Historias de Choferes

Son historias cortas que he escuchado en mis días en que trabajé para varias empresa de transporte en la ciudad de Buenos Aires en esta parte hay de amor filial, infilidelidad y otras...

Los que a continuación voy a relatar son acontecimientos que llegaron a mí en forma indirecta, en el curso de los años 99 y 2001 en donde yo trabajé como remisero de una empresa de la capital federal, relatos que se hicieron en los momentos en que los chóferes, se encontraban de descanso o simplemente no había trabajo.

Los recordé y recopilé, en cierta medida, hace poco le di alguna forma literaria

Son irrefutables, al menos ellos así lo afirmaban, pero de no serlo forman parte de la literatura urbana de Buenos Aires.

El viaje a Brasil

Sexo entre una madre dispuesta a un hijo, un tanto curioso

Esta historia la aporta Leonardo, quien era un chofer, muy hablador y sincero en sus cosas. Se la contó un amigo de colegio entre copas y muy dolorido por su culpa, en un bar de Castelar, ese amigo era Ariel.

Ariel había ido a la casa de la madre a pedido de ella, en la zona modesta de San Justo, en el partido de la Matanza.

No era un pedido normal que ella le hacia cada tanto para visitarla, Ariel tenia 28 años y convivía con Ana, en la Ciudad Evita tan solo a cuarenta cuadras de ahí, era porque su madre se iba de viaje por quince días al Brasil, y quería que en ese curso ellos viviesen allí, para que la casa no sufriese de robos.

Te gusta, hijo éstos trajes de baño, y éste que lo compré en Flores y desfilando así sucesivamente en el curso de la tarde, le había así mostrado mas de diez entre nuevos y no tan nuevos.

Debo aclarar que mi madre tenía unos senos abundantes y pese a sus cuarenta y uno estaban aun bien conservados porque ella no me amamantó nunca y fui su único hijo

No tenía padre y mi madre le fue esquiva al sexo porque vivía con mi abuela que era muy castradora en el sexo y jamás le perdonó en vida lo de mi nacimiento.

A mi la situación me gustaba mucho y me empezó a excitar. Al principio no quería prestar atención a este hecho ya que se trataba de mi madre y pensar en ella como una mujer, era para mí algo totalmente prohibido.

Luego del desfile privado de modas que me ofreció mi madre, se sentó a mi lado a charlar sobre sus cosa, lo hacia teniendo a mi vista un par de tetas hermosas que casi se le escapaban del traje de baño.

Ella se dio cuenta, y jugaba a que no sé, pero se cruzaba y descruzaba las piernas y allí el traje me dejaba ver un pezón que por cierto estaba agrandándose.

Mamá, le dije al pasar, sabes que allí las mujeres la mayoría usa topless, lo harás tu.

Luego de hablar un poco del tema mi madre preguntó si me parecía que ella podría hacerlo sin pasar vergüenza. A esto yo respondí que sí. Que tenía unos pechos espectaculares para su edad y que de ninguna manera pasaría vergüenza. Ella no quedó muy convencida con mis palabras. Decía que era bastante mayor, que el lugar estaría seguramente lleno de mujeres jóvenes y que sus pechos no estaban a la altura de los de las jóvenes. Yo insistí y ella me preguntó nuevamente y para dejarlo en claro le dije:

" mira, si yo tuviera delante de mí a ti y a alguna otra seguro que me deleitaría viéndote a ti y no a otra".

Mi madre se sonrió y se sonrojó. Yo aproveche y lancé mi pedido:

"¿Por qué no te animas y me muestras a mí? Prometo darte una opinión sincera y si no te queda bien te lo haré saber"

Mi madre sonrió nuevamente y me dijo "ya que estás tan entusiasmado, voy a ir a mi cuarto y me quito el corpiño y si me veo bien, me animo y vengo caminando para aquí como si fuera en la playa" y tú estuvieses allí. Por fin mi madre volvió al salón y muy tranquila me dijo: ¿Qué tal? ¿Qué te parece?

Estaba sencillamente divina, se había puesto otro bikini que tenía que era un poco más chico que el anterior y sus pechos se veían formidables y más que apetecibles.

Demoré en contestar y ella preguntó nuevamente "¿Qué te pasa, están tan mal?

Ahí por suerte reaccioné. "No al contrario están muy bien. Nunca me imaginé que mi madre fuera una mujer tan apetecible". Sus pechos estaban enteros y con un detalle que yo no conocía unos pezones

Muy grandes y que comenzaban a ponerse erectos.

