Historias de Alejandro (02)

Una nuevo chico traerá problemas a Ale. Algo que nunca pensó que sucedería...

Historias de Alejandro

Parte: 02

Resumen:

Ema ejecuta un plan para que Alejandro caiga, y lo consigue. Mientras están en medio de un sexo oral en pleno living, escuchan el timbre, al atender Alejandro ve a su novia con un joven desconocido y le pide una explicación a lo que acaba de ver por la ventana...

III: El Chico Extraño

Ale sintió que todo su cuerpo se paralizó. Sus dedos estaban temblando. De reojo miró la ventana que daba a la calle, las cortinas verdes crema estaban abiertas de par en par. ¡Fue un tonto! No se dio cuenta de que había quedado abierta. Pero fue tanta la exitación del momento que ni siquiera pensó que de la calle podrían ver la buena mamada que le estaba dando a su amigo, que en ese momento se debía de estar cambiando o, peor, escuchando la conversación y quizás queriendo desaparecer de ese lugar, como él.

  • ¿De... de... de que hablas? - preguntó Ale, temblando y con la voz entrecortada.

  • ¿Y todavía me lo preguntas? - objetó Andrea, al borde de la furia y del llanto. - ¿Por qué nunca me lo dijiste?

Ale sintió que el mundo se le venía abajo. Era la primera vez que hacía algo como eso, y ahora se arrepentía. Y lo tenían que haber descubierto. Ni se le pasó por la mente como iba a solucionar ese problema.

  • Alejandro. - volvió a decir Andrea. - En tu ventana... tienes las rosas más hermosas que pueden existir sobre la tierra. ¡Y nunca me diste una!

El cuerpo de este chico se tranquilizó de inmediato y fue como si volviera a respirar. Porque sin darse cuenta en esos dos últimos minutos había dejado de hacerlo.

Así que se trataba de sólo eso. Rosas. Las estúpidas rosas rojas y brillantes que tenía plantadas al borde de la ventana.

  • Lo siento.- dijo Ale, como lo único que se le ocurría. - Mañana te daré algunas.

  • Te tomaré la palabra. - exclamó Andrea y ella y ese joven extraño pasaron a su casa, cuando el anfitrión les abrió hizo una señal. - Él es Germán. - lo presentó. - Estaba en mi colegio, en cuarto año, pero ahora se cambió a otro para hacer quinto y no me quiso decir a cual. Es un amigo. - luego la chica centró su mirada en la habitación. - Y bien? No tendría que estar aquí nuestro amiguito Emanuel? Cómo está?

  • Más o menos. - mintió Ale, no atraviéndose a decir que hace unos instante estaba gozando como loco. - ¿Qué tienes en mente para arreglarlos?

Los tres se sentaron en los sillones. Andrea empezó a contar un plan para arreglar la relación de Ema y Luciana, pero a eso Ale no le prestó mucha atención. Su mente se desviaba a los ojos del chico, Germán, que eran de color azul y tuvo la sensación que lo miraba con la misma sonrisa que lo miró Ema, cuando él agarró su verga. Eso lo ponía incomodo, pero no se preocupó tanto.

Se dio cuenta de que su amante no apareció en toda la charla, tal vez huyó por la ventana del baño o quizás tenía un plan para que no quedara obvio lo que estaban haciendo.

Pasada la medio hora de estar allí; Ale, fue al baño a buscarlo, pero no lo encontró a Ema en ese lugar. Pensando en que se había escapado, desidió probar suerte en su habitación. Un suspiro de alivio exaló al verlo tirado y fingiendo dormir.

  • Emanuel. - le dijo Ale en un susurro. - No vieron nada.

  • Quién es ese chico? - preguntó su amigo, abriendo los ojos de golpe.

  • No lo sé. Un amigo de Andrea.

  • Bien, el plan es que yo estoy muy mal como para salir a hablarles, así que haz que se vayan... y nosotros seguiremos con lo nuestro.

