Historias de jovencitas 8: Janet y el Vecino

Guarde este relato pues ya lo tenia desde diciembre, espero les guste y comenten, lo catalogue no consentido pero podría ser sexo con maduros

Historias de jovencitas 8: Janet y el Vecino

El viejo mira desde la ventana, es linda la condenada rubia, lástima que sea casada su mente viaja pensando en que la monta como jinete a su yegua, Janet se despide de su amiga para subir por la escalera del edificio le gusta subir y bajar pues le ayuda a ejercitar esas lindas piernas, su rostro cambia una mueca de desagrado aparece al llegar al tercer piso.

Ahí está como siempre esperándola el viejo Canuto con esa mirada asquerosa de macho acosador, traga saliva antes de pasar junto a él, sabe que le dirá una leperada un piropo subido de tono.

-gracias por vestirte así para mi rubia, haber que día te dejas arrancar tus trapitos- la rubia se detiene, lo mira con desagrado para después escupir al suelo, es un asqueroso, un pervertido

-¡viejo puerco en la vida podrá tenerme!-¡CUAS! Suelta una cachetada sorprendiendo al viejo perro, este ni se inmuta aunque si le dolió, la rubia se sorprende al mirar que ni siquiera le volteo la cara, a lo mucho le temblaron sus grandes cachetes llenos de marcas de barros.

-¡jejejeje! Qué rica mano, ahora agárrame la tranca cabrona-sin esperársela, el viejo toma la delicada y rubia mano, para ponerla directamente en sus genitales y restregarla en ellos.

-¡viejo puerco! ¡Lo odio me da ascoooooo!-Janet logra zafarse gritando empujando el bofo cuerpo de Canuto, el cual solo da un paso atrás, sin duda es un hombre muy fuerte.

-¡Cuídame esas nalgas un día serán mías! ¡jejejeje!-Janet sube corriendo por las escaleras, esta asqueada, llora de rabia pues encaro al viejo y este salió ganando, pues toco su pinga, momentos después se encuentra en el baño lavándose la mano tallando con fuerza.

Tres de la tarde, el autobús escolar escolar estaciona en frente del edificio, la bocina avisa a Canuto este se asoma de nuevo por la ventana, una pequeña rubia desciende del bus es la hijita de Janet que va en la primaria su nombre es Denise.

-Mi niña como te fue en la escuela- Janet baja por ella y la carga la pequeña va en segundo de primaria así que Janet la carga para subir más rápido, el viejo la espera en su puerta, la rubia lo vuelve a mirar molesta.

-déjeme en paz, ya estoy cansada de todo esto, ¿Qué es lo que quiere de mi?- el viejo solo la mira sonriente la rubia no puede más con esta situación, cada que pasa el hombre está ahí acosándola, lleva meses haciendo lo mismo y no se ve que quiera dejar de hacerlo.

-ya que lo preguntas te diré, quiero ser el papa de tu nenita, y darte por lo menos otros tres hijos- la rubia aprieta el puño es un pelado, viejo indecente, lo mira con odio como se atreve a decir eso en frente de su pequeña.

-Esta es una advertencia, siga con esto y le diré a mi esposo para que lo ponga en su lugar, ¡escucho! No quiero volverlo a ver parado cuando pase o le juro que se va a arrepentir- la rubia sube a su departamento y se encierra nerviosa, el viejo se mete riendo al suyo, poco le importo la amenaza.


Han pasado algunos días de aquellos incidentes y todo sigue igual, Janet no quiere tocar el tema con su esposo, David su marido ni siquiera se percata de lo que le pasa a su corazón (así le dice) pero algo está a punto de cambiar todos estos acontecimientos.

-corazón ¿te gustaría irte de aquí? Janet ¿te gustaría irte a otro lado?-la rubia se extraña con la pregunta parece que David le quiere dar una noticia.

-me han dicho en la empresa que tengo un crédito para una casa, por fin tendremos un lugar totalmente nuestro, claro que debemos pagarla y todo eso pero no impor….-la rubia no lo dejan acabar Janet se lanza a besarlo,  es la mejor noticia que le ha podido dar.

-gracias amor es lo mejor que nos pudo pasar, vámonos de aquí lo más rápido que se pueda- Janet no solo piensa en el bienestar de su familia si no también le da alivio por el tema de Canuto el vecino de abajo.

-papi te quiero mucho papi- Denise no entiende muy bien lo que pasa solo que al ver a su madre, a ella también le dieron ganas de abrazarlo, la vista es muy linda es así como debe ser una familia feliz.

Janet camina por las escaleras, parado ahí se encuentra Canuto, la rubia siente una ligera rabia pues el viejo no entendió, ahora si le dirá a su marido.

-no te hagas la pendeja rubia, quieres verga, te gusto sentírmela, esta grandota y gruesa, agárramela de nuevo rubia presumida- el viejo la toma de la mano y se la pone nuevamente, Janet lo golpea en el pecho repetidas veces pero no logra zafarse, mientras su mano es restregada en la polla del vecino acosador.

