Historias De Oficina-3-
Nuevos personajes, la historia sigue su curso, uno de los ejes centrales de la historia es presentado.
Capítulo 3 (Celos)
Al volver a la compañía Lorena nos recibió con los brazos abiertos y con su característico “entusiasmo”.
―Qué bueno que volvieron, ya comenzaba a extrañarlos niños- parecía que nada perturbaba la seriedad de esa mujer.
―Holaa fuimos invitados a una reunión, es bueno estar de vuelta Lore…Puedo llamarte Lore?- mi mejor sonrisa se hacía presente para encantar a Lorena.
―Por supuesto que no niña, ya tengo todos los detalles, también cuento con los contratos que se cerraron, eyy… ¿niño todo bien? -su mirada paso de dura para conmigo a tierna y preocupada para con Víctor.
― Todo bien viejita, estaré en mi oficina que no me molesten… si?- dio media vuelta sin mirar ni una vez atrás solo se encero en su oficina.
―Seguro niño, nadie pasara. ¿Que hay en la bolsa niña? - Dijo al darse cuenta por fin de la misteriosa bolsa que me acompañaba
Me quede con Lorena contándole del baile, mi nuevo vestido, mis dominios de las distintas lenguas las cuales hablaba a la perfección, también ella quedo fascinada a la vez que extrañada por no haberlo mencionado antes… “Mi educación fue muy estricta Sra. Lorena Ortega” mi respuesta a pesar de ser muy breve demostraba también sinceridad, mis padres habían pagado los mejores profesores y habían hecho sacrificios muy grandes para que yo ingrese solamente en las mejores escuelas y al finalizar en la mejor universidad del país, a los pocos minutos la Sra. Ortega perdió el interés en lo que le pudiera estar contando y me dejo sola frente a la oficina de Víctor… sentía la inmensa necesidad de golpear esa puerta y abrazarlo… era obvio que algo lo estaba lastimando… “Sr. Vask creo que es lo mejor para no mezclar las cosas es que mantengamos un vínculo estrictamente profesional” por favor que respuesta más estúpida… “Claro Víctor como digas, también te ves muy bien”, “que hermosa noche”, cualquier frase hubiera sido mejor… caminaba sin rumbo por uno de los pasillos de la empresa maldiciéndome a mí misma por ser tan cobarde de no dar una respuesta correcta, miraba al piso y me lamentaba nuevamente, hasta que al levantar la vista solo pude ver una chica con un montón de sobres que al chocar conmigo hizo que ambos nos cayéramos al suelo.
―Pero por favor… que torpe eres!!...¿no te fijas por dónde vas?- Grito muy enojada la mujer.
―Lo lamento muchísimo, discúlpame, no fue mi intención…- Comencé a ayudarla a levantar todos los papeles que se habían esparcido.
―Ey…discúlpame, no debí haberte gritado así, es que me tienen de un lado para el otro con todo este asunto de la cena, soy Eva Simmons, asistente de Lorena, no sabes lo difícil que es ser empleada directa de esa mujer- Tendiéndome la mano mientras mostraba una sonrisa tan apacible.
―Te entiendo perfectamente, soy Mariza Márquez, la nueva asistente personal de Víctor. -Sujetando su mano.
―Claro que me entiendes… debe ser horrible trabajar con uno de los hombres más codiciados del país- Su tonada irónica hizo que ambas empezáramos a reírnos.
―Eres una tonta…- no podía dejar de reírme
― Mejor que ser una hipócrita como cierta chica que acabo de conocer ¿sabes lo que daría por pasar mis días con él?-todo en ella era muy divertido.
Termine de ayudarla a juntar todos los sobres con cada una de las invitaciones para la cena de la empresa, periodistas, políticos, oficiales del ejército y policía, miembros de la farándula…parecía que todo el mundo vendría…las horas fueron pasando rápidamente mientras pasaba mi tiempo con mi nueva amiga, era una mujer hermosa con un cuerpo escultural su magnífico cabello castaño caía hasta poco más de sus hombros, su perfecta sonrisa creaba en su rostro dos pequeños hoyuelos en sus mejillas dándole un aspecto tan inocente y sus preciosos ojos negros resaltaban en su blanca piel, había sido la persona más agradable que había conocido en la compañía, hablábamos de todo un poco cuando un hombre muy bien parecido de tés clara ojos verdes y un bronceado perfecto toco mi hombro.
