Historia de una pandemia (IV)

A Papá le van a dar el alta, y Tomás prepara a Paula para continuar con su intensa relación

Antes de leer "Historia de una pandemia (IV)" échale un ojo a la primera y segunda parte de este relato para que no te pierdas mucho

Historia de una pandemia (I) > https://todorelatos.com/relato/172318/

Historia de una pandemia (II) > https://todorelatos.com/relato/172535/

Historia de una pandemia (III) > https://todorelatos.com/relato/172602/

Espero que te gusten!


Tanto Tomás como Paula caen en los brazos de Morfeo, durmiendo varias horas.

El primero en despertar es Tomás y, asombrado de que su polla esté dura, susurra

—Paula, voy a hacer pis dentro de ti— y sin esperar respuesta coge el lubricante de la mesita y echa un chorro en su mano que esparce en su polla y en el culo de Paula, que gime un poco dormida aún; hace que ruede sobre la cama, dándole media vuelta y le separa las nalgas, llevando la cabeza de su polla de nuevo a su ano, empujando y sintiendo como se abre con facilidad. Deja que se deslice poco más que la cabeza gorda con forma de champiñon y se relaja, liberando su pis dentro de su hermanita —Joder, qué gusto... siempre quise tener un orinal— y se inclina sobre ella para besarle el cuello con ternura antes de salir de su culo —Ahora guárdalo bien, que no se escape

Ella sonríe aún medio dormida

—Se está haciendo tarde, tendríamos que llamar a papá...— sugiere Paula, todavía con la voz pastosa, apretando el culo cuando Tomás ya ha salido de ella; le sonríe de nuevo e intenta devolver la caricia a su hermano, pero aún está atada a la cama. Le gusta como están sus manos, así que no dice nada y disfruta sentir cómo su hermano es quien lleva el control de la situación

—Sí, a ver qué le han dicho hoy los médicos— Tomás se levanta con un esfuerzo infinito y tapa a Paula con el nórdico, haciéndole una caricia con el dedo en su naricilla; coge el móvil y ve que tiene varias llamadas perdidas de su padre y le enseña el móvil a Paula, que se angustia

—¿Qué le ha pasado a papá? ¿Por qué ha llamado tantas veces?— Se intenta levantar pero sigue atada, así que rueda de nuevo hacia el borde de la cama —Vamos a llamar a papá, Tomás, a ver qué le ha pasado— le mira —¿Sí?

Tomás pone el teléfono en manos libres y marca el número de su padre; la línea da varios tonos y pronto escuchan su voz

—¿Dígame?

—¡Papá!— gritan a la vez los —Papá, ¿estás bien? ¿Qué te ha pasado?— Paula se ha sentado al borde de la cama sin que su hermano la desatara, pero Tomás sostiene el teléfono a su altura para que se les oiga bien —Tomás tiene muchas llamadas tuyas, ¿estás bien papá?

Al otro lado de la línea se oye a su padre reir

—Sí, nena, claro, estoy bien... No te asustes cielo, me ha dicho el médico que mañana me dan el alta

—¿Mañana, papi? ¿Mañana estarás en casa?— Paula da un gritito de alegría y después se pone a llorar; han pasado muchos días desde que se llevó la ambulancia a papá y lo han visto por videollamada sólo dos veces

—Sí, nena, mañana estoy en casa— ríe Alfredo feliz de poder hablar con sus hijos —Os he llamado antes para decíroslo, pero como siempre ninguno de los dos coge el móvil cuando os llamo— el tono de Alfredo suena más a una reprimenda cariñosa que a nada severo. Paula se ríe, aún llorando

—Papá, ¿te vamos a buscar al hospital?— Pregunta Tomás, dividido entre las ganas de ver a su padre y el miedo de que sus juegos con Paula acaben

—No Tomás, no hace falta, cogeré un taxi

—No papá!— vuelve a gritar Paula —¡¡¡No no!!! ¡¡¡Te vamos a buscar!!!!— Alfredo se ríe del ímpetu de su hija y acaba cediendo; Paula escucha su risa y se relaja, feliz, pero recuerda el recto lleno del pis al notar el líquido moviéndose y vuelve a tensarse cerrando su culito.

—De acuerdo, pero aún no sé a qué hora me dan el alta, yo os avisaré; tened en cuenta que el médico suele pasar entre las 10 y las 12

—No hay problema papá— responde Tomás —Estaremos esperando que nos llames— abraza a su hermana, que le tiembla el labio y está otra vez a punto de llorar

—Papi... yo...— A Paula se le quiebra la voz

—¿Qué pasa cariño?— Alfredo se preocupa, sabe que el tiempo que ha estado enfermo ha tenido un efecto negativo en sus hijos

—Nada papá... que quiero que vengas pronto

—Mañana me tienes ahí, princesa. Pero estoy aún un poco débil, me vas a tener que cuidar mucho— Tomás siente un pinchazo de celos, pero lo disimula

—Sí papá, no me voy a mover de tu lado— Paula, emocionada, llora otra vez, y Tomás vuelve a notar ese pinchazo

—Bueno cariño, no hará falta, tienes que seguir con tus clases

—Puedo hacer clase en la cama contigo, papá!— Paula se ríe de la ocurrencia —Si la profesora te ve le digo que estoy cuidando de tí— ríe de nuevo

—Cariño, mejor que no nos vea tu profesora en la cama...

