Historias de mi vida

Mi boca probaba una y otra verga, a cual más gustosa; a cual más suculenta en jugos que comenzaron a resumir de sus sendos ojos y dejaban un rastro en mi paladar.

Historias de mi vida

Hace algunos años, me dirigía al cine presidente; aquí en Tegucigalpa; que en aquella época era solo para películas porno.

Por lo general, previo a que se abriera; los muchos que íbamos a entrar estábamos dispersos a los alrededores, Yo me fijaba en los posibles tipos con que me gustaría tener “algo” y ese día en particular habían un grupo de tres chicos que llamaron mi atención.

Al parecer los tres andaban por separado y eso me facilitaba las cosas, podría llegar a tener una oportunidad con cualquiera de ellos.

Abrieron los portones del cine y a comprar la entrada se ha dicho.

Busque una butaca en la parte de atrás, para tener una visión general del cine.

Los tres chavales de unos 18 a 20 años a lo sumo se habían colocado en asientos no muy lejos del mío y podía ver sus figuras en la oscuridad.- La película comenzó y las imágenes de una mujer bien formada apareció.

Un tipo con una verga del tamaño de mi brazo la estaba penetrando y en eso vi que uno de los chicos se levanta y sale de la sala.

Deje pasar un par de minutos y también salí.

Tenía la esperanza que hubiera ido al sanitario, tuve que bajar las gradas y el guardia me observó, pero continuó firme en su lugar.

Al entrar al baño del cine, el chavalo de unos 19 años estaba en el urinario que es de esos que son una sola pileta, sin separadores ni nada.

Me coloqué en un extremo, el urinario tiene unos dos metros y medio de largo y quedamos a escaso un metro uno de otro.

Al principio, comencé a orinar y con un poco de disimulo miré que el chorro de orín de este tipo era grueso y fuerte.

Al voltear a ver mejor, noté como el chavalo se agarraba con el dedo indice y el dedo pulgar; quedando un enorme cilindro de carne bien gruesa y larga bien templada a la vista.

Yo volteo a ver esa riatota bien, luego subo la mirada y el chavo me está observando y mueve su verga un poco; como indicándome que la toque.

No me hice esperar, con mi mano izquierda tomé ese tronco y sobraba de un lado y otro y después estaba su glande.

Un glande grueso, amplio, liso y bien colorado.

De la punta del glande salía un poco de líquido seminal que con mi dedo pulgar le regué por toda su chalampa.

Estoy comenzando a darle una pajeada suave y lenta, cuando sentimos los pasos de alguien en el pasillo; casi en la puerta y tuve que soltar esa riatota deliciosa.

Justo a tiempo solté su verga y entró un señor bien mayor al baño, se fue a uno de los sanitarios a orinar.

Estuvimos con el chico allí mismo, sin movernos y con nuestros propios mazos en la mano sin más.

Al salir el señor, Yo retomé mi labor masturbatoria y pude volver a sentir como ese salchichón era grueso, suave y largo.

El chico me pidió que le apretara un poco más.

Yo muy obediente, así lo hice; pasados un par de minutos, le indiqué que lo quería mamar.

No hablábamos, me agaché para poder probar por ves primera esa verga que me tenía loco de la emoción.

Me sentía muy excitado de hacer eso en el un baño en el cual en cualquier momento podría entrar alguien que nos pudiera mirar.

El chaval, me tomó de la cabeza y comenzó a marcar el ritmo de la mamada.

Yo tenía mi boca bien abierta, era una troza bien gruesa y su líquido era espeso y un poco dulzón; sí un poco más dulce que salado, eso era exquisito a mi paladar.

En eso estábamos y nuevamente unos pasos en el pasillo.

Al fondo se escuchaba el sonido de la película, una figura de unos metro ochenta apareció.

Era otro de los chavos que miré en la calle, este era bien trigueño; casi del color aceituna de los indios (de la india).

Se colocó en el medio del urinario y ahora mi compañero estaba son su rabo bien tieso a la vista de este y Yo pude ver como, con algo de dificultad; este nuevo chavalo lograba sacar su propia pija.

Su verga ya afuera era un poco delgada, pero eso sí; unas dos o tres pulgadas más larga que la del chavalo con quien estaba Yo.

Yo, con todo descaro le digo: “con eso has de llegarle hasta el fondo a las chavalas”

El chavo trigueño me responde: ”pues bien que brincan con ella adentro, no se quejan para nada” y jajajajjaja todos reímos.

Yo con la cabeza asentí y con un leve movimiento de mi brazo izquierdo, le indiqué al chavo que quería tocarla.

El asintió también como única respuesta.

A lo que Yo sin miramientos le tomé la pija y pude sentir la gran diferencia de una verga muchísimo más delgada que la anterior, pero muchísimo más larga.

Nunca había tenido una verga así de larga en mi mano nunca.

En eso estaba y el otro chico se mueve de su lugar y se coloca en mi otro extremo.

Yo comprendo la acción y moviéndome un poco tomo ambas vergas en mis manos, con mi propia pija al aire bamboleándose de la excitación.

Mi boca probaba una y otra verga, a cual más gustosa; a cual más suculenta en jugos que comenzaron a resumir de sus sendos ojos y dejaban un rastro en mi paladar.

Uno un poco más saladito que el otro.

El otro un tanto dulzón.

Uno de ellos, tenía sus huevos suaves y sin un solo pelo; en cambio el otro.

Tenía todo un arbusto solo en los cojones, no digamos en el pubis; era un bosque sin podar.

Uno con el pubis recortado, dejando ver todo un tronco sin igual; en cambio el otro, su pelaje era abundante y aún así su verga se notaba singular.