"Mira las cosas que dices, recuerda que soy tu madre. ¿Acaso nunca has visto una mujer?"

"Mujeres he visto varias, pero ninguna con unos pechos como los tuyos y con un cuerpo tan excitante como el tuyo", contesté.

Hacía un par de semanas que no tenía sexo con mi compañera y mi mente ya se había disparado para cualquier cosa. Mi pija comenzó a crecer y crecer y a apretarme dentro de mis pantalones. Ella estaba deliciosa, además se movía mirándose en el espejo del comedor y aproveche para pararme, era evidente que estaba caliente y en una vuelta la tome de la cintura, ella se sorprendió y comencé a rasarles levemente los senos con la palmas de mi mano, ello le sorprendió pero no se retiró al contrario cerró sus ojos y de la palmas aparecieron mis manos tomándoselos por completo, ella extasiada se contorsionaba frotándose las piernas en un acto mas de calentura que de reparo de mis juegos

Que haces Ariel, notando que mis manos le tomaban el pezón aprensándoselo, "ya no sos un bebe y yo no soy de fierro", me has puesto rara, hijo

Caliente mujer, le dije a lo que ella no dijo nada y entrevió su boca. "Ariel, que haces esto no esta bien sos mi"… y calló.

La bese, ella se negó cerrando su boca pero la atraje hacia mí, de una manera que ella se apoyó sobre mi pija, que a esto estaba por reventar en el pantalón hasta que me metí un pezón en la boca y lo chupé como un desesperado. Mi madre había comenzado a gemir y suspirar. Con sus dos manos apretó mi cabeza contra sus pechos y me pidió que siguiera. Yo seguí y empecé a pasar mis manos por todo su cuerpo. Ella posó una de sus manos sobre mi pija y la apretó fuertemente. Fue ahí que me abrí el cierre saqué mi pija y le pedí que me la chupara.

Ella dijo "esto no está bien", a lo que contesté besando y apretando aún más sus pechos. Luego le dije "somos un hombre y una mujer en una comedor, que desean disfrutar de sus cuerpos". Ella sonrió y me dijo "sos divino". Y luego de esto bajó hasta mi pija y lentamente comenzó a besarla para luego meterla en su boca. Comenzó a hacerme una mamada espectacular. No podía creer que mi madre la chupara de esa forma. La chupaba como si fuera lo último que iba a hacer en su vida. La metía en su boca hasta tragarla toda, luego la sacaba me besaba y mordisqueaba la cabeza y luego adentro otra vez. En un momento paró y me preguntó:

"¿Te gusta?, quiero que lo disfrutes al máximo, tanto como yo". Esto me abrió el camino para pedirle que pare para quitarme toda la ropa y para quitarle el bikini a ella. Accedió sin reparos. Ahora ya no éramos madre e hijo, éramos dos amantes que se deseaban y deseaban gozarse mutuamente.

Una vez que me quité la ropa me tiré en el sofá para estar más cómodo mientras ella sequía con la mamada. Mi madre volvió a mi pija y su boca a hacer maravillas con ella. En determinado momento paró y me chupó los huevos y me dijo "cuando vayas a acabar avísame". No demoró mucho en llegar este momento y si bien quería que siguiera chupándomela por un buen rato más, también quería acabar. Así que le dije "ya casi mamá". En pocos segundos descargué toda mi leche acumulada durante varios días en su boca. No levantamos del sofá y caminamos hasta el dormitorio en el camino me dijo: "nunca pensaste que tenías una mamá tan caliente Espero que puedas llevarme el ritmo, porque cuando alguien me calienta lleva mucho para que me saque la calentura. Entramos en el cuarto y ella se tiró en la cama, yo me puse encima de ella y comencé a besar sus pechos lentamente, bajé a su concha y comencé a besarle su concha. Mordía su clítoris, lamía sus labios y metía mi lengua y mis dedos en su empapada concha. Primero uno, luego otro y al final mi lengua. Ella gemía, me apretaba a cabeza contra su concha. Se notaba que estaba gozando y mucho. De pronto un dulce líquido inundó mi boca, iba acompañado de un suspiro largo y aliviado.

"Ahora te quiero adentro" dijo.