―Hola chicas ¿cómo están?, eyy ojitos, que bonita eres. - saludando a ambas para después mirarme fijamente a mí mientras estudiaba mi cuerpo.
―Hola…soy Eva asistente personal de Lorena y ella es mi amiga Mariza asistente personal del Sr. Vask…- Eva nos presenta sin siquiera mirarme mientras una sonrisa de oreja a oreja cubre su rostro.
―Ojitos sabes hablar?- para este momento estaba totalmente ruborizada.
―Hola…..como pasaste la seguridad?....quiero decir que necesitas?
―Tranquila oficial…vine a ver a mi hermano, saben si esta?
―¿Quién es tu hermano?- La curiosidad de Eva muy evidente y por algún motivo a nuestro visitante le pareció muy raro que no sepamos quién era el.
―Soy Alexander Vask…hermano de Víctor, a sus órdenes….- haciendo una reverencia ante nuestras sorprendidas miradas.
―Si Sr. Alexander esta pero no quiere que lo molesten…- dije tímidamente
―Bueno conmigo va a tener que querer y ojitos puedes llamarte Alex, discúlpenme chicas tengo que ver a mi hermano- camino hacia la puerta y sin ni siquiera golpear entro cerrando rápidamente la puerta.
―Ayyy son hermanos….. es igual de lindo….es una familia de gente hermosa!! Definitivamente le gustas ¿notaste cómo te miro? - sentencio Eva cuando “nuestro amigo” ingreso en la oficina de Víctor.
―Si…-solo alcance a sonreír antes de detenerme a pensar en mi jefe, podía sentir una conexión entre nosotros estaba segura de eso, pero… ¿qué es lo que Víctor busca realmente en mí?
Estaba intentando resolver todos los problemas que se cruzaban en mi mente, mi mano derecha ocultaba mi rostro del mundo, como si eso pudiera de alguna manera protegerme, darme tiempo, tranquilidad o simplemente… Paz, mis pensamientos fueron interrumpidos por una fuerte palmada contra el escritorio, alzando la vista furioso me encontré con un rostro conocido que me observaba con una pícara sonrisa… ¿En qué momento había entrado? ¿Hace cuánto me miraba? Me levante rápidamente y ambos nos fundimos en un enorme y muy largo abrazo.
―Alex….¿Cuándo llegaste?- Me separe lentamente de él, aunque sabía que su regreso traería como siempre el mismo discurso de siempre
―Hace apenas unos minutos, veo que la compañía sigue creciendo, estuve charlando con el personal… al menos con los que yo conocía, encontré dos bomboncitos fuera de tu oficina picaron, una de ellas nublo mi mente, debo decir que tu asistente es hermosa.
―“Ni siquiera pienses por un segundo en acercarte a ella…” Ahh si? Bueno veo que tus instintos están siempre alerta hermanito, aunque dudo que hayas vuelto solo para coquetear con mis empleadas. -Cambie rápidamente de tema, me molesto de sobre manera su tono de voz en que se refirió a Mariza.
―Claro que no… Vic, pasaron muchos años, mama está mal, está enferma, solo busca tu perdón, quiere volver a abrazar a su hijo mayor nuevamente, debes dejar de ser tan obstinado, va a venir a la cena de la compañía, por más que no quieras va a venir, a lo mejor….si conver…
―Escúchame bien, creo que ya tuvimos muchas veces esta discusión, no se ya que cantidad de veces te mando a llenarme la cabeza y vos caes siempre como un estúpido.
―Vic, nadie me llena la cabeza, mama está muy enferma, si algo le pasa, si ella muere antes que la perdones, será un peso que deberás llevar en la conciencia y eso querido hermano será algo que te acompañara por el resto de tus días.- Dijo luego de dar un largo suspiro.
Nuestras miradas se cruzaron, las palabras ya no eran necesarias un profundo silencio domino la oficina y una tensión muy fuerte se hacía presente hasta que dos suaves golpes en la puerta se encargaron de poner fin a la incómoda escena.
―Adelante…- Respondí, a lo que Mariza ingreso rápidamente a mi oficina.
― Ojitos… ¿me extrañabas que viniste a verme? - mariza miro a mi hermano regalándole una sonrisa, sentí tanta ira de ese simple acto que di un golpe pequeño a mi escritorio y observe sus hermosos ojos, seguro que esta vez no podría hechizarme.
