Historial real de una esposa infiel (4)

llegó el día de la boda.

Llegó el día de la boda, estaba contenta pero nerviosa y días antes me entró ese hormigueo en el estómago de no saber si estaba haciendo bien o mal en casarme. Pero todo sucedió al final como si fueran las piezas de un engranaje que funciona: desde que me levanté hasta el final de día se iban sucediendo las cosas una tras otra y no tuve ni tiempo de pensar.

Me empecé a vestir para el enlace y estaba tan nerviosa que me prepararon una tila, ¡qué coño tila!, lo que necesito para tranquilizarme es un buen polvo, pensé yo para mis adentros. Así que una vez probado el traje y hechas las fotos de rigor, me lo quité por que tenía que ir al servicio. Me metí sola, cerré la puerta y me senté en la taza. Las braguitas blancas estaban impolutas y aquello me ponía un poco nerviosa, así que empecé a metérmelas por el coño, estirándomelas bien para que se empaparan de mis flujos. Me empecé a tocar, y a tocar, y me metí un dedito en el culo y… joder fue casi instantáneo, me corrí como una perra.

Me volví a vestir otra vez, ya mucho más tranquila y empezamos a prepararnos para irnos a la iglesia. Mi cuñado (ummm...) era el que se ofreció de chofer para llevarme.

La boda fue normal, como lo habíamos previsto y se hizo todo como muy automático. Lo único que mereció la pena recrear es que dentro de la iglesia nos hicimos fotos con la virgen detrás de nosotros y en una de las tropecientas veces que nos colocamos con amigos y familia sentí una mano que me tocaba el culo. Por supuesto no miré para atrás ni hice ademán de retirarla. No sé si era del que ya era mi marido o de otro que se puso detrás. El caso es que yo preferí pensar que por supuesto era de algún cabrón amigo nuestro.

Mi vestido no era de esos típicos de boda sino un traje ceñido que marcaba culo. Noté como pasaba el dedo por rajita del culo, al menos lo intentaba, aunque no podía por lo estrecho de la falda.

El fotógrafo hizo dos fotos como es habitual, pero yo dije.... todos quietos que quiero otra foto igual. Mi marido me miró extrañado y el fotógrafo también, dije que me había movido y que esa quería que saliera perfecta. El ver la cara de mi maridito así de extrañeza, me dio la certeza que la mano que tenía sobándome el culo no era la suya... dios, que sensación de ardor se me puso en ese momento.

De ahí nos fuimos al banquete. Muchas risas, mucho ¡qué se besen los novios! y tonterías similares. Cuando pasamos los regalos de las chicas y los puros para los chicos nos empezamos a hacer fotos con todos los asistentes, había varios allí a los que yo ya me había follado y era una situación bastante gratificante, ver como cuando me acercaba a alguno de ellos me tocaban las piernas, me daban palmaditas en el culo, diciendo al que aún no sabía lo cornudo que era ni lo cornudo que iba a ser, ¡vaya tía te has llevado, enhorabuena!.

En un momento determinado me fui al baño, pues no podía más y me crucé con unos amigos nuestros, uno de ellos me lo había follado ya y le dijo al otro que nos hiciera una foto a los dos juntos, lo que no sabía es que quería una foto besándonos en los morros, joder en mi propio banquete de bodas, en el pasillo de los servicios, con gente por todas partes... me dijo que era una apuesta y que el otro amigo no se creía que lo haría y.... perdió la apuesta su amigo, lógicamente. Jejeje.

Después del banquete, yo ya iba un poco borrachilla, nos fuimos a un bar de copas a seguir la fiesta, pero me encontraba un poco incómoda con la ropa que llevaba, no con la falda pero sí con la parte de arriba y decidí irme a casa a cambiarme. Mi chofer se ofreció a llevarme y le dije a mi marido que él se quedara con los invitados que yo no iba a tardar mucho.

Mi cuñado me llevó en el coche, y cuando cambiaba de marcha hacía lo imposible para rozarme la pierna. Yo me di cuenta y dejaba apropósito las piernas cerca de la palanca de cambios, me la rozaba cada vez con más descaro al ver que yo le dejaba. No paraba de decirme lo guapa que estaba y lo buena que estaba.

Llegamos a casa y subimos. Le dije que se tomara lo que quisiera y que a mí me prepara un gintonic. Así lo hizo. Yo mientras me fui al baño a darme una ducha rápida. Nunca cierro la puerta del baño y no hice excepción en ese momento...porque , además, esperaba reacción por parte de mi cuñadito. Efectivamente, cuando salí de la ducha noté como estaba escudriñando por la rendija de la puerta.

