Historias De Oficina-22-
Un integrante menos...
Capítulo 22 (Adiós)
Debía ser una pesadilla, Sara nuevamente estaba frente a mí con la misma sonrisa de mierda que la caracterizaba, mis ojos se posaron sobre el comisario que me miraba como si nada le importara. Debía ser totalmente normal para el venderse al mejor postor sin importar que llevaba en el pecho, esa placa completamente sucia y manchada de crímenes no merecía eso.
- Fue un increíble recorrido Srta. Márquez ¿Quién la ayudo?
No respondí nada solo observé la puerta de la celda abrirse, sentí una furia totalmente desconocida para mí, algo que raro que crecía en mi interior. Fijé mi vista en ese asqueroso comisario y apenas tuve la oportunidad le di el mejor gancho de toda mi vida haciendo que su cabeza rebote contra los barrotes de la celda.
Sara me observo visiblemente sorprendida, se apartó y guio mi camino con su brazo – Por aquí – aclaro. Deseaba con toda mi alma que ese hombre se muriera ahí mismo, para que no pudiera ayudar a ningún otro delincuente que ande suelto. Me llevaron inmediatamente de nuevo a la habitación que me había sido designada, solo que esta vez ahora esta encadenada Sofia con visibles golpes en su rostro.
- ¡Sofia! – Grite abrazándola – ¿Qué te hicieron?
No respondía solo mordía sus labios, temblando de miedo. Una vez más todo era culpa mía, la habían lastimado por haberme escapado, era una tortura verla así.
- Cada uno debe responsabilizarse por sus acciones Mariza – Agrego retirándose
Sentí fuertes deseos de matar a Sara, pero por más que lo deseara con todo mi corazón no podía hacerlo. Fue en ese instante que recordé las palabras de Michael – Solo tenemos que esperar – esperaría y cuando el momento llegase arreglaría cuentas con ella.
- ¿Qué te hicieron? – pregunte viendo toda su ropa desecha – vas a estar bien. Lo prometo
- Tranquilízate mariza, no es nada que no me hayan hecho antes – susurro tan suavemente que apenas era la escuche.
Pasé el mayor tiempo que pude con ella hasta que me sacaron de la habitación dejando sola a mi amiga. Ataron mis manos, me amordazaron y me encapucharon. Caminaba como podía, siempre temerosa, sin saber que podrían llegar a planear para mí. Me obligaron a meterme dentro de algo para luego taparlo, por las características que podía imaginar suponía que era una caja. Solo cuando sentí que nos movíamos logre relacionarlo con el camino. Estaba en una caja de madera que era llevada dentro de un camión a quien sabe dónde – protégeme Señor – recé uniendo mis manos como pude.
No sé bien cuanto tiempo paso, pero fue el suficiente para que todo mi cuerpo se entumeciera. Sentí como descargaban mi caja dejándome caer con fuerza, una de las paredes cedió cayendo sobre lo que parecía ser césped. Me ayudaron a levantarme casi en el acto, se me hacía muy difícil mantenerme de pie mucho menos caminar. Me sacaron mi capucha y mordaza, el mundo se abrió ante mi… en forma de un inmenso jardín que llegaba hasta donde mis ojos desacostumbrados a la luz podían ver. Desde frutales hasta hermosos rosales, era un lugar precioso, la escena contrastaba perfectamente con lo otro que veían mis ojos, una hilera enorme de chicas siendo guiadas hacia uno de los sectores de la propiedad.
- Señorita Márquez – me di vuelta rápidamente encontrándome con un guardia – ¿Quiere acompañarme por favor si así lo desea?
- Si, gracias. Lo sigo – por supuesto que lo deseo, esposada y ante un guardia armado con una ametralladora creo que cualquiera desearía seguir las reglas.
Su español era muy tosco y muy evidente que apenas si sabía hablarlo, en ningún momento me puso una mano encima siempre que me hablaba lo hacía de la mejor forma que le salía.
Atravesamos ese bello lugar usando un camino de piedras blancas, tuve la oportunidad de ver una pareja de pavos reales. Fue como una gota de alegría en un sombrío mundo de tinieblas, ingresamos a la propiedad adornada con bellas pinturas e imponentes estatuas de mármol. Sentía como si de repente hubiera ingresado a un mundo de perfección y serenidad. Me escoltaron hacia un ascensor finamente decorado, tuve deseos de recorrer toda propiedad, aunque sabía que tarde o temprano me encontraría con las otras chicas secuestradas, todo el sueño caería como si fuera un débil castillo de cartas. Las puertas del ascensor se abrieron mostrando un interior cuyas paredes retrataban una escena del tormentoso viaje de Odiseo
- Gusta entrar por favor.
No respondí nada solo entre, subimos al tercer piso, las puertas se abrieron mostrando una enorme habitación tan ostentosa como el resto, en una de sus paredes había un gran balcón desde donde se podía apreciar toda la propiedad y la hermosa piscina que allí había.
- Srta. Márquez, buenos días.
- Buenos días, habla usted en un perfecto español.
- Conozco bien el mercado que manejo Srta. Márquez. Me da gusto saber que los rumores eran ciertos. Es usted increíblemente bella. – dijo acercándose un sujeto extraño
- Gracias. Me gustaría saludarlo, como se debe, pero …– sacudí mis esposas haciendo que sonaran – no me siento cómoda.
- Por supuesto – dijo señalando a uno de sus guardias – retírenle esas esposas ridículas.
La persona que me había guiado hasta ahí se acercó sacando una pequeña llave de su bolsillo, estudié la situación una y otra vez hasta que por fin creí tener la solución. En cuanto el segundo cerrojo se abrió di un fuerte golpe contra el estómago del desprevenido guardia. Tomando el arma que tenía preparada en su cintura.
- ¡Quieto! – Ordene contra el educado sujeto.
- ¿quiere acompañarme con una taza de té? – dijo señalando la mesa servida.
Uno de sus empleados acababa de dejar la reluciente fuente de plata donde reposaba ambas tazas.
- No se mueva, es una orden.
Los hombres a su servicio intentaron rodearme, pero mi nuevo…amigo “Si pudiera decirle así” se encargó de mantenerlos quietos.
- Tranquilos, la Srta. Márquez no hará nada estúpido.
- No apostaría por ello.
- Srta. Márquez – comenzó diciendo mientras se acercaba, manteniéndose completamente frio aun cuando mi arma apuntaba constantemente a su cabeza – dígame una cosa ¿Qué gana asesinándome?
- Libertad y terminar con la pesadilla de todas esas chicas que vi.
- Mentira. Aunque me mate el destino de esas chicas no cambiara en absolutamente nada, piénselo. Por otro lado, usted estará rodeada por mis hombres y aun al alcance de Sara. Como ve ninguno de los puntos que expone se resuelve.
Dude durante unos segundos, pero no baje mi arma, solo ponía mi mejor cara de niña mala esperando que alguna clase de solución se presentase.
- Le demostrare algo más – prosiguió – podría mirar hacia allá ¿ve la ventana que tiene esa torre?
- La veo – dije mirando de reojo – ¿Qué tiene?
