Historias del abuelo calentón (43)

Después de aquel encuentro con Gloria, que nos había proporcionado unas gratificantes sensaciones y un acercamiento íntimo y sensual, intenté planificar otra aproximación que fuese más salvaje y visceral.

HISTORIAS DEL ABUELO CALENTÓN (43)

Después de aquel encuentro satisfactorio con Gloria, que nos había proporcionado unas gratificantes sensaciones y un acercamiento íntimo y sensual, intenté planificar otra aproximación que fuese más salvaje y visceral, de esas que siempre recuerdas porque fue excepcional y te trae buenas imágenes y emociones a la retina.

Una vez dado el primer paso y roto el hielo de mi relación carnal con ella, se trataba de tener otra experiencia donde fluyese el disfrute con más vicio y lujuria, que nuestros cuerpos estallasen y se quemasen con percepciones que nos suministrasen un más alto voltaje sexual.

Probado el dulce y comprobado lo rico que estaba, no era de extrañar querer repetir de nuevo, cuando además el gustazo había sido estupendo.

Continuamos con nuestras clases, nuestra conexión y entendimiento seguía siendo desmesurado, siempre incluyendo estos aspectos dentro de un grupo de aficionados, que practica un hobby cotidiano. Los buenos momentos y el entretenimiento que nos proporcionaba aquella actividad eran sublime, en el caso de Gloria rompía con la monotonía de su vida conyugal y la transportaba a un mundo donde ella era la protagonista principal y todo a su alrededor fluía con armonía y felicidad; en mi caso, estos momentos llenaban un espacio de mi tiempo, pasándolo gratamente y haciéndome disfrutar de la presencia de una bella mujer, con la cual me encontraba plenamente a gusto.

Pasaron los días, y yo ya tenía ganas de tener una cita abrasadora con aquella buena jaca, una unión más intensa y juguetona, donde practicar obscenidades que nos alegrasen el body. Y así, como bien dice el refranero “la ocasión la pintan calva”, explicación que se resume en que cuando se te presentan ciertas ventajas, no hay que dejarlas escapar; por ello, una noche de sábado recibí una llamada de Gloria, solicitándome que, si podía ir a verla a su casa, estaba bastante afligida y mal. Me hizo alusión, que en alguna ocasión le había mencionado que “contase conmigo siempre que me necesitase, que sería su apoyo, si alguna vez le hacía falta”, y ahora era el caso. Llegué a su morada y la encontré desazonada y consternada, su marido había llegado ebrio y en malas condiciones, y su trato hacía ella había sido un poco repulsivo. Le había ayudado a acostarse y así, de esta manera que durmiese la melopea.

Me confesó que necesitaba desahogarse y sincerarse con una persona que la pudiera entender, había pensado en mí, porque entre nosotros existía buen feeling. La trasmití todo el ánimo del mundo, y la estreché, achuchándola para que se sintiese arropada y querida, sentimientos y acciones que son necesarias cuando un individuo lo está pasando mal; ella por su parte, se cobijó en mi contorno para sentir el calor de un ser que te protege y te abriga en situaciones problemáticas y contradictorias. La energía que la inyecté y los gestos que la mostré, hicieron que se tranquilizase y se sosegase.

Continué con muestras de cariño, besándola la mejilla y dándole consejos de quietud y serenidad que hicieron que se abandonase en mis brazos. Nuestras caricias de consuelo y aliento se fueron transformando en ganas y deseo, el roce se intensificó y comenzamos a besarnos; lo que se inició siendo carantoñas terminaron con un besuqueo provocativo y sugestivo que alentaron que nuestro riego interior fluyese con vigor y euforia.

Empezamos a quemarnos con el fuego ardoroso que manaba de nuestros adentros, la lascivia arrancó su camino para invadir la totalidad de nuestro organismo. La abracé fuerte y mis manos procedieron a recorrer parte de su cuerpo; la sobé el culo, las tetas, y me la afiancé bien hacia mí para que palpase y notase como estaba perturbando el trabuco que llevo entre mis piernas, ella se abandonó a nuestro apasionamiento y fogosidad, quería olvidarse de los malos momentos pasados, y este escenario surgido era estimulante para poder conseguirlo.

