Historias - La regata

Relatos reales de mi vida.

Fin de Semana en Palma.- sábado, la regata:

Acababa de llegar a Palma, era final de Junio, viernes muy tarde y estaba súper cansado después de una semana de trabajo duro. Las cosas habían salido bien, pero durante la semana no había tenido tiempo de tener ningún revolcón, ni siquiera una buena paja.

Tardé 20 minutos en llegar desde el aeropuerto al club. Deje el taxi y me subí al barco. Mi camarote estaba a una buena temperatura ya que este año aun no había fallado el aire acondicionado. Se me caían los parpados y realmente no estaba para iniciar ningún tipo de caza esa noche. Intuía que de un momento a otro me quedaría totalmente dormido.

Mi actual novia estaba con sus padres a tropecientos mil kilómetros; mis amigas, todas en Madrid; mis conocidas de Palma, a esa horas con sus novios, ligues o tomando copas en algún lugar de la isla. Mejor dormir.

Bueno, tampoco pasaba nada por estar una semana sin ningún tipo de juego erótico-festivo y mañana seria otro día. Con ese pensamiento me metí entre las sabanas y en ese momento me llego un mensaje. Era muy corto: "Si estás despierto llámanos" el teléfono era el de Carmen mujer de Luís. Los dos eran amigos míos, andaluces y con muy buena pinta los dos. Los había conocido el año pasado en una regata del Club. Eran unos diez años más jóvenes que yo, simpáticos, de buen ver y Carmen con unas tetas y un culo de sambera de concurso. Les llame y me contaron que se habían comprado un barco nuevo, que mañana había una regata en un puerto cercano, que se habían inscrito y que por favor si no me importaba ir con ellos. Si pensarlo les dije que si. Según quedaba para las nueve de la mañana con ellos en el puerto de salida me quedé dormido.

A las nueve de la mañana ya estaba junto a su barco. Me había costado un triunfo levantarme, aunque el resto era fácil, ya que mi marinero me llevo en coche los 35 kilómetros hasta el puerto donde me esperaban.

El nombre del barco correspondía a un velero de 18 metros con muy buen aspecto. No se veía a nadie en la cubierta, así que salte a bordo para dejar dentro mi bolsa con mi equipo. Al entrar, diciendo un "buenos días a todos", la voz de Carmen pregunto si era yo. Le conteste que si y baje hacia el interior para intentar cambiarme. Mientras bajaba, Carmen me contaba que Luis estaba en las oficinas de la Regata terminando el papeleo y que ella estaba terminando de darse una ducha. Yo ya con anterioridad le había visto las tetas a Carmen y solo pensar en ellas me estaba poniendo a tono. Sin más, le dije que iba a curiosear el barco y después de un "por supuesto", comencé a abrir todas las puertas. Por el ruido, ya sabia donde se estaba duchando, así que esperé hasta que la ducha dejo de sonar y en ese mismo momento abrí la puerta del baño. El espectáculo había merecido la pena del madrugón. Carmen ni se inmutó. Yo si. Que cuerpo, debía de tener una talla 90. Los pezones superendurecidos estaban caídos hacia arriba, y el agua aun le corría desde las dos tetazas hacia la cintura, bajaba por un vientre plano y se escurría entre las piernas por encima de minusculo triangulo de pelo rubio que estaba como pintado en el Pubis. Estaba tan cerca que no vi casi nada más. Me pareció que tenía un conejo pequeño, con los labios hacia dentro, marcando una línea un poco sonrosada. No se le notaba línea del moreno, lo cual es un buen síntoma. Otros buenos días mutuos, dos besos en las mejillas y ya estaba Carmen secándose con una toalla. Como buen amigo le ofrecí un poco de ayuda para secarle la espalda, a lo que ella me contesto pasándome un frasco de crema y un "extiéndeme un poco". Después de unos minutos de frote y de darle un poco de crema y masaje hasta los dos esplendidos globos en donde terminaba su espalda, con mi aparato estallando en los boxer y el pantalón, le propuse que se tumbara en una litera para poder masajearla un poco mejor. Sin hacerse de rogar, Carmen se tumbo boca abajo en la litera del salón con una toalla enrollada a la cintura, yo me arrodille y después de desliarle la toalla, comencé un suave masaje desde los tobillos hacia los muslos. No salía de mi asombro. Carmen, una mujer a la que consideraba inaccesible, estaba entre mis manos, y por lo que oía y olía (tengo un olfato fuera de lo normal para ciertas "esencias"), muy cercana al comienzo de un orgasmo. Cambie la crema por un poco de aceite y le separe un poco las piernas. Subí mis manos hasta sus muslos atléticos morenos de mar y sol y los masajee en círculos hundiendo un poco los dedos. Pasé a su hermoso culo y a los cinco minutos le deslice suavemente los dedos entre las dos maravillas que remataban sus muslos. Después de un poquito de aceite entre sus dos globos, comencé a abrírselos por un procedimiento que nunca falla. Simplemente deslizaba un dedo profundizando cada vez un poco más. A la segunda vez, fue ella la que abrió un poco los muslos, permitiendo a mi dedo deslizarse hasta llegar a tocarle suavemente, un simple roce, el agujero posterior. Yo ya notaba la punta de mi polla húmeda y tratando de romper todo lo rompible para poder salir. En ese momento oímos la llegada de Luís, con lo que mi diversión se terminó. Carmen se tapó, se levantó, se fue a su camarote y Luís entró dentro del barco. Tras otros buenos días y una somera explicación de la regata por parte de Luis, salio Carmen con un pantaloncito corto y un top donde se le escapaban sus atributos. Yo disimulaba como podía el bulto de mi pantalón y no me creía lo que escuchaba cuando Carmen le contaba a su marido que yo tenia unas manos maravillosas para dar crema y masajes en la espalda y aun menos cuando Luís le contesta que si lo sabe, llega un poco antes para tratar de aprender, pues el era un poco mañazas para esos menesteres.

