Historias de jovencitas 1: nancy y el entrenador
Estas historias son y de un solo relato sin continuacion espero les gusten y valoren
HISTORIAS DE JOVENCITAS 1: NANCY Y EL ENTRENADOR DE BOX
Nancy era una chica que desde pequeña le gusto el deporte, pero no como a cualquier chica que le gusta la natación o el tenis, a ella le gustaban mas los deportes de hombres o que dominan los hombres, como el futbol o el básquet bol, pero lo que mas le llamaba la atención era el deporte de contacto, llámese la lucha libre o el karate, su madre la señora Judith, siempre la regañaba por estar metida en un mundo, que para ella era de el sexo masculino.
Nancy era delgada, de piel blanca, su cabello rubio amarrado en una cola de caballo, siempre lo escondía debajo de una gorra, tenía como 100 distintas, sus gafas siempre cubriendo sus lindos ojos color miel, la mayoría de los días andaba con ropa deportiva y tenis, ya que supuestamente ella era toda una deportista, nunca se maquillaba, eso quitaba el tiempo para entrenar pensaba, además de nunca pero por ningún motivo usaba faldas o vestidos, ya que ella no se sentía cómoda, como era de esperarse tampoco le gustaba salir de antro a bailar, para ella era una pérdida de tiempo.
La jovencita desde los catorce años, todos los días salía a correr muy temprano, corría por toda la ciudad de las 7 a las 8, siempre que regresaba lo hacia por una calle donde había un gimnasio, donde entrenan box y lucha libre, ella en un principio se paraba para ver como entraban los hombres a sus respectivas horas de entrenamiento, quería entrar pero al ver que eran puros hombres le daba un poco de vergüenza hacerlo.
El tiempo paso, cuando ya tenía 17 años regresando como siempre, encontró en la puerta un anuncio que decía “si eres una chica con agallas y te gusta el box, ven he inscríbete es tu oportunidad, habrá pocos lugares aprovecha, costo de la inscripción 150 pesos, no lo olvides es la oportunidad que podrías estar esperando”
-¡Maldición! dijo, box porque no lucha libre demonios, siguió trotando pensando en el anuncio, a su mente llego la idea que si entraba a boxear, tal vez después se podría meter a la lucha libre, ya estaba cansada del karate, que lo dominaba bien quería probar otra cosa.
Al llegar a su casa, se lo comento a su padre a regaña dientes le dio permiso, dándole el dinero de la inscripción, pero su madre muy molesta, le decía que no que eso no era de niñas, que nunca la dejaría ir, después de una pequeña discusión la madre acepto no muy convencida, así fue como Nancy entro al mundo del boxeo.
Años más tarde, con 21 años cumplidos, Nancy se había convertido en toda una boxeadora, ya que desde que comenzó le gusto tanto que se olvido de la lucha, tomando así al box como su único deporte, para todos en el lugar, entrenadores, luchadores, boxeadores y demás trabajadores Nancy era una princesa, todos la conocían por su tenacidad, ya que cuando entro con ella entraron unas 20 chicas mas, pero todas se había salido por diferentes motivos, dejando así el lugar, pero ella ya tenía cinco años ahí.
Por lo mismo del entrenamiento, Nancy tenía un cuerpo de lujo, extraño en ese tipo de chicas que hacen deportes, para hombres no se le convirtió en ese cuerpo musculoso, al contrario de eso se le hicieron unas piernas carnosas y firmes, bien torneadas, con una cintura delgada sin un gramo de grasa y dura, sus brazos aunque delgados como de chica, eran duros también, se le habían formado unas nalgas respingonas y unos senos medianos pero bien erguidos, tanto que nunca se movían de su lugar, siempre bien paraditos delante de ella, lo malo para los que entrenaban con la chica, es que seguía cubriendo su cuerpo, como siempre usando ropa deportiva, pero con ese cuerpo de lujo también llego la vanidad, ella sabía que en ese gimnasio, desde el más joven, al más viejo la deseaban tener en la cama.
Muchos chicos, que también entrenaba donde ella lo hacía, le habían declarado su amor, pero ella estaba tan concentrada en los deportes, que ni siquiera les hacía caso, pero la razón principal de tanto rechazo, era porque Nancy tenía un ego enorme, que era alimentado sin saberlo por todos los que entrenaban en el lugar, era linda por fuera pero por dentro, a todos los veía muy por abajo, no sería novia de cualquier tipo de barrio, que aunque ella vivía humildemente, desde que se le formo ese cuerpo siempre se sintió más que los demás, a todos los veía morenos y mugrosos, desgraciadamente Nancy era algo elitista, si algún día llegara a tener novio, este sería igual que ella blanco, guapo y con un cuerpo atlético, no como esa bola de mugrosos con los que tenía que convivir a diario si quería entrenar, saludarlos para ella era cada vez más difícil, ya que los veía ignorantes a todos, pero en especial había uno, ella se quería morir cada que lo veía, no lo toleraba ni un poco, un día como cualquiera entrenaba cuando de pronto le gritaron.
-¡He Nancy estas bien sabrosa mamacita! Jajajaja-era Enrique, un chavo que apenas había entrado al lugar, que se las daba de muy chingón para todo, ya había retado a boxeadores con más tiempo de experiencia, se sentía bien haciendo ese tipo de cosas, Nancy no le hizo caso, siguió entrenando pegándole al saco de box, cuando volvió a escuchar.
-¡quién diablos te dejo entrenar aquí! ¡Tu deberías entrenar con un tubo te verías bien desnudándote para los hombres!-eso sí molesto a la chica y volteando le dijo
-¡cállate idiota! ¡Apuesto lo que quieras a que te noqueo pobre diablo!-estaba furiosa, en parte por lo que dijo, y en parte, porque en la mañana había discutido con su madre, que como siempre le recriminaba que fuera más mujer, que se dejara de tonterías, que nunca llegaría a ser nada con el box.
