Historias de Gv1016 a Toy
Una sociedad muy especial en Tasarte y Salobre forman a un esclavo para Harumi.
El derecho a la propiedad de esclavos hace mucho que ha desaparecido en la legalidad. Claro que ahora desde casi mas de una década, pequeñas asociaciones acoge a una especie adictos a ser esclavizados. Quien lo diría...
Estos, hasta hoy en día deben ser voluntarios. Pero lo mas sorprendente no es eso. La administraciones sociales han ideado una forma de controlar estas formas de vida. Me explico... Antes de llegar a formar parte de la legalidad, siempre había existido pequeñas sociedades de ámbito sexual tanto ginarquista como bdsm. Estas actuaban en la discreción en diferentes clubes. Siendo esto una posibilidad mas de hacer negocios, y debido a la gran demanda de estas asociaciones, la administración pública a decidido tener de alguna manera un control dentro de la legalidad.
Desde que estas prácticas se han hecho muy populares en los adultos, tuvieron que pasar dos años para que se legalice de una manera peculiar y discreta. Japón, USA, toda la Comunidad Europea, Chequia y Rusia se apuntan a esta propuesta. De esta forma hay un control contra posibles abusos o intereses mafiosos. Y es que las condiciones para estas sociedades son sobre todo la voluntariedad. También es importante el control de los clubes y sus sedes, cuales deben de estar bien documentados tanto el personal como los esclavos voluntarios.
Tienda de esclavos
Un esclavo es siempre voluntario, y debe regirse a las condiciones de su contrato. Yo por ejemplo firmé por dos años, uno de los mas largos. Y siempre tendré la posibilidad de renovar o de volver hacer libre después de los dos años.
Mi firma se inició en la finca de Tasarte, la sede de la provincia de Las Palmas. Esta finca es de propiedad de la señora Claudia, que es la encargada junto a sus socios, de administrar y doma de los nuevos voluntarios. El objetivo principal de doma de esclavos es la formación sexual. Allí fui educado bajo un contrato de hetero, a dar placer y servir únicamente a la mujer.
Puesto que en la finca de Tasarte hay esclavos de ambos sexos, la educación que dura un mes, es administrado por tres diferentes condiciones. Una es SH (servicio al hombre o amo), otra es SM (servicio a la mujer o ama) y BIS que como la palabra dice, a ambos. En las tres condiciones es indiferente el sexo, debido a las condiciones de homosexualidad.
Hace un mes y poco que firme un contrato SM, y mis propiedades y cuenta pasan de manera provisional a la sociedad. Por lo menos hasta que finalice mi contrato. Es una manera de asegurar mi lealtad y mi aprobación. Sobretodo por que estas condiciones consta en la administración pública del estado.
Desde entonces dejo de llamarme Vladimir y paso ahora ser una matrícula de propiedad para esta sociedad. Ahora soy una matrícula GV1016, y estoy destinado a la tienda de esclavos de Santa Brígida.
Los esclavos somos obligados a estar desnudos con tan solo un collar con las indicaciones de nuestra matrícula, muñequera con enganches y tobilleras de la misma forma. Tan solo en los sitios públicos los dueños tienen la obligación de vestirnos con cualquier atuendo.
Yo aún no tengo dueña, y estoy en mi puesto como ayer, esperando que abra la tienda. Lejos ya de Tasarte, y con las lecciones bien aprendidas, hoy paso mi segundo día de exposición en esta tienda de esclavos.
La tienda es enorme y parece un mercado dentro de una nave industrial. Actualmente somos 35 los que ya estamos preparado para el alquiler. Digo alquiler, porque hasta que no termine mi contrato pertenezco a la finca de Tasarte.
Solo después de mi contrato puedo yo elegir. Y en el caso de ser aceptado por una nueva dueña, puedo prolongar de forma que paso hacer de propiedad de la interesada. En ese caso el máximo es cinco años y el mínimo un año. Ahora si soy de propiedad de un individuo, este debe mantenerme vivo y sin lecciones graves durante la duración del contrato. Mi deber es obedecer y atenderla, y mi derecho vivir.
Para el alquiler de esclavos, los interesados deben presentar una vez al mes un análisis médico. En caso de contagio de enfermedades por terceros, el tutor del esclavo alquilado se hace responsable ante la vía judicial. Por ello es muy importante que la sede tenga un historial médico bien detallado cada mes. Para nosotros no debe de ser un riesgo, siempre en cuanto las atenciones sexuales sean con los autorizados por la sociedad D/s. Tenemos derecho a negarnos a tener sexo sin protección con los terceros no autorizados. Lo mismo pasaría con las ordenes.
Dentro de la tienda hay tres pasillos amplios. A la derecha los esclavos SM, al centro BIS, y a la izquierda SH. Yo estoy en la SM, junto con 10 esclavos varones y 3 esclavas hembras. En la BIS hay mas hembras que hombres y en la SH lo mismo. Lo que no recuerdo en que cantidades.
Son las 7 de la mañana y Sara y Sofía me han fijado en mi puesto. Estas chicas son las dependientas encargadas de la sala de esclavos SM. Hasta que no me alquilen, todas las mañanas me despertarán de mi jaula para colocarme en mi puesto.
Las chicas son de unos veinte y poco. Ambas lleva en polo rojo como uniforme, y unos vaqueros. Sara hoy los lleva azul marino, y Sofía azul claro. Hoy me tocó ser el último fijado y ahora estas chicas se están fumando un pitillo delante mía. Las tengo delante de mi rostro, bueno mas bien veo unas zapatillas deportivas blancas de Sofía y unas bailarinas negras de Sara en mi ángulo de vista. De la manera que estoy fijado me es tortuoso mirar hacia arriba, y puedo adivinar que están apoyadas en el pilar haciendo tiempo antes de abrir la tienda.
Mi fijación es la misma de ayer. A gatas con las piernas y brazos separadas y fijadas al suelo por las tobilleras y muñequeras. Hay cuatro argollas en el suelo para cada miembro donde estoy fijado. Una quinta argolla es atada a una cadena que sale de mi collar. Mide solo unos 20 cm. Esto hace que tenga que apoyar mis codos al suelo, ya que apenas puedo alzarme de cabeza. Prácticamente me veo obligado mirar el suelo donde pronto pasará diferentes calzados de los numerosos clientes. Estos pasarán delante mía y por detrás, debido que a mis lados hay una fila de esclavos SM, fijados como yo.
Por si la posición no es lo suficiente incómoda, la tienda ha ideado una forma peculiar de exponer nuestro sexo. Tras mía hay una vara o varilla de hierro que sale del suelo de forma vertical, y termina con aro o círculo de cuero con broches para apretar. Esto sirve para mantener mi sexo atrapado desde su base. La varilla mide 50 cm, y al estar rodeando mi sexo, mi culo debe de estar en pompa con la separación suficiente de mis muslos para estar bien expuesto. Pero por si fuera poco, bajo el aro de cuero sale una delgada barra de tres centímetros en paralelo al suelo, de forma horizontal. Al final de la barra hay un pequeño aro de hierro con el diámetro suficiente para tener dentro de el mi pene. De esta manera mi pene es forzado a estar en horizontal a favor de que los clientes puedan tocarlo. En el momento que no estamos erectos, por mucho que encojamos el tamaño del pene, la argolla no deja pasar el glande del aro, evitando que caiga en vertical apuntando al suelo. Por culpa de este aro, a la primera erección, la piel es atrapada en su diámetro, y deja que nuestros glandes asomen rojizos sin funda.
Todos estamos muy excitados en esta posición, y esto no solo es debido a la prohibición de eyacular por nuestra cuenta, si no también los efervescentes de tauriten que nos han dado esta mañana en un baso de agua antes de fijarnos. Todos los esclavos varones somos obligados a consumir estas pastillas después del desayuno en los cuencos. No son dañinas ante el abuso, incluso nos dan otra en caso de eyacular accidentalmente por la manipulación de algún cliente.
A las esclavas SM les dan otra cosa cual desconozco. Pero lo que si me llama la atención, es la forma en la que están fijadas ellas. En nuestra sala SM, hay tres esclavas, y nos la han puesto en otra fila delante de los esclavos varones. Dejando un espacio para que pasen los clientes entre las dos filas. Delante una fila de tres mujeres y detrás una fila de 10 varones en la sala SM.
Las esclavas están fijadas igual que nosotros salvo una diferencia. La varilla en vez de terminal en un aro como nosotros, de ella sale un penetrador de goma con forma de consolador. Esta se queda introducida en su vagina de forma cruel.
Delante mía veo a una. Por momentos mi mirada esquiva a las dependientas que fuman cigarrillos, y veo como una de ellas excitada mueve sus caderas para sacar e introducir ese consolador. Se puede ver como su vulva, separadas en cada extremo, son humedecidas hasta chorrear en el falo de goma. Se le escapa un gemido y Sofía se da cuenta. Esta apaga su cigarrillo en un cenicero del mostrador y se acerca a ella por delante mía.
- Eres una guarra, ¿No te puedes quedar quieta? Mira que si se sale el falo te castigo.
Dice Sofía y le da una suave palmada en el culo.
- Que perra!!!
Dice riendo Sara que ríe burlona de la situación algo comprometida de la esclava.
Sofía pone su índice entre el ano y las conchas separadas. Se digna a inclinarse un poco para llegar a tocar tanta humedad suelta que resbala por el falo de goma.
Esta es muy insaciable, es una pasada! A saber cuantos orgasmos tiene durante el día en la tienda.
No se Sofía, pero esta hubiera sido mas requerida en la zona SH que aquí. ¿Que hombre no le apetece una esclava tan entregada sexualmente?.
Bah!, En la zona SH son todas peores que esta.
Ya, lo que esta no me daba la impresión de que sea lesbiana. Cuando la trajeron demostraba mucha feminidad.
Una risas acogen el momento en la que a su vez Sofía deja de acariciar el culo de la esclava y dan cuanta de la tonterías de las que hablan.
Esta esclava es la mas joven de las esclavas SM. Es realmente preciosa con un cuerpo perfecto. Delante mía veo esos gluteos castigados, y que fueron manipulados por las bromas de Sofía, y me imagino poder lamérselos. O poder llegar a lamer esos labios de su vagina separadas por el diámetro del falo. Tras la varilla se pueden ver los pechos posados en el suelo. El pelo se lo recogieron en un semi moño para que los clientes pueda ver sus cara. Desde aquí no puedo ver su rostro, pero si percibo que mira el limbo aguantando gemidos para sus adentros.
La esclava tiene su matrícula escrita en un cartón plastificado en la base de la barra de hierro. Bueno, todos los tenemos en nuestros humillantes soportes de sexos. Que decir... El de ella dice AM1030.
Al menos ellas pueden tener orgasmos con esas penetrantes gomas con forma de falo. Nosotros estamos muy sujetos, y es muy difícil movernos por la pequeña argolla. Y todo por culpa de la correa de cuero abrochada en la base de nuestro pene y testículos juntos con la varilla. No nos queda mas que depender de los clientes. Aunque ayer tuve mi recompensa, y no precisamente de los clientes. Sofía al terminal el día, y antes de desatarme para llevarme a mi jaula, me regaló un bombeo con sus suaves manos. No tarde mucho. Llevaba excitado todo el día por las visitas, que tan solo con un poco de caricias, exploté sobre mi cuenco de comer que ella sujetaba en la otra mano. Se que lo hizo con malicia. De echo puso mi sena sobre la masa lechosa que escupí.
No es la primera vez que me obligan a tragarme mi semen. Ya esa lección la he aprendido en Tasarte.
De Tasarte tengo muchos recuerdos. Mi cuerpo desnudo es un mapa de marcas de cañas, palas y fustas. Todo lo permitido por esta sociedad he probado. Por suerte no se nos puede lesionar de forma grave. Para ello hay un límite. Si esto no se cumple, el responsable se puede meter en líos con la ley. También se debe respetar las condiciones como la de mi caso SM, el cual yo solo puedo servir sexualmente a una mujer.
La esclava que tengo delante tiene muchas mas marcas que yo. Por ello se quejó con un ayyy! en el momento que Sofía le dio algunas palmadas en las nalgas. No me extraña!.
Las dependientas se retiran al mostrador para leer las ordenes del día antes de abrir la tienda. Ahora están detrás del mostrador.
De la puerta chica se oye a alguien entrar. Y si..., efectivamente, al igual que ayer, la supervisora Sandra hace su entrada. Esta anda sus pasos por el centro de la nave saludando a los dependientes. Me viré para verla, pero su andar fue muy rápido, y ahora la siento abriendo la puerta de su oficina.
Sandra es una mujer de unos 50 años con el pelo algo canoso y corto. Creo que por los paso va en plano, supongo que lleva esos zapatos planos tipo mocasines. Me imagino que son sus vaqueros y blusa como siempre suele venir al trabajo.
Me cuesta mucho mirar hacia arriba donde hay un reloj. Y es que la cadena de mi cuello no me deja mucho espacio para alzar la vista. Al intento puedo ver que son cerca de las ocho. Bien! Emocionado me doy cuenta que pronto abrirá la tienda.
Después de haber vivido lo de ayer, se que debo aguantar esta posición forzada hasta la una del medio día. Solo el deseo de ver a las mujeres entrar y la posibilidad de ser tocado, hace que las horas sean entretenidas. Estoy muy excitado, y mi pene es de un permanente palpitar, tieso sobre las fijaciones y con goteras de lívidos. Se que a la una nos dará el almuerzo en nuestros cuencos y que descansaremos en las jaulas hasta las cuatro. Único momento en que no nos ponen el CB-2000. Pero claro, por mucho que intentemos aliviarnos, estaremos vigilados por las limpiadoras. Estas son muy crueles, y nos intimidan bastantes.
Ayer uno de los esclavos lo ha comprobado. La mujer encargada de limpiar los barrotes, llamo la atención de un tímido esclavo en su jaula. Burlona le preguntó si quería que jugase con su pitito. El esclavo algo asustado obedeció su orden y sacó su pene erecto entre los barrotes. Ella lo cogió en un puño y tiró de el con toda su fuerza. Los gritos del esclavo se oyó por el almacén. Aflojó y luego volvió a tirar de él. ¿No sabes que no está permitido eyacular en las jaulas?. Así se lo hizo recordar hasta que el esclavo pidió piedad. Desde entonces no nos atrevemos a tocarnos en la jaula.
Cuando sea después de las nueve, una vez cenado nos ponen el CB-2000 hasta el día siguiente. Por la noche nadie nos vigila. Y no nos queda mas cosa que hacer, que dormir en las acolchadas bases de la jaula. Aguantar la excitación y soñar por ser alquilado el próximo día.
Ya se pueden oír a los chavales de un instituto cercano andando por la acera de la fachada de la tienda. Ayer pude comprobar que muchos hacen novillos para entrar en esta tienda. Ellos se divierten viéndonos así, y de paso se dan el gusto tocándonos y degradándonos psicológicamente. Suena trágico, pero con lo excitados que estamos, un instinto masoquista lo agradece. A mi personalmente me encanta ver jovencitas de unos 18 o 19 años hurgando en nosotros. Me da lo mismo la edad, incluso si son o no son atractivas, lo que mas deseo es que me alivien en un gesto de compasión o de burla, me da igual.
Cerca de donde está anclada la cadena de nuestros collares, hay una cruz pintada en el suelo. Esa es la marca donde, si lo desean los clientes, pueden posar su calzado para que se los lamamos con nuestra lenguas. A mi me encanta. Yo que siempre he sido muy fetichista en la adoración del pie de una mujer, no quepo en la alegría por esa idea de la tienda.
Ya puedo oír como Sara abre las correderas. Miro el reloj y ya son las 8. Dios mío!, de los nervios casi me cuesta respirar. Mi corazón va a cien y mi pene ya percibe el aire fresco que proviene de la calle. Estoy deseoso de ver quien será la primera en entrar en la sala SM.
De momento oigo risas de los chavales pasar cerca. Es muy pronto para ver alguna mujer mas madura entrar. Ayer hasta las 9, aquí solo entraba chavalas mas jovencitas. Y es que todos sabemos que tenemos mas posibilidades de ser alquilados por damas con una buena inquisición económica, que por estas chavalas que seguro que sus padres no saben que visitan estos lugares. Lo que si está claro que son todas mayores de 18, que si no, se les prohibe la entrada.
Se oyen pasos!
Yo vigilo la entrada para poder ver quien entra antes de que se acerque delante de nosotros. Lo digo por que si se me acercan, solo puedo mirarlas de rodillas para abajo debido a la cadenita fijada al suelo de mi collar.
Allí están!. Son dos jovencitas con carpetas y bolso. Una es rubia de pelo liso y largo, y la otra castaña con una cola de caballo. Ambas van en jeans, una color negro y la otra azul marino. La castaña lleva un polo lacoste, y la rubia una camiseta ajustada de mangas recortadas. Las dos en sus andares hasta nosotros, dejan ver dos pares de bailarinas negras y planas.
Soy el primero de la fila y ya están delante mía. Ambas me están dando la espalda por que miran asombradas a la hermosa esclava que tengo delante.
- Que fuerte!
Dice la castaña que se hace notar que es la primera vez que viene.
Miro absorto sus bailarinas cerca. Ajeno a lo que hablan estoy deseoso de lanzarme hacia ellos. Estoy tan excitado como el esclavo fijado a mi derecha. Este gime adrede para que las dos chavalas le oiga. Este esclavo por su edad, podría ser su padre. Pero claro, todos ya no solo contamos con la castidad en un entorno deseado. A esto hay que sumarle los Tauriten que nos dan por las mañanas. No mas hay que vernos como intentamos frustrados movernos por la fijación de los aros en nuestros penes. Es imposible!. La correa de la base del escroto y pene no nos permite mover en miembro por el aro pequeño que nos la mantiene en horizontal tras nuestros culos. Yo estoy seguro que ellas desde arriba, aunque estén frente mía, me la pueden ver asomar.
La rubia se vira hacia el esclavo de mi derecha...
- ¿Vez esta cruz?
Dice la rubia mientras posa su calzado en el.
- Si?.
Responde extrañada la otra.
En ese momento el esclavo lame con fervor su bailarina.
- Por Dios!! Es patético!
Dice asqueada la castaña.
- ¿Por que no pruebas con el que tienes delante?
La castaña que está delante mía se ríe y no duda en poner su bailarina sobre la cruz.
Rápido antes de que se arrepienta, la venero lamiendo las pequeñas manchas de la calle en su bailarina. Mi pene atrapado en el aro, parece reventar del hinchazón. Estoy muy excitado por que sus bailarinas son mas recortadas. De ellas se pueden ver el inicio de sus deditos. Mi lengua recorre el borde en busca de topar con la carne accidentalmente. Aspiro con fuerza su aroma e intento buscar el olor interior de su pie. Pero para mi pena quitó su pie demasiado pronto. No se si se sintió incómoda, o simplemente notó mi lengua en su piel. El caso es que empuja a su amiga para seguir andando por el pasillo.
El esclavo de mi derecha gozó unos segundos mas, pero ellas ahora han decidido seguir unos metros mas adelante. Ahora están mirando a un chico mas joven a dos esclavos por delante en mi costado.
Sara se está dando un paseo con la fusta tras nuestra. Esto solo significa una cosa. Es el momento de limpiar gotas.
Todo esclavo que muestre el glande muy acuoso de lívido, será sacudido por la puntera de piel de la fusta. Yo soy el primero en notar la sacudida en mi glande. Y mirando por debajo de mi, puedo ver como caen al suelo gotas semi transparentes. Termina con migo y va a por el esclavo siguiente.
Esto lo hace de vez en cuando por pura estética. Según dijo una vez Sofía, con el pene humedecido por nuestro lívidos parecemos muy socios de cara al público. Así que con unos golpecitos de fusta sin dañar, basta para sacudir la humedad.
A mi derecha las chavalas están dando la vuelta para pasear por detrás nuestra. Para nosotros es el momento mas excitante. Nuestros penes fijados quedan expuesto en horizontal tras nuestras nalgas, esperando alguna caricia.
Las chicas se demoran con el décimo esclavo del fondo. Puedo ver con dificultad que se agachan para tocar el sexo del esclavo. Aún están lejos, y varios de nosotros gemimos casi en silencio. Pero derepente mi atención se traslada en otra entrada...
Esta vez es una mujer tan mayor como la supervisora que entra trajeada con una chaqueta de oficinista marrón. Bajo esta lleva una blusa blanca. Sus pantalones marrones son de pinza, y bajo de ellos se ven unos escarpines negros puntiagudos de tacón fino alto. La mujer es bastante delgada y en su cara hay un mapa de arrugas. Lleva el pelo tintado de dorado sobre unas raíces marrones. No es muy atractiva, pero impone en mi una inquietud ya que esta mujer no viene a jugar. Seguramente esté interesada por el alquiler de uno.
Esta no pasa por delante nuestra, va directa tras nuestra. Puedo oír como sus tacones anda despacio tras mía en dirección a las jovencitas.
Otra entrada!.
Esta vez es una chica de unos 28 calculo. Me sorprende mucho lo atractiva que es a pesar de que parece que va vestida sencilla con unos mini jeans apretados sobre los muslos morenos al sol. Encima lleva una camiseta blanca semi ajustada de mangas cortas. Su pelo es negro brillante y lo lleva recogido en una cola de caballo. Los rasgos finos de sus cara son una mezcla casi latino americana. Me encanta!. Un cuerpo descomunal, estatura mediana y cintura estrecha. Sus pechos son muy generosos acorde y en proporción de unas buenas nalgas.
Viene hablando por el mobil. Mis ojos se clavan en sus zapatillas de playa en cuando va andando por delante de la fila de esclavos. Al final inmersa en la conversación por el mobil, se detiene cerca mía.
Sus pies son perfectos, parecen esculpidos. Sobre la goma descansa los pies mas bonitos que he visto en mucho tiempo. Los deditos recogidos y sus uñas con el corte perfecto bajo un brillo adecuado, son muy apetecibles chuparlos. Entre el dedito mas gordo y el resto, pasa dos tiras blancas en diferentes direcciones sobre el empeine. Estoy deseando con todas mis fuerzas que los pose sobre la cruz, pero no parece que tenga intenciones de que quiera que le adoren las zapatillas. Ella aún habla por el mobil, y de vez en cuando pone un pie en puntillas, regalándome a mi vista su planta.
Oghhh!!!
Alguien está acariciando mis pelotas.
Miro por mi costado hacia atrás, y me sorprendo al ver a la señora mayor levemente inclinada para acariciarme. Puedo sentir la manga de la chaqueta rozando por mi glande en el momento que araña con sus uñas largas todo mi saco escrotal.
Oughhh!!!
Ahora coge mi glande entre sus dedos....
La visión que estoy teniendo de esos pies hermosos, y ahora esto... No se si puedo resistirlo.
Las jovencitas pasan por detrás de la que me está acariciando el glande, y se salen de la sala en busca de la sala BIS. Luego oigo entrar mas personas, pero ya ni me fijo en la entrada. Estoy en un punto muy comprometido. Las pastillas son verdaderamente muy eficaces en mi. No se como con tan pocos detalles, estoy apunto de eyacular sin necesidad de bombearme.
La señora no dice nada, solo se limita a apretarme del glande para sacarme gotas de lívido. Luego con la punta entre sus dedos, lo vira a la izquierda y luego a la derecha. Es como si quisiera ver mi pene en todo los ángulos.
Aparece la supervisora Sandra.
- Milena! Te estaba esperando.
Dice alegre la supervisora.
- Esta echando un vistazo a los nuevos que tienes expuestos.
La señora llamada Milena me suelta el pene y se dirige a Sandra para saludar con un beso en las mejillas.
Ni falta que le hace querida, en mi despacho tengo una gama amplia de nuevos en el catálogo mucho mas jóvenes que este. Estaba deseando enseñárselo.
Este parece el mas joven de la sala SM, ¿Llegará a la treintena?
Dice Milena señalándome.
- Bueno, la esclava fijada delante de el es aún mas joven, con 25. Este es de unos 33, lo que es muy atlético. De todos modos eche un vistazo a mi catálogo.
La respuesta de Sandra me ha dejado confundido. Al final Milena acompaña a la supervisora a la oficina.
Al mismo tiempo la chica que me a cautivado anda unos pasos por delante. Por fin colgó la llamada. Se va hasta el final de la fila para dar la vuelta. Derepente cuando va por detrás nuestra va despacio, creo que está interesada en nuestros genitales.
