Historias de jovencitas 7: Lolita y el Clérigo
A pasado largo tiempo no creen, regresan las jovencitas, recuerden esto solo es fantasía, por esta vez sera sexo con maduros, disculpen las faltas de ortografia
Historias de jovencitas 7: Lolita y el Clérigo
Rodeado de un bosque a las afueras de la ciudad existe un pueblo llamado San Esteban, este pueblo alberga más o menos unas 500 personas, tienen de todo hospital, escuela, gendarmería, y palacio municipal, pero lo que es más importante para todos es la iglesia.
Mucha gente es devota a cierta religión, ama y llevan a cabo sus costumbres arraigadas de generación en generación, la cual es llevada con orgullo y respeto.
Desde hace unos años el jefe de estos religiosos es venerado y aclamado por cada uno de los habitantes del pueblo, desde el más rico hasta el más pobre, todos están muy agradecidos por tener a tan buen guía espiritual así como también guía de vida.
Este hombre es el padre Juan de dios, un padre de la avanzada edad de 60 años, en los cuales se ha ganado la admiración de cada una de las personas del lugar, por sus enseñanzas de vida y por llevar la religión como debe ser.
Un domingo cualquiera, una misa mas a la cual hay que dirigir, la gente llega para tomar el mejor lugar, cerca de su grandioso padre el cual se encuentra en la parte más alta de atrio ahí puede ver a todos, y se siente con derecho de al final de la misa regañar o llamarles la atención a aquellas personas a las cuales vio distraídas.
Pero ahora es diferente, el padre mira con atención la tercera hilera de la derecha, algo o más bien dicho alguien le ha llamado mucho la atención, siente que a su cuerpo le llega cierto calor veraniego, entre mas pone atención más calor siente, culpa al sacristán de no haber prendido el aire acondicionado, pequeñas gotas de sudor comienzan a caer de su frente, no se explica porque, no puede dejar de ver a la persona que está sentada en esa banca larga de madera, limpia el sudor una y otra vez, siente tenso su cuerpo delgado y decrepito, su boca sigue pronunciando las palabras eclesiásticas pero con un poco incomodidad.
Todos observan que por primera vez el padre se equivoca constantemente, unos lo sienten que es por la edad otros creen que tal vez su amado padre se siente mal, aun así Juan de dios sigue con la misa.
El padre no sabe porque se siente así, nunca se había interesado en esas cosas, la distracción se hace más evidente, el padre no se puede controlar, el calor sube de repente cuando mira ese par de piernas cruzarse haciendo que el padre habrá tremendos ojos, quiere dejar de ver, quiere dejar de mirar esos muslos color canela, que lo han hechizado.
La misa está a punto de acabar, el padre está a punto de dar la bendición, lo que más desea es darse un baño de agua fría, para según el sacar los demonios que se quieren apoderar de él.
No puede creer lo que está viendo, la dueña de ese par de piernas toma su faldita para acomodarla, dejando ver un poco mas de esos fabulosos muslos carnosos que hacen estragos en el padre, el viejo cura siente que su miembro trata de cobrar vida que trata de levantarse cual mástil de barco, dobla las rodillas no puede creer lo que esta sucediéndole, sigue con la bendición, los fieles se agachan para recibirla.
La bendición a sido dada los creyentes se levantan para salir de la iglesia, ahí es cuando sucede, ahí es cuando Juan de dios cae en las garras de Satanás o mejor dicho de los ángeles.
Su piel color canela muestra un lindo rostro de ojos grandes color café claro y expresivos, muy bien maquillados y delineados, que la hacen ver muy sensual, sus cachetitos parecen dos botoncitos que al sonreír le marcan los típicos hoyuelos, sus labios carnosos invitan a morderlos, besarlos hasta dejarla sin aliento, su cabello negro azabache siempre lo peina en una cola de caballo.
El padre cree haber enloquecido, porque ahora, porque cuando ya es viejo, la chica de la tercera fila sonríe, mirando hacia donde está el padre, el cual cree que fue a él a quien le dedicaron esa sonrisa.
El viejo clérigo la observa salir con su blusita rosa y su faldita blanca, caminando muy tranquila, las mujeres se reúnen con él para ser las primeras en ser confesadas pero se disculpa diciendo que esta algo cansado y que por hoy no habrá confesiones, sin más se retira a descansar hoy fue una misa muy difícil.
Dolores Rocha Hernández, o Lolita como todos la conocen, no es más que la chica súper desarrollada del pueblo ya que no ha parado de crecer desde que tenía trece.
Ella no sabe porque, no sabe si es el destino, si es genética familiar o si simplemente es su propio temperamento, su naturaleza, a mirado a su madre y parece muy tranquila, pero desde hace unos meses a sentido un calor terrible, mira a los jóvenes, a los maduros, a los flacos, a los gordos, a los musculosos, a los casados y a los solteros, para ella todos son iguales no le importaría sentir las manos de cualquiera que se lo propusiera.
Lleva mucho tiempo así y aunque es bella nadie se le acerca, se pregunta por qué y no se sabe contestar, se ha mirado varias veces al espejo buscando algo que la haga ver fea o indeseable, pero solo ve sus grandes pechos erguidos de pezones cafés puntiagudos, su abdomen plano, sus nalgas y caderas grandes listas para el amor, listas para ser estrujadas, sus muslos carnosos y su vaginita peludita la cual le palpita con cada pensamiento impuro, esos pensamientos que en la noche se vuelven sueños insoportables, que no la dejan descansar como es debido.
Como es de esperarse la candidez de la chica despierta deseos en los lugareños, pues la jovencita debido al calor acumulado se viste muy descuidada, el descuido no se refiere a que ande desarreglada, muy al contrario de esto la chica se maquilla haciendo que su rostro se vea endemoniadamente bello, usa blusita pegadas y pantalones ajustados, pero lo que más le gusta usar, son esas falditas cortas que hacen que el viento recorra su entrepierna, que hacen que el calor veraniego se meta en sus calzoncitos, haciéndola sentir cosas raras en su intimidad.