-¡Janet mi amor que estás haciendo!- la rubia gira el rostro ahí parado se encuentra David, su amado mira con terror como su esposa esta masturbando al viejo Canuto.

-lárgate de aquí pendejo, tu vieja ahora es mía, lárgate si no quieres que te parta tu madre- Janet observa como su marido se retira casi llorando, pero no siente necesidad de ir a su lado, su David es un cobarde, nunca creyó eso de él está decepcionada.

-¡aaaahhhh! Qué rica tu manita, al menos chaquetéame, ya que el doctor dijo que es peligroso coger en tu estado, recuerda que esta por parir a nuestro primogénito- que estupideces está diciendo este tipo, ella no está en cinta, baja la cabeza y con terror observa que su vientre plano, ahora es una panza gigante,  y que es ella la que mueve la mano por si sola masturbando al puerco Canuto.

-desde que me obligaste a agarrártela, no dejaba de pensar y soñar en ella, mi amor tu verga me hace tan feliz, vamos adentro para que me la pueda tragar, estoy hambrienta- con esas palabras y de golpe la rubia despierta sudorosa y agitada, a su lado David duerme apaciblemente, mientras ella esta empapada en sudor, le da asco pensar que tuvo un sueño caliente con el vecino, seguramente fue un error, una mala pasada, así que sin más vuelve a dormir.


Canuto ha estado ausente unos días, en los cuales no ha visto a su yegüita (así le dice él)  el viejo anduvo de parranda y ahora viene borracho subiendo por las escaleras.

-¡que…que…que chigada madre! ¡Déjame cabron hijo de puta!-David se lo ha topado y como buen vecino lo trata de ayudar a subir, el viejo al ver de quien se trata le dan ganas de agarrarlo a trancazos ahí mismo.

-tranquilo Don Canuto lo ayudare a subir-al viejo no le queda de otra más que aceptar su ayuda, así que sin más coloca su brazo en la fornida espalda de su némesis.

-bueno Don Canuto, ya llegamos ¡aaahhh! Es una lástima que no nos tratáramos, pero ya ve como son las cosas, aun así lo echare de menos-Canuto se extraña al escuchar esas palabras, de qué diablos habla este cabron, acaso se va a morir o que, rápidamente decide salir de dudas y preguntarle que pasara.

-a que te refieres con que me echaras de menos, no hables pendejadas muchacho, dime que te paso, ¿te vas a divorciar? ¿Ya no quieres a tu vieja? O que pedo- David sonríe acomodándose su saco de trabajo, y sin más le suelta la noticia por la cual ha estado muy feliz últimamente.

-no Don Canuto como se le ocurre decir eso, Janet y yo estamos muy enamorados, lo que pasa es que en el trabajo me han dado el crédito para una casa, por eso le decía todo esto, lo ve nos vamos de aquí a nuestra propia casa- el viejo no lo puede creer cómo es posible, es inaudito, su yegua se va, lo abandona, un nudo en la garganta no lo deja pasar saliva, su mundo se destroza, se cae a pedazos.

Se tranquiliza despidiéndose rápidamente de David, entra a su casa y su actitud cambia de una gran tristeza a una enorme ira, esta enfurecido, nunca creyó que su yegua se marchara siempre pensó que viviría muchos años junto a él.


Canuto durmió hasta tarde la borrachera y la noticia de su yegua lo noquearon haciendo que durmiera profundamente, esta derrotado por más que piensa no se le ocurre una manera de impedir que se vayan, está resignado.

Esa noche el viejo marrano no pudo dormir, a su mente le ha llegado una idea es muy perversa, pero debe tomar el riesgo si quiere a su yegua.

Sábado a una semana de que la familia se mude a otro lado para seguir con sus vidas satisfactorias, David camina regresando de su trabajo, en la esquina se encuentra con Canuto, el viejo esta sin preocupaciones sentado en la acera, se levanta al ver al joven esposo caminar junto a él.

-como estas chamaco, porque tanta prisa-David se detiene es extraño que el viejo le dirija la palabra.

-pues voy a la casa Don Canuto, a ver a mi esposa-el viejo se para frente a él cómo deteniéndolo.

-de ninguna manera mi buen amigo, es sábado día del cotorreo, así que te invito una cheve, vente para acá deja que tu vieja haga sus cosas de mujer y vámonos de parranda- David se niega el viejo insiste, así pasa un tiempo y David sigue negándose.

-no me dijiste que debíamos convivir mas, pero yo tengo la culpa por andar invitándote, ya mejor sácate a la chingada ¡órale cabron!-esas últimas palabras hacen que cambie de opinión, mira su casa en la cual seguro su esposa y su nena lo esperan felices, el no necesita ir a tomar, pero no ha platicado con un hombre en meses, vuelve a ver su casa una última vez para luego alcanzar al viejo que ya caminaba alejándose.