Me manoseó el culo y me estrujó con fuerza el paquete, era su forma de mostrarme su agradecimiento, y de comprobar que me tenía más caliente que las barandillas del infierno. El acaloramiento se adueñó de nosotros, y se acrecentó con tanto traqueteo sexual, nuestro comportamiento vehemente nos llevó a iniciar una descarga de nuestras vestimentas. Viendo el desarrollo de la situación, Gloria me propuso bajar al sótano, donde tenía una pequeña habitación de huéspedes, allí, podríamos estar más aislados y seguros, dado que su marido yacía acostado en la primera planta.

Vivían en el típico chalet con varias plantas, con ático y garaje. Este habitáculo nos permitiría estar más tranquilos y poder tener más tiempo de reacción, si se daba el caso de tener moros en la costa.

Llegamos al cuarto y continuamos desnudándonos. Llevaba puesto un sujetador y un tanga, de color negro, que alteraron más mi presión sanguínea, pero además Gloria me hizo aguardar un momento y fue a colocarse los zapatos de tacón de punta redonda que tanto me sugestionaban; cuando la vi, mi cipote la presentó sus credenciales y creció un peldaño, mi slip parecía una tienda de campaña con el palo tieso, aquello la hizo gracia y la produjo unas carcajadas. Su sonrisa me llenó de satisfacción, me gustó verla contenta, y mi plan era ponerla más aún

Me bajó el slip para contemplar de cerca aquella estaca tan tiesa, y empezó a masturbarme suavemente con una mano, mientras con la otra me masajeaba los testículos. Que sensaciones me hacía sentir; por mi parte, la desabroché el sujetador y abusé de sus tetas, magreándolas, chupándolas y succionándolas, dándome el gran festín, sabiendo que aquello la deleitaba. Cuando ya estuvimos con la sangre hirviendo, la hice tumbarse sobre la cama, la abrí de piernas y la comencé hacer una comida de almeja que la volvió loca de gusto, suavemente me introduje en su gruta y con mi lengua serpenteando por aquellas húmedas paredes, la obsequié con un cunnilingus que la transportó a otra galaxia.

-Uuuummmfff……..,aaaahhhh……..Luis, que me haces, que maravilla, que espasmos tan ricos.

-¿Te gusta Gloria?

-Me encanta, me haces perder el sentido, aaaahhhh……, uuuummmfffff……., que convulsiones tan extraordinarias, que bien me lo haces.

-Disfruta cielo, relájate que te voy a dar todo lo que tu necesitas.

-Sí, sí, hazme sentir todas estas sensaciones tan fascinantes, que tan chiflada me ponen.

-Gloria quiero que te abandones a la lujuria, que disfrutes de tu sexo como antes no lo hiciste. Te voy a llevar de menos a más y vamos a jugar para satisfacer nuestros instintos animales.

-Que cosas me dices Luis, ¿no es un poco fuerte?

-Sí, pero mira, los resultados son deslumbrantes y sobre todo estimulantes.

-Aaaahhhh…….,oooohhhhh……., sí, síiiiiiiii, sigue comiéndome el chichi.

Aquella tigresa, ya estaba sumergida en las tinieblas del placer y esto para mí, significaba disfrute y goce.

Seguí jugando con su clítoris, y sus alaridos fueron creciendo, me llenaba tanto verla gozar, ahora debía dirigirla para que paso a paso nuestra impetuosidad y calentura fuese homogénea y le dije:

-Gloria, quiero que me comas el capullo, que me lo trastornes hasta que diga basta.

-Te voy a derretir esa polla tan juguetona que tienes.

La tomó, se apoderó de ella y comenzó a hacerme una felación que me dejó mudo, sabía chupar una picha dura; subió y bajó con su boca, proporcionando a mi pene unos estímulos desorbitantes, actuando con su lengua sobre el tronco de mi miembro y poniéndome los ojos en blanco.

-Uuuummmmfffff……..Gloria, que mamada, eres asombrosa, como me revitalizas el salchichón, chupa, chupa.