5 domingos han pasado, el padre desde el primer día descubrió como bajarse el calor que le provoca el ver a esa niña que se sienta en la tercera fila, domingo a domingo la chica se sienta y pone atención, el padre se a pervertido de una manera extraña, la observa mejor, espera los momento en que la chiquilla hace movimientos para acomodar su falda o cruzar la pierna, un domingo el viejo padre pudo notar sus grandes pechos pues la jovencita llevaba un a playerita escotada, a la vista de los demás era normal pero para el cura fue como ver a la virgen misma.
Sexto domingo, lolita se reúne con todos para ser confesada, el padre la mira muy de cerca nunca desde que la conoció, o mejor dicho se fijo en ella la había podido ver tan de cerca, tan solo mirar que la chiquilla que platica con su mama tan cerca, hacen que el cura sienta unas ganas terribles de tocarla, sin más se mete al confesionario, uno a uno los feligreses son despachados con múltiples penitencias, por fin el viejo mira por los hoyuelos del confesionario la siguiente es lolita.
-ave maría purísima-se escucha la voz rasposa del viejo cura que se asoma por la rejilla, observa el lindo rostro el cual con los ojos cerrados contesta.
-si pecado concebido-el viejo flaco casi se orgasmea, la sensual voz de la jovencita, hacen que tenga una erección que no cabe en su sotana.
-bien dime tus pecados niña-el viejo espera, se relame los labios con su mano en el camote, comenzando así a masturbarse.
-padre Juan me da pena confesar mi pecado, es muy vergonzoso-Juan escucha, pasan unos minutos en los cuales no han dicho una sola palabra, por fin después de un minuto más lolita comienza.
-yo…he…tenido pensamientos y sueños im…impuros con…con hombres mayo…mayoresss-el viejo se queda estupefacto, no le importa que la chica este sobresaltada por esos pensamientos, lo que le interesa es saber más sobre su caliente temperamento.
-dime mi pequeña, cuéntame a que te refieres con eso, necesito detalles para poder absolverte y que vayas en paz-Juan de dios a cambiado el viejo flaco se toca la tranca mientras espera, mientras su vista se posa en el rostro de lolita, que apenas si se puede ver por detrás de la tela que cubre el confesionario
-ayer recuerdo, que soñé con don Joaquín el panadero, soñé que entraba a mi casa, que yo estaba durmiendo me tocaba, y…perdón me da pena seguir-el viejo caliente se masajea la pinga como desesperado, quiere saber mas pero la joven se ha quedado en silencio.
-no te preocupes preciosa de aquí no saldrá nada, recuerda que estas con el padre Juan de dios, lo que si es que necesito saber todo lo que te sucedió en el sueño, es necesario que siguas-Juan ya está demasiado caliente, la voz de la joven y saber que tiene esos pensamientos candosos, lo tiene demasiado ansioso incluso se ha sacado la verga y se masturba mientras la chica sigue su confesión.
-me tocaba las piernas, subía por mis muslos lo sentía, sentía cada dedo arrastrarse por mi piel, me tocaba mis…mis pompis, subía mi camisón y yo…y yo no trataba de detenerlo, al contrario sentía cosquillitas y calor, mucho calor, después despertaba y él se encimaba en mi…me besaba…lo hacía como nadie lo ha hecho, y después me hacia el amorrrrrrrrrr-el viejo decrepito suda del otro lado, lame la madera del confesionario, se jala la verga el semen se asoma por el ojito de su verga, mientras escucha la dulce voz de la jovencita, los ruidos que hace serian evidentes si la chica supiera qué clase de ruidos son, pero es inexperta así que no le da importancia.
-y como te lo hacía, en qué posición te ponía ¡aannnggghhh!-es increíble como un buen padre se ha convertido en un pervertido, hace preguntas sucias que la jovencita no quiere responder.
-co…como di..dice no sé, yo no sé…simplemente se subía sobre mi…y me…penetrabaaa …padre es muy incomodoo confesar esto-el viejo siente que casi logra correrse, pero quiere hacerlo escuchando cosas pervertidas salidas de las fantasías más recónditas de la jovencita.
-recuerda que yo te comprendo pequeña, dime disfrutabas lo que te hacía, es importante que me cuentes-la chica continua pues desde que comenzó a sentido cosquillas en su intimidad, saber que le está contando esas cosas a un hombre de dios hacen que pierda un poco la cordura.
-si al prin…principio me dolía pe…pero después sentía tan…tan rico que no podía parar de mo…mover las caderas, mientras él me…me lo haciaaaa-la chiquilla cierra los ojos, siente un ligero pero rico calor en su piernas las cierra las aprieta recordando el momento en que en su sueño la penetran, el padre enloquecido se jala la verga fuertemente, parece que se la quiere arrancar mientras observa por las rejillas del confesionario a la jovencita, que sigue con las piernas cerradas y la cabeza abajo.
-después seguía me lo hacía cada vez más rápido, más adentro y yo lo abrazaba con mis brazos y mis piernas, no quería que se saliera nunca, después el hacia movimientos extraños y…y terminaba en mí, lo siento padre perdóneme me deje llevar-la chiquilla abre los ojos, se ha dado cuenta que está en el confesionario, rápidamente detiene su mano la cual ya iba rumbo a su intimidad, mientras alcanza a escuchar un ruido extraño y después un suspiro.
