Historias de Africa
La doctora Herrera, se integra en las costumbres de un pueblecito pesquero al sudeste de Africa.
Mientras contemplaba por vez primera aquel insólito espectáculo, en mi mente y a una velocidad endiablada, cual si de una cinta de video a marcha rápida se tratara se iban encadenando los últimos tres años de mi vida.
El divorcio, sorprendí a mi esposo un eminente abogado, en mi casa, en mi cama y follando con la mujer de la limpieza, que dicho sea de paso era una andaluza muy simpática y bastante gordita que no se que debió darle a mi marido para convencerle de que se acostara con ella.
Después una tremenda bronca con el director del hospital donde trabajaba como pediatra ( que solo a titulo informativo sepais que era íntimo amigo de mi marido), por un tratamiento que me negué a dar a un paciente que a mi parecer no lo necesitaba en absoluto.
A continuación, la gran depresión que amenazaba con arruinar mi vida, abuso de alcohol, nada de ejercicio, poca comida y mala, algún que otro antidepresivo, etc, etc.
Y por último, el motivo por el cual estoy aquí viendo el mencionado espectáculo...Una carta de un anciano amigo de mi padre, médico de una perdida aldea en el sudeste de África, anunciándome que se había producido una vacante en el pequeño hospital que regentaba y que si me interesaba ir a echarle un cable. (mas tarde supe que nunca se produjo la vacante y que la carta me la escribió para hacerme salir del agujero en que me estaba metiendo, del cual tuvo noticias por un amigo de ambos). Las condiciones... inmejorables, una paga irrisoria, muchas incomodidades y a veces falta de medicamentos, esto si, una gran satisfacción por el deber cumplido.
No me lo pensé ni un segundo....Y aquí estoy sentada sobre una piedra con un calor sofocante sudando como un peón de albañil haciendo una zanja en pleno mes de Agosto en una calle sevillana.
Después de dos años de residir en el país, y convivir con sus habitantes, había aprendido con la ayuda de Jaime, el amigo de mi padre, a hablar su dialecto, amaba a sus niños y los cuidaba como si fueran míos, respetaba a sus mayores y procuraba acostumbrarme a su forma de vivir.
Jaime hacia un año que se había marchado a su casa, se encontraba muy cansado y le pareció que yo solita ya podía regentar el chiringuito, se largó dejándome al mando del hospital y con dos ayudantes de color que me ayudaban en el trabajo
Me amoldaba a sus costumbres siempre y cuando no fueran peligrosas para los enfermos, la gente vivía bastante bien ya que había plantaciones de café y frutas tropicales y todos o casi todos estaban empleados, los había que vivían de la pesca y en general la gente lo pasaba bien, se habían amoldado bastante a las comodidades occidentales pero seguían muy a rajatabla, las tradiciones de su raza, celebrando fiestas y ritos ancestrales, en las afueras de la aldea... y en una de estas fiestas es en la que en estos momentos me encontraba disfrutando del folklore multicolor en la que unos bailarines desataban sus pasiones a un ritmo desenfrenado procedente de tambores y primitivos instrumentos musicales.
Hacía unos días que el alcalde de la aldea (o sea el jefe de la tribu) , un negro alto de unos 50 años muy educado y simpático, aprovechando una visita a mi consulta para curarle una pequeña herida en un brazo me invitó (por primera vez) a una de sus fiestas.
Su hijo debía elegir esposa.
Yo en principio me quedé un poco sorprendida ya que era muy raro que invitaran a alguien que no fuera de su propia raza, pero viendo la cara como de súplica para que no rechazara la oferta acepté comprometiéndome a asistir a la fiesta y mostrarme muy honrada en su invitación.
Como me imaginé que ellos no llevarían mucha ropa, me vestí únicamente con un short de color beige tipo jeans y una blusa de hilo blanca atada con un nudo debajo de mis senos. Ya hacía tiempo que no usaba ropa interior, ya que con aquel calor era incomoda y no me gustaba ir comprimida.
La fiesta se celebraba a la orilla del mar, en la playa se levantaban unas empalizadas a uno y otro lado del lugar elegido y entre los árboles, la empalizada y el agua se formaba una especie de recinto cerrado muy difícil de acceder salvo por las personas invitadas al evento.
La comida había consistido en carne de cordero asada, unas tortas que eran como el pan de aquel lugar y frutas tropicales, acompañada en todo momento de una bebida dulzona y con gusto a coco que no tenía ni idea de que era pero notaba que me estaba dando un calor muy agradable al cuerpo, posiblemente debía llevar algún tipo de alcohol (producto que no había probado desde mi llegada al África).
