Historias del abuelo calentón (14)

Nueva experiencia con mi tía Silvia, mujer apasionada y sedienta de sexo.

HISTORIAS DEL ABUELO CALENTÓN (14)

Habían pasado unos días de mi encuentro con mi tía Silvia y estaba deseando que llegase el domingo para estar de nuevo cerca de ella. Recordaba mi vivencia con esta leona y una corriente de energía llenaba todo mi cuerpo. Que sensaciones más apasionadas había experimentado con aquella hembra. Era evidente que los dos estábamos sedientos de sexo y por mí no iba a quedar que tuviera todo lo que necesitara y más.

Llegó el domingo y sabía a ciencia cierta que la queridísima me iba a mandar a recoger su ropa. Yo tenía que maquinar el tiempo que iba a necesitar para poder darle a aquella jaca toda la manteca que solicitase. Que imágenes más suculentas me venían del aprendizaje experimentado con mi tía, que manera de entregarnos al goce y la lujuria. Todo esto me tenía tan caliente que estaba deseando que llegase el día de visitarla. Así ocurrió, la queridísima me comentó que por la mañana tenía una obligación, traerla su ropa de casa de la tía. Reaccioné y la sugerí que como era festivo y había quedado con mis amigos, me marcharía pronto para atender a ambos asuntos. Calculé la duración y me apresuré para irme lo antes posible y aprovechar el tiempo.

Todo se había puesto favorable, dado que ese día regresarían mi tío y mi primo del pueblo, yo debía planificarlo para poder tener espacio para dedicarle a mi leona. Llegué a su casa sobre las 12,00 h., me recibió con una bata de porte corta que dejaban ver bien sus carnosas piernas, nos dimos dos besos y me tuve que controlar para no perderla el respeto y pegarla un buen meneo. Caminó delante de mí, contoneando su culo, y esto me puso enfermo, que impulsos de darla unos buenos cachetes en sus mullidos glúteos.

Llegamos al salón y me comentó:

-Luisito me pillas desarreglada, he estado toda la mañana terminando el encargo de tu madre, y sí al final lo he conseguido, lo he acabado.

-No te preocupes tita, tú estás siempre guapa.

-¡Ay!  Luisito da gusto contigo, que cumplidor que eres.

-Tía te digo la verdad, eres una mujer bella.

Quería jugar con ella y que se sintiera cómoda, así podría acometer metas más grandes. Estaba deseando meterla mano, pero requería su tiempo y su preparación.

Nos sentamos en el sofá del salón y me ofreció un café o un refresco. Yo empecé a mirar descaradamente la abertura de su bata, tanto arriba como abajo, y puse aspecto de viciosillo, quería soliviantarla. Ella que era muy astuta se percató, y me dijo:

-Luisito tu mirada te delata, ¿Estas intentando divisar mis intimidades?

-Sí tía, me has pillado, pero como te he dicho eres una mujer muy erótica y me encanta contemplarte.

-Zalamero, como camelas a tu tía.

Como quería acelerar un poco la situación y pasar a disfrutar de aquella loba la contesté:

-Tía eres una mujer que con tus atributos levantas pasiones en la entrepierna.

-Luisito que cosas tienes, eres un poco verderón.

Como disimulaba la cachonda, tenía más ganas de rabo que una yegua en celo, pero le gustaba jugar con el pipiolo de su sobrino. Yo envidé más y le dije:

- Tía ¿Es que es mentira que me pones la polla más tiesa que el palo de la bandera?

-Luisito, a veces eres demasiado filósofo y otras eres muy basto.

Seguía jugando, y yo pensé: “A ti sí que te daba yo con el bastón que tengo en mi bragueta”.

Aproveché mi calentura, que ya empezaba a ser notoria y le manifesté:

-Tía, mira como tengo la verga.

-Luisito estás empalmado, ¿No te da vergüenza?

Que cara tenía y que osada era. Yo le eché más leña al fuego y respondí:

-No tía, porque mi herramienta se está acondicionando para cogerte como el otro día.

Me abalancé sobre ella para que no titubease, la tomé por la cintura y la agarré fuerte, la obsequié con un buen morreo que ella recibió de una manera calmosa, para después incrementarlo con frenesí y vehemencia. Empecé a meterla mano por todas sus partes íntimas; la sobaba las tetas, el culo; aquello era un desenfreno. Ella por su parte también disfrutaba de mi cuerpo, lo tocaba y cuando tuvo oportunidad se abrió paso entre mis prendas para amasar y manosear mi miembro. La quité la bata y se quedó en sujetador y bragas, pero por poco tiempo.