-¡aaaarrgghhhh! ¡aannnggghhhh! ¡aaahhhh! reza dos padres nuestros cada que tengas esos sueños, estas absuelta mientras realices tu penitencia, y si los sueños siguen regresa a confesarte ¡uuuffff!-Juan de dios a eyaculado, en sus mano a quedado el liquido seminal el cual escurre embarrándose por todos sus dedos cadavéricos, pero sabe que no puede hacer mas, después de despedirse la chica sale para sentarse en la iglesia y realizar su penitencia, el padre abre el confesionario observa a la chica que esta hincada en el altar, siente en su mano el semen, le mira las nalgas, las caderas son anchas y grandes, la joven se carga dos majestuosas tetas
-hasta luego padre, deme su bendición-el viejo realiza la bendición rozando por un corto tiempo los pechos, dejando una mancha de semen en la blusa de la nena, esta agacha la cabeza, Juan deja otra mancha en su frente, el viejo sonríe cuando la jovencita sin pensarlo besa la mano llevándose en sus labios los pocos restos del esperma, la chica siente algo pegajosa la mano del padre pero no le da importancia.
El padre da vueltas en su cama, no puede dormir despierta constantemente bañado en sudor, hoy es una noche insoportable.
-Juan que estás haciendo, tu eres un padre un hombre de dios, deberías poder con esto-orando pide a su dios que lo separe del mal camino, que le devuelva la cordura que ha perdido a lo largo de este mes y medio, en el cual a deseado a la tierna jovencita.
Unas cuantas noches más, revolcándose en la cama, tratando de volver a ser el padre que esta comunidad tan devota merece, que pasaría con el si supieran lo que ha hecho, que opinarían las señoras que dirigen el comité de la iglesia, que sería de él si se enteran de lo que le está sucediendo.
La mañana esta linda, es un día especial pues el padre a decidido que no continuara con el comportamiento pervertido de estos últimos meses, el honroso cura se pasea por el pueblo, todos lo saludan alegremente y él se siente amado por su comunidad, por fin piensa con la cabeza fría ahora sabe lo que realmente quiere, por fin ha vuelto a ser el mismo de antes.
Mientras el padre se pasea por el centro del pueblo, Lolita entra en la panadería que queda por ahí cerca, la jovencita toma el pan el cual su padre le mando traer, un hombre la observa, la chiquilla se ve deliciosa en esos jeans blancos los cuales se le pegan a las nalgas como calcomanía, Lolita sin pensarlo se agacha para tomar el pan que está en el mostrador de abajo dándole al viejo verde un espectáculo delicioso.
El viejo Joaquín traga saliva al ver que la joven señorita se agacha y se levanta para girar y mirarlo con una sonrisa inocente, el panadero no puede más, por meses a tratado de insinuarse con la joven pero no ha podido, tal vez por miedo a que la nena se enoje y lo acuse, pero esta vez su verga pide acción esta arto de esperar, en la panadería no hay nadie están solos este es el momento que ha deseado.
-¿lolita verdad? Conozco a tu padre muy buen tipo-el viejo queda impactado por ver la sonrisa de la chica, esos labios rojos color fuego está pidiendo hombre, al igual que todo ese cuerpo desperdiciado pues nadie lo ha tocado.
-ssss…si soy…soy Lolita bue…bueno di…días don Joaquín-la chiquilla se ha puesto nerviosa pues recuerda los impuros sueños que ha tenido con ese hombre, así como con muchos otros del pueblo, su cuerpo tiembla de emoción al sentir que su fantasía se aproxima aunque no lo sepa.
-eres muy bonita pequeña, ten cuidado o te podrían robar jejejeje-el viejo se aventura a tomarle la mano, Lolita se ruboriza pues nunca le habían dicho un piropo tan directamente y también porque el viejo le toma la mano delicadamente.
-me…me..me tengo que ir…cuan…cuanto le debo-Lolita aunque nerviosa dentro de ella quiere que suceda algo, su rostro esta rojo como tomate al ver la cara del viejo, en la cual se dibuja un sonrisa de calentura, Joaquín por su parte la toma ahora más fuerte traga saliva pues está a punto de lanzarse por todas las canicas, sin importar nada.
-Que…que qui…quiereeee se…señor-el rostro de Joaquín se aproxima al de la sensual jovencita, está pasando Lolita observa el rostro a unos milímetro del suyo antes de cerrar los ojos, para así fundirse en un beso con el viejo panadero.
Su primer beso no es lo que esperaba, pues el viejo huele a tabaco y sus bigotes le hacen cosquillas, aun así la jovencita se derrite en los brazos fornidos del panadero, que ni tardo ni perezoso la toma de las anchas caderas acercándola a él, sujetándola lo más fuerte que puede, doblando su espalda, Lolita solo lo recibe sintiendo como la lengua entra en sus boca, como juega con la suya como trata de enredarse.
-mamasotaaaaaa ¡!!aaaahhhhh!!! – el viejo vuelve a besarla, Lolita sin pensarlo lo toma de sus cabellos para darle un masaje a su cabeza, esto no lo sabía hacer pero su instinto de hembra habla por ella.
-soñé contigo papiii-el viejo explota al escuchar esto, como loco la besa en el cuello, sujetándola ahora de las nalgas, la chica siente el calor que sale directamente de su vagina para convertirse en liquido y manchar sus pantaletas.
-te voy a hacer mujer mi amor, vamos a la bodega-el panadero comienza a dar pequeños pasos hacia adentro, llevando a la chiquilla a la bodega esta se deja guiar sin protesta alguna, al contrario de todo la nena responde.
-si papi, hazme tu mujer, lo necesito, lo deseo-y no es que Lolita quisiera que el panadero la desvirgara, es simplemente que ya no resiste mas, su cuerpo pide hombre desde hace meses y el suertudo panadero es el que se lo propuso primero, así que ella se entregara a el por cuestiones de calor y no de amor.
-¡que pasa aquí! ¡Joaquín como se atreve! ¡Que dirá su mujer a todo esto!-la pareja se separa Lolita se esconde bajo el mostrador Joaquín esta en shock, pues el padre Juan está parado en la entrada del establecimiento y claramente vio todo.
-padre Juan por favor no le diga de esto a mi esposa, es que la niña se me insinuó, yo le decía que era casado pero ella insistía, y yo soy hombre-Lolita comienza a querer llorar cómo es posible que un viejo la calumnie de esa manera ella no hizo nada de lo que la acusa.