No fuimos a desayunar al bar donde estaban casi todos los regatistas, y a esperar al viento que a esas horas aun ni se notaba. Cuando llegamos todas las miradas se volvían al paso de Carmen.

Durante el desayuno, la conversación daba vueltas a los temas de la regata y aproveche el momento para fijarme en Carmen y en su marido. Yo tenía suficiente experiencia en situaciones de todo tipo pero en este caso no sabía que opinar. Ya había estado anteriormente con alguna pareja, y en esas condiciones soy bi, pero se me escapaba que estaba pasando hoy. Bueno ya veríamos.

A las once no había nada de viento, así que la regata se aplazaba. A las doce nos fuimos al barco, largamos amarras y a motor nos acercamos a la línea de salida. El Sol comenzó a pegar fuerte, así que nos quedamos en bermudas y sin camisa. Carmen estaba radiante, se le notaban los pezones duros debajo del top, y empezó notarse en la cubierta la energía que yo ya conocía de otras ocasiones similares. A pesar de todo, la situación era un poco complicada, ya que yo no tenia suficiente confianza con ellos y no sabia que podía pasar con Luís.

A la una, seguíamos sin viento bajo un Sol de justicia, momento en el que les propuse a mis dos acalorados amigos que nos dejáramos de malos rollos y nos pusiéramos a navegar de vuelta a Palma y pasábamos de la regata. Hasta Palma teníamos como mínimo cuatro horas de navegación. Aceptaron de inmediato, así que llamamos por radio al comité de regatas, comunicamos que nos retirábamos y pusimos el piloto automático rumbo a Palma. Diez minutos más tarde, Carmen propuso parar para darnos un baño. Paramos el motor, dejamos el barco al pairo y rápidamente pusimos la escalerilla de baño; Luís se despeloto tirándose al agua, Carmen lo imitó, y yo los seguí. Después de cinco minutos chapoteando, nos subimos, ya que el barco, aunque a motor parado, alejaba de nosotros por la corriente.

Nos pusimos cada uno una toalla de pareo, Carmen con sus atributos la aire, pusimos de nuevo el motor y el piloto automático y abrimos una botella fría de champán.

El barco iba solo, el champán estaba exquisito y yo no podía apartar la mirada de las tetas de Carmen que estaba a mi lado sentada en la bañera. De pronto, otra vez mi súper olfato, empecé a oler claramente el coño de Carmen, con lo que me empezó otra vez una erección tremebunda. Estábamos en silencio y sabía que tenía que pasar algo, no sabia si bueno o malo, pero algo tenía que pasar.

