Historias de la pandemia VI
Todos hemos conocido mejor a los vecinos, y yo particularmente a una vecina
CAPITULO V
ENTREVISTA DE TRABAJO
“Ahora, tienes que darme tu número de móvil. Solo lo utilizaré para contactar contigo por motivos laborales. No te preocupes. Ni wasap, ni sms, nada, solo temas laborales. En cuanto sepa que está todo en marcha, te llamo y te cito en mi despacho. Ves vestida de manera sobria, a ser posible con bragas o tanga, jaja”, la dije riéndome.
“Tontín, sin bragas o tanga solo voy para ti”, me dijo ella mimosona.
“Ya, eso se lo dirás a todos”, la dije dándola un piquito.
Otra tontería quinceañera, pero es lo que había.
Me dio el número de su móvil. Yo lo grabé poniendo Nuria-candidata. Yo también le di el mío, para que si le llamaba supiera que era yo.
Empezó a morrearme de nuevo restregándome las tetas en mi pecho. Entre unas cosas y otras, mi polla no tardó mucho en ponerse otra vez a punto, ella lo vio al momento, la cogió con una mano y me dijo,
“Ahora no me quedo sin tu lechecita”, bajando a mamarla.
No tuvo que esforzarse mucho. No sé que me pasaba, pero aquella mujer me ponía a cien. No tardé mucho en soltarle en la boca mi segunda corrida. Me miró con cara de vicio con la boca abierta y mi semen dentro. Hizo gárgaras, con él y luego se lo tragó.
“Uhm”, dijo relamiéndose. Me encanta tu semen, y eso que no había probado ninguno antes.
“Que guarra estas hecha”, la dije.
“Tú me haces ser muy guarra, y más que quiero serlo para ti”, me dijo con voz de mosquita muerta.
“Si ya te he visto que venías hoy dándolo todo, y me gusta que vengas así. Bueno también me gusta que vengas normal. Me gustas de cualquier forma”, la contesté.
“Hay, mi caballerete”, eres un encanto, me dijo haciéndome una caricia en la mejilla.
Nos duchamos, nos vestimos y nos fuimos. Ahora ya no hacía falta los mensajes en el seto, que tan buen papel habían hecho. Ahora podía llamarla con la disculpa de la entrevista y quedar.
La dejé como las otras veces en las inmediaciones de casa, y desde el mismo coche, llamé al Jefe de Recursos humanos de la empresa.
“Carlos?, soy Samuel”
“Hola Samuel, dime”
“Oye, pon en marcha lo de buscar una secretaria para suplir a Puri”
“No hace falta, Samuel. Tengo más de 200 currículos aquí, algo habrá interesante”
“Ya, pero aun así con tanto erte y tanta empresa cerrada, seguro que ahora hay gente aún más interesante sin trabajo”
“Vale, lo pongo, ¿quieres que pidamos algo en especial?”
“Pues Experiencia en puesto similar, ingles hablado y escrito y que se valoraran otros idiomas, lo de siempre, más o menos”
“Vale, en cuanto lo pongo te envío una copia al mail”
“Perfecto Carlos muchas gracias”
Este Carlos, era un buen tipo. Casi siempre podías contar con él, no tanto como para contarle los entresijos de esta contratación, pero si para contratar a quien yo dijera, y sin hacer preguntas.
Conociéndole, sabía que hoy se quedaría puesto el anuncio, lo cual me facilitaría el mañana poder hablar con Nuria, y contarle un poco el tema.
A media tarde, me envió el correo con una copia del anuncio que había puesto en prensa.
Yo, preparé unas anotaciones para Nuria, para enviárselas al día siguiente junto con el anuncio.
SECRETARIA DEL DIRECTOR COMERCIAL
Importante empresa nacional joven y dinámica perteneciente al sector de Automoción busca para su sede central (ubicada en el norte de Madrid) la figura de
SECRETARIA DEL DIRECTOR COMERCIAL
FUNCIONES DEL PUESTO:
En dependencia directa del Director Comercial, la persona seleccionada se responsabilizará de las siguientes funciones:
- Realización de labores administrativas necesarias para agilizar las comunicaciones de la Dirección correspondiente.
- Facilitar, filtrar y canalizar las llamadas telefónicas dirigidas al director.
