Historias del abuelo calentón (53)

Fany era una criatura que explotaba intensamente las vivencias insólitas que la surgían y las transformaba en ocio y disfrute para dar alegría a su cuerpo.

Que vacaciones tan agradables y excitantes estaba pasando en mi tierra natal, jamás hubiera pensado que mi reencuentro con mis orígenes iba a ser tan gratificante y vibrante, claro que la culpable de este bienestar afrodisiaco y sensual era Fany.

La criatura explotaba intensamente las vivencias insólitas que la surgían y las transformaba en ocio y disfrute para dar alegría a su cuerpo, cómo aprovechaba los acontecimientos novedosos que sucedían alrededor de ella, que facilidad de improvisación poseía esta criatura; para su edad tenía una noción de la vida aventajada a las circunstancias que la tocaban vivir, con el hándicap de residir en un medio  rural y familiar que condicionaba su imaginación y dinamismo y no favorecían su espíritu guerrero y libre.

Era un ser que se proyectaba en el momento, le gustaba llevar a cabo lo que su mente le pedía para así gozar y deleitarse, sin reparar en perjuicios y tratando de salvar los obstáculos que la pudieran malograr cumplir sus propósitos y metas.

Y allí estaba yo, formando parte de este universo que la fierecilla se montaba para dar un aliciente a su monótona existencia y romper el tedio que tenía en su día a día.

Nuestros encuentros habían sido estimulantes y placenteros, en ellos nuestras hormonas habían sentido la satisfacción y el gustillo de unos orgasmos auténticos y genuinos, el placer y el goce había reinado en nuestra relación, ahora se trataba de esperar el siguiente capítulo para ver con que jovialidad aquella damisela me sorprendía.

No tardó en hacerse efectivo el suceso que favoreciese una nueva cita con la indómita tigresa. El azar quiso que mi prima tuviese que acompañar a su marido para asistir a una feria del campo, por ello, me pidió disculpas y me encomendó a los cuidados de su benjamina; no sabía ella lo bien que me atendía su chiquilla. Me quedaban pocos días para marcharme y aquella oportunidad era idónea para la traca final, y más conociendo el estilo y la conducta de la intrépida fémina.

Aquel día regresé a la hora de comer porque sabía que mi jabata iba a estar preparada en cualquier instante de la jornada, quería asegurar el éxito y valerme de los hechos favorables acaecidos; mis premoniciones no tardaron en confirmarse y enseguida que aparecí por las inmediaciones del caserío, Fany se hizo presente y me comentó:

-Luis te estaba esperando, ¿listo para pasarlo bien?

-Fany, ¿estás segura que quieres seguir jugando con fuego?

-Luis, no seas carca, vamos a beneficiarnos de la ocasión que tenemos para disfrutar y practicar eso que tanto nos gusta, vamos ya.

-Bueno, pues entonces ponte guapa.

Se preparó para la ocasión, duchándose y acicalándose lo suficiente para estimular mis sentidos. Apareció con un vestido corto, por encima de las rodillas, ceñido a su contorno, éste le hacía resaltar todos los encantos que mi damisela tenía, unos pechos bien marcados y unas piernas donde sus compactos muslos y sus pantorrillas enfundadas en los zapatos de tacón que portaba, la mostraban apetecible y buena jamona, su imagen resultaba insinuante y provocadora.

-¿Cómo estoy Luis? ¿Te gusta el panorama?

-Pletórica y llamativa, dispuesta para alborotar pasiones.

-Me gusta que te guste, ahora con nuestro juego erótico te voy a perturbar el pajarito para que se cargue de revoluciones.

-Son propuestas interesantes Fany, cuando quieras puedes empezar.

Se acercó a mí y comenzó un morreo, donde su lengua se abrió camino sometiendo a la mía a percepciones delirantes y agitadoras, enseguida me sumergí en la atmosfera sensual y libertina que mi leona estaba creando, me dejé engatusar por su viveza y me transportó a una espiral de excitación. Ella se percató del despegar de mi cohete y rápidamente se apoderó de él para atraparlo y someterlo a un sobo soberbio y estimulante, dicha tarea terminó con mi aparato tieso y duro como una barra de hormigón. Con su traqueteo, mi capullo sintió sensaciones incontrolables que me mataron de gusto; yo por mi parte me dirigí a sus glúteos, que eran los más accesibles y así fascinar a las yemas de mis dedos, obsequiándola con fuertes apretones que me permitieron saborear aquel insinuante trasero.