-¡pero como dice eso panadero! ¡si es una niñaaaa!-el padre la observa molesto, Lolita siente la mirada de enojo está segura que irá a contárselo a sus padres
-si padre fue ella, la chica llego y se me lanzo, yo no pude hacer nada-Lolita no lo puede creer, ese hombre la culpa de todo como si fuera una zorra, a la chiquilla se le salen las lagrimas pues llora de rabia y de miedo pues seguro el padre la juzgara ante su familia.
-señorita Dolores como responde a eso-el viejo padre pregunta a una chiquilla que emerge de abajo del mostrador, no sabe qué decir, no sabe qué hacer, solo desea que el padre no le diga nada a sus padres.
-¡ah entonces es verdad lo que dice el panadero! ¡Que usted se le insinuó! en estos momentos voy a su casa a platicar con sus padres, de este inmoral comportamiento de su parte-Lolita abre tremendos ojos al escuchar esas palabras, sale corriendo del mostrador para caer a los pies del cura y suplicar que no le diga nada a sus progenitores.
-¡no padre no! ¡No les diga por favor! ¡Hare lo que quiera, pero no les diga! Snif, snif, snif-el padre enseguida vuelve a sentir ese extraño cosquilleo del cual creyó haber eliminado, ahí la tiene hincada suplicando, por su mente surgen ideas enfermizas hacia con la jovencita, podría hacerla suya y nadie sabría, un pequeño debate se genera en su cabeza, hacer lo correcto y dejarla ir, o entregarse al deseo de poder tan solo tocar y poseer a esa niña la cual tiene la culpa de su comportamiento pervertido.
-muy bien jovencita, levántate y te llevo a tu casa, como pastor de este pueblo es mi deber hacer lo correcto, iremos con tus padres-Lolita llora amargamente, el panadero se esconde de los ojos tristes de la niña, sabe que mintió, el padre guía a Lolita a la salida, no sin antes mirar con desagrado al viejo panadero, que respira profundo al verlos salir.
Juan de Dios camina por las calles en compañía de Lolita que sigue llorando aunque no tan evidente, la gente sigue saludando al padre, extrañados de que vaya acompañado de la niña.
-les dices tú o les digo yo-Juan de dios está parado justo en la puerta de la casa de Lolita, la niña tiembla pues seguro sus padres la regañaran horriblemente, se decepcionaran de ella para siempre.
-padre snif por favor no les diga, no les diga-el padre muy serio toma del mentón a la chiquilla haciendo que levante la vista, la niña es mas bajita que el viejo puede ver perfectamente la barba canosa y abultada que tiene.
-estas dispuesta a quedarte en mi casa un tiempo, como penitencia a esta ofensa a dios, a tus familiares, y sobre todo a la esposa del panadero-la niña duda, no quiere estar lejos de su familia, pero tal vez este sea el único camino que le quede para no ser avergonzada.
-si padre, lo que quiera, pero por favor no les diga nada, me moriría de vergüenza-el cura sin decir nada golpea la puerta, la chica seca rápidamente sus últimas lagrimas, antes de que su padre se sorprenda por la visita del padrecito.
El cura se retira después de platicar por largo rato con su padre, y de llegar a un acuerdo en que Lolita le sirva al padre como sirvienta un rato, la chica agradece al cura el no haberla delatado, suspira pues siente alivio.
-Bueno Lolita te espero hoy a las 7 de la noche para que comiences, recuerda llevar lo necesario para quedarte unos días-el padre se despide de todos, por ultimo le pide a Lolita que lo deje en la puerta, a lo que la chica acepta, pues lo que quiere es que el padre se retire lo mas antes posible o se podría arrepentir de haber mentido.
-mentí por ti niña, espero que estés contenta, ahora debes ser puntual y más vale que vayas o ya sabrás lo que pasara-inmediatamente Lolita se imagina que caerá en el infierno, esta aterrada de pensar esas cosas, pero el padre a lo que se refería era que divulgaría por todo el pueblo lo que paso en la tienda
Lolita está a punto de irse, en su maleta metió la ropa que le pareció más adecuada para atender al padre, también debido a los acontecimientos decidió que debe cambiar de actitud hacia con el sexo opuesto, y así con esos pensamientos parte hacia la casa del cura, despidiéndose de su familia que la ve partir con cierta tristeza a pesar de que la chiquilla solo se separar de ellos por unos días.
En la ventana se encuentra el padre, que a lo lejos mira emocionado como la chiquilla se acerca a su casa con tremenda maletota, no sabe porque se siente tan emocionado, como hara para poder tenerla, como ara para que la jovencita le dé una oportunidad de probar siquiera un beso como el que le vio darse con el panadero.
Lolita esta por tocar la gran puerta de madera, antes de hacerlo se abre y aparece la figura del anciano y flaco padre, por un momento lo observa se ve raro sin túnica, así parece un hombre común y corriente, la camisa y el pantalón le quedan totalmente aguados, pareciera que no son de su talla, mas parece un viejo leñador con esa barba blanca y esa cabeza de cabellos enmarañados.
Sin decir nada Juan la invita a pasar haciéndose a un lado, su pensamiento no cabe de felicidad pues al cerrar esa puerta estará completamente solo con la niña que ha perturbado su noble espíritu.
Lolita entra observando la gran casa la cual está llena de libros, la sala se siente fría y no hay mucha luz exterior, un escalofrió le llega erizándole el cuerpo.
-hace frio verdad nenita-Lolita solo responde moviendo la cabeza, sonriendo temerosamente, el viejo le muestra la casa, indicándole que estará 4 días lo que debe hacer, así como poner en énfasis que no debe romper nada, y que no podrá salir mientras este con él, pues en las mañanas, tardes y noches estará orando por ella, por el panadero y por ultimo por su esposa a la cual ofendió.