Yo sin dudar coloqué mi pija en la entrada de su concha y de un solo empujón la enterré a fondo en su húmeda vagina. Comencé a bombear y a besarla. En nuestras bocas se mezclaron los sabores más íntimos de los dos. Ella suspiraba y se movía como loca. Casi enseguida lanzó un grito y su cuerpo se volvió a aflojar. Para mi era maravilloso poder hacer que mi madre tuviera esos orgasmos. En determinado momento me dijo que parara, me dijo que me acueste en la cama y ella se montó sobre mí con una agilidad inusitada. Se colocó mi pija en su concha y se dejó caer, comenzó a cabalgarme y se tiraba hacia atrás. Yo con mis dos manos apretaba y sobaba sus hermosas tetas que habían desencadenado todo. De pronto comenzó a agitarse aún más y sentí en mi pija y sentí sus jugos. Sin duda había vuelto a acabarse. . Yo me coloqué atrás y volví a enterrar mi pija en su concha. Nada más hacer esto ella tuvo otro orgasmo. Comencé con el vaivén cada vez más rápido y cada vez ella me pedía más y más fuerte, hasta que no pude más y me acabé. Ni bien acabé ella se corrió y comenzó a chupar mi pija y los restos de mi acabada y a pasarla entre sus tetas.

No dormimos, al despertarme vi que aun seguía desnuda y las manchas de semen brillaban en sus tetas, al tiempo se despertó y besándome, me dijo:

Ariel, quiero que cuando vuelvas a casa, lo hagas solo, avísame así te esperaré dispuesta ahora eres mas que mi hijo, mi amante.

El loco Pepe

Éste era un personaje no mayor de treinta y dos años experto en manosear a mujeres en el colectivo y hasta llegar a tener sexo allí mismo, siempre nos contaba historias que se nutría en el viaje desde González Catan a Caballito, donde trabajábamos, en ese entonces a la sazón historias ocurridas en el micro 86.

Entre las mas deliciosas, según él fue la que le ocurrió cuando se puso detrás de una mujer joven, a la cual durante días estuvo al acecho pero la casualidad hizo que ese día se colocara detrás de él, el viaje duraba mas de una hora y el colectivo a esa hora las seis de la mañana venía completo

El loco tenía una técnica, es decir que ya iba preparado para que surgieran las cosas a su favor. Su bolsillo estaba agujereado y así lo tenía para poder acomodarse el pene a la altura de las nalgas: su objetivo

Usaba pantalones de tela delgada, así cuando pegaba el pene a esas nalgas ella sentía el fuego del miembro quemar su trasero. Muchísimas aceptaron, aclaraba Pepe, mi pene al ver que no había observadores pues mi técnica me permitía ser discreto. Algunas hasta me lo acariciaron sobre el pantalón y bajaban la mirada para ver la erección y se quedaban quietas así. Aprovechaba ese rato de debilidad en ella, para levantarle la polleras o abrirles el cierre de su jean, hasta algunas me ayudaron en esto que por lo ajustado muchas veces sin su ayuda ello era imposible.

Pero jamás me mostraba ante lo demás y ellas miraban y ver que no nos miraban, daba rienda suelta a su calentura.

Ocurrió con ésta mujer joven, después supe que era casada y no se acertaba con su pareja en el sexo, que ese día llevase una amplia pollera acampanada

Me la mando Dios, decía a grupo que le escuchábamos atentamente, fue entonces que me acerque por detrás, el viaje era largo el colectivo en invierno repleto y a los costado dos tipos que soñolientamente meditaban su despertar. Coloqué la cabecita de mi pene rozando apenas su nalga. Ella inmediatamente lo sintió y supo que era aquello punzante duro y caliente trató de ponerse de costado, a lo que los dos que estaba a su costado le respondieron,"no hay mas lugar"

Sonriéndome, dijo el loco ello me calzó. No pudo más que volver ella a la posición inicial, es decir enfrentado con su culo mi pija Me fui acomodando mejor. Mi pene avanzaba por su nalga y la blandura de aquel culito durito me excitó a rabiar, ella ya no se corría mas bien en algún momento, empezó a acomodarse de manera que me facilitara mi maniobra, Mamá decía el loco este es mi día. Al rato ella no ofrecía resistencia mas bien se empezó a refregar sobre mi pene. Ella se agachó un poco como para sentir mejor mi pene que lo tenía en todo inclinado hacia la derecha, así fui avanzando poco a poco hasta poseer totalmente sus nalgas. Ella sintió todo mi pene erectisimo apretando su culito y sus mejillas se encendieron por la excitación, dándose apenas vuelta para mirarme, es decir quería saber quien la estaba puerteando y me miraba diciéndome con los ojos, que continuara. Cuando estábamos a quince minutos de la apoyada, así lo cuenta el loco, ella se agacha haciendo que observaba algo por la ventanilla del colectivo y yo apreté más mi pene contra su culito. Ella lo asistió y ahora si estaba seguro que ello, me saldría redondo, pero mi calentura empezada a sentir, y no quería que terminase dentro de mi pantalón. Estaba regalada recaliente, se notaba hacia lo imposible por no perder el contacto con mi pene.

