Historia de una pareja casada
O de como se vive el erotismo.
Con los ojos cerrados se dejaba mojar por el agua de la ducha, dejaba de pensar, dejaba de hablarse a si misma. Estaba cansada, estaba satisfecha...acababa de tener sexo, acababa de sentirse entermente puta, porque si no es asi, pensaba, no vale la pena montarse sobre un hombre. El sexo debe ser un momento de morbo absoluto, de suspender todos los conceptos que cada cual tiene sobre sí...que la moral, que el recato, que que dirá mi esposo...adios a todos esos límites, trátame como puta, dime puta, dime puta de mierda, dime que soy caliente, dime que me gusta que me lo metan....yo mientras te pongo esa cara que te gusta, entre niña inocente y niña que le gusta chuparlo...no importan muchas cosas más, ni si mi cuerpo es imperfecto, o el tuyo no es duro y musculado, si no parezco una actriz porno o si tu no tienes veititantos centimetros entre tus piernas. Ese morbo, esa libertad, esa sensación, era la única que resonaba entre las gotas de agua.
Esa vez habían fantaseado con el tercero que podía estar mirando..."mira, la cortina esta abierta, parece que el vecino va a mirar tu blanco culito, te va a ver como te te la estoy metiendo"...más estonces levantaba sus nalgas, "mirame entonces hijo de puta"...pensaba, mira como me gusta levantarlo y bajaralo por el palo que me penetra, primero lento, disfrutando la humedad de mi propio sexo, ahora rápido, ahora fuerte, ahora como una zorra caliente, haciendo sufrir las pelotas de mi esposo.....también recibió sexo oral, él tumbado en la cama y ella sentada sobre su cara, acarariciándose al mismo tiempo su clítoris y menenando sus caderas hacia atras y adelante, no solo disfrutando la lengua en su vagina, si no toda la cara de él, todo su rostro metido en su calentura.
Mientras él terminaba de arreglar la cama, miraba discretamente por la ventana, era verdad que la cortina estaba abierta, era verdad que los vecinos podían ver fáclimente a su casa, miraba con el morbo y la verguenza de saber que talvés habían sido vistos, había tenido la fantasía muchas veces de exhibir a su esposa, pero solo lo pensaba cuando se masturbaba, cuando estaba solo y quería algo más que páginas porno en internet para correrse...la imaginaba sexy, no desnuda, pero lo suficientemente descubierta para que se le viera algo, para que se le transparentara un pezón, la imaginaba en una situación tranquila, talvés con un adolescente que no supiera reaccionar mucho, fantaseaba con que su esposa fuera a su vez una fantasía para alguien...talvés que la vieran realmente teniendo sexo era mucho, pero entre el morbo y la verguenza él no sabía con que quedarse.
Se había corrido bastante, había estado hace unos días esperando tener sexo, pero ella no había podido llegar temprano a la casa, y menos dispuesta a hacerlo...se masturbó varias veces entre tanto, se calentaba al salir a la calle, la mujeres ya estaban con ropas más frescas, tetas y culos jóvenes pasaban tentándolo mientras caminaba...se juntaron con parejas amigas y fantaseo con cada una de las mujeres de sus amigos, fantaseó con las amigas de su esposo, fantaseó hasta con hombres, fantaseó con ser él mismo una mujer, una mujer caliente y media putona que gustaba de excitar a otros, se vió a simismo solo (sola) en un ascensor con un cuarentón medio gordo mostrandole su culo...su cara cambiaba de una rubia que había visto en la calle a la cara de su esposa. Cada fantasía terminaba con su mano chorreando semen.
Cuando terminó de hacer la cama, ella salía del baño.
"apúrate amor, tenemos que salir".