Historias del abuelo calentón (23)

Mi pretensión era introducir a Kaira en un mundo más excitante y abrasador sexualmente.

HISTORIAS DEL ABUELO CALENTÓN (23)

Los días transcurrían y el desarrollo del devenir diario ocupaba mi vida. Mis actividades y hobbies eran tareas que llenaban las horas de mi vital existencia. Tras mi encuentro con Kaira, la siguiente pretensión que ocupaba mi mente era introducir a aquella hembra en un mundo más excitante y abrasador sexualmente. Nuestra primera andanza había sido gratificante, pero con un estilo muy clásico, la falta de hábito en esta materia por parte de Kaira exigió un comportamiento correcto y educado por mi parte, como así fue, pero había que sumergirla en los placeres y en el goce de la sensibilidad humana, naturalmente de manera gradual, que ella misma sintiera la necesidad de penetrar en este campo que tan buenas sensaciones nos proporciona.

Seguí mi sociabilidad con ella, con una relación que hiciese que los pasos que ella pudiera dar fuesen con su convencimiento y su predisposición. Los objetivos se cumplieron y un día me invitó a tomar algo a su casa, su hija, que era una joven de 23 años, iba a estar ausente, esto para ella era síntoma de tranquilidad y de poder actuar con más libertad.

Llegamos a su casa, tomamos unas copas, nos sinceramos y charlamos sobre asuntos cotidianos y personales de nuestras vidas, la conversación nos enfrasco de tal manera, que hizo sentirnos confortables y seguros, cuando tratamos el tema de las relaciones, ella me afirmó que lo sucedido entre nosotros le había gustado, le había llenado plenamente, su reencuentro con el sexo había sido placentero y grato. Sus aseveraciones fueron bálsamo en mi semblante para que yo pudiera proseguir con mi plan de meter a mi dama en el ámbito del disfrute y en la práctica del gozo y el placer. Me acerqué a ella y la propiné un abrazo cariñoso y sentimental, pretendía que se sintiese querida y apreciada, que el resentimiento que guardaba en su interior, por sus malas experiencias amorosas, se desvaneciesen y dieran paso a un bienestar y una gozada de las sensibilidades y sensaciones que llevamos y experimentamos en nuestros cuerpos.

Mis apretones se intensificaron y pasaron, por su efusividad, a ser mimos y achuchones que encendieron nuestro interior, comenzamos una labor de apasionadas caricias y sobeteos que desembocaron en un acaloramiento de nuestras percepciones y un aumento de nuestras pulsaciones. Nos besamos con tanta emotividad y apasionamiento que parecíamos dos adolescentes colegiales liberando su deseo. Después de nuestro desenfrenado morreo y nuestra extremada calentura, Kaira sugirió adoptar una disposición más cómoda, me indicó el camino de su dormitorio y cuando llegamos a éste, me insinuó que me pusiera confortable, iba a darme una sorpresa.

Me aligeré de ropa, quedándome en slip y me tumbé sobre la cama, ella fue al cuarto de baño después de tomar una prenda, cuando salió, me quedé maravillado, apareció con un body de color negro, extremadamente estimulante; en él, resaltaban sus hermosos pechos y aunque era un poco rellenita remarcaba sus curvas, dándole una sensación de tigresa deseable. Aquella imagen me subió la moral de tal manera que mi herramienta se infló en un cortísimo periodo de tiempo. Tenía unas ganas locas de poseerla y premiarla con todos los incentivos de gusto y deleite que pudiera otorgarla, vamos, que estaba poseso por echarla un polvo que recordase toda su vida.

Retomamos la función con un buen morreo y notando que mi cipote se inflamaba, la solicité una mamada que me pusiera todavía más a tono, sus labios recorrieron toda la longitud del tronco de mi polla, produciéndome una estimulación atroz. Cuando me puso en forma, me sumergí en su almeja, aparté la zona baja del body y la empecé a comer toda su raja, me recreé con su clítoris, haciéndola sentir los juegos de mi lengua sobre él, eso hizo que su temperatura ambiental subiese; se percibía que gozaba, se empezaba a derretir, esa era mi meta, que mi jabata se regocijase con el sexo.

Su estado avanzado de excitación, me llevaron a proponerla que adoptase la posición de la perrita, quería deleitarme con esta pose para saturarme de la visión de su provocador trasero y sus colgantes tetas, que perspectiva más estimulante.

Lentamente, la fui introduciendo mi lanza, comencé los envites para que advirtiera la dureza de mi verga, cada empujón era un soplo de disfrute para ella. De hecho, susurraba:

-Ooooh….Luis, que gozada, que sensaciones más gratificantes.

-Te la voy a meter hasta el fondo, para que te dobles de gusto.

-Quiero que experimentes espasmos de gusto, que te retuerzas de satisfacción.

-Aaaah….Luis, que pollón más rico, como lo noto, como juegas con mi sensibilidad.

-Adoro que goces de esta manera, ansía esta verga que te idolatra y que aspira a premiarte con el summum del gozo y el placer.

-Luis, que maravilla, que pedazo de polvo, dame fuerte, empuja y clávamela, me encanta sentirla.

Mi loba estaba alcanzando la cima del gustillo, su dicha era inconmensurable. Yo seguía con mis sacudidas, nuestros orgasmos estaban próximos, el ajetreo vivido había enervado nuestro riego, el desenlace final estaba llegando. El desafío era aguantar lo posible para seguir gozando, pero las sensaciones eran demasiado intensas y el placer colmaba todas estas deliciosas sensaciones.

-Luis tus sacudidas me vuelven loca, que agrado sentir los golpes de tus huevos en mi trasero, que sensación más diabólica, me llena plenamente.

-Luis, no pares, acelera, aceleraaaa, me corro, me corroooooo….., aaaah….,aaaah….que gustazooooo…….

Su verborrea aligero mi proceso y me llevo al orgasmo, me vacié en su pandero y la restregué toda mi leche calentita por aquellas inmensas posaderas.

Terminamos y dejamos abierto el camino para nuevos encuentros, mi ensayo había llegado a buen puerto, aquella fémina estaba orientada hacia la buena trayectoria, que no era otra que vivir intensamente la sexualidad, siempre de manera sana y placentera.

Al despedirme, me llamó la atención algún ruido oído por la casa y alguna prenda no observada a nuestra llegada, parecía como si alguien más se hallase en la casa, no quise darle más importancia, pero me quedó la duda y la incertidumbre. Continuará, hasta la siguiente.

Enviarme comentarios para mejorar, estimular y animar mi capacidad creativa. Correo luiscalenton35@gmail.com . Gracias amigos.