Historial real de una esposa infiel (2)

sigue la historia de mi vida. los cuernos no consentidos de mi novio y como va pasando el tiempo y me siento más puta.

Historia real de una esposa infiel (II)

Se acabó el verano y de vuelta a la facultad. Por un lado tenía ganas de dejar el sentir la "protección" por mi novio y volver a funcionar sola, pero por otro me fastidiaba que se tuviera que ir ya...

La cosa estaba muy tranquila este nuevo curso hasta que empezaron las fiestas en casa de amigos. El motivo era lo de menos, naturalmente.

En una de esas conocí a un chico, amigo de una amiga: Jorge. No estaba muy bueno pero tenía un qué se yo. Esa noche no hubo nada más que mucha miradita, risas, buen rollo, pero nada más. De todos modos, recuerdo que cuando volvimos a casa estaba bastante excitada y me metí en el baño para hacerme una paja de campeonato.

Al cabo de unos días quedamos los dos solos, porque mis compañeras de piso no volverían hasta por la noche. Nos tomamos unas cervezas y estuvimos bromeando sobre el erotismo cuando me dijo que me iba a hacer un streep-tease. Muy valiente, le animé con que si lo hacía él primero luego lo haría yo… no tardó en levantarse y ponerse a quitarse ropa de forma insinuante. Me gustó cómo se movía. Cuando llegó la parte interesante… se paró y me dijo que siguiera yo. Le dije que no, que teníamos un trato y que había que cumplirlo. Pero lo cierto es que me convenció y accedí.

Empecé mis contoneos y me quedé en bragas y sujetador. Cuando me quité un tirante del sujetador, él sacó su polla de los calzoncillos y empezó a masturbarse delante de mí. Jamás había visto a un hombre masturbarse frente a mí y me gustó…, proseguí quitándome lo de arriba y él iba acelerando sus movimientos manuales, pero sin decir nada.

Me reí y empecé con la parte de abajo. Me di la vuelta enseñándole el culo mientras me quitaba las bragas y luego cuando me quise volver… ya lo tenía pegado a mí por detrás, marcando su polla en mi culo. Diosss…, yo me movía para rozarla bien porque estaba súper dura esa polla.

Me dio la vuelta y me la metió en el coño sin decir ni una palabra…, ni me besó, mi me habló, solo me metió su instrumento en mi rajita, estando de pie. Era la primera vez que follaba de pie. Joder hice tantas cosas por primera vez con él que me gusta recordarlo.

No usó preservativo y se terminó corriendo medio dentro medio fuera. Esa sensación me acojonó, aunque creo que la intranquilidad de saber que algo se había quedado dentro me ponía más cachonda que acojonada.

Me gustaba follar sin preservativo, recibir la leche directamente (me sentía tremendamente más puta). Decidí entonces que no volvería a usar preservativos y me fui a planificación familiar para que me recetasen anticonceptivos. Pero no se lo dije a mi novio, no le pedí consejo, se lo oculté. Porque, ¿para qué se lo iba a decir?, Aún más…me excitaba que él siguiera follándome con condón mientras que los demás usaban mi coño a su antojo. Este tipo de sensaciones hacían que a veces no me sintiera bien, pero cuando venía el fin de semana me daba cuenta de que seguía queriéndole con locura, que lo sucedido entre semana no tenía nada que ver con mi amor por él…y su amor por mí.

Efectivamente, era él quien seguía viniendo. Yo casi nunca iba ya que no ganaba dinero y no podía permitirme viajar cuanto quería.

Si alguna vez quedaba con algún amigo los viernes (es que era un día ideal, porque mis compañeras de piso se iban prácticamente todos los fines de semana a su pueblo y me quedaba solita después de comer), me gustaba apurar el tiempo hasta que sabía que mi novio estaba a punto de llegar. Me ponía muy nerviosa, pero también muy caliente, la posibilidad de que mi novio me pillara algún día

Pero un fin de semana le quité las llaves del piso para asegurarme más margen y apurar hasta el máximo el tiempo, ya que viviendo en un séptimo piso era fácil que desapareciera el tipo con el que estaba antes de que él subiera. Siempre tendría que llamar al portero automático antes de entrar.