  • De acuerdo.

Salió de la habitación, y Ema volvió a hacerse el dormido. Sin embargo cuando volvió al living, Andrea no estaba, sólo Germán se encontraba allí, mirándolo con una sonrisa maligna y picarona.

  • Yo sí vi lo que pasó. - dijo de pronto.- Apuesto que debes de hacer unas mamadas expectaculares, ¿no?

IV: Quédate a Dormir

  • ¿Qué? - preguntó Ale, sorprendido.

  • Conmigo no tienes por qué fingir. - contestó Germán, parándose y caminando amenazadoramente hacia él. - Andrea ya viene, fue por el auto. Pero en el tiempo que ella tardará, yo quiero que tú me la chupes.

Ale no sabía donde irse o donde correr. Miró a la persona que estaba en frente por primera vez en la noche. Era muy apuesto. Rubio, musculoso y con ojos azules. Era, y a simple vista se notaba, mucho mayor que él. Seguramente era un repitente y tendría sus buenos 19 o 20 años. El único defecto que le podían calificar era que tenía cara de tonto.

  • Creo que ahora no es el momento. - opinó Ale, tratando de sacárcelo de encima. - Andrea puede venir en cualquier momento. ¿Por qué mejor otro día?

Germán torció la boca, pensativo. Dudó unos instantes y respondió.

  • Está bien. - dijo, al fin. - Volveré la semana próxima, pero ve poniéndote jaboncito en el orto, para así mi pija te entra mejor. Y hasta que venga Andrea.... ¡acaríciala!

Tal como si ubiese sido el plan de Ema, esta vez lo estaba haciendo Germán. Tal vez lo que más lo exitó fue la bruzquedad que tuvo este chico en llevarle su mano hasta su paquete abultado en donde empezó a acariciar ese bulto por encima del pantalón. La diferencia de la vez anterior, es que en esta estaban los dos de pie.

  • Va a ser todo tuyo... muy pronto. - explicó Germán.

Y para sorpresa de nuestro joven amigo, le besó en los labios. Sonrió un poco y se marchó del lugar, dejando la puerta medio abierta.

Ale se sentó en el sillón pensando en lo que había pasado. No podía ser que dos hombres le hubieran propuesto sexo en una misma noche. Ni con las mujeres tenía tanta suerte. Y a decir verdad, se arrepintió un poco de no haber aprovechado la oportunidad. Ya que, si lo hablaba bien, podría tener su debut homosexual con dos hombres muy hermosos. Lo mejor de todo, es que no era problema, porque esa amenaza que tenía de parte del chico de los ojos azules, lo tentaba a probar chupársela, y se imaginó como sería, si más grande o más pequeña que la de Ema, o más gorda o más delgada.

Rato después apareció su novia, interfiriendo en sus pensamientos. No le prestó atención a lo que le dijo, pero sabía que se estaba despidiendo para irse con Germán.

Luego de que se fue Andrea, volvió a pensar en el chico que tenía en su cuarto aparentemente dormido. Con el que llegaría a pasar una noche, que no sabía que sería la que cambiaría el rumbo de su vida.

Justo en el momento en el que estaba caminando para su cuarto pensando en como le diría lo que ocurrió con Germán, suena el teléfono. La voz de su madre le contestó por el otro lado, diciéndole que pasarían la noche en la casa de los abuelos, en donde se celebraba la fiesta. Y Ale tuvo que fingir mucho para que no se notase la emoción que le causaba dicha noticia.

Corrió hacia el cuarto, y al abrir la puerta de un golpe, casi asustó a su amigo que se desesperó tratando de entender lo que pasaba.

  • Ve a tu casa a buscar ropa. - declaró Ale, entusiasmado. - Esta noche, quédate a dormir.