Subió más gente y nos apretaban. Nos pusimos frente a frente y ella pegó sus pechos contra el mío. Yo nunca había avanzado tanto con una mujer, lo juro por Dios decía el loco a su auditorio que lo miraba embobado, es que más allá de mi técnica ella estaba excitadísima y nadie nos veía. Toqué sus pechos sobre la blusa, los amasé despacio sin que nadie nos viese y en un momento de un empellón por un gran pozo en la Richieri, la besé rápidamente sus labios. Ella me sonrió.

Estaba que volaba decía el loco excitadísimo, me hubiera gustado subirle la falda ahí mismo y penetrar hasta el fondo de sus encantos pero no me atrevía a tanto. Nos apretábamos mutuamente, para entonces. Ella no se atrevía a hablarme Solo nos movíamos disimuladamente. Ella se movía buscando con su vientre mi pene y se apretaba contra mí. La tomé de las manos y las puse en mi pene. Sentí sus dedos recorrer todo el largo de mi miembro. Yo hice lo mismo y estiré un dedo y se lo metí por la conchita sobre la bombacha Ella gimió mirando hacia un costado, sentí como se contorsionaba y ello era reflejado en mis dos dedos dentro de su conchita, estaba acabando.

Gracias me, dijo entrecortada, ahora me toca a mi.

Y sacándose los dedos del interior de su concha levanto un todo su bombacha y tomo mi miembro con la mano, luego mirándome a los ojos muy fijamente, empezó suavemente a masturbarme, al compás del micro, acercándose a su pierna a la altura de la ingle, la cabeza del pene,

No se, dijo el loco pero al rato me fui, acabe sobre su bombacha y su piel, ella largado mi miembro paso mi leche a lo largo de su entrepiernas, y me beso rápidamente.

En ese momento se hizo más espacio en aquel colectivo es que habíamos llegado a Liniers y de lo atestado de gente se fue bajando, sufría Pepe: nos decía a todos

Nos separamos. Nuevamente se puso a mi costado y disimuladamente con su pierna buscaba mi pene sobre mi muslo. Lamentablemente se hizo difícil continuar. Pero ella hizo algo genial. Sacó una carpeta de trabajo donde estaba su nombre y teléfono y la empresa en que trabajaba,

Me lo memoricé, así que la llamaría mas tarde.

Ella tenía que ser mía y así a la tarde de regreso, bajamos en Liniers y fuimos a un hotel.

Epilogo

Lo que el loco no nos dijo nunca; y yo me enteré por casuliadad: es que ella, Nora, al tiempo fue su mujer.

Hoy ella tiene dos hijos de él, al recordarle la historia al loco Pepe, en tono de broma se ríe diciendo:

La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida . Parafraseando una canción de moda.

La extraña historia de Willy.

Willy había sido un chofer callado, que un día se descolgó con una historia realmente tragicómica, al final de un asado de fin de año.

De una veracidad increíble nadie dudó de su corta historia, ya que no acostumbraba a mentir ni siquiera cuando ello redundara en su favor, además era un eterno amante ello si era su debilidad y dicen las mujeres que era bueno.

Siempre, fui un muchacho que me gusto hacer el amor, pero una vez llegue a ello por un engaño que de no haber sido previamente bien calculado me hubiese costado mas de un disgusto, la desunión de dos familias.

Fue que una mañana de verano, después de reyes y que mis primos se encontraban en Santiago del Estero, mi tía Amalia se quejaba a mi madre, su hermana, de las desatenciones de su marido, hacia ella en la cama. Es que él, se ocupa solo de sus ganas y a mí después me deja a medio camino, caliente y no puedo recriminarle nada porque se pone loco, y no quiero que los chicos se enteren.