―Sr. Vaks disculpe, pero tiene una llamada del Gral. Aigner, quiere hablar con Ud.
―Estoy ocupado, dile que lo llamare más tarde -Dije molesto
―Ya intenté explicarle lo mismo pero el Gral. Aigner dice que…
―Eyy ¿no entiendes lo que te digo? estoy rodeado de gente estúpida!! Dile que lo llamare luego. - pude notar en su mirada que la había lastimado.
― Si Sr. Vask entiendo, discúlpeme por favor- dijo con voz quebrada mientras se retiraba rápidamente de mi oficina.
―Eyy tranquilo, se puede ver que no tiene experiencia y que es un poco tímida, pero eso es porque no quiere equivocarse… volveré a la noche para la cena ¿Si? Trata de calmarte. - dijo de forma tan tranquila y madura que me dio vergüenza la forma en la que me comporte.
Nuevamente me quedaba solo, totalmente solo, me sentía realmente mal por las palabras que le había dicho a Mariza, mi mente intentaba explicarme una y otra vez…”No es culpa tuya, fue la gran tensión que se produjo por el tema de tu madre” pero no solo era eso, no podía sacar a Mariza de mi mente ¿estaba celoso? No, no tenía motivos, busque entre los papeles mi celular mire en la lista de contactos y encontré su número “ven en mi oficina” un mensaje corto y directo, pasaron solo unos minutos cuando mariza abrió la puerta y sin decir ni una palabra se detuvo frente a mi escritorio, su mirada baja y sus cabellos cubriendo su rostro me llenaban de tristeza, me acerque despacio estudiando cada uno de sus movimientos podía notar lo tensa que se encontraba.
―Mariza, te llame para que podamos hablar….
―Si Sr. Vask
―Quiero que me perdones… no tengo derecho a gritarte así, discúlpame por favor. - era la primera vez en mucho tiempo que pedía perdón de una forma tan sincera.
― No tengo nada que perdonar, ahora si me disculpa tengo que seguir trabajando Sr. Vask disculpe- Dio media vuelta decidida a abandonar mi oficina, la tome del brazo haciendo que vuelva a mirarme, mi mano acaricio su mejilla en su camino a su pequeña oreja, sentí como su piel se erizaba, su respiración se aceleró, nuestras miradas se cruzaron.
―No soporto ver tristeza en tu mirada. - Estudiando con detenimiento sus labios.
―Víctor…por favor…
Mis labios chocaron contra los suyos sin dejar que diga ni una sola palabra más, necesitaba demostrarle lo que con palabras no podía expresar, necesitaba demostrarle de una vez cual era el efecto de ella en mí, sus brazos se enredaron en mi cuello, era un beso intenso, nuestras lenguas danzaban de manera armoniosa y delicada, mis manos se enredaron en su cabello mi boca abandono la suya, bese su cuello a medida que subía nuevamente mis dientes aprisionaron el lóbulo de su oreja y tiraron delicadamente de él, un pequeño gemido escapo de sus labios… un pequeño punto débil había sido descubierto en tan hermoso ser.
―Me estas volviendo loco- susurre a su oído
―Victor… -sus manos se enredaban en mi cabello y aprisionándome contra ella como rogando que no me detuviera.
Dos golpes en la puerta rompieron el mágico momento, nos separamos intentando disimular ante la mirada de Lorena que ingresaba a mi oficina.
―Niña ya deberías irte quiero que te cambies y este s a la altura de este evento. - dijo luego de permanecer inmóvil unos pocos segundos
―Si Sra. Lorena lo que pasa es q…
―Lo que pasa es que no quiero repetir la orden que te acabo de dar, la cena inicia a las 22:00 Hrs quiero que estés una hora antes ya lista y atendiendo a los invitados ¿está claro? - Interrumpió
―Creo que te tiene miedo jajaa.- Dije una vez que Mariza se había retirado.
―Me cruce a tu madre y a Alex de camino asistirán a la cena de esta noche. ¿Puedo pedirte que te comportes? No quiero que hagas un escándalo, Víctor por favor.
―Ya sabía, mi hermanito vino a hacer de “Mediador” nuevamente.
