Historias de vestuario

Cosas que pasan cuando los vestuarios son mixtos.

Historias de vestuario

Mi novia trabaja en un escuela de danza pequeña de Vigo en la que, por falta de espacio, el vestuario que hay es mixto. Normalmente casi todas las alumnas son mujeres pero siempre hay cada curso algunos hombres apuntados a las clases. Los que me conozcáis de otros relatos, sabéis que me encanta el tema del voyeurismo y exhibicionismo, tanto mío como de mi pareja. Me costó convencerla de que buscara alguna vez las coincidencias en el vestuario, pero ahora me cuenta todo lo que sucede allí para que me pueda hacer unas buenas pajas o esté más encendido con ella. Mi novia ha comprobado que es un método infalible para ponerme cachondo automáticamente, lo cuál ayudó a que se animara a contarme historias. Os voy a contar la mejor de todas para mí porque hay mucha picardía en ella. Aviso de que sólo hay voyeurismo, sin nada de sexo.

En el final del curso de hace dos años, en la clase de la mañana, mi novia tenía un alumno masculino llamado Manolo, un chico de 20 años bastante fornido y guapito. El último día, se quedaron hablando al final de si le podía recomendar algún taller de verano para no parar tanto tiempo seguido. Mi novia le estuvo apuntando algunas direcciones y páginas web dónde consultar la oferta que había para ese verano. Cuando acabaron, Manolo se ofreció a llevar a mi novia en coche y ella aceptó porque tenía que ir a Hacienda a presentar la declaración de la renta. La mayoría de la gente que va a esas clases, no suele cambiarse más que el calzado y a veces la camiseta. Mi novia, después de ser pesado, sí que lo hace pero, al ser la profesora, suele estar sola cuando llega al vestuario. Ese día se metieron los dos en el vestuario. Manolo solo tenía que calzarse pero se estuvo haciendo el remolón mientras mi novia iba a hacer pis. Cuando salió, mi novia sacó de la mochila la ropa que iba a ponerse: una mini, una camiseta de tirantes, un tanguita y un sujetador. Dijo que se acordó de mí en ese momento y, como iba a ser mi cumpleaños dentro de poco, que iba a intentar hacerlo bien. Se sentó en el banco a quitarse las botas de danza y le preguntó a Manolo:

¿a ti qué te parece lo de tener un vestuario mixto? Te lo pregunto porque muchos de los tíos que pasan por aquí están más incómodos incluso que las tías, cuando debería ser al revés

A mí no me importa- dijo él algo tímido

Eso pienso yo, que a los tíos, tal como sois, os debería molar eso de ver cómo nos cambiamos- añadió mi novia

Claro, eso es lo normal, está guay- le respondió sin tanta tímidez

Tu te pondrías la botas este año con tus compañeras de clase, eh?- le dijo riendo mi novia mientras se sacaba los calcetines. Con esa conversación, le daba a Manolo la excusa perfecta para quedarse sentado en el banco mientras ella se cambiaba

Pues no te creas, lo más que las he visto son en sujetador, pero tampoco me ando fijando, eh!!- dijo él para que no pensara mi novia que era un mirón

Pues eres tonto si no te fijas- dijo riendo ella- nosotras nos fijamos. El punto es hacerlo con discreción para no molestar.

A ti no te importa que te miren?- le preguntó todo inocente

¿A estas alturas?, qué va, estoy acostumbrada- contestó mientras se quitaba la camiseta que llevaba puesta, quedando a la vista su sujetador que, como era deportivo, tampoco dejaba ver demasiado

Entonces, ¿no te importa que siga aquí mientras te cambias y podemos seguir charlando?- volvió a preguntar pero ya sin tanta inocencia. La conversación había llegado al punto que quería mi novia.

Ja, ja, ja, ja, quedaría fatal ahora si te digo que me esperes fuera, no?-reía mi novia-esto me pasa por hablar más de la cuenta, ja,ja,ja,ja

No pasa nada, profe- dijo él todo lleno de buenas intenciones

Tranquilo- le dijo ella- pero no mires muy fijamente

Vale, voy a enviar un mensaje a mi madre de que llegaré más tarde de lo que le dije-

Así que mientras Manolo sacaba su móvil de su bolsa de mano, mi novia se quitaba el pantalón de chándal primero, luego el sujetador, quedando solo con el tanga puesto. Con toda la calma del mundo, dobló la ropa de la clase y la guardó en la mochila. Manolo había escrito ya su sms e intentaba distraer la vista mirando cosas en su móvil, pero los ojos le iban seguido al cuerpo de mi novia. Notando la situación un poco tensa, mi novia le gastó otra broma que, de paso, daba otra oportunidad para seguir jugando:

  • oye, si me sacas fotos con el móvil, que no se me vea la cara

  • ¿cómo voy a hacer eso, tía?- le respondió haciéndose el ofendido

  • yo lo haría si me gustara lo que veo y para fardar delante de mis amigas

  • venga ya, no me lo creo

  • da igual, era solo una broma, que estás muy tenso- le tranquilizó mi novia temiendo que se estropeara el juego

  • vale, pero ya que no te parece mal, voy a quitarte una, jeje-bromeó tímidamente

  • si te queda bien, adelante, pero luego me la enseñas- le retó de broma ella

Se puso de espaldas a él, se puso primero la mini. Con ella puesta, se quitó el tanga que llevaba puesto y se puso uno limpio, levantando su mini para colocarlo bien. Luego, con el sujetador en la mano, se movió un poco para darle más ángulo y se lo colocó lentamente. Manolo le sacaba las fotos con el móvil pero tampoco la luz era la mejor y ella se movía mucho. Mi novia vio su paquete empalmado a través de la fina tela del pantalón de él y, aprovechando una nueva oportunidad de seguir con el juego, bromeó señalándolo:

a eso también habría que sacarle una foto, digo yo- dijo mientras buscaba su móvil en la mochila-ponte de perfil

en serio?- le preguntó ya no sabiendo hasta dónde iba a llegar aquello

claro- respondió con una sonrisa mi novia

Manolo se levantó y se puso de perfil y mi novia le sacó una foto con el móvil.

así también puedo fardar yo del efecto que provoco en los jóvenes- dijo toda orgullosa

¿quieres que me baje el pantalón?- preguntó él de forma tímida pero intentando claramente llegar a algo más

Si quieres, por mí encantada- le respondió mi novia mientras se ponía la camiseta de tirantes

Manolo se bajó el pantalón y quedaron a la vista sus boxers muy abultados con su paquete empalmado. Mi novia sacó otra foto, esta en primer plano. Luego se guardó el móvil en la mochila y dijo:

¿vamos?

El pobre Manolo se quedó con dos palmos de narices seguro. Pero el año siguiente volvió a matricularse en las clases de mi novia y ya os contaré más historias.