Seguí moviéndome por su cuerpo, y como el vestido era un obstáculo decidí eliminarlo de inmediato para poder tener acceso a la suavidad y textura de sus carnes, donde destacaban esos buenos melones que esta zagala poseía. Me ensimismé manoseando y magreando sus tetas, maltratando de forma cariñosa aquellas redondeces que tanto bienestar y goce me producían.

Viendo nuestro estado de fogosidad, Fany me propuso ir a un sitio cómodo, en el cual seguir impulsando nuestra actitud candorosa y ardiente. El mejor lugar que encontró su imaginación no fue otro que el dormitorio de sus padres y así con este gesto demostró su rebeldía y además exhibía cómo le gustaba el morbo.

Se despojó de las prendas que la quedaban puestas y me hizo hacer lo mismo, inició el ritual con una buena mamada que mantuvo mi pene erecto, yo manipulé susceptiblemente su clítoris para que nuestra calentura albergase la misma temperatura, ella al ver que nuestro acaloramiento era el apropiado para recibir más deleite se tumbó en la cama y me hizo que la penetrase. Empecé un vaivén de entrada y salida de su coño que la maravilló; mi instrumento con el frotamiento se puso más duro y ella lo notó y lo disfrutó con alaridos de gozo.

-Aaaahhhh……………..,oooohhhh……………….., que rico Luis, que rico.

Cada embestida que recibía de mi trabuco la ponía más cachonda.

-Oooohhhh…………..que semental estás hecho, que pedazo de rabo más juguetón tienes.

Yo seguía premiándola con mis estimulantes envites y ella siguió gozando como una posesa. Cuando bajamos un poco el ritmo me sugirió:

-Luis, quiero tener una experiencia nueva contigo.

-Tú dirás Fany.

-Mira, me voy a poner a cuatro patas y quiero que me estrenes el culo.

-¿Estas segura Fany?

-Luis, renovarse o morir, en este caso renovarse para ser más feliz.

-De acuerdo, tus mandas reina mora.

-Toma el bote de gel y rocíate bien el capullo y me pones cantidad en mi agujero.

Me puso el pompazo a mi disposición y la fui espabilando el ojete, de manera que se adaptase al salchichón que la iba a empotrar por su hermoso culazo. La introduje suavemente un dedo, para después meter dos; el sigilo y la prudencia de mi actuación hizo que su sensibilidad se manifestase en verborrea:

-¡Ay Luis! que delicadeza y susceptibilidad más persuasiva, con estos tocamientos haces que tenga más ganas de recibir tu verga sin esperar ni un minuto, anda atízame estopa ya, pero con cuidado.

-Tú mandas zorrita, ahí va mi lanza para que la disfrutes.

Inauguré mi entrada en su cueva lentamente, a medida que fue admitiendo más cantidad, profundicé con mi aparato para gratificarla con un placer nuevo y que nunca antes había experimentado.

-¡Ay Luis! que maravilla, que gustazo.

-Disfruta zorra mía, disfruta.

-Dame caña poco a poco, empuja, aaaahhhh……………., aaaahhhhhhh……….., que sensaciones.

-Me estas poniendo el nabo duro.

-Dame fuerte, hazme sentir toda tu polla.

Otra vez se me presentaba la imagen de un buen pandero, con unos buenos muslamenes acabados en sus zapatos de tacón, lo cual enardecía y soliviantaba todo mi ser, aquello me ponía como un toro bravo. Me agarré fuerte a sus nalgas y la propiné un mete y saca de órdago. Era mi ocasión de follarme a una joven ninfómana que le encantaba el sexo, todo aquel banquete era para mí, para que yo lo disfrutara.

Ella no se  quedó atrás, recibió todo lo que pidió, todo mi vergota y mis energías fueron suyas, hasta que me vació los calderines.

-Aaaahhhh……………, uuuummmmffff……………….,Luis que follada me estas metiendo, me tienes a punto de derretirme.

-Derrítete golfa, te voy a llevar al éxtasis para que adores un buen polvo anal.

-Sigue Luis, sigue, no pares, no pares, me corro, me corroooooooooo…………………..,oooohhhh…………,me fui.

-Sí Fany, así, asíiiiiii, como mueves el pandero zorra, toma, toma pedazo guarra, que gozada, aaaahhhh……………..,aaaahhhh………..….., que polvazo, me corrí.

Me vacié en su ojete y todo fue maravilloso, los dos disfrutamos de nuestra sexualidad y la lujuria nos invadió para premiarnos con su dicha y su placer.

Enviarme comentarios para mejorar, estimular y animar mi capacidad creativa. Correo luiscalenton35@gmail.com . Gracias amigos.