Hubo un momento, en que ambos chicos se colocaron uno al par del otro; incluso cruzaron sus brazos como abrazados de costado y dejaban que Yo trabajara sus vergas y huevos con mi boca, mi lengua intrépida que se metía en los ojos de sus glandes y hurgaba un poco más profundo de lo usual.

Mis manos se aferraban a sus piernas y en ocasiones acariciaba sus gluteos amplios y terzos en uno y mucho más duro y peludo en el otro.

En eso estábamos, cuando no nos dimos cuenta que el tercer chaval había entrado al sanitario del cine; no lo escuchamos caminar, sus tenis lo ocultaron y de repente estaba parado en el umbral de la puerta.

Era el más hermoso de los tres, su físico se notaba sobre la camiseta y sus jeans eran una segunda piel sobre él.

El bulto era evidente, no sabía cuanto tiempo tenía parado allí; pero al divisarlo supe que se juntaría al grupo.

Así fue, al detectarlo con mi mirada; caminó directo a nosotros y como si tuviera autoridad en el área, sacó su verga y la colocó en mi boca sin pedir permiso a los otros dos.

Yo, respondí con comenzar a mamarlo como poseído por un tremendo manjar.

No me lo podía creér, tenía a los tres chavales más hermosos que llegaron a la función de cine y sus vergas eran completamente para mí.

Las succiones se volvieron grandiosas, pasaba de una verga a otra, un pene por otro y unos grande, otro más delgado, otro muchísimo más robusto.

Era una locura, además; mis manos pudieron sentir al nuevo compañero como un lampiño nato.

Sus piernas y sus nalgas eran tersas como las de un bebe.

No tenía pelos y le dije que no sentía que se los hubiera rasurado, a lo que me contestó: Tengo 14, “ PERO YA ME SALE LECHE “

Huuuuuy papi, no supe que emoción sentí; era varias fantasías juntas.

Su verga era de unos 18 cms. De largo y muy, pero muy gruesa; no se cuan gruesa, pero mi boca tenía que ampliarse muchísimo.

Mi mano, recorió su pierna bien peludo; subió por su abdomen y era un simio completo esa criatura de solo 14.

Sus génes eran brutales para tan corta edad, era el más alto de todos los que estábamos allí y aún así; se veía súper masculino y potente.

Mi tarea de mamar no paró, continúe profundo, abundante, sustancioso y sabroso; en eso estábamos y se escucharon pasos.

Todos nos pusimos en diferentes localidades, Yo en el urinario junto a uno de ellos y los otros dos en los reservados.

Entró el vigilante, se paró en la puerta y al esperar unos segundos dijo: “chavos, la peli es caliente; no se preocupen pueden continuar en lo suyo”.

Pero ocurrió algo, el segurata no se fué; se colocó en medio del urinario y comenzó a tirar un grueso y portentoso chorro de orín.

Yo lo volteo a ver y le digo: “ compa, con películas así ha de tener siempre la manguera en las mejores condiciones”.

No supe de donde me salió eso.

Él, volteó a ver mi verga; muy serio.

Me dio algo de temor por lo dicho, pero en eso estaba y…

El segurata dice: “Tengo cinco años de estar aquí y no son el primer grupo de chavos que la pasan bien”.

Volví mi mirada a su verga y pude observar como iba creciendo en medio de su mano.

E instintivamente, alargue mi mano y tomé la pija del segurata y lo masturbé.

Los otros chavos se movieron de donde estaban y uno me sobaba el trasero, otro se puso a mi lado y lo comencé a masturbar.

Para mi sorpresa, los otros dos se acariciaban entre ellos, pero a mi lado y me agache.

Mamé al segurata, no era un tipo de mal ver; al contrario, un tipo de treinta con un cuerpo compacto y solido, según pude apreciar a medida mis manos entraban en su uniforme.

Ya eran 4, uno de ellos; no supe cual, comenzó a eyacular y el segurata tomó su verga y comeso a engullir toda la lefa que soltaba.

El segurata, no tenía pinta; ni había dado rasgos de ser gay y en cambio se comenzó a comer toda la descarga del chaval.

Yo mismo, quedé en shock; Yo continuaba mis labores mamatorias a los otros tres, incluyendo al segurata.

Me sentía en las nubes, uno a uno se fueron viniendo y a todos el segurata les comió la corrida; este tipo estaba sediento de leche de macho y la estaba obteniendo.

Todas las corridas se las comía sin dejar escapar nada.

Yo estaba agachado y un poco confundido, pero al llegar mi turno; anuncié que me corría y el segurata me jaló de los sobacos y me hizo parar.

Ya parado con mi mano dándole duro a mi verga, se dobló y comenzó a succionar como aspiradora mi leche.

El tipo era un experto, su boca era una aspiradora de semen estupenda; no hay mejor en todo el mundo.

Al terminar, el segurata se levanta y con la mirada me señala su propia verga.

Yo, sin rechistar me doblo y comienzo nuevamente a mamarle; pero, a solo dos minutos me dice: “ me vengo, meeee veeeenggooooo” y sentí la necesidad de saber a que sabe un segurata tan morboso y sensual.

Solo atiné a hundir más su verga en mi boca y alcanzar la garganta para entrar y salir y paladear ese néctar agridulce que en este caso tenía un buque espectacular.

Los otros tres chicos, estaban arreglando sus prendas y corrigiendo sus pantalones cuando nosotros terminamos.

El segurata me dijo que tenía que volver a la entrada.

Yo solo asentí con la cabeza.

Los otros tres, uno a uno; me fueron dando sus números de teléfonos y prometí llamarlos.

Espero les haya gustado, es 100% real.

Ya saben, el lugar es real; pero los nombre no tanto, por protección de los mismos.

Actualmente cambié mi email y este es el nuevo:

joanve66@gmail.com