Historias de infidelidad (2)

La historia comienza a desarrolarse. Aparece Marga, la hermana de Marta. Tal vez Marta debería espabilarse como Marga...

HISTORIAS DE INFIDELIDAD-2

Pensé lo mucho que había gozado Marta cuando, al cabo de un rato de estar dormido en mi habitación, la puerta se abrió y ella entró sigilosamente, pero no tanto como para seguir dormido. Con la luz exterior que dibujaba su hermoso cuerpo, se despojó del camisón, y, sin mediar palabra entró entre las sábanas desde los pies de la cama, y subió lentamente, rozando intencionadamente su cuerpo desnudo y caliente contra el mío. SI embargo había allí algo diferente, Marta usa la talla 90 de pecho, y esas tetas que se apretaban contra mis piernas, que subían rozando los pezones tiesos y erguidos mi vientre, eran más voluminosas. ¿Sería posible que...?

Encendí la luz y me destapé. Allí estaba Marga, la hermana mediana, 19 años recién cumplidos, desnuda ante mí, sorprendida y deslumbrada por la luz. Antes de que pudiera decir nada, haciendo un acopio de voluntad, engullió de golpe mi polla, que ya estaba bastante tiesa por los rozamientos anteriores. ¡Menudo morbo! Me extasié contemplando sus esfuerzos por tragar todo el falo antes de hablarle, y simplemente disfruté el momento.

Al cabo de unos minutos de experta felación, paró y me preguntó si me gustaba.

-Claro que sí, le respondí. ¿Y el sabor? Inquirí yo. Debes notar el sabor de tu hermana y mío. Su respuesta fue volverla a mamar, mirándome a los ojos fijamente. Era increíble, la hermanita que tenía considerada como más casta y santa, era un putón desmadrado.

-Os he visto, y cómo has desflorado a mi hermana, me dijo tras volver a sacársela de la boca, pero sin dejar de asirla por la mano. Me habéis puesto cachonda, y en la familia hay que compartir, ¿no?

-Le dije que sí a la vez que le daba la vuelta, quería ver su coño mientras me la volvía a mamar.

-No soy virgen, por ningún lado, me espetó sin más. Disfruto el momento, y espero que tú también lo estés haciendo. Cuando se acabó de poner sobre mí haciendo un 69, admiré un coño sin pelitos, goteante, abierto, experto, deseoso de probar una nueva polla para saciarse...¿cuántas ha debido probar? Y su culito, que sin pudor se abrió nada más rozarlo con un dedo...Empecé a degustar este regalo de los dioses. Sabía salado, ligeramente ácido, pero era excitante, la experiencia adquirida le daba ese matiz que sólo se nota cuando hundes la lengua muy adentro.

El contacto con mi lengua no le era indiferente, y gemía con la boca llena. Notaba que estaba a punto de correrse, y de repente paró. Me dijo que quería sentirme dentro. Le dije que no tenía condones.

-No importa, tomo mis medidas, me dijo sorprendiéndome de nuevo. Es que tengo un rollo con un médico, y me ha recetado las pastillas, así que no hay peligro.

No había acabado de decir estas palabras cuando sentí la calidez de su coño envolviendo mi polla. Se había sentado encima, y comenzaba un rítmico y sabio vaivén circular, que me llenaba de sensaciones, y a ella también, ya que se mordía el labio para no gritar. Era hermoso verla gozar, su cuerpo sudado ante mí, mientras mi polla tocaba el fondo de su coño. De repente gimió más fuerte, era la señal de su orgasmo. Se quedó quieta unos segundos mientras se reponía.

-Uff, follas de maravilla, me dijo. No me había corrido tan rápido con ningún otro hombre. Una sonrisa maliciosa me excitó más aún...Fíjate que te he dicho ningún hombre.

¿Es que no iba a dejar de sorprenderme? ¡¡Me estaba insinuando que era bisexual!!

Y ahora te toca a ti. Y empezó a cabalgar frenéticamente, haciéndome una masturbación con su caliente vulva. No pude más, y al poco me derramé dentro de ella.

Seguimos abrazados un buen rato, sin salirme de ella, disfrutando de su piel, de su cabello y de su conversación. Cuando vio lo tarde que era, se levantó y tras un beso dulce en mis labios me dijo:

-No has probado mi culito...la próxima vez será. Y se fue desnuda a su habitación.

¡Y aún era viernes noche!

Sin embargo mis expectativas cambiaron el sábado, ya que por la noche tuvimos cena-baile en el club en el que eran socios toda la familia, y al volver eran ya casi las 5 de la mañana, y sus padres no se fueron a dormir ni a la de tres.

A estos encuentros doblemente furtivos le sucedieron muchos más, Pasaron meses y años, y estamos en el 3º año desde que Marta dejó de ser virgen. Acababa con Marta, y Marga siempre atenta, aprovechaba que yo me corría poco para exprimirme y dejarme seco literalmente. Me decía que nos espiaba por una rendija de la puerta, y me reprochaba que era muy convencional con Marta, que al ser ellas hermanas, seguro que le podría sacar la zorra que llevaba dentro (literalmente y sin ninguna vergüenza, así me lo dijo). Sin embargo, Marta, a la que se corría, decía que le dolía el coño y teníamos que parar. Entonces me dijo que tal vez ella debería follar con otros para que sacara lo que lleva dentro y que lo reprime. Me quedé anonadado. Marga proponía que la entregara a otro hombre, y así se completaría su iniciación.

La idea me gustaba, porque además me colocaría en situación de igualdad respecto a ella, infidelidad mutua, y no me sentiría culpable, pero por otro lado, había ciertos riesgos en la operación. Sin embargo, pudo más mi morbo, y así se lo dije a Marga, quien lo celebró tanto que ella misma me dijo que ya buscaría a quien, entre todos sus amantes.

Sin embargo, los acontecimientos se precipitarían unos meses más tarde. Como expliqué anteriormente, estudiábamos la misma carrera. Y en esas que yo aprobé un examen y ella no, y reaccionó con envidia, mal humor y agresividad, pero no hacia la asignatura o el profesor, como sería lo habitual, sino contra mí. Total, que a raíz de eso, nos distanciamos bastante, y Marga aprovechó para intentar el cambio de mi novia, aunque entonces debería decir ex, pero sin acabar de serlo del todo, ya que aún nos veíamos, pero cada vez menos.

Llegaba el tiempo del servicio militar (sí, entonces era obligatorio) me tocó aviación, y decidí cancelar mi prórroga por estudios e irme un añito a Canarias. Ese nuevo curso yo me había matriculado por la tarde para dejar más campo libre a Marga y sus intrigas, y justo dos días antes de marcharme, me llama y me dice: tengo noticias frescas...adios a la inocente Marta. Hola a la putita Marta. Tenemos que vernos y hablar antes de que marches.

CONTINUARÁ

Autor: Luis G.