-espere Canuto si lo acompaño, que caray por una vez no está mal, espero no enojar de mas a Janet-Canuto para un taxi y juntos emprenden la huida a cualquier bar.

Diez de la noche y Janet está muy preocupada su esposo no había tardado tanto, la comida ya esta fría y este no aparece, no quiere ir a dormir sin que él no haya regresado, la noche transcurre 2am 3 am y el sueño vence a la mujer.

Janet está desesperada, ha pasado ya más de medio día y no sabe de su esposo teme lo peor, llama a su trabajo como último recurso, pero se aterra al saber que no fue a trabajar, camina de un lado a otro se asoma por la ventana para saber si se acerca esta a punto de enloquecer.

Cuatro días y nada a la señora ya se le secaron los ojos de tanto llorar, no sabe qué hacer, ella no tenia padres o hermanos que la ayuden a pasar este trago amargo, va y viene de hospitales y delegaciones y nada, ni un rastro de él.

Viernes por la tarde las dos madre e hija se disponen a comer lo poco que queda en la despensa, el timbre suena, al abrir Janet se encuentra con dos policías estos no están uniformados son investigadores y tiene noticias de su marido.

Denise observa como su madre se desploma cae al suelo de rodillas la niña no sabe que es lo que está pasando, los policías ayudan a la rubia no sin antes darle una buena mirada, Janet esta deliciosa piensa uno de ellos pues observa ese par de tetas que sobresalen dentro de la blusa, el otro policía la ayuda levantarse y la acerca al sillón al hacerlo no pierde la oportunidad de acercar su mano a la breve cintura de la señora.

Después de un viaje largo a la morgue, donde todo el tiempo los policías, no dejaron de observar la bella figura de la señora, por fin se confirmaba lo que tanto temía Janet, su esposo ha fallecido.

Al velorio solo asistió la familia del difunto ya que Janet no tenía ni hermanos ni padres, la empresa donde trabajaba David prometió pagar el velorio así como el lugar del cementerio y esas cosas que debes hacer cuando desafortunadamente muere un familiar.

Han pasado unos meses Janet se encuentra trabajando, es un trabajo modesto pero le alcanza para mantener el hogar y a su hija, por las tardes a encontrado el habito del ejercicio, esto lo retomo pues en los años de casada dejo el buen habito que tenia de ir al GYM, pero la verdadera razón por lo que asiste es la distracción, Janet no ha olvidado a su esposo y seguido llora por  las noches, mientras nadie la ve.

Un domingo cualquiera Janet decide visitar a sus suegros, y de paso dejar a Denise unos días con ellos ya que sus suegros ha insistido en quedársela una temporada.

Absoluto desorden ha provocado esta madre y viuda joven, Janet gracias al ejercicio a regresado a su figura juvenil, la rubia lleva un vestido floreado a la rodilla pegado de arriba y suelto de abajo, sus pechos se mantienen perfectamente en su lugar firmes cual montañas, su cintura delgada y breve, sus caderas definidas y sus piernas tonificadas, todo en ella es perfecto, incluso su rostro aunque seguido llora por su perdida, muestra esos lindos y encendidos labios color rojo, sus ojos verdes los cubre con unos lindas gafas solares, parece que Janet está tomando su segundo aire.

Janet camina hacia el camión, tomando de la mano a su pequeña Denise,  Canuto la observa pasar, su verga responde poniéndose dura cual mástil de barco, la desea en verdad necesita tenerla y ya se tardo lo suficiente, se desespera pues cree que puede irse en cualquier momento.


Janet regresa casi de noche y lo hace sola, Canuto presiente que algo no está bien, su yegua no se separa de su hija para nada, siente que debe apresurarse si la quiere tener ensartada.

Se pega a su puerta esperando el momento en el cual Janet esté a punto de pasar por esta para sorprenderla y dejarle claro que esta noche será de él, pero algo anda mal, así como se encuentra con oreja pegada escucha algo como sollozos, como si alguien llorara con dolor profundo.

Mira por el ojal Janet se encuentra recargada en el barandal tratando de olvidar a su esposo, el viejo traga saliva por primera vez siente que debería dejarla en paz, pero así como esta con la luz de la luna alumbrándola se ve tan sexy, tan mujer, que no duda ni un segundo en abrir la puerta.

Janet escucha el ruido, sabe de quién se trata, así que sin pensarlo seca sus lágrimas para disponerse a subir, el viejo la mira pasar.

-dicen que las penas con una buena cerveza, déjame invitarte una- Janet se detiene no sabe porque lo ha hecho si el viejo es un puerco, tal vez se siente deprimida, tal vez se siente sola, la razón no importa, lo que importa es que se detuvo.

-ande Janet, si quiere no la tomamos así de lejos, pero no se meta llorando, hable conmigo, no solo soy un pelado alburero, prometo ser educado, solo una cerveza, le aseguro que se irá más tranquila- Janet duda unos segundos pero al cabo de ellos, comienza a descender solo tres escalones, se mantiene lejos del hombre que algún día la acoso.