Paula ríe de nuevo, pero Tomás interrumpe la conversación

—Bien papá, mañana nos avisas cuando tenga que ir a buscarte

—Yo también quiero ir a por papá, Tomás...— Paula mira a su hermano, y se da cuenta de que está enfadado. Tomás le hace una señal para que se calle y Paula se asusta y asiente, obediente

—Claro cariño, podéis venir los dos— dice Alfredo al otro lado de la línea; el tono de Paula baja un poco

—Sí papá, pero lo que diga Tomás...

Alfredo se da cuenta del cambio en su hija y le sorprende; decide no decir nada al respecto hasta que no esté en casa

—Bien, como vosotros lo veáis— dice Alfredo finalmente —Mañana os aviso con la hora. Paula, ¿le envías un beso a papá?

Paula mira a Tomás que asiente y lanza un sonoro beso a través del teléfono

—Hasta mañana, papá. Tengo muchas ganas de verte— dice Paula sin dejar de mirar a Tomás, al que no le gusta mucho esa declaración

—Hasta mañana princesa. Yo también tengo muchas ganas de veros

—Papá, avísanos mañana lo antes posible, que no tengas que esperarnos— dice Tomás muy tranquilo —Hasta mañana

Y cuelga la llamada, sin esperar que su padre se despida de él. Paula lo mira y entiende un poco lo que pasa

—Tomás... perdóname— sin poder acariciarlo le mira y le sonríe con ternura —tengo muchas ganas de ver a papá pero tú eres ahora muy importante también

—¿No lo era antes?— Tomás le mira sorprendido, casi divertido

—No... o sea, sí... pero... no tanto— Paula se encoge de hombros —No sé si me explico...

Tomás acaricia el vientre de Paula, y aprieta un poco notando el líquido dentro de ella. Paula mira su mano e intenta aguantar la presión

—Te entiendo— su mano abierta cubre el vientre de su hermana; cierra un poco los dedos, pero sólo la parte de la última falange, y los hunde en su tripa sin hacer mucha fuerza para no hacerle daño; Paula se queja un poco pero no se aparta —No quiero que cuando venga papá lo que hemos empezado hoy acabe. Me has prometido muchas cosas, Paula, y espero que las cumplas— su mano se relaja y sube a sus tetitas, y coge uno de sus pezones entre sus dedos y juega con él, pellizcándolo y tirando, mientras sonríe —Verás, Paula, esto que hemos tenido hoy no es fácil encontrar— habla en un tono paternalista con tintes condescendientes, mientras mantiene la tirantez en su pezón. Paula se queja, gime, pero no deja claro que no disfrute de ese control y de todas las sensaciones que su hermano está causando en ella. Se muerde el labio sin dejar de mirarlo. Sentada en la cama pero todavía desnuda y atada se siente como uno de esos animalitos de exposición que había visto muchas veces en el zoo, o en casa de alguna de sus compañeras, que andan libres pero llevan un collar para cuando se quiere jugar con ellos, o peinarlos, o lucirlos de paseo. Su respiración se vuelve más pesada, la pausa de su hermano está siendo muy larga.

—Pero eso es porque no tienes más hermanas...— se sorprende diciendo para romper el silencio, sin pensar realmente lo que dice. En el momento que la última palabra sale de su boca ya se ha arrepentido y baja la mirada. Tomás pega un tirón más fuerte de su pezón y Paula grita, no por el dolor sino por la sorpresa —Perdón... no pensé...

—Porque tú nunca piensas, Paula— aplica más fuerza pellizcando su pezón, liberándolo al final; Paula siente que le quema y esa quemazón se torna excitación. Se sonroja, no puede esconderlo —y por eso necesitas alguien que piense por tí— la mano de Tomás se dirige a su otro pezón para darle el mismo tratamiento, lo acaricia para hacer que se endurezca y después pellizcarlo y tirar de él —¿Te gusta que juegue así con tus tetas?— no deja de mirar a sus ojos ni un segundo, sabe exactamente dónde están sus pechos sin necesidad de desviar la mirada; sin esperar respuesta continua hablando —Te gusta que juegue así, y tú necesitas a alguien que juegue con ellas por tí— estira del segundo pezón y lo levanta agitándolo suavemente; ella gime, le molesta pero por algún motivo lo disfruta. Él puede ver sus reacciones y ajustar la intensidad a lo que su hermana puede soportar. Levanta su mano libre y vuelve a tomar el primer pezón con el que ha jugado, de manera que los captura entre los dedos corazón e índice y los frota, apretándolos y estirándolos —Dime que mañana no necesitarás que haga esto por tí, Paula— Ella gime y sacude la cabeza, su excitación lleva rato aumentado, a pesar de que todavía siente el recto lleno de líquido —Dime qué quieres que haga