- Observe como se debe. Tranquila – di vuelta la cabeza en dirección hacia donde me decía – ¿Puede ver un hombre allá? Eso es un francotirador, por sino esta familiarizada con el termino le explicare en forma simple que es un tirador de élite con un arma de increíble precisión ¿podría mirar a la terraza este? Se encuentra detrás de usted – di vuelta la cabeza con mayor recelo, pero ya bajando mi arma - ¿puede ver el otro francotirador?
Baje mi arma sin esperanzas, no había nada para hacer, el sujeto sonriente simplemente señalo la mesa una vez más, esta vez acepte. Entregué el arma al bandido que se la había sacado y me dispuse a seguir el juego de mi anfitrión.
Tomamos asiento manteniendo un fuerte cruce de miradas. tomo una de las tazas poniéndola frente a mí.
- ¿Una cucharadita? – pregunto
- Dos – susurre.
Las agregó revolviendo dos o tres veces. Mire la taza con recelo, si esperaba que me tomará eso podría morirse ahí mismo ese hijo de puta. Sonrió con picardía, revolviendo nuevamente y dio un pequeño sorbo.
- Créame Srta. Márquez si quisiera matarla ya lo habría hecho. Además, envenenar no es mi estilo.
- ¿Cuál es su estilo?
- Prosigamos – dijo sonriendo – sepa que aunque podría ofenderla, no es mi intención asesinarla.
- ¿que quiere entonces? Porque yo en este momento lo único que quiero es volver a casa. Hay gente buscándome.
- Justamente sobre eso quiero hablar – dijo manteniendo siempre la misma calma – ¿quién la busca?
- Que te importa.
Dejó escapar una pequeña risa. Su actitud distaba mucho de ser la de una persona peligrosa. En ningún momento busco intimidarme.
- ¿Puedo tutearte? – dijo dando un sorbo a su te amargó.
- No tengo opción realmente. Me gustaría poder hacer lo mismo, aunque no sé cómo se llama.
- Emilio Santos – dijo tendiéndome la mano.
- Mariza Márquez – dije aceptando.
- Verás mariza, recientemente llegue a un acuerdo con Sara, pero este negocio tiene un obstáculo.
- Lo sé, soy el problema que tienen en este negoció de mierda.
- Yo ofrezco algo que tiene clientes importantes y muy exclusivos, pero como entenderás un conflicto de estas magnitudes no deja que el negocio prospere como espero.
- Me alegro muchísimo.
- Busquemos llegar a un acuerdo
- ¿De que forma?
- No somos enemigos, solo tenemos distintas formas de ver una misma realidad.
“Si, sígueme convenciendo de esta mierda. Hijo de puta”
Tomamos el té acompañándolo con exquisitos brownies. Mi cuerpo se relajaba con el paso del tiempo.
- ¿Quién está detrás de usted? – pregunto nuevamente – deme información y prometo la liberación de las chicas que vio.
- ¿Qué seguridad tengo de eso?
- Mi palabra vale millones.
- Prefiero hechos antes que palabras Emilio – sonrió sin dejar de mirarme, un cansancio repentino me invadió – Mucha gente está sufriendo
- Mucha gente sufre buscándola a usted también.
- Es precisamente eso lo que no me deja dormir por las noches.
Comencé a marearme, aunque ignoraba el porqué…podría ser por lo poco que estaba comiendo… la presión… el stress… el miedo… la sensación de que constantemente estaba en peligro… sencillamente tenía para elegir, cualquier psicólogo podría encontrar en mí una mina de oro.
- ¿Damos un paseo por la propiedad? – pregunto terminando con su té – por favor mariza acompáñame.
Se levanto con tranquilidad tendiéndome su mano, la tome y sin soltarnos bajamos hasta la planta baja.
- ¿Puedo preguntarte algo? – Dijo educadamente mientras salíamos al hermoso jardín nuevamente – ¿Qué hace una mujer como tú involucrada con gente como yo?
- Sinceramente…no lo sé, las cosas se han dado así. Jamás en mi vida considere la idea de disparar un arma y sin embargo mírame.
- Lo entiendo bien, Víctor Vask… un hombre temperamental.
- ¿Lo conoces? – pregunte temiendo la respuesta.
- No, no personalmente si a eso te refieres – respondió sin más.
Apreté mis labios terminando la discusión ¿los negocios sucios de Víctor también llegaron a esta clase de gente? Me dio asco un momento cuanta gente sufría por culpa del armamento que Las Industrias vendieron durante años, pero me di cuenta fácil de algo. Si no fuera con el armamento Vask seria con el de otro.
- ¿Quieres conocer a “Incitatus”?
- ¿Incitatus? – repetí pensativa – ¿No es el nombre del caballo de Calígula?
- Wow pocas personas sabrían eso, admito que eres más inteligente de lo que hubiera imaginado Mariza.
Sonreí un poco más tranquila, su actitud distaba mucho de ser el monstruo que en verdad era. Caminamos en dirección a las enormes caballerizas, pero antes de entrar nos desviamos por un camino secundario que llevaba hacia la parte trasera de la construcción. De color miel claro, con claras líneas dibujando su cuerpo, esbelto y con crines prolijamente recortadas, mis ojos quedaron encantados con su fino galope.
- ¿Te gusta? – pregusto apoyándose sobre el corral.
- Es precioso…
- Quince millones de dólares en cuatro patas, lo tengo como semental.
El hermosísimo caballo había logrado cautivar mi atención, estábamos a punto de volver a la propiedad cuando nuevamente volví a sentirme mareada, soló que en esta ocasión casi me caigo al suelo. Logre agarrarme de uno de los postes que conformaban el corral de entrenamiento de Incitatus.
- ¿te encuentras bien? – pregunto Emilio tomándome en brazos – ¿Qué paso?
- No lo sé, creo que me bajo la presión.
- Volvamos a la propiedad. Debes recostarte
Me pareció un lindo gesto su preocupación, cada vez me sentía más mareada. Realmente nunca me había sentido tan mal, por momentos parecía que me faltaba el aire y por otros parecía que estaba a punto de dormirme. Me ayudo a caminar, mis pies casi no podían sostenerme, subimos a una de las habitaciones para que pudiera recostarme tranquila.
- Gracias – susurre apenas
- De nada ¿Doctor?
Un hombre trajeado se acercó a mí, toco mi cabeza, luego tomo mi pulso, reviso mis pupilas con una luz brillante.
- Tudo está bem. Podemos prosseguir – exclamo el doctor.
- Perfeito, aplicar soro – respondió él
La situación ya no me gusto, me asusté mucho. Trate de levantarme tirando manotazos y grite cuanto pude, pero estaba claro que nadie podía o quería ayudarme, ataron algo a mi brazo, lo siguiente que sentí fue un leve pinchazo. Ignoro que tiempo paso pero el cansancio aumento cada vez más hasta que todo se oscureció – ¡Epinefrina! – fue lo último que escuche antes de caer en un vacío eterno y absoluto, las sombras me envolvieron.
