Historias de chateo (II)
Sigue nuestra historia, esta vez en una plaza.
Como conté en mi relato anterior, había encontrado mi alma gemela en el sexo, cada día era mas y más loco y no veíamos la hora de encontrarnos.
A partir de este momento todas nuestras charlas giraban hacia las cosas que nos haríamos si teníamos la oportunidad de estar juntos.
Hasta este momento todo había sido virtual o telefónico, ni fotos teníamos nuestras, y el gran miedo de ambos era como seriamos físicamente y si tendríamos onda entre nosotros cuando nos viéramos.
Por fin pudimos un día concretar un encuentro pero para evitar problemas, nos citamos en una esquina muy concurrida de Buenos aires en cabildo y juramento donde siempre hay mucha gente.
El encuentro era un día laboral y yo tuve que encontrar una excusa en mi trabajo para salir a verla.
A las 4 de la tarde me instale en el bar en una mesa que estaba en la calle, me pedí una cerveza y me dispuse a esperarla, hacia calor y ya que estabamos casi en verano yo estaba con un pantalón de vestir y una remera. Había dejado el taje para otro momento.
La verdad que dudaba que ella viniera pero ahí estaba. Veo dos chicas que se me acercan, una rubia y otra morocha. Las dos muy bien llevadas pero yo sabia que la morocha era Elena. La otra, por lo que ella me había contado era su amiga solange que la había acompañado a Buenos aires para darle fuerza.
Se acercaron a mi mesa, yo me levante a saludarlas, beso en la mejilla a solange y intente lo mismo con Elena, me rompió la boca de una beso. Esto era algo que ella me lo había prometido que apenas me viera era lo primero que iba a hacer. Si bien yo lo esperaba, me sorprendió un poco y me calentó al máximo.
Las voy a describir a las dos para que sepan como eran ellas.
Solange es una linda chica de unos 1,75 de altura mas o menos flaca, con buenas formas y que la verdad, los babosos que siempre andan dando vuelta, la miraban sin disimulo.
Elena es una morocha muy linda, menos llamativa que solange pero con unas curvas que rompían la tierra. Lo primero que me fije y por que ella me lo había descripto muy bien era su hermoso culo. Este día venia vestida con un pantalón de jean que lo mostraba en todo su esplendor y la verdad que daban ganas de comérselo ahí mismo. Con respecto a sus tetas no eran muy grandes pero parecían bien paradas y no se porque con los pezones paraditos estaba.
Se sentaron la dos una rato y a los 10 minutos solange dijo que se tenia que ir, se despidió y nos dejo solo.
Yo le había pedido a Elena que por miedo a que me descubrieran, intentara no hacer nada ahí, si bien estaba en un barrio distinto a donde vivo, uno nunca sabe donde puede encontrar gente conocida.
Al ratito de estar charlando pague la cuenta y salimos de ese bar. Yo tenia que volver trabajar, no tenia mucho tiempo y esa noche no pida verla porque ellas ya se volvían. Algo teníamos que hacer. Mi miedo también me impedía pedirle que fuéramos a algún hotel ya que no sabia como iba a reaccionar. Así que caminamos algunas cuadras.
Al llegar a una plaza nos acercamos a una árbol y nos pusimos a charlar. No podíamos evitarlo, cada vez nos acercábamos mas y más. En el bar habíamos dicho que no íbamos a hacer nada, pero estando ahí algo acercaba nuestras bocas y al final nos fundimos en un largo beso. Nuestras lenguas se juntaban y se exploraban. Mis manos recorrían su cuerpo rápidamente sintiendo sus vibraciones que por fin se hacían realidad. Ella gemía y me besaba, era mucho tiempo soñando algo y por fin se hacia realidad. Me parecía que tenia un orgasmo solo besándola y acariciándola de lo caliente que estaba.
Ella me recorría con sus manos hasta que alcanzo mi pene. Le pedí que dejara por que ya me tenia que ir. No podía seguir eso mas allá de ahí, de mi oficina me habían llamado 2 veces diciendo que me esperaban para una reunión y yo no tenia mas tiempo, pero ella me dije que quería un recuerdo de ese día.
Le explique que alguien nos iba a ver y me dijo que no le importaba nada y que si no la dejaba iba a gritar ahí que la intentaba manosear para que yo tuviera problemas, así que la deje hacer.
Se agacho me abrió el cierre del pantalón, metió la mano y saco mi pene que ya parecía querer romper el pantalón y rápidamente se lo puso en la boca. Creí que desfallecía, me hizo la mejor mamada de mi vida, me chupaba el glande, mientras con su mano me masajeaba mis huevos, logrando que explotar de placer y tragando todo mi semen sin dejar escapar ni una gota.
Cuando termino se levanto, se limpio un poco la boca, me dio un beso queriéndome comer mi boca, y me dijo chau. Salimos bajo el árbol y nos despedimos rápidamente.
Continuara......