Todo comenzaron a reír, de lo que se gritaban de lado a lado del gimnasio, de pronto ella se acerco diciendo.
-te apuesto o que quieras, a que te venzo ahorita mismo en el ring infeliz-la chica de verdad estaba furiosa, quería golpear a alguien no importaba quien fuera, debía desquitarse rápido.
-¡jajaja! ¿Lo que quiera dijiste? Pues quiero cogerte cabrona, así que es una apuesta, si te venzo te dejas coger jejeje-dijo el muchacho, que estaba seguro que la vencería, si bien ella tenía más tiempo entrenando, el era hombre con un golpe bastaría para derrotarla.
-está bien acepto, vas a llorar después de esto desgraciado-Nancy no titubeo, se sentía segura de lo que había aprendido en todos estos años, además era la oportunidad de demostrarse a ella misma, que podía vencer a cualquiera
Los dos subieron al ring, a la vista de todos era un acontecimiento divertido, hombre vs mujer chica vs chico, jamás se había dado algo así.
-nada mas donde no pagues, se que tienes un cuerpazo porque te he espiado en las regaderas, esas nalgas ya son mías primor-Enrique le dijo mientras subían al ring, dándole una nalgadita que hizo enfurecer todavía más a la chica.
-¡degenerado, malnacido! si te venzo! jamás óyelo bien, jamás volverás a pararte por aquí oíste!-le dijo con furia, con la cara roja como un tomate, por la nalgada recibida enfrente de todos.
A lo lejos de todos, Don chuy el entrenador de 55 años y dueño del gimnasio, miraba a la chica como subía al cuadrilátero sin titubear, la veía más hermosa que de costumbre, con toda esa furia acumulada, el se sintió atraído hacia la chamaca, desde el momento en que llego a pedir informes al gimnasio, para poder entrar, el viejo en ese entonces la veía muy chica todavía, pero él a propósito le ponía ejercicios, para que su cuerpo no se deformara , se hiciera musculoso y perdiera esa forma, que solo las féminas pueden tener, el también decidió entrenarla, para que así la pudiera tocar todo el tiempo, el sabia como sus carnes habían crecido, ya que desde hace mucho tiempo aprovechaba la circunstancias, para meterle mano y toquetearla cada que la oportunidad se presentaba, el viejo chuy pensaba que ese cuerpo le pertenecía, pues él lo había formado estaba loco por ella.
Comenzó la pelea pactada a 3 rounds, la chica no quería ventaja alguna, quería vencer a ese tipo que la había insultado, en cuanto comenzó la joven se empezó a mover como una verdadera boxeadora profesional, mientras el chico se daba cuenta que, había cometido el peor error de su vida, el no quería golpear a una mujer- y como le hare para vencerla- se decía- maldición, hubiera pensado en eso antes- entonces fue cuando sintió el primer golpe directo en su cara, Nancy no perdía tiempo quería vencerlo noquearlo, que todos lo vieran, Enrique trato de contestar pero viendo y recordando de nuevo, que era chica no lo pudo hacer, la jovencita se dio un festín de golpes, el chico solo se cubría, pero al final le dio un recto directo a la nariz, el joven no quería más golpes se desvaneció, tirándose a propósito en el ring.
Todos felicitaban a la chica, que tenía dudas de haber ganado bien, pero al ver que Enrique se levantaba con la cara llena de sangre, no tubo dudas, había ganado, le había ganado a un hombre, no era como cuando de niña, hacia llorar a sus compañeritos karatekas, esto era mejor.
-¡quiero que recojas tus cosas y te largues pervertido!! Y no vuelvas mas por aquí! ¡Inútil bueno para nada!-dijo la chica acercándose al joven, que no le quedaba de otra, más que cumplir con la apuesta de no volver por ahí.
Esa noche, se suscitaba que en la familia, había una boda Roberto su hermano se casaba, en una boda que ya habían planeado por meses, su madre le decía a Nancy que la acompañara, para comprar los vestidos, que iban a utilizar, la chica no quería ir, mucho menos para comprar un vestido- que pérdida de tiempo- se decía
-hija ya vámonos, que tenemos mucho que hacer-decía doña Judith apurándola
-pero mama yo no quiero, aparte tengo que ir a mi entrenamiento, ayer derrote a un tipo y estoy en mi mejor momento-decía la chica emocionada, contándole a su madre que no le importaba ir con ella.
-jajajaja tu nada mas hablas tonterías, ese muchacho que dices se a deber dejado ganar –
-¡tú no entiendes esto, es importante para mí!-
-¡nada vas conmigo y se acabo!-dijo tajante la señora ya tenía suficiente de todo eso.
Se fueron al centro comercial, la señora emocionada le media vestidos de noche, que la chica no se quería poner, pero doña Judith noto que la chica tenía un cuerpazo, hermoso que por la ropa que usaba poco se podía lucir.
Al mismo tiempo, en el gimnasio, don chuy le gritoneaba a Enrique, reclamándole porque le había dicho a la chamaca que la espiaba.
Eres un perfecto imbécil muchacho, ahora ya no podrás recrearte la mirada con esa chamaca, por idiota te tendrás que ir-
-pero don chuy por favor, no me puede hacer esto, como podría golpear a una chica, por favor déjeme volver-
-no veo manera de que regreses, ¡así que lárgate y no vuelvas jajajaja! por imbécil, mira como caíste pero está bien, yo hare que regreses, tienes un futuro prometedor y Nancy también, pero no de boxeadora, ¡sino de chupa vergas jajajaja!-decía el viejo, que tal vez tenía un plan para con la muchacha.