La luna llena y unos troncos encendidos en unos recipientes metálicos de rejilla colocados estratégicamente iluminaban la escena.... Y que escena.
Después de la comida en la que participaron unas doscientas personas, los músicos habían empezado a interpretar aquel desenfrenado ritmo africano que se metía en los huesos.
Seis chicas de unos 16 a 20 años habían aparecido en el semicírculo que había formado la gente. Su único atuendo era una collar de conchas marinas alrededor del cuello. Sus negros cuerpos brillaban a la luz del fuego y la luna bañados por el sudor que emanaba de su piel, al principio su danza era lenta y cadenciosa después a medida que los tambores iban aumentando el ritmo ellas intensificaban las contorsiones de sus hermosos y jóvenes cuerpos.
En un momento dado saltó a la arena el hijo del Alcalde, era un guapo mozo de 22 años, con un cuerpo perfecto diría yo, no le sobraba ni le faltaba nada, una especie de penacho cubría su cabeza que era lo único que llevaba cubierto aparte de un cinto con adornos de oro del cual pendía un cuchillo.
También empezó a danzar con frenesí alrededor de las muchachas rozándolas y oliéndolas como si fuera un simio, su pene que al entrar en escena prácticamente pasaba inadvertido ya sea por el color oscuro de la piel o por la semipenumbra reinante, estaba adquiriendo por momentos unas dimensiones considerables, a medida que los cuerpos se rozaban aquel apéndice masculino aumentaba de tamaño hasta alcanzar unos 20 o 21 centímetros.
Yo estaba totalmente hinoptizada admirando aquel atributo que se movía al ritmo de las contorsiones de su amo, imitando en casi todos los movimientos el acto sexual.
Noté, después de varios años de no experimentarlo como mi sexo se humedecía a una velocidad impensada, un agradable cosquilleo estaba invadiendo mis partes íntimas e inconsciente y disimuladamente mi mano se metió entre la piel y el short buscando el rojo vello de mi pubis.
Si, no os lo había dicho pero soy pelirroja, muy pelirroja, con la piel blanca y pecosa, alta, ojos verdes, 47 primaveras, y un cuerpo muy apetecible a pesar de los años, cada día corro mis 3 o 4 kilómetros para mantenerme en forma, mis pechos no se mantienen tan erguidos como en mis 20 años pero son suaves y voluminosos y mis caderas siguen una tónica parecida, quizás me sobren unos kilitos pero no tengo que presumir mucho de figura en estas tierras, imaginaros el contraste de pieles, un punto blanco entre toda una masa de pieles de ébano.
Desabroché el primer botón del short para facilitar a mis dedos el camino hacía zonas mas húmedas, miré de reojo a cada lado y las dos mujeres que me flanqueaban estaban absortas mirando el espectáculo, no me prestaban la mas mínima atención.
En aquellos momentos el hijo del jefe o alcalde había acorralado a una de las chicas contra un poste clavado al efecto en la arena. Con una mano sujetaba los brazos de ella al poste como si estuviera atada desde arriba, ella sinuosamente se abría de piernas dejando a la vista su sexo, él también con sensuales movimientos iba acercando el pene hasta los muslos de la chica manoseándola con la otra mano por el resto del cuerpo, después la dejaba y repetía la operación con otra de las muchachas...y así una y otra vez.
Yo ya me estaba masturbando descaradamente, mi mente estaba nublada supongo que por los efectos del licor de coco, aquellas escenas habían despertado mi libido, varios años adormecido y no podía parar, mis dedos habían encontrado mi clítoris y lo acariciaban con fuerza, buscando desesperadamente mas placer, mi vagina destilaba liquido en abundancia y una mancha oscura empezaba a asomar de entre mis piernas manchando el short beige, el sudor manaba abundante de mis poros y mi blusa estaba totalmente mojada trasparentando mis pezones que destacaban como montículos oscuros sobre los ondulados pechos, mi otra mano se metió entre la blusa y la piel y apretó y retorció el endurecido pezón.
En aquel momento una voz grave y agradable justo detrás de mi nuca me preguntó:
.- ¿Qué Doctora? ¿ le gusta nuestra fiesta?
Después del primer sobresalto reconocí la voz del Alcalde y apresuradamente saque mis manos de los lugares estratégicos en donde estaban metidos. Al principio no sabía que responder.
