Historia de una pandemia (IX)
Raúl, el mejor amigo de Tomás, sigue sus indicaciones para conseguir desahogarse con su hermana, pero Raúl no sospecha que la historia tiene secreto escondido
Antes de leer "Historia de una pandemia (VIII)" échale un ojo a las partes anteriores de este relato para que conozcas a Paula, a Tomás y a Alfredo
Historia de una pandemia (I) > https://todorelatos.com/relato/172318/
Historia de una pandemia (II) > https://todorelatos.com/relato/172535/
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Si te gustan, déjame un comentario, que me hace mucha ilusión!!!
Gracias ^^
Tomás volvió a su cuarto, tremendamente excitado. Su polla no está dura del todo pero necesita a Paula. No oye nada, piensa que Alfredo estará durmiendo y fantasea con la idea de traer a Paula a su cuarto. Coge el móvil y sonríe viendo las fotos de Raúl; a pesar de que parece que han pasado dos horas, no hay ni un cuarto de hora desde la hora de finalización de la llamada.
Tomás > Tío, te las has follado ya o aún eres virgen?
Tomás se ríe de su amigo y busca en su ordenador los vídeos y las fotos de Paula, y empieza a masturbarse. Su teléfono suena pocos minutos después; es una foto de una polla frotando un coñito morenete y rosado por dentro, sin llegar a penetrarlo
Tomás > Ya veo que no eres capaz tío, pensaba que ibas a follarte a tu propia hermana
Raúl > Macho, si me animaste tú
T > Tío, te lo dije en broma, cómo iba a pensar que eras un puto enfermo?
El teléfono de Tomás suena, y se ríe antes de descolgar
—¿Qué pasa, enfermo? ¿Aún no te has estrenado?— Tomás ríe, pero hace mucho hincapié en el tabú que representa lo que Raúl está a punto de hacer
—Tío, qué dices? Me animaste tú y me diste la idea y cómo hacerlo. Y tengo que decir que a funcionado perfectamente...
—¿Cómo va a funcionar si aún no te la has follado?
—Estoy a punto, cabrón
—Bah, macho, no te atreves...
Raúl corta la llamada y vuelve a llamarlo por FaceTime; Tomás primero ve el torso desnudo de su amigo y después muestra el cuerpo de su hermana en el sofá; sige abierta pero aún no se la ha follado
—Raúl tío, tienes lubricante a mano?— Rául enseña un bote rosado como el que tiene él en su cajón —Vale, ¿y te has puesto en la polla?— el móvil se queda fijo sobre el sofá encuadrando a Raúl del pecho hacia abajo, con la polla dura y echándose el lubricante. Se masturba un poco extendiendo el denso líquido
—Ya está, tío... ¿le entro ya?— Tomás se ríe, sí que parece un puto virgen
—No macho... échate en la mano y se lo pones en el coño o en el culo, lo que te vayas a follar, y lo extiendes bien; si es el culo, métele un dedo con el lubricante y haz círculos, que se vaya abriendo. Ni se va a enterar— Tomás va dándole indicaciones a su amigo mientras se maturba lentamente, a la vez que se pone en bucle varios de los vídeo de Paula —Así no, macho, que parece que nunca hayas tocado un coño... con más cariño...— uno de los dedos corazón de Raúl embadurnado de lubricante se desliza dentro del coño de su hermana; Tomás observa cómo esos labios se abren para su hermano y se nota la polla hinchándose; piensa en el coñito de Paula, de un rosa más claro y brillante como pocos. Rául empuja un segundo dedo y juguetea con el culo —¿Vas a follarle los dos agujeros?
