Historias de una pija cachonda (3)

Claudia se ve sometida nuevamente por sus captores... aunque la dejan participar y demostrar su valía al final se llevará una desagradable sorpresa.

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El descubrimiento - http://www.todorelatos.com/relato/71028/

El primer día - http://www.todorelatos.com/relato/71052/


Cuando Claudia despertó, todavía sentía dentro de ella los consoladores que la mujer había utilizado para penetrarla por ambos agujeros, el de su culo, todavía estaba caliente y el que le habían introducido por delante, seguía fresquito, lo que le producía una extraña sensación, tenía su culo dolorido y por un momento temió que se lo dejaran insensible, hubiera deseado tocarse abajo, pero las esposas se lo impedían, seguía con los ojos vendados y había perdido totalmente la noción del tiempo, no sabía cuánto tiempo había pasado desde que la habían secuestrado y mucho menos la duración de las aunque excitantes, obligadas sesiones de sexo a que se había visto sometida, había dormido mucho tiempo de eso estaba segura, siempre que dormía demasiado le terminaba doliendo la cabeza.

De lo que si estaba segura es de que sus secuestradores le estaban haciendo sentir cosas que nunca imaginó y aunque su lado consciente no podía reconocerlo, ya que estaba siendo usada como un simple juguete, un objeto de placer, atada, forzada contra su voluntad, y aunque técnicamente no había sido violada, en su fuero mas interno sabía lo mucho que había deseado en los momentos de mayor excitación, que los hombres que se habían vaciado en su boca la hubieran penetrado, lo mucho que había deseado poder participar y ser parte activa, tanto había disfrutado que lo hubiera hecho gustosamente, siempre se considero la mas morbosa de su grupo de amigas, recordó que casi todas se ruborizaban y la trataban de exagerada, cuando ella les contaba las muchas fantasías que a menudo se le pasaban por la cabeza, pero a todas luces lo que estaba viviendo superaba con creces la mas descabellada de sus ensoñaciones

Sintió el sonido de una llave, iban a entrar, decidió hacerse la dormida - por mucho que la hicieran gozar, no se encontraba bien, tenía algo de jaqueca y no quería ser usada de nuevo, deseaba volver a la seguridad de su vida, su casa, su familia, sus amigas - sintió los pasos que se acercaban a ella y se detuvieron justo delante de su cama lo que devolvió el silencio a la sala, no supo durante cuánto tiempo se prolongo ese silencio, posiblemente fueran unos breves segundos que a ella le parecieron una eternidad y en ese lapsus de silencio, sin entender cómo, ni porqué y a pesar del evidente malestar físico que sentía, en ese preciso momento la invadió el deseo de ser acariciada de nuevo, deseó que fuera nuevamente la mujer, que la acariciara, que abriera nuevamente su blusa y besara sus pezones, deseó volver a tener dentro de sí la húmeda lengua del número 1, o mejor dicho de la Numero 1, Claudia se estremeció, al recordar la húmeda lengua de la mujer jugueteando con su lengua, mordisqueando sus labios, su cuello, besando y lamiendo por detrás de sus orejas, recordó la lengua femenina recorriendo todo su cuerpo sin dejarse ni un solo rincón, la recordó en su clítoris, jugando con él mordisqueándolo, recordó sobre todo cuando comenzó a lamer el agujerito de su culo empezando a humedecerlo y prepararlo para empezar a introducir el caliente consolador que aún conservaba en su interior. Una mano se apoyo sobre su hombro, Claudia, se estremeció, pero la mano solo se limito a moverla un poco para despertarla

Despierta - le dijo la voz, mientras le soltaba las esposas – tendrás que comer alguna cosa.

Por la voz, reconoció que era el mismo hambre que el primer día le preparó la comida, no había vuelto a oír esa voz, por lo que debía ser el único hombre de ese sitio que todavía no se había aprovechado de ella, sintió gratitud por ello, la ayudo a incorporarse y la acompañó al cuarto de al lado, el lugar donde había comido aquel día, ser nuevamente consciente de haber perdido la noción del tiempo, la inquietaba, aun más.

