Historias con mi maduro

Con mi Crush, como yo le digo, he tenido demasiadas experiencias, el me introdujo en el sexo rudo, algo que me di cuenta que me gusta

Mi madurito, 23 años mayor que yo, me ha envuelto en el mundo del sexo rudo, debo confesar que me había metido con varios chicos, aunque algunos si habían demostrado ser fogosos, ninguno como mi Crush, quien me coje con mucha duramente, me encanta como me trata como vil puta.

Desde aquel primer encuentro, pasaron dos semanas después de volver a estar juntos, el evitaba mi mirada, quizá por pena o yo que sé, ese día decidí visitarlo después de correr, llegue a su casa y toque el timbre, el tardo un rato en salir, se veía que acababa de bañarse, me abrió la puerta y yo entré, me senté en el sillón.

  • Pasa algo? Porque evitas verme? - me chocaba que no me hiciera caso después de aquella primera vez

  • Lo siento, me daba pena verte

  • Porque? -

    • Recuerdas que te dije que tenía casi dos años de no tener relaciones, bueno también es porque yo no había estado con otra mujer más que con mi esposa- se agachó.

Ahora entendía todo, era un semi virgen, pobre hombre 47 años y haber cogido con una sola mujer.

  • Eso a mí no me molesta, me gustaría seguir cogiendo contigo - le guiñe el ojo

  • Ese es el problema, yo soy de tener una relación y estar con esa mujer, entenderás que así fui criado, como tú y yo solo tuvimos sexo

  • Y no te gustó? Podemos estar juntos si es lo que quieres, una relación abierta para mí, una relación seria para ti, que dices?

  • Es que sí me gustó eso, acostarnos sin compromiso

  • Pues no se diga más, yo seré quien satisfaga tus necesidades y tú las mías, ahora muéstrame el baño, que tengo muchos deseos de estar contigo y me lo hagas como esa última vez, rudo

  • No te lastime? - me dijo mostrándome el baño

  • Si, pero me gustó

  • Es que siempre quise hacer eso con mi ex esposa, pero todo lo que le pedía me decía que no, porque no era una puta

  • Que aburrida - le dije mientras entraba al baño - igual yo quiero ser con quién cumplas tus fantasías, me gustaste mucho - me desnude y comencé a bañarme, el salió del baño, al terminar salí desnuda, el estaba en la cocina preparando un almuerzo, era tan tierno, pero no quería eso, yo quería solo sexo.

  • Deja eso, ven a coger conmigo - dije mostrando mi cuerpo, me acosté en el sillón - o vamos a tu cama?

El no lo pensó dos veces, inmediatamente dejo lo que estaba haciendo y se acercó a mi, me besó, con esa fogosidad y rudeza, luego me cargó y me llevo a su cama, me aventó a ella y me contempló.

  • Quédate quieta - me dijo mientras comenzaba a besarme la boca, el cuello, mis pechos, mi vientre, mis piernas, mis pies, regreso a mi vagina y comenzó a hacerme sexo oral, hay como disfrutaba de su lengua, en esta ocasión no quise tocarlo, como la última vez supuse que no me dejaría, así que solo me agarre de las sábanas, lamía todos mis labios, inferiores y superiores, mi clítoris, metía su lengua en mi vagina, me devoraba con delicia, comenzó a llegar el orgasmo y el lo sabía, continuo hasta hacerme terminar, yo solo sonreí.

Luego me hizo a un lado de su cama, el se acostó, me jalo para que me subiera, pensé que quería que lo montará, pero no.

  • Quiero hacer un 69 - me dijo, mientras yo encantan me ponía en esa posición, sentir su pene grueso, abrí mi boca y comencé a saborearlo, oh sí, este pene grueso me llenaba, jugaba con su ano, el se detenía mientras me hacía sexo oral, al parecer disfrutaba mi boca, intente meterlo todo en mi boca, entrar y salir, también lo tomaba un poco para masturbar lo, el me detuvo.

  • No, no me quiero venir, ahora sí súbete - me dijo y yo me monte encima de esa verga gruesa, subía y bajaba, sentía chispas cada que mi vagina recibía a su pene, era delicioso lo que sentía, en esta ocasión no era rudo, sentía un poco de decepción.

  • Cogeme rudo, como la última vez - le dije casi en súplica

  • Como una puta?

  • Si, como una puta

Entonces el me aparto, me aventó a la cama tomo uno de sus calcetines largo y con ellos me amarro las manos

Luego, me tiró al piso, me obligó a hacerle sexo oral de nuevo, ahí invada frente a él, disfrutaba de su pene, de pronto sentí una cachetada

  • Tragatela toda puta - me decía mientras me tomaba del cabello y me metía a la fuerza todo su pene, siguió dándome cachetadas, no me dejaba respirar pero me gustaba. Luego de un rato saco su pene, me cacheteo de nuevo y tomándome de los pezones, me levanto, me dolían tanto, me aventó a la cama y me volteo, comenzó a nalguearme, primero suave y luego muy fuerte, tanto que mis bellas pompis se pusieron rojas, después me dejó tranquila, pero luego sobaba mis pompis, me las abrió y comenzó a jugar con mi ano, aún era virgen de ahí, no me animaba aunque si tenía ganas, luego me metió dos dedos en mi vagina, luego tres, quiso meter cuatro pero ya me dolía, le dije que lo dejara, cuando dejo de hacerlo me metió de golpe su pene, así sin avisar, me dolió un poco pues fue sin previo aviso.

Comenzó a metermela así tan rudo, me mordía la espalda mis brazos atados, me nalgueaba, me la metía con fuerza, como si me odiada.

  • Así te gusta verdad puta? - me decía mientras más y más me metía su pene, una y otra vez, luego de un rato saco su pene, me giro y comenzó a masturbarme de nuevo con sus dedos, me los metía quería meter toda su mano, pero la verdad es que nunca pudo, aún estaba muy cerrada, comenzó a jugar con mi clítoris, me masturbaba rápido, provocando demasiada fricción, sentía caliente, delicioso, me quería venir, le pedí que parará pero el no lo hizo, me hizo que me corriera, cuando estaba viniendo me, de pronto me la metió y sentí delicioso, me la metía con fuerza, la sacaba y la empujaba tan fuerte que el orgasmo me duró demasiado. Luego de un rato, el se vino, se levantó y se fue, yo me quedé ahí en su cama, atada de manos, estaba agotada.

Comencé a sentir sueño, este me venció, me desperté cuando unas manos desataban mis nudos.

  • Te traje almuerzo, come un poco - me senté en la cama, así desnuda frente a él, me acariciaba mi mejilla, se acercó y me besó el hombro, era tan extraño, como si fueran dos personas a la vez, uno era tierno y otro muy rudo.

  • Entonces - se detuvo un poco, metió su cara en mi cuello - tu puedes cumplir todas mis fantasías?

  • Todas las que quieras - le dije mientras empezaba a comer