―Bien… la mayoría de los invitados ya confirmaron, el salón está listo, los empleados en sus puestos, me voy a casa…un baño caliente recargara mis energías y después de cambiarme volveré. - Dijo al momento que encaraba hacia la puerta.
―Nadie lo merece más. - mi mirada volvía a perderse en la nada, mi mente repetía una y otra vez ese hermoso beso.
―Un momento, antes de irme…quédate quieto- Saco un pañuelo y limpio mis labios hasta asegurarse que habían quedado limpios, acomodo mi cabello rápidamente, ajusto mi corbata y sacudió mi camisa con rápidos movimientos de sus manos- Listo… apuesto como siempre. Es una hermosa mujer y a simple vista se nota que también es una maravillosa persona, solamente no la lastimes niño, la próxima vez ten en cuenta dos cosas, pon seguro a la puerta y recuerda que el brillo labial no va contigo. - con una enorme sonrisa abandono mi oficina.
Habían pasado varios años desde que no hablaba con mi madre, aunque a mi forma de ver el mundo esa persona no era la Sra. Lucrecia Vask…. Mi verdadera madre era Lorena…la única persona que cuido de mí en todo momento que nunca me dejo solo y que siempre se preocupó por cada uno de los momentos de mi vida, mano derecha indispensable tanto de mi padre como para mí, el fino reloj de mi oficina hace sonar seis campanadas la hora de la cena se acerca…
―¡No puede ser!! ¿Dónde está? -buscaba desesperada entre la ropa que adornaba de forma algo vulgar todo el suelo de mi habitación- sé que lo deje acá…por favor celular no puedo llegar tarde. - una melodía alegre y pegadiza comenzó a sonar debajo de una pila de ropa, alguien llamaba en el mejor momento.
―¿Hola ojitos…como estas? - una voz seductora llegaba a mis oídos.
―Alex!!... ¿De dónde sacaste este número?
―Perdón… ¿estas enojada o molesta? No tendría que haber llamado
―No, no es eso…perdón, solo estoy sorprendida, este número solo lo tiene Víctor y Lorena por eso.
―Jajaj Lo sé, lo saque de sus papeles cuando me retire de la oficina de mi hermano, quería saber cómo estabas… no me gusto como te trato frente a mí.
―No hay problema, soy una profesional, entiendo que llegue en un mal momento. - la manera en la que Víctor me había besado volvía a invadir mi mente.
―Entiendo, en fin… ojitos me preguntaba ¿tienes pareja para la cena de la compañía?
―Es parte de mi trabajo Alex, tengo que encargarme de los invitados y estar para lo que necesite tu hermano.
―Desearía que te encargaras de mi.- esa frase me había dejado pensando, tenía que detener a Alex y evitar crearle una falsa ilusión.
―Por favor… no derrapes, podemos tomar algo…tengo que irme tengo que seguir los preparativos, adiós.
―Adiós ojitos hermosos.
Estaba claro, estaba llegando tarde, mi taxi se encontraba en medio de una fila de autos en el centro de la bulliciosa ciudad, los minutos jugaban en mi contra, mi mente se puso a divagar…. “Sr. Vask creo que es lo mejor para no mezclar las cosas es que mantengamos un vínculo estrictamente profesional” … tenía que ser así, no podía estar enamorándome de Víctor Vask…a mi mente vino el sueño que había tenido en el avión, el baile en la reunión del Gral. Aigner, la manera en la que nuestros labios se fundieron en una muestra de deseo, mi trasporte avanzaba libremente ahora, pero a esa velocidad llegaría increíblemente tarde.
―Por favor señor…necesito llegar a al Evento Vask.- suplique al conductor
―No puedo ayudarla, estoy respetando la velocidad indicada señorita. - respondido sin siquiera darse la vuelta o mirarme por el espejo.
―Vaya más deprisa por favor…mi trabajo está en juego. -faltaban pocos minutos para las nueve de la noche, las ordenes de Lorena eran firmes y discutir con ella era imposible, la impuntualidad era simplemente inaceptable. - por favor… le pagare el triple si logra llegar antes que mi reloj marque las nueve en punto.
―Lo hubiera dicho antes señorita. - dijo sonriendo
El conductor acelero de forma tan brusca que fui catapultada directamente contra mi asiento, el taxi avanzaba dejando autos detrás, los cambios eran intercambiados repetidas veces a medida que cruzábamos la ciudad ignorando todos y cada uno de los semáforos que encontrábamos. Increíblemente llegamos sanos y salvos al salón propiedad de la compañía.