Delante mía veo las botas de piel de una señora entradita de carnes. Esta entró casi sin que me diera cuenta de verla bien en la entrada. Se ve muy interesada por la esclava, ahora que la sigo con la vista. Unas manos rellenitas con las uñas rojas moldea el culo de la condenada. Esta gime en respuesta de gratitud y aprovecha para consolarse en la goma que le penetra.
Al lado de ella hay dos esclavas mas cuales aún nadie se ha fijado. Estas son muy regordetas y oscilan entre unos 40 años. Eso si, no se cortan en consolarse en la goma en cuando Sara no mira.
La chica de las zapatillas anda despacio, y de momento no juega con nadie. Creo que lo que en realidad pretende es leer nuestras matrículas. Visto que la mujer delante mía no es muy agraciada para mi gusto, ahora voy a estar pendiente de esa morena que tanto me gustó. La pena que está detrás de nosotros, es muy difícil tener una buen ángulo de vista. Pero en cuanto se queda tras mía se detiene solo unos instantes. Y mierda! Se retira de la sala SM como si nada. :-(
En el momento que lamento su marcha, unos pasos de tacones llama mi atención...
Dios mío! Esta entrada es aún mas espectacular!
Una corriente fría me recorre y no doy crédito a lo que veo. ¿Amor a primera vista?.
Lo entendí rápido. Me coloco en mis rodillas y apoyo la frente en el suelo. Muy cerca de los zapatos de Harumi. Las palmas de mis manos también toca el suelo y como ya es de esperar, he de estar en descanso mientras ellas hablan. Parece que mi inspección ha dejado de ser de principal interés.
¿El esclavo ya le conoce?
Noo, que va. De hecho no creo que me haya visto.
Ríe un poco y algo confundida Sandra.
No la sigo.
Fui a una fiesta general de dóminas en la que ideamos diferentes formas de convertir a un esclavo en mueble o adorno decorador. Y recuerdo a este esclavo situado sobre un pedestal como adorno decorativo.
Mi mente navega un recuerdo sobre esa fiesta en concreto. No puedo saber si la he visto en esa fiesta, ya que recuerdo ser negado de mi vista por una máscara sin orificios en los ojos. Lo que no entiendo como es posible que sea reconocido.
- Este esclavo era la mesita de uno de los pasillos. Al verlo por detrás de el enseguida lo reconocí por el color y el peso de su bolsa escrotal. Su culo, y ese lunar casi en la cadera lo delata.
Ambas ríen.
Es usted muy observadora!.
Bueno, en realidad me sorprendió mucho la papada de sus huevos asomando tras el cristal que portaba en su espalda. Era inevitable resistirse a darle algunos pellizcones... Aunque al final por culpa de una amiga que se ha sobrepasado, este esclavo no cumplió con su deber y dejó caer varios vasos en esa fiesta.
Me imagino la escena!
Se ríen ambas con mas intensidad.
Harumi se inclina lo suficiente y me regala una acaricia en mi espalda.
- Al pobre se lo llevaron y supongo que por la cara de la cuidadora, lo habrá castigado mucho.
Dice burlona y se incorpora cómoda en su asiento, dejando un pie calzado con esos hermosos zapatos mas cerca de mi rostro enfrentado contra el piso.
Recuerdo ese día, y estoy de una firme erección pensando en que ella a llegado a pellizcarme. Dios!, Igual su voz me puede resultar familiar. Para mi desgracia ese día era una simple mesilla a gatas con un firme cuadro de cristal sobre mi espalda. Lástima ser negado de mis ojos, y no poder haberla visto. Pero si recuerdo como se sobrepasaron varias chicas apretando la piel de mis bolsas excrotales. Fueron muy crueles, y el momento que mas vasos posaban sobre el cristal, no pude mantenerme quieto y viré los vasos hacia mi izquierda huyendo del dolor. Cayeron todos los vasos, y en menos de nada sentí la fusta rozando con fuerza en unos de mis cachetes anales. Pronto la voz de ira de mi cuidadora Raquel se hizo sentir. Me quitó el cristal y me guió a fustazo hasta mi celda para terminar mi castigo con varas en mis nalgas. Fue horrible resistirlo!
Veo en usted una seguridad por su elección. Ya me sorprendía la rapidez de saber lo que quieres entre una gama de esclavos de este establecimiento.
Sinceramente, no soy muy caprichosa. Y mi búsqueda es temporal. Yo solo quiero una mascota en estos tres meses. Bueno, algunas ayudas domésticas, pero lo principal es la compañía ya que por trabajo me alojo en un apartamento del sur. Voy a estar sola, y aunque ya tengo un esclavo de propiedad, lo tengo para mi madre en casa con dos hermanas. Y este me interesa para mi en mi apartamento de Maspalomas.
¿Quiere un permiso para hoy?
Si, incluso quiero una gama de accesorios con el. Supongo al tener propiedad adquirida por esta asociación de la tienda, tengo ese derecho.
Por su puesto. Ya no solo eso, sino el limpio historial de alquileres y compras de vuestra familia. No se ha registrado ningún incumplimiento. Ahora mismo voy a prepararle los documentos para que se lo lleve. Si quieres puedes ir a la tienda a elegir los accesorios para su esclavo.
Muy bien.
Harumi se levanta y hace un amago disimulado para estirarse.
¿Puede acompañarme el esclavo?
Oh si, como quieras. Termine su compra y luego se pasa por aquí para las firmas.
Es para probar sus atuendos.
No se preocupe. Tardaré un poco con los papeleos, pero en cuanto termines yo creo haber terminado.
Descuide, no tengo prisa. Vamos!!!
Harumi da unas palmadas a su muslo y llama mi atención. Gateo directamente para rozar mi costado derecho a sus jeans.
¿Necesita una correa mientras vas por la tienda?.
No, no es necesario. El va a mi paso, a demás lo necesito para llevarme el cesto.
Ok, como quieras. Ahora mismo estamos con los documentos del alquiler.
Muy bien, hasta luego Sandra!
Pronto me veo fuera a gatas y doy una mirada rápida a la sala donde estuve atado. Sorprendido veo mucha gente en todas las salas. El reloj del pasillo marca ya casi las 11. Harumi recoge un cesto de compra...
- Mejor ponte en pie!
Obedezco y de pie me doy cuenta de que debo llevar su cesto.
No me siento muy cómodo estando de pie con este cesto colgado en forma de mochila en mi torso. Apenas me tapa del pecho al ombligo, y mi sexo queda expuesto a todo el personal que andan por la tienda. Las manos como indica el protocolo enseñado en Tasarte, las llevo recogidas en mi espalda hacia la cadera. Yo hubiera preferido seguirla a gatas y así mi vergüenza hubiera sido menos intensa. Pero ella sin decir nada se adelanta hacia el arco que divide las salas de esclavos en venta y la tienda de accesorios.
Entramos...
La mayor parte de su andar voy con la mirada baja. Estoy un poco confundido o asustado, no lo se. El caso es que mi corazón late deprisa, y en mi mente no cabe otra cosa que un saco de dudas sobre mi futuro con Harumi. ¿A donde iré a parar? ¿Respetará mis límites?, o mejor ¿cuales son mis límites?.
Estamos cerca de unas estanterías llenas de libros en el que el tema mas visible es el sexo, la dominación y la sumisión. Son tanto novelas como guías. Cerca de nosotros hay un señor muy mayor con su supuesta esclava. Sorprendido veo que la esclava podría tener apenas unos veinte. No se, podría ser hasta su nieta. Ella espera en sus rodillas algo rojizas de castigos con vara, a su dueño que con tranquilidad ojea un libro en especial. Harumi y yo pasamos tras ellos y nos dirigimos a un expuesto de variados plug anales...
Según tu historial tienes cavidad de una pulgada. ¿Es cierto?
Si, señorita.
Mi respuesta salió algo ronca después de tanto tiempo sin mediar palabra.
- ¿Cual te gusta?
Sorprendido de que me diera conversación trago saliva y...
El que a usted le guste será de mi agrado, señorita.
A mi me gusta ver a mis esclavos con un plug algo femenino. Y como serás mi mascota en mi apartamento, he pensado en algo mas divertido.
En ese momento coge uno rosa con el diámetro aconsejado de una pulgada. Es un plug que termina en una bola de gruesos hilos que simulan algo parecido a la cola de un conejo.
- Este es ideal para ti.
Ruborizado veo como lo coloca en el cesto.
Delante nuestra hay dos chicas probando le a un esclavo un collar. A veces con mala idea se lo aprietan demasiado, y el esclavo gime en protesta por la broma. Harumi se hace hueco entre el mostrador de los collares y coge uno como si ya lo hubiera visto antes. Se ve que ya tenía pensado mi atuendo y que frecuenta muchas veces la tienda.
El collar es rosa de cuero y de unos seis centímetros de ancho. Este es adornado con remaches dorados y un cocido de rosa mas oscuro. Sin probármelo me lo pone directamente en el cesto.
Yo llevo el collar que se me asigna como propiedad de la tienda. Supongo que hasta que no termine de arreglar mis papeles con Sandra, aún debo de llevarlo puesto.
- Yaiza!
Harumi de repente conoce a alguien y la llama en voz alta.
Muchacha! ¿Que haces por aquí?. Responde la otra chica, Yaiza.
Pues mira!
Coge de mi costado y me da un suave empujón para adelantarme hacia Yaiza.
- Acabo de alquilar este esclavo.
Dice riendo.
Yaiza va sola y sin esclavo. Esta me mira de arriba abajo y dice...
- ¿No tenías dos en propiedad?
Dice Yaiza mientras yo avergonzado bajo la cabeza lo mas que puedo.
Susi y Jobi están con mi madre. Ya sabes que Susi es propiedad de mi madre, y a Jobi se lo cedí a mi hermana en cuanto cumplió sus dieciochos. Y yo como ahora trabajo en el sur, decidí alquilarme uno mientras estoy sola en mi apartamento.
Estupendo, ¿Y que tal te hayas sola abajo?
Muy bien! La verdad que paso mucho tiempo repasando la contabilidad en la piscina comunitaria.
Ambas ríen. Y yo recuerdo algo tarde una norma de protocolo muy importante. Sutilmente me dejo caer de rodillas al suelo manteniendo el resto de mi cuerpo con la verticalidad mas decorosa. Es muy importante este reposo y favorable para mi. Ahora las mujeres charlan sin moverse de un punto, y me deber es esperar en descanso en cuanto soy ignorado por la conversación.
Yaiza es joven y guapa. Su pelo es castaño claro y ondulado recogido en un fino pañuelo en forma de diadema. Lleva una camisa de botones estrecha y blanca. Las mangas son largas, pero las lleva dobladas hasta los codos. Sus pantalones son unos jeans ajustado de azul marino que terminan en unos tobillos de piel muy clara cuales pies que se adivinan perfectos, se cubren en un calzado de escarpines de tacón fino y alto negro. Son como los de Harumi a diferencia del color de los tacones.
Mientras conversa de cosas ajenas a mi conocimiento, Harumi parece haber cogido de los estantes las muñequeras y tobilleras a juego con el collar que tengo en el cesto. En un gesto ágil lo introduce con el resto de la compra.
- ¿Venías interesada por algo?.
Dice Harumi mientras chasca los dedos en señal de que me levante.
- Pues mira, tengo interés por estos temas desde que que te he conocido. Y no se... Casi que busco motivarme para traerme esta experiencia hacia mi intimidad.
Responde algo vergonzosa Yaiza.
- ¿Y que busca realmente?.
Harumi pregunta mientras invita a seguirla a lo que estábamos desde un principio. Así que andamos los tres a pasos lentos por mas pasillos de la tienda.
Milena me dejó hace unos día su esclavo por mi casa. Y la verdad que pensé que iba ser mas emocionante hasta que me di cuenta que el esclavo por mucho que me obedezca, no me sentía sobre este como una dueña o su Diosa, ya sabes... No se, es como si esclavo respondiera con el pensamiento de su verdadera dueña, Milena.
Yaiza, sabes que es lo natural.
Lo se pero... Aunque esto tiene una excitante forma de vida, yo aún como que no me arranco a llevar la carga de un extraño como esclavo. No se si me entiendes...
Harumi se detiene un momento...
Si te entiendo. Te lo puedo resumir en la responsabilidad y en si realmente te gusta esto, o solo es un juego.
Ya, pero ahora que estoy aquí y veo a esas personas deseosas de ser poseídos y tratados de forma degradante. No se, es extraño.
Mira Yaiza, este esclavo que hoy me llevo me es necesario parar un propósito personal. El ahora mismo es como un muñeco dirigido, ya que no soy realmente su dueña. El esclavo le debe su entrega a el club de Tasarte, y por lo tanto me va servir en el periodo de su alquiler. Quizás si tu empezaras con un alquiler de semanas con algún esclavo, te podría ser mas sencillo de asimilar su utilidad.
Pues eso mismo pensé al venir aquí.
Pregúntate si realmente necesitas un esclavo o solo quieres probar experiencias.
De momento quiero salir de esa duda...
Mira, acompáñame a buscar unas joyas para el pene de mi esclavo, y luego vamos a ver que tenemos en la exposición.
Estupendo!
Ambas anda directo al fondo donde una dependienta aguarda tras un mostrador.
- Buenos días!
Dice la dependienta morena de largas melenas por delante del polo rojo, como si tapara sus senos que se adivinan algo pequeños y puntiagudos.
- Buenas!, Ando buscando aros testiculares dobles.
Harumi y Yaiza se apoyan sobre el cristal del mostrador que cubre varias joyas para los sexos de los esclavos. Yo aguardo tras ellas y me arrodillo de nuevo en espera.
Aros dobles tenemos con separadores de cuero o metal precioso...
Me interesa oro
Interrumpe Harumi señalando uno.
En Tasarte me había acostumbrado a los aros y a los broches de cuero que realza mi pene y testículos, ¿pero en forma de joyas?... La verdad que debe ser un lujo llevar esas argollas de oro que saca la dependienta del mostrador.
- Oro y oro blanco en una lujosa combinación tenemos este.
La guapa dependienta deja caer sobre el cristal dos pequeños aros unidos en una milimétrica cadena.
- Que chicos son!
Dice sorprendida Yaiza.
- Para nada, es lo común. Los testículos deben entrar uno a uno.
Dice la dependiente riendo en un gesto de confianza y mostrándose simpática.
Harumi coge el aro y se lo acerca a los ojos para ver los detalles de las lineas doradas y blancas que se dibujan en los dos aros. Un las grande que el el otro, pero es muy poca diferencia y apenas se aprecia.
- Normalmente dejo que mi madre se lo ponga. A mi me da algo de pena hacerle daño, y este esclavo es muy huevudo.
Dice Harumi dejando los aros en el mostrador.
Yaiza se vira para verme, y al darse cuenta de que no puede ver mi sexo debido al cesto y mi posición de rodillas, me da una indicación seca con la mano de que debo levantarme.
Me levanto y ahora si puede ver una semi erección y las bolsas que caen en la gravedad.
- Joder! ¿Como le van a meter ese aro?.
Dice Yaiza en el momento que ni corta ni perezosa me sopesa las bolas en su palma.
- Como son joyas fijas, normalmente nuestros clientes dejan que se las pongamos en la tienda.
Dice la dependienta.
- No, como luego tengo que pasar por casa de mi madre, ella se lo pone.
Dice Harumi mientras coge la cartera.
Como desee. Estas salen 119 euros.
Ok
Mientras Harumi saca su tarjeta, la dependiente le envuelve los aros en un pequeño saco aterciopelado con una etiqueta de aviso de pago. Como cualquier mercado hay cosas que se pasan por caja al final y otras se pagan de inmediato como en el caso de las joyas.
Los dedos de Yaiza se entretienen en la piel escrotal mientras Harumi paga. Silencioso cierro los ojos y me relajo en el disfrute de sentir unas suaves yemas acariciando las bolas. Por ello me mantengo de pie. Soy objeto del tacto para Yaiza que busca indicios o evidencia de que ese aro me pueda caber.
- Listo.
Interrumpe Harumi e invita a Yaiza a seguirla. Se despiden de la dependienta, y andamos hasta otras dependencias de la tienda. Yo que voy tras ellas, me recreo en otras personas que andan por la tienda con sus respectivos esclavos. Vuelvo a entrar en una excitante visión de verme reflejado en otros esclavos. No se si es la curiosidad de verlo en tercera persona, pero las extrañezas de algunos comportamientos son digno de ver. Ahora mismo hemos dejado atrás una chica demasiado joven tirando desde una correa perruna, a su esclavo degradado como un perro. Este lleva una mascara como tal, sus grandes orejas simulando un cookie y un plug de cola larga como la de esta raza de perro. Es muy gracioso, sobretodo por la amasada complexión física del esclavo.
Pronto llegamos a la sala de donde partí, la sala de exposición de esclavos para el servicio de la mujer.
- ¿Que te parecen?
Dice Harumi.
- Bueno, sinceramente no he visto alguno de mi agrado.
Responde Yaiza.
- Hay un delgado esclavo de color con un buen pene allí.
Señala Harumi al puesto penúltimo de la fila de esclavos clavados como yo estuve a cuatro patas.
Ay no!, Antes de verte en la tienda los estuve viendo, y no me convence ninguno.
Se me ocurre... ¿Por que no entras con migo y hablamos con Sandra sobre las próximas entradas de estos esclavos?
Pues sería genial, ya que no conozco a la encargada, y con tigo podría asesorarme mejor.
Vamos, ya que tengo que pasar el cesto por caja y firmar los papeles del alquiler de este esclavo.
Pues te acompaño.
Antes de entrar al despacho de Sandra, Harumi me dice...
- Quitate la mochila, mi amor.
Me la quito y se la ofrezco en el momento que las manos de Harumi esperan coger el asa.
- Bien, ya puedes gatear.
Me dice mientras abre la puerta para dejar pasar a Yaiza. En cuando ambas pasan, Harumi sostiene la puerta para yo dar mis pasos a gatas hasta el despacho de Sandra.
- Pasen, ya esta todo listo. Su informe médico demoró, pero ya he recibido por fax la afirmación de la organización de Tasarte.
Dice Sandra, que se levanta para educadamente presentarse a Yaiza.
- Esta es Yaiza, y me acompaña por que esta interesada en ver un catálogo de esclavos varones mas amplio.
La presenta Harumi, mientras yo aguardo encantado en mis rodillas con la mirada perdida en tres pares de zapatos femeninos.
Ola, encantada... Soy Sandra en un momentito nos ponemos en ello.
Gracias.
Pero, sentaos... Póngase cómodas.
Harumi y Yaiza invitadas se sienta en cada sillón de oficina que hay a cada lado de la mesa escritorio. Entonces Harumi deja el cesto de compra sobre el escritorio...
Sandra, aún no he pasado la compra por caja, confiando en ya que tengo que recoger la documentación en la oficina, igual aquí pagaba de paso los accesorios.
No hay problema, ahora mismo se lo cobro junto con el alquiler del esclavo.
Dice Sandra que derepente me mira...
- Esclavo, vete quitándote el collar y el resto de accesorios.
Obedezco y me quito el collar, las muñecas y tobilleras. Todo lo dejo en orden sobre las palmas de mis manos y de rodillas recorro como tres metros hasta llegar al otro lado del escritorio donde Sandra aguarda sentada.
Los recoge de mis manos y...
- Muy bien, a su sitio ahora.
Me ordena Sandra. Y yo gateo liberado del cuero sucio de esas correas viejas hasta mi posición al lado de Harumi. Así, hasta que aguardo de rodillas con las manos a mi espalda en posición de espera en caso de no llevar correa.
En Tasarte me han enseñado que solo cuando soy dirigido por una correa, la posición de espera varía. En ese caso debo permanecer a gatas con los codos y palmas pegados al suelo, quedando mi culo alto y la cabeza baja casi a ras del suelo. Así de paso no pierdo mi animalización.
En este caso es diferente, salvo que no me digan lo contrario, mi espera se simplifica en separar las rodillas lo suficiente para que mi sexo sea visto en todos los ángulos. Yaiza ahora mismo mira mi pene en una fase de erección, y por su mirada me imagino que se pregunta que es lo que me está excitando ahora mismo. Sin embargo estoy sobre una base simple en el cual me siento excitado por los detalles del trato despectivo hacia mi. Sencillamente ser esclavo o degradado como tal, mas la visión que guardo en mi memoria sobre el resto de esclavos del local con sus dueños, es suficiente para vivir en un éxtasis permanente.
Sandra entre una conversación simpática deja que Harumi firme varios documentos. Yaiza mientras descubre una revista "menú de esclavos de Tasarte" y la ojea lentamente. Mientras ojea la revista me quedo hipnótico observando sus escarpines. Despierta en mi una imperiosa curiosidad ver esos blanquecidos pies bajo esa funda de cuero que forman esos zapatos tan finos. Los escarpines de Harumi son aún mas bonitos por el detalle del tacón plateado, pero como estoy a su lado, me es mas descarado virarme para ver sus pies entre las patas de la silla.
Casi ajeno a la conversación, de forma inesperada, la mano izquierda de Harumi baja en busca de acariciar mi pene.
- Me lo voy a llevar con lo puesto.
Dice Harumi mientras de su mano derecha recoge mi nuevo collar.
- Si tienes el coche en el parking de la tienda, no tienes problema de sacarlo desnudo.
Dice Sandra que parece haber terminado de recoger las documentaciones.
Harumi suelta mi erecto pene y me invita acerarme para que ella tenga el honor de probarme mi nuevo collar. Mientras tanto Sandra conversa con Yaiza de los nuevos reclusos de Tasarte.
El collar es muy ancho a lo que estoy acostumbrado, pero es mas acolchado al tacto. Las manos de Harumi al rozarme son extremadamente suaves y me relajan en un cosquilleo agradable. Me siento protegido a pesar de que mis sentidos son manipulados y soy solo objeto de bienestar para otros. No se, una laguna en mi mente se hace lo suficiente grande par que no piense mas y me deje llevar. Me siento recogido y aguardado por esta hermosa chica oriental. Es como si desde este momento pasara a otro nivel. A partir de ahora mi pasado será un naufragio.
Me pone las muñequeras y me pide que sea yo mismo quien me ponga las tobilleras. En ese momento mientras me las ajusto, Harumi acompaña a Yaiza a ojear el "menú de esclavo de Tasarte".
Termino y me coloco como antes.
El collar trae una correa de cadenas doradas con un mango de cuero rosa a juego con mi nuevo collar. Estas descansan enrolladas en la mano derecha de Harumi. Pero ella sigue distraída con las fotos de los esclavos que Sandra presenta a Yaiza.
- Uf, espera... ¿este chico que edad tiene?
Dice Yaiza señalando una foto.
Pues es el mas joven que nos queda y tiene 22 años. Tuvimos uno de 19 añitos pero ahora ya es de propiedad.
Es curioso verlos tan jóvenes y tirando su vida en esto.
Los mas jovencitos te dan una ventaja de explorar sus límites y moldear su conducta al gusto. Suelen ser mas sufridos y asustadizos, pero la ventaja es la exploración y el descubrimiento de su ser que ni ellos mismo conoce.
Suelen ser de contratos cortos.
Si, pero suelen ser los que viciados al descubrimiento renuevan, y debido a la demanda, rápidamente se convierten en propiedad.
Sabes?! Igual a mi lo que me interesa es un esclavo de plazo corto e inmaduro. Quizás así ambos descubramos nuestro límites. Sería como una prueba con sentido matriarcal.
Divertidas se ríen del comentario último de Yaiza.
Harumi convencida le anima a ir a Tasarte a conocerlo. Puesto que según Sandra, aún lleva diez días en Tasarte, y aún no está lo suficiente instruido para salir del club.
Yaiza y Harumi se levantan, y todo queda en un ya veremos. Esta claro que Harumi no quiere entretener mas a Sandra que se a portado muy educada.
Clic!
Harumi engancha el extremo de la correa en mi collar y se despido con besos de Sandra.
Ahora preparado me incorporo a gatas listo para ser guiado por Harumi. Yaiza me frota el pelo en leve movimiento, como el que acaricia a un perro.
Un sentimiento de emoción y miedo a lo inesperado me recorre las ideas. Lo cierto es que en el momento que enganchó la correa, me sentí feliz y ahora me siento emocionado en cuanto tira de la cadena para seguirla. No tardamos nada en salir de la oficina.
El plug y los aros los guarda en su bolso y deja el cesto de donde lo recogió.
Harumi, yo voy a salir por la principal. Tengo el coche en la calle.
Vale, yo sigo por la tienda para salir al parking. Ya sabes, deberías de pasarte por Tasarte.
Se me ha ocurrido hacerle una visita por la tarde a Milena, y proponerle acompañarla un día a Tasarte.