—No, pero aún no sé cuál voy a follarme
—Macho, escoge uno y si luego quieres probar el otro, lo preparas de la misma manera— Raúl finalmente se decide por el coño jugoso de su hermana pequeña, con la que se lleva pocos años. Le levanta las caderas y la deja apoyada sobre el brazo del sofá, de manera que su culo queda en alto y su coñito expuesto; también cambia el móvil para que el encuadre esté centrado en el coño de su hermana, y le acerca su polla y frota su glande en sus labios, que se abren resbaladizos. La cabezota se desliza con facilidad entre los labios y sin darse cuenta ese coñito se traga casi la mitad de su polla; Raúl gime de placer, notando cómo ese coño se abre para él y le envuelve con una calidez y una presión nueva para él
—Hostia tío, qué coño... es una pasada...— Tomás sonríe, envidiando a su amigo por hundir su polla en el coño de su hermana
—¿Cómo te sientes? Por ser tu hermana digo
—No sé... tío, es... no sé, raro, pero normal a la vez... con miedo a que me pillen mis padres— se ríe —como cuando éramos críos que les levantábamos las faldas a las niñas...— gime de nuevo, moviéndose lentamente dentro del apretado coño de su hermana —Y pienso... macho... que es mi hermana... joder y eso me pone más todavía— gime otra vez; el coño de su hermana está activándose y le empieza a ordeñar la polla suavemente, lo que se añade a lo apretado que es el coñito
—Si es tan bueno voy a tener que follármela— bromea Tomás, sin mucha intención
—Ni te acerques mamonazo...
—Jajaja, tío, te he presentado a mi amiga
—Uff, esa rubita...— sus caderas empiezan a ganar velocidad, hundiéndose completamente y con facilidad en del coñito tierno de su hermana —me ha puesto cachondísimo... te has dejado la llamada antes... oh... y os he visto acabar... qué zorrita— Tomás se tensa, pensaba que había cortado la llamada mucho antes
—Anda... ¿y le has visto la cara? No quiero que te pongas a buscarla ahora— disimula Tomás, a ver hasta dónde sabe su amigo
—Oja... Ojalá, tío, pero no... pero he visto que le has dado bien a esa zorra— los dedos de Raúl se hunden en la carne de su hermana, agarrándola con fuerza de unas caderas generosas mientras martillea su coño —Esta zorra se va a correr, ya verás— dice dándole más fuerte —Me ha gustado... cuando se ha corrido... ese... uff... ese coñito... pero... es jovencita... ¿no? ¿Cuántos años tiene?— agarra el culo de su hermana, y amaga las ganas de azotarle
—¿Edad? Ni idea, pero es más mayor de lo que parece...
—Si... si es más mayor...... porque... uff, aparenta 12 o 13, tan... joder! tan menudita... con las tetas... oh Dios! sin formar...— Raúl se inclina sobre su hermana y en el encuadre sólo aparece su culo moviéndose
—No... no qué va macho, la... la has visto mal, es mayor de edad... no fastidies— El tono de Tomás suena sincero, y su amigo está tan caliente que casi no puede seguir la conversación. Raúl mete las manos bajo su hermana y le agarra bien las tetas mientras folla su coño
—Se va a correr la muy puta, Tomás... se va a correr... qué puta es, se corre en la polla de su propio hermano...— gime, arqueando su espalda y agarrando de nuevo sus caderas —Le voy a dar leche a la muy puta...— gime, arqueando de nuevo la espalda empujando sus caderas —toma zorra!!!— dice llenándole el coño con su leche, aguantando hasta que la última gota ha dejado su polla. El coño de su hermana todavía palpita de un orgasmo que no ha podido disfrutar, pero que le ha llenado de leche —Joder... joder, Tomás, no sabes lo que es esto...— con el dedo recoge la leche que sale del coño de su hermana y la vuelve a meter entre sus labios —No sé si dejar que chorree... y se despierte así. Y decirle que ha sido mi padre— Raúl se ríe mientras Tomás ve los vídeos de su hermana
—¿Te la vas a follar otra vez?— Pregunta Tomás viendo que juguetea con la polla aún dura en los labios hinchados —¿Se te ha ocurrido pensar en cómo decirle que se tiene que tomar una píldora mañana?— ríe, divertido —Por eso yo prefiero el culo, a pelo y menos problemas
—Joder macho, es verdad... había pensado en follarme el culo por eso mismo, pero este buff.. ¿has visto qué coño tiene?— hunde dos dedos dentro de su coño y rebosa la leche que su hermano acaba de echar; con una toallita limpia todo lo que baja por sus muslos
—Ahora tendrías que follarte su culo y ver qué es mejor— le anima Tomás, divertido —Y mearte dentro...
