Historias eróticas de Manuela y su marido (9)

Una sorpresa en casa un sábado, de la mano de su marido, un amigo y el hijo de este último. El joven se ve cortado en un principio, pero luego no le queda nada por hacer con Manuela.

UNA LECCIÓN DE ANATOMÍA

Un sábado que nos habíamos levantado tarde, Roberto estaba en la cocina desayunando mientras leía su periódico como de costumbre, y yo me estaba duchando para despejarme de los vapores de la noche cuando oí sonar el timbre de la puerta de entrada. Seguí con mi "toilette" segura de que Roberto abriría a quien fuese que nos visitaba. Cuando termine mi aseo, salí envuelta en una bata y secándome el pelo, me dirigí a la cocina para preguntar a mi esposo quien había llamado. Allí me encontré con un compañero de Roberto que ya conocía "íntimamente" y un mozalbete de unos dieciséis años, que pronto supe era el hijo de quien nos visitaba. El compañero me presentó a su hijo, quien me saluda tímidamente. Paco, que así se llamaba el compañero de Roberto le explicaba a éste mientras tomaban café, que su hijo ya le hacía preguntas embarazosas que él intentaba responder en la medida de lo posible.

"Fíjate, le decía a mi marido, precisamente ayer me preguntaba que como era una mujer, claro esta refiriéndose al sexo de éstas." "Como comprenderás, por más detallista que intente ser, no siempre se da con la descripción adecuada." "Claro, respondía mi marido. ")Cómo se puede explicar eso sin tener un ejemplo delante?" "Precisamente por esa dificultad, es por lo que me acorde de tu mujer y le dije a mí chaval: no te preocupe, te voy a llevar a casa de un amigo y veras como a su mujer no le importa ayudarnos, y aqui nos tienes." A mi marido se les encendieron los ojos mientras el chiquillo ponía cara de no entender muy bien lo que hacía allí. Mi esposo le respondió que eso estaba hecho y que había hecho muy bien pensando en nosotros.

Dirigiéndose al muchacho le preguntó si seguía queriendo saber como era una mujer, a lo que le contestó éste que sí sonrosándose. Roberto me llamó cerca de él, y deshaciendo el nudo de la cintura de mi bata, me abrió ésta de par en par. El muchachote se queda bizco cuando vio que estaba desnuda bajo la bata. Roberto se levantó y me quito la vestimenta quedando desnuda delante de ellos sin saber que hacer. El chiquillo se encendió como un tomate esquivando mi mirada mientras Paco y Roberto le explicaban lo que eran los pechos y las aureolas así como los pezones, pidiéndole que las tocasen. Él avanza tímidamente la mano y rozo mis pezones retirando rápidamente los dedos. Su padre me asió de los brazos y acercándome a donde él estaba, me sentó en sus rodillas y se puso a acariciarme los pechos a manos llenas. Su hijo parecía no entender muy bien como Roberto le permitía a su padre esas liberalidades con su esposa. Paco se río de la cara que ponía su hijo y le dijo que no se preocupase, que su amigo era muy liberal y por eso estaban ellos allí. Me separó las rodillas y le pidió a su hijo que se arrodillase delante de mí. El muchacho obedeció y entonces su padre se puso a separme los labios del coño mientras le explicaba lo que eran las ninfas, luego el clítoris, remangándome el "estuche" donde se escondía, apareciendo éste lustroso y encendido de pasión. Me lo acaricio con un dedo previamente mojado en mis jugos, enloqueciéndome de deseo, empezando a suspirar y menear el culo sin poder remediarlo. Cuando se canso y antes de que llegase mi orgasmo, me abrió la gruta de amor y le señalo donde se encontraba la glándula esa que segrega jugos para permitir una penetración holgada al pene. Ya en aquel entonces mi coño resumía gran cantidad de sumo.

Una vez explicado con todo lujo de detalles el sexo de una hembra, me levanto y girándome hacia él me agacho con la cabeza puesta en sus rodillas. Me tuve que arrodillar en el suelo y entonces Roberto me separo las nalgas ante el asombro del chaval. Mi marido le pidió que se acercase más a mi culo y le señalo mi ojete. "Ves le decía mientras tanto, muchos chicos piensan al ver las revistas eróticas donde aparecen las rubias, que todas las mujeres tienen el ano limpio de pelos, pero como bien podrás ver, las morenas, sobre todo como mi mujer, lo tienen rodeado de vello. Incluso si te fijas bien en su raja culera también se pueden ver vellos así como en lo bajo de las nalgas. Ven, introduce tu dedo en el agujero que no muerde y veras lo caliente que lo tiene."