Me susurró que le acompañase al dormitorio. Estaba que explotaba; me iba a cepillar a aquella hembra en su trono, aquello me indujo un morbo que hizo que mi vástago se llenase de riego hirviente. Llegamos a su cama y me susurró que la quitase sus prendas íntimas. Lo ejecuté de manera sensual y refinada, como les gusta a las féminas. Ella me despojó de mi slip y pudo comprobar lo erguido de mi falo. Aquella lanza la ponía, sabía que era símbolo de sentirse deseada y anhelada. Y comentó:

-Luisito que nabo se te pone, hijo.

-Tía, ya te he dicho que me pones fuera de control y calientas mi aparato.

-Bueno mi niño, pues habrá que disfrutarlo.

Ya sí era la cachonda y zorra que yo quería para gozar del sexo.

-Luisito túmbate, cielo mío vamos a deleitarnos con estas cositas tan ricas que nos da la vida.

Me tumbé en la cama y la dejé hacer, así era como ella se sentía más placentera, siendo dominadora y controladora de la situación. Agarró mi erecto misil y suavemente se lo introdujo. Comenzó un movimiento de ajetreo que nos colmó de goce y felicidad.

- Aaaah…… Luisito, que maravilla, que vergota más consistente tienes, lo que me hace sentir.

-Tía que bien te mueves, menea el trasero para que la cabezota de mi polla se vuelva loca.

-Lo que me pidas granuja, dale tralla a tu tía, aaaah…..que gustazo.

-Asíiiii….. leona,asíiiiiii….., que buena zorra me estoy follando.

-Umm…….cabrón no me digas esas cosas tan calientes.

-Tú muévete tigresa, haz sufrir de gusto a mi polla.

Mientras subía y bajaba por toda la extensión de mi mástil, mis manos eran como los tentáculos de un pulpo, la sobaba y manoseaba aquellas deliciosas tetas. Me tenía desenfrenado, pero también quería hacerla saber que no tenía un semental inexperto, así, decidí sorprenderla y la dije:

-Tía bájate y ponte a cuatro patas, que te voy a hacer ver las estrellas, pero de gusto.

Se quedó sorprendida, pero le gusto la novedad.

Me puso todo su voluminoso culo y toda su raja a mi disposición. Verla en aquella posición y en el trono de su cama hizo que me pusiese más berraco. La embestí con todo mi vástago, quería que palpase toda la dureza de mi pene y comencé un movimiento de mete y saca que nos llevó al paraíso.

-Ooooh,ooooh……Luisito que bribón eres, golfo como abusas de tu tía.

-No tita, te doy lo que tú deseas, una buena polla y un placer inmenso.

-Aaaah…..,aaaah….. que rico, como disfruto mi niño.

-Sigue así, no pares, sigueee…..

-Todo para ti Tita, gozaaaa…….

-Aaaah…,aaaah….., Luisito no voy a poder aguantar, estoy a punto de correrme.

-No te preocupes tita, tú goza, que tu sobrino está aquí para darte satisfacción, aaaaah…..

-Sigue Luisito, sigueeeeee………, me corro, me corrooooooo…..

Aceleré el movimiento de entrada y salida para que ella lo experimentase más profundamente. Me encantaba verla regocijarse. Yo no pude tampoco aguantar ese ritmo impetuoso y me salí de su cueva para obsequiarla con una buena corrida por todas sus nalgas. Me apuntilló:

-Luisito no estamos haciendo las cosas bien, esto que acabamos de realizar es obsceno y disparatado .

Para tranquilizarla, la respondí:

-Tía hemos gozado y aprovechado los placeres que nos da la vida, cuando tú quieras estoy a tu disposición para seguir practicando este deporte tan genial que tan buen bienestar corporal y mental nos produce.

-Luisito eres un tunante y me tienes embaucada, pero me haces tan dichosa y me dejas tan satisfecha que me pensaré tu proposición.

La di un beso en la boca y me despedí de ella, sabiendo que habría próxima vez, era una mujer ardiente y le gustaba gozar.

Enviarme comentarios para mejorar, estimular y animar mi capacidad creativa. Correo luiscalenton35@gmail.com . Gracias amigos.