Una vez dentro del cuarto, el hombre le quitó la venda, la habitación seguía igual que la recordaba, iluminada únicamente por la luz artificial de 2 grandes fluorescentes, lo único que había cambiado era la mesa, en lugar de estar pegada a la pared, estaba en el centro de la estancia, se miró a sí misma, todavía llevaba puesta la misma ropa que el día que fue secuestrada, sólo que mucho mas arrugada, su blusa estaba un poco desabrochada y dejaba ver claramente sus pechos, jóvenes, tersos y duros, al parecer sus secuestradores les excitaba esa visión, ella tumbada, inmóvil, sin poder defenderse, con sus pechos prácticamente expuestos y tapados tan solo por un poco de tela de la blusa, mientras sus pezones apuntan erguidos hacia el techo y luchan por salir, estaba inequívocamente excitada a causa del reciente recuerdo de las caricias recibidas por la mujer, y la verdad es que no lo entendía demasiado bien, ya que nunca fue esa su zona más erógena, o quizás fuese que los chicos con los que había estado, no habían sabido acariciárselos como lo había hecho aquella mujer. Su falda, estaba arrugada y sus secuestradores se habían tomado la molestia de ponerle las bragas después de cada sesión y bajarle la falda, incluso en la última sesión en la que le habían dejado los consoladores dentro de cada uno de sus agujeritos, le habían vuelto a poner las braguitas. En ese preciso instante, Claudia fue consciente del olor que ella misma desprendía, no se había duchado desde su llegada, pero ése no era el olor más fuerte que emanaba su cuerpo, percibió en sí misma el olor del semen que los hombres habían derramado por todo su cuerpo, ojos, cara, boca, cuello, pechos, barriga, prácticamente no habían dejado ni un solo centímetro de su cuerpo sin regar, recordó además que la mujer también se había corrido sobre ella, todo eso se había mezclado con sus propios orgasmos y recordó que además también se había orinado después de haberse corrido en la furgoneta.

El hombre, ataviado de la misma forma que la otra vez, le indicó donde se debía sentar, en realidad era el mismo sitio de la otra vez, solo que como había observado antes la mesa ya no estaba pegada a la pared. En el momento en que el hombre puso el plato (otra vez tortilla francesa, quizá fuese lo único que sabía cocinar) y antes de que a ella le diese tiempo a coger el cuchillo, entraron en el cuarto cuatro hombres, todos vestidos como el primero y se pusieron a uno a cada lado de ella y otros dos justo enfrente, al otro lado de la mesa.

- Pijita, tendrás que ganarte la comida – dijo el primer hombre – al tiempo que el que estaba a su izquierda, le cogía la mano a Claudia obligándole a soltar el tenedor.

En ese instante los cuatro hombres alzaron sus sotanas, observo que cada uno de ellos llevaba un numero pintado en su sotana, el de su izquierda llevaba el número 3, el de su derecha el 8, y los dos de enfrente el 4 y el 5 respectivamente, debajo de la sotana, llevaban unos pantalones de ciclista, pero largos hasta los tobillos y en su entrepierna estaban recortados, para dejar al aire sus partes, además de la raja de sus culos, por encima del pantalón y siempre debajo de la sotana, mantenían su uniforme de ciclista, el hombre que la tenia cogida por la mano, llevo esta a su pene, mientras los otros tres comenzaban a masturbarse, estaba claro que no la iban a dejar descansar ni siquiera un rato, Claudia, empezó a mover la polla que habían puesto en su mano, estaba flácida, por lo que la tuvo que coger con dos dedos y empezó a menearla despacio, sintió como las manos del que tenía a su derecha empezaba a juguetear con sus pechos a través de su blusa abierta.

- Chúpamela – dijo el que tenía a su izquierda, al tiempo que su mano derecha empujaba por la nuca su cabeza hacia su pequeño y arrugado pene – verás cómo se pone dura en tu boquita de chupona.