El día de la boda llego, la familia estaba emocionada por ese acontecimiento, todos estaban listos, menos Nancy, que no quería bajar, su madre gritándole le dijo.
-¡baja ya Nancy! se nos hace tarde apúrate-al bajar, todos se quedaron con la boca abierta, la chamaca era una hermosura, el vestido negro pegado al cuerpo como una calcomanía, a la mitad de sus poderosos muslos, dejaba ver sus nalgas respingonas, y el escote sus senos firmes, el vestido hacia juego con su piel blanca, tersa, bien cuidada, su cabello rubio suelto, bien lisado, sus ojos color miel, bien maquillados, su boquita al igual pintada de un color rosa claro, y sus zapatillas negras de tirantes, que le llegaban desde sus pequeños dedos de los pies, a la rodilla, nunca la habían visto así, hasta su propio hermano se quedo viendo, como esa linda criatura, bajaba para la gran boda, todos los que se encontraban ahí, primos desde los 15 años, hasta los tíos hermanos de su madre de más de 50, quedaron impactados, por su gran belleza.
-¡pero que barbará hermana! ¡Eres una belleza digna de un concurso!-dijo el hermano, con cara de baboso.
-¡nunca creí tener una sobrina tan bella!-dijo el tío Néstor, acercándose para ver bien a la chica.
-yo elegí el vestido ¿verdad que le queda a su medida?-pregunto la señora, a todos que le dieron el visto bueno.
-gracias tío y a ti también hermano, son muy amables, creo que esto es por todo mi entrenamiento-respondió Nancy sintiéndose algo incomoda.
-Voy a mandar a mi mujer a entrenar, haber si se pone como tú de linda, jajaja exclamo el tío sin ningún recato
Salieron, el viejo chuy sabía que no iría a entrenar, porque tenía fiesta, también sabia que iría arreglada, así que se paseaba por enfrente de su casa para verla, estaba arto de verla solo en ropas deportivas, además que el hoyo que había hecho en los vestidores, no estaba en buen lugar, solo de vez en cuando, se podían ver sus piernas torneadas, pero nada más.
Al verla salir, chuy no se contuvo, sus ojos como platos se abrieron deseando grabarse para siempre a la chamaca, que salía de su casa en compañía de su familia, Nancy al verlo, se paso la calle, debía saludarlo gracias a él era muy buena en el box.
-como esta entrenador, lamento no poder ir al gimnasio, hoy se casa mi hermano y pues debo acompañarlo-decía la linda jovencita, mirándolo a los ojos.
-no te preocupes Nancy, hoy relájate porque mañana regresaras a entrenar, otra cosa solo vine a darte una sorpresa, pero mejor te la digo mañana, apoya a tu hermano en su gran día- decía chuy, sin despegar su vista a esa carita angelical, que tenia la joven Nancy, que se despidió y sin más se dio la vuelta para alejarse.
-pinche chamaca, estas bien sabrosa, es hora de empezar con mi plan, no hay que desperdiciar esas ropitas-pensaba el viejo que estaba que no se la creía, esa chica estaba más buena de lo que esperaba.
La fiesta paso como todas, música por todo el salón, los parientes de las dos familias bailaban divertidas, pero Nancy solo podía pensar, en que era esa sorpresa que el entrenador tenia, todos querían bailar con ella, pero ella no salía, fastidiada por eso la señora Judith le dijo.
-ya basta hija o sales a bailar, como debe ser una chica, o no te dejo ir a ese gimnasio de nuevo, así que a bailar chiquilla.
-no quiero, por tu culpa no fui a entrenar y estoy usando este maldito vestido, que me hace estar incomoda, ya me voy y quédate en tu fiesta-se despidió de su hermano y de su padre, que por estar ebrio no le importo que se fuera, pido un taxi, ella no tenía miedo si un tipo se quería propasar con ella, lo vencería boxeando como ella sabía, que bien se sentía poder defenderse por si sola, iba en el taxi camino a casa, cuando sonó su celular, pensó que era su madre molestando de nuevo, pero al ver el numero se puso contenta, era su entrenador seguro le diría la noticia.
-bueno- contesto ella
-como estas Nancy, soy chuy, quería decirte la noticia, es muy importante que vengas al gimnasio ahora, ven te lo tengo que decir en persona, esto no puede esperar-dijo emocionado, el viejo entrenador.
-si don chuy, ahí estaré voy para allá-colgando el teléfono emocionada, por esa noticia que recibiría, que ya se imaginaba de que se trataba.
El taxi estaciono, el gimnasio estaba vacío ya que eran cerca de la una de la mañana, la chica entro, a lo lejos se veía una luz que era de la oficina de chuy, solo era esa luz, no había otra llego y toco la puerta, se sentía confiada, no le podía pasar nada malo, ya que se sabía defender de cualquiera, toco la puerta y se escucho la voz de don chuy el entrenador.
-pasa Nancy pasa, siéntate por favor-dijo el viejo, viéndola con una sonrisa de oreja a oreja, pero no por la noticia, si no por estar a solas con tan tremenda chamaca, enfundada en un lindo vestido negro de fiesta.
-dígame entrenador, dígame la noticia, por favor no me haga esperar más-decía la chamaca entusiasmada por saber.
-Pues mira Nancy, se trata de que te he conseguido una pelea por el campeonato nacional, en tu categoría como vez-dijo el viejo, dándole una noticia, que para ella fue como lo mejor de su vida.