- Recepción de visitas, gestión de la agenda y correo del director.
- Organización de viajes, eventos y reuniones
- Elaborar, archivar y custodiar la documentación de la dirección: actas, circulares, formularios, faxes, memorandos, ...etc.
- Asistencia a Viajes y congresos con el Director Comercial o en representación del mismo.
PERFIL:
Buscamos a una persona joven entre 25 y 35 años, con formación de secretariado y experiencia sólida como secretaria de Dirección a ser posible en el entorno de grandes empresas.
La persona manejará correctamente y a nivel usuario el paquete office en especial Word, Excel y Power Point.
Inglés hablado y escrito. Se valorará conocimientos de otros idiomas.
PERSONALIDAD:
Buscamos a una persona profesional, agradable, flexible, discreta y resolutiva. Imprescindible que aporte iniciativa y capaz de involucrarse en proyectos, comunicativa y organizada.
SE OFRECE: Contrato indefinido con período de prueba. Incorporación a un equipo joven con un buen ambiente de trabajo
SALARIO: En función de la valía del candidato, orientativo en el entorno de los 20.000 - 22.000 euros brutos anuales más comisiones en función de las ventas alcanzadas por el Departamento.
HORARIO: De 9.00 a 14.00 y de 16.00 a 19.00 de Lunes a Viernes
INTERESADAS ENVIAR CURRICULUM VITAE A LA DIRECCION……………………….
Estos son los temas que se suelen hablar en las entrevistas, al margen de temas chorras, como familia, hobbies, etc.
§ Formación Académica
- Experiencia
- Capacidades técnicas
- Capacidades organizativas
- Habilidades interpersonales
Preparé estas pequeñas pistas, y las dejé listas para enviárselas a Nuria por la mañana.
Al día siguiente cuando entendí que ya no estaría su marido la hice una llamada perdida.
Al momento me la devolvió,
“Hola”, la dije no queriendo decir nada que pudiera se comprometido por si no era ella la que devolvía la llamada.
“Hola, me ha dado un vuelco el corazón. ¿Que pasa?”, me dijo ella.
“Hoy ha salido publicado el anuncio. Tengo una copia de él, asi como unas indicaciones para la entrevista, he hecho bien los deberes, ¿eh??”, la dije.
“Sí, ya veo. Aún no ha venido mi madre. Cuando venga, te doy una perdida y nos vemos en el parking del super, y allí me cuentas”, me dijo ella.
“Perfecto, nos vemos luego entonces”, la dije cortando.
Esperé ya en las inmediaciones del hiper, la perdida de Nuria, que a la media hora se produjo.
Me la hizo ya de camino, ya que al momento la vi doblar la esquina.
Se acercó, visiblemente acelerada.
“Hola, no tengo mucho tiempo, me ha dicho mi madre que vestía a las crías, y se venía para aquí”, me dijo.
“Bueno, iremos rápido. Mira, este es el anuncio”, la dije dándole una copia, “ y esta hoja incluye los temas de los que se hablaran en la entrevista. Vamos es de lo que se habla siempre... Llama al teléfono que viene en el anuncio, y te darán una cita. Cuando la tengas, me mandas un wasap y me lo dices”
“Vale, creo que lo tengo claro. No obstante cuando lo lea todo si tengo alguna duda te comento”, me contestó ella.
“Venga, vale te dejo que estés tranquila. Yo me voy a la empresa”, la dije guiñándola un ojo según me alejaba.
Han pasado ya dos meses.
Nuria, efectivamente, entró a trabajar en la empresa, y con un balance hasta la fecha muy positivo, en lo laboral y en lo personal.
Lógicamente ha cambiado sustancialmente para Nuria. Lo primerio que hicimos al incorporarse, es llevarla a nuestra agencia de publicidad, para hacerla como al resto del personal ejecutivo, un pequeño reportaje de fotos y videos, que posteriormente podían ser utilizados en campañas de publicidad. Nada más verla, la hicieron ir a la asesora de imagen que tiene la agencia, la cual la citó para dos días más tarde, y la cambió de arriba abajo.
Desde el peinado hasta la forma de vestirse. Me atrevería a decir que allí nació una nueva Nuria. Hemos salido una vez de viaje juntos por motivos laborales, claro, aunque en el hotel que nos alojamos pese a tener reservada dos habitaciones, solo usamos una.