De pronto Carmen, "Oye José, porque no me das otro masaje como el de antes y le enseñas a tu amigo Luís como se hacen esas cosas". Mire a Luís a los ojos, buscando su aprobación, mientras le decía a Carmen un "de acuerdo". En un minuto Carmen estaba tumbada boca abajo en la cubierta encima de una colchoneta con una toalla a la cintura mirando hacia su marido que estaba sentado a medio metro suyo y yo arrodillado con un frasco de aceite en la mano. Le quité hacia los lados la toalla, le abrí un poco las piernas y comencé a masajearle los pies, sin quitarle la vista a Luís de encima por si acaso. Al minuto mi polla estaba que estallaba, Carmen hacia esfuerzos para que no le notáramos el comienzo de su excitación y el olor de su coño ya se notaba a distancia. Luís estaba empezando a tener un bulto debajo de la toalla pero no se movía. Suave, pero firmemente, masajeaba dedo a dedo los pies de Carmen y en un momento me metí uno de sus dedos en la boca. Carmen gimió casi en un susurro y abrió un poco más las piernas, por lo que pude ver su sexo completamente depilado y que estaba brillante y húmedo. Pase un dedo con aceite muy suavemente por el orifico posterior y en ese momento ya no pudo evitar un gemido muy suave y un pequeño respingo. El bulto de Luís era ya casi tan grande como el mío y aquello ya parecía sin retorno.

Yo sabia que lo que ocurriera en los próximos 30 segundos decidiría la situación, así que sin más, dije:" Luís, acércate que para aprender esto hay que seguirlo de cerca".

Luís se levanto, momento en el que la toalla se deslizó y le dejo al descubierto una polla en ristre de unos 18 centímetros de larga y doce o trece de circunferencia. La mía estaba igual. Luís y yo solos muy parecidos físicamente. De compresión fuerte sin exagerar, producto de horas y horas de deporte. Carmen, al ver a su marido, se rió y abrió un poco más las piernas. Yo en ese momento ya tenía un dedo completamente mojado en aceite forzando el esfínter de su culo. Luís se acercaba con la polla en presente si apartar los ojos del culo de su mujer. Al presionar, mi dedo se introdujo hasta el final, Carmen relajo el esfínter, comenzó a mover en círculos la pelvis y a gemir. Luís llego a nuestra altura, momento el cual yo aproveche para coger su polla y tirar de el hacia abajo para ponerlo de rodillas. Siempre que toco una polla me recorre una descarga eléctrica. No soy gay. Lo mío es puro sexo.