-¡de verdad señor chuy! ¡De verdad o por dios! ¡De verdad no me miente!-Nancy preguntaba, no creyendo lo que escuchaba, nunca había peleado y su primera pelea iba a ser por un campeonato nacional, estaba feliz muy feliz.
-no no te engaño, es verdad, no quería decírtelo, pero al ver como derrotabas a Enrique con tu velocidad y tus golpes certeros, me dije porque no ayudarla, hice unas llamadas y pues lo conseguí-todo esto lo decía mientras caminaba alrededor de la oficina, llegando a la puerta para ponerle seguro, la chica estaba tan feliz, que no escucho cuando la puerta hizo clic, el viejo llego por la espalda de ella, que estaba sentada con sus piernas cruzadas, dejando ver sus muslos blancos fuertes y suaves, tomándola por sus hombros le dijo.
-aunque, hay un inconveniente en todo esto linda-con una voz bajita y diciéndoselo en el oído, la chica se levanto, no le gusto que se acercara tanto, era su entrenador pero eso no le gusto.
-pero usted me dijo que ya estaba arreglado, dígame el inconveniente ¿es dinero verdad? yo se lo conseguiré, usted lo merece, solo dígame cuanto y lo tendrá, pero yo quiero pelear para eso entrene por cinco años-decía la chica ya parada, recargando sus nalgas en el escritorio.
-sabes muñeca, esto no se arregla con dinero, por tener una oportunidad muchas chicas hacen cosas, que ellas no sabían que podían hacer-el viejo le miraba todo el cuerpo, ese vestido negro hacia que la chica se viera sexy, demasiado sexy.
-¿tú que estas dispuesta a hacer?-pregunto Don Chuy, con sus manos en su barriga, esperando una respuesta que a él le conviniera.
-yo yo….no tengo mucho dinero, pero si le digo a mi padre el….el viejo interrumpió diciéndole.
-yo no quiero dinero, quiero una noche de pasión contigo, que seas mi hembra, una noche donde seas mía, dame tu cuerpo y yo te daré el título nacional, y luego asta mundial jejejeje-Nancy se paralizo, el viejo era un depravado, pero ella era fuerte no necesitaba de eso para triunfar en el box.
-¡está loco viejo cochino! ¡Yo nunca me iré a la cama con usted por esto! ¡Nunca lo oyó viejo asqueroso! ¡Yo me largo y quédese con su pelea!-la chica camino rumbo a la puerta, pero estaba cerrada, volteo a ver al viejo chuy diciéndole.
-¡abra habrá esta puerta rápido! que debo irme ¡déjeme salir!-movía la perilla desesperada
-mira chamaca, yo quise que tu te entregaras por las buenas, pero ya vi que no quieres, pues ahora será por las malas y de la pelea te vas olvidando-al escuchar esto, Nancy se puso en guardia, lo golpearía, se batiría con el tipo que le enseño todo, ahora entendía, que cuando a veces entrenaba, el tipo se acercaba mucho, enseñándole golpes o tocándola, cuando hacia pesas u otra cosa relacionada, le dio asco saber que todo este tiempo, el viejo la tocaba a propósito.
-¡jajajaja! pero que estupidez estas pensando, quieres pelear he, crees que porque venciste a un taradito, que no te quiso golpear porque eras vieja, va a suceder lo mismo conmigo ¡jajajaja! estas muy equivocada princesita, a mi no me importa, si quieres después de que cojamos, ve a preguntarle a mi esposa, como le ha ido conmigo ¡jajaja! Porque de aquí no sales hasta que te la meta entre las piernas-reía el viejo, acercándose a Nancy, que sabía que lo tenía que golpear, para salir de ese lugar, sin ser tocada por el Don Chuy.
-¡viejo asqueroso! Nunca me tocaras me das asco, te voy a vencer -soltó un golpe, pero solo encontró el aire, ya que el viejo también había sido boxeador, con más experiencia, para él fue fácil esquivarlo, la chica seguía en guardia, soltó otro golpe que fue a dar justo a la cara de viejo, el golpe fue con toda su fuerza, la mano se le acalambro y vio con terror que don chuy, ni si quiera se inmuto, tenía la cara dura como piedra.
-¡jajaja! ya estas contenta princesa, ya me golpeaste y no resulto, ahora que vas a hacer-le dijo a la chica, que se sobaba el puño por el dolor.
-¡viejo asqueroso! te daré tu merecido-y se le fue encima al cuerpo, golpeándolo en su barriga, dos, tres, cuatro golpes, que el viejo soportaba casi sin dolor, hasta que se arto de ese juego, de pronto el viejo soltó un golpe, que fue a dar a las costillas de Nancy, no fue tan fuerte, el viejo midió su fuerza, pero para la chica fue fatal.
-uuufffhhh aaarrrrgghhh-se escucho de la boca de la chamaca, que de inmediato cayó de rodillas a los pies del viejo, tomándose la parte lastimada.
-tan rápido noqueada, ¡ven acá pequeña putita! ¡Ahora veras como nos divertiremos!-tomándola de los cabellos, la levanto lastimándola por lo brusco de la acción.
-¡haaayyy haaayy dejemeeee! ¡suuuueelltemeee hhhaaaayyy!-tomándola de la cintura, la atrajo a su cuerpo con su otra mano, a la chica se le olvido todo el entrenamiento , golpeándolo en el pecho como cualquier otra mujer, quería alejarse de ese hombre, que la tomaba de las nalgas para levantarla.
