Historias de una pareja morbosa
Historias de una pareja muy morbosa
Estimado lector, soy nuevo en esto de escribir, así que agradeceré cualquier tipo de critica constructiva que me hagáis, para poder mejorar cada día.
Lo que aquí escribo son experiencias vividas por mí y mi pareja o lo que a mí me hubiese gustado que pasase en esas ocasiones, decidid vosotros que es real y que inventado.
Empezaré por presentarnos, yo soy Javier y ella Alicia, yo soy grande, alto, ancho, con algo de calva y con una incipiente tripa, y en cuanto a mi miembro, es normal de largo, pero bastante ancho. Alicia, es también grande, como yo, y con unos kilos de mas, pero con un buen par de tetas, y mas curvas que una carretera de montaña, lo que la hace muy deseable para cualquier hombre.
Nos conocimos ya en la treintena, nos atrajimos desde el principio, aunque el sexo en las primeras ocasiones fue para olvidar, supongo que los nervios y la poca experiencia a pesar de la edad, no ayudó. Pero en cuanto nos cogimos algo mas de confianza mutua, la cosa mejoró y nos descubrimos mutuamente como las personas ardientes y morbosas que en realidad siempre fuimos.
Recuerdo una noche de marcha, en la que ambos salimos con nuestros amigos, Alicia llevaba una falda muy mini que le hacia lucir sus bonitas piernas y su precioso culo, en color negro y por arriba llevaba un top blanco de tirantes y flojo, donde bailaban en libertad sus dos fabulosas tetas. Desde que la vi, con mis pantalones vaqueros y mi polo rojo, ya estaba caliente.
Paso la noche entre risas y bromas con los amigos, aunque tuve que arrimarme a ella en varias ocasiones para espantarle a otros moscardones que querían probar mi miel. Cuando ya era tarde, Alicia se excuso del grupo para ir al baño, cosa a la que yo no le di mayor importancia, pero que con el tiempo aprendí que mi mujer me puede sorprender en cualquier momento. Cuando volvió, se acerco a mi, me beso apasionadamente, con lengua, uno de esos besos que cortan la respiración y dan envidia a los que miran, mientras me metía algo en el bolsillo del pantalón, para sin apartar la cara de la mia decirme.
-Esas son mis bragas, así no tienes que perder el tiempo en quitármelas.
Mi cara se transformo en la de un sátiro sorprendido por la suerte que tenia, mientras que ella con una mal fingida cara de niña buena dice al grupo
-Chicos, me lo voy a llevar que estoy muy cansada y no quiero dormir sola.
Así que nos despedimos entre las burlas de los amigos y salimos del local con mi mano en su trasero y mi miembro ya morcillón.
Como no hay que beber y conducir, cogimos un taxi camino del piso de Alicia, donde ya dejamos dar rienda suelta a nuestra pasión, besándonos y metiéndonos mano todo lo posible, donde ya pude comprobar que la humedad de Alicia era tanta como para manchar la tapicería del taxi. Pagamos lo mas rápido que pudimos y entramos en el edificio, nos subimos al ascensor, donde seguimos metiéndonos mano, pero ya sin disimulo, estábamos abandonados a darnos placer, cuando entre plantas, y a las 5 de la mañana, se nos paró el ascensor con nosotros dentro.
Lejos de preocuparnos, y con la calentura que traíamos, me agaché y comí el conejo de mi compañera, que apoyada contra una esquina del habitáculo, y con las manos agarradas a mi pelo, trataba de no gemir mas de la cuenta, cuando sacie mis ganas de sus flujos, me levante, la bese y le comí los pezones que ya tenia mas que erectos por la situación.
-Follame ya Javi.
Fue todo lo que supo decirme Alicia entre gemido y gemido que ya no controlaba ni el tono ni al emitirlos.
-¡Nena, que rica estas joder!
Fue todo lo que supe decir mientras me bajaba los pantalones, cogía mi miembro ya mas que erecto y lo acercaba a su cueva, para que con la ayuda de mi compañera, introducirle la punta, y una vez conseguido, de un empujón, meterla entera, lo que nos hizo gemir a ambos, y durante unos minutos, conservamos esa posición, hasta que Alicia pidió cambiarnos, se agarro a la barra del ascensor, puso el culo en pompa, y yo le metí mi barra por detrás, que dada la inundación que Alicia tenia en su chocho, entro muy fácilmente, y así estuvimos hasta que se corrió ella y después yo sobre su culo.
Mientras Alicia se vestía, yo llamé a la alarma, y de allí a una hora pudimos irnos al piso a dormir.