Su juego sobre mi instrumento me hicieron temblar de placer, las engullidas que hacía hasta meterse todo mi nabo y la comedura de pelotas que realizó, me trasladaron al paraíso y me hicieron sentir un arrebato de flagrante deleite. Cuando el misil estuvo con la cabeza gorda y dura y mi excitación fue sublime, decidí que había que cambiar a otra pose, y espeté:

-Gloria me voy a tumbar, quiero que te subas encima y me cabalgues.

-Vale Luis, tu pide que yo te daré.

Se subió sobre mí y se introdujo mi lanza dulcemente, fue subiendo y bajando al ritmo que a ella la fue gustando, sus expresiones plasmaban su gozo.

-Aaaahhhh…….., uuuummmmffffff……..Luis, que rico, así me gusta sentirla, que dura y tiesa está.

-Toma zorrita mía, disfruta de tu semental, clávatela y palpita con este pollón que me has puesto.

-Muévete Luis, que así la siento más todavía, métela hasta el fondo, que retoce dentro de mí.

-Toma golfa, galopa, galopa, hazme sufrir de gusto, que rico, madre mía, que ricooooo………..

Sus entradas y salidas se fueron acelerando y mi badajo se volvió loco de placer, cómo cabalgaba aquella amazona. Nuestro lenguaje también fue degenerando y fue acompañando a aquella escena de lascivia y obscenidad que tanto deleite nos estaba dando.

Decidí cambiar de pose y la comenté:

-Gloria, ponte a cuatro patas que quiero follarte de esta manera.

-Oooohhhh…..Luis, me estas seduciendo con tus cambios de postura, me alucina tu diversión, añoro tus sorpresas.

La posición actual me permitía ver su sugerente pandero, y de esta manera, agarrarme a sus nalgas para meterla buenos envites, que sintiese la dureza de mi proyectil. La penetré suavemente y fui aumentando el ritmo a medida que nuestro acoplamiento fue óptimo. Mis embestidas, sin ser agresivas, eran enérgicas y estimulantes, ella me lo corroboró con su labia.

-Uuuummmmffff………….Luis, que penetración más suculenta, siento tu polla dentro de mí, que cosquilleo más rico me produce al entrar y salir.

-Gloria te voy a cautivar con mi follada, quiero que solo pienses en el placer que te da mi verga.

-Uuuummmffff………,uuuummmmffff…….Luis, eres un truhan, pero todo lo que haces me encanta, fóllame así, asíiiiiiiiii……………, oooohhhh………, eres un dulce sueño que me aletarga, pero a la vez me catapulta al éxtasis, dame fuerte, dámelo todo mamón.

-Toma, hembra de mis sueños, esta polla está a tu disposición, sáciate de ella.

-Luis, me estoy derritiendo, me estás llevando al clímax, no resistiré mucho más, es apoteósico.

Que imagen, que representación, allí estaba yo, copulando con aquella leona, agarrándome a sus posaderas, a sus tetas, y disfrutando de todos aquellos estupendos atributos que la dama tenía, embistiéndola con todas mis ganas, con el morbo de estarla follando en su casa mientras su marido reposaba tranquilamente en la parte de arriba. Todos estos pensamientos me alborotaron más todavía y me pusieron más bruto, la embestí con ganas y rabia, quise hacerla gritar de placer, que experimentase el ardor y la excitación de la sexualidad, que se entregase a la vehemencia del sexo en su pleno apogeo.

-Toma jaquita mía, todo el furor de tu semental, aaaahhhh……., uuuummmmffff………..,cachonda mía me estás acelerando.

-Aaaahhhh……………,uuuummmmfffff…………..Luis, no aguanto más, me corro, me corro viva, aaaahhhh…………que rico, que ricooooooooooooo…………

-Toma, toma, pedazo de guarra, cómo me alteras, me pones la polla dura, muévete zorra, así, asíiiiiiiiiii, me corro, me corroooooo, oooohhhh…………..llegué.

La bañé su culazo con mi esperma y quedamos completamente satisfechos.

Así fue como una vez más me cepillé a Gloria, mujer hermosa y sensual donde las haya; mostrándola mi afecto, quedando a su disposición para volver a ser empleado cuando ella quisiese pasar un buen rato.

Enviarme comentarios para mejorar, estimular y animar mi capacidad creativa. Correo luiscalenton35@gmail.com . Gracias amigos.