Claudia, siente como la mano del hombre le acerca su cabeza hacia el pene y se ve obligada a introducírselo dentro de la boca, pasa su lengua por el glande destapado y aprieta sus labios alrededor del pene, con sus 2 dedos inicia un lento movimiento de masturbación acompañado por el movimiento de sus labios, en el interior, su lengua, recorre su pene en todas las direcciones, alternando pequeños movimientos circulares, cambiando el sentido de estos, primero de derecha a izquierda y después a la inversa con movimientos de la lengua a lo largo del tronco de este, poco a poco, siente en su interior como el pequeño pene se va endureciendo, haciéndose cada vez mas y mas grande, lo que le obliga a abrir más la boca, también siente la presión de sus labios sobre las venas ya hinchadas y procura que haya suficiente saliva para permitir que sus labios apretados, recorran con más facilidad el pene de arriba abajo, ella lo haría de otra forma, pero la mano del hombre guía su cabeza y no le permite sacarse de la boca el pene, pera besarlo, mordisquearlo, chupar sus huevos, como a ella le gusta hacer, nuevamente se siente muy excitada una vez más, una vez más, su calentura y su morbo le han ganado la batalla al sentido común, su cuerpo ha tomado el control de la situación su mente y que se va a entregar a su deseo, es en ese momento se da cuenta que los hombres, que antes estaban, al otro lado de la mesa, han movido esta y ahora están situados entre la mesa y ella, han seguido masturbándose y tienen sus pollas bien duras, el número 4 se quita la capucha que le cubre la cara y que a Claudia le recuerda a los capuchones que se llevan en las procesiones, y sin dejar de chupar la polla del primero, ve, que debajo llevan un pasamontañas que sólo les deja al descubierto los ojos y la boca - tantas precauciones la inquietan y asustan un poco, pero la calentura puede mas - él empieza a comerse su pecho izquierdo, mientras el número 5 empieza a restregarle la dura polla por la otra teta y a introducir su pezón dentro de su glande, y después, se la acerca a la boca, pidiendo un poco de atención, por lo que se gira un poco y cogiendo una polla con cada mano, empieza a pajear a los 2, mientras su boca pasa de una polla a la otra alternativamente, lame el capullo de uno, su lengua lo recorre y después pasa al otro, así alternativamente hasta se siente empujada a meterse las 2 pollas a la vez en su boca, casi no le caben, su lengua está entre los 2 glandes, cuando el numero 3 (al parecer el que lleva la batuta en esta nueva sesión) empieza a mover sus caderas como si quisiera follarle la boca, sin esperar que su compañero saque la suya, el numero 4 le está comiendo todo su cuerpo, le esta lamiendo el clítoris sin sacarle el consolador, siente como le abre la piernas todo lo que puede para facilitarle la faena cuando el hombre empieza a jugar con el consolador de su coño, metiéndolo y sacándolo suavemente, sin prisas, su lengua mientras está jugando con su ya hinchado clítoris. En este momento Claudia se da cuenta de que todavía le falta una polla, aunque dada la situación, se sorprende al desear tener 2 mas, busca con la vista al cuarto hombre, pero no lo ve, debe estar detrás de ella, a su espalda, aún así sigue chupando las dos pollas, está sintiendo sus gemidos, cuando su mano derecha sujeta la cabeza del que esta la está chupando el clítoris y comienza a guiarlo, en ese momento a su izquierda siente que el numero 8 empieza a darle golpecitos en la cara con su polla, Claudia la siente grande y dura, pero como esta medio girada no puede mirar:

- A ver si eres capaz de comerte esa entera, puta chupona – le dice el número 3 (al cual le estaba chupando la polla en esos instantes) al tiempo que le dirige la cabeza hacia la polla que golpea su cara.