-solo una cerveza y que este cerrada, y no me acercare mas a usted, lo odio- el viejo entra a su casa y en unos segundos regresa con dos latas de tecate, se acerca un poco y se la entrega a Janet.

  • que le pasa Janet, ¿es por su marido?- Janet solo toma un trago lo mira alejada, no confía en ese viejo, es un asco, su panza cervecera, su calva cabeza adornada solo por unos cuantos pelos a los lados, sus piernas regordetas y peludas, y su rostro de sapo viejo de cachetes inflados y de prominente papada, son lo más repugnante que ha visto en un hombre.

-¿Cómo si le importara? Mi marido era un hombre bueno, no como usted-Janet lo dice como refiriéndose a que el debería estar muerto y no su esposo, es grosera pero el viejo lo merece.

-no sabemos que nos depara el destino Janet, pero lo que sí es seguro que debemos seguir adelante, olvidar y seguir viviendo- el viejo se pone a filosofar, Janet siente que las palabras del viejo tienen algo de razón, o tal vez sea la cerveza.

Unos minutos han pasado y la rubia se ha terminado el líquido embriagador, el viejo ya lleva dos, Janet no se ha movido del escalón donde se detuvo desde el principio.

Canuto estira su brazo, la rubia duda en tomar la segunda cerveza, pero el viejo no retira su mano, Janet toma la lata para seguir escuchando al gordo vecino.

-yo sentí horrible con la muerte de mi amada esposa, se lo que está pasando pero comprendí que la vida sigue su rumbo y nos llena de sorpresas- mentira, el viejo nunca fue casado, siempre fue despreciado por las féminas por feo y malhablado, pero no por mal amante, de hecho las putas que contrata en ocasiones tienen orgasmos, sorprendidas por la virilidad del viejo feo.

-pero es que no es tan fácil, lo extraño tanto que ya no se qué hare sin el- este es pie, la rubia ya entro en calor, Canuto pasa del umbral de su casa a subir un escalón, ahora está más cerca de su yegua.

-solo deja de pensar Janet, veras que si dejas de pensar el dolor se irá- la rubia se sienta en el escalón, los tacones han hecho que se canse de estar parada ahí, sumando a que la cerveza la esta tranquilizando de mas.

-tal vez eso ayude, pero no puedo, es muy temprano para pensar en olvidarlo, parece que nunca podre hacerlo- en lo que Janet habla el viejo se acerca más ahora está a un escalón de ella, Janet lo observa pero no tiene ganas de correrlo, sin más le pega el ultimo sorbo a la lata, Canuto se sienta junto a la dama sin que ella se oponga.

-pues debes apurarte tienes una hija que te necesita, y no es bueno que te vea llorar por tu difunto a cada rato, debes ser mas fuerte- Janet se encuentra con el rostro cabizbajo, sus codos los mantiene recargados en sus lindas piernas, escucha al viejo, y le da toda la razón, hasta ahora no había pensado, en los sentimientos de su hija.

¡TITZZZ! Se escucha el sonido de otra lata de cerveza, el viejo la pone justo en frente de ella casi en su rostro, Janet mira la lata, ya se siente algo mareada por el hecho de que ella nunca bebe, la lata no se retira el viejo espera paciente, Janet duda en tomarla, gira el rostro para ver que Canuto solo mira al frente como si no le importara, se ha olvidado de que no lo quería tan cerca de ella, sin pensarlo más toma la lata dándole un trago largo casi se toma la cerveza en su totalidad, Canuto sonríe para sus adentros.

-lastima tu esposo era un buen hombre, seguido me ayudaba a subir las escaleras, algunas veces lo vi ayudando a los ancianos de segundo piso a sacar la basura, hay gente que no debería de morir tan joven- la cerveza hace que Janet solo escuche al viejo, que lindas palabras a dicho para con su marido, el recuerdo y la falta de consuelo están haciendo estragos en la linda rubia, quiere dejar de sentir ese hueco en el pecho, el liquido embriagador a logrado desinhibir sus sentidos a logrado que no le importe nada más que sentir que no está sola, sin más se recarga en el hombro grasoso del viejo Canuto, el cual no pierde la oportunidad para pasar el brazo por atrás y abrazarla.

-mi marido Don Canuto, se murió mi marido ¡snif snif!- el viejo la acoge en su pecho, una sonrisa se le muestra en el rostro, una sonrisa de locura, su verga a comenzado a cobrar vida, ha logrado embriagar a la rubia pero no está muy seguro, podría ser un engaño, así que solo se dedica a darle un abrazo más parecido a paternal que de macho caliente, aunque está loco por llevarla a la cama.

  • tomate la ultima Janet- casi temblando le da la lata, no sabe si la rubia la aceptara, de esto depende su destino, su rostro soporta la mueca de felicidad cuando la rubia se empina la lata, el liquido cae por la comisura de sus labios, para correr por su lindo cuello, y rebasarlo para mojar la parte superior de su vestido floreado.

