Historia madre e hijo

Una historia real de una madre y un hijo. Una historia de odio y sexo.

Esto es una historia real. No se trata de un hijo entre 18 y 21 años, con un pene que mide entre 18 y 22 centímetros. No se trata, tampoco, de una madre joven, que se caso con 18 o 19 años, y con un cuerpo maravilloso, con piernas estupendas y unos pechos exquisitos. No, nada de eso. Es una historia real, con personas reales y NORMALES. Se trata de la historia de un hijo con 32 años y un pene normal y su madre, una señora de 57 años y que, creo, nunca ha tenido un orgasmo. Se trata de una historia de amor y odio, de lujuria y venganzas. Es una historia que aun, y habiendo sido el protagonista de ella, aun hoy me pregunto como ocurrió.

Los antecedentes?? Una familia normal, sin ningún tipo de atracción entre madre e hijo, exceptuando los espionajes que yo proporcionaba a mi madre, cuando era un crío, mientras ella se duchaba, alcanzando a ver solamente sus pechos. Eso sí, unos pechos enormes, de grandes proporciones y con unas aureolas negras, que llamaban la atención. Y puede que desde entonces tenga predilección por las mujeres mayores que yo y con pechos grandes.

Las relaciones entre madre e hijo, fueron normales, si bien las preferencias siempre estaban abocadas hacia otro miembro de la familia, pero normales. Pero un día me case y abandoné el hogar familiar alejándome de lo que siempre fue mi ciudad unos 700 kilómetros, por lo que las visitas eran muy esporádicas, a pesar de que en la ciudad donde yo vivo ellos tenían una casa.

Por una serie de problemas, graves, que no vienen al caso, la relación prácticamente se rompió, haciendo sus vistas esporádicas verdaderamente insoportables. Su arrogancia, cinismo, egoísmo... y un sin fin de calificativos hacia de la relación de madre e hijo, algo insufrible.

Pues bien. Y aquí empieza realmente la historia que os quiero contar, un día que ella vino sola a ver a mis hijos (a los que adoraba) volvimos a tener una bronca descomunal. Como ya no aguantaba mas aquella situación la llamé por teléfono para poder ir a su casa y solucionar nuestros problemas de una vez por todas, y así fue, aquella tarde del presente verano fui a verla.

Su acogida fue de lo más desagradable del mundo, en realidad como ella era, en lugar de solucionar me enfurecía mas aun. Y al no poder mas la ataqué donde más daño le podría hacer, mis hijos. La amenacé con que no vería a mis hijos si no..... no me dejó terminar. Si no que??? Respondió con soberbia y tiranía.

Si no me follas, no veras a mis hijos, le dije.

Queeeeee!!!!!!

Me quedé helado. La cara desencajada de mi madre se clavó en mi. Y yo aun no reaccionaba, no sabia porque había dicho aquella burrada. Mi mente estaba bloqueada, pero al ver la cara de irritación de mi madre, que me encantaba, seguí con lo que seguro seria la mayor burrada de mi vida.

Estas loco o qué? Repetía mi madre sin parar, mientras yo intentaba poner mi mente en orden.

Lo que has oído. Si quieres ver a mis hijos me tienes que follar cada vez que los quieras ver, y me harás todo lo que yo te pida. Eso es lo que hay. Tu decide.

Sus ojos desorbitados mi miraban sin dar crédito a lo que oía. Y yo me empecé a sentir más valiente, mas seguro de aquello. Si dice que no, no me volverá a ver, y si me dice que si, pues veremos que pasa. Y como no la quería dejar pensar mucho le insistí.

Que vas hacer??

Estas loco, soy tu madre, como puedes pretender que te folle siendo tu madre. Esto lo tiene que saber tu padre. Estas loco !!!.

Mira, la cosa es muy clara si me quieres volver a ver a mí y a mis hijos... ya sabes lo que tienes que hacer. Y por cierto quien te va a creer cuando le digas a alguien que yo quiero follar contigo. Nadie.

No le des mas vueltas al asunto. Metete en tu cuarto y tienes 10 minutos. Si no sales de él, no me volverás a ver, pero si decides salir, hazlo con uno de esos corset que tienes y sin ropa interior..... esta claro???

La medio empujé hasta su cuarto para que recapacitara durante los 10 minutos de ultimátum que le había dado, y de camino que yo pudiera tener esos mismos minutos para saber lo que estaba haciendo. Y fue cuando me empecé a dar cuenta de que estaba disfrutando, que por primera vez era yo el que llevaba la voz cantante y ella la que tenia que ser sumisa, y eso me causaba placer. Era como si hubiera planeado todo aquello, me salía todo casi inconscientemente. Estaba claro que en algún momento de mi vida lo pesé y no lo recordaba. Encendí un cigarrillo y me dispuse a esperar lo que acontecía mientras no dejaba de sorprenderme lo que estaba haciendo. Cuando pasaron los cinco primeros minutos, me dirigí a la puerta de su cuarto para indicarle el tiempo transcurrido y solo se oía algún que otro sollozo.