—Quiero que juegues conmigo...— gime Paula, sintiendo su voz quebrándose, demostrando que realmente desea todo lo que Tomás le está dando. Él sonríe y acerca sus labios para besarle la frente —... todos los días— y se muerde el labio inferior. Los labios de su hermano queman en su frente y siente como bajan besando sus mejillas hasta alcanzar sus labios; la besan suavemente y siente como Tomás libera sus doloridos pezones y la ayuda a tumbarse en la cama de nuevo sin dejar de besarla. Paula cierra los ojos y siente los brazos de Tomás alrededor suyo, acariciándola, abrazándola con fuerza

—¿Quieres que te desate, Paula? Te has portado muy bien— susurra mientras le besa el cuello; Paula sólo sacude la cabeza suavemente, disfrutando de la calidez de su cuerpo alrededor del suyo, envolviéndolo, mientras no puede moverse; Tomás sonríe contento de que su hermana entre en el juego y le aparta el pelo de la cara y la mira. Tumbado a su lado, le caricia las mejillas y deja que su mano baje por su cuerpo; se inclina para besar y chupar sus pezones, lamiéndolos mientras juguetea con los pequeños pechos en su boca; ella gime disfrutando de la boca de Tomás, que después baja por su tripa hasta su coñito. Lo besa y lo lame, lo limpia con su lengua y recoge todos sus dulces jugos; abre los labios con sus dedos para verlo mojado y brillante, y mete la lengua en su vagina hasta que con la punta alcanza su himen —Mira Paula, aquí está... lo que acaricio con la lengua es tu virginidad— dice, y desliza su lengua de nuevo hasta la membrana que le separa de lo que está seguro que será el placer extremo; saca la lengua y abre bien su boca para cubrir sus carnosos labios y chupar con fuerza, haciendo que Paula grite y gima, y hasta arquee su espalda de puro placer. La mira y se desliza sobre ella, le cierra las piernas y deja que su polla dura descanse entre sus labios y sus muslos —Paula, necesito follarte otra vez— Ella gime y se muerde el labio, muy caliente —Pero no voy a dejar que te corras tú, tienes que aprender a controlarte— Ella le mira sin entender bien —Si siento que vas a correrte, pararé y seguiré cuando estés más tranquila—

—Tomás... por favor... no...— gime sintiendo su conejito palpitar mientras la polla de Tomás está entre sus labios abiertos, directamente sobre su clítoris

—Paula, contrólate. No puedes correrte— y empieza a mover sus caderas, dejando que su polla se deslice entre el hueco que forman sus muslos y los labios de su coñito, mojados e hinchados, muy jugosos —No separes las piernas, y aguanta— Tomas abre sus piernas de manera que aprisionan las de ella, sin dejar que las pueda abrir, mientras sus caderas ganan velocidad. La polla arrastra los labios de Paula cada vez que empuja entre sus piernas, mientras que cuando sus caderas se retiran arrastra y acaricia el clítoris de su hermana, haciéndola gritar

—Tomás para... no... puedo...— gritó Paula de repente, temblando de la excitación, a punto de correrse; Tomás le hace caso y para en seco para evitar que su hermana se corra, pero pocos segundos después vuelve a la carga, agarrándola por los hombros para mantener su cuerpo fijado al suyo. Pronto los gritos de Paula suplicándole que pare vuelven a oirse, y en este caso tarda unos segundos más en parar, casi notando las contracciones de su pequeño y virgen coñito en sus labios. Finalmente para, caliente pero divertido, poniéndola a prueba una vez más

—Lo estás haciendo muy bien, Paula— dice, empezando de nuevo —Agunta Paula, estoy muy cerca— susurra; ella asiente y su cuerpo se tensa, haciendo que deslizarse sea un poco más complicado —Bien, así...— jadea Tomás, a punto de llegar —Ya casi... Aguanta Paula— dice hundiendo su cabeza en su pecho y gruñendo como un animal; pocos segundos después, Tomás se incorpora y coge su polla con la mano, y se masturba con fuerza mientras cubre el vientre y el pubis de Paula con su leche, frotando las últimas gotas en sus labios hinchados, dejando que la punta se deslice dentro de ella —Mmmm perfecto Paula... ha sido perfecto— Ella lo mira jadeando, pero sin haberse corrido nota esa necesidad llenándola por completo, sin dejarla ni siquiera pensar con claridad