—¿Mearme? Qué dices enfermo, eso es asqueroso...— Le mira directamente a la cámara —No me digas que la rubita se deja llenar el culo con pis...— Tomás asiente y sonríe, no puede evitarlo —Eres un cabrón... tienes una suerte...— Raúl camina por la habitación notando como se empalma de nuevo, y se lleva una mano y se masturba lentamente —Tío, te das cuenta...? te das cuenta de que lo tienes todo?????? Menos una hermana follable, tío, lo tienes todo!!!!!!
—Sí... menos eso... pero ya está la tuya!— Tomás ríe, mordiéndose la lengua para no contar nada de Paula —Me la follo en cuanto pueda verla...— ríe
—Ni de coña, macho, no te la follas ni de coña... no jodas...
—¿Como vas a evitarlo? Le empezaré contando que te la has follado... y ya verás como la hayas preñado— Tomás se ríe, pero sabe que no le hará esa putada a su amigo
—No te atreverás... Siempre le puedo decir la verdad, que la idea es tuya
—Y qué más da eso, has sido tú el que ha buscado y administrado las pastillas, preparado el sitio y llevado a cabo el delito— Sonríe —No hay más preguntas, Señoría...
—Eres un mamonazo...— dice Raúl mientras se embadurna dos dedos de lubricante y el culo de su hermana —Mamonazo...— se lleva la punta de la polla al pequeño agujero
—Cuidado, tienes que abrirlo más, está dormida y no puede controlar bien el esfínter...
—¿Quieres decir que se va a cagar? ¿En mi polla?
—No tío, pareces nuevo... no se va a relajar, necesitas abrirlo más con los dedos para poder usarlo— le aconseja Tomás después de su experiencia con su hermana
—¿Se lo has hecho así a la rubia o qué?— dice sacando la cabeza de su polla y frotándola en los labios del coño otra vez
—Puede ser— y le guiña un ojo, y viendo que vuelve al coño, su atención vuelve a los vídeos y fotos de Paula. Raúl empuja de nuevo su glande entre los labios de su hermana hasta penentrar el coñito jugoso hasta el fondo, notando como se estira a medida que entra y sale de ella; las contracciones aún se siente, y palpita sintiendo la polla dentro. En ese momento, Valeria, que es así como se llama, gime en sueños, como hablando con alguien, y Raúl se queda quieto. El coño sigue palpitando y Valeria intenta cambiarse de postura sin mucho éxito. Raúl mantiene su polla dentro pero sin cogerle de las caderas; excitado no puede evitar seguir dentro de ella, hasta que parece que coge una postura en la que está cómoda sobre el sofá. Al otro lado, Tomás está muy entretenido con el espectáculo de su amigo. Pasados unos minutos, Raúl empieza a balancearse dentro de ella, sin mucho velocidad pero cogiendo profundidad —Así, tío... muy bien
—Macho, ya que le he llenado una vez, me puedo correr otra. Sólo tendrá que tomarse una pastilla...— gime, acelerando las caderas; pronto el vídeo vuelve a quedar encuadrado en el culo de Raúl que folla a Valeria con más fuerza.
Tomás vuelve a su hermana; se quita los auriculares un momento para ver si hay algún ruido, pero nada. Se levanta y va hasta la puerta del cuarto de su padre, pero tampoco nada. Oye la respiración relajada de Paula y nada más, y se vuelve. Al pasar por su cuarto, entra y echa un vistazo. Siente la tentación de cotillear el móvil de su hermana, pero es tan sosa que no cree que sea interesante. Su ropa, sus muñecos, los libros del colegio... todo ordenado y en su sitio. En la bolsa de la ropa sucia encuentra algo de ropa, y rescata unas braguitas suyas de cuando aún no jugaban juntos. Se las enrolla en la polla y se masturba lentamente mientras vuelve a su cuarto y vuelve a ponerse los auriculares. Su amigo gruñe como un animal y la respiración de su hermana se escucha agitada.