Mi madre le dice de inmediato, el polvo obrero, típico, pero cuando se duerme él, no haces nada vos sola

Y si, pero no es lo mismo, las manos no son como el "pito"

Ese diálogo fue fundamental para mí que lo escuchaba desde la cama, apenas separado por una cortina de tela, en mi casa de precaria condiciones y a medio construir aun con los pisos de tierra

Mi padre junto a mi tío habían comprado en un remate los bajos de Laferrere, muy alejados de la ruta 3 y la 21, pero ello era lo único que alcanzaban de rescatar de sus bajos sueldos en ENTEL como zaguitas pasa cables.

Trabajaban como locos, y hasta los días sábados que de noche llegaban, los domingos comíamos juntos ellos jugaban al fútbol en la tarde, poco tiempo quedaba para el amor.

Mi madre nunca se quejó pero mi tía era caliente, muy caliente y mal atendida.

Durante una semana tramé lo que para mi sería una jugada maestra, para ello me uní a la muy puta del barrio una joven Mariela, a quien ella se jactaba de conocer la mayor cantidad de pijas del barrio.

Le di unos pesos y le dije a ella que le contara a mí tía, buscándola muy disimuladamente: ¿donde andaba ese semental de Willy?

Y que le dijese que yo era capaz de estar por más de una hora cogiendo y aun no acabar.

Fue así que a los días mi tía escucho de ella, Mariela el relato. Sabia por comentarios y mi madre que era terrible con las mujeres, y mas de una vez con mi madre asistieron escondiéndome en mi casa del dialogo de alguna joven que se quejaba de mi por conseguir la cama de ella, y después irme.

Así que mi tía entró como un caballo, expresión muy típica en la Argentina, en el dialogo de Mariela

Esa semana, me mostré poco en casa, como aumentando el interés de mi tía que, sabia que yo andaba en casa, como buscándome pero la casualidad hizo que en una tarde, cuando regresaba del club, ella me cruzase, entablando el siguiente dialogo

"Mañana cuando regreso de mi patrona de Ramos Mejía, a las dos haré torta fritas hoy compre la harina y levadura, así si quieres venir a tomar mate cocido con tortas, hacelo a eso de las tres"

Fue así que ello me convenció las tortas fritas, pero en realidad era solo una excusa quería saber hasta donde llegaría la curiosidad de mi tía y su calentura, dijo Willy a nosotros que le seguíamos ensimismado. Llegue a las tres, lo hice cuando no había vecinos en la calle, y una vez entrado mi tía salió como ver quien había, no hay nadie por suerte tía, a lo que ella dijo y si lo hubiese, yo me sonríe dijo Willy

Nos sentamos en la mesa de la cocina, el esposo de ella llegaría, después de cinco horas, mi mama haciendo servicios domésticos en la capital, a casi dos horas de casa, mis primos en Santiago y mis hermanas en el complejo de natación de la Matanza, no llegando en menos de tres, horas. Ella y yo.

Nos sentamos de manera que ella estaba al costado de la mesa en la cabecera y yo al costado casi rozándonos con el codo, mi tía me había servido un tazón inmenso de loza de mate cocido y allí había cinco tortas fritas llenas de azúcar.

Si prestásemos atención veríamos a una mujer enajenada, con el pelo recién lavado y un baton muy suelto en donde debajo no llevaba corpiño, y los breteles muy suelto, y ceremoniosa que de tanto agacharse al servirme el mate, le había visto los dos senos alargados y con dos pezones grandes, herencia de familia como los de mi madre al verla amantar a Alejo el menor de mis hermanos.

En el curso de un enloquecido dialogo que de coherente no tenia nada, ella me fue acercando la pierna a la mía, como al pasar, después ella se afirmó mas ya casi no hablábamos eran idioteces las que decíamos sin sentido y luego sentí la pierna que estaba a la altura de mi apoyada encima de mi, a la altura de la cadera, cuando sentí ello, me excite sabia que era cuestión de tacto y tiempo para llegar a cogermela, se me estaba dando nos dijo a los remiseros un tanto ya caliente y excitado con el monologo de Willy

Allí cuando sentí su pie, baje mi mano y empecé a acariciárselo, con mis manos, mi tía cerraba los ojos y al tiempo miraba fijo a una ventana ya sin hablar, lo que aproveche para apoyar su pie en mi pija

Allí ella reaccionó, se apretó a la mesa y empezó a saborear lo que vendría, ya no hablamos y las tazas aun estaba llenar de mate.