Por supuesto, me di la vuelta y me exhibí para él sin que supiera que sabía que me estaba mirando. Me di un baño de crema por todo el cuerpo de forma lasciva porque en ese momento quería que me mirara, me gustaba que me mirara. (Luego me moría de la vergüenza cuando me acordaba).

Cuando terminé con la crema le llamé voz en grito para que me trajera la ropa que tenía preparada encima de la cama. Él la trajo y yo cerré la cortina del baño para hacerme la pulcra, jejeje. La dejó encima del lavabo y en ese momento salí. El muy cabrón volvió a dejar la puerta abierta y se quedó mirando

Me cambié de ropa, pero... las bragas me puse las mismas que llevaba, me hacía sentir muy guarra y eso quería, que mi primer día de casada quería sentirme muy puta y muy guarra.

Cuando volvimos a la fiesta, durante el trayecto el cabrón de mi cuñado ya era un poco más contundente con sus toqueteos. Y me fue contando que la familia debe saber compartir (ya, ya…), que mi marido y él habían tenido siempre una relación especial y que esperaba hacerme participar ahora de esa buena relación. Todo eso mientras me sobaba la pierna de arriba a bajo. Acabamos hablando de cosas intranscendentes, y todo quedó ahí.

Llegamos a la fiesta, el ambiente era genial, y todos un poco bebidos, según entré todas las miradas iban para mí, unos con mirada de alegría y otros... los más, con miradas lascivas comiéndome con los ojos.

Ahí no pasó nada interesante porque lo mejor iba suceder al final, cuando nos quedamos los amigos de toda la vida (los más golfos). Decidimos irnos a otro garito más acorde con nuestros gustos. Llegamos y mi marido invitaba a las copas para que a nadie le faltara de nada. La verdad es que de anfitrión no tiene precio, mi cornudo.

Y mientras él servía las copas yo me puse a bailar y nuestros amigos se me arrimaban más de la cuenta, supongo que por el alcohol, por el calor, por el ambiente...

Mi venganza (por la certeza que tenía de que se había tirado a una chica en la boda de su hermano) estaba a punto de tomar forma. Empecé a bailar muy arrimada a uno de ellos, abría las piernas para que él metiera la suya. Lo hice hasta notar que su polla se ponía dura y sus manos iban a mi culo descaradamente. Uff, me estaba encantando la situación.

Creo que mi marido empezó a mosquearse,…así que decidí ir cambiando de macho ante las miradas atónitas de algunas de sus novias/esposas que pensaban que yo estaba "muy ligera" esa noche.

Mi cabecita empezó a imaginar a todos ellos desnudos para mí: una bacanal en mi honor. Ellas (novias, fieles esposas) eran simples instrumentos…las veía desnudas, comiendo las pollas de sus chicos para que una vez que estuvieran duras vinieran a follarme. Y a mi marido feliz de verme empapada de sudor y de olor de otros hombres, limpiándome el coño con la lengua cuando cambiaba de polla.

Nunca hasta entonces había pensado en ser regada por la leche de muchos hombres, pero juro que ese día me hubiera bañado en semen de todos los que allí estaban bailando conmigo y deseándome.

¿Y mi marido??? Me miraba sorprendido, pero como asintiendo a lo que me veía hacer. Parecía que me estaba leyendo el pensamiento y que él aceptaba de buena gana todo lo que pasaba por mi cabeza. Más te vale, pensé yo…porque ahora ya sé que tendré ansia de pollas toda la vida y tengo previsto vivir a tope

Estaba muy caliente y eso me hizo ser ya bastante descarada. Con cada uno que bailaba, le tocaba la polla para ver si estaba empalmado, creo que le toqué la polla a todos menos a mi marido. Jejeje.

Él se dio cuenta de casi todo, observó como me manoseaban delante de sus putas narices y seguramente como yo tocaba culo y pollas de sus amigos. De vez en cuando le pedía que trajera más bebida y él hacía lo que yo le decía. Es un encanto, ¿verdad?

La fiesta iba terminando y muchos de nuestros amigos empezaron a marcharse. Las despedidas fueron memorables, sobre todo para aquellos que iban solos, porque los que iban con su pareja…bueno…algunas mujeres iban un poco moscas…jeje.

Pero la prudencia era sólo con las parejas porque mi marido tuvo que contemplar cómo iba despidiendo a las pollas de los amigos que vinieron solos a la boda. No olvidaré nunca su cara…mirándome fijamente, como preguntando si las cosas iban a ser así en adelante y yo sonriendo plenamente feliz, confirmando su idea.

La fiesta acabó a eso de las 6 de la mañana y nos fuimos para casa: era nuestra noche de bodas y teníamos que acabarla como mandan los cánones.

Mi esposo estaba contento, pero un poco mosca. Le hice que se desnudara y que me desnudara y preparamos una sesión de sexo de lo más romántica y sensual.

