Historia del más allá.

Sueño inolvidable

HISTORIA DEL MÁS ALLÁ

‘’ El que puede gobernar a una mujer, puede gobernar a una nación’’ Balzac, Honoré. Novelista inglés. (1799-1859)

Hassan Benazir, Al traspasar aquella enorme puerta de entrada al cielo, quedase impactado.  En sus sueños terrenales nunca pudo ver nada igual. Ni siquiera imaginando. Hasta donde Se perdía la vista en un lejísimo horizonte, Todo eran enormes jardines con unas Flores tan extraños que nunca en su vida terrestre pudo ver. Sus colores eran tan suaves que A las tirarlos no se encontraban palabras para definirlos. Los pocos árboles que se alternaban entre jardín y jardín,  tenían el aspecto de tener más edad que la luz del sol. Sus pieles arrugadas así lo manifestaban. Las numerosas fuentes con saltos de agua totalmente cristalina y fresca, Producían el efecto de una eterna primavera. Lo que más llamó la atención a Hasan Benazir,  y Qué era lo que menos le tenían que sorprender entre tantas bellezas nunca vistas, fue  Que allí, En este paraíso, También había parras, I en casi todas colgaban grandes  racimos con uvas de infinidad de colores, Muy parecidas a las que dejó atrás en su vida terrenal.  En ellas se posaban diferentes especies de aves de rarísimos colores que tampoco antes pudo ver mi en los documentales televisivos del planeta tierra.   Sus cantos eran como las notas que emitía una arpa en manos de una diosa. Hassan Benazir  Llevaba mucho tiempo andando por entre tantas bellezas sin que en su deambular encontrase persona alguna, Por un momento creyó que la que le den quizá estuviese solo. Esto lo angustió en Gran Manera desde que había llegado ahí esperaban encontrar las uris que el coral les prometía a los hombres justos y clementes como el.  Quizá fuese por esto, que al sentir que en la tierra le llegaba su última hora,  Pusiese cara de felicidad, Lo que sorprendió y mucho a los que a su lado esperaban que se fuese a lo que llamaba la otra vida. Estos se sorprendieron por que la mayoría de los que iban a este destino, Más bien Ponía cara de manzanas agrias, Cómo sea en el paraíso no tuvieran que encontrar lo prometido. Posiblemente esto fuese porque la fe que decían tener era mentira. Muchos de ellos, en vez de esperar a gozar con las uris en la eternidad, no dudaban en gozar con quien fuese  en su vida terrenal.

Hassan Benazir,  Ya empezaba a dudar de todo, cuando a Lo lejos creyó ver lo que parecía una persona que se iba aproximando.  En su corazón volvieron a renacer unas esperanzas casi perdidas. Cuando aquella figura se fue acercando se dio cuenta de que iba desnuda totalmente. Entonces el, También se apercibió de que no llevaba nada encima,  Rápido arrancó una hoja de aquellas    Vides  Hice la puso delante de su sexo. La persona que se le acercaba al verlo hizo lo mismo.  cuando ya estuvo más cerca se dio cuenta que era un hombre. cuando le preguntó a este por las uris,  Él recién ha aparecido le dijo que aún estaba muy lejos. Después, Y como si hubiese agotado las palabras continúo andando sin despedirse. En su rostro no se le notaba  Alegría alguna. Aquello a Hasan Benazir lo intranquilizó. No lograba entender que estando en el paraíso hubiera gente con caras tan serias. Hasan Siguió adelante, Hasta que encontrase lo que se le prometió en vida.  En su paso por la tierra, Este no tuvo demasiada suerte. La mujer con la que se casó al cabo de pocos años además de ponerse tan gorda como un elefante, le salio bigote y como más se afeitaba, más le volvía a salir.  El Besarla era un suplicio, a que yo era como besar a su abuelo.  Montarla aún peor, Tan gordo estaba que cadáver se le hacía más difícil meterle el príapo en su cueva. Y para Redondearla,  cuando ya estaba caliente se le escapaban unas ventosidades que olían como  Las pieles que quemaban por las calles en la fiesta del cordero. Hassan benacil llegó un momento en el que soñaba con llegar al paraíso y usar locamente con la uris prometidas.  Lo que era en la vida terrenal bien poca cosa logros en contrar que le fascinará.  Después, cuando pensaba en los importantes hombres árabes que disponían de un Harén, y éstos no esperaban el llegar a las uris para gozar,  Se preguntaba si toda que yo no sería uno de los tantos Cuentos con que se engañaba a los humanos.  Hasan, Que no era tonto del todo sabía bien cómo Entre unos y otros a los demás aquellos infelices que creyeron esos cuentos, Qué muchas veces parecían creados para niños.

Hasan, Siguió adelante en Busca de love que le prometieron los hombres más sabios que de eso debían de saber mucho. Ya llevaba tiempo andando cuando él la lejanía volvió a visualizar cómo un punto que se movía. Otra vez el corazón de este, Volvió a acelerarse, Ahora sí, Aceleró la marcha. Necesitaba ver qué era lo que se le acercaba. Tal como ambos se aproximaban Se dio cuenta de que frente a él lo que se aproximaba eran dos mujeres. Ellas estar más cerca también sé cubrieron con sendas hojas de parra. Al quedar unos frente a otros, el bueno de Hassan, se dio cuenta de que ellas todo el taparse con la hoja de la parra, por encima de esta, le sobresalía unos vellos tan negros como una pizarra.  Aquellos sí que lo desconcentró. No lograba entenderlo. En su paso por la vida terrenal haya todas se los afeitaban.  Entonces se preguntó Sí todo eso eran mentiras. Para Empezar hassan les dijo que había llegado hacia poco y que necesitabas saber la realidad aquel paraíso y que sí querían se las tiraría a las dos.  Ellas como si esperasen a alguien decidido que se lo propusiera, le dijeron que sí, gozadas de que por fin encontraste en alguien con decisión y ganas de follar.

Tan pronto como se tumbaron los tres sobre el césped ella se quitaron las hojas de parra que cubrían su fornido bosque. Hassan quedándose perplejo al ver aquellos hermosos y pobladisimos jardines, les pregunto asombrado:

  • Es que no os afeitais?
  • A las italianas les gustan estos tupidos bosques. - le contestaron alegremente - y no veas como se ponen estos italianos cuando meten su barbilla aquí.

Esta vez Hassan y solo mismo que los italianos y mientras con su barbilla en su lengua gozaba una con la otra mano acariciaba aquel otro frondoso bosque llegado del planeta tierra.

Hassan se despertó cuando su subconsciente se negaba a hacerlo.  La voz de su oronda y peluda esposa, le recriminó agriamente por las voces lanzadas en aquel largo sueño de uris, hojas de parra y jardines inmensos que no la habían dejado dormir