Historias del ejercito

Lo que pasé cuando fuí militar.

Mi nombre es Pedro y voy a contaros lo que me sucedió en mi estancia en el ejército.

Soy de un pueblo del norte y hasta aquel día no había salido de allí, así que en el momento en que entré en el autobús me invadió una gran alegría.

Llegamos al cuartel a eso de las nueve de la mañana, bajamos del autobús y nos hicieron formar en el patio, éramos unas doscientas personas entre hombres y mujeres.

El alférez García nos dijo:

-"Reclutas, esto es el ejercito. Pero todo lo que pensáis de él en este cuartel es falso. Ahora vamos a esperar a que llegue el comandante para que os dé la bienvenida, ja ja"

Su risa sonó estridente. "Y el primero que se mueva y no se mantega firme, sufrirá las consecuencias".

Y allí estábamos todos en formación y con un poco de miedo y desconfianza.

Nos dolía todo el cuerpo, pero no nos atrevíamos a mover ni un solo músculo. Los minutos iban pasando y el maldito comandante sin llegar. Después de hora y media de estar en esa posición, llegó el comandante.

"Bienvenidos reclutas", nos dijo. A la enfermería, en fila de uno.

Llegamos a la enfermería y pasamos en grupos de cinco.

Allí nos hicieron desnudarnos y empezaron a hacernos el reconocimiento.

En mi grupo éramos 3 hombres y dos mujeres. Una de ellas no parecía dispuesta a desnudarse, así que un enfermero se acercó a ella y le dijo:

-"Desnúdate puta".

Y le dio un bofetón que le partió el labio.

El reconocimiento nos parecía extraño pero nadie se atrevía a decir nada.

A los hombres empezaron midiéndonos la polla para después inspeccionarnos el ojete.

Carlos tenía la polla muy pequeña así que el doctor y los enfermeros empezaron a llamarlo maricón de mierda y a reírse de él. Lo clasificaron en el grupo B mientras que a los demás nos clasificaron como A, rotulándonos dicha letra en el brazo.

Después de esto nos pusieron las "vacunas" unas especificas para el grupo A y otras para el grupo B.

Nos dijeron "fuera de aquí, a la barbería". Yo me agaché para recoger mi ropa cuando sentí como me golpeaban en las nalgas con una vara y me decían "Quien te ha dicho que recojas tu ropa?"

Aquello me gustaba cada vez menos. En menos de 15 minutos habíamos sido golpeados dos personas y humillada otra.

Salimos desnudos y nos dirijímos a la barbería. Ante la puerta había una gran cola, todos los que ya habían pasado por la enfermería, completamente desnudos esperábamos que nos cortaran el pelo, pero parecía que nadie había entrado todavía.

No se oía en aquella fila ni un solo susurro todos estábamos muertos de miedo.

La supuesta "vacuna" empezó a hacernos efecto. Los del grupo A empezamos a ponernos cachondos, la polla se nos empezó a empalmar y a ponerse dura como nunca.

A las chicas del grupo a se le ponían duros los pezones mientras los labios de su vagina se dilataban y humedecían. En cambio los del grupo B sus pollas se hacían pequeñas y sus huevos se les iban pegando al culo.

Los superiores se reían tanto de unos como de otros. Mientras nos decían que nos apretujáramos contra la persona que estaba delante de nosotros en la fila. "Putas y cabrones, apretujaros contra el que está delante de vosotros y que no corra el aire, ja ja".

Andrés no quería que su polla tocara las nalgas del compañero que tenía delante así que no se aproximaba a él. El cabo se dio cuenta se acerco disimuladamente a el y le dio con la porra en los huevos un golpe que hizo que Andrés cayera al suelo.

"De rodillas", le Gritó "parece que el señorito no quiere arrimarse a su compañero, pues ahora mismo me vas a comer la polla o te juro que te jubilas en el calabozo, so cabrón"

Se desabrocho el pantalón y sacó la verga, cogió a Andrés por le pelo y se la metió en la boca. "Me voy a correr en tu boca". Andrés empezó a comerle la polla pero sentía arcadas y con cada arcada recibía un golpe de porra en el hombro. Axial estuvo 5 minutos hasta que se corrió en su boca.

(Continuará…)