-pero que nalgas tan duras tienes mi reina, como me moría por tocártelas-ya tenía el vestido subido en la cintura por ser corto, el viejo tocaba su trasero por encima del calzoncito café, la chica al sentir la mano, se aloco y comenzó a soltarle cachetadas y a empujarle la cara, por que el viejo quería lamerle el cuello y probar su boca, desesperada rasguño la cara del tipo, que la soltó enseguida, la chica estaba cansada y asustada, tratando de abrir la puerta, en lo que el viejo se reponía, del rasguño que le había dado dejándole una marca de sangre en el cachete, la chica estaba tan desesperada por salir, que no sintió cuando el viejo chuy se acercó para darle otro golpe en las costillas, pero este si fue con toda su fuerza, haciendo que la chica, diera un grito ahogado, cayendo con los ojos cerrados casi inconsciente.
-haber, vamos a quitarte esto, que estorba muñequita-poco a poco, empezó a bajar el cierre del vestido negro que tenía en la espalda, para después retirar los pequeños tirantes de los hombros, Nancy sentía un dolor intenso en las costillas, también sentía como era retirado el vestido de su cuerpo poco a poco, dejándola en ropa interior y el zapatillas, ante el viejo apareció el mejor cuerpo que había visto en su vida.
-mi amor eres una delicia, espere el momento justo, ya estas lista para coger-la chica abrió los ojos, ya que está este entonces los tenia entre abiertos, para ver como el viejo se acostaba encima de ella, ya sin camisa para empezarla a besar, estaba tan desesperado, que no sabía cómo tocaba todo su cuerpo, pasando sus manos por las tetas, el abdomen, las piernas, el trasero, todo en la chica era toqueteado de una manera rápida y salvaje.
-por favor no…. por favor no… déjeme.. déjeme don chuy –adonde habían quedado todas sus agallas, a donde se fueron todas sus fuerzas, su valor estaba por los suelos, al sentir esas manos calludas de tantos golpes en el pasado.
-eso así debe de ser, que supliques como una jovencita, no que te comportes como una marimacha, ya verás que complacer a un hombre, es mejor que golpearlo! Jajaja!-sintiendo al viejo encima, la chica sentía la lengua del viejo lamiéndole el cuello, al mismo tiempo que destrababa el broche de su sostén, para después arrancárselo, dejando libres sus senos con unos pequeños pezones cafés claro.
-¡hhhaaayyyy… nnooo! ¡no don chuy noooo!-los probo, la chica arqueo la espalda hasta donde le permitía el viejo, que la tenia abierta de patas, en el suelo mugroso de la oficina del gimnasio, los chupaba, los mordía, los disfrutaba, como si se tratara de su ultima cena, mientras que la chica se revolcaba, de sentir esa lengua hurgar sus pezones, como cualquier cría de vaca y por el golpe recibido, ni los brazos podía levantar.
-¡mmmmm! que ricas tetas tienes, ya quería probarlas chiquilla-el viejo, se pasaba de teta en teta, la chica se seguía retorciendo tirada, con la cara toda sonrojada.
-¡aaahhhh aahhhh! Déjeme…. déjeme ¡no lo haga por favor!-suplicaba la jovencita, su valentía y orgullo estaban destrozados, de que sirvió tanto entrenamiento, si de todas formas es más fuerte, se preguntaba ella.
-¡eso así ¡como toda una señorita suplica, ¡suplica que no te arranque los calzones y te meta mi herramienta!-decía el viejo, que seguía en su acción lamedora de senos, mientras con su otra mano le jaloneaba el calzoncito, para tratarla de dejar completamente desnuda.
-¡hayyy haaayyy! ¡me duuuelee noooo no profavor!-la chica sentía los jalones a su calzón, provocándole un dolor, como cuando te quemas con una cuerda, sentía que le quemaba en sus nalguitas con cada jalón.
-¡Noooooooooooo! ¡aarrrgggghhhh!- fue el grito que dio, cuando por fin su prenda intima cedió a los jalones, el viejo se lo arrebato con tal fuerza, que dejo una marca café, por un lado se sus caderas.
-Tranquila tuve que hacerlo así, me gusta romper calzones y panochas, por cierto adivina que voy a romper ahora ¡jejejeje!- el viejo, fue bajando, lengüeteando todo su cuerpo, sintiendo ese abdomen liso y firme, para llegar a la zona donde iniciaban, los pequeños vellitos de la vagina de la chica, ella se retorcía, pero no de placer, sino de desesperación por no poder hacer nada, trato de cerrar las piernas, pero el viejo se la abrió con tanta fuerza, que se escucho como si le hubiera arrancado las piernas, la tomo de las rodillas, la chica vio como acercaba su cara a su zona privada, tomándolo de la cabeza, no dejaba que avanzara mas, pero el hombre era muy fuerte, tanto que con un poco mas de fuerza avanzo, no importando que la chica tuviera las manos para detenerlo.
-aaahhhhh uuuffffhhhh-fue el sonido que se escucho, cuando el viejo chuy toco la panochita de la chica con su lengua, ella enseguida soltó la cabeza del viejo, arqueando la espalda lo mas que podía, el viejo ya lamia la panochita de la joven, provocándole cierto placer pero ella no se entregaría, a esas sensaciones que su cuerpo le brindaba.
-así, así, escúchate como gimes de placer, que rajita tan deliciosa ¡mmmmmm!-el viejo metía la lengua, lamia las ingles y los muslos blancos, eliminando el olor de chiquilla, para dejar en su lugar el olor a babas asquerosas en toda esa parte, ya satisfecho por probar lo que quería desde hace tiempo, se levanto saboreándose la boca que la tenia al rojo vivo.
-llego la hora ¡ven acá putita! es hora de metértela hasta el fondo ¡jajajaja!-riendo la levando del cabello, dejándolo todo enmarañado, la chica para disminuir el dolor, se levanto al sentir el jalón.
