imagines, y el lunes al regresar de la escuela, solo dejo sus cosas y fue con el vecino otra vez.

-Pásale, te estaba esperando- Y la sentó en el sillón, esa tarde y varias mas Laurita fue al departamento del tipo y se la paso viendo películas, el tipo nunca intento nada en esas, cree ella, dos semanas, pero un lunes el le dijo:

-Oye preciosa, tu vienes y te diviertes, pero y yo?? Que te parece si te desnudas para que yo te vea y así nos divertimos los dos he? Puedes sentarte en el sillón y masturbarte si quieres, yo solo te vería, que te parece?-

Laurita se sintió ofendida y de inmediato se salió azotando la puerta. Pasaron los días, y la mente de Laurita era un caos, su cuerpo le pedía una satisfacción que sus infantiles dedos no le daban, y su mente añoraba esas imágenes que le habías despertado la mente. Finalmente accedió y se presentó ante el individuo aquel.

-De modo que te decidiste... pásale y... desnúdate.

Laurita sintió mucha pena, pero su deseo era muy fuerte, así que pasó y se quedó a mitad del camino con sus manos juntitas y su carita mirando el suelo

-Te desnudas... o te vas?

-Esta bien- Lentamente llevó sus manos hacía atrás para desabrochar su vestidito. Era uno blanco, casi infantil, de mangas abombadas y un moñito atrás. Lo desabrocho y lo dejó caer. El cuerpo de Laurita, según cuenta ella, a esa edad ya estaba muy desarrollado. Según me cuenta, ya sus pechos eran totalmente redondos y su cadera ya tenía forma, además su trasero estaba bien formado ya, así que cuando cayó al suelo su vestidito se sintió muy apenada. Se quedó en su ropita interior tratando de que el tipo le permitiera quedarse así, cuando le pregunte que traía abajo, lo recordó bien: "Un bra rosita, y un calzoncito azúl"

-Toda- Dijo el tipo y se desabrocho su bra, saltando sus pechos redondos y erectos por los nervios y tímidamente bajo su calzoncito y lo deslizó por sus piernas. Su coñito, según me lo describe ella, era casi peloncito, pero una suave pelusita se asomaba y lo ensombrecía un poco, pero muy poco. Se fue a sentar y pasó así toda la tarde, sin que el tipo intentara algo, esa tarde y varias mas.

Una tarde que estaba sentada viendo como un negro enorme desfloraba por atrás a una mujer, el viejo le paso el brazo por su espalda para tomarle un pecho y comenzó a besarle el otro así nada mas, sin avisarle nada.

-Noooo déjeme por favor... no¡- Dijo ella y trató de apartarlo empujándolo por el pecho Pero el tipo le dio dos o tres chupadas en sus pechos antes de bajar su mano y pasarlo por en medio de sus piernas, su reacción la desconcertó, pues en lugar de apretar las piernas, las abrió para que el viejo la acariciara mejor. Le toco todo el conejo, se lo apretó y le paso un dedo por su rajita y ella solo emitió un pequeño gemido cuando el tipo chocó con su himen intacto...

–Oouhhmmm-

-Quintito eh?- Esta frase no la entendió la pequeña Laura hasta muchos años después.

Después el viejo se bajo, le abrió las piernas y hundió su rostro en medio de ellas para comerle su pequeño bollo.

-¿Queee haceeee... mmmhhh... mmmmhhhhaaasssss... maaassssss... no paree por favooor-

El tipo le succionó el conejo de tal forma que por fin Laurita saboreó las mieles de un orgasmo y se convirtió en una mujer.

-Hayyy señor... que me hizooo?-

-Lo mismo que tu vas a hacerme ahora... a ver putita... comete esto-

Y le puso su tronco a unos centímetros de la boca. Laurita solo cerró sus ojos y abrió su boquita, según sus propias palabras "por primera vez sentí el poder de una verga en mi boca"

-Aahhh que ricos labios tiene la putita-

Así la tuvo un pequeño rato y después se la retiró de su boca.

-Haber pequeña, ahora quiero que me des las nalgas-

Laurita no contestó, pero recuerda que pensó, que en el estado en que se encontraba, era capaz de darle la vida si se la pedía. Así que cuando le dijo que se pusiera como una perrita, Laurita ni chisto. Sintió como el tipo le ponía un poco de crema en su horto y después oyó como el tipo se puso en su pene también. Ella permaneció nerviosa con su rostro entre sus brazos, cuando sintió el primer contacto de un pene en su, hasta ese día, delicado anito. Cuando el tipo le dio el primer empujón, Laurita sintió que se le salían los ojos del dolor.

-Haaayyyyy nooooo... yaaa no quiero... saquéelo por favor, saquelooo¡¡¡¡-

Quiso correr, pero el tipo la tenía bien agarrada de los hombros y no la dejo ir

-Por favvvorrr... saquemeloooo-

Laurita recuerda que se la metió toda de tres empujones, uno para la cabeza, otro que no sabe hasta donde y el tercero, cuando sintió que las bolas del tipo, golpearon su almejita. Recuerda que comenzó a llorar, pero después de unos cuantos mete y saca y cuando su culo se amoldo a su cruel invasor, comenzó a gozarlo.

-Haayyyyy buuu buu... no se maloooo sniff saquemelooooo...bbuu sniff mmmmhhhh haaayyyy buuu buuu mmmhggg que dolor.... mhhh que riiicoooo mhhhh masss señor... no pare señoorrrr masssss-

-Te gusta bebe?

-Sssiiii... siiii señor-

-Ok niña buena, no le vas a decir nada a mama, verdad?

-Nooo señor... se lo prometoooo... no le digo nada... pero deme mas-

Y así perdió la inocencia la buena Laurita. El tipo nunca la desvirginó por adelante, tal vez para no tener problemas, pero durante dos años Laurita fue visitante asidua del tipo aquel, según su relato, tiempo en el que lo hicieron de mil formas, pero siempre por el culo. Dice Laura que a veces solo entraba y no la desnudaba, la ponía empinada sobre la mesa, le subía el vestido o la falda, y le bajaba el calzón o se lo hacía a un lado y le daba por atrás ahí mismo, otras veces si se desnudaban y se pasaban horas haciendo el 69, o solo la sentaba sobre de el para que ella viera la televisión mientras el la penetraba. La historia termina cuando a la mama de Laura le entregan su casa del Infonavit y se cambian de ahí. Si les queda curiosidad, Laurita es desquintada a los 27, por un novio que aprovecho la ocasión una tarde en casa de ella, después de intensos manoseos. Laurita vive una vida sexual plena, y recurre a un psicólogo para aliviar unos problemas de depresión, de los que esta saliendo muy rápidamente.

Bueno amigos, me despido, espero que les haya gustado y pronto seguiremos con otras historias.