.- ...este....si...pues....es muy estimulante, mejor dicho... sensual, no se.... quizás erótica.
.- Ja, ja, ja, ja, siga con lo que estaba haciendo Doctora y disfrute de la fiesta como lo hacemos todos nosotros.
Noté un suave golpe en mi nuca y unas manos deshicieron el lazo que sujetaba mi pelo en forma de moño dejándolo suelto sobre mi espalda.
.- Asi, se ve mas joven y guapa Doctora, ja,ja,ja,ja
Inicié un movimiento de volverme y unas manos me sujetaron suavemente por las sienes, obligándome a mirar hacia delante, pero aun así vi la enorme verga del Alcalde sobresalir de entre sus piernas y rozarme de nuevo esta vez en el cuello, al mismo tiempo un embriagador aroma de macho caliente invadió mi olfato.
.- Fíjese, Fíjese bien que ahora viene lo mas interesante y continúe con sus trabajos manuales sin temor que todos mas o menos estamos haciendo lo mismo, para llegar después al momento mas interesante ya verá, Doctora , ya verá. Y noté como se iba a otro lugar de la fiesta.
Por curiosidad y mirando con mas atención a mis vecinos me di cuenta de que todos ellos ...y ellas se estaban tocando de una u otra forma...solos o entre ellos.
Después fijé mi atención en la arena.
El joven musculoso por fin se había decidido por una de las chicas, era muy hermosa y con un cuerpo excepcional (de hecho todos sabíamos que iba a escoger a la chica en cuestión ya que hacía meses que le hacía la corte, la fiesta era una excusa para practicar sus antiguas costumbres), él había sacado el cuchillo y la amenazaba cerca del cuello, ella como sometiéndose se había puesto de rodillas, su pecho subía y bajaba a gran velocidad debido al cansancio del baile y lo miraba de forma temerosa pero lasciva al mismo tiempo, estaban justo donde el agua del mar acariciaba ya sin fuerza la dorada arena la chiquilla se paso las manos por la nuca, las fue bajando hasta sus pechos, siguió por la cintura y finalmente los apoyó en sus muslos muy cerca de su sexo, finalmente y sin dejar de mirarle se abrió con los dos dedos índice y pulgar de cada mano su hermosa flor ofreciéndola al macho inclinándose hacia atrás, como indicándole que no ofrecería resistencia.
El joven lucia una erección impresionante, sus veinte y tantos centímetros de verga apuntaban hacia el cielo, y no se lo pensó ni un instante , enderezó a la chica, la hizo apoyar los brazos en la arena y dejo a la vista del publico la grupa de la jovencita, después se arrodilló detrás de ella, apoyó unos segundos la punta de su glande en la húmeda entrada de la gruta y de un empujón se la metió hasta los testículos, ella lanzó un grito desgarrador, pero a los pocos segundos su cuerpo ya estaba totalmente acoplado al del joven , el público grito enloquecido y muchos se iban acercando para contemplar de cerca la penetración, aunque a un grito del jefe que por cierto se estaba haciendo una tremenda paja todo el mundo siguió sentado.
El joven siguió a lo suyo bombeando a la angelical criatura con fuerza, ella gemía como si sufriera, pero la verdad es que lo estaba gozando en grande, yo sabía que no era la primera vez que ambos follaban, pero la función debía parecer real y ambos se afanaban en que lo pareciera.
Yo me estaba dedeando como una posesa y hubiera deseado que aquella descomunal polla estuviera clavada en mi cuerpo en lugar del de la jovencita escogida.
El proceso no fue demasiado largo, entre el baile, el licor de coco y y el público enfervecido, el orgasmo no tardo en llegar, primero fue ella su cuerpo se tensó como una cuerda de guitarra y de su garganta emanó un grito de placer que todos coreamos, si, si, yo también grité, a continuación le llegó a él el turno, gimiendo como un loco se agarró la verga con una mano y la extrajo del interior de la vagina de la chica, la primera oleada de esperma debió de anegar el útero de la muchacha porque después de los primeros minutos de euforia se vió como del interior de la vagina rebosaban goterones del blanco liquido, los otros cuatro o cinco chorros sabiamente dirigidos por la mano del chico anegaron la espalda de la muchacha destacando como estrellas en un cielo oscuro, el chico gritaba y nos enseñaba sus atributos sin dejar de masturbarse y gritar.