Desperté de a poco, sentía mis ojos tan pesados que apenas podía levantarlos. Tenía un fuerte dolor de cabeza, no me acordaba absolutamente nada de lo que había pasado. Los rayos del sol se colaban por un enorme ventanal ¿Había dormido todo un día? Ni siquiera tenía fuerzas para levantarme. Me envolví entre las sabanas juntando un poco de calor hasta que me di cuenta de algo – Esta no es mi ropa – pensé, llevaba puesto un pijama simple. Solamente un short con una camisa, ambas eran de un color turquesa intenso – Que mal gusto – Trate de recordar con todas mis fuerzas, pero parecía que cuanto más lo intentaba más nebulosos se volvían mis recuerdos.
El tiempo paso mientras intentaba reconstruir parte del día anterior – mente fría – diría mi sádico amigo, lo intentaba, trataba de pensar como él lo haría, sin duda de momento lo hacía mal. La puerta de mi habitación se abrió, una mucama ingreso trayendo consigo una bandeja con mi desayuno, sinceramente me estaba muriendo de hambre, pero estaba tan asustaba que volvieran a drogarme que dudaba si comerlo, la joven me miró fijamente durante un segundo y acomodo la servilleta nuevamente
- Espero que você goste – dijo retirándose
- Espera por favor… por favor quédate.
Mi suplica llego a oídos sordos, se retiró tan rápido como había llegado. Por más que intentara negarme debía comer algo, necesitaba recuperar mis energías para estar lista a cualquier situación. Una Taza de té, un recipiente con leche caliente, tostadas doradas a la perfección, manteca, mermelada, yogurt, un manojo de cereales y un jugo de naranja.
Decidí empezar tomando el té con leche, pero recién al echar uno de los sobrecitos con azúcar mi lenta mente recordó un detalle, cuando la mucama trajo el desayuno acomodo dos veces la misma servilleta ¿era una señal de algo? Decidí comprobarlo en ese mismo momento levantando la servilleta, pero no había nada. Supuse que todo debía ser un intento desesperado por mi mente para brindarme algo de tranquilidad, tomé la servilleta nuevamente abriéndola de una sacudida. Fue entonces que un pequeño papel salto libre cayendo sobre mi desayuno.
Era una carta tan simple, pero sirvió para darme a entender que por lo menos no estaba tan sola como yo había creído, Michael seguía ahí, su gente seguía siéndole fiel, aunque no recibieran órdenes directas de él.
Deje que el estado de pesadez se me pasara, la mucama vino a verme nuevamente pero apenas me miro ¿era una de las agentes de Michael? Imaginaba que no ¿Por qué no me dijo nada entonces? Me sentía bastante normal o al menos…eso creia. Me puse a tratar de recordar que había pasado ayer y toda mi mente era una gran tormenta de confusión ¡no podía recordar absolutamente nada!
**
- ¿Quién es Michael?
**
Un fragmento del recuerdo había visto la luz, me congele en el momento ¿Qué más había dicho? Me tome mi tiempo para tratar de tranquilizarme, me relaje sentándome sobre la cama, tenía que mantener fresco el recuerdo, tome aire y exhale con serenidad – Tranquilízate Mariza, todo estará bien – repetía para mí misma en una especie de mantra.
**
- ¿Quién es Michael? – pregunto la voz nuevamente.
- Es…mi… amigo – me escuche repitiendo
- ¿Es policía?
- No.
- ¿Es un civil?
- No
- ¿Es un agente? – no hubo respuesta a su pregunta - ¿Es un espía?
- No lo sé.
- ¿Quién es Michael?
- Un amigo.
**
Si lo que había venido a mi mente era cierto, no había de que preocuparme. Realmente tampoco había mucho para preocuparme si no fuese solamente eso, prácticamente no sabía nada de Michael… solo que era un peligroso homicida.
Me vestí saliendo de la habitación y encontrándome de frente con un guardia armado con una ametralladora. Me congele, creo que trague con tanta fuerza que toda la mansión pudo escucharme.
- ¿ Você quer dar um passeio? – Pregunto observándome.
- ¿Qué? – pregunte negando con la cabeza
- ¿Pasear? – Respondió
Asentí suavemente, tomo el arma que tenía entre sus manos y se colocó una correa alrededor de su cuello, levanto indicando el camino que podía seguir, la bella propiedad chocaba de forma tan evidente contra el horrible negocio que se llevaba a cabo en ella.
Me encontré con ese psicópata estúpido que me drogo ¿Qué mierda me había dado? Me observaba tranquilo algo en su mirada había cambiado, aunque no sabía que era.
- ¿Descansaste Mariza? – pregunto tomando una taza de té, no respondí – ¿enojada?
- Me drogaste… hijo de puta.
- El tiopentato de sodio comenzó a usarse en su la década de los sesenta ¿Quién es Michael?
- ¿No lo sabes ya? Me drogaste para tratar de sacar información de mí.
- Realmente… no existe un suero de la verdad como tal, la teoría dice que baja la velocidad de conexión entre una neurona y otra quedando en un estado entre la conciencia y la inconciencia o sea en palabras simples que el sujeto tendría complicaciones para mentir por lo que lo único que saldría de su boca seria…la verdad. La cosa es que también se descubrió que podrían ser simples delirios causado por el mismo sedante o una mentira que el sujeto esté dispuesto a hacer pasar por verdad.
- ¿Para que me drogaste entonces?
- Nunca está de más experimentar…Me contaste una linda historia… Michael, INTERPOL, Víctor Vask, policía alemana…imagino que también otras agencias del mundo deben estar mirando la situación, pero podría ser verdad o podría ser un delio causado por las drogas que recorrían tu cuerpo. De todas maneras, si eso es así esta mujer tiene demasiados enemigos… ¿una taza de té? – no respondí.
Sonrió levantándose de su silla, le hizo una seña a su guardia y se retiró. Era hora de volver a mi habitación, pase mi día leyendo los libros que me traían ¿Qué más podía hacer? No soy una agente, no soy una policía… no soy nada capaz de detener a este sujeto.
La noche llego mire por la ventana de la elegante habitación que me habían dado, una brisa cálida hacia que los arboles se moviese de un lado a otro ¿Cuándo terminaría esta mierda? Resonó en mi mente, era una pregunta que se repetía una y otra vez, pero otra muy apreciada comenzaba a tomar fuerza ¿Cómo terminara?
La mañana siguiente comenzó con un verdadero escándalo, por primera vez vi el regreso de Hannah, me despertó en el momento que coloco una cinta en mi boca y me saco de un tirón de mi cama – nos vamos, silencio – salimos de la habitación a escondidas. Armada con una pistola en su cintura y un cuchillo en sus manos recorrimos los pasillos de la propiedad, bajando de una sola vez al sótano. Un guardia apareció frente a nosotros – espera aca – ordeno.
Se acerco rodeándolo y tras saltar sobre el tapándole la boca abrió de par en par su garganta.
- Shh shh shh – pronuncio mientras sostenía el cuerpo que se sacudía por última vez. Hizo una seña para que me acerque y así lo hice colocándome a su lado – Imagino que estarás confundía, no hago esto por ti, sino por Víctor.
Asentí sin poder decir nada más por lo que tomando la cinta la arranco de un solo tirón.
- ¡Mmm! – pudo escucharse solamente una vez que tape mi boca con mis manos.