-¡HIP HIP ¡ señor Don Canuto creo que derrame la cerveza- Janet baja la mirada observa que el liquido cayo por su cuello, con su dedo trata de limpiar el caminito que la cerveza dejo.

-permíteme reinita-  el viejo acerca el rostro penetrando al cuello de la dama, esta levanta el rostro al sentir los labios hacer contacto con la piel, Canuto con su lengua recoge el liquido caído, la rubia solo mueve la cabeza dejando al viejo succionar la parte derecha de su cuello, Canuto no se la cree Janet esta borracha le está permitiendo relamer su cuerpo.

El viejo sigue Janet no se ha percatado, de lo que está haciendo y más importante con quien lo hace, solo sabe que los besitos la hacen olvidar su perdida.

Canuto no se desespera al contrario, hace su mayor esfuerzo por calentar a la rubia, esta siente un cosquilleo en su estomago, el calor se le está subiendo a la cabeza, Canuto la toma de la cintura, la aprieta, la atrae hacia él, esperando una respuesta favorable.

Esta llega pues la rubia lo toma de la calva dándole un ligero masaje con sus delicadas manos, ahora es cuando Canuto sube por su cuello, pasando por sus mejillas para sentarle un delicioso beso, Janet lo secunda sus bocas se juntan en una pelea de lenguas Janet suda aunque la noche es algo fría, las escaleras son una penumbra, se prestan para el amor, para el deseo, para jugar a los enamorados.

La pareja sigue Janet, siente las manos del hombre que la sostienen fuertemente como las sostenía su difunto marido, sigue el beso es largo y salivoso, hábil mente Canuto se saca la pinga le fue fácil pues solo llevaba puesta una bermuda y sin calzones, después toma a la rubia de las nalgas para levantarla no es difícil pues él es fuerte y ella liviana.

-¡no! Espere eso nooooo ¡uuufffff! ¡mmmggghhh!- el viejo la sienta sobre él, moviendo la pantaleta, haciéndosela a un lado, Janet aterrada siente la verga del viejo dentro de ella, Canuto la ha penetrado sin que ella se diera cuenta, ahora es demasiado tarde, Janet se la comió toda de un sopetón, es grande más grande que la de su marido, desesperada hace por salirse, el embriagamiento se le ha bajado ahora se mira sobre el viejo que tanto odia, Canuto lo ha logrado, por fin disfruta de su yegua.

-tranquila yegua, ¡ya eres mía!- el viejo comienza a moverse la rubia esta en shock, como pudo, cuando dejo que esto pasara, la están penetrando y ella no puede separarse detener el acoplamiento, pues el hombre la tiene bien sujeta, Janet siente el dolor de una buena verga, de una verga ancha y larga esto hace que coloque su cabeza en el hombro del viejo, para así soportar las arremetidas.

De pronto sienten que la levantan, se sorprende que el viejo la pueda cargar sin esfuerzo, su espalda es colocada en el frio de la pared, mientras sigue siendo penetrada.

-que pasa Janet, no debes sentir esto, termina ya- la rubia está comenzando a sentir rico, no quiere disfrutar la han tomado por sorpresa no quiere que el viejo la haga terminar no quiere tener un orgasmo.

-¡no diosssss! ¡mmmm! ¡oohhhh! ¡Estoy…estoy sintiendooooo! ¡ricooooooo!- sus boca no pronuncia nada solo acalorados gemidos sus muslos están empapados, se está corriendo, está teniendo un orgasmo con la persona que mas detesta, como puede permitirse excitarse tan rápido, es una puta, se siente una puta, ahí brincando encima del asqueroso vecino pervertido.

-mi amor siento que te corres ¡aaaahhh! Es delicioso estar dentro de ti, tanto tiempo lo desee, sigue corriéndote mi putita, dale tu miel a mi osito- Janet aprieta los dientes, su vagina es una bomba expulsando líquidos, no puede hacer nada para impedirlo, los orgasmos múltiples que siente son inevitables.

-ya mi zorrita, ya estoy por llenarte, que rica panochita, y ahora es mía, ¡solo miaaaa!- Con ese grito que invadió el edificio el viejo deposita el semen en el interior de la rubia, esta tan agotada por los orgasmos que no le importa que el viejo se corra dentro, sus piernas poco a poco descienden, hasta que sus zapatillas logran tocar el piso, mientras su cuerpo y el del viejo tiemblan sudorosos.

Avergonzada, derrotada, deshonrada, estúpida, tonta, así se siente Janet, no quiere mirar la cara del viejo, no quiere verlo triunfante, como pudo distraerse, como pudo permitir que la tocara, que la tomara, como se pudo revolcar cual perra en plena calle, sus manos cubren su cara, respira profundamente, puede sentir como sus calzones se embarran de semen pues el viejo solo los hizo a un lado.