Pues sería una oportunidad de conocer a los esclavos mas jovencitos.
Bueno, ya veremos. Chao y que te valla bien en el sur. Ah! saludos a tu madre.
Se los daré. Hasta pronto.
Pronto soy tirado de la correa hasta el costado derecho de Harumi. Gateando a los paso de Harumi salimos por un largo pasillo lateral de la tienda. El final de un letrero y un marcador electrónico marca casi la una de la tarde y la salida al parking.
Derepente el suelo deja de ser fríos pisos a un caliente asfalto.
- De pie!
Obedezco y al mismo tiempo Harumi ofrece el mango de la correa para que lo sostenga entre mis dientes.
Camina y la sigo hasta un gris metalizado Toyota Land Cruiser que después de un clic del mando se abre.
Harumi va directo a la trasera y sorprendido veo como me abre el maletero...
- Sube!
No bacilo y subo rápido hasta que la puerta se cierra tras mía.
Ni siquiera a un animal se le deja en un maletero. Aunque por lo menos es un todo terreno grande, y mas o menos puedo recostarme para aguantar el trayecto.
Harumi ya enciende el coche y arranca.
La familia Yoshikai
- ¿Igual?, ¿Te acuerdas que tubo unos anillos anchos y tu te quejabas por que no eyaculaba apenas?
Dice la madre.
- Mamá, pero estos no comprimen el paso del semen. Estos son solo aros.
Interrumpe Harumi.
- Ya, por ello he decidido dejarlo un tiempo liberado. Ya sabes que casi estuvo un año con el anillo, y eso le ha afectado un poco a su capacidad eyaculadora. Se llegan a enterar la asociación de Tasarte... y me lo expropian.
Responde su madre.
Hermanita, ¿te quedas la tarde en casa?
No, no le se, ya casi que me iba.
¿Por que no aprovechas que Yumi se va dar una ducha, y dejas que lo asee ella?
Yumi abre los ojos encantada por la idea de su madre y mira para su hermana.
- Al final, le están sacando mas provecho al nuevo esclavo que yo.
Se ríe Harumi.
Venga, a mi no me importa. Ya tendrás tiempo de conocer mejor a tu esclavo.
Vale, pero no tardes.
Yoshikai mira para Susi, que aún espera arrodillada.
- Susi, ocupa el lugar de Tobi aquí.
Su ama señala el piso donde Tobi fue su reposa pies. Y Susi no vacila en colocarse de la misma forma que lo estuvo Tobi.
- Hermanita, ya que subes a tu habitación, dile a Tobi que venga a ser de reposa pies para mi, mientras espero hablando con mamá.
Madre e hija se miran y sueltan una carcajadas, que supone que algo interesante en la conversación se ha quedado en el aire.
- Vamos bicho!
Yumi, como el que llama a un animalejo, me hace señas para que la siga.
Gateando doy los paso necesarios para salir del salón. Yumi extrañada se vira, y al verme...
- ¿Que eres, un perro?
Confundido, no se que contestar a su pregunta.
- ¿Por que gateas?
Me pregunta de nuevo.
- La señora Yoshikai me ha ordenado no despegar mis rodillas del suelo.
Respondo avergonzado.
Yumi suelta una carcajada y dice...
- Venga!, mas vale que me sigas de pie. ¿No pretenderás subir las escaleras así?
Veo a Yumi subiendo un par de peldaños de unas escaleras de madera, y doy por comprendido la situación que para mi suerte me favorece. Ya tenía ganas de estar de pie.
Voy tras la joven hasta el final de las escaleras. Al final, un pasillo lleno de jarrones nos aguarda. Giramos a la derecha y damos para un gran balcón. Bueno, mas que un balcón, es un gran patio repleto de macetas en flor. Lo que mas me sorprende es una caseta de madera donde una puerta de barrotes de hierro aguarda abierta medio cuerpo de Tobi en sus rodillas y codos. Este parece esperar así hasta la espera de que le llamen. Yo pensaba que el esperaba en la habitación de Yumi. Pero claro, pronto salgo de dudas. Cerca de la caseta hay un arco de cristaleras donde unas cortinas corridas a mitad enseña su supuesta habitación. Y efectivamente, Yumi corre las puertas correderas y antes de entrar a la habitación le ordena a su esclavo....
-Tobi, ve al salón a atender a mamá y Harumi.
Tobi abre los ojos de emoción y sale deprisa de la caseta.
Esa caseta parece ser su celda, o el lugar donde duerme, no lo se. Puede que simplemente sea un capricho de Yumi para formarlo a una humillación en su interés.
Pronto nos quedamos solo en la habitación.
- ¿Tu adopción esta siendo placentera?
Me dice derepente en un momento en el que me desabrocha las correas de mi collar.
Si, señorita Yumi.
¿Si, o solo me temes?
Dice mientras tira mi collar en la cama.
- No, señorita Yumi. No le temo, solo la respeto.
Yumi coge mis brazos para desabrocharme las muñequeras.
- ¿Te gusta mi hermana?
Me dice ahora que se agacha para desabrocharme las tobilleras.
Sonrojado casi no sabía que decir, hasta que encontré un escape...
- Su hermana es encantadora, señorita Yumi. Yo estaré encantado de servirla.
Yumi sonríe y acerca su mano derecha a mi pene...
Puesto que eres de alquiler, ¿Sabes que la familia cercana de Harumi, tienen derecho sobre ti?
Si... eh, supongo que tienes el permiso de su hermana, señorita Yumi.
Faltaría mas. Pero supongo que serás discreto si relevo alguna intimidad.
Me dice mientras acaricia mi pene.
No entiendo lo que quiere decir, la verdad. Pero hay algo en ella que me da miedo.
- Bueno, vasta de charlas. Vamos al mi cuarto de baño.
Sin soltar mi pene y tirando de el, me dirige al baño de su habitación.
- De rodillas!
Me ordena.
Yo me arrodillo mientras miro de reojo como se quita la camiseta. Ella esta dispuesta a desvestirse delante mía. Bajo esa camiseta ya se deja ver la parte de arriba de un biquini rojo. Los mini pantalones cortos son tan estrechos, que la raja de su culo parece aducirlo para sus adentros. No tarda nada en bajárselos hasta los tobillos. Saca cada pie de las zapatillas y de los orificios del pantalón. Al final mi erección se contempla en cuanto la veo en ese biquini rojo. Yumi se destraba la parte de arriba y me brinda una mirada pícara...
¿Me estás mirando?
Solo miro a sus pies, señorita Yumi.
¿Mis pies? ¿Y mis pies hace que tengas ese pene elevado?
No se que contestar y bajo la cabeza avergonzado.
¿Dime? ¿Te gusta mis pies?.
Si, señorita Yumi.
Le contesto en el momento que noto su tono algo enfadado.
Ella entonces abre la tapa del water, luego se baja la parte de abajo del biquini y se sienta. Me mira de una manera extraña y...
- Te dejo besarlos mientras hago pis.
Sin vacilar me lanzo a besarlos. La braguita del biquini está extendido sobre los empeines de sus menudos pies. Los besos y los besos... Y un olor a mar y salitre me transporta a recuerdos lejanos de la playa. Entre sus diminutos dedos hay algo de arena. Son casi imposibles de ver, pero se siente en cuanto lamo en las rajitas de separación de cada dedo sobre el empeine. Todo esto luego es acompañado con la caída de un chorro sobre el water. Esto crea un ambiente el cual a la broma me atrevo a decir que paradisiaco. Como si tuviera el mar, la playa, y una cascada de manantial.
En cuanto el chorro se deja de oír...
- Me vas a limpiar ahora.
No me lo puedo creer. Yumi abre sus piernas y me deja ver su sexo.
- A ver que tal lames aquí.
Un poco asustado y tímido, me atrevo a cercarme a una vulva rasurada que espera abierta a que limpie algunas gotas de pis. Alargo mi lengua, pero ella coge mi cabeza entre sus manos para pegarme mas a su coño.
- Vamos!
La noto excitada y eso me halaga. Mi lengua empieza a trabajar con cada vez mas intensidad. Aprieto fuerte e intento penetrarla, pero ella hace unos movimientos bruscos, los cuales casi me deja sin respirar ya que mi nariz se aprisiona en su pubis.
- Mmmmm!
Gime.
Hay un olor fuerte a pis. Me gustaría que bajara el water primero, pero eso a ella no le molesta. Ella está casi con los ojos cerrados esperando un orgasmo.
Así, un rato largo, hasta que casi me atraviesa sus dedos en mi cabeza. Esta es la señal... Una gran babada de su sexo casi me ahoga al entrar en mi boca. Cuando ella separa mi cara, descubre divertida un hilo de lívido de mi lengua hasta su coño.
- Además de huevudo, eres un buen mamón.
Dice Yumi riendo.
Se levanta, baja el water...
- Venga! , vamos a bañarnos rápido. Mi madre y mi hermana pueden pensar cosas raras. Je. je!
Tenemos una gran mampara, para tremendo baño. Bajo nuestros pies, una gran losa recibe las cascadas de la ducha. Ella se enjuaga, y luego me enjuaga. No me deja hacer nada por mi voluntad. Simplemente se baña y luego me baña. A veces canta canciones y a veces me propina algo mas cariñosa, pellizcos en mis partes.
Me seca, me coloca las restricciones de antes, y deja que la espere en mis rodillas hasta que ella se pone unas braguitas y un camisón ajustado hasta sus muslos.
- Vamos!
Se calza sus zapatillas y me invita a seguirla.
Esta vez a la primera me pongo en pie y ando tras ella.
Llegamos al salón....
- Un poco mas y no vienes, hermanita.
Dice una Harumi recostada en el sofá con los pies extendidos sobre Tobi.
La tele está encendida, pero Yoshikai y Susi no están.
- ¿A donde fue mamá?
Pregunta extrañada Yumi.
- Está en la cocina preparando reservas. Ya sabes como es mamá... Esta me va llenar de bolsas de comida como para resistir varios
asedios.
Dice Harumi al mismo tiempo que se levanta del sofá. Se calza sus zapatillas y...
-Vamos a ver lo que está haciendo mamá.
Dice invitando a su hermana a seguirla. Pero antes me engancha la correa al collar.
Tirado de la correa por Harumi las sigo hasta la cocina.
En las manos de Susi hay como unas seis bolsas. Ella al verme detrás de Harumi se acerca y me da las bolsas.
- Mira ver si te hace falta algo, hija.
Dice Yoshikai mientras mira el interior de un mueble de cocina.
- Pero mamá... Descuida, en el apartamento tengo de todo.
Dice sonriendo Harumi.
Pronto llega el momento de la despedida. Pasaron muchos minutos en la cocina sosteniendo tres bolsas en cada mano, pero al final ya andamos hasta el exterior de la casa.
- Espera! ¿No vas a llevar al esclavo en ele maletero?
Dice su madre cuando ya casi salíamos de la casa.
- No, pero... Ah si! el problema va ser cuando salgamos del coche.
Responde Harumi mirándome
Claro muchacha, te voy a dejar un atuendo de Tobi para los sitios públicos. Susi!, tráenos unas sandalias, el pantaloncito y una camisa.
Enseguida, Ama Yoshikai.
Pronto llega Susi con unas bastas sandalias viejas, un pantaloncito corto de lana y una camisa de propaganda.
- Deja las bolsas en el suelo y ponte esta ropa.
Me ordena Harumi.
Al ponérmela me siento horrorizado del aspecto que adivino tener. De todos modos vestido así se me puede ver el collar, las muñecas y tobilleras. Pero ese no va ser un problema, cualquiera que me vea sabrá que soy un esclavo. Esto solamente es por respetar los espacios públicos en que los esclavos deben estar vestidos.
- Vamos!
Harumi que después de besar a su madre y hermana, me ordena a seguirla tirado de la correa.
Llegamos al coche, dejo las bolsas en el maletero y sorprendido veo como Harumi me invita a sentarme de copiloto.
- Siéntate aquí, que en el trayecto tenemos que hablar.
Mas sorprendido me ha dejado estas palabras. ¿Que querrá hablar con migo?. Al final arranca y salimos del patio garaje......
De Camino a mi destino y Normas de adaptación
Ya casi que estamos por la rotonda de Bandama. En poco tiempo llegamos, y desde que salimos de la casa, aún no se ha pronunciado ninguna palabra. Harumi va atenta a la circulación mientras deja que la brisa mueva su melena. Una mano al volante y la otra se apoya libre sobre la ventanilla. No dice nada, pero de vez en cuando se vira para verme y sonreír.
En el momento que alcanzamos la circunvalación hacia el sur, me mira de nuevo y rompe el silencio con una pregunta...
¿Que piensas?.
Eh.., nada señorita Harumi.
Respondo extrañado.
Claro, que vas a pensar. Me pregunto... ¿En que piensan los esclavos?. Supongo que tu estimulo solo se reduce al sexo... ¿No?.
No señorita... no pretendo...
Me interrumpe derepente Harumi...
Es lógico... Si no, ¿Por que te has prestado al club de Tasarte?. Aunque yo pago tus servicios, eres tu quien se presta voluntario a una miserable vida como un esclavo... ¿Te gusta tu estilo de vida?
Si, señorita Harumi.
Me viene los recuerdos de Tasarte casi al instante. Reflexiono mucho sobre la primera pregunta, y no consigo llegar a una conclusión exacta. Lo mas transparente al muro de la duda, es la idea de que no podría hablar por todos los demás voluntarios esclavos. Casi que ni siquiera por mi. No se cual es el impulso mayor para llevar este estilo de vida.
Harumi mira por encima de mis pantalones cortos...
Uy! ¿Que es ese bulto?. ¿Por que estás ahora excitado?.
Lo siento señorita Harumi, no pretendo ser grosero.
Bah venga! ¿Por que no te bajas esos short?.
Obedezco y me bajo los short hasta mis tobillos. Y de un disparo de catapulta sale mi miembro ofreciendo una dureza enrojecida.
¿Lo vez?, por ello me pregunto en que piensas. Nadie te ha puesto la mano encima y está empalmado.
Si me permites, debo de confesarle que estoy muy contento por ser alquilado por usted.
Ehh! ¿Que atrevimiento es ese? ¿No estarás flirteando con migo?
Se ríe...
No señorita Harumi. Yo solo aspiro a servirla.
Es broma, solo que me hace mucha gracia como te expresa.
Entonces coge el volante con la izquierda y baja su mano derecha para atrapar el ancho de mi pene.
- Ummm!!! Esto no es para nada una grosería.
Harumi tiene que apretar fuerte para poder abarcar toda la circunferencia. Hace como una media paja y luego lo gira en círculos para dejar que los lívidos salpique al rededor.
No me molesta verte excitado. Nunca he compartido la castidad. Si no... ¿Para que iba alquilar un esclavo bien dotado?. Estoy muy interesada en los controles de orgasmos y las prolongaciones. Y en tus documentos se ven los adiestramientos referidos a ellos. Se que eres de erecciones permanentes, y quiero que en mi apartamento me alegres la vista con esa hermosa polla mientras me sirves.
Siii..., señorit...a Harumi.
Respondo en suspiro ahogado.
Sus palabras y su mano jugando me nublan la vista y casi que no se por donde vamos. Por suerte su coche es alto y los turismos de la pista no pueden ver lo que me hace. Eso si, lo único raro es el collar de esclavitud puesto. Esto no lo puede disimular la camiseta. Tampoco debo de olvidar que las guaguas al pasar al lado, pueden dar una visión completa a los pasajeros. De momento, no pasamos una. Encima en plana pista, ya casi por Telde, ella como que no tiene que cambiar la marcha de la quinta.
- ¿Que entrenamientos has tenidos en Tasarte para controlar los orgasmos?.
Me pregunta al mismo tiempo que me hace una paja lenta.
Fueron varias sesiones distintas en diferentes momento. Por mi mente pasaron de forma de abanico hasta que pinché una al azar.
- Una de ellas ha sido la del orgasmo de la estatua. Las cuidadoras nos obligaban a estar quietos, sin apenas respirar y en posiciones incómodas sobre un pedestal mientras nos masturbaban. Solo los que son capaces de ni mover la barriga al respirar, pasaban la prueba.
Comento recordando esos momentos de orgasmos forzados sin desahogo. Momentos los cuales me aplicaba huyendo del castigo y luchando por el premio sustancioso de obtener sexo con mi cuidadora Gloria.
Por mi mente pasa un momento en el cual estaba de rodillas sobre un pedestal luchando por no moverme mientras sujetaba en mi boca una pala soportando una copa llena de agua. La cuidadora Gloria observaba atenta el agua de la copa buscando la mas mínima onda de movimiento mientras me pajeaba el miembro en movimientos muy lentos. Fue casi imposible pero lo conseguí. Al final grandes chorros de semen cayeron al suelo en gotas pausadas sin que se moviera el agua de la copa. Casi pierdo el conocimiento, pasado unos minutos.
- Interesante. Eso con mi Tobi es imposible. Bastante me cuesta no oírle gemir como un cerdo.
Sus dedos resbalan en la humedad de mi glande y...
- Se me ocurre... Coge mi bolso del asiento de atrás.
Me dice en el momento que me suelta el pene.
Cojo su bolso y lo poso sobre mis muslos.
- Vale, coge un saquito dentro y ábrelo.
Lo hago y veo mi plug comprado en la tienda de Santa Brígida.
Se me había olvidado. Voy a dejar que te lo pongas tú.
¿En el coche, señorita Harumi?.
Si, lubrícalo con tu saliva y póntelo.
Extrañado lamo el chupete...
¿Que se dice, esclavo?
Gracias, señorita Harumi.
Esto ya agrava mas mi preocupación recordándome que, a pesar de estar en el interior del coche, estoy en la autopista pública. Y ya bastante tengo con tener los short en los tobillos.
¿Supongo que ya has aprendido a ponértelo tu mismo?
Si, señorita Harumi. Ahora mismo me lo introduzco.
Levanto mis posaderas del asiento y con el chupete del plug busco mi agujero. Harumi no se lo pierde y mira ladeando la cabeza hacia la carretera y yo. Por fin encuentro el hueco y tan solo tengo que empujar. Lo hago y enseguida me noto lleno. Hasta un cosquilleo placentero noto en la base genital. Lo mas raro es sentarme de nuevo. El pompón de cola de conejo se aplasta sobre el asiento. Siento como si me sentara sobre una pelota de tenis. Mis rostro preocupado divierte a Harumi, y suelta unas carcajadas.
¿Mejor, verdad?.
Si, señorita Harumi.
Vaya!, En un momento pasaste de ser un macho con semejante polla, a una putita con cola de conejo.
Harumi se ríe.
Su mano vuelve a mi pene y se recrea dibujando con los dedos los relieves. Mis ojos se pierden en la luna de cristal viendo cada vez mas cerca la zona sur de la isla. Ya casi estamos entrando a San Agustín, mucho no queda para llegar a Maspalomas. Así que cierro los ojos y disfruto, de una forma que igual es muy atrevida, de sus dedos acariciando el largo excitado de mi ser.
Otra vez, como cuando salimos de la casa de su madre, se hizo el silencio. Dentro de mi silencio, mi reto solo se limita en no eyacular. Conociendo un poco los gusto de Harumi al alquilarme, lo puedo adivinar. Estoy seguro que el control de orgasmos que le apasiona, son la prueba de mi objetivo. No puedo, no debo eyacular sin su permiso. Pero a ella le es indiferente si sus caricias podrían originar un orgasmo inaguantable. Poco a poco me está desquiciando. Gemir en silencio es muy doloroso por muy bien entrenado que esté. Harumi desprende una descarga en mi totalmente diferente a las cuidadoras de Tasarte. Esta descarga es mas fuerte e impactante. Su perfil físico es como el del sueño de la mujer mas bella jamás vista. Por ello mejor cierro los ojos. No quiero ver esa delicadas manos de una diosa acariciando mi sexo. Eso sería el final de mi reto. No debo de eyacular. No, no..
Ya entramos en un paisaje mas urbano, y me suelta el pene.
- Súbete los pantalones.
Me ordena en cuanto vamos doblando calles en Maspalomas.
De los duplex y complejos turísticos pasamos por las calles de pequeñas casas escondidas en Palmeras. Sorprendido me doy cuenta de que estamos en una zona muy privilegiada. Todo lo contrario a lo que me imaginaba. Al menos salir del coche con este atuendo ridículo iba ser mas fácil por la discretas calles sin paseantes. Cualquiera que ve mi cuello se da cuenta de que soy de propiedad. Y se que Harumi es mas discreta que su Madre a la hora de tener un esclavo en público.
El coche se detiene y da marcha atrás para aparcar. Aparca y coge su bolso que había dejado atrás después de ponerme el plug.
- Puedes salir del coche.
Salgo por mi lado y me encuentro de frente unas casas formadas en un complejo de apartamentos. Son muy bonitas y cuanto Harumi tranca su coche, se adelanta para que la siga.
No vi ni un alma en la calle, pero justo cuando entramos por un pasaje entre las casas, una pareja de extranjeros nórdicos se cruzan en nuestro camino. Harumi los saluda y ellos devuelven el saludo. Estos al pasar mas cerca se percatan de mi collar, muñecas y tobilleras. Me doy cuenta bajando la cabeza avergonzado. La chica extranjera, se puede decir que se aguantó la risa al pasar.
Es curioso, pero estando desnudo en Tasarte o en la Tienda, no me sentía tan avergonzado como ahora con estas prendas en público.
Por fin llegamos a su puerta....
Normas de adaptación
Desde el momento que Harumi abre la puerta, miro nervioso los alrededores del sitio. Me veo en unas casitas en fila formando unos atractivos apartamentos típicos de la zona. Dentro, donde damos con su puerta, es casi imposible oír los coches pasar, y eso a pesar de estamos muy cerca de una calle. De todos modos las manzanas de esta zona son parecidas alrededor de un kilómetro. Son complejos de apartamentos como casitas individuales a lo largo de varias manzanas. Yo ya me supongo antes de entrar, que en su trasera se unen con las demás con alguna piscina o parque comunitario.
Entramos. y como me parecía desde afuera, es una planta sencilla. Lo primero que veo al entrar con ella, es un gran salón con una decoración tan moderna como simple.
- Ya te puedes quitar la ropa.
Me dice en el momento que hipnótico veo como se descalza de sus zapatos en la entrada.
Con rapidez me quito la camiseta, los short y las sandalias. Vuelvo a estar de la forma natural del que me he acostumbrado. Incluso me anticipo a posar mis rodillas al suelo para sorpresa de Harumi.
- Uy! Que avispado. Me imagino que esa devoción no viene solo de una preparación de doma en Tasarte.
Ríe luego.
Lo cierto es que estoy muy entusiasmado. Es como si sintiera un aura acogedor en este apartamento. Una emoción me invade al mismo tiempo que mis ojos caen en los pasos de unos pies desnudos sobre el piso brillante que se dirige hacia el marco que limita otra habitación.
- Vamos!
Yo la sigo gateando tomando mi lugar como si fuera su mascota. Esto me vino de forma natural sin que me lo pidiera. Es curioso, pero dejando atrás mi vergüenza, ahora mismo me siento cómodo gateando detrás de ella. Me encanta fijar mi vista a esos hermosos pies descalzos sobre los suelos de su apartamento. Y se que gateando estoy mas cerca de ellos.
- Aquí esta mi habitación. Como verás, al pie de la cama te he preparado una colchoneta al suelo para ti.
Efectivamente, una colchoneta rectangular de 2x1 metro queda perfectamente extendida de tal forma que casi llego a pensar de que se trata de una voluminosa alfombra.
- Supongo que en Tasarte has aprendido diferentes protocolos para diferentes acontecimientos, pero en mi apartamento los vamos a resumir a mi manera.
De rodillas con las manos en mi espalda veo sorprendido como se desabrocha los jeans. Mi pene se levanta!
- Tendrás unas normas las cuales debes memorizar muy bien.
Se baja los jeans, y en cuanto le llega por las rodillas, se sienta en la cama...
- Como eres mi mascota de compañía, gatearás siempre para moverte por la casa. Tu cometido no tiene nada que ver con las tareas domésticas. Por lo tanto solo serás de utilidad sexual y juegos. Bueno!, algunos recados sencillos harás.
Se saca los jeans de los tobillos y los tira al piso delante mía.
Siempre que no te diga lo contrario, me seguirás gateando por si acaso te necesito. Si me detengo, tu te detienes quedándote de rodillas y siempre, óyeme bien, siempre mirarás a mis pies . ¿Eso te lo han enseñado en Tasarte?.
Si, señorita Harumi.