- Silencio – ordeno una vez más.
Nos subimos a uno de los autos, solo le tomo un minuto hacer algo con unos cables bajo el volante, acelero y…tenemos auto ¡Fantástico!
- ¡Ponte el cinturón! – grito mientras ella lo hacía.
Apenas tuve tiempo de cumplir lo que me dijo cuando el auto arranco, dio un par de vueltas a gran velocidad dentro del garaje antes de embestir con fuerza la puerta de fina madera. Un sin fin de balas pudo escucharse a nuestro alrededor, fue algo casi instantáneo, mi corazón bombeaba a diez mil revoluciones por minuto mientras recorríamos el fino camino de piedras en dirección al gran portón de la propiedad. Un último guardia se paró frente a nosotros mientras disparaba.
- ¡Abajo! – grito.
El auto en ningún momento disminuyo su velocidad, cerré mis ojos con fuerza mientras notaba como aceleraba. Avanzamos llevándonos por delante tanto al guardia como la puerta, lo habíamos logrado, salimos de la propiedad. Recorrimos un gran camino mientras vi como otros autos comenzaban a seguirnos, escuchaba como nos disparaban, los vidrios fueron abatidos por las balas que casi nos vuelan la cabeza.
Sentí un fuerte empujón en la parte trasera del auto, trataban de sacarnos del camino, eran más rápidos que nosotras, un segundo empujón más fuerte que el anterior pudo sentirse con total claridad en la rueda tras de mí, nos despistamos al momento y tras unos pocos volantazos fallidos perdimos el control, volcamos dando no sé cuántas vueltas. Diría que fue una de las sensaciones más aterradoras que tuve alguna vez en mi vida, pero estaría mintiendo, podría decir que estaba en una especie de top five. Un nuevo golpe hizo nos empujó contra unos árboles para que un fuerte golpe nos detuviera por fin.
Apenas tenía fuerzas para moverme, seguro seria por el golpe tenía en mi cabeza y por la sangre que resbalaba por mi rostro, no había salido como pensaba, solté mi cinturón de seguridad cayendo al techo del auto, recién ahí me di cuenta de que estábamos boca abajo como pude salí, encontrándome con los hombres de Emilio que me ayudaron a ponerme de pie, pero era inútil, necesitaba estar en el suelo. Vi cómo se acercaban a Hannah que con las pocas fuerzas que tenia se defendió hiriendo a uno de ellos con su cuchillo, hasta que un fuerte golpe en su rostro la saco de combate, levanto la cabeza una vez más antes de recibir un fuerte culatazo en la frente.
Nos llevaron nuevamente a la mansión de Emilio, rodeados de hombres nos encontramos con que ahora también estaba Sara con mi educado anfitrión.
- ¿Asique así estamos? tenía mis dudas con respecto a ti, pero jamás espere tal cosa o tal vez si, pero no imaginaba que lo llevaras a cabo.
Sara se veía de alguna forma más aterradora que de costumbre, con el ceño fruncido y una mirada llena de furia se enfrentaba a Hannah quien pese a sus heridas se mantenía firme frente a semejante peligro.
- Supongo que cada una seguía sus propios objetivos – continuo – es una alianza que esta alianza termine de esta manera ¿Cuál era tu plan? Dime me muero de la intriga ¿Querías sorprenderme para cuando llegue aquí? Dime ¿entregarme a INTERPOL? No, eso imagino que no. Te meterían presa antes, a menos que me cambies por tu libertad ¿Querías que quedara sola y sin opciones?
- Ya estás sola y sin opciones – respondió finalmente Hannah – esta última alianza es lo único que te queda – dijo señalando a Emilio quien sonrió tirándole un beso – Aigner era más inteligente, el no subestimaba a sus enemigos.
- No, mucho peor no subestimo a sus aliados. Lo vendiste a Víctor y ahí termino todo.
- Se suponía que podrías mantener un negocio como este. Te entregue todo en bandeja de plata, pero fuiste tan incompetente que derrumbaste todo en tiempo récord. Felicitaciones.
- Hora de despedirnos – dijo sonriente Sara al momento que tronaba los dedos.
Tres disparos certeros entraron por su espalda, uno de los guardias tras nosotros había hecho los disparos, Hannah mal herida cayo de rodillas, me apresure a tomarla en brazos antes que se cayera.
- Perdón – dijo en un susurro casi inaudible
- Patético, desháganse del cuerpo – ordeno Sara mientras trataba de sostener a Hannah con mis pocas fuerzas.
Me pidió que le diera la mano y repitió una vez más – perdón – tosía y se esforzaba en respirar, su mano temblorosa y cada vez más fría apretaba con fuerza – te perdono – le dije mirándola a los ojos. Sonrió como pudo y comenzó a orar.
- Padre… nuest…nuestro que estas en los cie…
No pudo ni siquiera terminar la primera parte, su cuerpo dio unos últimos espasmos, la vida la abandono, su mano cayó al suelo y esos ojos quedaron fijos en mí, clavados en los míos. Los planes no salieron como ella lo hubiera deseado, me gustaría decir que me alegro de su muerte o algo parecido, pero la realidad es que no puedo. Abrace el cadáver, ninguno de los hombres de Emilio me toco, respetaron mi tiempo, ignoro que hicieron con ella, supongo que uno simplemente cosecha lo que siembra y que luego de arruinar la vida de tantas personas por fin la vida vino a pasarle factura de todas sus atrocidades ¿Cuándo le tocaría a Sara pagar por las suyas?
Ver a Eva en una cama herida y obligada a permanecer en el hospital me hizo ver que no solo Mariza, cualquier persona que tuviera contacto conmigo estaba en peligro.
Cuarto día sin mi amada, la casa ahora rebosaba de gente, mis hombres analizaban a los suyos que ni siquiera se movían, con sus armas listas mantenían la misma postura desde hacía ya una larga hora.
- No se cansan – exclame entonces.
- ¿Quienes? – contesto poniendo la filmación de la cámara de seguridad una vez más.
- Tus hombres…. Hace una hora que están … ¿Qué piensas encontrar? – pregunte en cambio – Ya está, ya atrapamos a los tipos.
- Que resolución de mierda… algo no me gusta de esta grabación
- Si, la resolución.
No contesto solo siguió poniéndola una y otra vez. Las puertas de mi despacho se abrieron, dos soldados entraron haciendo la venia militar.
- Señor Michael buenos días
- Descansen. Buenos días ¿Qué pasa?
- El señor John acaba de llegar a la propiedad.
- Bien gracias ¿olvidaron de saludar a Víctor? – pregunto
Los soldados se disculparon, saludándome con la misma formalidad.
- Buenos días – dije asintiendo
Observe la pantalla durante unos segundos antes de notar que Michael me observaba, luego a sus hombres y nuevamente a mí. A voltear la cabeza me di cuenta de que todavía seguían con la mano firme esperándome.
- Descansen – dije dudando.
Los soldados asintieron retirándose
- Tienes un grupo de fanáticos
- No, mis hombres son disciplinados y es más de lo que puedes decir con respecto a los tuyos – respondió sin siquiera mirarme – Momento hombres no se vayan todavía – ordeno nuevamente antes que salieran de la habitación
Los dos soldados dieron media vuelta poniéndose a nuestro lado en una especie de guardia.