Cuando Claudia por fin mira la polla, se da cuenta de que no solo es enorme sino que además es negra como el carbón, solo de imaginarse esa polla dentro de su boca siente un nuevo escalofrío de excitación que recorre todo su cuerpo desde los pies a la cabeza, ese pensamiento está acercándola peligrosamente a un intenso orgasmo, suelta la cabeza al número 4 que sigue chapándole el coño mientras se masturba, se gira lo suficiente para tener la enorme polla negra enfrente de ella, y se promete que la suya, será la mejor mamada que le hagan a jamás al negro que tiene en frente, decidida a ello, suelta la polla del número 3 que todavía tenía en su mano, coge con las dos manos el negro aparato que tiene frente a sus ojos y comienza a besarlo, no tiene ninguna prisa, primero besa el glande y lo mordisquea, al tiempo que alza su mirada hacia arriba, y mira al negro todavía encapuchado, lo que daría por verle la cara, pero está segura, de que él si vera su cara de viciosa y que el verá el brillo de sus ojos y ella sabe muy bien que eso a los hombres les vuelve locos, una de sus manos empieza a acariciarle y a pellizcarle los huevos, mientras que ella va besando el pene en toda su longitud, lo besa, le pasa la lengua y le mordisquea el pellejo, se lo levanta y lo besa por su base, en toda su longitud, lo lame, del glande a la base, hasta los huevos, empieza a chuparle, primero un huevo, lo succiona y vuelve a mirar hacia arriba, sabiendo que el negro la está mirando, que vera sus ojos de perra en celo, a Claudia siempre le gustó sentirse como una autentica zorra, siempre deseó que la tratasen como a una puta, pero nunca nadie la hizo sentir como se sentía desde su secuestro, retira su mirada, y chupa el otro huevo, sigue lamiéndole por debajo hasta que llega al agujerito del culo, se lo lame también, su mano derecha, le está agarrando fuertemente el glúteo, es un hombre fuerte, le acaricia, por detrás, su muslo, su culo la base de su espalda, mientras que con su mano continua acariciando de arriba hacia abajo y de abajo arriba la polla más grande que ha tenido nunca entre sus manos, masturbándola suavemente, sin prisas, sus labios vuelven al glande, se lo mete, es tan grande que debe hacer un esfuerzo al abrir la boca, casi le duele, sus dientes rozan suavemente la superficie del pene, y siente que su boca no da más de sí, no tiene diámetro suficiente, introduce la punta de su lengua en el glande, sus labios presionan con fuerza el pene, mientras que con las dos manos, sigue masturbándolo, vuelve a mirar hacia arriba, quiere que le vea, la cara desencajada por el tamaño del pene que se está comiendo, antes de iniciar un lento movimiento de cabeza, hacia delante y hacia atrás, cuando el negro suelta el primer gemido, se sabe atentamente observada por los otros tres, sabe que se están masturbando y sabe que también será la mejor chupada, que ellos presenciaran jamás, sabe que ninguno de esos 4 hombres olvidara la mejor mamada de su vida, poco a poco Claudia siente como la polla le va entrando poco a poco, suelta las manos de la polla se agarra de los glúteos, los agarra con fuerza, su mano izquierda se desplaza hacia abajo, recorriendo los muslos, la base de la espalda, mientras que con la derecha, le acaricia con fuerza la espalda, y pasa al pecho, le gustaría que estuviese desnudo en lugar de llevar esa malla por todo el cuerpo, le gustaría sentir el contacto de su piel, el hombre le pone la mano sobre la cabeza, pero no se la sujeta, ni se la mueve, solo la acompaña en sus movimientos lentos, pero cada vez un poco más rápidos e intensos, casi no pude mover su lengua, pero en cada movimiento de su cabeza la desplaza junto a los labios, para hacer más presión sobre toda la superficie, sobre las venas, cuando se mueve hacia atrás, aprieta ligeramente los dientes, cuando, ya ha conseguido meterse la mitad de la polla en la boca y siente que ya está a punto de atragantarse, decide darle el toque final, al tiempo que incrementa la velocidad del movimiento de su cabeza, con una mano hace una fuerte presión sobre uno de los huevos, ya duro y lleno de semen que está segura va a ser abundante y con la otra por detrás de su glúteos, empieza a meterle el dedo meñique en su culo, mientras su boca se desplazaba adelante y atrás a gran velocidad por el pene,

AH, ah, ah, humm, humm; si, sigue, si , así chupala, asi, si hum, hum, ah – dice el hombre mientras su mano hace fuerza sobre la cabeza de Claudia, pero sin guiarla, - SIGUE ASI!!!, MASSsss!!