Su verga aun después de la tremenda venida continuaba sin reducir ni un ápice su enorme tamaño, aquello significaba que era todo un hombre y que podía casarse con la chica elegida, yo estaba a punto de tener un orgasmo, estaba totalmente absorta mirando aquel palpitante trozo de carne negra y mis dedos entraban y salían de mi sexo a gran velocidad, no tarde en sentir los síntomas, los conocía muy bien, mi cuerpo se estremeció, los nervios de mi cuello se tensaron, mis ojos se cerraron, mis dientes mordieron mis labios y me corrí, como una colegiala si señor, disfrute como hacía tiempo no lo hacía, después me relajé y en aquel momento la misma voz de antes me susurro en el oído,
.- ¿Se encuentra bien Doctora?
Esta vez no me sobresalté tanto como la primera y pude contestar tranquilamente:
.- De maravilla Sr Alcalde, de maravilla.
Ahora descaradamente, el sr Alcalde me frotaba su verga en toda la espalda, en la parte inferior, donde no llevaba la blusa y notaba en mi piel la humedad de su liquido preseminal, entre mis piernas inundando totalmente la pernera del short se iba agrandando una gran mancha de humedad, fui otra vez a darme la vuelta para protestar pero el hizo el mismo gesto que la primera vez, me sujeto la cabeza con ambas manos y me obligo a mirar al frente,
.- No se pierda lo que ahora viene.
A continuación la música que había parado para resaltar el momento culminante de la corrida del chaval y su novia, había vuelto a empezar a sonar con frenesí, cinco jóvenes desnudos y totalmente en estado de erección acorralaron a las cinco jóvenes restantes y frente a todos nosotros empezaron a penetrarlas una a una.
Aquello se estaba convirtiendo en una enorme bacanal todo el mundo había empezado a bailar y a follar unos con otros sin orden ni concierto, me di cuenta de que el Sr Alcalde me estaba desabrochando el nudo de la blusa, ni siquiera intente apartarle, mis senos en unos segundos estuvieron a su alcance y entonces me dijo:
.- Vamos a bailar. Me levante como una autómata y me dirigí a la arena, y mi cuerpo empezó a moverse con lujuria de la misma forma como lo había visto hacer a las chicas.
El sr Alcalde totalmente desnudo se movía delante de mi enseñándome sus atributos que nada tenían que envidiar a su hijo, en aquel momento me volví loca, de un manotazo me quite la única prenda que me cubría y empecé a bailar como una poseída, haciendo ostentación de mi sexo al Sr Alcalde y a todos los hombres y mujeres que estaban en la arena.
Como podéis imaginar la persona que mas destacaba en aquel grupo era yo, mi carne blanca como la leche y mi pelo rojo como fuego pronto reunieron a mi alrededor unos seis o siete jóvenes (y no tan jóvenes) a parte del Sr Alcalde y su hijo, hice lo que había visto hacer...después de unos minutos de baile frenético, me arrodille y ofrecí mi sexo al Sr Alcalde, este hizo lo mismo que su hijo me puso a cuatro patas y me penetró por detrás, pero no de una embestida, lo hizo muy suavemente sin hacerme el menor daño, después cuando ya lo tenía en mis entrañas si empezó a bombear con fuerza, me corrí otra vez... y otra, después se vino el en mi interior....
Noté como su leche me penetraba hasta el útero en enormes oleadas.... una voz me susurró al oido
.- ¿deseas mas?
.- Ssiiiii, conteste alocadamente.
Note que unos brazos me hacían dar la vuelta, el agua del mar lamía mi cuerpo, abrí las piernas y después los ojos, frente a mi estaba el hijo del Sr Alcalde, su enorme verga me penetró.....solo de sentirla me acometió un orgasmo que duró no se cuanto tiempo, después note como su semen me inundaba. Me volvieron a preguntar
.- ¿todavía mas Doctora?
Esta vez solo asentí con la cabeza, tres, cuatro, cinco hombres me poseyeron aquella noche de locura, no recuerdo cuantos, al final y presa de un orgasmo inacabable me desmayé.
Desperté por la mañana en una de las camas de mi propio hospital, tenía un terrible dolor de cabeza y me costaba recordar.
Mis negras enfermeritas me cuidaban y se reían por lo bajo, después de unos largos minutos de amnesia, empecé a recordar...y volví a desmayarme...esta vez de pura vergüenza.
Bueno y esto es parte de la historia que os quería contar, hay mas cosas que me sucedieron en aquel apartado lugar pero forman parte de otra etapa.