- ¿todos tus hombres son dirigidos por John?
- SI ¿Por qué lo preguntas?
Nuevamente no hubo respuesta. Las puertas del despacho se abrieron nuevamente, pero en esta ocasión para darle paso a John, caminaba con paso confiado y decidido, aunque hizo uno pausa cuando nos vio juntos.
- Buenos días Víctor
- Buenos días John – respondí.
- Asique… Michael, bueno es todo un honor – dijo tendiendo su mano de forma amigable – Me costó demasiado averiguar de tu vida, eres todo un misterio.
- No averiguaste una mierda sobre mi vida – dijo guardando sus manos en los bolsillos – tienes parte de mi pasado. Bravo… ¿Y?
- Detecto un fuerte rechazo – expreso John con mala cara – te recuerdo que si alguien sobra en esta habitación sos vos.
- Sos una basura – respondió con mala cara
- Ten mucho cuidado como me hablas – dijo acercándose amenazante
- Muchachos por favor – trate de intervenir – Michael exijo que te disculpes con John por tu comportamiento.
- Es el quien tiene que disculparse – dijo sin mirarme – ¡Vos entregaste a Mariza! – grito
- ¡Que estupidez! – se defendió – No vas a creerle a un asesino, que coopero con Sara en el pasado – dijo mirándome
- Por tu culpa tus hombres están muertos, por tu culpa lastimaron a Eva y por tu culpa tienen a Mariza – grito al fin
John se abalanzo sobre él, pero los soldados fueron más rápidos, con una patada en la rodilla y un fuerte golpe en su nuca lograron inmovilizarlo en el suelo. Sus armas lo apuntaban ahora esperando sus órdenes.
- ¿Qué hacemos con el señor?
- Sáquenlo de mi vista – grito
Los soldados lo arrastraron hasta la puerta de mi despacho hasta que lo detuve con una sola orden.
- ¡Nada de eso! Déjenlo – Los soldados dudaron al no escuchar las ordenes de Michael – ¡Seguridad! – me apresure a gritar.
Nuestros hombres se apuntaban mutuamente mientras se estudiaban unos a otros, estábamos a un paso de que todo se convirtiera en una balacera. Un fuerte chasquido se escuchó, con un simple movimiento de la mano los soldados bajaron las armas volviendo a tomar la posición de guardia.
- ¡Bajen sus armas! – Ordene
- Víctor este hombre…
- Este hombre defendió a mi familia toda la vida, me conoce desde que soy un bebe. Asique no me vengas con estupideces.
Observe a mis hombres que ignorando mi orden seguían con sus armas apuntando a Michael. Tuve que repetir la orden otras dos veces hasta que por fin todos lo hicieron.
- No voy a hablar más frente a él. En fin – dijo Michael – analizare todo está información y te aviso cuando tenga algo firme – Aclaro mientras intentaba irse
- ¡No, No, No! – Grite deteniéndolo – No te vas. La última vez desapareciste, quiero participar de todo.
- Víctor… mi equipo puede hacerse cargo de esto solo.
- Si, pero resulta que no están solos y esa información también es de mi propiedad.
Suspiro negando con la cabeza, fijo sus ojos en mí mostrando una estúpida sonrisa – Bien – acepto. Sin embargo, se negó a usar mi casa para nuestras reuniones y sobre todo estar cerca de John. Prepare todo lo que pudiese necesitar para ponernos en camino a un lugar que llamaban el Sector-Dos.
Me llevaron con los ojos vendados un largo camino, hasta que nuestro vehículo se detuvo. Me retiraron la venda dejándome bajar del auto, mire atrás viendo como los poderosos portones se cerraban tras de mí, todo el lugar era una trampa mortal para cualquiera que quisiera meterse ahí.
Con un gran patio central y varias torres con un rango de visión de trescientos sesenta grados entrar ahí era un suicidio, claro a eso debía sumársele la cantidad de armamento y hombres que allí había.
- ¡impresionante! – deje escapar
No sabía si todo era puesto en escena para mi o no. Sus hombres marchaban al unísono en rondas continuas de vigilancia sobre el perímetro de toda la propiedad. Me sentía pequeño frete a todo eso. Este era el lugar que todos hablaban.
- Sector- Dos – pronuncie mirando a Michael – ¿hay un Sector-Uno también?
Me miro durante unos segundos – sígueme – dijo finalmente
Me guio al interior de edificio principal, atravesamos una oficina llena de computadoras donde por lo que pude ver analizaban y recopilaban datos tanto de los medios como de las frecuencias policiales que podían escucharse.
- Estarás seguro acá – comenzó diciendo – puedes hacer lo que quieras dentro de las instalaciones, ninguno de mis hombres te va a molestar.
- Gracias…supongo ¿Qué es este lugar?
- Este es el Sector-Dos fue acá donde traje a Mariza cuando desapareció una semana.
- ¡Fuiste vos entonces! Vos la ayudaste
- La estoy ayudando desde que la conocí. El tema importante acá no soy yo sino John.
- ¿John? No entiendo porque seguís con eso ¿Qué tiene que ver John en todo esto? Es uno de mis colaboradores más antiguos ¡sirvió a mi padre toda la vida!
- acompáñame por favor
Nuevamente era volver a caminar, llegamos por segunda vez a la oficina llena de computadoras, se detuvo frente a uno de ellos tocando su hombro.
- ¿Podrías reproducir un video por favor? – pregunto a un soldado dándole un USB
- De inmediato señor – respondió – ¿Es acaso este video señor? – pregunto mientras exploraba entre los archivos
- Ese mismo – Respondió
- Tus hombres te tratan con mucho respeto – susurre
- Los respeto y ellos a mí nada más – respondió mirándome.
El video comenzó a reproducirse. Se podía ver como llegaba uno de los autos manejados por seguridad de las ex industrias Vask todos bajan, pero solo Mariza entraba en el edificio. Pasaban largos minutos, el auto era atacado volando por los aires, luego seguía una débil seguridad privada y por último se veía como un grupo se llevaba a Mariza inconsciente.
- ¿Cuál es el punto? – pregunte
- ¿No notaste nada raro en el video?
- No, nada
- Reprodúcelo de nuevo – ordeno
El video comenzó, busque por toda la pantalla algo que llamara la atención, la escena final llegaba y… nada.
- ¿Lo viste? – pregunto por segunda vez.
- No
- De nuevo – ordeno – alto, ahí ¿Podes hacer un acercamiento a la cara de ese sujeto?
- Podría hacerse señor, pero se vería más borroso de lo que ya se ve.
- Hazlo – ordeno
Unos cuantos movimientos y la zona habían sido ampliada. Si, era uno de mis empleados de seguridad ¿y?
- ¿Tus agentes de seguridad usan alguna manera de contactarse?
- Si, la más común es hablar por una especie de intercomunicador o no sé. Fue Lorena quien instauro eso.
- ¿Dónde se lleva puesto?
- En la oreja derecha.
- ¿La misma que ese tipo se está tocando ahora mismo?