V: La Primera Vez

Después de un rato de intensa espera, Alejandro por fin vio llegar a su amigo, con una pequeña mochila en la mano. Desde la ventana, que ahora cuidaría muy bien en cerrar, podía verlo cruzar la calle. Nada más que ya no tenía los jeans que portaba hace unos momentos. Ahora se traía unos pantalones cortos, celestes gastados y una remerita musculosa, que aparentaba notar tener físico, pero en realidad, no era poseedor de ningún músculo sobresaliente.

Apenas entró, cerró la puerta con llave, y ambos cerraron todas las ventanas de la casa. Decidieron ocupar la cama matrimonial de los padres para tener su primera vez.

  • Ve a la habitación y espérame allí un segundo. - aclaró Ema, con una mirada seria.

Su amigo le hizo caso. El corazón le latía con fuerza por la emoción. Era como decir... muchas veces se quedaron en la casa de alguno de los dos a dormir, pero jamás en la vida se les ocurrió que pudiesen pasarla tan bien, quizás ninguno de los dos pensó que esto, alguna vez ocurriría. Su amistad, recién se pudo concretar bien el año pasado, porque el hermano mayor de Ale, Lucas, siempre estuvo peleado con Emanuel y aconsejaba a su hermano pequeño a que no se le acercara. Ahora que Lucas estaba estudiando en otra ciudad no había peligro de que lo molestara, y cuando venía, hacían como si nunca se ubiesen hablado en su vida.

Alejandro seguía esperando a su amorcito en la habitación de sus padres. Estaba sentado, en el rincón cerca de la mesita de noche. Poco a poco se fue creciendo en su interior su verga, en donde varios pensamientos morbosos se le cruzaban, sin embargo sabía que en esa ocación no la iban a utilizar de mucho.

También pensó en que no le contó nada a Ema sobre lo que pasó con Germán, es decir, fue tanta la emoción por lo de sus padres, que se había olvidado del mal rato que tuvo que pasar, literalmente.

Finalmente, su amigo apareció por la puerta de la habitación, nada más que esta vez no tenía ni siquiera la remera, ni zapatillas, ni media. Sólo ese pequeño pantalón celeste claro y concluyó que debajo deberían estar los mismo boxer negros que tanta exitación le habían dado hace unas horas. También a sus espaldas cargaba la mochila.

Se acercó al televisor al televisor sin mirar a Ale ni de reojo. Se sentó en la orilla de la cama, y de la mochila extrajo un video de tapa negra. Introdució el video en la videograbadora y el anfitrión descubrió con mucho entusiasmo que se trataba de un video porno gay. La imagen se veía tan clara y presisa, pero a la vez era impresionante. Era muchísimos hombres contra uno solo, y a este le hacían lo que quería. Le penetraban, le hacían mamar, le eyaculaban.

Ema se quedó frente al televisor unos momentos y recién, después de unos minutos, se paró, apagó la luz, dejando como única fuente de iluminación la pantalla del televisor, y quedó parado al lado de Alejandro.

Paso siguiente, se sacó los pantalones celestes gastados, junto con los boxer negros y a la cara de Ale saltó el mismo trozo de pija que había estado mamando hacía unas horas. Nada más que esta vez se notaba mucho más apetitosa.

Ale, sin siquiera contenerse, se puso de rodillas sobre la cama, agarró con las dos manos aquél trozo de carne y lo comenzó a chupar. Mientras lo hacía, sus dos manos libres acariciaban todo el cuerpo, ahora desnudo de su amigo. Sus manos recorrían su espalda y por ahí, jugaban con sus nalgas y los dedos le pasaban por la raja del culo, sin atreverse a penetrarlo, porque eso, lógicamente, era la parte que le tocaría a él, nada más que no sería justamente con los dedos.

El pene erecto de Emanuel salía y entraba por su boca a cada instante. A veces su lengua dejaba unos segundos esas venas unidas, y se iban hacia los huevos. Luego, volvían a concentrarse en la verga. Finalmente, después de mucho rato, Emanuel se animó a preguntar:

  • Quieres que te la meta?

