Historia real de una infidelidad disfrutada

En este relato describimos como ha ido evolucionando nuestra relación de pareja y como se produjo una situación de infidelidad y sus consecuencias.

HISTORIA REAL DE UNA INFIDELIDAD DISFRUTADA

Hola, mi nombre no importa ahora, ni tampoco el de mi pareja, pero hace ya más de diez años que compartimos nuestras vidas. Cuando la conocí apenas superaba la mayoría de edad y era una chica de mundo, que había tenido múltiples parejas y ella con una amplia experiencia en temas sexuales.

Yo por mi parte era un chico más bien tímido, que por supuesto había tenido mis novias pero nunca llegué a tener relaciones completas

Nos conocimos cuando dejamos nuestras ciudades natales para ir a completar nuestros estudios. Ella dejó un novio más oficial allí (perfectamente follado en el baño del aeropuerto el día de su marcha).

Yo vivía en un piso compartido con otros compañeros de estudios y ella vivía con otras chicas en otro piso. Nos conocimos por casualidad ya que uno de mis compañeros conocía a una chica del otro piso. Al poco tiempo ella ya salía plenamente con uno de mis compañeros (por eso de que un clavo quita otro clavo) y tonteaba con los otros (menos conmigo, creo que para darme celos). Estando en esta situación una tarde surgió la chispa entre los dos y me estrené con ella. Llegados a este punto ella quería a dos hombres y llego mí primera oportunidad de realizar un trío, que tonto de mí desaproveche. Al poco tiempo oficializamos nuestra relación.

Al año de relación, había un chico que le gustaba y le hacia tilín y se enrolló con él. Como me dijo ella por aquellos entonces yo no soy tonta y él tampoco y paso lo que tenia que pasar.

Estos primeros años fueron maravillosos, follamos en todos los sitios y maneras imaginables y creo que no se repitió ninguna situación de infidelidad. Con el tiempo, problemas y reproches por parte de ambos nuestras relaciones sexuales se han ido enfriando y han pasado los años con más pena que gloria. Los dos últimos años en este sentido han sido mediocres, ambos nos dábamos cuenta de que el tiempo pasaba y que nuestras relaciones sexuales no mejoraban, aunque en todos los otros aspectos de la pareja funcionábamos a mil maravillas.

Yo la acusaba de que se había convertido en una chica aburrida, sin iniciativa, que ya no era capaz de seducir a otro hombre y por supuesto de mantener relaciones con él como en los viejos tiempos. Cada vez me atraía más la idea de que ella sedujera y se follara a otro hombre. No sabría explicar muy bien este sentimiento, porque yo la quiero mucho, pero tenia la necesidad de verla feliz, de romper la monotonía, de sentir que otros la deseaban, de darle el morbo y todo aquello que yo no era capaz de darle de forma adecuada en esos momentos.

Pasaron unos meses en esta situación, con disputas muy frecuentes, con mis acusaciones y malestar en la pareja hasta que llegó el verano y nos fuimos a la costa a veranear.

Ella actualmente a sus 30 primaveras es una chica de muy buen ver, simpática, de 1,70 de altura, 50 Kgs, ojos verdes profundos, una larga melena, unos pechos contorneados y un trasero de vicio que con sólo mirarlo provoca escalofríos.

La noche de nuestro aniversario del pasado mes de agosto tuvimos una fuerte discusión, me dio un bofetón y se marchó entre portazos y golpes. Yo no lo sabia pero esa noche ella haría realidad un plan que llevaba un tiempo maquinando.

Yo pasé buena parte de la noche delante del televisor, primero viendo programas normales y más tarde uno de esos programas porno, con publicidad en todos los rincones. En esta ocasión hacia el ranking de temas sexuales de la semana: Tríos, Orgías, Lesbianas, Infidelidades, Anal, ... Poco a poco mis preocupaciones se iban convirtiendo en calentura, me desnudé y me empecé a tocar con la yema de los dedos por todo el cuerpo.

Empecé por el pecho, fui bajando por el vientre, piernas, volvía a subir... Todavía estaba nervioso por la discusión, pero a la vez tremendamente excitado por lo que estaba viendo.

Cuando empezó el apartado de infidelidades, mi pene se puso a cien, empecé a tocarlo suavemente, fui bajando por mis testículos hasta el escroto y volvía a subir. En mi cabeza veía a mi novia follando con otro hombre, me empecé a pajear y así estuve aumentando y disminuyendo el ritmo durante más 15 minutos hasta que no pude más y un chorro de semen caliente me llenó el vientre y el pecho. Me quedé en esta situación unos minutos más pensando y mirando el televisor viendo como dos tíos acariciaban a una tía, de todas las formas posibles y ella se retorcía y gemía de placer. Me fui a limpiar, me di una buena ducha, me metí en la cama y después de dar muchas vueltas me dormí.

Para ella la noche acababa de empezar.