Era jueves. Había quedado con Jorge por la mañana para hacer fotocopias y nos habíamos puesto muy calientes. Estaba sola en el piso, ya que las demás estaban en la biblioteca. Así que, según apareció por la puerta, empecé a desnudarle y a follarle en el suelo del pasillo. Al poco rato sonó el telefonillo… supongo que se habrían equivocado. Volvió a sonar… me empecé a poner nerviosa y le dije a Jorge, ¿y si es mi novio? Esas palabras fueron mágicas para él pues se corrió enseguida dentro de mi coño. Volvió a sonar el telefonillo y ya me levanté a ver quien coño era… JODER, era él y no estaba de muy buen humor por lo que estaba tardando en abrir.

Diosss…me puse muy nerviosa. Jorge no sabía dónde tenía la ropa, estaba toda diseminada, el tiempo era apremiante, mi novio subiendo en el ascensor y nosotros vistiéndonos y con un olor a sexo en la casa que no era normal.

Llamó a la puerta, yo estaba vestida pero no me di cuenta que mi amante no había terminado de vestirse y estaba subiéndose la bragueta cuando él entro en casa.

La situación fue tremenda: yo colorada como un tomate, el otro subiéndose la bragueta y mi novio mirando a los dos y preguntando que hostias está pasando. Jorge se fue como alma que lleva el diablo y yo me quedé allí estoicamente. No pasa nada es un amigo que ha venido a traerme unos temas de una asignatura. ¿Es que te crees que soy tonto a o qué? No cariño, es verdad, no ha pasado nada, además tú sabes que yo solo te quiero a ti, mi vida (era lo único cierto de todo lo que le tuve que decir en ese rato).

Nos sentamos en el sofá y empezó a decirme que había perdido las llaves, que vino en jueves para darme una sorpresa y la sorpresa se la llevó él, encontrándome en casa con un tipo que no conocía de nada, nerviosa y él tipo parecía que estaba subiéndose la bragueta

Me puse remolona y cariñosa y le bajé los pantalones, me arrodillé y empecé a comerle la polla. Diossssssss, pero si la tenía dura el muy cabrón, ¿cómo es posible que si estaba tan cabreado tuviese la polla dura?, eso me gustó. Seguía haciéndole la mejor mamada de la historia y cuando estaba a punto de correrse le mordía. Se extrañó que hiciera eso, "ya sabes cariño… cosas nuevas, para que te guste más. Disfrútalo y calla".

Él quiso comerme el coño, pero… no podía dejarle que se acercara a mi rajita llena de semen de Jorge, entonces sí que no podría defenderme de las acusaciones de puta infiel. Sin desnudarme hice que me metiera la polla dentro de mi coño húmedo, pero de semen, uffffffff, que caliente me puso eso, tanto que no tardé nada en correrme y él tampoco, me extrañó que se corriese tan pronto, porque normalmente aguantaba bastante.

"¡Dios mío!, lo hemos hecho sin preservativo, y ahora ¿¿qué puede pasar??" Esa creo que fue la mejor actuación de mi vida, merecía un óscar a la mejor interpretación. Él se acongojó bastante por el tema y yo me sentí mal porque sabía que no había problema. Pero él se quedó un poco nervioso.

Cuando después me quedé sola, rememorando la situación, me resultó extraño que no dijera nada cuando no le dejé comerme el coño (sabe que me alucina cómo lo hace), que no dijera nada de la cantidad de flujo (en este caso semen) que tenía, que tuviese la polla tan dura después de encontrarme tan agitada estando con otro tío… bueno…creo que entonces empecé yo a atar hilos…es como si imaginara cómo podría ser el sexo con él de ahí en adelante.

Para compensarle de algún modo (y para acallar mi conciencia) le hice otro juego de llaves para que se quedase tranquilo, porque sé que tenía la mosca detrás de la oreja.