Alejandro sólo se limitó a asentir.

  • Entonces, ponte en cuatro. - ordenó Ema, que era sabido que tenía mucha experiencia en estas cosas.

El chico le dio la espalda y se puso en posición perrito. Emanuel se empezó a masturbar un poco, y finalmente insartó en el agujero aún virgen de Ale, la punta de su verga.

  • Ay! - gimió Ale, con sorpresa y un poco de dolor.

  • Shhhh... - lo silenció el experto. - Todavía no empieza. Yo te voy a hacer gritar de verdad.

Metió un poco más y Ale sintió que dos lágrimas se le caían por la cara. Nunca supo la intensidad de lo que le causaba que esto estuviera sucediendo. Jamás, tampoco, se le pasó por la cabeza tener relaciones sexuales con alguien de su mismo sexo. Y ahora se encontraba allí, en posición perrito, mientras que su amigo del barrio le estaba penetrando.

  • Me duele mucho. - confesó Alejandro.

  • Ummm... - dijo pensativo Ema. - Mejor será que te acuestes.

El chico cedió. Salió de la posición perrito y se tiró en la cama, bocaabajo con el culo para arriba, esperando a que su amigo entrara en acción.

  • ¿Estás listo? - preguntó el experto al novato.

  • Sí. - contestó Ale. - Vamos, hazlo.

Y, esta vez, con mucha dulzura, lo penetró lenta y amorosamente. A medida que le iba entrando, su amante nuevo se iba acostando sobre él. Los movimientos rítmicos lentos y pausados hacían que al pasivo esto le doliera mucho menos de lo que se había imaginado. También, ayudaban muchos las caricias que hacía por sus brazos que estaban a ambos lados de él; o sus manos también divagaban por partes del cuerpo que eran alcanzadas.

Aunque no cabía duda negar que lo que en ese momento lo que más deseaba Ale, era que salga de ahí, volver a chupársela, o cualquier cosa antes que sufrir eso. Sin embargo por otro lado, se dejó llevar por el placer de ser penetrado y follado por una persona así.

  • ¿Dónde quieres que acabe? - preguntó Ema, de pronto, a los quince minutos de haber estado sobre su amigo, como formando un solo cuerpo.

  • En mi boca. - contestó.

Y de nuevo salió del interior de Ale, se paró de pie, y de un sacudón le volvió a meter su verga en la boca, tal cual lo había hecho en su orto, que ahora se encontraba bien abierto y dolorido; cuando este chico se volvió a poner de rodillas en la cama.

Volvió a mamársela, pero con más intensidad y unos segundos después su boca quedó inundada de líquido esponjoso y bibrante. Limpió la verga de su amigo, hasta que de un movimiento bruzco, Ema se la guardó entre sus boxer y su pantalón celeste claro.

VI: El Anuncio Incomprensible

Esa noche durmieron juntos. Nada más que lo raro era que cada vez que Ale quería que su amigo lo abrace, este lo despreciaba de cierta manera que era difícil de entender, a comparación de la noche que pasaron. Ambos cuerpos desnudos no dejaban de rozarse y había momentos en la noche en la que el anfitrión no podía contenerse y se agachaba para mamarle la verga un rato.

A la mañana siguiente, Ale no encontró al experto a su lado. Fueron varios minutos en los que se exitó pensando en lo que había pasado. Aún le dolía un poco el orto de todas las veces que lo penetró, sin embargo tenía un mal presentimiento y sabía que algo bueno no iba a pasar.

Emanuel interrumpió en la alcoba, estaba vestido con su pantalón celeste gastado, y tenía la musculosa del día anterior, que no fue usada.

  • Yo te llamaré. - dijo él, sin un saludar. - Sino te llamo dentro de una semana, posiblemente no nos veamos más.

CONTINUARÁ...