- ¿a que quieres llegar? – pregunte sabiendo la respuesta.
- A que John esta atrás de todo esto. Mira – apunto a la pantalla, el video comenzó de nuevo – Mariza llega, esta gente se baja para acompañarla a la puerta, pero el líder toca su auricular, recibe una orden y… se quedan.
Me negaba a creer que esa teoría fuera cierta por lo que lo mire con mala cara.
- Es una acusación muy seria, necesitas más pruebas.
- Si tuviera más pruebas ya lo hubiera hecho ejecutar – respondió
Nuevamente chocaban con gran fuerza nuestras miradas, no me dejaría intimidar y mucho menos someter por una persona como él ¿Cuánto poder tendría sobre mi si así fuera?
Recorrí admirando cada uno de los sectores en los que estaba dividido esa especie de base, mi teléfono comenzó a sonar, me distraje solo algunos segundos
- Vask – conteste.
- ¡Hola mi amor! – pude escuchar claramente
- ¡Mariza! ¿dónde estás? ¿Estás bien?
- Si, si estoy bien. No sé dónde estoy, es un pueblo llamado tranquera o tranqueras… no sé.
- Tranquila… mi amor ya está, quédate en un lugar público o anda a alguna comisaria. Voy a buscarte inmediatamente.
- Apúrate – dijo angustiada
- Ya voy mi amor, conta el tiempo hasta que llegué – dije cortando la llamada
Salí corriendo por la base buscando a Michael. Hasta que lo encontré comparando un mapa con las indicaciones de Tuco
- ¡Michael! – entre gritando a la habitación.
- ¿Que pasa? No grites, estoy tratando de concentrarme.
- Llamo Mariza.
- ¿De verdad? Increíble ¿Cómo hizo para comunicarse? En fin, solo tenemos que buscarla y una vez sin ella en peligro enfrentaremos a Sara con total tranquilidad ¿Dónde te dijo que estaba?
- En un pueblo llamado tranquera o tranqueras, no sabía.
- Tranqueras, si. A menos que me equivoque está cerca de la frontera con Brasil.
- Ahh conoces – dije sorprendido – posees muchas cualidades.
- Decime que tu única cualidad no es tener dinero, porque eso amigo sería algo muy triste. Volviendo al tema mariza tenemos que movernos ya.
- Si, le dije que vaya a una comisaria.
Se quedo mirándome unos segundos, como si no me creyera lo que acababa de decirle. De pronto sonrió y comenzó a reírse.
- No puedo creer que me creí toda la historia. Estamos ocupados, no podemos perder tiempo – respondió sonriente, mientras volvía a fijarse en los mapas.
- Yo no estoy perdiendo tiempo.
La sonrisa desapareció, tomo aire mirándome con el ceño fruncido. Dejo que su cabeza descansara en su muñeca y tomo aire por segunda vez.
- ¿Mariza llamo realmente?
- Si
- ¿y a vos no se te ocurrió una mejor idea que mandarla a una comisaria?
- Si ¿Cuál es el problema?
- Pero…. Vos…. ¡Eres un imbécil, un idiota irrecuperable! – grito soñándome furioso con el dedo – pero como mierda… – Tomo aire nuevamente – Sara llega a una red de tráfico de personas ya armada, pero a vos no se te ocurre pensar que tiene decenas de hombres trabajando para ella, no solo policías sino jueces, fiscales, prensa y demás, pero a ti se te cruzo la idea de enviarla a una comisaria.
- Está bien, me equivoque. No lo pensé de esa manera – respondí de mala gana, aunque me costara aceptarlo, tenía razón.
- Revisemos de nuevo esto – dijo Michael despegando un mapa de Uruguay – ¿Tienen los datos que solicite? – grito a algunos de sus hombres.
- Si señor – dijo uno entregándole un plástico enrollado
Eso llamo mi atención. Al desplegarlo sobre el mapa del país, pudo verse un montón de puntos rojos, cada uno de ellos representaba un prostíbulo o al menos un sector dominado por ellos.
- Bien… tranqueras, esta acá – comenzó diciendo Michael – eso quiere decir que Mariza… tuvo que salir de alguna de estas cinco propiedades.
- Señor ¿Cómo seguimos?
- Debemos ir al pueblo y recorrerlo hasta encontrarla ant
- No, eso es estúpido a estas alturas – dijo interrumpiéndome – debemos tomar estas cinco propiedades.
- Señor ¿está seguro?
- Utilizaremos decenas de hombres por cada uno de esos sitios – Agregue nuevamente.
- No, conozco las defensas que esos lugares pueden tener, son asentamientos de pueblos pueden tener como mucho dos o tres hombres. Capitán…
- Señor – respondió casi al momento.
- Necesito que prepare a todo el Sector-Dos, quiero que todos estén listos para cruzar la frontera en cuanto lo ordene.
- Si Señor.
- ¿Cómo se supone que semejante cantidad de hombres armados pasaran la frontera? – pregunte desafiante.
- Fácil… pasando.
Trabajamos todo el día haciendo un recuento de todas las propiedades que trabajaban para Sara y de cómo nos moveríamos una vez hallamos dado el primer golpe. La noche cayó sobre nosotros, muchas ideas cruzaban por mi mente, estábamos a un solo paso de iniciar un serio conflicto armado, mientras nos mantuviéramos por debajo de los radares de la ley toda estaría bien ¿que pasaba si las cosas no salían como creíamos?
|Llevaba ya varias horas dando vuelta en la cama que me habían suministrado, pero la realidad es que no podía dormir mire mi reloj – 4:37 Am – era demasiado tarde y demasiado temprano al mismo tiempo. Me vestí en la oscuridad y salí de mi cuarto, recorrí los pasillos cruzándome con algunos soldados que simplemente me saludaban con la cabeza, otros muchos me ignoraban. Llegue a ese cuarto lleno de computadoras e información, para mi sorpresa Michael estaba ahí ¿Qué demonios estaba haciendo a esta hora frente a las computadoras? Me acerque sigiloso tratando de ver que es lo que estaba haciendo.
- Definitivamente eres un pésimo espía – dijo sin dejar de mirar la pantalla – no es lo tuyo.
- ¿Qué hacías? – comente acercándome – ¿No duermes?
- Ya dormí ¿Acaso tu no? – comento levantando una ceja – Saldremos en unos minutos, deberías haber dormido, aunque también podrás hacerlo durante el viaje si quieres, es un largo camino desde la frontera hasta tranqueras.
- Me detuve a pensar en muchas cosas, sigo extrañando a una gran amiga. Antes de que Mariza apareciera, casi toda mi vida era dirigida por una mujer increíble. Lorena era una mujer fantástica, no debía preocuparme de nada.
- Entiendo
- Siempre fuimos ella y yo contra el mundo – dije soltando una pequeña risa – En un momento hace como… como casi cinco años ya… que increíble. Resulta que un ciudadano sur coreano que al parecer avanzaba rápidamente hacia la presidencia, fue asesinado junto con todo su equipo político cuando la comitiva que lo transportaba voló por los aires.
- ¿Qué tiene que ver contigo?
