Historias del abuelo calentón (37)
Mi relación con la señora Margot, unido a su comportamiento y sus encantos hacían, sin querer, que mi interior estuviese en ebullición constante y que mi mente tuviera pensamientos obscenos hacia su persona.
HISTORIAS DEL ABUELO CALENTÓN (37)
El encuentro con la señora Margot había sido esplendoroso, había gozado de una mujerona y con ello, hecho realidad uno de mis sueños eróticos, tener entre mis brazos a una exuberante mujer.
Nuestra convivencia siguió el camino de la normalidad y su atención hacía mí, seguía siendo exquisita. Por mi parte, mi comportamiento era caballeroso y educado, pero no dudaba en robar cualquier visión de sus partes íntimas para alegrarme la vista y de paso poner en funcionamiento mi mente calenturienta y así, ésta a su vez, conectase con mi instrumento y éste se activase por control remoto. He de reconocer que el morbo que me producía aquella señora invadía a diario todo mi cuerpo, me encantaba estar con ella y aprovechaba para tener todos los roces y frotamientos que podía, esta conducta solo me traía alteración y calenturas, pero con mi edad era comprensible, tenía la sangre muy ardiente y el chirimbolo muy activo.
He de aceptar que, como cualquier hombre vigoroso, el sexo ha llenado mucha parte de mis neuronas, o de mi neurona, como graciosamente diría una fémina, pero con ello ha traído satisfacción y goce a esta vida que nos ha tocado vivir.
Volviendo a mi relación con la señora Margot, su fisonomía, su comportamiento y sus encantos hacían, sin querer, que mi interior estuviese en ebullición constante y que mi mente tuviera pensamientos obscenos hacia su persona, y siempre soñaba que se hiciesen realidad. El poseer de nuevo a aquella esbelta mujer, con sus curvas y sus buenos atributos me enardecía el semblante; la había probado y estaba riquísima, por eso una repetición de tan suculento manjar me hacía relamerme de gusto.
Pasaron los días y nuestra coexistencia progresó con cordialidad y armonía. Ella había establecido que nuestra siguiente cita sería esporádica y sorpresiva y llevaba a raja tabla sus principios, unidas sus reglas a esa independencia que le gustaba tener, siendo ella, en todo momento, quien decidiese el cuándo y el porqué.
Yo, para saciar de algún modo mis ímpetus ardorosos, llevaba a cabo actividades de espía; poco a poco fui conociendo sus costumbres y sus hábitos, con sigilo y mucha discreción la observaba en el baño, en su habitación y en cualquier lugar de la casa, todo para obsequiarme con panorámicas de las intimidades de la señora Margot. Me tenía loquito de deseo, a ello se sumaba los polvazos que la muy golfa echaba en fin de semana, para mí no pasaban desapercibidos porque ella era muy expresiva, comenzaba sus relaciones con una elocuencia baja, pero a medida que se iba animando y calentando, sus alaridos eran más elevados y efusivos; que hembra más apasionada y estimulante, no era de extrañar que con su enfervorizante comportamiento y su grandilocuente retórica alterase mis circuitos y terminase, de vez en cuando, alegrándome con una buena paja a su salud.
Aquellas secuencias, unido a las visiones robadas por puertas entornadas, imágenes de espejos que se reflectaban aprovechando cuando salía de la ducha, cuando se vestía en su dormitorio,etc… hicieron que, todas estas percepciones soliviantasen mi paz interior; el guerrero febril que llevaba dentro encendía la mecha que recalaba en mi aparato sexual.
Un festivo de esos de lujuria que ella empleaba para dar rienda suelta a sus frívolas banalidades, decidí ir más lejos para deleitarme con mi espionaje y así, obré de la siguiente forma, las puertas que tenía en su casa estaban equipadas con llave para poderse cerrar, tomé la de su habitación y me dispuse a hacerla desaparecer el tiempo necesario para lograr mi fin. Sabía que ella no daría importancia a esta desaparición, era un poco despistada y creería que la podría tener en cualquier sitio olvidada y posteriormente la encontraría.
Llegó el momento, entró al piso con su compañía, y como de costumbre, se metieron directamente a la habitación, pasado un rato y pensando que ya ellos estarían concentrados en su faena, silenciosamente me aproximé a la puerta de su dormitorio, con cuidado adopté una posición cómoda para visualizar por el agujero de la cerradura aquella libidinosa representación que iba a contemplar; solo ya de pensarlo mi flauta empezó a engordar. Mi primera ojeada fue para situarme y ver el escenario al completo, mi sorpresa llegó cuando oteé que el individuo era más pequeñito que ella, esta circunstancia para mí era un motivo de estímulo, me ponía eróticamente poder ver cómo el chiquitín se manejaría con semejante javata; estaban comenzando a desnudarse y su ajetreo sexual era intenso, sus sobos y sus magreos me incitaron de tal manera que inicié una masturbación en toda regla. Una vez desnudos, la señora Margot le proporcionó una buena mamada que hizo que el pequeñín se tambalease de gusto, después ella se acomodó en la cama y le ordenó que la hiciese una comedura de merengue. Los gemidos de la damisela eran latentes e irremediables, disfrutaba como una posesa, le agarraba bien la cabeza para que se sumergiese en su plácida gruta, la maravillaba que la comiesen la almeja.