Al salir de casa sobre las once de la noche se dirigió en coche que teníamos alquilado y con sangre fría se marchó hacia un local de moda frecuentado por turistas italianos. Ella estaba muy cabreada y sobre todo había estado mal follada durante mucho tiempo así que tenia ganas de venganza.

Todos conocemos la fama de los italianos de ligones. El local estaba casi lleno, sonaba música latina y la mayoría de gente bailaba en la pista. Ella se puso a bailar primero en un rincón y después en el centro de la pista. A su favor tengo que decir que baila muy sensual, moviendo cada uno de los músculos de su cuerpo y que todos sus movimientos resultan provocativos.

No tardó más de un minuto en tener a dos turistas bailando a su alrededor y camelándosela como dos buitres. Bailó con uno, con otro y con ambos con una sonrisa pícara en la cara. Contorneaba todo su cuerpo para intentar rozar su trasero con los cuerpos de los tíos y notar su calor. Ambos eran jóvenes y estaban bien, pero como siempre hay uno que va de guaperas.

Ella le dijo al guaperas que si le invitaban a una copa. Mi novia nunca bebe alcohol y esa noche no fue una excepción. Creo que se tomó un zumo natural para refrescarse la garganta que se le había secado. Aunque aquellos hombres hablaban un idioma diferente ella empezó una conversación como podía con los dos tíos, pero poco a poco pasaba del guaperas y se dedicaba al amigo. Esto es una táctica suya para calentar al amigo del guaperas, por que dice que así pone más interés. El guaperas vio que no tenía nada que hacer y se apartó en busca de otras víctimas.

Aquel tío, un poco más joven que ella, estaba sentado en un taburete de bar y ella de pié frente a él, entre sus piernas, cara a cara. Se miraban, sonreían y sus ojos se iban llenando de fuego. Ella se acercó más y unió sus labios a los de él y lo que empezó como un morreo sensual terminó con un morreo frenético y desesperado, con sus lenguas entrelazadas moviéndose por dentro de sus bocas buscando el máximo contacto.

Ella estaba pegada como una lapa, restregando sus tetas por el pecho de aquel tío y notando un bulto en su vientre que le quemaba las entrañas. Entonces ella se separó casi bruscamente, lo miró cariñosamente y empezó a sobarle la nariz. Primero le dio un beso en la puntita, luego con la lengua le daba golpecitos, la contorneaba, la chupaba, la mordía y se deshacía en mil caricias. (Después cuando ella me contaba la historia en casa, me chupó a mi la nariz y me di cuenta que cuando una mujer te chupa la nariz realmente lo que estas pensando es que te chupan la polla.). Ella simultáneamente le tocaba por encima de la ropa todo el cuerpo y el se derretía de placer. El también le magreaba las tetas y el culo como podía. Tras un largo período de tocamientos ella le hizo un gesto de que se iban y el tío aceptó con alegría.

Se montaron en el coche, recorrieron varios kilómetros y llegaron a una playa inmensa y solitaria si no fuera por la presencia de otras parejas. Bajaron del coche y fueron hacia la arena. Era una noche clara y calurosa, bien iluminada por la inmensa luna llena que presidía el cielo.

Cada uno se desnudó a si mismo, sin prisas y mirando de reojo al otro. Él era un chico de 1'80, medianamente fuerte, moreno, con ojos oscuros, un culito prieto y con poco vello en el cuerpo. Tal como ya se esperaba su pene tenia medidas considerables, sobre todo en grosor.

Ella empezó a correr hacia el mar y el tío detrás. Estuvieron así jugando al gato y al ratón durante más de media hora. Cuando él conseguía darle alcance la abrazaba, le daba un morreo, le tocaba las tetas, el culo, el coño, ... pero ella enseguida que podía se escabullía entre su cuerpo y se escapaba otra vez. El seguía persiguiéndola.

Ella por su parte le mordía, le magreaba los testículos y le daba una meneadita rápida en el pene. Cuando ella se cansó de jugar ella aprovecho y estando de pie detrás de él, puso una mano en los testículos y con la otra le hizo una paja. Sabia que así descargaba a su amante y que a la hora de follar duraría más tiempo.

Él se quedó de pie tembloroso y ella lo abrazó por detrás y le izo señas para que mirara la luna llena. Se oía un silencio sólo roto por las olas del mar y el gemido de otras parejas que estaban ya en plana labor y que se podían divisar en las cercanías iluminados por la tenue luz de la luna. Ella lo cogió de la mano, lo arrastró hacia la orilla y se secaron con la única toalla que tenían.

Ella se tumbó en una tumbona bajo la luz de la luna, boca arriba completamente desnuda con las piernas entreabiertas y con una sensación de frío que le puso la piel de gallina. Él se arrodilló en un costado de la tumbona y empezó a tocarla, con cierta desesperación. Primero con las yemas de los dedos recorría todo su cuerpo de arriba a abajo provocándole escalofríos continuos. Seguidamente empezó a besarla por la cara y a decirle lo buena que estaba. Ella estaba encantada. Lo besos iban bajando muy lentamente, ahora en el cuello (no le gusta que yo le bese el cuello), los pechos, unos mordisquitos en los pechos, el vientre, bajó por una pierna, subió por la otra y besó por primera vez el vello púbico y un coño palpitante y ansioso de polla que hacia meses que no lo follaban como era debido.