- Bueno… Lorena logro convencer a el gobierno surcoreano de elegirnos como proveedor de armas. Se armo un gran revuelo, se habló de una posible guerra con Corea del norte y todo se puso en alerta. No me acuerdo el nombre del tipo.
- Lee Nak-Jae ese era su nombre.
- Ese… ¡Que memoria! Se armo un gran revuelo y yo por mi parte gane cientos de millones, se modernizo todo el ejército, compraron la más alta tecnología que teníamos en ese momento.
- De nada.
- ¿De nada?
- Fui yo quien elimino a Lee, bueno no precisamente yo…uno de mis hombres, pero el plan era mío.
- ¿Fueron ustedes? El asesinato de Lee altero toda la región ¿Por qué lo mataron?
- No lo sé, no sé nada de geopolítica. Cumplíamos ordenes punto.
La charla quedo ahí, la respuesta no me convenció del todo, pero, en fin.
Todo se puso en marcha, el pequeño equipo compuesto por ocho de los mejores hombres del Sector-Dos se reunió con nosotros en el estacionamiento de esa poderosa fortaleza. Completamente vestidos de negro con un juego de gafas oscuras mostraban un aspecto bastante intimidante. Dividiéndonos en cinco autos atravesamos la frontera, cada uno de ellos paso por parte de mi custodia personal – deberían fusilar por incompetente a cualquier agente que no reconociera al famoso Víctor Vask – Fue la respuesta que Michael dio cuando confesé que esperaba algo más…épico para cruzar la línea internacional.
- Señor Michael ¿Puede escucharme?
- Perfectamente ¿Qué pasa?
- Inteligencia dice que algunos autos parecen estar siguiéndonos, pero no aceleran ni parecen prestar atención a nuestros movimientos.
- Manténganlos vigilados y avísenme si notan algo raro.
- Si señor – dijo cortando la llamada.
Tras varias horas llegamos al departamento de Rivera donde se hallaba el pueblo de tranqueras, nos dividimos una vez más cada uno tomando posiciones en alguno de los cinco puntos que habíamos marcado antes. Tomamos por un camino de tierra, para adentrarnos luego en una gran arboleda, descendimos del auto y comenzamos a correr entre la vegetación. Nos tiramos cuerpo a tierra, Michael saco unos binoculares para luego pasármelo a mí. Era una gran construcción, parecía ser una especie de tambo o algo parecido.
- ¿Es acá? – pregunte dudando de nuestros datos – Parece que la empresa está en funcionamiento – revise una vez más nuestros datos: 31°10’30.9”S 55°46’35.7”W
- Deja de mirar esos números, el GPS está bien, es acá – respondió Michael, sin mirarme siquiera – sería realmente raro que a una propiedad abandonada entraran vehículos y personas.
- ¿Raro para quién? Es una zona abandonada no hemos visto a nadie en todo el camino.
- Para cualquiera, la gente de los alrededores está acostumbrada a una vida tranquila de pueblo. Alguien recorriendo los campos, alguien inspeccionando la bebida de los animales, alguien sembrando, cosechando, gente hachando o simplemente estando sin nada que hacer. Te aseguro que notarían al instante movimientos en una edificación que consideran abandonada.
Volvimos a nuestro auto y seguimos nuestro camino deteniéndonos bajo unos grandes árboles al costado de la ruta, lejos de la vista de cualquier curioso o al menos así pensaba yo.
- ¿Que debemos hacer ahora?
- Dormir, debemos esperar que anochezca.
- ¿Y el resto del equipo?
- Ya lo saben, duerme – simplemente tiro su asiento para atrás y cerró los ojos, ignorándome por completo.
Las horas pasaban, pasaban y pasaban…no podía dormir con los rayos del sol sobre mi rostro. Ni siquiera habíamos desayunado ¿y debíamos permanecer en silencio?
- Michael, Michael ¿Estas despierto?
- Ahora si…. ¿Qué quieres?
- Tengo hambre.
- Ya pasara solo…trata de dormir.
- No puedo dormir, tengo hambre… – confesé
- Por el amor de Dios… bueno no sé, busca una manera de dormir.
Me puse a rebuscar en el auto buscando algo para como lo que fuera serviría, necesitaba algo para calmar el apetito y dormir algo, pero realmente luego de buscar no encontré absolutamente nada.
Las horas pasaron, la noche llego, una brillante luna iluminaba el panorama desolador con un manto de tenue luz, había llegado el momento.
- ¿Unidades listas? – pronuncio Michael a través del intercomunicador – Alpha listo
- Equipo Beta, listo.
- Equipo Gamma, listo
- Equipo Delta, listo
- Equipo Épsilon, listo
- ¿Inteligencia dijo algo más de los autos sospechosos?
- Lo lamento señor los perdieron hace horas.
- Imbéciles
Todas las unidades respondieron de inmediato y en perfecto orden, atacaríamos cinco propiedades al mismo tiempo, mis piernas temblaban… no podía ocultar que tenía muchísimo miedo ¿Y si Michael se equivocaba?
- Muy bien, cuenta regresiva veinte segundos, ataquen. Vamos – dio Michael bajando del auto.
- Llego la hora – dije nervioso.
- Si… Mantente cerca – abrió el baúl sacando dos M4 cada una equipada con un silenciador, la tome mientras veía como el preparaba la suya revisando que todo esté en orden – ¿Sabes cómo usarla?
- Si… claro. Sabes, produje desenas de miles de estas para distintos países y situaciones.
- No llegas a entender cuanto me importa eso en este momento, andando. Vamos, recuerda mantente cerca.
Avanzamos sigilosos entre las sombras, trataba de mantenerme lo mas de él que me fuera capaz. Dos guardias fumaban con tranquilidad fuera de las instalaciones, el humo de sus cigarrillos hacia que fueran un objetivo fácil para nuestras miras de visión nocturna, aunque realmente yo no los había visto, recién cuando Michael da el primer disparo me doy cuenta. Viajando a una velocidad de más de ochocientos kilómetros por hora, el pequeño proyectil impacta en el blanco, al ingresar por el ojo derecho del vigilante.
- ¡Que mierda! – alcanzo a decir su compañero, pero al intentar retroceder Michael disparo nuevamente matándolo al instante.
No acercamos a las puertas del recinto en completo silencio. entramos encontrándonos con un largo pasillo. Parecía que las instalaciones estaban desiertas, punto a favor para nosotros.
- Rápido – ordeno mientras avanzaba por el largo pasillo – Atento, mantente cerca.
Avanzábamos rápido revisando todas las habitaciones, no parecía que en ninguna había personal de ningún tipo, miré a mi alrededor… me había quedado solo – mierda, en fin – decidí avanzar solo por el recinto, pero de repente una puerta se abrió encontrándome de frente con dos guardias armados, uno de ellos me apunto inmediatamente a la cabeza, miré a mi alrededor, pero mí no vi a mi compañero por ningún sitio.
- ¡Tira el arma! – ordeno quien me apuntaba con un grito. Obedecí pensando cómo hacer para poder liberarme de esta situación.
- Debemos informar inmediatamente a Sara – agrego el otro.
- Andando ¡Ya!