Luís se sorprendió pero no se retiró y Carmen estaba ya en el comienzo de su orgasmo y ni se enteró. Yo empezaba a comenzar a sentirme bien. Solté un momento a Luís y me quiete la toalla, con lo que mi polla empezó a hacer competencia visual a la de Luís. En ese momento Carme comenzó a correrse, y giro un poco la cabeza para poder ver que estaba pasando. Yo tenía un dedo dentro de su culo y con la otra mano había comenzado a pajear a su marido. Luís estaba indeciso. De pronto, Carmen comenzó a gritar "Me corro, más, más……." La polla de Luís estaba dura y la mía, aunque abandonada, como el acero. Yo notaba como Luís estaba a punto, pero aun no podía permitir que se corriera, ya que eso podía terminar con la fiesta, así que le solté la polla y dije, "Carmen, cómesela a Luís", con lo que al segundo, Carmen incorporo la cabeza y glotonamente se metió toda la polla de su marido en la boca, mientras se la sujetaba con la mano. Carmen comenzó a bombeársela, y cada vez que la sacaba un poco de la boca le mordía en el prepucio para inmediatamente después volver a tragársela casi entera. El espectáculo era fascinante. Luís no pronunciaba palabra y cerraba un poco los ojos. En ese momento Carmen termino de correrse convulsivamente, así que aproveche para sacar el dedo de su culo, abrirle un poco más las piernas, colocarme entre sus muslos, apoyar la cabeza de mi polla en la entrada de su coño y tirar hacia arriba de sus caderas para de esa manera ponerla de rodillas, momento en el cual entro la polla hasta dentro de su chorreante conejo. Carmen no soltó la polla de Luís ni un solo instante, con lo cual Luis y yo quedamos cara a cara, el con su polla en la boca de su mujer y yo con la mía en su coño. Los dos comenzamos un movimiento conjunto. El coño de Carmen estaba totalmente húmedo, chorreando líquidos y ya estaba corriéndose de nuevo. Empezó a gritar "Me corro, me corro; mas fuerte cabrones……". Yo mire a Luís y di por sentado que ya no había marcha atrás, así que comencé un movimiento mas rápido, notando como mi polla entraba hasta el fondo en la panocha de Carmen. Mi pelvis golpeaba el culo de Carmen y ya descontrolado volví a mirar a Luis a la cara, baje la cabeza y comencé a mordisquearle los pezones. Luís dio un respingo y se separo, yo solté las caderas de Carmen y le cogí por los brazos sujetándole mientras le mordía los pezones de nuevo, esta vez con ganas. De inmediato, Luís comenzó a gemir a la vez que Carmen y de pronto los dos se corrieron. A Carmen no se le escapo nada, tragándose hasta la última gota de leche de su marido. Luís se separó y aparto la mirada visiblemente confuso. Carmen ni se inmuto y termino de correrse sin separar su culo ni un milímetro de mí. Yo estaba a cien pero no quería correrme aun. Me separe de Carmen, y le dije a Luis que nos tumbáramos los tres juntos, Carmen en medio. Carmen estaba aun excitada y yo también. Para que no hubiera dudas, tire un poco de la cabeza de Carmen y le metí la lengua en la boca, que aun tenia sabor a la leche de Luís, lo que me hizo subir un par de grados mas en mi calentura.. Luís ponía unas caras un poco raras, así que había llegado el momento de hablar. No me dio tiempo.

En cuanto le deje libre la boca, Carmen, primero miro a su marido y después empezó,"Luis, no pongas esas caras, esto ya la habíamos hablado muchas veces y ha pasado, así que goza y disfruta."

Bueno, parecía sencillo. Por lo que parecía, Carmen sabia lo que quería y Luis tenia un poco de lo que habían fantaseado durante no se cuanto tiempo. Yo solo pregunté si era la primera vez y me contestaron que si. De Carmen no me lo creí, aunque parecía que Luis no mentía y era su primera vez con otro tío. Buena fiesta a la vista.

Pregunte a Carmen si le importaba ponernos algo para comer viendo la forma de poder quedarme cinco minutos a solas con Luis. Mientras Carmen preparaba algo dentro del barco, Luis y yo nos incorporamos y aun en pelota picada, nos sentamos en la toalla frente a frente. Lo primero que le comente a Luis que no se preocupara, lo que había pasado era un asunto que quedaría solo entre nosotros tres y que el podía cortar la situación en cualquier momento. Sin dejarle hablar, continué diciéndole que me había dado cuenta de la sensibilidad de sus pezones, ya que casi al mismo tiempo que unos minutos antes había comenzado a mordérselos, se había pegado la gran corrida dentro de la boca de su mujer. Así que de forma directa y clara, le dije que no perdiera la ocasión, a la vez que empecé a pasarle los dedos por los pezones, primero muy suavemente, y en cuanto diez segundos mas tarde se le pusieron duros, cambie a cojéeselos con dos dedos pellizcando un poco fuerte. La reacción fue inmediata. Su polla empezó a crecer y el a gemir. A la vez, su cara cambió, y se distendió completamente. Yo no tenia claro que podía pasar si Carmen aparecía en esos momentos, ya que en todos los tríos tengo siempre un cuidado especial en no empezar nada con uno de los de la pareja estable sin que esté presente el otro. Pero no podía perder el tiempo, necesitaba a Luis a tope para que no se echara atrás. Me incorpore, le empuje hacia atrás y metí uno de sus pezones en la boca mientras que con una mano le acariciaba la polla. Lo mordí con fruición y empezó a gritar. La polla le había crecido de nuevo a tope, pero me separe y le dije que esperáramos a Carmen.