Pues yo tampoco soporto que un esclavo me mire por encima de los tobillos.
Pienso que para mi es fácil cumplir su mando. Lo hago y lo haría sin que me lo pidiera... Pero... Se acaba de quitar los jeans y me veo obligado a eliminar mi curiosidad por verla en ropa interior.
He leído documentos de Tasarte, y me ha parecido interesante el objetivo del por qué solo deben mirar los pies. Con esto vuestro sentido del oído se afina a las órdenes, y a su vez se crea un simbólico paso para una relación de fe del esclavo. ¿No?
Si, señorita Harumi.
Desconozco ese punto de vista pero me imagino que es así. Aunque yo disfruto viendo los pies y zapatos, tal como ahora veo que sus pies están sobre los jeans tirados al suelo.
- Se que no eres de mi propiedad, pero me puedes llamar Ama Harumi...
Me emociono conscientemente de lo que puede significar y le respondo:
Gracias, Ama Harumi. Es un honor considerarla dueña de mi.
Bueno, no te emociones mucho. De momento no tengo interés de tenerte como propiedad. Seguiremos con estos meses de alquiler, y luego ya veremos. Pero aunque seas de Tasarte, no me importa considerarte mío. A si que me puedes llamar Ama Harumi.
Sin dejar mirar sus pies entre el suelo y los jeans, de repente cae sobre ellos su blusa negra. Se la ha quitado!
Dentro de unos minutos me voy a dar un baño. ¿Sabes lo que una mujer espera de su esclavo antes de un baño?.
No, Ama Harumi.
Cae al suelo un sujetador negro...
No lo creo... ¿Seguro que no sabes lo que hay que hacer a su dueña antes del baño?
Esto... No estoy muy seguro Ama Harumi. ¿Que debo hacer?.
Cae al suelo con el montón unas braguitas diminutas. Dios mío, debe de estar desnuda! ¿Como no voy a poder elevar mi mirada?. No, no debo.
- Tonto!. Quiero probar tu lengua.
Como si explotaran mil fuegos artificiales siento una alegría enorme escucharla.
- Oh si, estoy a su servicio. Nada mejor me gustaría hacer Ama Harumi.
Harumi suspira de cansancio y se tuba en su cama. Sus pies se separan de lado a lado del montón de ropa dejando el camino para adelantarme hasta ella.
- Bueno, pues sorpréndeme.
No me puedo creer que la tenga en la cama desnuda y que no pueda verla al 100% cada detalle. Aunque me sorprende aún mas la naturalidad con la que me lleva. La tranquilidad y la confianza en si misma a pesar de su aspecto dulce y sencilla.
De camino entre sus piernas tengo la posibilidad de levantar la vista y encontrarme con su vulva. Ella mira relajada el techo con las manos extendidas en cruz a lo ancho de su cama. Unas rasuradas jorobas mas oscuras que el resto su piel se abren a medida que sus piernas se separan. Mi nariz esta cerca y percibo un olor muy íntimo. Es como resto de orina combinado con su sexualidad. Ella respira hondo en cuanto de mi nariz, sale el aire de mi respiración. Su sexo es todo un espectáculo desde mi posición. Si en su vulva no hay pelo, sobre su pubis una pequeña mata de pelos forman un triángulo perfecto. Mas arriba un horizonte mas interesante que una puesta de sol. Del plano de su vientre hasta sus pechos, como dos montañas que brillan con la luz directa de la lámpara, hay una vista de encanto que jamás hubiera podido soñar. Aprovecho que sus ojos están clavados en el techo para detenerme unos segundo a mirar su cuerpo. Son unos segundos de trance, totalmente enloquecido antes de sacar mi lengua.
- Mnnnnm!
Gime mi dueña en el primer contacto. Mi lengua lame despacio las carnes en bultos poco a poco. Es como si pidiera permiso antes de entrar a la zona mas rosada.
Pronto ella se levanta sobres sus codos en la cama y me mira hacer mi trabajo.
- A ver si consigues llevarme lejos.
Dice y luego echa su cabeza atrás apuntando su barbilla al techo.
Mi lengua encuentra el camino pasando por toda su raja de principio a fin. Separo cada bulto con mi lengua y la penetro con toda la longitud. Luego salgo y subo en busca de su clítoris algo comprimido entre carnes. Me sorprende como poco a poco su clítoris parece inflarse y salir mas hacia fuera. Ya mi lengua en círculos sobre él, apenas tiene que profundizar. Poco a poco me voy sintiendo cómodo a pesar de no usar mis manos. Cada gemido de mi dueña es un triunfo, y por lo tanto mi recompensa por mi trabajo. Me gusta oírla gemir, mi erección da fe del regalo que me está ofreciendo. De repente cuando mas húmedo esta su sexo, ella cierra sus piernas atrapando mi cabeza. Mis oídos dejan de oír de repente ocultos entre sus muslos. Yo hago lo posible para mantener mi nariz sobre la pubis para poder respirar. Sin embargo mi lengua no se detiene en ningún momento. No hay tregua, y cuanto mas aprieta sus muslos, mas rápido lameteo y penetro.
Harumi parece rendirse.... Se suelta de los codos sobre la cama, y se deja caer. Una gran viscosidad de flujos invade mi boca de tal manera que tengo que tragarme algo. Ella se impulsa otra vez, y se hace adelante para quedarse sentada y que sus manos cojan mi cabello. Pronto siento tirones del pelo y mas apretones de sus muslo...
- AUMMMMM!!!!!!! JAAAAAAAA!!!!!!
Sus manos me empujan feroces contra su sexo, de tal manera que casi le hago daño con mis dientes. Detengo mi lengua, y ella pronto se deja caer de nuevo a la cama con un gran suspiro de alivio. A si que lo mejor que se me ocurre durante este silencio es tomar sus flujos con mi lengua y tragármelos, intentando ya no buscar mas su clítoris.
- Que bien me siento ahora!
Acostada me mira. Luego se levanta...
- Vale, déjalo ya es suficiente. Recoge mis ropas del suelo. Luego en la cocina hay una puerta que da al patio comunitario. Verás un pequeño jardín y una caseta trastero. Pues dentro tengo la lavadora, y cerca un cesto de mimbres donde debes introducir la ropa.
Mis manos se llenaron de su ropa...
- Enseguida, Ama Harumi.
Antes de salir decidido...
Espera!. Esto que vas hacer es algo diario que harás sin que te diga nada. Todos los días que venga de la oficina te dejaré la ropa aquí. Y ahora que vas a saber donde está el cuarto de la ropa sucia, te la llevarás. ¿Entendido?
Si, Ama Harumi.
Otra cosa!, Como te he dicho las labores domésticas no son tu objetivo. Aunque pequeñas cosas como estas harás para que tengas alguna utilidad mas. Tres veces a la semana una chica me viene a limpiar y hacerme la colada. La verás por las mañanas cuando yo estoy en la oficina. No te preocupes por ella. Ella ya ha conocido a mi Tobi y Susi, y no le va sorprender verte.
Mientras me dice estas palabras yo no aparto la vista de sus pies.
Ah! El patio es comunitario, pero no te preocupes, tu atuendo no va sorprender a nadie. Eso si, afuera dejé unas pantuflas mías para no pisar descalza el patio. Te la pones como puedas, y solo allí dejarás de andar sobre tus rodillas y te pondrás de pie hacer tus deberes. Cuando entres, dejas las pantuflas y rastreas siempre cerca de mi por si te necesito.
Si, Ama Harumi.
Puedes ir.
Tan pronto me da la orden, salgo preocupado por la parte que me corresponde a lo del patio comunitario. Bueno, mas expuesto de lo que he estado en la tienda no estaré, pienso.
A la par Harumi se levanta de la cama y camina tras mía mientras yo rastreo con mis rodillas. Al salir de la habitación, mi dueña entra en otra, supongo que el baño.
- Cuando termines me esperas aquí dentro.
Dijo señalando la habitación en la que va entrar.
En cuanto veo la barra veo la cocina, casi en el mismo salón principal. Pero no muy lejos doy con la puerta. La abro y si, efectivamente doy al exterior por la trasera del apartamento. En el suelo hay un par de zapatillas rosas con el pelaje de los peluches en los bordes del empeine. Horrorosas para mi gusto, ridículas para mi... En fin, me pongo de pie y me las pongo en cada pie. Me van muy justos y mis talones se quedan fuera del apoyo. Que le voy hacer!. Ando con ellas buscando el supuesto trastero.
No se ve influencia de personas fuera, pero oigo conversaciones de los interiores de cada apartamento. Muy alejado veo en unos de los apartamentos a una señora de apariencia extranjera tendiendo en un tendero de plástico. Por suerte no se percata de mi presencia y rápidamente doy con el trastero.
Dentro del trastero, lo primero que veo es el gran cesto. Dejo su ropa, pero al caer al interior me quedo mirando su braguita. ¿Braguitas?, mas bien es un triángulo con hilos. La recojo y me lo llevo a la nariz. Aspiro lo mas fuerte que puedo en un afán de colocarme con todo su aroma. Luego las dejo de nuevo en el cesto. Y no por que no quisiera seguir oliendo.. Mas bien, me intriga verla en la ducha.
Salgo del trastero entusiasmado y unas voz femenina me alerta...
Cris (Cristina Nilsson)
Vecina y compañera de Harumi
- ¿Tu dueña está en casa?
Miré asustado de donde venía esa voz, y veo a una chica joven con los brazos apoyados en el muro que limita el patio de mi dueña y el de esta posible vecina.
- Si, esto... mi dueña está ahora mismo en el cuarto de baño.
Respondo avergonzado y mirando al suelo. Sobretodo me siento vulnerable ante la mirada de esta chica ya que luzco una gran erección. Que no es para menos, si lo sumamos a mi atuendo.
- Vale, pues avísale de que estoy aquí.
Confundido me voy hasta el interior dejando las zapatillas fuera, y busco a mi dueña. Tan pronto llego gateando a al cuarto de baño con la puerta abierta, oigo la ducha caer.
- ¿Estás aquí esclavo?.
Me dice desde atrás de las mamparas empañadas.
- Si, Ama Harumi. En el patio, una joven pregunta por usted.
Harumi abre la mampara rápidamente...
¿De la casa del al lado?.
Si, Ama Harumi.
Corre y ve, dile que pase, enseguida termino. Dile que se acomode en el salón y espera arrodillado cerca de ella.
Voy, Ama Harumi.
Salgo gateando hasta la trasera. Me pongo de pie y entro mis pies en esas odiosas zapatillas. Salgo, y veo que la chica esperando con los brazos apoyados al muro.
- Mi dueña le invita a pasar. Ella está en la ducha y en unos minutos sale.
Le dije en cuanto abro una verja pequeña cerrada tan solo por un pestillo.
- ¿Desde cuando eres su esclavo? Nunca te he visto.
La chica entra y mis ojos solo miran sus pasos en unas zapatillas con una cinta fina entre el dedo gordo y el resto. Son unas simples cholas para la playa con una suela muy delgada, que casi que pisa el suelo.
- Fui alquilado hoy, señorita.
Cuando llegamos a la entrada, ella conocedora de las manías de Harumi, se desprende de sus zapatillas. Pronto sus desnudos pies pisan el suelo del interior. Entonces yo me desprendo de las zapatillas de Harumi, y poso mis manos y rodillas en el suelo para ir tras ella hasta el salón.
Cuando la veo entrar, me doy cuenta de su atuendo. Va en unos jeans cortos, los cuales casi se ven medio gluteos. Su camisa o camisilla ajustada, apena cubre esos atrevidos mini jeans. Es rubia y lleva el pelo lacio hasta media espalda. Y si, es muy bonita y aparentemente muy joven. ¿Tendrá veinte años?. No lo se. En todo caso es muy bonita y me atrevo asegurarlo a pesar de que no soy capaz de ver su rostro. Me imagino que por lo que mi rabillo pudo ver, que es de ojos claros y una cara fina y triangular.
Ella se sienta en un sofá cómodo en cuanto llega al salón. Yo cumplo el protocolo, y me arrodillo a su derecha.
Aún se oye la ducha caer desde el baño. Mi dueña no tubo reparos en dejar la puerta abierta. La joven rubia mientras, mira a los alrededores hasta que fija su vista al mando de la televisión.
- Acerca me el mando, esclavo.
A su orden gateo hasta al mesilla y cojo en mis manos el mando. Luego rastreando en mis rodillas y me acerco a ella.
Ella me espera con las piernas cruzadas y los brazos en casa posadera del sillón. Estira una mano, y se apodera del mando. Rápido me pongo en mis rodillas a su derecha, mientras ella enciende la gran pantalla atornillada en la pared.
Los dedos de sus pies son algo largos a diferencia de Harumi. Cada uña brilla en un tono rosa muy claro. Perece no estar pintados en la lejanía. Esta chica se la ve muy cómoda en la casa de Harumi. Me hace suponer que viene con frecuencia, y mi presencia no la incomoda. me supongo que habrá visto mas esclavos por esta casa, o igual ella tiene alguno en su apartamento. No lo se, el caso es que hay mucha confianza en ella, y espera paciente a mi dueña. Hace unos zaping tranquila, sin mirarme. Es como si no estuviera, a pesar de que es evidente de que no aparto la vista de sus pies.
Pronto se deja oír caer la ducha, y a su vez las mamparas parecen moverse. A pesar del sonido de la TV, se la puede oír salir del plato de ducha.
- ¿Estás ahí, Cris?
Dice mi dueña desde el baño.
Cris baja el volumen de la tele y responde:
- Si, estoy en el salón.
Harumi asoma su rostro con una toalla en la cabeza.
- Muchacha!, que no me acordaba que llegaste hoy. ¿Que tal el viaje?.
Dice Harumi al mismo tiempo que vuelve a esconderse en el cuarto de baño.
- Pues bien, vine casi al mediodía. Te he llamado para avisarte, pero no respondías.
Luego desde el interior del baño Harumi responde:
- Claro!, Es que me dejé el mobil en el baño esta mañana cuando salí.
Derepente sale tan solo con una toalla tapando desde sus pechos hasta sus rodillas. El pelo esta peinado y suelto por delante de su hombro.
- Precisamente esta mañana fui a la tienda de Santa Brígida, y me hice con este esclavo.
Cris me mira y...
- Tu esclavo no ha bajado su erección desde que me lo encontré en el patio.
Desde mis rodillas soy consciente de lo ridículo que me puede ver esta chica. Las tobilleras, los brazaletes y el collar de cuero rosa que me compró Harumi en la tienda. Tampoco puedo olvidar el lleno del plug en mi ano, y los anillos genitales que aprietan casi al rojo vivo mi erección.
- Después de dos pajas, y mira. Aún tiene el efecto de esas pastillas del club.
Responde divertida mi dueña.
Cris se ríe y se inclina a coger con suavidad mi glande hinchado entre sus dedos.
- A mi esclavo le he puesto una bolsa de esas para cubrir los genitales. Son casi transparentes, pero su función no es otra cosa que retener en ellos, las pre-eyaculaciones que sueltan estos asquerosos.
Me suelta el glande y se limpia los dedos en sus muslos.
- Ya se de que hablas. Este es tan baboso como el tuyo, y si no le pongo remedio me va dejar los pisos algo pegajosos.
Dice Harumi entrando a su habitación. Antes me mira y..
Esclavo, aunque haya visita debes seguirme ya que estoy fuera de la ducha.
Oh si, disculpe Ama Harumi.
Como un rayo gateo hasta ella para entrar con ella en su habitación. No se si es el sentido de culpa, pero voy tan rápido que casi siento salirse el plug. Tras mía un hilo seminal cae por lo enloquecido que me ha dejado los dedos de Cris por unos segundos. El tacto agradable de una hermosa joven, tanto casi como mi dueña, me deja drogado de excitaciones. Creo y temo a la vez, perecer torpe y lento ante las normas de mi dueña.
- Se que te he mandado a estar cerca de mi invitada. Pero recuerda que desde que me veas, debes estar cerca de mi.
Me dice una vez dentro de su habitación.
Mientras ella busca en sus gavetas algo que ponerse, pienso en lo que ha dicho Cris sobre las manchas que dejan los penes expuestos de los esclavos. Se de que bolsas genitales habla. Nunca me lo han puesto, pero los he visto en otros esclavos en Tasarte. Son una bolsita de tela fina y transparente como medias de mujer que recogen con un apretado elástico, los genitales al completo desde la base. Luego una simple tira se amarra en la cintura para asegurar que no se caiga. No tapa prácticamente nada. Pero se utiliza para evitar goteras de lívidos o accidentales orgasmos a pleno semen.
- En la entrada dejé los zapatos. Tráelos aquí!
Me ordena mientras se pone un mini short pijama de ceda.
Gateo hasta el salón y me dirijo a la entrada principal. Cris sigue sentada y puedo notar que sonríe al verme. Recojo esos hermosos zapatos que me enamoraron en la tienda, y de rodillas ando hasta entrar de nuevo al cuarto.
- Otra norma. Cada vez que llegue a casa, debes de preocuparte de recoger mis zapatos de la entrada y traerlos al vestíbulo de esta habitación. ¿Lo ves allí?.
Dentro de la misma habitación hay otra con la entrada en arco que no tardo de ver. Harumi ya se está abotonando una camisa pijama de ceda.
- Antes de dejarlos con los demás zapatos, hay un paquete de toallitas húmedas en el suelo. Con ellas preocúpate de que las suelas queden limpias. No se te ocurra pasarlas por encima... Si ves manchas en el cuero, puedes lamerlo, pero nunca pases las toallitas allí, por que me los estropeas.
Voy hasta un arco y me encuentro otra habitación con un gran armario y una gran cantidad de zapatos, sandalias, botas, y zapatillas en el suelo formando dos filas a lo largo.
Otra norma importante... Cada vez que termines una tarea, aparte de ir en mi busca, debes besar el suelo a unos escasos centímetros de mis pies en señal de finalización de una tarea. Luego te esperas de rodillas a un lado. Sin olvidar que si me muevo debes seguirme rastreando. ¿Entendido?.
Si, Ama Harumi.
De repente mi dueña se retira de su habitación.
Tengo una tarea que realizar. Voy en busca del paquete de toallitas y si, efectivamente justo al lado de unas zapatillas están. El olor a ella es muy fuerte. Me encanta estar en su vestíbulo. Ahora que estoy solo, los zapatos que llevo cogidos me los acerco a mi nariz y aspiro fuerte todo el aroma dejado de sus bellos pies durante el día. La acción estimula en dosis fuertes mi excitación. Tengo ganas incluso de meter mi nariz en cada zapato por toda la fila. Pero no debo demorar mi trabajo. Así que cojo una toallita húmeda del paquete, y limpio a conciencia toda la planta. Mi empeño es tal, que los dejo como si no los hubiera estrenados aún. Me fijo en la parte superior, y de dos lametones quito algunas suciedades sin importancia. Quizás algunos mas por gusto. El zapato casi que brilla en su totalidad. Siento las ganas de morder el tacón fino, y lo hago. Bueno, será mejor que no me entretenga demasiado. Dejo los zapatos bien alineados en la fila y salgo gateando al encuentro de Harumi que debe de estar en la sala con Cris.
En cuanto llego a la sala me las encuentro sentadas en cada sillón. Voy hasta mi dueña, y beso el suelo muy cerca de unos de sus pies descalzos apoyado en el suelo. Ella no dice nada, entonces me incorporo a su lado de rodillas con toda la erección apuntando hacia Cris que está sentada al frente.
Es obvio, no puedo controlarlo. Después de oler sus elegantes zapatos, su sexo mucho antes cual pude devorar, es matemático que tenga esta erección. Y encima delante mía esta su guapa invitada con sus piernas cruzadas, cual no me dice otra cosa, que mi deseo de lanzarme a tomar cada dedo de su pie en mi boca. ¿Que puedo hacer?. Estar de rodillas no significa apoyar mi nalgas en mis talones. Estar de rodillas es mantenerme erguido sobre mis rodillas ligeramente separadas para que mis genitales cuelguen libres a la vista de mi dueña y Cris. Y si a esto le sumamos los apretados anillos genitales... Ni que decir del plug, que a veces es incómodo, pero cuando gateo masajea de forma cruel mi estado ya excitado.
Se interrumpe una conversación en cuanto Cris se fija en mi pene...
- ¿Que le has hecho?. Mira!, está goteando...
Dice Cris alongándose mas adelante para verlo mejor.
- ¿Yooo?, nada...
Dice Harumi a la vez que se viene a mi, y coge mi erección curvada hasta mi vientre...
- ¿Has estado tocándote, esclavo?
Pregunta sosteniendo mi miembro del glande.
- No, Ama Harumi. No me he tocado. Son solo restos pre-eyaculatorios.
Respondo muy avergonzado.
- ¿Y te parece bonito babear los pisos de mi apartamento?
Dice mientras agita mi glande. Dos o tres gotas caen al frente.
- Le pido perdón, Ama Harumi.
Digo abatido.
- Ves???!!!, ¿Ves como me estás dejando los pisos?.
Cris de repente explota de risa en cuanto me ve con una expresión de miedo.
- Desde que lo vi, supe que es un recién llegado de la academia.
Dice riendo Cris.
- Por?
Pregunta mi dueña soltando mi glande.
- No supo ni saludar a los invitados. Y se le notaba muy nervioso. Llegué a pensar si es que se estaba masturbando en el interior del trastero.
Dice Cris.
- ¿Eso es verdad?. ¿Te has estado masturbando cuando dejaste la ropa en el cesto?.
Pregunta Harumi vacilante a la vez que me desafía.
Noo, Ama Harumi. Jamás lo haría sin su permiso.
No se yo... Nunca me han gustado los chismes de castidad, pero como yo me entere o te vea tocándote, vas a llevar uno fijo hasta que vuelvas a Tasarte. ¿Entendido?.
Si, Ama Harumi.
Otra norma!. Cuando venga visitas, debes saludar besando a escasos centímetros de sus pies. Igual que cuando terminas tus tareas, como hiciste ahora. Sea quien sea. ¿Lo entiendes?.
Si, Ama Harumi.
Otra cosa!. ¿No hemos traído las bolsas que me ha dejado mi madre?.
No, Ama Harumi. Estas siguen en el coche.
Pues ahora te pones el pantaloncito corto con el que viniste, y sales con las llaves que vez allí colgadas a buscar las bolsas del coche.
Si, Ama Harumi.
Mis pantaloncitos están sobre un mueble de entrada, y las sandalias cerca en el suelo. Me los pongo y cojo las llaves de su coche del llavero.
Una vez que salgo por la puerta, la vergüenza es total. Miro para todos los lados y veo que el día ha oscurecido bastante. Sin camisa, el fresco es algo molesto. Casi trotando doy con la salida de los complejos y llego al aparcamiento en plena calle. Mierda!, hay gente paseando o quizás algunos que aparcan por la zona. El caso es que el collar y las muñecas me delata. Sin pensar demasiado abro el maletero haciendo clic, y saco todas las bolsas. Estoy tan lleno de bolsas, que las llaves las tengo coger entre mis labios. Así que una vez cerrado su maletero, troto hasta los apartamentos sin mirar a quien me pudiera ver.
Llego a su apartamento, y a sabiendas de que he dejado la puerta semi abierta, empujo ligeramente hasta entrar. Harumi y su amiga Cris charlan ignorando mi entrada. Yo automáticamente, sin que me diga nada, dejo por un momento las bolsas en el suelo y me quito los pantalones cortos. Los doblo y los dejo sobre el mueble bajo. Vuelvo a llenar mis manos de las bolsas, y voy directo en mis rodillas, hasta la cocina que me supongo que allí las debo dejar. Las dejo sobre el mueble bar y gateo libre hasta mi dueña.
Beso el suelo a pesar de ella está sentada con ambos pies recogidos al sillón. Ya no puedo hacerlos a sus escasos centímetros como ella me ha instruido. Al final no importa mucho, después de besar el suelo, me quedo en mis rodillas a su lado.
La conversación de ambas sigue pasando varios minutos. Derepente no existo, me ignoran, y solo siento la desagradable compañía del dolor en mis rodillas. Es como si fuera una figura, un desnudo griego en el salón. Mi pene sin embargo, es un inflamado salchichón sobresaliendo del aro testicular. Es un estado semi erecto, nervioso e impaciente. Mientras mi mirada se pierde en los suelos, algo puedo ver al frente como los pies de Cris están apoyados sobre los talones. Un pie encima de otro. Un pie con el talón en el suelo y el otro con el talón sobre el empeine del primero. Esto a su vez me permite ver parte de la planta algo sucia de andar descalza. Me supongo que, o bien su casa no es muy limpia, o sale descalza al patio. Es imposible que se le ensucie en esta casa. En los suelos de mi dueña puedo verme reflejado. Nunca había visto una casa tan limpia. Puedo adivinar lo maniática que es, que no deja que un esclavo haga las tareas doméstica y por ello contrata a alguien de confianza. No se, no será por eficacia el tema de los esclavos doméstico. En Tasarte hay verdaderos esclavos expertos en esas tareas. Sin embargo yo soy la prueba de que no busca un esclavo doméstico. De mi creo que lo único que quiere es placer sexual, una compañía débil o mascota, supongo, no lo se, no lo tengo muy claro aún.