―Listo señorita… llegamos. - dijo al momento que se volteaba para observarme. - permítame decirle que se ve hermosa.
―Ud. es un demente y un irresponsable, pero gracias…- dije al momento que sonreía. A pesar de ser un desconocido no me sentía incomoda, no me pareció que lo hubiera dicho de manera vulgar o con doble sentido sino de manera sincera, debía tener mi edad o tal vez solo un año más.- ¿Cuándo es?
―Si aceptas salir conmigo uno de estos días…tal vez no sea nada. - dijo con una pícara sonrisa.
―Eres muy dulce, pero no puedo.- Respondí sonriente
―Dime al menos como te llamas…
―Me llamo Mariza. - tendí mi mano amigablemente mientras sonreía.
―Un gusto, soy Lucas, toma mi tarjeta llámame cuando quieras y seré tu fiel sirviente. - sujetando mi mano se acercó para darme un beso en la mejilla.
“un nuevo amigo” pensé mientras me dirigía hacia la puerta principal del salón… me causo mucha gracia lo que intento Lucas, pero de todas maneras pague el viaje, aunque a precio normal, ingrese rápidamente al salón encontrándome con una gran cantidad de gente, meseros repartían champagne y canapés mientras una tranquila música se encargaba de crear un ambiente relajador y lleno de paz, avance sonriente saludando a cada uno de los invitados, presentándome mientras les decía que solo tenían que avisarme si necesitaban algo o si algo no era de su agrado, todos respondían de forma muy educada mostrándome una sonrisa, de repente sentí que alguien tomaba mi cintura con delicadeza.
―Hola ojitos, te vez hermosa con ese vestido. - susurro a mi oído
―Alex, ¿Qué haces? Suéltame- saqué sus manos y me di vuelta enojada.
―Eyy …perdón, estaba jugando. –
―No me gustan tus juegos Alex, ¿sabes dónde está Víctor? tengo que hablar con él
―No, no lo sé…perdón de nuevo ojitos. - había conseguido que uno de los poderosos hermanos Vask me diera la razón, definitivamente ese era todo un logro.
―Alex…lo siento, pero no quiero mezclar las cosas.
Fue en ese momento que vi cómo se acercaban Víctor y Lorena, parecían estar enojados por alguna razón, con la tonta excusa de ir al baño me alejé de ellos para perderme entre una multitud de gente que dialogaba alegremente como si nada estuviera fuera de lugar en sus vidas, como si los problemas el agotamiento y el stress estuviera solo disponible para gente que se encontraba varios peldaños debajo de ellos, dirigiéndome hacia una de las enormes mesas ostentosamente decoradas eligiendo una de las finas copas servidas ya con un frio y burbujeante champagne, lo bebí de un solo trago sin ningún miramiento para poder tomar otra copa.
―“no llevo ni tres días en este trabajo y ya estoy exhausta, creo que la situación me supero” pensé triste.
―Definitivamente o estas triste o llegaste aquí corriendo toda una maratón totalmente deshidratada. - comento divertida una de las invitadas, era una mujer muy hermosa, su cabello morocho llegaba delicadamente hasta sus hombros y sus resplandeciente ojos color miel me observaban fijamente, llevaba un vestido blanco que resaltaba cada una de sus curvas y que hacía juego con las costosas perlas que lucía en su cuello.
―Algo así podría decirse, perdón no tengo el gusto de conocerte, Mariza Márquez, asistente personal de Víctor Vask un gusto. - dije al momento que tendía mi mano.
―Ohh el gusto es todo mío, Soy Amanda Alain novia de Víctor. - respondió al momento que sujetaba mi mano mostrándome una bella sonrisa.
―“¡¡pero por favor que estúpida soy!! ¿Cómo puede ser que cayera en el juego de Víctor?” solté su mano tranquilamente mientras devolvía una sonrisa. - ohh perdón no sabía nada, debo felicitarla supongo.
―Eres un encanto, gracias…allá viene él y Lorena lo acompaña. - respondió alegre
Definitivamente quería que la noche terminara de una vez, aunque la verdad parecería que todavía algo más ocurría en esa tranquila noche de verano.