Justo a tiempo. En ese momento, Carmen subía con una bandeja con otras tres copas, otra botella de champán fría y tres bocadillos en un plato. La vista era espectacular. Carmen, cuerpo de ensueño con unas tetas de página central de revista, un coño depilado salvo un pequeño triangulo por encima de su clítoris, y unos labios aun no demasiado abiertos hacia fuera. El olor de su conejo a hembra en celo nos inundó de inmediato. No le sobraba ni un gramo de grasa y no tenia marcas de biquini en ninguna parte de su cuerpo. Luis y yo tampoco estamos mal. En esos momentos los dos teníamos una erección de caballo, éramos los dos musculosos sin exageración, tampoco se nos notaba la marca del traje de baño, y teníamos medio depilado nuestros pubis y glúteos.

La sonrisa de Carmen se acentuó al preguntarnos que habíamos estado haciendo para estar así, y yo le conteste que echándola de menos.

Ya eran las tres y llevamos horas al Sol, así que nos sentamos bajo el toldo, llenamos las copas y comimos los bocadillos sin dejar de mirarnos y sonreírnos. De pronto ya éramos como conocidos de toda la vida. La conversación pronto caminó hacia el tema principal, y rápidamente la pregunta de Carmen fue que era lo que mas le gustaba a cada uno. Carmen añadió, muy primitiva, que a ella le gustaba todo. Yo no tenía muchas ganas de entrar en una conversación filosófica sobre que significaba aquello, así que rápidamente dije que a su marido y a mí, una de las cosas que más nos gustaba era que nos mordieran los pezones, evidentemente con dos bocas diferentes. Carmen dijo que eso sería yo, porque que ella supiera, su marido nunca había tenido esa experiencia. Como el movimiento se demuestra andando, volví a empujar a Luis, que ya sabía lo que le iba a pasar, y le dije a Carmen que hiciera lo mismo que yo. A los cinco segundos, Luis estaba en el quito cielo. Sus pezones, como piedras, estaban siendo destrozados por los dientes de Carmen, el izquierdo y los míos, el derecho. Su polla estaba aun mas dura que sus pezones. En un momento, los jadeos de Luis se escuchaban a diez millas de nosotros y Carmen y yo solo le soltábamos los pezones para meternos mutuamente las lenguas en nuestras bocas. El olor del chocho de Carmen subía desde sus muslos hasta mi cara y de un momento a otro Luis volvería a correrse y eso de momento no podíamos consentirlo, así que paramos un momento para cambiar de posturas.

Carmen se puso a cuatro patas sobre Luis y comenzaron un frenético 69. Carmen chupaba la polla de Luis como una posesa y Luis le mordía los labios del coño, pasando cuando podía la lengua desde el botón hasta esa zona tan sensible entre los dos agujeros. Yo me situé detrás de Carmen y como pude, comencé a pasarle la lengua por el agujero posterior. Otra vez la sacudida y los temblores de Carmen indicaban lo que la iba a pasar en pocos minutos. Como tenía las manos desocupadas, comencé a pellizcar de nuevo los pezones a Luis que empezó a berrear de nuevo soltando el coño de Carmen que a su vez soltó la polla de Luis y comenzó a decir que necesitaba una polla. Yo no me hice de rogar y de nuevo se la clave en el coño hasta el fondo. Durante diez segundos Carmen se calló. Al undécimo segundo comenzó a gritar casi tanto como su marido. A los 30 segundos tuvo un orgasmo que hacia difícil hasta el mantenerme dentro. Luis, debajo de Carmen, gritaba "Dale mas fuerte a esa puta. Follatela fuerte…."y pasaba rápidamente a lamerle el boton Yo no soltaba los pezones de Luis y seguía dándole como un salvaje al coño de Carmen. De pronto, Carmen grito que se corría y después se quedo quieta. Los tres nos paramos. Estábamos empapados en sudor y con 140 pulsaciones.

El barco estaba en ese momento a la altura de una cala muy conocida y el trafico de otros barcos era ya importante, por lo que propuse un pequeño descaso, ir hacia la cala, echar el ancla y terminar dentro en un camarote.