Por el panorama observado deduje que la fémina había llegado a un estado de excitación considerable, invitó al maromo a que la penetrase, le hizo tumbarse en el lecho y le cabalgó como una amazona, los dos se embelesaron de regocijo y gozaron como salvajes. Cuando la dama se cansó de esta pose, adoptó una nueva, poniéndose a cuatro patas para que el chaparrito la metiese todo su proyectil, la cachonda chillaba de goce y se retorcía de satisfacción, le pedía más y el machote la embestía con todas sus ganas. Aquellas escenas me estaban consumiendo, aceleré mi manopla y mi tarea fue tan intensa que me di el gusto de llegar a la erección, la leche chorreó entre mis manos y mi interior encontró el sosiego.
Al día siguiente, la señora Margot mostraba su cara de complacencia y felicidad. Me sirvió el desayuno y disimuladamente la examiné, su cara exhibía un aspecto resplandeciente; esta mujer era discreta y apacible, pero en su interior albergaba una fiera sexual muy activa.
Me congratulaba saber tantas intimidades suyas, me otorgaba una especie de dominio sobre ella, pero a la vez sentía una frustración porque este dominio era ficticio, era ella, al fin y al cabo, la que dominaba y ponía las reglas, y así lo había vivido en las anteriores aventuras y coqueteos en los cuales la había visto desenvolverse, de hecho, cuando no tenía el control, su estado de ánimo se entristecía.
Tras aquella velada nocturna, mi mente se estimuló exageradamente, solo pensaba en volver a empitonar a la señora Margot, y más viendo lo calentorra que era mi madame.
No sabía cómo originar la secuencia, pero tenía claro que algo tenía que hacer para satisfacer mis instintos carnales. Siempre he comentado que el refranero es sabio, ya que son sentencias breves, sacadas de la experiencia y especulación de nuestros antiguos sabios y en este caso apliqué aquél que argumenta que Dios aprieta, pero no ahoga y para los no creyentes podemos sustituir la palabra Dios por la providencia, sabiendo que el azar es un mote de la mencionada providencia.
Tras consumirme durante unos días por mis pensamientos lujuriosos hacia la señora Margot, pensando solamente en las diabluras y obscenidades que me encantaría hacer con ella, ocurrió un acontecimiento que favorecería la realización de mis impúdicos propósitos. Una mañana, practicando deporte, tuve una leve torcedura, llegué a casa y mi anfitriona se volcó en mí para curarme y proporcionarme todo aquello que fuese necesario para aminorar mis dolencias. Los hechos se desarrollaron de la siguiente manera, mi casera se ofreció para curarme el tobillo y mientras palpaba y masajeaba la parte dañada, mi entrepierna conectó de forma directa con estos estímulos, mi verga empezó a alterarse y experimentar una erección que mi cerebro no pudo controlar, al fin y al cabo, era un acto reflejo de la tensión que tenía acumulada por toda la actividad sexual que había dedicado a la señora Margot.
Ella que era una mujer experimentada atisbó el exagerado bulto de mi pantalón de deportes e inconscientemente susurró:
-Luis, mis masajes te están haciendo efecto en otro órgano de tu cuerpo.
-Sí, señora Margot, perdone, pero parece que mis partes nobles están muy sensibles.
-Hijo mío, y tan sensibles que se te ha puesto la colita alborotada.
-Ya la digo, no me ha pedido permiso y se ha puesto en pie de guerra.
Quería que la situación fuese graciosa y chocante y que ella lo tomase como algo intrascendente y no pecaminoso.
-Bueno Luis, y que necesitas tan bien, una cura del instrumento.
-Señora Margot, si quiere que le diga la verdad, me vendría de maravilla sus experimentados cuidados.
-Luis eres muy picarón, pero me imagino que si me lo pides es porque lo necesitas.
Dicho y hecho, me bajó los pantalones cortos y me quitó el slip, inició una espectacular mamada que me puso en órbita, con su lengua recorrió toda mi lanza y me premió con juegos en mi prepucio que hicieron que éste se derritiese de gusto, tenía una destreza que me transportaba a otro planeta, me dejaba sin aliento del maravilloso placer que percibía, su lengua recorría toda la piel de mi capullo y me propinaba unas sensaciones que me fundían todo mi interior; que regocijo, que chupadas tan estelares, tan sobresalientes, me mantenía en una nube de la que uno nunca quisiese bajar. Cuando me tuvo en forma me dijo:
- ¿Querrás más, te apetecerá completar la sesión?
Yo para animarla y que se sintiese apreciada y estimada, la respondí:
-Es usted un ángel, me está curando de una manera exquisita, sus cuidados son los mejores del mundo.
-Adulador, zalamero, para ser tan joven eres muy tunante.