Después de esto el sacerdote la manda a dormir, previamente le había indicado cual sería su cuarto, así que sin más la jovencita se retira, mañana comenzara a limpiar.
Lolita despierta se apresura pues se despertó muy tarde, el reloj marca las 9:30 am el padre debe estar muy molesto, no sabe porque durmió tanto, pero parece ser que fue por todo el llanto que soltó por la situación con el panadero.
Después de vestirse con ropa que esconde su figura, ya que cree que es lo mejor para hacerle compañía al viejo padre, corre para comenzar sus deberes y así limpiar su alma pecadora, busca al sacerdote pero no lo ve por ninguna parte, en la mesa del comedor encuentra una nota, la cual lee pues va dirigida a ella.
-Salí un momento a hacer unas compras, cuando despiertes comienza el aseo del patio trasero, no salgas de la casa recuerda que debes estar en paz y lejos de la gente, reza tus plegarias antes de desayunar-la chica está dispuesta a hacer lo que el padre diga, a llevar al pie de la letra las indicaciones de este, para así ser absuelta de su pecado, la chiquilla observa el patio y con un ¡uuufff! Se da cuenta que es un desorden, pero debe comenzar calcula que más o menos a las 12 deberá haber terminado con el regadero del patio, que si bien el pasto está bien podado si necesita ser recogido.
Lolita está a punto de acabar, desde la cocina la observa el viejo padre que desde hace 15 minutos llego, entro sin hacer ruido para observar que es lo que la jovencita está haciendo, la nena está cansada y asoleada pero por fin acabo.
-¡padre Juan! Que susto me dio- La chiquilla se exalta un poco, el Padre solo puede ver que la nena aun sudada y cansada se ve espectacular, armándose de todo su valor, la guía a la sala casi estando seguro que la nena estará de acuerdo, alagando lo bien que le quedo el patio.
-mira te compre esto, es el uniforme que usaras para los quehaceres del hogar-el viejo le entrega una bolsa, la chica la toma para revisar lo que contiene dentro.
-¡pero padre! ¡Esto es muy escandaloso! no creo que sea apropiado- el sacerdote la mira molesto y algo nervioso, no sabe si está haciendo lo correcto y tendrá que asustarla para que lo use.
-mira jovencita, tu estas aquí para obedecer mis mandatos, así te salvaras, y volverás a comportarte como una jovencita decente, o quieres que le diga a tus padres lo que sueñas con los hombres del pueblo- la niña lo mira asustada, como puede comportarse así y amenazarla con un secreto de confesión.
-pero yo me confesé, usted no puede hacer eso, no puede, no debe hacerlo-pero el sacerdote solo la mira más molesto aun, Lolita solo baja la cabeza sabe que deberá ponerse el atuendo, no tiene salida.
-ya lo entendiste verdad, ahora cámbiate y regresa a tus deberes, que te hace falta mucho por terminar- sin decir más se retira dejando a Lolita pensativa, unos minutos mas y la niña sube a su habitación a vestirse como le fue indicado.
-¡virgen de diossssss!-unos minutos y Lolita baja el padre está totalmente embelesado por lo que está viendo, bajar por las escaleras.
La nena se ve espectacular, usando ese vestido blanco muy cortito, casi al principio de sus nalgas, se le pega al cuerpo dejando ver su hermosa figura, dejando ver ese par de senos que lo sostienen, en medio tiene un cierre que lo cruza en su totalidad, y en sus pies unas zapatillas de largo tacón que dejan ver sus lindos deditos, el viejo la observa de pies a cabeza, casi babeando, incluso puede ver la marca de su pantaleta y brasier.
Juan de dios sin decir más se retira, Lolita esta avergonzada del atuendo que deja ese par de piernas carnosas a la vista del viejo padre, el cual entra al baño para pajearce como un desquiciado.
El tiempo pasa mientras el padre está haciendo como que lee en la sala, la nena se dedica a limpiar y cocinar, el viejo solo la observa pasar por toda la casa con los objetos del quehacer, poco a poco la tarde llega para dar paso a la noche.
10 de la noche y Lolita está cansada de recoger y limpiar, ahora es tiempo de que se retire a dormir, mientras el padre esta ansioso por que llegue el momento, sus manos tiemblan es un manojo de nervios, pues sabe que es lo que tiene pensado hacer con tan juvenil y hermoso cuerpo virginal.
La nena se dispone a dormir, y justo cuando se quitara el vestido el cual fue forzada a usar, escucha que tocan la puerta.
-padre Juan, ¿pasa algo? En que le puedo ayudar- la niña observa al padre que sin decir nada entra a la habitación, observando detalladamente a la nena que siente la mirada pervertida, no sabe porque pero enseguida se pone colorada, el estar a solas con un hombre aun a pesar que sea un hombre de dios la pone algo calurosa, baja la mirada por tener estos pensamientos atrevidos, pero su naturaleza alocada hace los tenga muy a pesar de que trate de contenerlos.
-ya realizaste tus oraciones, apuesto a que no-la jovencita no está acostumbrada a rezar antes de dormir, el sacerdote levanta su rostro tomándola del mentón, logrando ver el rostro de preocupación que tiene la jovencita al estar a solas con él.
-es…es que padre…yo no…re..rezo –el sacerdote mueve la cabeza en son de negación, tomando de la mano a la chiquilla la guía a la orilla de la cama.
-te enseñare, híncate junto a tu cama-suspirando, Lolita toma la posición indicada, la jovencita mantiene la mirada abajo, colocando los codos en el colchón.
La nena siente que el padre se coloca detrás de ella, muy junto hincado en la misma posición en la que ella está, no quiere voltear pero siente el aliento del viejo sacerdote muy cerca, tanto que se le eriza la piel.
-junta tus manitas, así mira entrelazando los dedos-el padre huele el cabello de su nena, huele muy rico, esto hace que su pene si bien ya estaba erecto, crezca mas llegándole a molestar por el rose de la sotana.
