Historias de un fontanero

La historia de un fontanero que cuenta una serie de acontecimeintos tra un largo y duro dia de trabajo.

Las 8, no podía parar de mirar el reloj del coche, después de todo el día trabajando me encontraba en un atasco causado por la nieve.

Era 17 de enero, la nieve había causado muchos estragos en la ciudad, ya que no era muy habitual por esta zona. Muchas tuberías de agua se habían congelado y lo cual me había dado mucho trabajo.

Después de dos horas conseguí llegar a casa, solté las herramientas y me dispuse a darme un baño cuando sonó el teléfono, aunque deje que sonara. Varios minutos más tarde volvió a sonar con insistencia.

  • Dígame.
  • (Mujer) Hola, buenas noches, ¿es usted el fontanero?
  • Si.
  • (Mujer) Perdone por llamar tan tarde, resulta que tengo un atasco en el fregadero y ha empezado a salir agua, si podrías venir a verlo.
  • Tendría que ser mañana.
  • (Mujer) Lo siento pero tendría que ser ahora.
  • Ahora mismo estoy ocupado, lo siento pero hasta mañana no puedo.
  • (Mujer) No se preocupe, ya me buscare a otro (con un tono grosero).
  • Eso es lo que tendrías que hacer (pensé). Buenas noches.

Rápidamente apague el teléfono y tras darme una ducha me metí en la cama a ver la TV.

A la mañana siguiente después de haberme levantado tarde tras una mala noche sin dormir gracias al perro de mi vecino, desayune rápidamente y me fui a trabajar.

Hoy por el contrario tenía poco trabajo, fui a visitar a una señora para instalarle un grifo y al llegar a su casa me abrió su hija de unos 18 años, en pijama, me puse algo tenso ya que llevaba un pijama muy ajustado. Salió la madre y mientras me hablaba yo solo fantaseaba con que cuando llegase al baño la hija estuviera dándose una ducha, y verla tras la mampara.

Creo que estaba tan excitado por la mezcla del café cargado que me había tomado y por la ausencia de sueño.

A las 12 de la mañana sonó el teléfono móvil, era la señora de anoche, seguía con el problema y me necesitaba urgentemente.

Al poco tiempo llegue a su casa, me abrió la puerta una señorita de unos 28 años, morena, muy guapa y muy buen cuerpo y eso era lo que me faltaba a mí. Llevaba una falda muy corta, un top ajustado con un escote pronunciado, iba muy poco abrigada para estas fechas.

Me llevo hasta la cocina, dejé las herramientas en el suelo y al llegar al fregadero me puse detrás de ella, abrí el grifo, el agua salió con mucha presión y al salpicar ella salto hacia atrás, chocando mi muslo contra su culo, ella me miro a los ojos con una sonrisa pícara. No paraba de darle vueltas a la situación, sentí su duro culo en mi pierna.

Intente no darle importancia, y fui a revisar el grifo, mientras ella iba de un lado a otro de la cocina recogiendo cosas, cada vez que pasaba por mi lado yo buscaba el roce, daba un pequeño paso hacia atrás, pero no pasaba lo suficientemente cerca.

Tras varios minutos desmonte el grifo y la llame para decirle que el agua caliente estaba obstruida, y ahora ella es la que se me puso detrás. Le enseñe el grifo y ella se acerco un poco más cuando note que sus pequeños pechos estaban tocando mi espalda, empecé a darle conversación y ella cada vez apretaba un poco más.

Tras terminar con el grifo, me agache y desmonte el desagüe, ella me dijo que si necesitaba ayuda y le dije que si podía abrir el grifo.

No me podía creer lo que estaba viendo, estaba tumbado en el suelo y ella con su falda, se le podía ver un poco las bragas pero no lo suficiente, le pedí que me trajese herramientas, me dio la espalda y antes de agacharse se levanto un poco la falda para que al coger las herramientas lo mostrara todo, ahora sí, me mostro su perfecto culo, llevaba un tanga que dejaba poco a la imaginación.

Más tarde volvió a abrir el grifo pero estaba vez puso un pie a cada lado de mi pecho, no podía disimular la erección, me empecé a tocar un poco disimuladamente, empezó a abrir cada vez más las piernas y a mostrarme cada vez mas. Ya no me pude resistir y puse mi mano en su tobillo, ella no dijo nada y subí suavemente hasta llegar a la rodilla.

  • (ANA) ¿Qué haces?

Yo me quede helado, me puse de pie y ella se puso en frente y me empezó a mirar fijamente. Estaba blanco, se me acerco lentamente hasta que sus pechos empezaron a tocar mi pecho.

Estaba muy confuso, pero de repente me beso, baje mis manos por su espalda hasta debajo de su falda buscando ese culo perfecto, redondo y duro. Ella se separo y empezó a quitarse el top lentamente, me dejo ver esos hermosos pechos que empecé a tocar mientras que ella me bajaba los pantalones. Me metió la mano dentro del calzoncillo cuando se abrió la puerta de la cocina, asustada dijo: mi marido.