-desde ahora duermes en mi casa,  vamos que aun no hemos terminado, apuesto que sigues como fogón, nos espera una noche riquísima, no puedo esperar a verte encuerada- sin más toma de la mano a una derrotada Janet, sin esfuerzo la jala para conducirla a su casa, la rubia quiere irse salir corriendo pero algo la detiene, sus piernas no pueden moverse, se ha quedado como estatua.

Janet es cargada cual novia en boda, el viejo patea la puerta, he ingresa al hogar, la rubia cree que es imposible resistirse, pues el hombre es tan fuerte que puede cargarla como si de una pluma se tratase.

-hogar dulce hogar- la rubia siente que se le suben los colores al rostro, tan apenada esta que no ha hecho nada para evitar ingresar al departamento de Canuto, escucha como de un portazo se cierra la puerta, siente como el viejo se introduce mas y mas por al pasillo, abriendo la puerta de la habitación.

-Al fin solos ¡jejejeje!- esa risa le recuerda que ella perdió, que el viejo es el triunfante,  Canuto la baja, ella sigue sin poder creer lo que esta pasándole, porque no hace algo, porque no huye.

El cierre del vestido es aflojado, los tirantes caen lentamente por sus hombros dejando a la rubia descubierta, la ropa cae a sus pies por su propio peso, Canuto se encuera su camisa extra grande del FC Barcelona es botada a cualquier lado, observa a Janet que sigue ahí parada en ropa interior, es tan hermosa como se lo imagino, sus tetas son más grandes de lo que él creía, sus nalgas parecen las de una colegiala duras y firmes, sensuales en fundadas en ese cachetero negro empapado en su semen, el viejo la abraza para desabrochar el sostén, Janet reacciona por fin puede hacerlo al sentirse desnuda.

-¡no yo no quiero esto! ¡Me tengo que ir!- es horrenda la visión que tiene de Canuto sabía que era horrible pero nunca pensó que fuera monstruoso, el viejo ahí parado mostrando la panza abultada llena de vellos asquerosos que se arremolinan en su pecho bofo, su cara de triunfo es lo que más odia, ella misma se detesta por haber sido de él hace unos instantes.

-¿piensas que estas apenada porque te folle en las escaleras? ¿Crees que no te has ido porque me tienes miedo? ¡jejejeje! No te engañes rubia, no te has ido porque sentiste sabroso, porque no puedes creer que un hombre como yo te haya llevado a las estrellas más fácil que tu difunto marido, se honesta quieres sentirme dentro de ti, que seamos amantes, quieres compartir mi cama, deseas hacerlo, deseas amanecer con tu macho a un lado de ti- Janet no lo quiere admitir pero el viejo tiene razón y la evidencia es que en segundos se corrió cual perra en celo, apenas sintió el pene de ese hombre y ya se había derretido, ya había caído bajo el yugo de la calentura.

Los calzones son retirados, ella misma levanto las piernas para que el viejo se los zafara, no lo puede creer, que está haciendo por más que lo piensa no puede responderse, su estomago siente maripositas, ese sentimiento de calentura recorre su piel una vez más.

-está equivocado, no es por eso que yo estoy aquí….!mmmmm!-  Janet trata de negarlo por última vez el viejo la besa con furia ella al principio no habre la boca pero la falta de aliento hace que la habrá, para que así el hombre meta su lengua, los dos así besándose caminan a la cama el viejo la recuesta cayendo encima de ella, es pesado muy pesado, nunca ha estado con un hombre de su tonelaje.

-ha mamasota ansiaba mamarte las tetas, ¡mmmmmm! Son deliciosas mamita- Janet trata de retirar al viejo empujándolo, pero este está pegado a sus tetas cual bebe, las chupa sin parar mientras que la rubia siente como los colores se le suben al rostro.

  • dios otra vez me estoy calentando, mi marido, el nunca me las chupo así ¡ooohhh! Me desea este hombre en verdad me desea- la cabeza de la rubia se envuelve en el calor del momento sus manos de nueva cuenta toman al hombre de la cabeza para masajearla.

-esta cabrona ya se está calentando, lo sabía, necesitas que un hombre siempre te de tu merecido, pero vas a ver qué conmigo nunca te faltara ¡mmmmmm!- el viejo desciende por ese cuerpo blanco que tiene a su disposición, besa las costillas de la rubia haciendo que esta arquee la espalda, besa el ombligo metiendo la lengua probando la piel, mientras que Janet se retuerce tratando de no sentir lo rico que está sintiendo, se toma el rostro con sus manos, se está comenzando a calentar en demasía.

-este hombre me va a ser suya, dios no quiero, no quiero estar junto a él, no quiero que sea mi macho ¡ooohhh! Lo hace tan bien, no puedo pararlo, no quiero hacerlo- el viejo llega a la vagina es tal como lo esperaba, rubia de vellos dorados, peluda pues Janet no se rasura desde que murió su marido, la entrada es pequeña, con razón la hembra se corrió rápido, pues su mástil es muy grande para tan cerrada entrada, sin más la besa, no importando quesea ya corrido anteriormente ahí, Janet se arquea mas, la lengua la penetra, toma las cobijas las aprieta con sus débiles manos.