Pasan mas minutos y la conversación se me hace difícil de entender. Sigo igual, ignorado y excitado por la vista de los pies de Cris que parecen esperar a que yo me arrastre a besarlos. Mi excitación es algo extraña, por que cuando me veo el miembro, veo como sube y baja su volumen acompañado de espasmos que ya no controlo. Es como si influyera el ser ignorado, los pies de Cris, y la incomodidad del plug. Ignorado me siento libre en exponer mis fantasías en mi pensamientos. Los pies de Cris es un deseo mas de mis fantasías. Y el plug, que se hace notar siempre, es una molestia. Llega un momento de la que estoy quieto como ahora, y duele. Y eso que es apenas un chupete pequeño del cual a veces al andar olvido que lo llevo. Cuando ando con el conectado siento mas la bola del exterior que el interior. Pero cuando estoy así de quieto, me molesta tanto como cuando me lo puse en sus coche. Es odioso. Y mi gusto por el es relativo.
- Tu esclavo no me quita ojo de los pies... ¿Te has fijado?.
Esas palabras que salieron de Cris me sobresalta.
Harumi dirige sus ojos a mi y...
- ¿No se supones que debes mirar al suelo?
Dice enfada
- Perdona Ama Harumi!
Suplico apenado.
Harumi baja la vista hasta mi miembro...
- ¿No te estás dando cuenta de que estás goteando mi suelo?
Miro mi pene y veo una linea pegajosa conectado del mismo hasta el suelo. No se que contestar...
- Trágate eso, y ve al baño a traer la toalla pequeña azul doblada al suelo a un lado del bidé.
Sin decir nada cojo en mi mano la linea pegajosa y me la llevo a la lengua lamiendo mi mano. Termino y en el momento que me dispongo a gatear hacia el baño....
- Eh! Eh! ¿Donde vas?.
Dice Harumi.
- Al baño, Ama Harumi.
Respondo confundido.
- ¿Y el suelo que? ¿Me vas a dejar esas babas en el suelo?.
Responde Harumi señalando la mancha con su índice.
Doy cuenta de ello y confundido voy a lamer el piso manchado. Me extraña por que creía que el paño era para eso. En fin, no pasa nada. Si he sido capaz de tragarme entera mi propia corrida, no va ser mas estos restos de excitaciones. Eso si, no es agradable. Pero en mi contratación en Tasarte no consta como límite. Así que no me que mas remedio.
Mientras limpio mis jugos, Cris recuerda lo importante que son esas dichosas bolsitas en los genitales de los esclavos varones. Estoy atento de la conversación deseando que Harumi no me obligue a llevar esas bolsitas en un futuro. Llega el momento que gateo apenado hasta el baño. Al final no pienso mas en ello y doy con la toalla azul. Con el doblado en mi brazo ando en mis rodillas hasta el salón...
- Extiéndelo aquí.
Dice Harumi señalando el lugar.
Extrañado los extiendo justamente a los pies del gran sillón donde no están ellas sentadas. Ellas están en los sillones mas pequeños a los lados del gran sillón. No entiendo...
Lo extiendo al suelo a los pies del sillón. La toalla es de 60cm x 60 apenas. Aún no entiendo su utilidad aquí. Entonces Harumi se levanta y va hasta el gran sillón...
- Cris, entonces te apetece verla ahora?
Dice mi dueña en el momento que se sienta y coge el mando de la gran pantalla.
Vale, Me parece una buena idea verla hoy. En fin, hace un tiempito que no nos vemos... Que mejor que ver esta la peli aquí. ¿No te importa si tu esclavo me atiende los pies?.
Claro que no, faltaría mas. ¿Por que crees que le hice traer su toalla?.
Cris se levanta y anda a sentarse al lado de Harumi en ese gran sillón. Yo en la confusión espero en mis rodillas a un lado de mi dueña, y como que me he olvidado besar el suelo después de extender la toalla. Estoy algo confundido. No me esperaba derepente este giro. De estar a punto de apagarse la conversación de ambas, que me estaba suponiendo que tarde o temprano Cris se iba a marchar, de repente se animan a ver un peli y yo voy a cumplir para atender sus pies. No me lo puedo creer. ¿Y entonces para que es esa toalla?
Harumi no solo tiene el mando de la pantalla y dvd, también tiene su móvil de teléfono. Están marcando...
- Buenas noches, para un pedido a domicilio. Ok...
Llama al telepizza. Le pregunta a su amiga y van dictando su pedido. Sin embargo mientras pide, yo sigo ignorado y a la espera mirando el cuadrado de la toalla. A un lado los pies de Cris estirados como antes, y al otro lado los pies en puntillas de Harumi mientras habla por teléfono.
111 min. de ¡Qué dilema!
Harumi termina su pedido y deja su móvil en la mesita de la derecha. Cris ya había elegido una película de uno de los muebles cercanos repletos de DVDs. Los ojos de mi dueña se abren de asombro...
- Joder, me has leído el pensamiento!.
Dice emocionada. Luego continua...
Esa película no hace mucho que la conseguí, y por falta de tiempo aún no la he visto. Fíjate que cuando hablaba con el Telepizza se me vino en mente... Y mira, vas y tu la coges. Que bueno!
Pues no se hable mas Harumi. ¡Que dilema! promete. Pinta bien esta comedia...
No esperemos por el pedido...
Harumi se levanta repentinamente y se dirige a una mesita bajo la gran pantalla.
La vamos viendo en lo que viene las pizzas. ¿Te parece, Cris?
Ay si, la vamos viendo.
Harumi en cuclillas prepara el dvd, mientras que Cris se respalda bien entre cojines.
Los acontecimientos van pasando a medida que surgen ideas. Sin embargo todo gira a mi alrededor. No soy parte de ello. Simplemente estoy quieto en mis rodillas esperando alguna orden. No puedo hablar, solo contestar. Ninguna protesta, ningún derecho. Solo obligaciones, y mi utilidad para las necesidades de ambas damas. ¿Que puedo hacer?.
Harumi deja caminar la película y corre en busca del mando. Luego pasando a mi lado se sienta en su sitio al lado de su amiga.
- Bájate esclavo!
Casi que no entiendo la indicación de mi dueña. No se, supongo que voy hacer de reposa pies. Me lo puedo suponer. Pero, ¿Y la toalla?
- Eh, colócate bien. Procura que esa polla babosa esté por encima de la toalla.
Lo podría adivinar, pero también tenía la esperanza de un ordeño o con la misma, me hubiera dejado pajearme delante de ellas. Pues nada...
No estoy muy seguro que altura busca. No se si acostarme boca abajo o a gatas. Elijo como prueba la última, y me dejo en rodillas y codos en el suelo con mi rostro mirando el lado de los pies de Cris.
Pronto el peso de los talones de Harumi se hace notar en mi espalda y casi en mi culo. Cris sube su pie izquierdo sobre mi nuca, y lo relaja de tal manera, que su peso casi me desequilibra. Me ajusto con profesionalidad dejando ver mi oficio lo mejor que puedo. Codos y antebrazos pegados al suelo. Mi mano izquierda casi debajo del ángulo de la planta del pie derecho de Cris, y mi mano derecha al otro lado, tras el talón apoyado en el suelo. Su pie derecho está muy cerca de mi rostro, casi los puedo tocar en mis manos. El olor diferente a mi dueña se puede sentir. Me enloquece, y solo en mi imaginación soy capaz de lanzarme a ellos sin permiso.
Los pies de Harumi ruedan en mi espalda con energía. Los golpes y los frotes son continuos mostrando así, un acto de nerviosismo e inquietud. Se que mi erección está sobre la toalla. Si estoy goteando, estos caerán sobre ella. Aunque los golpecitos de los pies de Harumi es como el que busca sacar las última gotas de la mostaza.
Completamente incómodo espero acontecimientos, aunque ahora que tengo la postura ideal a la comodidad de ellas, no veo que pueda hacer algo mas. Soy consciente de que debo aguantar y resistir el peso. Y no son los dos pies de Harumi con los talones en mi espalda y cadera los que me molesta, si no mas bien es el peso de uno de los pies de Cris sobre mi nuca los que me asfixia de calor.
Los sudores caen a chorros al suelo, y sin embargo la toalla es muy pequeña para abarcarlo. Esta tiene otra función, esta claro.
Cris se inclina un poco y sin quitar uno de sus pies de mi nuca dice:
- ¿Que pasa? ¿No vas a lamerme?.
Pero, ¿y yo como se lo que quiere?, pensé extrañado. Por lo tanto apenado por mi supuesto error le contesto:
- Si, señorita Cris, no me he dado cuenta de que me has dado permiso.
Tengo que alargar la lengua lo mas adelantado que puedo. Lo suficiente y justo para lamer un costado de su pie derecho. Eso si, apenas puedo hacer un recorrido mas largo. Tan solo llego a lamer desde la base del dedo gordo hasta medio costado. Ni mas arriba en el empeine, ni mas abajo en la planta. Y es que la culpa de todo esto la tiene la presión del otro pie en mi nuca.
Mi excitación a pesar de lo incómodo de la postura se hace notar bajo mi vientre. El olor y el sabor del pie de Cris, el tacto en su piel con mi lengua es embriagador. Siento unas ganas enorme de tocarme y pajearme como un loco aunque desobedeciera a mi dueña. Pero pienso que este autocontrol de alguna manera podría ser recompensada.
Despacio y suave, la punta de mi lengua ridículamente estirada recorre el arco inferior de su pie. No se si llega a notar cosquillas, pero de vez en cuando se recoge los dedos. Entonces por si acaso busco mas alto lo que pueda lamer sobre el empeine.
Mientras sufro y gozo de mi trabajo, la película sigue caminando ante los ojos de las damas. De repente noto que Harumi se recuesta a su izquierda a lo largo del que el sillón la deja. Se acomoda de su costado, y por unos momentos no siento los pies de mi dueña. Pero no mucho tiempo, pronto se acomoda de espaldas al asiento y deja los talones sobre mi trasero.
Ding dong!
Suena el timbre.
- Debe de ser el telepizza.
Dice Harumi algo fastidiada por tener que dar pausa al DVD.
- Esclavo, ve y abre a ver quien es.
Dice mi dueña.
Esa orden me hace un nudo en la garganta. No me queda de otra que recordar que en la sociedad en la que vivimos, el operario del pedido no se va a extrañar verme así. Sabrá que soy un esclavo, y no pasa nada. Casi que me tengo que auto convencer a mi mismo... Vamos...
Después de que Cris quitó su pie de la nuca, yo me dispongo a gatear por lo menos, hasta la puerta. Llego y me levanto por fin como un casi ser humano. Abro y... Efectivamente, el telepizza.
- Buenas noche... esto... ¿Y su dueña?.
Dice el chico del pedido extrañado al verme desnudo con el collar en mi cuello como el esclavo que soy.
- Si espere... "Miro hacia mi dueña y Cris" - El telepizza mi dueña.
Digo aún sin abrir la puerta del todo.
- Recoge las pizzas y déjalas sobre el mini bar, esclavo.
Dice mi dueña al mismo tiempo que se levanta a buscar su su bolso.
El chico me pone las dos cajas de pizzas en las manos. En mi no toma ninguna educación, lo hace de forma que me recuerda mi lugar a pesar de que no soy de su propiedad. Sobre las dos cajas pone las bebidas y me hace señas de que ya llevo todo. Entonces me alejo de la entrada dejando la puerta abierta, y voy hasta el mini bar. Mi dueña es la que se encarga de pagarle. En poco tiempo despide al chico y todo queda como algo natural. Mi presencia apenas a asustado al extraño.
- Esclavo, ven aquí.
Mi dueña me necesita.
Ella desde la cocina saca una gran bandeja plateada. Me pide que le acerque las cajas de pizza, y que se las abra. Mientras, mi dueña se encarga de cortar y separar las lonchas. En poco tiempo ya tenemos triángulos de trozos de pizzas sobre la bandeja. Ya yo la sostengo en mi mano a la vez que ella prepara las bebidas en copas y limón. Terminado, ella rueda la mesita hasta donde yo estaba atendiéndolas, y me indica soltar la bandeja sobre ella.
- Trae las bebidas, y ponlas con la bandeja.
Dice mientras se sienta con su amiga.
Yo a dos pasos cojo las bebidas, y rastreando en mis rodillas hasta ellas dejo las bebidas sobre la mesita.
De rodilla veo como cada una coge un trozo y dan delicados sorbos de refresco de sus copas. La toallita que tenía debajo para mi, se ha quedado en el olvido bajo la mesa. Entonces confuso me dejo caer a los pies de mi dueña apoyándome en mis codos. Mi espalda totalmente arqueada simula un gato con ganas de atención. Cerca de mi rostro los pies de Harumi se cruzan uno encima de otro. Las plantas limpias no tiene indicios de pelusas ni polvo. Se ven apetecibles y mis deseos por lamer esas plantas son cada vez mas intenso. Casi que me lleva un impulso a hacerlo por mi propia iniciativa. Ella sin embargo me ve de vez en cuando, sabe que estoy allí a sus pies, se que le gusta verme así sin que me tenga que decir nada. Se que la libertad que me he tomado por posar de esa manera provocativa, no la molesta. Ya los pies de Cris queda al otro lado de la mesilla, y yo tuve que elegir los de mi dueña guiándome de la lógica. Lo que claro... No me atrevo a besar, y menos a lamer, si ella no me lo ordena.
Se quita el pause y la película sigue. Sigue de tal manera que ya mi dueña se olvida de mi. Ya ni me mira. Y tampoco me dice nada. Yo sin embargo tengo hambre, y mas con los olores de las pizzas. A si que nada... Esperar y quedarme en esta posición. Al menos puedo intentar percibir olores de la piel de sus hermosos pies. Al menos...
Pasado un rato largo...
- Ponte aquí!
Dice Cris señalando un lugar a sus pies.
De un sobresalto voy y me acomodo de igual manera, pero esta vez hacia Cris.
- Nooo, solo quiero apoyar los pies en tu espalda, esclavo.
Dice para mi decepción , ya que esperaba atender sus pies. Pero no, ella solo quiere colocar sus talones sobre mi espalda. Me coloco y ella no tarda en descansar su pies sobre mi.
De esta manera tengo una oportunidad de ver algo de la película. Con solo virar mi rostro a la izquierda puedo ver la gran pantalla. Ignorado y con el calor de los talones y gemelos de Cris veo aguantando la risa los golpes de la comedia. En cambio ellas ríen a carcajadas pasando una tarde noche agradable. Disfrutan de la cena y del humor de la comedia. Y no se... ¿Yo puedo decir lo mismo? Pues quizás el hambre sea negativo, pero sexualmente estoy muy excitado. De manera extraña yo también estoy disfrutando. Disfruté cuando lamí a penas el costado un pie de Cris, el estar cerca de ellos, también los de Harumi, no se, tampoco lo paso mal. Eso si, ignorado casi por completo. Solo me usan como objeto o mueble y no hay una atención sexual. ¿Y que?. No es mi derecho. Ya puedo estar agradecido de ser acogido y de ser útil como reposa pies. ¿Que mas puedo pedir?.
Pronto el día se va apagando como yo me voy agotando. Tengo la esperanza de que cuando la peli termine y Cris se vaya, mi dueña se acuerde de mi y me de de comer. De momento aún queda la mitad, y cada vez soy mas ignorado. Mientras Cris reposa sus pies sobre mi loma, Harumi los reposa sobre la mesilla al lado de la bandeja con resto de migas y las copas casi sin bebidas. La posición también es agotadora, y duelen los codos y las rodillas. Ya tan solo por esto, mi pene ya no esta erecto y reposa blando a la gravedad bajo mis muslos separados.
De repente siento que el plug se va separando. Es extraño, pero casi me he olvidado de el. No se si es que casi que lo he tenido medio caído y no me he dado cuenta, o es que por extrañas circunstancias este le ha dado ahora por resbalar y salirse un poco. No lo entiendo. Hago fuerzas en mi entrañas para retenerlo, pero este sigue saliendo poco a poco. Temo que se pueda caer. Con todo lo que he gateado y andado con el, ¿Y ahora quiere salirse solo?. Espero que a mi dueña esto no la moleste.
Nada, por mas esfuerzo que hago, este sale mas. Se me va caer al suelo.
- Se le está cayendo el plug, Harumi.
Se da cuenta Cris para mi sorpresa. Quizás es muy vistoso.
- ¿Y eso?. Me da que está sudando mucho de calor. Está muy empapado.
Responde Harumi.
Casi al mismo tiempo noto como alguien me empuja el plug y luego lo saca...
- Mejor se lo quito, se le va caer seguro.
Me doy cuenta de que es Harumi quien me quita el plug. Y con esto gano otra vez una erección inmediata.
El plug no se a donde lo dejó, pero al final ella se recuesta de nuevo y sigue atenta a la peli. Cris pronto baja las piernas de mi espada y se hace hacia delante...
Siento de repente las manos acariciando mis nalgas erguidas a su altura ideal. Son dedos suaves que rozan mi piel provocándome espasmos de cosquillas. Luego me ahogo en silencio en cuanto siento su palma apretar mis testículos. Los aprieta suave con mucho cuidado sin hacerme daño. De la forma con la que juega con mis testículos, puedo adivinar que lo hace estando mas atenta de la peli que de mi sexo. Es como si le relajara amasarlos, por que es lo que hace. Me los amasa jugueteando con las bolas entre los dedos. Ahora son sus dedos los que juegan con el saco y las bolas como si fuera un saco de dos boliches. Eso si, aveces me hace daño.
Después de un rato siento como sus dedos atrapan el eje de mi pene. Estos empujan y saca mi erección del vientre hasta llevarlo tras de mi. Prácticamente lo hace asomar entre mis nalgas. Entonces los dedos se deslizan hasta la punta y sostiene el glande con cuidado. Me imagino que sabe que goteo. Me puedo imaginar esos dedos bañado en líquido preseminal.
Gimo y gimo de placer mientras Cris juega con mi sexo. Siento que el camino para una erupción se está llenado. No se hasta cuando podré aguantar. No debo... Es peligroso eyacular sin permiso y encima manchar el piso ya que la toallita se ha quedado olvidada. Harumi está tan atenta de la peli, que no se da cuenta de que algunas gotas pueden estar cayendo al suelo. Sería terrible si eyaculara al completo.
Si antes sudaba, ahora mas que nuca. Estoy haciendo un esfuerzo imposible por no eyacular. Y es que Cris parece que no se da cuenta, pero sigue atenta a la peli, y al mismo tiempo masajea y acaricia el largo de mi falo a su gusto.
Hay risas, pero son ocasionadas por la comedia. Cris no me suelta. Ríe y sigue con los masajes.
Mi vista se nubla, siento que voy a perder el conocimiento, no aguanto mas.... Un gemido mas profundo alerta a Cris que cuando casi estoy a punto, me suelta el miembro a tiempo.
- Un poco mas y te dejo perdido el suelo, Harumi.
Dice riendo Cris tan solo sujetando entre el pulgar y el índice la piel del saco testicular para que Harumi pueda ver mi erección rebotar bajo mi vientre.
- Ay no, si no te importa coge la toallita que creo que está debajo de la mesilla.
Responde Harumi.
- Descuida, no me apetece.
Dice Cris mientras se echa hacia atrás y vuelve a reposar sus talones sobre mi espalda.
Es el fin. Aquí acaba la lucha por no eyacular, y me entra un desesperado desconsuelo por eyacular. Dios mío, este cambio repentino podría provocarme un infarto.
Así pasamos varios minutos, ya casi que va terminar la película. Mas o menos me he recuperado de la desesperación por eyacular, pero aún no he perdido la erección. La erección la he mantenido por pura esperanza e incertidumbre de esperar otra posibilidad que nunca llegó.
Nada, la película termina y una patada suave de Cris me indica retirarme de sus pies. Esta aprovecha y se estira...
- Me encantó!
Dice mientras termina de estirarse.
Yo voy gateando hasta los pies de mi dueña y espero en la misma posición.
- Estupenda, no se como no la he visto antes.
Responde Harumi que luego me mira....
Esclavo, recoge la bandeja y las copas de la mesilla.
Si, mi dueña.
De rodillas y rastreando hago mi trabajo dejando la bandeja y las copas sobre la mesa de la cocina. Terminado vuelvo al mismo sitio.
Ellas charlan y comenta la película por un buen rato desde mi llegada en la misma posición. Así paso mas rato entretenido por la visión de los pies descalzos de mi dueña sobre el brillante suelo. Esta visión se suma por el reflejo que da sobre el suelo con la luz encendida. Me encanta.
- Muchacha, me tengo que ir... Ya son casi las 11.
Dice Cris levantándose de su asiento.
- Como quieras, yo no te echo.
Ríe Harumi.
Además, mañana vas a trabajar.
Descuida, tampoco es que vaya a madrugar.
Pues nada muchacha, me gustó mucho tu nuevo esclavo, haber si un día nos hacemos un cambio para variar.
Por mi no hay problemas, es mas... ¿Quieres tenerlo esta noche ya que mañana se va quedar solo por la mañana?.
Ah nooo, es que salgo con mi madre mañana. Quizás otro día.
Vale, no pasa nada.
Se dan dos besos y Cris busca sus zapatillas en la entrada trasera. Allí se vuelven a despedir mientras yo espero en el salón esta vez en mis rodillas.
Pronto aparece Harumi sola.
¿No has comido, verdad? Pobrecito.
No, Ama Harumi.
Respondo apenado mientras ella se acerca y acaricia mi cabello.
- No te preocupes. Tengo tu alimento y ahora mismo vas a cenar.
Entonces me viene ganas de orinar.
Para avisarla debo besar varias veces el suelo cerca de sus pies. Pero ella se ha ido hasta la cocina. Así que la sigo.
- ¿Que te pasa, esclavo?
Pregunta después de verme besar varias veces el suelo a sus pies.
Ama Harumi, le pregunto si puedo ir a orinar.
¿Orinar solo?
Si, Ama Harumi.
Vale, esa es otra norma que voy a enseñarte. La manera de pedirme permiso está bien. Lo que ahora te voy a explicar como orinar...
Harumi se dirige al baño y yo gateo tras ella. Esta abre la tapa de la vasija y...
Siempre sentado, entendido?
Si, Ama Harumi.
Ella espera con los brazos cruzados a que yo me siente en la taza y orine. Este no tarde en caer...
¿Terminaste?
Si, Ama Harumi.
Bien, pues después de orinar a parte de tirar de la cisterna, debes sentarte en bidé. te das agua en tu cosita y luego... ¿Ves esos pañitos que tengo escondidos detrás del bidé?.
Si, Ama Harumi.
Pues te secas bien, ya me entiendes. Aquí vas estar siempre desnudo, y no quiero ver orina en ese pene. ¿Entendido?.
Si, Ama Harumi.
Así que hago la operación bajo la atenta mirada de mi dueña hasta terminar.
Pronto ya estamos saliendo hasta la cocina donde ella me prepara un cuenco doble de perro. Uno lo cubre de leche y el otro de pienso especial para esclavos.
- Ten mi niño.
Me dice cariñosa dejando el cuenco cerca.
Tranquilo y sin hacer desperdicio de mi alimento, como y lamo la leche sin ayudarme de mis manos. Siempre cumpliendo el protocolo enseñado en Tasarte.
Harumi se vuelve al salón y se dispone hacer zaping con el mando.
En cuanto termino gateo hasta los pies de mi dueña y beso una vez el suelo. Ella apaga la tele y bosteza...
Chico, vamos a tener que acostarnos. Hoy ha sido un día muy largo.
Lo que usted diga, Ama Harumi.
Bueno vamos a enseñarte tu sito para dormir.
Harumi se levanta y gateo tras ella hasta su dormitorio. Entramos y me ensaña la litera extendida bajo los pies de la cama. Yo ya se que es mi lugar y me acuesto boca arriba.
Buenas noche, esclavo. Ya mañana te comento que vas hacer en cuando me valla a la oficina.
Buenas noche, Ama Harumi.