-ahora cierra tus ojitos, piensa en que debes mejorar, pídele a dios el te escuchara-Lolita lo hace nerviosa, siente que el viejo padre se repega mas a ella como si tratara de colocarse justo detrás, como si quisiera acoplar algo en su parte trasera, sus manitas tiemblan al sentir que el padre se posa sobre sus pompis.
-padre ¿Qué hace? Es muy cerca porfa…-la nena trata de levantarse, pero el hábil sacerdote la sujeta de las manos, tomándolas entre la suyas, deteniendo ese cuerpo que tiembla al estar en una situación tan caliente, para una chica tan inexperta.
-esto no tiene nada de malo bebita, así rezábamos antiguamente, las bebitas como tu deben aprender correctamente a rezar, deja que tu padrecito preferido te enseñe, relájate, cierra tus ojitos-la nena no sabe qué hacer, no sabe si retirarse o seguir la farsa, solo sabe que su cuerpo poco a poco se relaja al escuchar las palabras del viejo que la puntea cada vez más evidente.
-no es correcto padre, déjeme por favor, no quiero hacer esto-la nena pide que no continúe sus palabras suenan como un susurro, el viejo sabe que va por buen camino, sabe que la niña se calienta rápidamente pues vio, como lo hizo con el panadero, el viejo no hace caso a las protestas, o mejor dicho no le importan.
Lolita trata de separarse, trata inútilmente de apartar su trasero de la pinga que la puntea, ella sabe perfectamente lo que el padre está haciendo, sabe que la esta punteando se mueve tratando de ya no sentir la punta de la pinga, pero está atrapada entre el colchón y el sacerdote.
El padre pervertido se comienza a mover en círculos restregándole toda la verga en sus globos nalgales, las siente duras y firmes, la nena no tiene de otra más que seguir los movimientos, no lo quiere hacer pero está siendo obligada a hacerlo.
-padre Juan por…por favor no lo haga no… haga estoooo ¡aaahhhh!-el viejo padre se hunde su boca en la oreja de la nena, la cual se arrepiente de haberse amarrado el cabello en una cola, por un momento baja la cabeza tratando de quitar al hombre pero este gana la batalla.
-no…no…no pue..deeee us…tedddd noooo pue….!mmmnnggg!- el sacerdote lame el lóbulo de la nena que se comienza a desesperar, su estomago comienza a tensarse para después relajarse, su respiración aumenta, mientras su oreja es ensalivada.
-¡ooohhh! Pa…padre no…por…por favorrr no….- la nena gira la cabeza dejando el cuello desprotegido, el sacerdote la mira la nena respira agitadamente, así es como la quería tener, sin más se lanza sobre el cuello, lo besa, lo lame, lo muerde, llenando de sensaciones placenteras a la chiquilla que aun se resiste aunque con muy poca convicción.
Lolita afloja las manos, el padre lo siente, poco a poco las coloca en el colchón, la chica deja que lo haga, los besos a su cuello la tienen arrecha, bocanadas de aire caliente salen de su boca, al igual que pequeños gemiditos inocentes.
El cierre del vestido baja poco a poco, Lolita siente que la quieren desnudar, siente las manos del viejo padre deslizarse por su cuerpo, lo quiere detener, quiere parar el magreo en su cuello, el aire roza sus pechos que erguidos respiran profundamente.
-ya quería ver tus tetas, ya quería ver tu cuerpo, eres una diosa Lolita, desde ahora serás mi mujer, me perteneces- La nena escucha la voz nerviosa del padre que la calienta, que la ponen aun más caliente, saber que es objeto de un sacerdote, saber que es un pecado enorme, y sentir que ella provoco la perversión hacen que tiemble de emoción.
-padre me…me da penaaaa con usteddd ¡aaaahhhhhhh!-Juan toma los pechos los aprieta, pellizca los pezones ligeramente, haciendo que la nena hunda su cola en la verga que erecta pica el trasero, haciendo movimientos en un vaivén sensual de parte de ella.
Una de sus manos baja por la cintura desasiéndose del vestido en su totalidad, la nena siente en su pantaleta el liquido que sale de su conchita, esta que no puede más, no cree poder estar más caliente de lo que está ahora, sin embargo el viejo llega a la panochita y al tocarla hacen que la nena enloquezca.
-¡oooohhhhh! ¡no lo resisto! ¡no puedo massssss! ¡soy suyaaaa padreeee! ¡soy suyaaaaa!-sin más la nena toma la cabeza del sacerdote y se unen en un beso, ella es quien lo besa apasionadamente entrelaza su boca con la del viejo que gustoso la recibe, sintiendo cada rincón de ella.
Abajo la mano se coloca justo en la conchita de la nena, la cual se mueve sensualmente, el viejo ya juega con la zona vaginal sintiéndola totalmente mojada, la nena sigue besándolo su boca se llena de las babas del hombre que sigue introduciendo su lengua en lo más profundo de la boca.
Unos minutos pasan en los cuales el padre no se da abasto con tanta carne de primera, magrea las tetas, roza la vagina, el viejo besa a la jovencita con pasión, ella lo sujeta fuertemente del cuello arqueando la espalda, hundiendo sus prominentes nalgas en el duro fierro del sacerdote.
-te voy a lamer todita, voy a recorrer tu cuerpo con mi lengua- la nena escucha candosa, la idea de ser probada en su totalidad le agrada demasiado.
El viejo comienza a levantarse, la nena se deja guiar sin despegarse ni un milímetro, colgada a su cuello sintiendo las caricias a su juvenil y caliente cuerpo lleno de curvas, juntos totalmente pegados caen derribados por la misma cama, la nena enseguida se repega al viejo padre que la toma de las caderas sugiriendo el movimiento circular.