-¡hhaaaaayyyy noooo viejo! ¡Mee laastimaaa ya nooooo!-gritaba la chica, que era llevada al escritorio ,el viejo chuy trataba de acomodarla en el escritorio, de modo que la joven quedara recargada con el culo hacia arriba, pero la chica se agachaba, se iba de lado o simplemente ponía sus manos en el escritorio, deteniendo la acción y haciéndose la difícil, el viejo entrenador lleno de ira, soltó a la chica y tomando vuelo con sus dos puños, volvió a golpear las costillas de Nancy la chica casi se vuelve a desmallar por los golpes, llegaba a la conclusión que el viejo chuy era más fuerte y que nunca la dejaría ir hasta que se saciara con ella, lagrimas salieron de sus ojos al quedarse en la posición que el viejo quería, resignada, humillada, maltratada, golpeada, con el orgullo por los suelos, como fue tan estúpida al creer que ella podría vencer a un hombre, si era una chiquilla, pero todo esto se le olvido, cuando sintió que algo quería entrar en su vagina.
-¡no no no por favor! señor no me haga, esto se lo ruego-que cambio dio esa noche, hasta hace poco se sentía una chica fuerte, que no necesitaba ninguna protección de nadie y ahora rogaba como cualquier chiquilla.
-¡mama mamita! ¡Ayúdame donde estas mama!-grito, cuando el viejo chuy metió la cabeza de su miembro en los labios vaginales, ella no podía hacer nada los golpes en sus costillas, le habían dejado un dolor intenso, mientras sentía como la verga, entraba mas y mas en su cuerpo.
-¡tu llamando a la puta de tu madre jajajaja! ¡Pues no que eras muy chingona! ¡Siente mi verga siente como entra serás mía Nancy! ¡Grita dile a tu mami que venga y a ella también le daré verga jajajaja!-reía el viejo, por haber doblegado tan rápido a la jovencita Nancy, que ya tenía toda la cabeza de esa morena verga incrustada en la vagina.
-¡no don chuy por favor! ¡Duele haayyyyyy nooooooooo!-grito, cuando don chuy metió sin piedad media verga en ella, el viejo la tenia bien sujeta de sus caderas, empujando con los ojos cerrados, porque a el también le dolió un poco la arremetida, dándose cuenta que no avanzaba mas, abrió los ojos para saber porque, le costaba tanto entrar en ella.
-¡o dios mío que es esto no puede ser! ¡Eras virgen! ¡Yo te desvirgue! ¡Yo te desvirgue jajajaja! ¡Es un sueño hecho realidad!-gritaba el viejo desaforado, por ver en su verga y en la colita de Nancy, la sangre virginal, que salía desde su pequeña puchita, la chica tenía un rictus de dolor intenso, con la boca abierta dando un grito ahogado.
-¡es mejor de lo que esperaba! ¡Te la meteré! ¡Te la meteré toda! -tomándola de los cabellos, hizo que arqueara la espalda levantándola, con la otra mano, atrajo a la chica del abdomen y entro todo el miembro hasta los huevos, que golpearon la rajita.
-¡hhaaayyyy no por favor! ¡Sáquela… sáquela! no la soporto me hace daño!-dijo la chica, el dolor era insoportable, mucho más que los golpes recibidos, que la habían hecho terminar de esa manera.
-si quieres que la saque, tendrás que pedirlo bien, con cariño como la hembra que eres, eres mi hembra- le decía al oído, con la verga muy dentro, sin moverse solo la tenia dentro.
-se…se.. señor Don Chuy por.. por favor salgase me…me duele-con la voz entrecortada y unos lagrimones en los ojos, la chica pidió no seguir siendo penetrada.
-¡eso no sirve! debes llamarme mi amor, decir que eres mía, sino hare esto-se comenzó a mover, dando tres estocadas, llenando de mas dolor a Nancy, ya que solo la sangre le lubricaba un poco, el ardor era insoportable para la jovencita, que dijo con dolor de orgullo y de vagina.
-mi..mi amor ¡haaayyy! no necesitas hacer esssssstooo haaaaauuuch soy…soy tuyaaaaa ¡aarrggghhh yaaaa porfavooooorrr!-la chica pegada de espaldas a la barriga del viejo chuy, lloriqueaba como una nena, quería que la dejara de martirizar, que ya no le hiciera daño, pero solo consiguió enardecer mas al viejo, que le dijo al oído.
-una vez que se comienza, solo puedes detenerlo sacándole toda la crema, ándale dime que te llene de mi crema, boxeadorcita de mierda, solo así me detendré-le dijo con una sonrisa, moviendo las caderas, en fuertes arremetidas, a la pobre chamaca que se retorcía de dolor, mientras el viejo esperaba a escucharla.
-da…da..dame tu cre…crema…!hhaayyyy no!…no lo soporto me duele termine ¡yaaaa!-el viejo la tomo del cuello, la atrojo mas a él, le enterraba la verga lo más profundo que podía, para luego sacarla hasta la cabeza, para después volvérsela a meter, la chica daba pequeños brinquitos con sus tacones negros de tirantes hasta las rodillas, que era lo único que le quedaba en el cuerpo desde hace mucho, ella sentía que se ahogaba, las lagrimas no le paraban de salir, de la boca le salían hilos de babas, por el pequeño ahorcamiento que sufría, el cual no la dejaba articular palabras, el viejo le quería dar una lección, a esa chica altiva y ególatra, hacia con los hombres.
-¡te dije que me dijeras mi amor! ¡Solo por eso te daré más fuerte! ¡hasta que lo hagas bien asquerosa!-soltándole el cuello y la cadera, la tomo de las tetas atrayéndola lo más que pudo a él, apretándoselas fuertemente, como queriendo arrancárselas y quedarse con ellas para siempre, rasguñándolas con esas uñas mugrosas que tenia, Nancy sintió el ardor en sus tetas gritando todavía más fuerte, que quedaría afónica después de todo esto.