No se que me pasa, pero caigo rendido. Apenas noto a mi dueña por la habitación y cierro los ojos. Ni siquiera se si al rato se acostó mi dueña. En menos de nada, me apago como un robot. Mañana será otro día....
ZZZZ
Evitando la castidad
Mi cuerpo se siente flotar entre cortos fragmentos de sueños. En casi todos ellos busco con devoción los pies descalzo de mi dueña. Siempre estoy apunto de besarlos pero ella los aparta. Pronto noto el cálido tacto de su piel sobre mi vientre. ¿Parte de mis sueños?...
- Ey!
Su voz energética me alerta.
- Ey! perezoso!
Abro con dificultad los ojos... No es un sueño!. Harumi está sentada sobre el pie de la cama con sus dos pies apoyados en mi barriga.
¿No te da vergüenza?. Que tenga tu dueña que despertarte... ¿Que te has creído, esclavo?
Perdón, Ama Harumi. Me he quedado dormido...
Contesto a la misma velocidad que me incorporo con mis codos y rodillas al suelo para besar el suelo cerca de sus lindos pies desnudos.
Mi erección es completa, totalmente condicionado por mis sueños. Sueños fragmentados en diferentes etapas que he vivido. La única diferencia es que la protagonista siempre era mi nueva dueña. Es como si hubiera estado siempre con migo en Tasarte. Y es que desde que he pasado mi tiempo allí, no hago mas que soñar con ello. Siempre con la misma tónica de mi desconsuelo por eyacular ante tantas burlas de miles damas que han abusado de mi.
Harumi se había levantado mucho antes de despertarme de esa manera. Con el rabillo del ojo compruebo que va desnuda con tan solo una toalla cubriendo desde sus pechos hasta medio muslo. Su pelo lo lleva suelto y mojado. Está claro que acababa de venir de darse una ducha. ¿Que hora será?, no lo se. El caso que en mi mas profundo sueño no había notado que se levantara a darse una ducha por la mañana. Entonces recuerdo que mi dueña se está preparando para marcharse a su oficina. A lo que me pregunto... ¿Me quedaré solo en el apartamento?.
Harumi como otras veces me deja sin adorar sus pies y se levanta bruscamente hasta un perchero sobre un pedestal cargado de un traje gris de oficinista.
- Ve a mi vestidor y trae me los zapatos de ayer.
Dice al mismo tiempo que tira su toalla sobre la cama.
Con un vistazo rápido a su desnudo y precioso culo gateo como un perseguido hasta su vestidor. Allí está sus elegantes zapatos que ayer me volvieron loco. Al ver lo limpio y reluciente que están, no dudo en darle un repaso con mi lengua en las punteras. Me recreo un rato, pero solo un rato a no ser que mi dueña se moleste. Entonces los recojo en mis manos y ando de rodillas hasta ella...
Aquí tienes Ama harumi.
Buen chico!
Harumi está delante mía en unas diminutas bragas, y mientras se pone un sujetador negro como su tanga, me dice:
- Ya sabes que tengo que salir. Espero que hoy seas un buen chico y...
En ese momento mira encogiendo las cejas mi erección...
Uy!, Seguro que cuando me vaya te vas matar a pajas en mi apartamento!
No, Ama Harumi... Eso ni pensarlo.
Eso no te lo crees ni tu. ¿Lo estás desando, verdad?.
Bajo aún mas la cabeza de vergüenza.
Dime, ¿Quieres desahogarte?.
No, sin su permiso Ama Harumi.
Adorno una repuesta para decir que si y a su vez mostrar mi respeto ante mi dueña.
En ese momento mi dueña ya se había puesto una falda gris y una blusa negra con lineas plateadas. Se dirige a su cómoda y coge una cadena plateada. Luego avanza a mi espalda y...
- Junta las manos a la espalda para ponerte la traba en los brazaletes.
Dice agachándose a mi altura.
Las junto y no tardo en notar el clic en mis muñecas. Harumi me pone entre las argollas salientes una traba para maniatarme. Luego la cadena sobrante la engancha en mi collar con la suficiente altura para elevar mis manos mas arriba de mi cintura.
- Perfecto, con esto evitamos que te toques como un cerdo. A mi no me importa que tengas tus desahogos, lo que pasa que no lo permito a mis espaldas. Si quieres correrte me pides permiso. Que yo si tengo humor y me apetece, me encargo de ello. Prefiero maniatarte antes que ponerte esos estúpidos dispositivos de castidad. Me gusta que mis esclavos se muestren excitados con esa cosita saliente tan divertido.
Dice soltando una risa al final.
- Antes de irme te voy a dejar dos cuencos con galletas y agua en la cocina. Puedes moverte libremente por el apartamento, y si quieres ir al baño lo haces. Ya sabes como hacerlo... Lo que limpiarte, ya me encargaré yo al medio día.
Dice Harumi al mismo tiempo que se pone una chaqueta gris. Luego anda hasta la cocina y yo la sigo en mis rodillas.
- A las 9:30 va a venir la chica de la limpieza. Ella tiene su llave, y cuando entre te vas a mi vestidor y permanecerás allí hasta que termine su trabajo. No te preocupes por ella, ya está acostumbrada a ver esclavos.
Harumi deja un cuenco de bolas de galletas y otro de agua en el suelo de la cocina. Mira su reloj...
- Vamos al salón.
La sigo algo desconcertado por todo y ella se sienta en su sofá.
- Ponte de pié!
Con la dificultad que supone estar maniatado me pongo de pie ante ella. Mi erección apuntando hacia su bello rostro palpita y una gota cae al suelo. Entonces ella alarga su mano para sopesar mis bolas...
- Buf! Está muy cargado. Aprovechando que la limpiadora va venir, será mejor que lo eches todo aquí, porque si vas dejando gotas por el apartamento le vas a dar mucho trabajo a Azucena.
Sus dedos ahora recorre mi glande casi morado al mismo tiempo que tapona la salida del pre eyaculamiento.
- Tu cara es un poema! Anda, date la vuelta.
Obedezco y me doy la vuelta.
- Ahora, baja la cabeza lo mas que puedas y separa las piernas.
Confundido me inclino de mi cintura lo mas que puedo y separo las piernas para que mis pesados testículos queden a la vista tras mi culo.
La emoción me invade derepente en el momento que sus suaves dedos juguetea con mis bolas como si de una delicada inspección se tratara. La sensación es evidente cuando el sonido de mi gemido interrumpe un momento de silencio. Entonces ella atrapa mi miembro casi pegado a mi ingle y lo lleva hacia ella pasándolo entre las piernas hacia afuera. Tal como me vio en la tienda de esclavos.
- Te voy a ordeñar. ¿Crees que lanzarás toda tu carga en un momento y no me cansaré?
Dice sosteniendo el miembro con una mano mientras se inclina un poco para coger un cenicero de la mesilla del salón.
- Si, Ama Harumi.
Respondo casi gimiendo.
La sensación cálida de la piel suave de su manos envolviendo mi miembro casi me hace perder el conocimiento. Es extraño!, he estado acostumbrado a ser manipulado de mis genitales por muchas damas, y sin embargo ella es capaz de lanzarme una descarga de sensaciones que me llevan al límite. Casi que sin la necesidad de bombeo soy capaz de derramar toda mi carga entre esa mano que tanto poder emite sobre mi.
- Pues vamos!, Ni te recrees, porque ahora mismo me tengo que ir.
Dice a la vez que bombea el falo suavemente.
Hay un aire desinteresado en ella en el momento que mira el reloj. Luego reanuda la marcha de bombeo sin gastar mucha energía. Allí sentada en el borde de su sofá con una mano ordeñando y la otra sosteniendo el cenicero no muestra ningún obstáculo de incomodidad. Mas bien soy yo que con las piernas amplias tengo que flexionar mas las rodillas para estar a su altura.
Poco a poco empiezo a sentir como me tiembla las piernas. La sensación es mas fuerte que mi sentido común, e incluso pierdo la orientación. ¿Son así los efectos de una droga fuerte?. Oh Dios!. Si lanzo mi orgasmo entre sus suaves dedos, seguro que caigo de frente contra el suelo.
Harumi suelta un quejido de desaprobación por mis temblores y luego endulza su carácter, ahora mas compresiva, al comprobar que me es inevitable mantener la compostura. Entonces suelta el cenicero dejándolo sobre la mesita del salón y atiende mis pelotas.
- Zuush!
Como si de un animal ordeñara, mi dueña susurra con dulzura mi "agonía". Una mano bombea sin apenas apretar, y la otra juguetea entre sus dedos mis testículos que apenas se pueden contraer debido al apretado aro. Derepente suelto un gemido sonoro del que no pude contener a pesar de posibles represalias. Harumi tira de mi pene hacia abajo de tal manera que tuve que flexionar mas las rodillas. Luego en diagonal me lo dirige hasta la mesita del salón justamente sobre el cenicero. Ni siquiera pretende cogerlo. Ella dirige mi glande contra el frío cristal del cenicero, y en un momento que estoy apunto de caer de lado, ahogo otro gemido para lo que está apunto de llegar. Lo evidente pronto es un hecho y mi autocontrol es inútil en el momento que suelto una gran carga de semen contra el ahuecado cenicero.
- Buen chico!. Has conseguido que tu dueña no se canse de ordeñarte. Muy bien, muy bien, así....
En un gran esfuerzo para mantener el equilibrio y no caer, desahogué todo deseo por eyacular entre esas suaves manos que ahora acarician premiando mi actitud en devoción. Casi que en cuclillas y con la incomodidad que supone estar maniatado cierro los ojos al comprobar que abiertos lo veo todo borroso. Podría perder el conocimiento, y en un momento que estoy apunto de caer de frente, Harumi se aferra en mi pene para mantenerme el equilibrio. Y lo consigue...
- Tranquilo!
Susurra dulcemente mi dueña al comprobar que me muerdo los labios temblando entre sudores.
- ¿Contento?
Me dice en el momento que suelta mi pene y yo no puedo evitar caer de rodillas al suelo.
Ella suelta una risa y espera a que yo recobre mi compostura. Así que siguiendo en mis rodillas me doy la vuelta, miro el cenicero cargado de semen hasta incluso por fuera en la misma madera de la mesa, luego miro sus zapatos juntos, sus piernas juntas y sus dos manos sucias de mi semen apoyadas desde sus muñecas sobre las rodillas, y le digo avergonzado...
Si Ama Harumi, le estoy muy agradecido.
Esta bien, ahora espero que te comportes mientras estés solo. ¿No rozarás tu colita por los muebles, verdad?
No, Ama Harumi. Yo la esperaré inmóvil en su vestidor hasta que llegues.
Vamos a ver... Espero que te portes. Al esclavo Tobi lo he tenido que castigar varias veces por que he visto semen entre los cojines y una vez supongo que habrá metido su colita entre mis zapatos, y el muy hediondo me los empapó de semen. Nunca le puse dispositivos de castidad como hacen mis amigas, pero el castigo fue inolvidable, y ahora ni se le ocurre hacerlo. ¿Tu no serás igual?
No Ama Harumi, le juro que nunca haré nada que le disguste.
Muy bien...
Responde mirando su reloj...
- Me tengo que ir, te dejaré maniatado, y ahora límpiame las manos.
Entiendo rápido su orden, y demostrando mi adiestramiento de Tasarte me lanzo a lamer sus dedos y la palma de sus manos con mucha devoción. Y cuando estoy casi terminado con la tarea, ella se levanta y coge el cenicero y se lo lleva hasta la cocina. Yo la sigo gateando. Entonces ella mete el cenicero en el fregadero y abre el grifo para lavar el objeto y el resto de sus manos.
- Ya te puedes ir a mi vestidor. Si quieres recostarte en el suelo, puedes hacerlo.
Me dice justamente cuando coge su bolso y las llaves.
Desobedecí su orden por unos segundos para antes besar el suelo a escasos centímetros de sus elegantes zapatos y luego me voy con algo de pena por la despedida. Entonces oigo cerrar la puerta.
Encuentro con la limpieza
Hace ya casi media hora de la salida de mi dueña y yo sigo embobado en su vestidor mirando toda la colección de zapatos, zapatillas y sandalias que casi me rodean. Cada par está perfectamente alineado de una pared a la otra. Los talones tocan la madera del escalón siguiente de zapatos. Y es que son dos filas en distinto nivel de zapatos los que me tienen con una mirada cautiva y en una excitación casi inmediata. El olor, la elegancia a la vista, son los factores que me van despertando una erección a pesar de ser recientemente ordeñado. Hizo bien en maniatarme a las espaldas, si no ya estaría dándome fuerte ante un arsenal de calzados.
Con calma rastreo mis rodillas hacia ese arsenal. La incomodidad de mis manos maniatadas no es un inconveniente para bajar mi hocico en unos pares de zapatos mas viejos, o por lo menos aparentemente mas usado. Pero que diablos!, mejor rastreo hasta las zapatillas de andar por casa que seguro que aún mantiene su olor. Mi frente ya choca con el talón y aspiro con fuerza su acolchado interior. Por lo menos aquí el fuerte olor del cuero no cubre su olor natural. Y si, puedo olerla... Puedo sentir su olor ante la confusión de tanto material. Sus pantuflas blancas conserva parte de ella y me embriaga de éxtasis. Las beso repetidamente hasta que me dejo caer a un lado. Entonces delante de mi veo unas deportivas blancas y celeste. No pierdo tiempo en levantarme sobre mis rodillas y meto mi hocico en el hueco para oler su interior. Aspiro tanto aire como puedo y noto apenas algo mas que el material de las zapatillas. Deben de ser nuevas y no pierdo mas tiempo en ellas. Rastreo hasta los zapatos de tacones altos y beso cada puntera... Las azules, las rojas, las negras y pronto llego al grupo de sandalias de tacón y planos buscando en cada beso mas aromas. Paso un buen rato así hasta que...
Un clic en la puerta me alerta!. Tiene que ser la limpieza o la vuelta repentina de mi dueña. Aterrado espero sobre mis rodillas en el momento que se va prolongando el sonido de la puerta al abrirse. Alguien con llaves esta entrando!. Con los besos y mi nariz había movido algunos calzados. Así que rápidamente con las rodillas las empujo para alinearlas como estaba.
Lara, ¿Te vienes con migo a la 17?
No creo que esté Tobi. Hace una semana que no lo tiene en su apartamento, Lara.
Dos voces femeninas me ponen nervioso. Noto sus paso ya por el salón.
- Tobi!
Llama con tono algo burlona una de las voces femeninas.
Me supongo que llama al que fue el esclavo personal de Harumi y no me atrevo a responder. Con el corazón casi fuera del pecho espero paralizado de miedo. Casi que no me atrevo respirar.
Lo ves?!. El esclavo ese me da que lo han liquidado.
Que pena, con lo que me divertía con el.
Anda ya!, Vete a Tasarte si quieres un hombre de esos.
Ríen dos chicas y luego oigo una tercera voz en el salón.
Venga, menos charlas que tenemos para hoy seis viviendas. Y... ¿Que hacen dos aquí?
Señora Celia, yo ya terminé con el 18 y para hacer tiempo hasta que la señorita Carla deje su vivienda iba ayudar a Marta mientras.
Vale, vale, voy a echar un vistazo.
Responde la última voz y para aumentar mi pánico los paso de esta se acerca a la habitación de Harumi.
- Este apartamento solo requiere los suelos.
La voz es de una mujer madura y ya casi que esta cerca del vestidor. En unas décimas de segundos me arrepiento de no haber cerrado la puerta y...
- Pero que es esto?!!
Una mujer madura y algo entrada en carnes me sorprende arrodillado y maniatado.
Las otras dos mujeres rápidamente van al vestidor. Mi rostro baja de vergüenza y miedo y ya solo me queda esperar.
- Pero ese no es Tobi.
Dice una morena.
- Que va, ahora tiene otro esclavo... ¿Eres el esclavo de la señorita Harumi?.
Me pregunta una rubia de pelo corto.
- Si señorita.
Respondo apenado y con una gran carga de rubor.
- ¿Y que estabas haciendo solo allí con esa cosa parada? ¿Te estabas tocando?
Dice la morena que casi no aguanta la risa.
- Por orden de mi dueña espero en su vestidor. No hago otra cosa, señorita.
Respondo molesto pero sin perder el respeto que merece una mujer.
La mujer mas madura arruga las cejas y responde:
- Tengo entendido que estos esclavos sexuales toman una medicación especial para mantenerlos erectos. Esta gente rica ya no se conforman con nada. Que idea mas extraña esta de tener esclavos!. Y este al igual que el de la vecina de al lado son voluntarios para ser esto... Por Dios!
La morena mira a la mujer madura y le dice:
Venga Celia!, Ya te gustaría a ti tener un hombre desnudo para ti.
Yooo!. Prefiero un hombre de verdad. Marta, amigas mía me han invitado a ir a Tasarte, y yo es que ni lo dudo. No pienso ver ese estilo de vida tan estúpido. No comparto esas libertades que se toman algunas personas. Va contra natura!
La otra chica rubia de pelo corto me mira y dice:
¿A ti te gusta ser un esclavo, verdad?
Si señorita.
La morena cual supongo que es Marta, dice:
- ¿Y que eres? ¿Un sirviente o una mascota?
Antes que pudiera responder, la rubia dice:
Joder Marta, si fuera sirviente no tendríamos que limpiar este apartamento.
Si Lara, pero igual es nuevo. ¿Porque eres nuevo verdad?
Si señorita soy nuevo, y soy mascota.
Que lindo!
Dice Marta acariciando mi cabello.
Lara se agacha y me dice cerca del oído:
- ¿Tu ama me dejará tocar su mascota?
Antes de que terminara de preguntar, su mano está rodeando el eje de mi miembro.
Me quedo perplejo y casi que no respondo. Mi aliento es todo lo que oye.
- ¿Pero que pasa con ustedes?. ¿Que confianzas son esas?
Interrumpe la señora Celia y sigue hablando:
Venga, vamos a terminar esta vivienda y dejen al esclavo tranquilo.
Jo, señora Celia!
Venga, no se cojan el brazo. Lara deja a Marta en esta vivienda y ven con migo.
Lara con pena me suelta el pene y sus suaves manos se alejan. La señora Celia va delante y Lara ya la está siguiendo al exterior de la habitación. Sin embargo Marta se queda con migo en el vestidor.
En pocos segundos quedamos solos en la vivienda de Harumi, y nada mas oírse cerrar la puerta, Marta me mira y dice:
- Tu me vas a tener que explicar por que tienes esa cosa tan tiesa.
Unos suecos farmacéuticos me toca los genitales.
- Solo espero a mi dueña, señorita. Con las manos en mi espalda no podría hacer nada.
Marta mira la gran colección de calzados de mi dueña y dice con burla:
¿Te gustan los zapatos femeninos, tienes ese fetiche, verdad?
Si señorita.
Respondo mientras veo como la punta de sus suecos blancos juegan con mis pelotas. Marta suelta una carcajada y dice luego:
¿Sabes?, creo que la señorita Harumi ha mejorado en gusto teniéndote a ti. Tobi era muy fondón y parecía mucho mas mayor que tu. ¿Has conocido a Tobi?.
Si señorita. El ha pasado a ser esclavo de su hermana Yumi.
Uy, como los cambian de dueña!. Claro que.. El es de propiedad, ¿verdad?.
Si señorita.
¿Y tu?, ¿Eres de propiedad, o vienes de Tasarte?.
Soy alquilado en un periodo de prueba.
Entonces te sacaron de Tasarte...
No, no. Ya había pasado ese periodo. Pertenezco a la tienda de Santa Brígida, y como dije soy alquilado.
Un aspirante a propiedad...
Ríe y se burla de mi.
- Mira, voy hacer los suelos antes de que Celia venga, y ya luego hablamos.
Marta deja de jugar con mis genitales y camina hasta el salón. Entonces quedo solo con la mirada baja y de rodillas sin saber que hacer.
Se oye el coleteo de un cepillo barriendo, los muebles del salón rodando de un lado a otro, y un silbo entonando una melodía copiosa. Marta parece darse prisa. Tengo la sensación que quiere tener tiempo para jugar con migo y por ello hace los suelo con mucha energía. Lo mas curioso es que no entiendo que es lo limpia. No lo entiendo. Yo siembre me he visto reflejado en esos limpios suelos. No creo que le quede mucho por hacer aquí.
Pronto la oigo en el baño, y en nada ya la oigo en la cocina. No pasa mas de 10 minutos y ya la tengo por la habitación
- Ven esclavo, sal del vestuario. ¿No quieres hacerme compañía?. Por cierto, ¿Tienes nombre?.
Tímidamente rastreo y me asomo a su presencia.
No tengo nombre aún, señorita.
¿Que?, ¿Te han comprado hoy?.
Ayer por la mañana, señorita.
Mmmm, pobrecito y aún no te han puesto un nombre. Y... ¿Antes de ser esclavo, como te llamabas?.
Con mis respeto, esa información es confidencial en mi contrato.
Entiendo! ¿Sabes que si fueras de propiedad de Harumi perderías tu identidad por completo?.
Me sorprende que Marta conozca las condiciones del club de Tasarte. Puedo apostar que ella lo frecuenta.
Aún tengo contrato con finalización de largo periodo, señorita.
¿Y si la señorita Harumi te compra?
Entonces ya tendrá noticias de mi decisión.
Marta deja su barbilla sobre el mango de la escoba y me dice:
- Que interesante!. ¿Serás como Tobi?. ¿Serás propiedad?. ¿Has pensado en eso, o solo fantaseas con tus necesidades sexuales como la mayoría?.
Me sorprende que esté hablando de este tema con la limpiadora. No se que responderle... Son mis pensamientos mas íntimos. Siempre he tenido la duda de hasta donde podría llegar... ¿Que podría decirle?
- No lo se. Aún no conozco mis límites, señorita.
Marta se ríe de mi respuesta y reanuda la limpieza...
- Harumi es muy guapa, pero visto los casos, no creo que con eso baste para uno abandonarse así de esa manera. Crea me, los casos como Tobi me chocan. Me cuesta entenderlo.
Yo solo bajo la cabeza de vergüenza y espero cada pregunta como golpes bajos.
- Mira, ve al salón por que voy a empezar por la habitación.
Ya me iba y me llama de nuevo:
- Espera!, ¿Serás un buen chico y me traes el cubilete de ruedas?
No estoy seguro de lo que quiere decir, pero al final compruebo que en el salón hay 2 cubos unidos en una especie de carrito. Son los típicos cubiletes de las limpiadoras de oficinas. Aprovecho ponerme de pie y tiro del carrito y las fregonas que me recuerdan palos de golf por la manera que están colocadas. Lo hago empujando con mi cadera debido a que mis manos están fijadas a mi espalda.
Entro de nuevo a la habitación y la veo señalando el lugar donde debo dejarlo. Por un momento me siento su esclavo o su subordinado. Ella entonces sin agradecer nada me dice:
Túmbate sobre el sillón, y quédate allí hasta que termine con los suelos.
Si señorita.
Tumbarme sobre el sillón es demasiado. Siento que profano el espacio de mi dueña. No estoy muy seguro de que sea una buena idea.
Señorita, no se si Harumi le gustará que me tumbe en su sillón.
No seas idiota. Cuando seque el suelo podrás volver al suelo, ella no se va a enterar. ¿Tu no le dirás nada, verdad?
No señorita. No le diré nada.
Pues no te preocupes... Espera!
Derepente parece que va cambiar de opinión.
- El vestidor con esos zapatos en el suelo no creo que me permita pasar la fregona. Ven acá!
Me tomo la libertad de andar de pie ante ella y vuelvo a la habitación. Cuando me ve me dice:
- Ve al vestidor y sigue con tus fantasías y los zapatos de tu dueña.
Se ríe de mi.
Sin decir nada voy al vestidor y me arrodillo en el centro.
Marta me confunde, por unos instante olvido mi condición y siento ganas de sentarme a charlar con ella como si fuera un hombre libre. Pero no, no puedo. Claro que esto no quita mi confusión al tratar un tema tan personal. El echo de hablar con ella un rato casi me hace olvidar mi atuendo tan evidente. Ella ha estado viéndome de rodillas, desnudo, maniatado con las restricciones de muñecas y tobillos mas el collar de cuero rosa, un aro de oro en mis testículos... Y yo por unos momentos los olvidé al entrar en un tema tan profundo que no es mas que los motivos del por que estoy aquí. Y eso que solo respondía a sus preguntas.
Marta no muestra autoridad, es solo una mujer que conoce las tratos de Tasarte. Por un momento iba abusar de mi, pero ahora está apurada terminando los suelos. Limpia y limpia y ahora parece que se olvida de mi.