El chiquillo, emocionado, fue perdiendo poco a poco el miedo que tenía y se entusiasmo al poder introducirme tranquilamente sus dedos por mis rajas y agujeros. Los mayores mientras tanto acusaban la excitación que les producía la situación y se noto en el bulto pronunciado que les creció en el lugar de las braguetas. Roberto se la saco y rodeándome me la introdujo en la boca ya que mi retaguardia estaba ocupada por los manoseos del chaval y mi marido era demasiado considerado para interrumpir a su invitado en su exploración. Pero eso no le pareció adecuado al padre de la criatura ya que él también tenía derecho a gozarme. Me empujo la cabeza hacía atrás, ya que la tenía todavía a la altura de su regazo y le dijo a su crío: "vamos arriba, a la cama que te voy a enseñar ahora a follarte a una mujer".

Mi marido se la guarda a dura pena en el pantalón mientras su amigo me ayudaba a reincorporarme y, acompañado de su hijo, se dirigió a la habitación de matrimonio. Una vez frente a la cama, me giro hacia él y me empujo de espalda sobre el somier. Se desvistió con rapidez y alzándome las piernas bien abiertas, se dirigió a su hijo diciéndole: "lo más importante hijo mío es practicar sexo seguro, pero como sabemos que Manuela es "puta" fina y dedicada sólo a quienes no padecemos enfermedades, pasamos de protección." Dicho esto me enchufo su instrumento empezando el mete y saca. Mi marido y su hijo miraban sin perderse detalles mientras los embates de Paco fueron intensificándose, estremeciéndome toda.

El padre llama al hijo a su lado, y con voz entrecortada por el esfuerzo le dijo lo siguiente: "Puedes tocarles las tetas mientras tanto, a la espera de estrenarte. Enseguida acabo. !Ha!, se me olvidaba lo más importante, puedes escupir tu leche dentro de su vagina, no hay peligro de embarazo ya que no puede tener hijos. Eso nos permite desahogarnos sin problemas. Roberto, enchúfale tu pito en la boca a tu mujer para que mi hijo vea como se practica una felación. Y cuando vaya a escupirle la leche, por favor díselo a mi hijo para que vea como la zorra de tu esposa se la traga".

Al poco rato mi marido avisa al crío de que le venía la "corrida". El chiquillo se situó cerca de mi cara, y Roberto sacándome la polla de la boca me ordeno que extendiese la lengua. Mi esposo se puso a masturbarse ante mí y cuando le vino la ejaculación, me regó de su leche caliente. El chico miraba alucinado como me tragaba el semen y le repasaba la punta de la polla a mi marido. Paco avisó al poco tiempo que él también se corría, situándose el chaval cerca de mí coño para no perderse detalles. Paco la saco al primer "chupinazo" para que su hijo viera que efectivamente a su padre le venía la corrida. Luego, rápidamente la volvió a enfundar en mí coño para terminar de eyacular en él. Una vez liquidado el "asunto", le cedió el puesto a su hijo que se había desnudado. El ver la "pillita" del niño, ya desarrollada pero casi imberbe todavía, me creo ternura. El niño se acerco y me la enchufo mientras su padre le preguntaba:" Dime hijo, )que sientes?". A lo que el hijo le respondió: "esta calentito, pápa, y es más bueno..." "Aprovechate niño y no te quede con ganas de nada, que Manuela está a nuestra entera disposición. Se la meterás hasta por el culo para que veas lo estrechito que te resulta el conducto. Y al final, te la limpiará con la boca también."

Su hijo estaba en la gloria mientras me follaba y a su padre se le caí la baba mientras escuchaba mis jadeos producido por lo bien que manejaba el chiquillo la "herramienta". Al cabo de un rato, el padre le dijo que me la sacara del coño y me la metiera por el culo. El niño le obedeció y el padre le pregunto de nuevo: "dime chaval, )como la sientes ahora?". A lo que éste le respondió: "es más estrecho que el otro lado y más caliente también: Me gusta mucho papá".

Su padre comentó: "a los hombres siempre les ha tentado metérselas por ahí a las mujeres, pero son pocas las que lo permiten. Con Manuela tenemos suerte ya que la acostumbraron desde joven y le gusta. Incluso menea el trasero para darse más gusto, como ahora. Es una delicia verla toda afanada, con el ano dilatado".

Al niño no le quedo nada por hacerme a lo largo de la mañana y cuando se fueron, me dio las gracias como persona bien educada que era no sin ante preguntarle a Roberto si podía volver trayendo, alguna que otra vez, a sus amigos. Mi marido le dijo que viniese siempre que les apetecieran, que su mujer estaba a su entera disposición para lo que gustasen hacer con ella.