Llegado el tiempo correspondiente, me acerqué a su cuarto y dando unos golpes en su puerta le dije, ya terminó el tiempo que vas hacer? Le pregunté, pero no hubo respuesta. Espere unos segundos y me dirigí a la puerta de la calle, cuando en ese momento se abrió la puerta y me dijo, Espera !!!!!!.

Me paré en mitad del salón a esperar ver como salía, y lo hizo como yo se lo pedí, con un corset de cuerpo entero y con la mirada desafiante, como era ella. Le pedí una tijeras, para hacerles algunas modificaciones al corset, le corte desde la rabadilla al pubis, dejándole el culo y su coño al aire. Cuando estaba cortando la tela por la ingle, le pasé un par de veces los dedos por sus labios y acaricié levemente su clítoris, dando un respingo. Me puse de pie y le estaba cortado parte de las cazoletas cuando al dejar sus pezones al aire vi como estaban duros. Se había excitado, el respingo no era de repudio sino de excitación... y eso hizo que me excitara yo también.

La hice que se sentara en el filo de un sillón del salón, con medio culo fuera y le puse cada pierna en cada brazo del sillón, dejando al descubierto todo su coño y culo. Un coño que se había abierto por la postura y que invitaba a entrar... y mis dedos empezaron a acariciarla y sus ojos se cerraron. Los movimientos eran suaves y lentos, se notaba que hacia tiempo que allí no entraba nada, y en unos segundos su flujo empezó a encharcar rápidamente toda su vagina. No había duda estaba excitada al máximo, y no la hice esperar, baje mi cabeza y con la lengua empece a tocarle el clítoris y con mis dedos húmedos de su vagina, se los metí en su culo, y eso fue lo que ya la hizo pegar un grito de placer que no pudo controlar. Cogió mi cabeza y la empujaba contra su coño, quería que no la moviera y no la moví. Y de repente otro grito soltó al alcanzar el orgasmo. Era evidente que su vida sexual era mínima y mala.

Cuando me levante y me puse de pie se lanzó de golpe a mi pene, le pegaba bocados por encima de los pantalones. Me desnudo y cuando estaba desnudo, se metió hasta el fondo el pene, lo mimaba, lo lamía, lo hizo suyo y la condenada, no tenia practica pero lo hacia con tantas ganas que me daba un gusto increíble. Mientras ella chupaba yo pellizcaba sus pechos, sus pezones como rocas, y la cogía por la cabeza para que se la metiera entera hasta el fondo y me corrí, y cuando ella quería quitar la cabeza se la sujete para que se tragara toda la leche que llevaba dentro y lo hizo y me lo agradeció.

Que me has hecho hacer?? Me preguntaba. Pero mi pene sigue duro, así que es mejor que lo sigas haciendo, no hemos terminado. Le conteste. Tengo ganas de seguir jodiéndote a si que ponte a cuatro patas. Y la empece a penetrar por el culo, con rabia, con ganas, quería ver como pedía mas y mas..., y lo hizo, me pidió que no la sacara, que siguiera follandola, y lo hice. Nos corrimos casi juntos, ella primero y depués yo.

Me fui al terminar, sin que mediáramos palabra alguna, dos horas mas tarde, me presenté con los críos, que era lo acordado, durante la visita no me comentó nada, incluso fue agradable. Al irnos de su casa me aguantó por un brazo y me dijo. Mañana quiero verlos otra vez, vale?? Yo fui escueto, sabes lo que eso significa verdad?, Si, te estaré esperando como hoy me has dejado. Esa fue su respuesta y así ocurrió, al día siguiente me esperaba casi desnuda con el mismo corset roto, con su coño al aire y sus pechos semi desnudos. Y lo hicimos tres veces, su cara de satisfacción era total y la mía también, verla a mis pies de rodillas mamándome el pene mientras ella misma se masturbaba me ponía a cien, me excitaba, era mi zorra, mi puta, hacia todo lo que yo le decía y todo le gustaba.

Al irme de casa, con los críos, en nuestra segunda visita, repitió lo mismo que en la anterior, que los quería ver al día siguiente, pero les dije que no podíamos por otras cuestiones, y ella fue escueta, a ellos no, pero tu si puedes venir a verme... me encanta que me folles, y además es mi ultimo día de estar aquí. Evidentemente fui.