Derepente tocan la puerta.
Grita Marta:
- Siii??
Responde otra voz del exterior.
- Soy yo Marta, abre.
Es la vos de Lara que pide paso.
Marta abre la puerta y...
Muchacha! ¿No ibas a limpiar en otra vivienda?
Que vaaa! No te apures con esta. De las seis para hoy al final son solo dos.
Venga ya!
Que si, la señora Celia se fue a coordinar en otra residencia. Al final tu y yo terminamos el día en esta residencia y nos vamos.
Que bien! En esta vivienda no hay mucho que hacer. Esta casi lista.
Pues te echo una mano aquí, y luego nos vamos a la siguiente.
¿Y por que no haces tu la otra y así terminamos antes?
No, no nos conviene terminar pronto. No me fío de la señora Celia. Esta es capaz que nos manda a la otra residencia en caso de que el otro grupo no de a basto.
Vale, vale pues entra y no vallas a la cocina. ¿Te ocupas de la habitación?
Como quieras, Marta.
El esclavo está en al vestidor, allí no podemos fregar. Termina solo la habitación y luego vienes ayudarme con el salón.
Los pasos de Lara atrae mi atención hacia la puerta abierta del vestidor y pronto la veo.
- ¿Ya se te ha ido el calentón?
Dice Lara riendo mientras mira mis partes.
Debido a la vergüenza había perdido la erección y asiento con la cabeza.
Lara no pierde mas tiempo con migo y no abandona su trabajo hasta que derepente sin dejar de repasar los muebles hasta donde le permite los objetos me dice:
- ¿Por que tu dueña te ha maniatado? ¿Es un castigo por algo?
No se que responder...
No es un castigo, señorita.
¿Entonces?
Trago saliva y escapo con una media verdad...
- Mi ama desea que esté maniatado en su ausencia, señorita.
Lara se ríe...
- Tengo la impresión de que lo hace para que no te pajees por su casa.
No digo nada mas y ella sigue hablando...
Su vecina, la señorita Cristina, tiene un esclavo con un dispositivo de esos de castidad para hombres. La verdad que fue la primera vez que veo uno. Supongo que lo has llevado alguna vez, no?
De momento solo cuando me han dejado en las jaulas por las tardes y noches, señorita.
Me imagino que el club de adiestramiento.
Si señorita, en Tasarte y en la tienda.
Entonces se vuelve a asomar a la entrada del vestidor y dice:
¿Y no te duele esa cosa puesta ahí?
A veces, señorita.
Pobrecito, ¿Te gustaría desahogarte ahora?
No se que contestarle, si la verdad o me centro en mi fidelidad con mi dueña. Sabía que iba ser visto por alguien de la limpieza, pero no se pasó por la cabeza comprobar que estas iban abusar de mi situación. Me han tocado, me hablan y se recrean de mi situación. ¿Como debería reaccionar?.
- No se si mi dueña lo permite, señorita.
Es lo único que se me ocurre contestar.
Oh vamos, no me digas que se lo vas a contar!. Yo solo quiero jugar un rato con un esclavo. Te prometo que si no le dices nada, otros días tendrás mas recompensas. Tobi lo hacía.
No quisiera molestar a mi dueña, señorita.
¿Es que acaso no te gusta que te utilicen así? Uy, ¿Que clase de esclavo eres?. La señorita Harumi seguro que sabe que nosotras nos tomamos algunas libertades de vez en cuando. Anda ven, rastrea hasta mi.
Su dominio me apodera de forma que rastreo hasta ella. Es algo mecánico y me acerco...
- Besa mis suecos y dime lo agradecido que estás por conocerme.
Bajo mi rostro y beso la puntera. Sorprendido de mi mismo digo:
- Gracias señorita!
Lara suelta una carcajada y llama a su compañera.
- Marta ven, no te lo pierdas.
Marta me ve basando los suecos y se une a las carcajadas.
Me lo pido primero!
Joder, Lara tu misma.
Venga, en lo que terminas el salón yo voy a jugar un ratito.
Termina diciendo Lara al mismo tiempo que me sorprende verla coger el taburete del dormitorio y se lo lleva al vestidor.
- Yo paso!. Prefiero terminar y salir antes. En fin, que le voy hacer!. Te aviso si viene alguien.
Lara deja el taburete en el suelo y me llama:
- Ven esclavo, te tengo una sorpresa!
Después de sentarse en el taburete se sube la falda hasta la ingle. Luego corre con un dedo una braguita blanca y me enseña su sexo rasurado.
Me quedo perplejo y a la vez atraído por la visión. Voy hacia ella y...
- Me vas a dar placer! Si lo haces bien, te prometo hacerte una paja.
Entonces me acuerdo de las leyes de mi contrato como me dieren en toda la cara.
No señorita!, No puedo tener sexo oral sin el consentimiento de Tasarte y mi dueña. Son las condiciones mas importantes sobre la salud e higiene.
No me cuentes historias!, yo solo quiero que tu nariz hurgue un poco aquí. Anda y dame tu aliento.
De verdad que no puedo manipular la sexualidad de extraños. Solo Harumi y su familia tienen esa autorización, señorita. No quiero ser grosero, pero mi esclavitud tiene unos límites mientras sea de Tasarte.
Pues Tobi se la pasaba por el forro!
Señorita, Tobi es de propiedad. Pero aún así podría arriesgarse a una denuncia por algún contagio.
Me acabaste de cortar el rollo!
Se vuelve a colocar la braguita bien y se baja la falda diciendo:
- Pues te quedaste sin premio idiota!
Se va muy molesta a seguir limpiando la habitación.
La visión de una hermosa vagina me ha despertado la excitación, pero no podía arriesgarme. Por otra parte pienso un poco en la irresponsabilidad de mi dueña al dejarme con extraños. ¿Acaso ella no podría imaginar que se presentaría una situación así?. Podría ser peor!
Normalmente los propietarios encierran a sus esclavos en jaulas en su ausencia. Pero en este reducido apartamento no he visto ninguna jaula. El apartamento apena es un salón continuo a la cocina con una barra de bar que lo separa, un baño, la habitación con vestuario y un amplio jardín con un cuarto trastero. Supongo que a todo esto mi dueña podría haber cerrado el vestuario y dejarme agua y comida. Pero claro, ¿como iría al baño hacer mis necesidades?. Y con esto llego a la conclusión que una jaula sería terrible para mi vejiga. Aunque, he visto jaulas con orinales. En un apartamento reducido no sería higiénico.
Marta abre la puerta.
Será mejor que lo dejes... Esto... ¿Ya terminaste con el?
No querida, el niño no quiere.
¿Y que es lo que no quiere, bribona?
Olvídalo...
Sabes que a la señorita Harumi nunca le ha molestado que toquemos un poco a sus esclavos...
No es eso, Marta. Será mejor que terminemos este apartamento.
Joder, ¿Te lo querías follar o que?.
Que sabrás! Anda!, terminemos.
Mira, yo acabé con lo mío. ¿Te parece que yo vaya a otro apartamento? ¿Como vas?.
Estupendo, a mi me queda solo el suelo. Ve, que yo ya te alcanzo, Marta.
Entonces Marta entra hasta donde estoy, se pone de cuclillas, y con todo el atrevimiento del mundo me coge del miembro diciendo:
- Bueno, esclavo. Espero vernos de nuevo dentro de cinco días.
Sobresaltado respondo:
Entonces hasta luego, señorita Marta.
Ay que Lindo! Me has llamado por mi nombre.
Lara interrumpe riendo:
- Seguro que le gustas mas que yo.
Mi pene en sus finos dedos va creciendo...
- Eres mas dotado que Tobi. Reza por que la señorita Harumi no encuentre otro mas grande que esto...
En la última frase apretó fuerte y prosigue:
- Acabarás regalado a otras personas o abandonado el día que decidas ser propiedad de ella.
Suelta una carcajada ligeramente sádica y me da un bombeo rápido. Casi que deseé que siguiera pero soltó mi miembro derepente.
- Chao, esclavo!
Se levanta y se va como si nada.
Así me quedo. Con pánico por su última frase sobre Harumi y con una erección plena.
¿Que ha querido decir?. ¿A caso mi dueña se cansa con rapidez de sus esclavos?. Me pregunto que, a parte de Tobi, cuantos esclavos ha tenido. Cuando hablaba con su madre, ella se mostraba poco interesada por tener un esclavo en propiedad. Y me pregunto también que interés le ha llevado alquilarme si no le hago de sirviente. Tobi, se ve que tampoco lo fue, aunque ahora ayuda en las tareas en la casa de su madre. Tiene que ser algo sexual, pero tengo que añadir que la he oído hablar de mi en la tienda como mascota. Y realmente no estoy haciendo de mascota, aún no se me ha requerido de forma animalizada. ¿Que planes tendrá con migo?.
Pasa casi media hora haciéndome muchas preguntas y Lara ya terminó de limpiar. Es mas, se va sin despedirse.
El silencio
Pasaron horas en soledad. Mi cuerpo bañado en sudor se tumba en busca del refrescado suelo. Un suelo en el que me veo reflejado, y donde se me refleja la angustia. El agua de mi bebero hace horas que me la bebí. He tenido la tentación de meter mi cabeza en el bidé y abrir el agua, pero no he sido capaz de tomarme esa confianza. Ya no se que hacer. Perdí el interés por sus zapatos del vestidor, e incluso dejé de curiosear en sus cajones su ropa interior. No estoy para excitaciones y el mal humor se apodera de mi. ¿Que puedo hacer con este calor?. Podría salir al patio trasero... no se...
Me decido a levantarme y andar hacia la puerta trasera. Abro y una claridad de gran intensidad refleja el medio día en la casa. Y no solo por estar desnudo soy capaz de salir, si no por el sol tan fuerte que pega. Al final la dejo semi abierta con la esperanza de que corra un poco de aire. Pero no... La idea no es buena y cierro. En los rayos de sol se veía polvo, y temía estropear la reciente limpieza.
Me voy al vestidor a tumbarme en el suelo y...
Alguien desde el exterior abre la puerta.
¡Por favor, tiene que ser Harumi!. Rápido me pongo en mis rodillas y rastreo hasta medio camino a la espera de ver quien entra. Enseguida me doy cuenta de que si... Es Harumi!!! Y ya estoy de rodillas delante de la entrada.
Mi dueña hace aparición con el bolso y su chaqueta en los brazos. Me ve, pero no dice nada. Desde que entra y cierra la puerta, yo beso el suelo a escasos cm de sus zapatos. Me da mucha rabia no poder besar el calzado de mi dueña, y mas me inquieta que no escuchar alguna palabra. Ella se deja caer sus zapatos y anda descalza unos pasos mas. También deja su chaqueta del traje sobre el sillón, y sigue hasta su habitación. Se que sin ninguna orden mi deber es seguirla y voy rastreando mis rodillas tras ella. Harumi suelta su bolso sobre una cómoda y se sienta en una orilla de su cama.
- Ven acá!
Por fin su voz que me llama... Me acerco a ella y hundo mi rostro al suelo con un gesto de advertir mi deseo de pesar sus pies. Harumi sin decir mas nada posa su mano en mis nalgas para empujarme levemente hacia ella. Mi frente, que se posa en el suelo a pocos cm de sus pies, se desliza un poco mas adelante. Entonces siento que su mano baja por mi trasero hasta tocar con sus dedos la piel del escroto. Con una caricia suave moldea mis pelotas y luego baja mas para atrapar el falo en semi erección. Lo atrapa en su mano y lo lleva mas hacia fuera para ser visto mejor por ella. Es como si me estuviera inspeccionando. Creo que busca indicios de orgasmos, no lo se. El caso es que su dedo gordo pasa por el glande y limpia algunas babas...
¿Te has portado bien?
Si, Ama Harumi!
Digo acompañando un jadeo.
- Buen chico.
Derepente me suelta y se levanta de inmediato.
Me quedé medio inconsciente por unos segundos, y cuando estoy apunto de seguirla, veo que ella se detiene y se agacha para desatarme la traba y la cadena de mis muñecas al collar. Tan rápido lo hace ella se quita la blusa y la tira en la cama...
- Ve a por los zapatos!
Por fin gateando voy en busca de sus zapatos en la entrada. Los recojo en mis manos y rastreo de rodillas hasta la habitación. Cuando ella me ve, está solo con su tanga puesto...
- No, no, vamos ha ir trabajando tu nueva condición. Deja los zapatos en el suelo y vuelve a cogerlos con tan solo la boca. No quiero que uses las manos a partir de ahora.
Los dejo en el suelo...
- Procura evitar los dientes. Usa la lengua y los labios para atajarlos. A ver que tal lo haces!
Tal como indica intento la operación al mismo tiempo que compruebo que solo puedo tomar uno de sus zapatos por el tacón.
- Bien!. Si tienes que llevarlo uno a uno, lo haces así. Y ten mucho cuidado que tus dientes no dañe el material! Poco a poco aprenderás hacerlo con mas agilidad.
Con el tacón entre mis labios gateo hasta su vestidor y los dejo bien puesto en la fila del resto de calzados. Al volver a buscar el otro zapato, ya mi dueña había salido de la habitación. Así que rápidamente tomo con mi boca el zapato y hago la misma operación. Terminado la tarea gateo en busca de mi dueña y la encuentro sentada en el inodoro totalmente desnuda. Ella orina y y hace un gesto con los dedos para que yo me acerque. Una vez cerca ella acaricia mi cabello y abre sus piernas para que yo penetre entre ellas.
Sabiendo lo que quiere la limpio con consecutivos lametones sobre su sexo. No hace falta palabras, ella gime a un volumen bajo y se deja tomar por mi lengua. Hasta que su mano en mi cabello no me suelta, sigo y sigo lamiendo los restos de orina y seguidamente su humedad sexual. Esto va a ser un tarea diaria y yo lo agradezco. Entonces noto que desabrocha mi collar y me lo quita. Luego tira de mi pelo de tal manera que consigue dejarme de rodillas ante ella...
- Las manos!
Recojo mis manos hacia adelante como un perro entregando sus patas delanteras, y ella desabrocha mis muñequeras. Luego se levanta del inodoro y...
- Quítate las tobilleras!
Al quitármelas siento la incertidumbre y un temor por liberarme de mi atuendo de esclavitud. Pero salgo de mi duda cuando ella me indica con el índice la bañera. Entonces comprendo de que se trata de una ducha.
No se como ponerme en la bañera e improviso quedarme a gatas sobre ella. Supongo que es así como debo de esperar, Y en un momento mi dueña sale del baño.
Después de unos minutos aparece Harumi con tan solo una braguita tanga y una camiseta blanca de mangas roja corta. Se deja caer de cuclillas cerca de la bañera y toma el mango de la ducha. Espero en silencio sin ninguna protesta hasta que el agua rocía mi desnudez. Ella sigue sin decirme nada, y empiezo a extrañar su atención. ¿Por que no me dice nada?. ¿No tiene curiosidad por saber que tal me ha ido por ser visto por las limpiadoras? ¿Que le pasa?. Hubiera pensado que tenía un mal día si no fuera por que en su cara se refleja una sonrisa. Es mas, ahora canta en susurro.
Con una esponja frota mi espalda y con la mano libre acoge mis pelotas con suaves caricias mientras canta una melodía a un volumen muy bajo. Casi que solo susurra una letra en japonés. Cada frotado en mi loma, hombros, costado y cuello, son suaves caricias de jabón perfumado. Entonces cambia la esponja de mano, y es la que antes jugaba con mis pelotas la que ahora frota jabón por mis nalgas. Su mano derecha libre baja por mi estómago y aplasta mi pene hacia dentro para que salga por mi atrás. Una erección aplastada en su palma deja asomar el glande tras mis nalgas al mismo tiempo que recibe lo áspero de la esponja. Se recrea en esa zona y sabiendo de mi sensibilidad sigue frotando. Luego suelta la esponja y coge entre sus dedos mi glande y dice:
- Si vas a echar tu semen, échalo ya!
Me sorprende su tono frío y a la vez me excito con mas intensidad. Entonces noto que ella coge entre el índice y el pulgar medio falo a la altura del glande. Justo donde empieza el borde de la piel de mi pene. Ya solo usa una mano tras mía sosteniendo la erección en paralelo a la bañera.
- Venga, tu mismo!
Como ella no mueve el borde de la piel genital, soy yo quien hago movimientos de adelante atrás. Tan solo con que Harumi sostenga mi glande es suficiente para que yo penetre al vacío entre sus dedos.
- No te recrees, si estás muy excitado échalo ya.
Es como si le molestara mi erección y viera como solución un segundo desahogo del día. Aunque creo que no le haría mucha gracia que después de un baño, estuviera echando hilos de pre eyaculación. El caso es que no me queda mucho tiempo, y me apena ver a mi dueña cansada de sostener mi pene. Con movimientos mas enérgicos voy de adelante atrás sin necesidad de que mis rodillas y manos se separen de la bañera para nada.
Harumi reanuda su canto y es en ese mismo momento que siento desvanecerme y...
mmm!
Ahogo con toda mis fuerzas mis gemidos, de hecho solo fue audible uno.
Harumi abre los ojos ante lo evidente. La primera sacudida de semen vino a parar en el azulejo, el segundo al borde de la bañera y luego varios mas a pocos cm de mi.
- Buen chico!
Estoy a punto de dar las gracias y ella me calla con un shhh!
- A partir de este momento no vas hablar mas.
No entiendo. ¿Que es lo que pretende?. Pienso a medias, y a punto de derrumbarme de mis manos e irme de boca contra el borde de la bañera.
Su canto vuelve, y vuelve la esponja. Y por lo tanto desaparece las palabras al mismo tiempo que mis dudas crecen. ¿Por que el silencio?.
Un Plan + nuevas condiciones
Harumi me había dado un baño a conciencia. Mi cuerpo fue regado de colonia de tal manera, que aún sigo inundado de un olor a limón y lima. Después de mas de media hora aún sigo oliendo al fuerte aroma. Casi que no percibo el olor de los condimentos y los tallarines de la hoya calentando. Poco debe de faltar que termine de prepararse eso que Harumi ha puesto tanto empeño en la cocina mientras yo la seguía en silencio.
Bueno, poco falta para el almuerzo. Mientras, mi dueña descansa en su sofá con sus largas piernas estiradas y un pie sobre el otro sobre un cojín grueso y fuerte. Ella lee tranquila unos libros que a pesar de que por fin estoy atendiendo los pies de mi dueña, se me despierta una curiosidad al ver que se trata de unas revistas de animalización de esclavos.
No me atrevo a lamer sus dedos como acostumbro, y lameteo el empeine y los laterales despacio como si estuviera estudiando los límites de su placer. No me puedo permitir unas molestas cosquillas en esos lindos pies. Pero mis ojos parecen bizcos mirando en los sentidos de su pie y la portada de la revista que tapa su rostro. Me pregunto que interés tiene para ella en esa revista al mismo tiempo que me pregunto por su estado mientras lamo sus pies sobre el cojín. ¿Lo hago bien?.
A pesar de haber tenido dos desahogos, vuelvo a tener una erección. Y es que mi estado al volver a mi atuendo con el collar que me bautiza a su poder, las restricciones en muñecas y tobillos, y sentir mis genitales al aire con los aros que no se me han quitado ni en el baño, son motivos que se complementa con la acción de estar en mis rodillas y manos lamiendo sus hermosos y perfectos pies. Totalmente excitado me aventuro a tomar el dedo gordo en mis labios y ella lo esquiva. Entonces retorno con mi lengua a los laterales bajando despacio hasta el talón. Subo un poco y beso el hueso saliente de su tobillo para bajar con mi lengua el empeine hasta el inicio de sus dedos. Allí doy repetidas lenguas saltando las lineas de sus recogidos y pequeños dedos.
Por unos instantes parece que no le molesto al lamer sus dedos e incluso las uñas. Pero aletea los pies como si buscare que una corriente de aire le pasara. Así que tengo que alternar mis funciones según los movimientos. Pero no se... Creo que es la lectura la que hace que sus pies se muevan por reflejo. La noto totalmente inmersa con esas revistas y... ¿pero eso no es la carpeta de mi contrato?. Hay varios documentos míos sobre el sillón de forma regada.
El vapor de la hoya se hace escuchar y Harumi al notar el sonido suelta la revista y se levanta hacia a la cocina. Yo gateo tras ella siempre con la mirada sobre sus descalzos pies y pendiente de no molestar sus pasos. Su silencio con migo me invita a quedarme con las primeras instrucciones de ayer, y cumplo con el acometido de estar pendiente de sus pasos siempre a su lado y a gatas. Cuando se detiene en un área de maniobra para apagar el fuego y tomar varios utensilios , yo dejo mis codos y antebrazos clavados al suelo y espero.
Pasó un buen rato hasta que la mesita bar quedó completada con los platos preparados para su almuerzo. Y claro, no se olvida de mi, y en mi doble comedero canino sobre el suelo ya hay agua, una parte de confrituras con poca pasta y pan hecho migas.
Con la costumbre y la experiencia desde Tasarte, como de mi comedero con una naturalidad sin la ayuda de mis manos y sin apenas manchar mi barbilla. El truco es alargar la lengua para atrapar los trozos y así no tengo que hundirme en el hueco. Sin embargo Harumi sentada en su taburete alto come en silencio. Parece muy tranquila y da la impresión de que se acompaña con una idea fija en su cabeza. Es como si tramara algo, por que noto una diferencia de actitud en ella en comparación al día de ayer.
Este silencio, el interés por repasar mis documentos del contrato, mi ficha y las revistas de animalización de esclavo, ¿podría ser una pista?. No se, supongo que es parte de lo que ya me había nombrado en cuestión de ser esclavo mascota por el tiempo prestado por la organización. Pero, no se, me inquieta el sentimiento de verme ignorado. Esta sensación de que no existo, como si fuera solo su sombra. Y es que cuando llegué a su apartamento Harumi era otra. Me hablaba, me preguntaba, y todo con un tono, que a pesar de ser solo su esclavo, lo hacía con el cariño y el respeto. Bien es cierto que con la llegada de Cris y la noche de ayer, su actitud se iba endureciendo. Y ahora solo se dirige a mí para una orden.
Termino de comer antes que ella y gateo un paso hasta echarme contra las patas de su taburete. Ella que me siente bajo la mesa, aprovecha y reposa un pie sobre mi nuca. Entonces tengo unas ganas de dejarme boca arriba para que mi rostro quedara en su planta, pero al final desisto al sentir que su pie me hunde mas al suelo.
Pasa un buen rato así y por fin su pie me libera. Aprovecho y levanto mi cabeza para hacer unos repetidos estiramientos. Luego bajo con todo mi cuerpo y me siento cómodo ahora que estoy tan cerca de sus bonitos pies sobre la barra metálica del taburete. Me gustaría seguir besándolos y lamerlos pero no me atrevo sin su indicación. Entonces recuerdo la última imagen de la revista que leía y emito una posición en la que me dejo con la barriga al techo. Recordando esa borrosa imagen en la portada aprovecho mi adiestramiento y me quedo con las piernas flexionadas y las manos igual como un perro boca arriba.
¿Divertido?, si, podría parecer. Estoy intentando llamar la atención de mi dueña pero ella ni me mira. Llego mas lejos y me arrastro de espaldas para que mi erección se acerque mas hacia donde sus pies se apoyan. Y cuando hay un pequeño tacto, ella se da cuenta y mira bajo la mesa...
- ¿Que haces?.
Iba contestar y otra vez me manda callar con un shhhh y añade:
- Ponte bien!
Rápido me pongo de mis rodillas y codos al suelo cerca de sus pies.
Harumi termina de comer y se levanta para recoger la mesa. Me dejo a gatas para apartarme un poco de su camino y espero en la misma posición con el protocolo hasta que ella termine.
Termina de dejar los platos en el fregadero y mirando su reloj de la muñeca va a su habitación. La sigo y veo emocionado como se quita la camiseta y la deja sobre la cama. Se tumba y se quita las braguitas ante mi discreta mirada.
- Ya sabes lo que tienes que hacer antes de que tu dueña se de una ducha. Sube!
Harumi que yace acostada sobre su cama separa ligeramente sus muslos para que yo llegue con mi hocico hasta su sexo. Así que una ves sobre su cama, hago utilidad de mi lengua para darle placer. La piel de su sexo rasurado es el mejor postre que podría tener. Mi lengua recorre la linea hasta conseguir separar los labios e introducirme mas al interior. Los gemidos de Harumi son otro canto que susurran en el ambiente. Es adorable sentir su placer y al mismo tiempo es un orgullo ser de utilidad para ella. Tengo la impresión de que este proceso siempre se repetirá a diario antes de su ducha. ¿Y cuantas veces se ducha al día?. ¿Es que pretende salir hoy?.