Tardamos quince minutos en ponernos un pareo, llegar y fondear. Bajamos al camarote principal dejando los pareos en el camino. Al pasar al camarote, lo primero que vi fue en un estante algunos libros ya conocidos por mí y que tenían una fuerte dosis de sexo duro. En ese momento la mirada de Carmen y la mía recruzaron y me sonrió. Tome nota mental y al segundo estábamos los tres de rodillas metiéndonos las lenguas hasta la campanilla. La polla de Luis y la mía estaban ya a reventar. Y Carmen no paraba de tener multiorgasmos pequeños pero continuos. Nos comía la boca a Luis o a mí para tirar del otro hasta que nuestras lenguas estaban las tres juntas. En esos momentos se separaba un poco, para ver como su marido y yo nos morreábamos y tenía otro pequeño orgasmo.

Luis estaba a 100 y estaba claro que no le importaba nada que no fuera follar, por lo que tome de nuevo la iniciativa. Empuje la cabeza de Luis hacia mi pezón derecho y tire un poco de Carmen hacia el izquierdo. Ahora el que estaba en la gloria era yo. Luis no lo hacia demasiado bien, pero Carmen era toda una experta. Le tendría que preguntar como sabia tanto. .A los cinco minutos empuje de nuevo la cabeza de los dos hacia abajo hasta que sus bocas encontraron mi polla. Luis tuvo una pequeña vacilación, pero solo duro una fracción de segundo y abriendo la boca se trago los 18 centímetros de mi polla. Succionaba perfecto y Carmen, al encontrarse sin tarea, se puso detrás de su marido, le abrió las piernas y comenzó a pasarle la lengua por el culo. Saco un frasco de vaselina, se unto un dedo y se lo metió a Luis hasta dentro. Yo me deje caer hacia atrás. Otros cinco minutos más tarde, los dedos eran dos, y Luis no podía quejarse porque su boca estaba ocupada con mi polla y yo le tenía sujeto por la nuca. De pronto, Carmen me sorprendió otra vez "José, quiero que te folles a Luis". Luis no dijo nada. Carmen y yo nos cambiamos de sitio, Luis empezó a comerle el coño y yo me puse un poco de vaselina en la punta de mi polla. Por experiencia propia, sabia que una vez que pasara el glande, estaría todo perfecto. Apoye la punta en el ano de Luis y sin mucho miramiento empuje. Luis quiso apartarse, pero Carmen se lo impidió sujetándole la cabeza; otro empujón y la vaselina hizo su función y entró media polla. Me pare un momento para ver la reacción de Luis pero Luis ya estaba completamente dispuesto, así que volví a empujar y entró hasta el final, momento en el que Luis grito de dolor "Me estas rompiendo el culo, cabrón" y yo le conteste "Como a una puta, Calla y aguanta". Momentos después comencé a moverme lentamente. Luis aun protestaba. De pronto se callo y empezó a gemir lentamente. En ese momento aumente la fuerza del movimiento y empecé un mete y saca cada vez mas salvaje. No quería que se corriera, así que cuando considere que estaba casi apunto me salí. Luis protesto, pero yo no estaba para muchos miramientos en ese momento, le aparte y se la clave a Carmen quien inmediatamente comenzó a gemir. Luis ya había aprendido algo y se puso a horcajadas encima de la cabeza de su mujer, que inmediatamente comenzó a lamerle con fuerza el culo mordiéndole en los glúteos. Luis empezó a tratar adecuadamente mis pezones y yo comencé a gritar al unísono con Carmen. Me corrí a la vez que ella tenía otro superorgasmo inundando su coño con mi leche. No nos movimos ninguno en tres o cuatro minutos, y como siempre Carmen, espatarrándose, reanudo la partida. "Luis, cabrón, cómeme el coño". Luis no se hizo rogar y comenzó a comerle el coño a la vez que se tragaba toda la leche que se escurría.

Me acerque a la cabeza de Carmen, y le metí la lengua en la boca justo en el momento de su nuevo orgasmo.

Nos tumbamos de nuevo en la cama y estuvimos callados unos cinco minutos, aunque yo intuía que aun faltaba algo.