A la semana siguiente me bajó la regla y se tranquilizó bastante.

Pasaron los días las semanas y Jorge se fue apagando, pero no me causó ningún problema. Mejor que mejor. Esto dura hasta que dura (dura, jeje).

Algunas noches después de estudiar me bajaba al bar de debajo de casa a tomar un café y despejarme para ponerme a estudiar. Me hice amiga del camarero, bueno del dueño, mejor dicho. A veces me quedaba hasta el cierre y le ayudaba a recoger, ya que casi siempre me invitaba y yo quería agradecérselo de alguna forma. Siempre cerraba la persiana y nos quedábamos solos dentro del bar, y me producía una especie de vértigo saber cómo podría aprovechar la situación en otro sentido y follar allí, pero lo que es cierto es que no había sucedido nada todavía,

En una de esas noches me dijo que le ayudara en la cocina que tenía que llevar un barril y que le sujetara la puerta. Me fui a la puerta y la sujeté como me dijo y cuando estaba pasando con el barril no puede resistirme y le di un cachete en culo. Él ni se inmutó, pero parecía que se había quedado un poco cortado. qué ingenua

Terminó de recoger los ceniceros de la barra y dejó pinchado el barril.

"Nos vamos?" Le pregunté.

"Ahora mismo", me dijo. Y entonces, se vino hacia mí y me dio la vuelta y me pegó él a mí en el culo una vez y la siguiente fue un manoseo en las nalgas y después otro manotazo y otro manoseo.

Me pegó la cara en la pared con una mano y con la otra me intentaba meter mano por debajo de la blusa. Me tocó las tetas y poco a poco bajó hacia mi vientre y más allá hacia mi coñito, intenté retirar su mano pero me dijo que me estuviera quieta, que le parecía una puta y que tenía muchas ganas de meterme mano desde el primer día que me vio.

Forcejeé, pero él era más fuerte y yo no me resistí mucho, la verdad. Me subió la falda y sacó su polla y la colocó por detrás restregándola por mi coño, como follándome por fuera, haciéndose una paja con mis piernas.

Luego me llevó a la mesa de billar, me subió encima y vi su cara desencajada, tenía unas ganas de follar increíbles. Primero me sentó y de un manotazo me tumbó, me quitó las bragas y empezó a follarme. Le dije que se pusiera preservativo pero no mi hizo ni puto caso y siguió follándome. Al rato se paró se subió al billar el también de rodillas y me hizo comerle la polla. Era agresivo pero me estaba gustando que me trataran como una puta.

Después me puso a cuatro patas y empezó a bombearme desde atrás hasta que se corrió en mi espalda.

Me preguntó que si me había gustado y le dije que nunca me habían tratado así y que para ser la primera vez, fue ¡¡Genial!!

Me garanticé las copas gratis durante mucho tiempo. Empecé a bajar más asiduamente y algunas veces cuando venía el camarero que tenía contratado eventualmente, subía a casa para darme mi merecido como decía él. Era un poco primitivo pero su polla me recordaba mucho a la de mi novio y su forma de tratarme me gustaba, aunque parecía un poco posesivo aún sabiendo que yo tenía novio.

Un día que cerramos el bar, estaba también el otro camarero que ni recuerdo cómo se llamaba. El dueño estaba un poco pasado de bebida, y se le notaba porque hablaba mucho y en una de esas le dijo al chaval: esta tipa es capaz de follarnos a los dos y dejarnos secos. El chico se puso nervioso cuando vio que yo me reí y le dije que ellos dos para mí no son ni un aperitivo, que yo necesito una buena comida para saciarme y ellos no creo yo que me dieran más que el entrante. Hubo risas y nervios, pero yo sé que para él eso era un desafío y no le gustaba quedarse por debajo así le dijo al chico que fuera a cerrar la puerta que nos la vamos a follar a esta zorra aquí mismo.