Dude unos segundos, el segundo guardia me apunto, mala suya en esta ocasión. Por fin vi a Michael llegar en mi ayuda, con un rápido movimiento se acercó rompiéndole el cuello al desprevenido hombre. Su compañero reacciono al momento intentando apuntarlo con su arma, pero mi compañero entonces dejo caer rápidamente el cadáver y le abrió la garganta con un rápido movimiento, si quiera sabía que llevaba un chuchillo. Se llevó las manos a la garganta cayendo de rodillas, la sangre brotaba con abundancia de la gran herida cubriendo sus manos y fluyendo a través de los dedos, pronto llego su muerte acompañada también de la mirada de reproche de Michael.
- Te dije que te mantuvieras cerca – reprocho limpiando la sangre de su cuchillo sobre la tela de su pantalón
- Perdón… me distraje – dije defendiéndome.
- ¡Fue una estupidez! – dijo levantando el tono de voz – tu falta de concentración puso al equipo en riesgo junto con toda la misión.
Mantuve el silencio, no buscaba ahora entrar en otra discusión.
- Señor Michael, aquí equipo Beta ¿Puedo escucharme señor?
- Te escucho claramente Beta ¿Qué sucede?
- Los objetivos fueron neutralizados, todas las propiedades cayeron.
- ¿Encontraron algo?
- Armas, drogas y mucho dinero. Tenemos decenas de chicas cautivas, pero no hay señales de Mariza, se interrogo a cada una de ellas, pero parece que desconocieran todo acerca de la Srta. Márquez.
- Entiendo. Buen trabajo.
- Señor Michael una cosa más, los autos sospechosos fueron detectados una vez más por inteligencia, pareciera que ahora hay más.
- Reúnanse con nosotros inmediatamente, evaluaremos la situación en un solo grupo.
- De inmediato señor.
Michael había tenido razón todo el tiempo, las defensas de estos lugares eran mínimas, acostumbrados a una vida tranquila. Como bien dijo en un momento, debían tener decenas de colaboradores tanto políticos como policías… un allanamiento era difícil que sucediera sin antes ser alertados para que se deshicieran de todo el material comprometedor.
Revisamos todas las habitaciones en todas era la misma respuesta, nada. Bajamos al subsuelo de la construcción encontrándonos con una playa de estacionamiento tan desierta como la misma fabrica, poco tiempo nos tomó cruzarlo hasta llegar a una habitación mugrienta llena de papeles viejos y cargados de olor a humedad.
- ¿Qué lugar de mierda es este?
- Parece que es una especie de sótano, imagino que son papeles de la empresa que esta sobre nuestras cabezas.
- ¿deberíamos revisar algo?
- No, imagino que son todos papeles apócrifos. Sigamos adelante.
Registramos la habitación hasta ver que había una escalera oculta de la vista de los curiosos. Estaba situada en el otro extremo de la construcción, de forma mucho más discreta se elevaba hacia una vieja puerta de madera, carcomida por el paso del tiempo y los miles de insectos que debían vivir en ella.
Di una fuerte patada contra ella una vez antes que Michael me detuviera poniendo su mano en mi hombro.
- En un avance como el que intentamos debe predominar el silencio – dijo sacando la mano de mi hombro, se acercó más a la puerta y giro el picaporte. La puerta se abrió dándonos acceso – No importa cómo se muestre esta parte en las películas, primero siempre se revisa la puerta.
- Puede ser que mi patada la haya debilitado.
- Andando – me miro con seriedad frunciendo el ceño, aunque no me dijo nada más.
Las miras de visión nocturna nos permitieron avanzar subiendo peldaño a peldaño en la oscuridad llegando a un pasillo que estaba iluminado lleno de puertas, no había una gran distancia entre una y otra por lo que si eran habitaciones eran increíblemente pequeñas.
- ¿Que será este lugar? – pregunte apagando la visión nocturna de mi mira.
- Imagino que este lugar fue modificado. Imagino que cada puerta es una habitación y por lo tanto una chica distinta.
Escuchamos ruidos, podía escucharse como se acercaban más personas. Nos preparamos apuntando nuestras armas mientras retrocedíamos, al parecer nuestros cálculos habían fallado ese lugar estaba atestado de hombres fieles a Sara. Bajamos la escalera, pero estaba vez escuchando las balas silbaban a nuestro alrededor. Si hubiéramos tenido a los hombres a los hombres de Michael todo esto no hubiera sucedido.
Resistíamos como podíamos evitando que nos rodearan hasta llegar al estacionamiento, nuestro auto estaba muy lejos, era imposible que llegáramos, aunque la verdad todo mi cuerpo se rindió en el momento que lo vi caminar entre los hombres que nos apuntaban. Su mirada no tenía problemas en encontrarse con la mía. Traía un paso tranquilo y despreocupado como si todo aquello no fuera nada. Observe a Michael que lo observaba con fijamente, aunque al igual que yo, ya había bajado su arma. Cuando estuvo a mi lado finalmente me observo de arriba a abajo para fijarse una vez más en mis ojos.
- John… – pronuncie con el mismo tono que siempre lo había hecho, aunque admito que mi voz estaba quebrada y las ganas de llorar parecían invadir poco a poco mi cuerpo.
- Señor Vask – comenzó diciendo – lamento mucho esto. De rodillas.
Una lagrima recorrió finalmente mi rostro, me deje caer sencillamente. Era impensable que todo pudiera terminar así. La fría brisa acaricio mi rostro, escuche como cargaban una de sus armas.
- Al suelo – le ordenaron a Michael.
- Prefiero morir de pie – respondió el – Hijo de puta… debería haberte matado cuando nos encontramos en la mansión.
- Si, debiste – respondió John – Deberías arrodillarte, de todas maneras, estas vencido.
- Si, estoy vencido, pero tirar mi honor a la basura por unos cuantos minutos más de vida… prefiero ser fusilado de inmediato.
- Como gustes – concluyo finalmente – Víctor comprenderás que esto no es nada personal, solo negocios.
Permanecí con la cabeza gacha, me sentía increíblemente solo. Las personas que consideraba de mi mayor confianza yacían muertas o eran unos traidores, todos salvo Lucio que según parecía era fiel a mi madre. Sentí el cañón del arma tocar mi cabeza y escuché con claridad la orden saliendo de la boca de John.
- Fuego – mi corazón se estrujo una vez más al escucharlo.
Escuche con claridad como un disparo terminaba con el silencio, pero al levantar la vista el hombre que estaba dispuesto a ejecutarme yacía muerto frente a mí con un certero disparo en la frente.
- ¡INTERPOL, todo el mundo al suelo! Ya, ya, ya ¡bajen sus armas! – escuche que decía la aguda voz de Agostina
- ¡Al suelo, al suelo, al suelo! – agrego otro
Ni siquiera sé que mierda paso después de eso, las tropas de la ley avanzaban reduciendo a cada uno de ellos. Vi que Michael tomo su arma nuevamente matando a cualquiera que se cruzaba en su camino, un helicóptero se elevó rápidamente tratando de alejarse del lugar. Las armas apuntaron a los cielos volviéndolo un infierno, pero Sara ya no estaba y por más que buscamos por todos lados, no había ni una sola señal de mi bella durmiente.