—Dale Raúl, la muy zorra lo está disfrutando...— Dice Tomás, reengachándose a la peli porno de su amigo, aunque sige viéndole el culo. Al menos es redondo y resultón, depilado. Siempre dice que a las chicas les gusta, pero él no ha pensado nunca en depilarse; Raúl veulve a coger las tetas de su hermana mientras la folla, y por la postura puede llegar a ver la polla saliendo y volviendo a entrar en un coño rojo y jugoso; se sigue masturbando con las braguitas de Paula alrededor de su polla —Venga Raúl, llénala otra vez...— gime
Raúl asiente, escuchando a su colega y acelera, haciendo que en el rollizo culo de hermana se formen olas al follarla. Valeria gime en sueños, y su coño de terciopelo se contrae de nuevo alrededor de la polla de su hermano
—Se corre tío... se corre otra vez
—Claro macho, te la estás follando
—Pero tío, se corre en la polla de su hermano...!!!— Raúl agarra sus caderas con fuerzas y da un grito mientras le da con fuerza hasta que se corre de nuevo en ella; él agacha la cabeza y la apoya en la espalda de su hermana mientras se tranquiliza y consigue respirar. Nota las contracciones del coño de su hermana relajándose e instintivamente besa su espalda
—Venga macho, te dejo que la limpies. Mañana me cuentas cómo ha ido y si se lo ha tragado. Ah, y que se tome esa pastilla, tío, que la puedes haber preñado y eso no mola, te pueden salir los niños taraos...
—Venga tío, gracias por la idea...
—A tí mamón...
—Tío tío... acuérdate... me tienes que presentar a la rubita
—Jajaja, tío, qué más quieres, que te acabas de follar a tu hermana...
—Pues... eso, a la rubita
—Bueno, hablamos tío. Límpiala bien y que descanse.
—Tío, me lo debes!
—Que sí, que sí... Venga!— Tomás cierra la conexión de FaceTime divertido; tiene la polla dura y el olor de las braguitas le recuerda tanto a Paula que no puede dejar de echarla de menos. Se levanta y se tumba en la cama y sigue acariciándose con las braguitas mientras mira una de las fotos que le había pasado a Raúl, donde se ve su pequeño cuerpo empalado por una polla enorme dentro de su culo, y el bulto de su tripa. Con los ojos fijos en esa foto, Tomás aceleró y se acabó corriendo en las pequeñas braguitas rosas.
Por su parte, Raúl limpió las piernas de Valeria, pero se arrodilló entre ellas y sorbió y chupó los labios de ese coño estrecho que acababa de follarse dos veces, limpiando su propia leche de su hermana
—Joder, si nos viera papá, Valeria...— rió para sí, y notó un borbotón de los jugos de su hermana mezclados con su leche, que cogió y sorbió con gusto —Tienes uno de los mejores coños en los que he estado, hermanita— susurró, haciendo hincapié en la última palabra —y espero poder visitarlo pronto otra vez— sonríe y vuelve a hundir la boca en los labios jugosos de Valeria, que gime de nuevo sin llegar a despertarse.
Una vez limpia, Raúl le vuelve a limpiar con toallitas húmedas y la viste con mucho cuidado, dándole un último beso a su dulce coñito antes de subirle las braguitas, dejándola dormida y con una manta en el sofá. Salió y bajó a la cocina para comer algo, y a la vuelta se cruzó con su padre que salía de su despacho; intercambiaron cuatro palabras y Raúl después siguió hasta su habitación. Tardó unos minutos en darse cuenta de que se había dejado el móvil en la salita en la que se había tirado a Valeria, y salió a buscarlo en calzoncillos. Cuando abrió la puerta de la sala, se sorprendió al ver a su padre allí destapando a su hermana.
—No sabía que estabas aquí...
—Iba buscando a tu hermana, no sabía dónde estaba. Pero no se despierta, ¿sabes si ha tomado algo?— Raúl se sonroja y asiente, no quiere levantar la liebre pero tampoco que se asusten en casa
—Sí, me había dicho que llevaba algunas noches sin dormir, y mamá me dijo q le diera una de las pastillas que ella toma...— todo lo que dice es cierto, Valeria le había comentado que desde que empezó el confinamiento no dormía seguido, siempre había algo que la despertaba
—¿Las de dormir de tu madre?— el padre de Raúl mueve el brazo de Valeria
—Sí, esas...