Sin más, el sacerdote comienza a bajar por el hombro, lamiendo con esa larga lengua, pasando por su axila Lolita siente ricas cosquillas que la hacen sonreír por unos instantes, la lengua baja da vuelta para pasar por el pecho, Lolita solo lo observa levantando la cabeza un poco respirando profundamente.
Un gemido se escucha cuando Juan de dios chupetea el pezón derecho, Lolita se arque cuando le besan el otro, el sacerdote parece becerrito queriendo succionar la leche bronca de mamita bobina, el padre se queda un rato lamiendo masajeando las tetas que se miran envueltas en saliva, mientras que Lolita no para de morderse los labios tratando de menguar los gritos deseosos.
El sacerdote se deshace de la sotana, increíblemente no trae nada abajo, Lolita por primera vez ve a un hombre desnudo, el padre es tan flaco que se le notan las costillas, en su pecho tiene muchos cabellos canos y por todo su cuerpo tiene marcas cafés tipo verrugas, la nena toma fuerzas sabia que le padre no tendría el cuerpo de sus artistas favoritos o de los modelos que ha visto en las revistas.
-mira lo que te vas a hacer mujer nenita- el viejo se levanta en la cama Lolita abre tremendos ojos al ver su primer pene erecto, el sacerdote lo agita frente a su cara, para ella es grande y feo aunque no tenga con que compararlo, no sabe que toda esa cosa amarillenta que tiene en la punta es por mala higiene y que no debería estar ahí, cualquier otra mujer pediría a gritos que se lo fuera a lavar.
El padre lo acerca a su cara, el mal olor se hace presente en su fina naricita, pero al igual que antes como nunca ha olido uno piensa que ese olor a pescado podrido es el normal en vergas calientes, Lolita lo tiene a centímetros de su cara prácticamente le roza la nariz, mira al Padre desde abajo, el hombre le hace señas para que la nena proceda a engullirlo, pero Lolita no sabe que es lo que quiere.
-dale un besito nenita, lámelo así como yo lo hice con tus pezones- la nena se sonroja, le da pena no saber que debía hacer, inconscientemente se acomoda hincada en la cama, su mano se acerca al falo apestoso, duda un momento mirando al sacerdote y este sonriendo le manda la señal de proceder.
El padre siente la mano en su pene, la nena siente ese garrote caliente como hierro fundido, observa las muecas del padre que la animan a acercar su boca, nena junta sus labios en la punta mugrosa mirando siempre al hombre, sonriendo pues sus muecas le hacen pensar que lo está haciendo bien.
-métetelo lo mas que puedas ¡en tu boca dentro de tu boca!- el padre está desesperado por sentir que la boca de Lolita abraza su polla, no le importa su juramento ante dios, no le importa que haya sido un hombre respetado por todos, lo que quiere es sentir su falo engullido.
Por fin llega el momento Lolita se come el pene, haciendo una mueca de asco al sentir el sabor de la cosa amarillenta que tenia pegada el padre, Juan la toma de la coleta mientras mira hacia el techo, la nena se trata de meter todo pero no lo logra así que poco a poco se lo saca para volver a metérselo.
Unos segundos han pasado, y Lolita pareciera que ha mamado verga toda la vida, la nena está dejando reluciente el pene que hace rato olía a muerto, mientras el sacerdote le mide el ritmo tomándola de la cabeza a veces dejándosela toda dentro, a veces introduciéndola rápidamente a veces restregándosela por todo ese rostro de nenita angelical.
Satisfecho observa a su angelito, la nena es un desastre parece puta barata, con todo ese rímel corrido, con todo ese cabello enmarañado, con ese rostro embarrado de líquidos seminales y sudor, inconscientemente Lolita se lame los labios, saboreando todos los fluidos que quedaron cerca.
El viejo la recuesta, la observa acostada la nena a cambiado, Juan mira a la nena que se retuerce su rostro es el de una puta, su cuerpo el de una diosa, no la puede hacer esperar pues la jovencita se mueve en las sabanas abriendo y cerrando las piernas, estirándose para que el macho pueda verla perfectamente, esperando a que el hombre suba a la cama para que de una vez la hagan mujer, un ligero gemidito y una retorcidita mas de parte de su cuerpo, eso pasa cuando mira al hombre flaco subir a la cama y tomarla de los muslos.
-me iré el infierno, lo sé pero vale la pena el sacrificio, esta jovencita parece un demonio, una diabla que logro sacar toda la lujuria que tenia dentro- el padre piensa esas cosas cuando toma las torneadas piernas para abrirlas, una la coloca en su pecho, la otra cae a un lado en el colchón, observa el rostro de Lolita que expectante se muerde un dedo incitando mas al padre pervertido.
-por fin está pasando, esto es lo que quería, un hombre, un macho, estoy cansada de sentir este calor infernal, no me importa que sea un hombre de dios, un sacerdote, solo quiero ¡que me la meta ya!-la nena se mueve expectante al ver que la toman de sus piernas, respira profundamente pues sabe que ha llegado la hora, que en esa posición será muy fácil entrar en ella, que la harán mujer de una vez por todas.
El miembro se hace camino Lolita se tensa al sentir la cabeza entrar en ella, Juan suda está entrando en una vagina virgen, le cuesta romper abrir a la nena, que se retuerce al sentir su primer verga.
El padre se hunde entra en ella, la nena muestra síntomas de dolor hace muecas de satisfacción al sentir que la han penetrado, Juan se recuesta en ese cuerpo delicado, inocente, tembloroso y sudoroso, caliente y delicioso, las sensaciones que ambos están sintiendo se muestran en sus rostros, Lolita se acerca a su boca se besan para completar el acoplamiento carnal.
Pasan unos segundos en los cuales ni uno de los dos se ha movido, hasta que el padre cree prudente que la nena se ha acostumbrado, para su sorpresa es ella la que mueve las caderas para comenzar el mete saca.
Los cuerpos se unen en un vaivén delirante el padre la penetra con pasión besándole el cuello ella se aprieta a él le entierra las uñas en la espalda huesuda, los dos sudan moviendo las caderas rítmicamente.