-no puedo, ¡mmmm! Este hombre ¡ooohhhh! No crei que ¡mmmm! Pudiera hacer eso ¡aaaahhhh! Janet no puedes… levántate, no puedes ser tan débil ¡mmmgghhh!- la rubia se retuerce en la cama, aprieta los dientes queriendo soportar de su frente cae el sudor por el esfuerzo que está haciendo para poder levantarse, para poder arrojarlo y salir corriendo de la habitación.

-¡aaaahhhhhh! ¡diosssss aaahhhhhh! ¡mmmmgghhhh! ¡diosssss miooooo!- el viejo le ha levantado la piernas Janet no pudo evitar el grito y los gemidos, Canuto le a lamido el ano, el viejo sonriente, relame las paredes del orificio anal haciendo que Janet expulse gemidos sin parar, la joven viuda se revuelca en la cama, Canuto le sostiene las piernas con fuerza, lamiendo sin parar.

-dilo mamita, quiero oírlo, quiero escucharlo de tu propia boca, no te resistas se que deseas decirlo- Canuto sigue lamiendo mientras piensa, Janet está a punto de correrse de nuevo, de su boca escurre la baba su rostro a cambiado pues muestra un gesto de arrecha, de perra, las lametadas a su ano han sido demasiado para la rubia.

-¡nnnggghhh! Co…co…coge…meeeee ¡la quie….quieroooo! ¡La nesecitoooo dentrooo! ¡aaaahhhh!- el viejo asciende sobre el cuerpo excitado de la rubia, le gusta ver el sudor en su piel blanca, le gusta mirar su respiración agitada, la rubia no resiste verlo con su cara cachetona empapada en sus fluidos, por alguna razón la excita saber que se vació en la cara ese viejo, mirar que sus líquidos están sobre el rostro de ese macho.

-¡muñeco papito! ¡mmmm!-la rubia se levanta un poco, para tomar al viejo del cuello y besarlo como una hembra enajenada, se cuelga del hombre que alguna vez odio, lame sus cachetes, le da besitos por todo el rostro como agradeciendo los orgasmos provocados por su lengua.

-Así eso quería, que te comportaras como hembra, te voy a coger cabrona-el viejo le muerde los hombros mientras vocifera lo que le va a hacer, ella le rasguña la espalda se siente mujer, siente las mismas palpitaciones de cuando se entrego por primera vez a su amado difunto.

-si muñeco lo que diga mi papito ¡aaahhhh! ¡siii ahí asi rico aaaahhhh!- los dos órganos se acoplan el del hombre dentro del de la mujer, ella hace muecas pues la verga es grande, para su pequeña panochita, pero no le importa quiere ser penetrada, quiere ser usada.

Canuto la cubre en su totalidad solo las piernas se pueden mirar los movimientos pélvicos son parejos dentro y fuera la cama cruje, los cuerpos sudan el del viejo suda mas y embarra con su sudor el de Janet que soporta las arremetidas.

Canuto la gira ahora Janet esta encima inmediatamente se eleva sobre del cuerpo de su ahora macho, para comenzar a sentarse haciendo oscilaciones con su cadera, algo le dice que debe demostrar que merece ser su hembra.

-¡aaaahhh! ¡aaahhh! Te gusta muñeco, te gusta cómo te monta tu hembra- no puede ser verdad Janet ahora vocifera palabras calientes, quiere por todos los medios ganarse el puesto de hembra, ser digna de Canuto.

Sus tetas brincan su cabello está totalmente enmarañado, la rubia se agota pero aun así sigue la monta, el viejo abajo la atrapa de las tetas para apretarlas, se ve hermosa, su cuerpo es perfecto su cintura estrecha y sus caderas anchas, Janet salta una y otra vez asiendo de vez en vez una pausa, pues se está agotando.

-eres mia lo oyes ¡miaaaaa! ¡Solo para mí!- la rubia baja el cuerpo, cae sobre la panza peluda, para besar a Canuto.

-ahora soy tuya, soy totalmente tuya ¡oooohhhh muñeco! ¡Qué hombreeee! ¡nnngghhh!- ahora solo mueven las caderas cansados, ella más que el, que aun tiene energías, suficientes.

El viejo se sale la toma de los cabellos, la agacha ella comprende que es lo que sigue, así que se deja guiar, sorprendida por primera vez ve la herramienta vergal, con razón la calentó demasiado, es enorme mucho más que la de su esposo, Canuto sin pensarlo la restriega por todo el hermoso rostro y ella lo deja hacer.

Ahora el viejo la pasea por sus labios, la rubia lo trata de atrapar, unos segundos y lo logra ella misma hace por tragársela toda, sin pensarlo compara lo largo y ancho, si fuera la de su marido hace centímetros que la tendría toda dentro, pero esta verga esta enorme y ancha no cabe toda en su pequeña boca, sus ojos lagrimean pues el viejo sigue empujando, la rubia ya solo ve la panza su rostro pega en la masa de carne y pelos.