Su orgasmo llegó y con el su rostro vuelve a la seriedad sin ningún síntoma de agradecimiento. Prácticamente cerró sus ojos, pero antes me larga de su cama.
Pasa un rato que estoy en el suelo a la espera y mi dueña parece quedarse dormida. Pero el rato termina cuando de un espasmo se levanta y dice...
- Se nos va hacer tarde!
¿Se nos?. ¿En que se me va hacer tarde con ella? Me pregunto.
Harumi se levanta como un resorte y se va al baño. Cuando la voy siguiendo me dice...
- Espérame en el salón!
La prisa por ducharse me hace sospechar que no va quedarse en casa. Y esta duda se afirma cuando veo a mi dueña sacando ropa para luego.
Después de un rato largo mi dueña ya se había duchado y ahora está en su habitación y me llama.
Cuando gateo hasta ella la veo sentada a medio vestir y peinando su negra melena.
- Hoy vamos a tener una visita muy importante para tu futuro.
Yo me atreví mirarla a los ojos extrañado, y haciendo caso a mi condición del silencio, bajo la cabeza y miro hacia sus descalzos pies.
- Se que has tenido una buena nota en tu adiestramiento como perro con Lorena. De hecho responde muy bien tu sexualidad cuando te sientes mascota con una dama. Y hoy no te he dado ninguna de esas drogas que tanto te excitan como habrás comprobado. Y aún así tienes erecciones permanentes a pesar de que te has desahogado dos veces.
A pesar de que sus palabras me avergüenza, mi pene responde con espasmos.
- Te alquilé en un momento en el que aún no había tomado una decisión de lo que quería para mi. Y hoy en el trabajo he hablado con esta señora importante. ¿Sabes de quien te hablo?.
Niego con la cabeza.
- Es la señora Yurena García, hermana de Claudia a la que tu aún perteneces en Tasarte, y la madre de tu adiestradora de mascotas.
Mis ojos se abren de asombro al saber de que se trata de la madre de Lorena.
Esta señora tiene un club aparte en el Salobre justamente en su casa y fincas de la zona. Allí una gran parte de esclavos de Tasarte se gradúan a un nivel mas alto de animalización. Tasarte es la base, pero en realidad se especializan mejor en los esclavos sexuales y domésticos. Ella que es muy amiga de mi madre, va tener la consideración de conocerte y darme algunos consejos. ¿Que te parece?.
¿Tengo permiso de hablar, Ama Harumi?
Si
Mi deseo es ser lo usted quiera para mi. Pero mejor siempre que esté con usted Ama Harumi.
Que lindo!. Con respuestas así daría pena no escucharte hablar mas. Pero a partir de unos adiestramientos que tengo pensado para ti, la comunicación va ser con gestos y signos. No te preocupes, son como los que has aprendido con la hija de la señora Yurena. Esto va ser solo un repaso para ti, ¿no?.
Afirmo con la cabeza.
- Estoy deseando que llegue ya y te conozca!
Su mano acaricia mi cabello un rato para luego seguir preparándose en su tocador. Entonces me retira de su lado.
- Espera me en salón!
La prueba
Mientras que Harumi va de un lado al otro, recogiendo la cocina y vistiéndose, me da algunas informaciones del Club de Salobre.
La señora Yurena y su marido Jorge son sus fundadores en colaboración con Tasarte. Bien es cierto que la idea parte de una pequeña sesión de Tasarte en la que ya se estaba dando muestras de los primeros adiestramientos de animalización. Entonces este matrimonio extiende en sus propiedades un nuevo club para adquirir o adiestrar esclavos en las diferentes modalidades de animalización. De momento se basan perros, ponis, y como novedad, ganado o animales de carga para el interés agrícola.
Los esclavos son voluntarios igual que en Tasarte. Lo que al elegir una rama en Salobre, este es realizado. Si un esclavo desea ser animalizado como un perro, su papel será definitivo hasta el final del contrato. Por lo que tengo entendido las pruebas se basan mucho en la sicología del voluntario. Y no todos consigue ser animalizados.
Del club de Salobre no he oído nada hasta hoy con mi dueña, pero si conozco algunas normas de las cuales he sabido adaptarme con la hija de esta señora que debe de estar a punto de venir.
Harumi ya vestida con casi el mismo atuendo de esta mañana a diferencia de que lleva pantalones negros, se sienta en su sillón y me mira a los ojos.
- Me gustaría saber mas de ti como mascota! . Se que de momento no te he dado una función con migo. Y cuando te alquilé pensé en unir dos posibilidades.
Harumi suspira ligeramente y sigue...
- Si según tus notas en Tasarte, respondes muy bien cuando se te ha tratado como un perro. ¿Por que no me demuestra esa etapa?
Iba hablar y ella amenaza con los ojos bien abiertos...
- Nooo!, no quiero que hables mas mientras seas mío. Tu sabes bien como expresarte. Recuerda tu etapa con Lorena!
Con un golpe de pecho me trago la vergüenza ante Harumi y gateo hasta acercarme mas. Mi costado y cuello roza sus pantalones de pinza hasta que busco besar sus zapatos. Gimo a la espera de una caricia que no llega, y un silencio me inquieta en mis repetidos besos en la puntera. Entonces tengo esos recuerdos en los que dejaba mi espalda sobre el suelo y me mostraba. Era la manera de entrega que tan repetidas veces tomaba en mi animalización en Tasarte. Me tengo que armar de valor, y al final me decido. Sorprendo a Harumi con el movimiento brusco al acostarme al suelo cerca de sus zapatos. Mis piernas y brazos están recogidos o semiflexionados para que la figura perruna que muestro no se desvanezca, y a la vez ella pueda ver mi erección devota por su presencia.
Y por fin consigo que se ría!
- Que bonita estampa!
Su mano baja y acaricia por debajo de mis testículos.
- Me gusta verte así. No se, creo que es mas excitante y agradable a la vista.
Dice riendo mientras sus dedos juegan con mis pelotas. Luego atrapa en sus dedos la verticalidad de mi pene y lo mueve de un lado otro.
- Esto es lo que me quieres enseñar, bandido!
Una electricidad se apodera de mi cuerpo cada vez que siento su mano tocarme. Mis pupilas desaparecen hacia arriba dejando mis ojos en blanco. Derepente saco mi lengua acompañado de mis propios jadeos. Y Harumi, que no termina de creerse esta visión, me dice:
- Es raro! Pero al mismo tiempo encantador.
Ella se anima a masturbarme y bombea con suavidad la longitud de mi miembro. Y mis jadeos empiezan a crecer. Ya no tenía que ahogarlos como anteriores veces, por fin podría expresar este profundo placer por su acaricias.
Arriba y abajo son los movimientos de su mano sin apenas apretar mi pene. Derepente cae una reflexión y sin previo aviso para.
- Ah no!, no me vas hacer un lío aquí. Esa dichosa medicación que traes desde Tasarte parece que que te va durar varios días.
Sus suaves manos desaparecen de mi erección...
- Arriba!
Atontado me pongo de manos y rodillas frente a su sonrisa pícara. La misma mano suave que me acarició mi miembro, ahora se restriega en mi cabello para limpiarse de mis jugos sexuales, y lo acompaña como final, un pequeño cachete en mi moflete izquierdo.
- Que encantador!
Hipnotizado a su trato busco con mis labios su mano en mi cachete y lamo entre sus dedos. Ella entonces atrapa entre su dedos mi morro y aprieta.
- Quiero que demuestres esta faceta siempre. Y a ver como te comportas con la señora Yurena cuando llegue... Espero que seas un perrito bueno.
Intento mover la cabeza para afirmar, pero ella me tiene atrapado de los morros.
- Ahora te voy a decir de nuevo la orden. Según la revista de Salobre "Arriba" no es así. Tu ya te sabes los mandos de tu adiestramiento con la hija de esta señora. Arriba!!!
Me suelta de los morros y cumplo con la orden recordando la posición. Me pongo de cuclillas con los muslos flexionados y abiertos casi apoyando mis nalgas en los talones. Mis manos las dejo recogidos en mi pecho, y para agradar, o no se muy bien que pretendo, saco la lengua y jadeo como un perro.
Harumi ve mi erección completa apuntando hacia ella. Un hilo de baba seminal se me queda colgando de la punta y ya tiene una excusa para caer en una fuerte carcajada.
- Dios mío! Estás desesperado!
El rol del que estoy obligado nunca ha sido de mi desagrado a pesar de lo vergonzoso que me sienta. De hecho lo marqué en mi ficha del contrato como una curiosidad. Fue entonces cuando empezaron los adiestramiento cuando descubrí lo excitante que llega ser una vez que vencí los miedos a lo desconocido hasta entonces. Y Harumi me pone a prueba.
- Siéntate!
Me dejo de rodillas al suelo y descanso mis nalgas sobre mis tobillos. Mis manos se extiende para dejar mis palmas sobre el suelo.
Harumi coge del sillón la revista y pasa la página como si buscara mas instrucciones para su nuevo juguete.
- Quieto!
Rápido dejo mis codos y antebrazos sobre el suelo y alzo mis nalgas arriba sin separar las rodillas del suelo.
- Al suelo!
Con la misma energía me doy aun lado para acostar mi espalda al suelo y me quedo con manos y piernas flexionadas mirando el techo.
- A mí! o Ven a mí!
Me pongo en mis cuatro patas y gateo hasta que mi hocico topan con sus zapatos y los beso uno a uno. Luego me quedo en posición quieto a pocos cm de sus zapatos y mi mirada fijos en ellos. Normalmente cuando hacía esto en Tasarte, mi cuidadora me ponía la correa en mi cuello. Pero Harumi lee otros mandos de un pasaje de la revista al mismo tiempo que se levanta de su sillón.
- Talón!
Entonces es cuando yo voy a gatas rozando mi costado por su pantalón, siempre quedando cerca mi nuca a su mano baja, la que luego acaricia por encima de mi collar.
Harumi da unos pasos, y yo la sigo siempre a su lado derecho. Luego se para y mira su reloj.
- Queda un rato todavía.
Mi dueña reanuda la marcha y nos vamos hasta la puerta del patio. Abre y no tardamos en salir al exterior. Parece que busca algo y al final hace un gesto de ocurrencia.
- Espera aquí, quieto!
En la posición de quieto espero mientras veo que mi dueña entra al apartamento y me deja solo.
No tarda nada en aparecer con un zapatilla acolchada de andar por casa y la tira muy cerca de la verja que divide su patio con otro patio comunitario.
Veloz de pies y manos como cuatro patas, voy en busca de su zapatilla, el cual en su ausencia estuve aspirando su olor. La atrapo con mis labios y cuando me doy cuenta, veo horrorizado que el patio común pasea un chico y dos chicas que por muy poco me ven. Al final creo que no me ven. Yo corrí hasta mi dueña hasta que por fin los muros nos cubre, y dejé caer su zapatilla delante de ella. Harumi me enseña la palma de su mano, y rápido entiendo que debo tomar de nuevo su zapatilla y soltarla en su mano.
- Buen chico!
Entonces ella sabiendo de que un esclavo desnudo en público es motivo de queja, tira su zapatilla al interior de su apartamento. Desde que entro en busca de su zapatilla, siento como ella cierra la puerta de su patio.
Casi no encuentro su zapatilla hasta que la veo debajo de la mesa bar de su cocina, mientras la tomo en mi boca, noto como Harumi se me acerca.
- Déjalas en su sitio y vuelve al salón!
Con la zapatilla en mi boca gateo hasta su vestidor y la pongo con su otra pareja bien alineadas y voy al salón.
Cuando llego mi alma se llena de alegría al verla sentada. Ver que es tan bella mientras lee sobre la carpeta de mi contrato. Es de tan hermosa figura, que mi adoración no tiene límites. No deseo otra cosa que ser de su propiedad. Puesto que hace como si no existiera yo me coloco en posición de "quieto" cerca de su elegante calzado. Que aunque estoy impulsado por el deseo de besarlos, no hago nada sin que ella me lo ordene.
"Y así pasaron 20 minutos hasta la llegada de esa visita"
La visita
Ding Dong!
Harumi y yo sufrimos un sobresalto después de haber pasado por un rato largo sin ningún ruido mas que el de las páginas de los folletos y revistas que leía.
Mi dueña se levanta del sillón y va directa a conocer quien toca el timbre. Abre...
Muy buenas, Yurena!
Ay chiquilla, perdóname el retraso...
No para nada, agradecida estoy de que vengas para ayudarme.
Mientras estoy en posición quieto las oigo casi a mi espalda dándose besos en las mejillas. Entonces Harumi me llama...
- GV1016, ven a mi!
Gateo hasta llegar con mi hocico a sus zapatos y beso cada uno de ellos mientras Harumi de pie agrega:
- Saluda a Yurena!
Pronto delante mía veo unos pies bien cuidados sobre unos tacones altísimos con tan solo una tira que pasa entre sus dedos y empeine. Es en esa tira de tela azul marino donde poso mis labios. Luego levanto un poco la mirada y veo otra tira mas fina en sus tobillos aparte también del final de unos ajustados jeans azul marino.
Sin esperarlo Yurena me sorprende bajando su mano por mi espalda. Derepente siento la suavidad de su mano con el frío de sus anillos bajando hasta mis nalgas...
- Tu madre me había hablado de el, y reafirmo su descripción atlética.
Pronto siento la palma aplastando mis pelotas contra mi y sus dedos colocando mi erección al vientre.
Oigo carcajadas y Yurena añade:
- Y además tiene buenas condiciones!
Harumi ordena:
- Al suelo!
Acuesto mi espalda al suelo y con los muslos a cada lado de mi cuerpo enseño un pene en vertical. Entonces en cuando veo a Yurena y reconozco su rostro. Se que la he visto en Tasarte, y al no verla junto a Lorena, nunca supe que esta bella señora fuera su madre. Cuando la he visto, la he visto en deferente reuniones. Reuniones de socios en los que una vez me tocó servir de pié con las bandejas de copas. Yo recuerdo bien a esta señora aunque ella ni me recuerde. Yurena en esas reuniones solía mortificar a los sirvientes y esclavos muebles tocando sus genitales. Recuerdo perfectamente el día que me tocó a mi y jugó con mis genitales mientras daba sorbos de su copa. Esta señora era la alegría de los sirvientes masculinos, era la única que nos tocaba aunque sea de forma desinteresada. Y ahora la tengo aquí de pié junto a mi dueña. Con emoción jadeo con la lengua fuera!
Yurena posa una de sus elegantes sandalias sobre mis testículos haciendo que sienta el corchado de su suela y dice:
Veo que la has puesto esa joya en sus partes como si fuera un esclavo doméstico.
Bueno si, sinceramente lo compré con la idea fija de mi madre de que tuviera un esclavo para todo. Pero sinceramente no comparto que un esclavo haga las cosas de mi casa.
Yurena interrumpe, y al mismo tiempo quita su pie sobre mi.
Si eso me ha comentado su madre. Y que su interés es que tengas algo tuyo como lo fue Tobi, aunque sea esta vez como una mascota, no?
Si, y tengo que reconocer que me esta ilusionado la idea. Pero, por favor pase y tome asiento!
Harumi invita a su anfitriona a pasar. Y a mi añade un... Vamos esclavo!
Gateo tras ella hasta que ambas toman asiento. Yo me mantengo a un lado de Harumi y en posición quieto espero de forma estratégica para que mi mirada se pierda en los zapatos de Harumi y las sandalias altas de Yurena.
¿Deseas tomar algo?
No, no te preocupes acabo de salir de una reunión con almuerzo.
Un café?, bebidas?
No gracias, de verdad que no. No quiero parecer grosera, pero tengo algo de emposte. Por cierto, en la reunión tuve una llamada de su madre muy interesada en los trámites.
Si, antes de su visita en la oficina, ya había hablado con mi madre. Y su aprobación fue una sorpresa. Desde que me desprendí de la compañía de Tobi, siempre me imponía la necesidad de obtener otro esclavo. Un esclavo doméstico en propiedad, pero yo no quiero esa comodidad. Y además, soy muy maniática con mis cosas. Vale, que de momento estoy en este pequeño apartamento. Pero cuando ya tenga mi nueva casa a disposición, no quiero depender de los trabajos de un esclavo o empleados de limpieza. No, no, eso no es para mi.
Harumi toma aire y sigue hablando.
- Alquilé a este esclavo con la intención de obtenerlo como una mascota y para algunas intimidades sexuales. Pero en lo sexual yo me canso muy rápido del mismo esclavo.
Ambas ríen.
Pero, ¿realmente quieres una mascota o un esclavo?
No la entiendo.
Harumi, si mantienes diferentes roles para tu esclavo, entonces su animalización en Salobre no tiene sentido.
Harumi escucha atenta las siguientes indicaciones de Yurena....
- No solo se trata de que tu esclavo se comporte como un perro para agradarte. El esclavo debe de olvidar su origen y creer realmente que no es humano. En las instalaciones no solo tratamos con los entrenamientos de signos y movimientos. Hay una parte mucho mas importante que no es otra que la sicológica. Todos nuestros internos son propiedad indefinida y como consecuencia les hacemos perder lo poco de humanidad que les quedaba. El resultado final en el periodo de un mes es convertirlos en una especie nueva e irracional. Eso si, siempre a la orden de una voz humana.
Harumi baja una mano y acaricia mi cabello.
El esclavo es propiedad de Tasarte de larga duración. En un año y poco tendría que renovar en el caso de no aceptar su libertad.
¿Me dejas ver su contrato?
Oh, si, desde luego.
Harumi toma el contrato y mi carpeta apiladas sobre el reposa mano del sillón.
- Aquí tienes... Según las formaciones del esclavo, su servicio como mascota es impecable.
- Ya, pero solo sirve para mantener un esclavo en diferentes funciones y servicios. Para obtener una verdadera mascota, en mis instalaciones hay una manera legal de hacerlo un animal, y por lo tanto quedaría por debajo de un esclavo.
- ¿Crees que mi esclavo podría llegar ser un perro?
Entonces noto dos pares de ojos sobre mi.
¿Tienes en cuanta que antes debes de tenerlo en propiedad?
Si. Tenerlo de una manera animalizada me está inspirando. Creo que es la única manera de que yo tome un esclavo en propiedad.
¿Y por que no? Tienes un esclavo muy atlético y por lo que he visto muy bien dotado. Sería un buen perro.
Mis oídos no dan crédito. Una emoción me invade al conocer el interés de Harumi para hacerme su propiedad. No esperaba ser su perro y perder mi humanidad, pero con tal de estar siempre a su lado no pierdo ningún interés. Y sé que firmaría cinco años mas con la condición de ser para Harumi.
El lateral de mi cara roza sus pantalones en forma de súplica. De repente noto la mano de Yurena sobre mi nuca, y coge de mi collar para llevarme hacia ella.
Estando en mis manos y rodillas noto otra mano bajando por mis nalgas. Es Yurena que busca atrapar mis pelotas en su mano. Y dice...
¿ Ha tenido algunos desahogos hoy?
Si, dos veces. Y parece que no a llovido nunca.
Ambas ríen. Entonces Yurena saca mi erección tras mía y dice...
Crea me, si te digo que muy pocos he visto que supere este tamaño. Pesan, y parece que a pesar de la ayuda de sus pastillas diarias, promete mucho su función sexual.
Pues no le he dado ninguna. Puede que aún tenga los efectos de los que le han dado ayer por la mañana el la tienda.
Mmm! Pues responde muy bien.
La palma de Yurena me frota en una suave caricia.
- Es importante premiar a las mascotas acariciándoles sus genitales de vez en cuando. Esto los trae locos y aumenta su docilidad.
Cierro los ojos y me dejo llevar por los suaves movimientos de la palma de Yurena. Su frote hace que mi glande asome y se cubra en la piel del pene en repetidos movimientos. Incluso yo muevo mis caderas para hacerla ver mi conformidad por su tacto. Ella lo sabe y aumenta sus movimientos mientras sigue aconsejando a Harumi de los tratos para un esclavo mascota.
Cuando abro un poco mis ojos, mi mirada se clava en los zapatos de Harumi. Al tener las piernas cruzadas me fijo a la altura de mi hocico el zapato elevado del suelo con el talón caído. Se le había descolgado y ahora su talón está descubierto. Siento ganas de besar su talón pero me cohibo para no echarme hacia adelante y no perder el tacto de la palma de Yurena. Una palma que frota ahora con fuerza en busca de una total pérdida de control por mi parte. Y es cuando... Oughhh! Debe de notarlo, que su palma deja de frotar y ahora atrapa cerrando en su puño mi glande a la espera de lo inevitable.
Un chorro de espeso semen se derrama entre sus dedos. A pesar de cerrar mi glande no pudo evitar la presión, y grandes chorros salen entre sus dedos.
- Buen chico!
Con estas palabras adorna su muestra de conformidad.
Tuve miedo de disgustarla, pero al final compruebo que Yurena buscó mi semen. Sus caricias era una comprobación de mi estado. Y ahora me toca dar gracias...
Me doy la vuelta en cuando me suelta el pene, luego busco su mano y lamo mi semen derramado. Ella lo espera abriendo su palma y así doy grandes lametones intentado atrapar mi desperdicio lo mas pronto posible, que sin querer sentir el sabor, trago a la primera de cambio las espesas manchas. Y pronto la operación se termina lamiendo cada uno de sus dedos. Entonces ella lo da por finalizado cuando me retira la mano y termina secando mi saliva en mi cabello.
- Buen chico!
Harumi ordena...
- Al suelo!
Me acuesto de espaldas con mis patas semi flexionadas y la mano de Harumi atrapa la flacidez de mi pene. Entonces es cuando me sacude las últimas gotas sobre mi vientre con una enérgica sacudida.
- No quiero que me gotee en los suelos.
A Yurena le hace gracia la preocupación de Harumi y ríe.
Termina con la sacudida y me incorporo a gatas en posición de quieto cerca del calzado derecho de Harumi. Ya la conversación principal de reanuda.
Totalmente ignorado escucho como Yurena convence a mi dueña para llevarme hoy a su club. Harumi no lo tenía planeado, tan solo quería formalizar mi inscripción, pero al final ve viable que hoy empiece mi internado. La firma de Yurena en algunos documentos de mi carpeta es imprecindible para facilitar mi salida de Tasarte. Y por lo tanto estoy mas cerca de de ser propiedad de Harumi. Claro que faltaría mi firma y mi presencia en Tasarte mas la notaría y Claudia como propietaria del Tasarte. Pero todo podría llegar a su tiempo. De momento es Yurena quien tiene mi control y ahora formaliza con mi dueña mi contrato. Pero llegó la hora de la verdad... Mi nombre. Ya mi matrícula gv1016 no iba ser válido en Salobre. Y Yurena pregunta...
Y bien, ¿Has pensado su nombre de propiedad?. No sería legal hasta que llegue en notaría, pero ya en mi club si sería necesario.
Toy!
¿Como?
Si, creo que lo llamaré Toy!, es mi juguete y ese sería su nombre perfecto.
Toy!, Pues perfecto. No tengo ninguna mascota en mi club con ese nombre.
Pues no se hable mas. Será Toy!
Toy fue la última palabra escrita en unos archivos que aún mantiene Yurena.
Sorprendido por la rapidez de decisión de mi dueña, me preocupa los cambios repentinos de mi destino. Bien por un lado no quepo en mi alegría por la pronta posibilidad de ser propiedad, y por el otro lado me asusta ir a Salobre. Me espera un nuevo destino con nuevos adiestramientos, y tener que pasarlo sin Harumi no puede ser grato. Mis ojos reflejan mi pena mirando con devoción sus zapatos. ¿Cuanto debo pasar para despertar de esta situación?. ¿Que estoy haciendo con mi vida?. Primero desaparezco mi existencia en Tasarte convirtiéndome en una cosa matriculada, y ahora estoy apunto de pasar mi vida como un animal de Harumi. Incluso podría estar por debajo de un esclavo si al final firmo mi sentencia bajo notaría. Soy virtualmente Toy, y si Harumi decide seré su Toy. Lo mas curioso es que Harumi lo da por hecho. De alguna manera ella sabe que voy a firmar. Y si, se firmaré por ser propiedad de Harumi a pesar de conocerla por dos días. Si me entregué a Tasarte por un año obligatorio, ¿por que no el máximo de cinco por Harumi?.
Termina GV1016 y empieza con T0Y los próximos relatos