—Entonces mejor la llevamos a su cama. Con una que se haya tomado, ya dormirá hasta mañana...— Raúl asiente, y ayuda a su padre a llevar a Valeria a su cuarto; no había de que se mantuviera en pie y les costó mucho llevarla; Valeria es más bajita que Raúl y que su padre, con unas buenas caderas y muslos anchos y prietos. Al llegar al cuarto la dejan sobre la cama
—¿Le quitamos la ropa?— pregunta Raúl, sin poder esconder las ganas de volverla a ver desnuda, pero su padre se adelanta
—No te preocupes hijo, vete a la cama, ya le quito yo las deportivas
—No hay problema lo hago yo si...
—Nada, no pasa nada. Vete a la cama, ya me encargo yo— le corta, y extrañado Raúl da las buenas noches y se vuelve a su cuarto.
El padre de Raúl y Valeria desata las deportivas de su hija y juguetea con los dedos de sus pies, separándolos a la vez que le daba un pequeño masaje. Cierra la puerta y le desabrocha el pantalón, bajándolo con cuidado a la vez que arrastra sus braguitas negras
—Hija, sí que estás mojada hoy...— dice notando la humedad de su coñito —Tienes el coñito hinchado, parece que acabes de ser usada...— continua quitándole el pantalón y la braguitas hasta que consigue sacarlas y dejarlas sobre una silla; le ayuda a quitarse la camiseta que lleva y le acaricia los pechos —mmmmm preciosa...— masajeándolos con cuidado, con cariño, suavemente. Una de sus manos baja de nuevo a su coñito, aún hinchado y mojado —me parece que hoy no has esperado a papá, te has acariciado tú solita... qué traviesa...— Ya desnuda del todo, la toma por las caderas y las arrastra hasta el borde de la cama, donde le levanta y le abre bien las piernas. Confunde el líquido viscoso blanquecino que supura el coñito con el flujo de Valeria y saca su polla, muy parecida a la de su hijo en tamaño y color; con sus manos abre los labios morenos de Valeria exponiendo su carne interna y empuja sus caderas, y su polla encuentra su camino hacia la vagina de su hija, hundiéndose en ella despacito, gimiendo, temblando de placer —Oh sí, hija... mmmmmm qué placer das a tu viejo padre...— dice, arqueándose y empujando más su caderas; el coñito de Valeria se abre ahora para la polla de su padre, hinchándose de nuevo cuando su padre inicia un vaiven lento y profundo, alcanzando su cérvix cada vez que entra en ella. Su padre suelta sus labios y alarga sus manos para acariciar las tetas de su hija como si amasara pan, estrujándolas suavemente, gimiendo entre las piernas de Valeria y gimiendo su nombre. Sus caderas se hunden en ella más y más rápidamente, con fuerza, hasta que llena su coño de leche por tercera vez esa noche. Se echa sobre ella y besa sus labios y sus tetas con dulzura, con mucho cariño antes de salir de su coño. Le cierra bien las piernas y la deja durmiendo de costado, para que sienta su coñito chorrear toda la noche. La tapa bien y le besa la frente —Buenas noches, calabacita— Valeria no le responde.
Cuando Alfredo se despertó, aún no había amanecido. Paula dormía plácidamente abrazada a su pecho. Acarició su espalda suavemente y sintió la calidez de su cuerpo desnudo; la volvió a acariciar, deslizando las yemas de sus dedos más allá de su espalda, rozando sus firmes cachetes. Sonrió, y notó como su polla se tensaba dentro de sus pantalones. Con mucho cuidado se sacó a Paula de encima y se levantó al baño y de paso se lavó la cara y los dientes. Volvió al dormitorio y miró a su hija que dormía bajo las sábanas; la destapó para observar su cuerpo desnudo y se desnudó lentamente sin dejar de mirarla. Paula se estiró, gimió y rodó poniéndose boca abajo abriendo ligeramiente las piernas mientras buscaba la sábana de nuevo. Agarró la almohada y se aferró a ella para seguir durmiendo
—Princesa...— Alfredo se acerca a la cama y se tumba a su lado, abrazándola de nuevo; ella gruñe dormida, pero abraza su cuerpo desnudo, descansando la cabeza en su pecho —princesa, ¿estás dormida?— pregunta, queriendo despertarla a sabiendas de que está durmiendo profundamente