El viejo disfruta tenerla así recordar que esa carita de ángel esta chupándole el pito hacen que tenga ganas de correrse, unas cuantas gotas de semen salen expulsadas, la rubia siente el sabor de su ahora macho, pero no le importa, su marido nunca acabo en su boca.

Canuto siente que no podrá retener mas la leche, así que se separa aventando a Janet alejándola recostada en la cama reponiéndose un poco.

Unos segundos y el viejo vuelve a la pelea, la toma de los tobillos y los abre quedando el listo para la penetrada, de una se la entierra Janet después de un gesto comienza a mover las caderas, el viejo la tiene bien sujeta y ella se ensarta una y otra vez, de pronto Canuto la suelta para recostarse sobre ella, metiendo su brazo en la cintura, los dos siguen moviéndose entre crujidos de cama y gemidos alocados de parte de los dos amantes.

-¡aaaahhh! ¡aaarrgggg! ¡aaaahhhh! ¡mmmmmm!- el viejo la penetra en una última estocada, para después quedarse quieto, mientras vierte el semen caliente en las entrañas de una rubia que se aprieta a él, que lo abraza de piernas y brazos como aceptando la corrida de su ahora macho.


El trinar de los pájaros despierta a Janet, la luz que proviene de la ventana le indica que ya amaneció, un brazo peludo cruza su cuerpo y la toma de una teta, el ronquido de Canuto le llega a sus oídos, tiembla al recordar lo que hizo toda la noche con el vecino.

-dios mío, que he hecho, como pude- el viejo siente que su rubia se mueve así que despierta dando un bostezo como de oso terminando de invernar, se reacomoda en la cama dejando libre a la rubia, que al sentirse liberada trata de bajar de la cama, sin hacer mucho movimiento.

-recuerdas que te dije que serias mía, que te tendría en mi cama. La rubia se encoje entre la sabanas, el viejo sabe que esta despierta y que trato de irse, sin más solo se dedica a escuchar.

-no te engañes rubia, tú querías que esto pasara, lo sé porque nunca me acusaste con tu marido de todo el acoso, pero créeme cuando te digo que siendo mi hembra no te faltara nada- Janet no lo quiere aceptar pero desde la vez que sintió esa verga por sobre el pantalón, tuvo un deseo por ese hombre, por eso era que más de una vez soñó con el aun cuando su marido seguía con vida.

-yo no quiero quedarme con usted, lo odio, no sé que me paso- la rubia responde, el viejo ríe pues sabe que ya es su hembra.

-pues entonces vete puta, anda yo no te detendré, la puerta está abierta, solo te digo que yo no ruego, y tu sabes que te quieres quedar, esta es tu última oportunidad, o eres mi mujer o eres mi puta, pero yo te seguiré follando, sea cual sea tu decisión-con esto último el viejo se gira dándole la espalda a Janet esta se queda mirando la ventana, afuera se escucha que la vida comienza, el ruido de los autos el grito del señor de los tamales, pasan cerca de 15 minutos Canuto siente movimiento en la cama.

Janet posa su mano en la espalda peluda del viejo, lo acaricia como rogando que la acepte para después abrazarse a él aunque no lo abarque en su totalidad.

El viejo entonces se vuelve a girar, los dos se miran abrazados, para después besarse, la rubia siente el calor del abrazo, cierra los ojos sintiendo que tomo una buena decisión.


Cuatro años han pasado, y como siempre Janet lleva flores a su esposo, lo hace dos veces al año, una en su cumpleaños, y otra el día de muertos, pero ahora se ve más rellenita que antes, no tiene una figura juvenil, más bien ahora sí parece una señora hecha y derecha.

-Denise ya vámonos tus hermanos están inquietos en la camioneta- Denise ahora tiene 11 años, la pequeña es quien quiere seguir llevando flores y Janet la complace con eso, en la camioneta las espera Canuto el viejo se ve más vigoroso que antes, incluso ha bajado un poco de peso, en el asiento de atrás se encuentran dos pequeños uno de 2 años y el otro de 1 año muy pequeños todavía, son los hijos de Janet y Canuto el viejo ya la logro preñar un par de veces (una de ellas fue en su primer encuentro en las escaleras) y planea hacerlo una tercera vez.

-lo siento mi buen David, pero te equivocaste de vieja, esta era para mí y tú estabas en medio, siento mucho haber provocado esa pelea en el bar, para que te dispararan, pero ya ves, tu hembra me trae loco, te prometo que las cuidare bien, lo mejor es que mi Janet nunca sabrá como moriste, espero estés descansando, y no me vengas a jalar las patas en la noche- el viejo arranca la camioneta, la familia se aleja del panteón, Janet se muere de ganas por llegar a su casa, y comunicarle a Canuto que de nueva cuenta esta en cinta.

FIN