Ella, estaba creciendo día a día en el trabajo, pero era evidente que también estaba creciendo y bastante en su apetito sexual. Al margen del viaje, íbamos cada dos o tres días al hotel de siempre, y allí dábamos rienda suelta a nuestras pasiones. Hasta tal punto que me estaba planteando alquilar un pequeño estudio, para no tener que pasar siempre por el hotel.
Nuria, había conciliado muy bien su vida familiar con la vida laboral. El marido no andaba muy allá en su trabajo, y su aportación económica, era ahora más que nunca muy necesaria. La madre, encantada de que la hija trabajara, y ella poder quedarse con las nietas. Lo único que les descompensaba a todos un poco eran los viajes, y las cenas. Era algo que habíamos hablado en la entrevista, que ella tenía que estar siempre dispuesta a poder viajar o acudir a cenas o comidas de trabajo, y por ella no había ningún problema, aunque para los demás no estaba tan bien visto.
Y fue precisamente en una cena de trabajo, al mes y medio de estar Nuria en la empresa, cuando paso lo impensable.
A este tipo de cenas, las secretarias ejecutivas van por dos motivos. Por un lado, como gratificación por su trabajo, y, en segundo lugar, porque, aunque en estas cenas no se trata practicante nada que no se haya hablado ya, si es cierto que puede surgir alguna cosa que sea interesante recordar, y se espera de ellas que estén más lúcidas que nosotros y puedan acordarse al día siguiente de lo hablado. Y además en mi caso por si luego podía tener un encuentro con Nuria a solas.
Como era habitual desde que trabajaba en la empresa, y conociendo la importancia de los proveedores que nos visitaban ese día, dos ejecutivos japoneses, Nuria, había cuidado especialmente su aspecto. Llevaba una blusa blanca, que la realzaba más su ya abundante pecho, con una falda discreta por encima de la rodilla, de amplio vuelo.
Antes de salir para el restaurante, se retocó el maquillaje, y se perfumó.
Aunque ahora con la “Nueva Normalidad”, todo cerraba antes, estas cenas se sabían cuando empezaban, pero nunca cuando ni donde terminaban. Ahora al cerrar antes los locales, no era raro terminar en la habitación de alguno de los visitantes hasta altas horas de la madrugada.
Llegamos al restaurante y nos sentamos en la mesa según la distribución que la propia Nuria había hecho. Ella estaba entre los dos japoneses, yo al lado de uno y el gerente al lado del otro.
Lógicamente, hablábamos los cinco en inglés, aunque había uno de los japoneses que se empeñó en enseñarle palabras en japonés a Nuria. Luego le decía la traducción, y se echaban unas risas, eso si, sin olvidarse el hombre de echar un buen vistazo a su escote. Estos tonteos eran habituales en todas las cenas, y solían acabar en nada.
Tardamos más de dos horas en cenar y cuando terminamos propuso el japo mirón tomar una copa en algún sitio y le explicamos que ya a esas horas, estaba todo cerrado, y como no ofreció cortésmente su habitación.
Por otras ocasiones, sabíamos que las reuniones en los “Casinillos”, como los llamábamos nosotros, eran una maravilla, no faltaba nada cava, aperitivos, incluso en estas épocas, hacían en el hotel la vista gorda, y mantenían abierto el servicio de habitaciones para estos casos.
Y así fue, rápido llamó el japo al servicio de habitaciones, mientras que se metieron en el baño, y al rato salieron los dos con una especie de kimono corto. Nosotros tres nos miramos y dijimos que si no tenían otro para nosotros. Todo esto entre risas.
No tardaron en subir del servicio de habitaciones con el pedido, cava, caviar, canapés variados… no faltaba de nada.
Nos sentamos los cinco en torno a una mesita, ellos dos y Nuria en el sofá.
La verdad es que yo mientras charlábamos no perdía de vista al japo mirón. Ya me había dado cuenta de que su mano más cercana al cuerpo de Nuria se esforzaba por rozarla cada vez que podía. Pero Nuria, sabía defenderse solita, sin perder en ningún momento las formas y la compostura.
CONTINUARA