Seguí metiéndola caña y tensé un poquito más la cuerda.
- ¿No quiere pasar un rato agradable y disfrutar de la sensualidad que lleva en su interior?
-Golfo, que me estas pidiendo, ¿qué echemos un polvete?
-Bueno, no quería ser tan directo, intentaba convencerla de llevar a cabo una copulación que nos proporcione un soplo de felicidad y goce.
-Bueno Luis, vale, tu estás encendido, pero yo necesito un calentamiento, sí te parece cómeme el chichi y ponme ardiente, bonito.
-Ahora mismo madame.
Me puse manos a la obra, mi lengua inició una travesía de deslizamiento por sus labios vaginales, serpenteando su cueva y machacando su clítoris para darle un placer que la muy fogosa dama agradeció con su retórica.
-Ooooohh Luis, que delicia, que goce, que intenso, que rico, rico.
Yo seguía a lo mío, y le suministraba las caricias y toqueteos que necesitaba para subir su temperatura.
-Aaaahhh… maravilloso, que bien me comes la almeja, aaaahhh…. sinvergüenza, que espasmos más ricos me produces.
Cuando sintió que ya estaba sobreexcitada, me practicó una felación que, con su arte hizo que mi proyectil se pusiese al instante mirando al cielo, así, en ese momento contempló que era la fase de un mayor ajetreo y expresó:
-Luis, vamos a la cama, estaremos más cómodos y nos permitirá tener más campo de diversión.
Eso es lo que le gustaba, diversión, pero con goce y satisfacción. Me hizo tumbarme en el lecho, se subió encima de mí, se introdujo mi tranca lentamente y comenzó a moverse progresivamente; a medida que su excitación fue creciendo, su traqueteo se intensificó.
-Aaaahhh…..uuuummmm, Luis que polla más rica tienes, como me gusta sentirla.
-Disfrútela Margot, esta verga es toda suya.
-Aaaahhh….,ooohhh…., uuummm….., que sabroso, aaaahhh…que dura, que estaca tienes hijito.
-Siga, siga, me encanta como galopa.
-Aaaahhh……, uuummm….., que regalo, que rico, que ricooooo…..
-Sigue así zorra, que me estas calentando un montón.
Me maravillaba oír el golpeteo de sus glúteos contra mis huevos, que folladora, que perturbadora, como gozaba con aquella mujerona.
- Uuummm……, que bien, pero ahora me apetece cambiar de pose Luis, me pongo a cuatro patas y me pones fina, vale hijo mio.
-Si señora, usted pida, que su semental la va a dar toda la caña que necesite.
Al ponerse como una perrita, contemplé aquel culazo, que inmensidad más rica, me entraron unas ganas de meterla todo mi bastón hasta el fondo, pero ella era veterana, curtida en estas pasiones, y antes que reaccionase, me sugirió que se la introdujese poco a poco, después ya daríamos el ritmo apropiado al baile del exceso y el libertinaje.
Se la fui clavando suavemente e inició un movimiento giratorio que mi rabo recibió con gratitud y gozo, cómo se movía la muy golfa, que modo de excitarme y sacarme de mis casillas, me producía un gustirrinín que hacía que la sangre me fluyese con más densidad por mis venas, aportándome un bienestar que me transportaba al paraíso. Ante este horizonte de deleite y placer, mis acometidas empezaron a incrementarse, era incapaz de controlar aquel gustazo que la tigresa me estaba proporcionando, mis envites comenzaron a ser más intensos y duros, ella percibió aquella evolución y susurraba:
-Ay! Uuummm…..Luis, te estas poniendo hecho una fiera.
-Señora Margot me está abrasando por dentro, y como siga así, no voy a aguantar y me quemaré vivo.
-Sí, mi niño, tu achichárrate y dame estas sensaciones que tanto me gustan.
-Toma zorra, toda mi verga hasta el fondo, aaaahhhh…… que rico.
Ahora sí embestía con toda mi energía y golpeaba mis huevos en su culazo, aque choc..,choc…,choc….
me enardecía y me derretía de gusto.
-Uuummm….,uuummm….., estupendo, que follada más rica Luis.
-Aaaahhh…., no aguanto más Margot, me corro, me corrooooooo……..
-Aaaahhh….., sí, así, sigue, yo también me voy, aaaahhh, me viene, me viene, aaahhhh….., que rico.
Saqué mi polla de su hendidura y derramé mi esperma por todo su trasero.
Había sido estupendo, que fornicación más salvaje, pero que satisfacción para el cuerpo y que descanso para mi mente.
Así, en esta vida, la posibilidad de realizar un sueño es lo que hace que la existencia sea interesante y cuando nuestros sueños se han cumplido es cuando comprendemos la riqueza de nuestra imaginación y la pobreza de la realidad. Continué mis estudios en el extranjero encantado de estar con la señora Margot.
Enviarme comentarios para mejorar, estimular y animar mi capacidad creativa. Correo luiscalenton35@gmail.com . Gracias amigos.