Creo que me había corrido un par de veces... pero cuando él se corrió, llegó mi momento. Estaba tranquilo relajado y quise hablarle de un par de cosillas.

-Cariño, has visto lo que ha sucedido en el último bar que hemos estado?

  • Claro, pero...¿a qué te refieres?

-A que me han sobado todos nuestros amigos, sin excepción.

  • ¿Cómo dices?

  • Que me han sobado todos, y... ¿sabes qué?... que te digo desde ahora que me encanta sentirme deseada por otros hombres aparte de por ti. Es más…incluso tu hermano ha estado muy solícito y creo que tardo o temprano me lo

Me miró muy contrariado: parecía enfadado. Joder nuestra primera discusión de casados en la misma noche de bodas!

Cuando se relajó un poco, continué:

  • Tú me has sido infiel, y si quieres que sigamos juntos, vas a tener que comerte tu infidelidad a mi manera.

Se enfadó de verdad, diciendo que eso era mentira, que siempre me respetó, y gilipolleces similares…así que tuve que sacar mi as debajo de la manga y le conté que sabía que se había tirado a la novia de su primo en la boda de su hermano.

Se hizo el silencio. Se ruborizó.

  • Además, cuando me pillaste con mi compañero de la facul en casa, sabías que acababa de follarlo y noté como tenías la polla dura, te molestó pero te excitó, verdad?

Se ruborizó más y más y le obligué a decirlo.

  • Vamos, dímelo.

-¿El qué?

  • Lo sabes muy bien, dímelo.

  • No sé a qué te refieres...

  • Dime que te pone la polla dura saber que me acosté con ese tipo. Venga confiésalo... cornudo.

Diosssssss, es la primera vez que se lo dije y me sentí muy bien por ello. Miró al suelo y asintió con la cabeza. Jejejeje me reí y le dije, no pasa nada cariño, a mi me gusta follar contigo y con otros y ahora de casados quiero que esa relación no se rompa. Te prometo ser muy cuidadosa y que no se entere nadie, vale?.

Ufff… se le puso la polla como nunca la había visto, dura y grande. Joder, dije, ves, como te gusta?, cornudito mío...

Empezamos a follar de forma agresiva, me metió su polla por el culo casi de un golpe, me llamaba puta, zorra, guarra, perra y yo a él cornudo, cornudo y cornudo.

Cuando se volvió a correr, le dije que le tenía preparada una sorpresa. Me fui a la habitación y saqué un consolador que me habían regalado en mi despedida de soltera y le dije... mira lo que traigo.

Se sonrió y yo me puse seria... no creerás que es para mi, verdad?. Es para ti mi amor...

Se le desencajó la cara. Sé que te gusta que te meta los deditos en el culo, ahora probaremos algo un poco más real.

Me miró sin hablar, acatando en silencio mis deseos. Se dio la vuelta, metió la almohada en la tripa y solo me pidió que lo hiciera despacio.

Me gustaba ver su culo, sus caderas, cómo arqueaba la espalda deseando sentir una polla en su agujero. Joder que pedazo de maricona estás hecho, le dije. Y yo me estaba poniendo muy animal viendo lo receptivo que era a mis ganas de follarle como a un puto perro

Le unté con saliva el culo, se lo comí bien comido y tímidamente al principio... empecé a meterle esa barra de latex por su culo de maricona. Al principio sintió dolor, pero luego... el cabrón empezó a mover el culo SUPLICÁNDOME que fuera despacio, pero que se la metiera entera mientras yo le pajeaba con la otra mano... os queréis creer que se volvió a correr otra vez?.

Le dije que ahora sí habíamos firmado el compromiso del matrimonio, que de ahora en adelante sería así, como los dos deseamos que sea y él estuvo absolutamente de acuerdo.

Nos fumamos un cigarrillo y empecé a contarle mis aventuras extranoviales y cada vez que le contaba pedía más y más, que le contara detalles.

El momento crucial, en el que sellamos nuestro "verdadero compromiso" fue cuando me hizo prometer que si alguna vez dejara de amarle que se lo dijera, que asumía dignamente su condición de cornudo y de maricón, que entendía que ambos teníamos necesidades diferentes pero que nos compenetrábamos perfectamente, pero que si no había amor entre nosotros… no se prestaría a vivir conmigo.

  • Vamos, mi adorado ciervito…no lo dudes: mi corazón te pertenece exclusivamente a ti… pero tengo un cuerpo excesivamente generoso, cariño. Y tengo que compartirlo con otros, tengo que compartir mis ganas de follar, mis deseos de ser abierta por muchas pollas... porque yo quiero y a ti te gusta hacerme feliz, verdad???

Nos dormimos desnudos abrazados y felices.

Al día siguiente salíamos de viaje de novios, con casi todo en su sitio.