Cuando el hombre está a punto de eyacular, Claudia deja de chupar, no quiere que dure tan poco, suelta el huevo y vuelve a masturbarlo poco a poco, su cabeza acompaña despacito el movimiento de la mano, mientras que ha sacado nuevamente el dedo del culo, vuelve a lamer, los huevos y por detrás le lame hasta el agujero del culo, introduciendo ahora su lengua dentro, su mano derecha ahora lo está masturbando con fuerza y energía, Claudia esta sudando, pero no está dispuesta a parar hasta obtener lo que se propone, nuevamente su lengua recorre todo el pene, cambia de mano y sigue masturbándolo, con suavidad, introduce nuevamente la punta de su lengua en el interior del glande y tililla con ella, lo mira nuevamente, y después mira a los otros tres, que se están haciendo las mejores pajas de su vida, se la chuparía a los cuatro a la vez, pero ahora quería disfrutar a tope de esa enorme polla negra, su lengua recorre el pene en toda su longitud, una de sus manos presiona los huevos, mientras la otra sigue acariciando y masturbando con suavidad, siente nuevamente las caricias de los tres hombres, la están chupando, la masturban, están acariciando todo su cuerpo, pero ella esta como hipnotizada y totalmente absorbida, y empieza a introducirse nuevamente la polla, espera ahora poderse meter un trocito mas de polla, como le gustaría podérsela meter entera hasta los huevos, pero es demasiado grande, empieza nuevamente el movimiento rítmico de su cabeza y de su mano, cuando ya se ha metido todo lo que puede, ya no hay sitio para su mano, por lo que vuelve a presionar el huevo, poco a poco aumenta nuevamente de velocidad, obteniendo los gemidos del hombre y siente la polla todavía mas grande que antes.

- Que bien la chupa, la muy puta – dice uno de los otros hombres

  • Es la mejor mamada que he visto en mi vida - responde el otro.

Una vez mas esos comentarios, lejos de degradarla, la hacen sentirse orgullosa de sus habilidades, Justo en ese momento Claudia se da cuenta que el hombre está a punto de correrse, y sin dejar de mamarla mientras se retira, alza la vista, al tiempo que le vuelve a meter de golpe el dedo en el culo (esta vez el índice) y presiona el huevo, el hombre la sujeta con las dos manos la cabeza y da un golpe de cadera y la vuelve a meter, en el momento en que descarga todo su semen dentro de la boca de Claudia, que esta a punto de atragantarse, el hombre da dos golpes más de cadera y suelta el resto de semen que empieza a resbalar por la comisura de los labios de Claudia incapaz de tragar tanta cantidad de semen.

- Idiota!! – dice una la voz del primer hombre, mientras suena un tremendo bofetón – eso no es lo que tenias que hacer!!!

  • y tu golfa!!, ¿has disfrutado verdad? – dice al tiempo que le cruza la cara con otro bofetón tan fuerte que la tira al suelo

La ayudan a sentarse de nuevo en la silla y cuando Claudia alza la vista, ve que los otros tres hombres siguen masturbándose y acariciándola, los ojos de Claudia no pueden ocultar la felicidad que siente y está deseosa de seguir chupando pollas, en ese momento los hombres empiezan a gemir y cuando cree que va a ser nuevamente inundada de semen se giran y se corren encima de la tortilla, cuando han terminado, vuelven cada uno a su sitio inicial.

- Ahora ya puedes comer, perra!! – dice de nuevo la primera voz.

Claudia menea la cabeza a los lado, haciendo gesto de rechazo, cuando el primer hombre la estira de los pelos y le empuja la cabeza hacia delante y dejándola a escasos centímetros de la tortilla francesa completamente cubierta de semen.

- He dicho que te lo comas! – brama de nuevo la voz.

Cuando Claudia comienza a comer, los cuatro hombres, empiezan a masturbase nuevamente, y siguen acariciándola, los pechos, los muslos, le pasan la mano por la cara, tienen la cara desencajada.

- Despacio, come despacio – le dicen nuevamente, mientras vuelve a estirarle de los pelos – no queremos que te atragantes

Claudia sigue comiendo, con el tenedor de plástico que le han dado corta la tortilla en pequeños trocitos y empieza a comérselos una tras otro, ahora siente ganas de llorar, pero las contiene, mientras se pregunta cómo puede ser que le resulte tan desagradable si en la sesión anterior se vaciaron directamente en ella y lo disfruto, - concentrarse en estos pensamientos le hacen un poco menos desagradable la experiencia - los hombres siguen masturbándose, uno se corre en su cara, en el preciso instante en que la abre para meterse en la boca el último trozo de tortilla, los otros tres lo hacen instantes después, en su cara, mientras el primer hombre se la sujeta firmemente.

Cuando los cuatro hombres se han corrido, se bajan nuevamente la sotana y desaparecen de la habitación, el hombre que la golpeo, la ayuda a levantarse de la silla, le quita los consoladores y le vuelve a vendar los ojos y la vuelve a meter en la habitación contigua.