El chaval me miró como diciendo: vete ya que este está borracho, pero… ¿por qué desaprovechar la oportunidad de follar con dos a la vez?, así que le dije, no hay huevos. Ese fue el detonante.

Me cogió de un brazo me subió a la barra mientras el chico cerraba la puerta, me bajó los pantalones y la bragas. Yo miraba al chico y el dueño le dijo: "ven aquí y empieza tú, que tienes mi aprobación y la suya, verdad, puta??" Mientras el chaval inexperto empezó a comerme el coño el otro ya estaba desnudándose.

Se tumbó en el suelo boca arriba y le dijo al chaval que me llevara donde estaba él para follarme en condiciones. Me bajé de la barra y me senté en su polla, el caso es que no follaba mal el cabrón.

Mientras desabroché los pantalones del chico y empecé a comerle la polla. Estuvimos un buen rato los tres hasta que el chaval empezó a coger confianza y se quiso correr en mi boca y yo le aparté la polla y le dejé que se corriera en mi cara. Al rato el otro sacó la polla del coño, se levantó y se corrió también en mi cara. Me miraron se rieron y me dijeron lo zorra y puta que era y además le contó al chaval que tenía novio, que parecía buena persona pero tiene unos cuernos que te cagas y nos reímos los tres un buen rato.

Mis noches en el bar fueron realmente buenas, lo malo que no duraron mucho, me cansé enseguida de las pocas luces del camarero, yo necesito además de una buena polla algo que la acompañe.

Pasó algo de tiempo y hubo cambios en el bar. El camarero estuvo de baja bastante tiempo y regentaba el local su primo, un tal Juanlu. Era un tío un poco extraño, como muy distante…y estaba bueno, muy bueno. Para mí era la combinación ideal de tío que no da problemas

Me costó mucho (bueeeeeno, no tanto) acercarme a él como yo quería. Parecía no darse cuenta de que me apetecía un montón comerle la polla, pero…poco a poco…el deseo se hizo notar.

Hasta que por fin me armé de valor y le dije "vente a mi casa a tomar un café mañana"…y cayó, ya lo creo que cayó.

Era un poco extraña su actitud, me trataba el coño como si fuera un bocado realmente exquisito. Una vez le traje pan que mojó en mi chocho empapado tras haberme corrido, y eso me puso muy bestia. ¡Qué rico!

No sé si me lo follé dos o tres veces…pero se acabó rápido. Ninguno de los dos se complicó con esta historia y ahí terminó.

Mis amigas de alma, con las que yo salía a buscar guerra me dieron mucho juego, Estefanía, una de ellas, trabajaba en una agencia de viajes.

Todos los años nos invitaba a la fiesta que organizaba la agencia y ese año tocaba en una ciudad cercana a donde nosotros vivíamos y decidimos ir, porque Pepa, mi otra amiga, tenía casa allí y podríamos pasar allí la noche sin que nos molestar a nadie. En ese tipo de fiestas, los chicos van a ver si pillan y las chicas a dejarse querer.

Pepa y yo nos vestimos para matar. Estuvimos dando vueltas por la fiesta, haciéndonos ver. Yo estuve tomando algo con un representante de noséquéAIR…y una copa, y otra copa, y nos ponemos como una moto y vámonos a buscar un sitio tranquilo. Cogimos el coche y nos fuimos al recinto ferial, que es donde se va a follar cuando no se tiene sitio. Actualmente en ese sitio se hace dogging, pero eso es material es para contar más adelante, jejeje.

Estuvimos follando no sé cuánto tiempo, yo me olvidé de Pepa, me olvidé de Estefanía y de dios bendito. Ya era de día cuando dimos por terminada la faena. El representante éste me llevó a casa de mi amiga, que estaba un poco preocupado por mi paradero…jejeje. No me dio tiempo ni a ducharme ya que volvimos a la facultad directamente, con la cara de sueño y una sonrisa de oreja a oreja, y en lo que respecta al coño… con semen repegado y oliendo a polla y a sudor.

Continuará