Carmen otra vez, "Bueno José, solo faltas tu". Sin decir palabra, me coloque a cuatro patas y abrí las piernas. Carmen abrió la caja de la vaselina y yo le dije"No, primero un poco de lengua de los dos". Dicho y hecho, fue un soberbio trabajo. Yo no sabia cuendo era Carmen o Luis quien me metía la lengua. Después de un rato, Carmen volvió acoger un poco de vaselina, se lo puso en la punta de la polla a Luis y con su mano la dirigió hacia mi culo. Me relaje, note el glande de Luis y al segundo ya estaba completamente dentro. Luis no espero nada para vengarse de mi cogida y empezó un mete y saca brutal. Notaba sus huevos contra los míos y el tamaño de mi polla estaba otra vez al máximo. Carmen solo miraba completamente callada y extasiada. Yo notaba la polla de Luís dentro hasta el fondo y las oleadas de placer aumentaban por segundos. Notaba perfectamente como la polla de Luís empujaba mi glándulas internas y como me recorría la electricidad por toda mi columna hasta llegarme ala cabeza. La follada duró diez minutos pero me estaba sabiendo a gloria. De pronto, Luis grito como un poseso y se corrió. Yo note perfectamente los chorros dentro de mí y estaba también a punto de explotar. Luis dejo de moverse durante cinco minutos y después se salio. Carmen se puso a mi espalda y comenzó a limpiarme el culo con la lengua.

No la deje mucho tiempo. Mi polla estallaba, así que la puse a cuatro patas, se la metí en el coño de un golpe, le ensalive el ano, la saque y de un empujón se la metí por el orto hasta los huevos. Debí de hacerla daño porque grito un poco, pero a esa alturas yo ya había perdido el control y poco me importaba los gritos de Carmen. Luis miraba como hipnotizado sin decir palabra. De pronto, Carmen empezó a gritar "mas, mas, rompeme el culo ….." Yo miraba a Luís a la cara y el ni pestañeaba. Notaba como me subía de nuevo la leche, aunque yo sabía que esta segunda vez podría estar horas antes de correrme de nuevo. Recordé en esos momentos los libros e hice la prueba definitiva. El cachetazo en el globo derecho de Carmen retumbo por todo el barco. Luis hizo ademán de levantarse, pero en esos momentos Carmen siguió gritando "mas, mas, ……" yo levante la mano izquierda y lo repetí en el otro globo. Después de una docena de palmetazos más, los globos de Carmen estaban rojos. Supongo que los grito de Carmen se estaban oyendo en todos los barcos de alrededor, cuando de pronto, Carmen se corrió y yo no pude contenerme más y sin casi darme cuenta, grite mientras tenia uno de los mejores orgasmos de las ultimas semanas. Mire a Luis y nos sonreímos. De nuevo, un "Luis, cómeme el culo", nos puso en movimiento. Me separe y Luis glotonamente le limpio el culo a su mujer tragándose otra vez toda mi leche. Carmen le pregunto "¿te gusta?" . La respuesta fue un "Si…………."

Después, nos quedamos medio dormidos una hora. Comenzamos a hablar como si nada hubiera pasado, pero mirándonos a la cara sin ningún tipo de vergüenza y nos tiramos al agua para limpiarnos.

Secos, nos pusimos unas bermudas, y con el motor en marcha, levantamos el ancla y proa a Palma.

Durante el trayecto de vuelta, comimos otro bocadillo, nos terminamos la botella de champán y Carmen nos dijo que le picaba el culo y bajándose las bermudas, nos enseño unos globos perfectos de color carmesí, lo que provocó que comenzáramos a hablar de lo que había pasado. Luis era virgen al salir de regata y volvía con el culo roto. A Carmen (ja) nunca le habían dado unos azotes y le había encantado, pero los dos estaban contentos y radiantes, pensando en repetir. El problema era que Luis se marchaba fuera esa misma noche por unos cuantos días.

En esos momentos llegamos a puerto y nos tuvimos que dedicar a atracar. Después me llevaron en su coche a mi barco, nos despedimos los tres con un beso en la boca y nos deseamos una pronta repetición. La sonrisa y los ojos de Carmen eran una autentica promesa.

(Continuara)

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