Historias de una vida I

Se podría decir que todo comenzó por accidente.

Se podría decir que todo comenzó por accidente.

Pero para llegar ha ese momento hay que explicar como termine en el lugar equivocado en el momento equivocado.

La tarde había sido agotadora. Tener contabilidad de dos a cinco de tarde con 35 grados de temperatura en un aula con 23 compañeros mas no era nada lindo. Pero no pintaba tan fea la cuestión. Teníamos un partido de futbol esta tarde de un torneo en el que estábamos compitiendo y podíamos quedar a dos puntos del líder si ganábamos.

Viendo como pintaba la cuestión solo tenia que esperar a que toque el timbre y la profesora Elena nos dejase salir. Pero parecía que estaba muy interesada en fastidiarnos el fin de semana.

— Bueno chicos. Como deberían saber se acerca la semana de exámenes del primer trimestre y parte de su examen final es el desarrollo de una estrategia de reestructuración de la deuda de una empresa privada. Van a tener dos semanas para preparar el trabajo y presentarlo. — los suspiros molestos se extendieron por el aula e hizo que Elena aclarase la garganta para continuar y no perdernos en ese momento de distracción. — Tendrán que agruparse de cuatro alumnos, dos chicas y dos chicos, sin excepción. — atajo antes de mas quejas.

— En la plataforma se encuentran los trabajos. Son en total diez archivos, asique tendrán para elegir a gusto.

Sonó el timbre y me acerque a mi hermana. Para ir contando. En mi familia somos seis. Mi hermana mayor Alicia o Liss de 24, Mauricio de 23 y mi hermana Annabeth y yo, Franco Y somos mellizos. No nos parecemos mucho pero tenemos los mismo ojos y cabello. Liss y Mauricio viven en un departamento en la ciudad a dos horas de casa. Y mis padres no están casi nunca en casa. Sus trabajos los obliga a viajar y pasan muchos días seguidos fuera de casa. Por lo que nos educamos con niñeras hasta hace dos años cuando les dijimos a mis padres que nos encargábamos nosotros y accedieron a cambio de tener una empleada que viniese a limpiar tres veces a la semana. Asique pudimos acordar y obtener libertad sin vigilancia.

En fin me acerque y le comente.

— ¿Vamos hacer el trabajo juntos?

— Si como siempre. — Me dijo mientras salíamos y le hacía seña a sus amigas para que la esperaran. — Pero si elegís a uno de tus amigos que sea uno que no se haga el flojo y no trabaje.

— Ok, tal vez le diga a Ivan. — le dije tranquilizándola. — ¿y vos a quien vas invitar?

Miro a quienes están al final del pasillo, sus amigas, y reflexionando respondió:

— A Laura o Clara. — eran las amigas mas cercanas de Ana de un grupo de cinco, y eran unos minones, Laura era rubia de ojos azules, con el culo paradito y firme, con unas tetas medianas. Clara en cambio era morocha con lolas mas grandes que Laura, con un culo mas chico que el de ella pero con unas piernas largas y esbeltas y una cinturita de avispa.

Ana me miro de reojo pero no dijo nada. Me había pillado unas cuantas veces observando a sus amigas. Sin embargo, jamás había dicho nada.

—  Yo le digo a uno de los muchachos entonces…

— Que no sea de los babosos… — respondió ella mirándome con pena… Era cierto que eran bastante babosos algunos, ya se le habían largado a mi hermana pero ella ni bola les había dado.

La mire con cara de escéptico y le respondí:

— Ok, ya vere… Hoy tengo partido, llego a la hora de la cena…

— Ok, te espero y pedimos una pizza. Nos vemos… — Dijo mientras se alejaba para reunirse con sus amigas…

Alcance a los muchachos y fuimos a tomar algo antes del partido.

Cerca de la siete llegamos a la cancha para encontrarnos con que no habría partido. Problemas eléctricos no hacían posible jugar todos los partidos de la fecha que los iban a pasar para el domingo…

Enojados nos dirigimos a nuestras casa. En el camino le dije a Diego si quería hacer equipo con nosotros para el trabajo de contabilidad y le encanto la idea… Él era de los pocos que no se había insinuado a mi hermana.

Al llegar a casa, a las 19:30, la encontré en silencio. Lo cual me pareció extraño. Usualmente mi hermana esta con su celular viendo series cuando llego a las nueve. No le di tanta importancia.

Pero mientras subía las escaleras comencé a escuchar un extraño sonido procedente de arriba, parecían quejidos… Instintivamente comencé a caminar sin hacer alboroto y evitando cualquier sonido que pudiese causar. Al llegar al piso vi la habitación de mi hermana con la puerta entre abierta y la luz que se filtraba  alumbraba el pasillo. Los quejidos salían de allí.

Y definitivamente no eran quejidos… Eran gemidos claramente sexuales.

—     Hhhhhaaaa, haaaaa — eran sutiles pero muy claros.

La curiosidad pudo conmigo y sutilmente me acerque a observar.

Encontré a mi hermana sobre su cama, estaba completamente desnuda y la luz tenue mostraba una figura digna de admirar. Ya nos habíamos visto sin ropa antes, pero eso había sido hace años cuando aun no estábamos desarrollados.

Su cuerpo había cambiado y asentado sus curvas. Y por primera vez la vi como mujer y no como mi hermana.

Tenía la espalda ligeramente arqueada, lo que resaltaba sus senos y mostraba en todo su esplendor los pezones erectos apuntando al techo. Su mano izquierda desaparecía entre sus muslos y se movía rítmicamente. Su cuerpo brillaba por el intenso sudor que la bañaba y la mostraba extremadamente apetecible.

Mi boca estaba abierta y tengo que admitir que salive un poco. Pero ese no era el problema. Mi entrepierna se había endurecido y comenzaba a dolerme. Instintivamente tuve que llevar mi mano sobre el pantalón y comencé a masajearme de manera de manera lenta.

—  Hhhhaaaaa hhhhhaaaaaa siiii, por dioooooos… — ella continuaba gimiendo cada vez mas rápido a medida que aumentaba la velocidad de su mano entre sus muslos. La otra mano retorcía las sabanas y arqueaba la espalda cada vez mas…

Yo seguía de pie con una erección que gritaba por salir. Y mi hermana a cinco metros de mi, que por sus gemidos, estaba a punto de correrse. De pronto cuando estaba al borde del éxtasis mientras estiraba su ultimo “siiiiiiiiiiiii”  y yo al borde de correrme en mi bóxer sonó mi celular.

Lo primero que hice fue buscar desesperado mi celular en el bolcillo que sonaba de manera estridente por la tención del momento. Cuando logre contar la llamada, que no tenia ni idea de quien era, levante la vista y me encontré con la mirada de mi hermana que respiraba de manera agitada y tenia una cara de susto y excitación que estaba divina.

Lo único que hice fue darme vuelta y salí corriendo a mi habitación.