-¡aaarrgggghhhhh! mi…mi amor ¡dame mas fuerte! lo necesito córrete dame tu semen ¡haaaayyy! me…duele mis senos ¡por favor yaaaaaaaa!-estaba desecha, el viejo la tomo de una manera salvaje, dejándole marcas en todo su cuerpo, ya que los golpes, el jalón de calzones y los rasguños en sus tetas, la marcarían para siempre y le recordarían todo, el viejo le soltó las tetas, dejándola caer en el escritorio, quería terminar ya, la tomo de sus caderas nuevamente, arremetiendo lo más fuerte que pudo, a la vagina de Nancy que estaba por desmayarse.
-¡aaarrrrgghhh! toma boxeadora de mierda, ¡recibe mi corrida en tus nalgas blancas! me asegurare de que nunca olvides esto, tu verija es deliciosa y yo fui quien te la estreno, quien te la rompió, ¡aaarrrggghhhhh!-decía el viejo chuy, mientras se corría, llenando toda la vagina ahora ya no virgen de la pobre Nancy, dejándola derrumbada en el escritorio.
-¡aahhhhh ricooooo! mi nena hermosa me dejaste seco-el viejo se agacho, tomando rápidamente los labios vaginales, que estaban hinchados y llenos de sangre y semen, para juntarlos sin dejar salir nada de fluidos, así estuvo unos minutos, en los cuales la chica ni se movía, por todo su adolorido cuerpo.
El viejo al ver que ya todo se había secado dentro de ella, quedo complacido pero se vio la verga llena de fluidos y tomándola de nueva cuenta de las greñas, la bajo y comenzó a pasarle todo su instrumento por la carita angelical, para limpiarla quería que se la limpiara con la boca, ya que pasaba el pene por ella abriéndole sus labios, ella no tenía ni fuerzas para cerrarlos y se dejo hacer todo, metió su ya flácido pene en la boca de ella, lo metía y lo sacaba pero ya no se ponía erecto por mas que se concentraba su verga no respondía, Nancy tenía los ojos semi abiertos, no emitía ningún sonido, solo dejaba que el viejo hiciera lo que quería para que la dejara ir, lo más rápido posible, estaba devastada, aterrada, adolorida y cansada.
Don chuy, al ver que era inútil, que su verga ya no despertaría tal vez por su edad, al ver la cara de la chamaca, que estaba toda idiotizada, la soltó como apiadándose de ella, la dejo en paz.
Nancy quedo casi desmayada, si hubiera sido otra lo hubiera hecho, pero gracias a ser un poco mas fuerte, gracias al entrenamiento, soporto sin caer sin sentido, sintió que el viejo le comenzaba a poner el vestido en su cuerpo, la volteaba para todos lados subiéndoselo por sus largas piernas, para después acomodárselo de arriba, antes de colocarlo en sus tetas, las volvió a probar mordiéndoselas, a lo que la chica se quejo, ya vestida sin sostén y sin calzones, le arrebato una zapatilla y por enésima vez la levanto de los cabellos, la chica reacciono, apoyándose con sus piernas se levanto ante el jalón de greñas, que le había puesto, y así con ella de las greñas, abrió la puerta de su privado la jalo, la chica caminaba torpemente quejándose, el viejo casi la llevaba a gatas, recorrió todo el gimnasio, abrió la puerta de la salida, el aire nocturno despertó un poco más a la chamaca, pero el viejo seguía caminando con ella por la calle solitaria, ya que eran alrededor de las tres de la mañana, llego a una esquina oscura y le dijo.
-jejejeje me la pase de maravilla puta, te dije que serias mía, hasta te desvirgue y de la pelea olvídate, nunca te tome en cuenta, ya tengo con quien hacerme rico, es una buena peleadora, nada más que ella parece hombre, no es tiernita y hermosa como tú, solo te cite para romperte el culo, pero ya no lo hice, ya que con robarte tu virginidad me doy por bien servido, pero si quieres regresa y te la meto también por aquí-diciéndole esto, le metió el dedo de en medio por el ano.
-¡aaarrrghhhh noooo porrr ahí noooo!-grito Nancy en plena calle, con tan solo ese dedo sintió un dolor horrible, tanto que se comenzó a orinar de miedo y dolor, el viejo viendo esto se comenzó a reír de ella.
-¡jajajaja hice que te orinaras cochina! mira nada mas como me mojaste los zapatos ¡jajajajajaja!-se reía a carcajadas de la pobre Nancy, que veía con terror como el viejo se incorporaba, para limpiar sus zapatos con su cara de ángel.
-bueno mi amor me voy, no le digas a nadie, si no tu familia pagara las consecuencias-le dijo alejándose del lugar, dejando a la chica en la calle toda aturdida, por lo que para él fue una buena noche.
La chica se levanto como pudo llorando todavía, sus ojos estaban hinchados de tantas lagrimas, camino sin una zapatilla y sin ropa interior, hasta su casa donde llego, abrió las llaves del baño y se metió a la regadera, toda adolorida se baño para luego acostarse, había sido una noche de terror, en manos del viejo chuy, que en estos momentos tomaba la ropa interior de la chiquilla, para guardarlas en una bolsa al igual que la zapatilla.