Me paré y la levanté, Willy que haces me dijo entrecortada, la tome de los codos y la separe de la mesa ella, se dejaba hacer todo sumisamente, le levante los brazos un tanto tome su bata por los pliegues y la lleve a hasta sus codos mostrándome un cuerpo totalmente desnudo y con unas tetas algo caídas pero que destacaban unos pezones enormes y renegridos

Le hice tener la bata y le tome un seno apoyando mis labios en ellos, ella allí reaccionó Willy soy tu tía, que me haces

Nada de lo que tu no quieras, Amalia me gustas como mujer y hembra, pero ello es una atrocidad, tu madre mi esposo tu viejo, me dijo

Ellos tienen que enterarse de esto, no dijo Amalia y ahí me aprisiono contra sus pechos, aprovechando a tirar el baton al suelo y abrasarme la cabeza. Entre suspiros y quejas la lleve a la pared y allí le baje la bombacha, quedando a descubierto una vagina totalmente poblada de una inmensa mata de pelos negros duros fuertes, como su sangre

Prométeme que este será nuestro secreto, y como respuesta me baje el pantalón y ella tomo mis miembros que si ahora estaba en su erección máxima y duro como nunca

Willy vamos a la cama, no agunto más

Me llevo al dormitorio, estaba a media oscuridad y con la colcha nueva, todo una ceremonia, descorriéndola la apoye en la cama, y desnuda me encargue de atacar su vagina mientras ella se tomaba de los barrotes de la cama de bronce y abría lo mas que podía sus piernas dando lugar a una lamida de lengua, que me hacia introducir media nariz en ella

Hay puto, me decía como me vas a coger, como a Mariela una hora sin sacarla, me vas a dejar molida y esta noche nada a tu tía sino se va a apiolar, de que alguien más estuvo ahí.

Yo sonreía, pero recibía las descargas de mi tía, que eran una tras otra dejando en la sabana una gran aureola de saliva y sus jugos

Ahora, Willy cogeme entera, matame semental

Fue así que me dio vueltas de espalda a la cama, ni siquiera me preparó se montó y se bajó de una, hasta las bolas, así decía así cogeme mi macho loco,

La verdad hoy lo pienso estaba como poseída, y yo empecé a tomar el ritmo que ella me pedía, y al cabo de cinco minutos al menos ello pienso le acabé dentro de su vagina,

Pero Wily lo hubiese hecho afuera, mi amor, le alcancé a oír.

Ella se paró, al comprender que le había acabado adentro pero ahora tomó conciencia, me miró como no comprendiendo lo que había pasado y su calentura.

Se bajó mi pija, le dije inocentemente que para ello, era una especie de pasa de uva,

Me miro a los ojos y me dijo:

Y la hora, semental no era que me ibas a coger como una hora

Me cogiste, acabaste adentro y ahora ¿como lo justifico y se calló?

Que boluda que soy, le creí a Mariela que me dijo que eras capaz de coger una hora, sin parar y a mi yo que soy una hembra dispuesta, una mujer de un solo tipo, que se te entrega y que te doy todo, apenas cinco minutos.

Algo más que tu tío, bueno al menos me hiciste acabar con la boca dos veces, nada más.

Nada mas, tía pero que quieres la seguimos mañana, es que tengo miedo que nos descubran y tomando la camisa y el pantalón, no sin antes sacarle dos tortas fritas, me fui.

Hijo de puta me dijo al cerrar la puerta. Todos son iguales.

Epilogo

A los tres meses mi tía le dijo a mi madre, que esperaban una nena según los síntomas

Maria José, así se llama, nació a las nueves lunas de aquel día de las tortas fritas, mi tío jamás sospechó nada de esa tarde ni de la hija, ni jamás mi tía me insinuó nada mas, el tiempo pasó y es hoy mi sobrina un tanto como yo, muy buena y reservada y nuestro parecido ya no llama la atención, ya que mi tía nos abandonó con otro hombre a lo diez años de aquel día, jamás volviendo llevándose el secreto con ella.

Es ella ahora María quien se lo llevó a vivir de casada a su casa en Belgrano, cuando se recibió de médica, al cuidado a mi tío cuando sufrió un ataque cerebral.

Continuara otras historias..

Gustavo Gabriel Camisasca

Almagro

Buenos Aires

Argentina

Contemporáneo

27/12/05.