-Te quiero con el culito parado, de a perrita- la nena se acomoda levanta el culo lo mas que puede el padre observa esa vagina rosada, jugosa, palpitante, sin más hunde su rostro en las carnes nalgales de las cuales succiona la sangre virginal, Lolita siente alivio pues tenía algo irritada la concha y las lametadas apaciguaron el ardor.
-¡aaahhhh! ¡asiiii papiiii mmmnngghh! ¡rico mi colita!-el padre lame también el ano el cual se contrae con cada lamida, una y otra vez pasa la lengua haciendo que Lolita se muera de deseo y pasión.
-que par de nalgas ¡aaahhh!- el sacerdote la vuelve a penetrar la nena suelta un gritito ahogado la recibir una vez más la pinga, los movimientos se generan cada vez mas fuertes cada vez más adentro, Juan se sujeta de esas caderas aprieta las nalgas con deseo, ella solo se dedica a gemir como becerrita, mientras que atrás el Padre le da verga como ella lo pide.
Lolita se eleva, los dos han quedado en el centro de la cama, la nena se ve espectacular totalmente sudada, sus cabellos se le pagan al rostro mientras gime de placer, atrás de ella el huesudo padre la arremete con fuerza tratando de que la nena acepte que ahora es su mujer, la mujer de un cura.
El padre la toma de las tetas las amasa, ella lo toma del cuello buscando su boca retorciéndose buscando un beso que acalle sus gemidos, en la habitación no hay frio, todo está impregnado con su calor corporal y sus olores.
Sorpresivamente Lolita se gira, tomando al padre del cuello lo lleva hacia la cama, el sacerdote está expectante, mirando como la nena trepa a su decrepito cuerpo.
-ahora es mi turno nene, voy a hacer que termines- Juan recostado mira a su hembra colocarse en cuclillas, acomodarse en su falo hundirse en él, el sacerdote mira al techo cuando Lolita comienza a prácticamente brincar en su verga la nena esta tan caliente que no se fija como grita su vagina parece una bomba expulsando líquidos, mientras el viejo gruñe soportando cada sentada, reteniendo el liquido seminal, Lolita parece poseída nunca pensó que tener sexo era lo más delicioso del mundo, nunca creyó ser tan buena en su primera vez.
-¡dios dios que es esto! ¡aaaahhhhh! ¡me quemooooo! ¡aaaahhhhhh! ¡aaaahhhh!- el orgasmo llega Lolita sigue brincando en la verga, es joven y su resistencia es mucha, sudada y cansada sigue el movimiento pélvico haciendo delirar al flaco padre, que disfruta ver que un cuerpo tan delicado le de tal placer.
-no puedo más ¡aaarggghhh! Voy a corrermeeee!- los instintos de putona surgen, ella sabía que era caliente pero no tenía idea de cuánto, rápidamente se desmonta para tomar la verga que la hizo mujer y tragársela de golpe.
-¡aaaarrggghhh! ¡aaaaahhhhh!- el padre se vasea en la boca de la nena, esta exhausto, Lolita también lo está su cuerpo poco a poco vuelve a la tranquilidad y con ello llega el cansancio, después de tragar toda la leche de macho, comienza a trepar por las piernas huesudas del que la desvirgo.
El viejo la recibe en sus brazos, no hay necesidad de taparse por que no hay frio, y así sudados, con la piel pegajosa caen en el sueño.
Los siguientes dos días se la pasaron igual, Lolita sin pensarlo se ha vuelto buenísima para el sexo, el padre fue el beneficiado pues saco todo el jugo que pudo, pero saben que es por un corto tiempo, pues después de cuatro días todo volverá a la normalidad.
Un año después como era de esperarse Lolita (ahora Lola) resulta embarazada, ella trata por todos los medios de saber quién es el padre, si lo es Roberto su joven enamorado, Don Arnulfo el dueño de la hacienda más cercana (que es casado) o Manuel un chico que solo estuvo de paso por el pueblo, aunque podrían ser otros más, pues al menos se ha acostado con 20 hombres distintos, por todo el pueblo las mujeres rumorean que es una baja maridos, los hombres se dividen en dos, los que ya montaron a esa espectacular nena de 19 años y los que tan solo se han conformado con mirarla.
Su padre y su madre están muy molestos, saben de las habladurías pero no pueden evitar que su hija se comporte como la puta del pueblo, a la madre la molestan las viejas cotorras que indignadas reclaman a la señora por errores de su hija, y al padre lo molestan en la cantina, varios tipos le han asegurado que se han acostado con su hija mofándose de el, y ahora asta preñada resulto.
Lolita por fin se casa, Roberto fue el elegido por ella aun a pesar de que está segura de que su hijo es de Don Arnulfo, la boda es discreta y solo van unos pocos de los familiares de ambas familias, al subir al altar se encuentra con el primer hombre que pudo tenerla, con el hombre que la desvirgo e hizo de ella una amante de las pollas, de las vergas calientes, de los machos que con seguridad la tomaron y la hicieron suya.
Lolita abraza a su nuevo esposo después del “si acepto” y de él “puede besar a la novia”, el chico está feliz por fin logro casarse con la chica que ha sido su novia desde siempre, Lolita queda de frente al padre, los dos se miran mientras ella sigue abrazando a su nuevo marido.
Lolita recuerda lo vivido con el viejo sacerdote, con todo descaro le cierra el ojo y le manda un beso coqueto mordiéndose los labios, así es ella, así es Lolita una reverenda puta, que desde pequeña sentía el calor de una ramera, por su parte el padre Juan de Dios vuelve a sentir deseos de tenerla, con ninguna otra chica a sentido lo que le paso con Lolita, parece que ya es hora de volver a montarla, es tiempo de esperar a que la joven madre de a luz, para así probar todo lo que la chiquilla a aprendido en este tiempo.