El le pidió que se hiciera hacia delante en la hamaca para que su coño quedara en un lateral, le abrió las piernas todo lo que puedo y empezó a lamer el coño de mi novia. Con una lengua endemoniada recorría círculos que abarcaban los labios mayores, los labios menores, el clítoris y la entrada de la vagina. Seguidamente continuó el castigo con una serie de succiones concentradas en el clítoris que según me dijo después la dejaron exhausta.

Ella cogió un condón y lo colocó con dificultad a aquel pene desconocido para ella, más grueso y de largo de lo que estaba acostumbrada. Ella se recolocó en la hamaca con las piernas bien abiertas, el tío montó sobre ella y le metió centímetro a centímetro pero lentamente la polla hasta el fondo.

Aquel pene entraba y salía de forma caprichosa y su coño hambriento estaba hinchado y se estremecía y palpitaba a cada envestida. Según me confesó después al ser aquella polla más gruesa de lo habitual era como un dulce castigo que le abría más de lo normal el coño y que le tocaba fondo dándole una extraña sensación de dolor y placer.

Ella no tardó en tomar el control de la situación, hizo tumbar al tío, ella se puso arriba, se sentó sobre el pene erecto y empezó a subir y bajar manteniendo sus piernas lo más cerradas que podía para aumentar todavía más la presión que aquel pene desconocido le producía.

Poco después, ella se dejo caer sobre él, y era él el que controlaba el mete y saca. Lejos de quedarse inmóvil con sus manos el tío le tocaba desesperadamente los pechos y las nalgas.

En un momento determinado él se mojó tres dedos de su mano derecha, los puso sobre el ano de ella (en nuestras relaciones de pareja el ano es tabú) y empezó a dar pequeños golpecitos y a masajear suavemente toda la región del ano pero sin la más mínima intención de penetrarlo a la vez que las embestidas aumentaban de intensidad. Aunque me confesó que al principio pensaba conmigo y se sentía culpable, en estos momentos ya no podía pensar y se dejó llevar.

Ella notó que aquel tío no duraría mucho, se levantó, se arrodilló en el suelo frente la tumbona, dejó caer su torso sobre la tumbona, el tío se puso detrás, se la volvió a meter hasta el fondo, empezó a culear desesperadamente durante unos minutos que se hicieron eternos, hasta que se corrió con mil espasmos y mi novia quedo extasiada y con el coño dolorido de tanta caña.

Él se dejó caer casi sin respiración, ella se levantó y fue al agua a limpiarse y refrescarse. Poco después ella volvió y se secó. El le pidió que se quedara con ella toda la noche pero ella rehusó porque dijo que tenia que volver con su novio. El le dijo que su novio era un gilipollas por desaprovecharla ya que estaba muy buena y follaba de locura. Se vistieron, subieron al coche, mi novia le dejo donde le había encontrado y se dirigió hacia el hotel ya mucho más calmada que cuando se había ido.

Llegó a nuestra habitación, se duchó, se metió en la cama, me dio un beso en los labios, me abrazó, me dijo que me quería y se durmió. El día después me contó por encima lo que había pasado. Aunque al principio me enfadé intenté contener el enfado y sacar la parte positiva.

Los días siguientes follamos como dos enamorados, hasta que me acusó de que follaba con ella porque me gustaba que hubiera estado con otro y no podía entender como me podía excitar esto.

Pasaron los días, se acabaron las vacaciones, tuvimos más broncas y me puso un ultimátum. "Yo voy a follar mínimo 3 veces por semana, tu haz lo que quieras". Yo lo estuve pensando mucho, pero la conclusión es que pasan los años y al final sólo tenemos lo que disfrutamos. Ahora mismo me encanta follar con ella muchos años después, por lo que creo que esta infidelidad de alguna forma ha sido terapéutica para los dos.

Ella se ha sentido otra vez deseada y con armas de mujer. A mi me ha servidor para darme cuenta que la quiero mucho y no quiero privarla ya de nada más. Ambos no descartamos que se vuelva a producir próximamente, claro esta con conocimientos y consentimiento mutuo.

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Mi fantasía ahora es verla follar delante de mis narices. Ella me dice que seria fortísimo y que no lo soportaría. Yo creo que seria el chico más feliz del mundo de verla disfrutar.

Por mi parte yo soy muchos menos lanzado, ella es más celosa y no se si me lo perdonaría. Por eso desde hace tiempo estoy preparando un plan para que ella participe y sea agradable para los dos. Creo que la formula ideal sería quedar con otra pareja abierta durante un fin de semana y que salga lo que salga.

Saludos

Sexo130803