Paso un mes, en el cual Nancy casi no salía de su cuarto, solo salía para ir a la escuela, su madre y su padre por estar al pendiente de su hijo, de cómo iba su nuevo matrimonio, ni cuenta se dieron de los cambios que hubo en su hija, para don chuy el tiempo que paso, era solo de recordar la tremenda cogida que le había puesto a la chamaca, cada que podía se pajeaba con los calzones rotos o con el sostén o la zapatilla, para él era una delicia, pero se molestaba al recordar, que no le rompió el culo, pero después se consolaba pensando en que la estreno, en los placeres del amor, todo esto lo hacía, mientras entrenaba a la otra chica, que era la que iba a competir por el campeonato.
Cinco meses después de lo sucedido, la pelea se efectuaba ganando por nocaut en el octavo round, la protegida de don chuy de nombre Carmen, todos festejaban en los vestidores, apoyando a la chica que era la campeona nacional, don chuy estaba feliz.
-¡jajaja ahora ya eres la campeona jajajaja! –
-si entrenador, gracias por todo se lo agradezco, es usted muy bueno en su trabajo-le decía la ahora campeona, levantando el cinturón, todos tomaron y bebieron por el triunfo.
-dos días después de la pelea, el viejo entrenador don chuy, estaba en su oficina sentado, cuando llego corriendo Enrique, el mismo chico que supuestamente por la apuesta con Nancy, no debería de volver a entrenar ahí, pero como se volvió el brazo derecho de chuy, había vuelto a los entrenamientos.
-¡Don chuy! ¡Don chuy! ¡Le tengo un notición! ¡Adivine de que me entere!-entro a la oficina, vio que el viejo estaba terminando de colgar un cuadro, donde estaba la foto de la nueva campeona con él y los demás ayudantes, también estaba enrique, pero lo más extraño que vio, fue que el viejo había colgado a un lado de ese cuadro, los calzones cafés de encaje y el sostén del mismo color, que le había quitado a Nancy la noche en que abuso de ella, sonriente lo miro y le dijo.
-que paso muchacho, no te había dicho que no fueras tan griton, que noticia es la que me traes ya suéltala-al tiempo que se sentaba en su nueva silla, la que compro con el dinero que había ganado con la pelea, al igual que escritorio, el muchacho vio en el escritorio, un calendario, un reloj , una estatuilla de un boxeador y atrás de esta, estaba la zapatilla a la cual le había hecho unos hoyos pequeños, para usarla de lapicera, al chico le pareció que el viejo se había vuelto loco de felicidad, ya que después de tener por mucho tiempo ese gimnasio, nunca había ganado nada y esa decoración estaba muy graciosa pensó él.
-¡dime ya chinga! ¡Que tengo mucho trabajo o si no quieres decir nada lárgate! y déjame solo-grito desde su silla, sacando de sus pensamientos al chamaco.
-eh… eh… eh… este lo que pasa es…perdón señor pero ese sujetador las pantaletas y esa zapatilla ¿Por qué las puso ahí?-pregunto el chico intrigado.
-¡a ti que chingados te importa! ¡Me vas a decir o no pendejo!-dijo el viejo ya enojado.
-bueno perdón, no quise molestar lo que pasa, es que ya sé porque la Nancy dejo de venir-le dijo enrique bajando la voz.
-¿cómo que ya sabes? ¿Qué quieres decir tarado? ¿Qué es lo que sabes ya dímelo?-le pregunto el viejo, algo preocupado de que el muchacho supiera, lo que le hizo a la muchacha.
-es que la Nancy, le abrió las patas a alguien y está preñada -al viejo se le dibujo una sonrisa enorme gigante, casi se desmalla de la emoción, reaccionando rápido al igual que reponiéndose, le pregunto.
-¿qué tiempo tiene? ¿Sabes quien la preño?-quería saber, pensando que él podría ser el padre.
-una amiga mía y de ella, me dijo que tiene más o menos, unos seis meses y que nadie sabe quién es el padre-el viejo sonreía, era como si él hubiera ganado el título mundial, estaba seguro que era de él, soltó una carcajada y le dijo al joven enrique que hoy había fiesta, que él le iba a invitar la mejor borrachera que tuvo en su vida, dejando al muchacho pensando el porqué de su reacción.
En la casa de Nancy, en ese mismo momento, el señor de la casa estaba sentado en el sillón, con una cara de pocos amigos, viendo la tv y a un lado de el estaba la jovencita, de tez blanca, cabellera rubia y de una belleza sin igual, lo distinto en ella, es que no llevaba ropa deportiva, ni tenía el abdomen plano de tanto ejercicio, ahora llevaba puesta, una batita de maternidad amarilla que había sido de su madre, y en lugar de vientre plano, tenía una pancita que resguardaba el fruto del abuso que le había pasado, el señor veía la tv cambiándole de canal, llegando a uno de deportes, donde la campeona nacional era entrevistada, a la chamaca se le hicieron los ojos agua, al ver que ella pudo haber estado en ese lugar, y por el contrario estaba toda panzona, pensaba ella, llevándose las manos a la cara para entre pucheros y suspiros llorar como una niña, el papa se dio cuenta y en lugar de consolarla le dijo.
-¡ya vez! por ser una estúpida y abrirle las patas a cualquiera, tú podrías haber sido ella ¡jajaja! pero que digo, si fuiste tan estúpida de embarazarte, no serias capaz de ganar nada en tu vida, ¡jajaja!-el señor lo dijo ya que él estaba enojado con ella, que desde que se supo su embarazo, no le dirigía la palabra más que para insultarla.
-¿y ya nos vas a decir de quien es? o ¿te vas a seguir haciendo la tonta?-se escucho desde la cocina, era la voz de su madre, la chica no les había dicho nada de nada, le daba pena decir que el padre de su hijo, era un viejo de 55 años, que cambio su virginidad por un embarazo, ella solo se levanto y se fue a su habitación, pensaba que nunca debió hacer deportes, y que nunca más los volvería a practicar.
FIN