—Por favor Tomás...— abre sus piernas y muestra su coño empapado y abierto, con la punta de la cabeza de su hermano dentro de su estrecho agujerito; el primer chorro de lecho ha caído entre sus piernas y se mezcla con su jugos, que llegan a mojar sus muslos y caen lubricando su culo

—Luego te correrás, Paula, ahora voy a desatarte y vamos a cenar, que no hemos comido nada en todo el día. Pero antes tienes que ir al baño, sigues llevando mi pis dentro, y te voy a lavar este coñito sucio y glotón— se ríe, echando sus caderas hacia atrás y viendo como la punta se desliza fuera y los jugos de Paula salen a borbotones de dentro —Piensa que tienes que portarte bien para ganártelo— le dice incorporándose y desatándole las manos; deja el cordón que ataba las esposas de cuerda a la cama, mientras deshace los nudos y ayuda a su hermana a levantarse.

Paula se incorpora en la cama; le duelen los brazos y las muñecas, y nota la espalda y el culo rígidos. También le duele el culo de hacer fuerza y por la manera que Tomás ha estado follándoselo durante todo el día. Cuando se intenta incorporar nota la rigidez y se vuelve a sentar, sin fuerza para incorporarse; las piernas aún le tiemblan un poco y le cuesta ponerse en pie, pero Tomás le ayuda a llegar al baño y a sentarse en el urinario. Cierra los ojos y deja su cuerpo relajarse hasta que el pis en su recto empieza a salir, sintiendo como su tripa alivia la presión

—Gracias Tomás...— murmura, mirando al suelo mientras su pis sale de ella y siente ese alivio

—De nada, chiqui— ríe, no usaba lo de 'chiqui' desde hacía muchos años; Paula sonríe recordando el mote que su hermano le puso cuando era muy pequeña y que a veces aún le llamaban en casa —Ven, que ayudo a entrar en la bañera— Paula asiente, deja que la ayude a levantarse del WC y después la abraza y la levanta en volandas para meterla en la ducha, y mientras ella se sienta él se arrodilla fuera. Coge el mango de la ducha y abre el agua; cuando está tibia apunta el chorro entre las piernas de Paula, que da un respingo al notarla —No pasa nada, es sólo agua, Paula, sólo voy a limpiarte— Ella asiente y abre bien las piernas, notando toda la zona muy sensible; Tomás coge una esponja y con jabón empieza a enjabonar su espalda con mucho cariño y ternura, besándola dentrás del cuello; después pasa a la parte de su pecho, y tiene extremo cuidado con sus sensibles pezones, que aún están rojos e hinchados de su juego con ellos; los besa también antes de seguir bajando, asegurándose que recoge bien los restos de su leche. —Ahora voy a limpiarte el conejito— dice bajando la mano entre sus piernas, acariciándola con mucho cuidado y pasándole la esponja por todos los recovecos. Paula no puede evitar gemir mientras trastea con la esponja pero le agradece que sea tan tierno

—Gracias... estás teniendo mucho cuidado— sonríe tímida mientras su hermano deja la esponja a un lado y usa sus dedos para limpiarla bien por dentro, deslizando un dedo en su agujerito y frotando bien sus labios

—Ahora necesito que te levantes, peque, tengo que limpiarte el culito— dice, mientras la ayuda a levantarse; ella abre bien las piernas y su hermano aprovecha para limpiarle de nuevo el conejito, y le hace dar la vuelta para limpiarle bien el culito. Lo hace con sus manos, de manera que puede meter un dedo en su culito con la excusa de dejar su esfínter bien limpio —¿Qué vas a querer que cenemos?— Le pregunta para desviar un poco la atención de su dedo manoseándola

—Pues no lo sé, es que estoy muy cansada— La calentura de Paula va bajando con la ducha y el comportamiento de su hermano, además de por lo rara que se siente

—¿Un vaso de leche calentita con galletas te apetece?— Paula sonríe y asiente, su hermano siempre sabe lo que necesita —Bien, pues venga...— dice, sacando el dedos de su culo y tomando de nuevo la esponja para frotar sus muslos y bajar hasta sus pies; después abre el agua de nuevo y deja que corra por su cuerpo eliminando el jabón. Por último, la envuelve en una toalla y la seca bien, y la coge en brazos para llevarla a la cocina y sentarla en una silla mientras él prepara la cena improvisada.

Mientras prepara un poco de leche con mucho chocolate para Paula, piensa en disolverle una pastilla otra vez; lo piensa mientras la leche se calienta, ya que le podría ayudar a descansar bien esa noche, pero por otro lado si lo hace sabe que no podrá evitar usarla mientras duerme, y no sabe si debería hacerlo, ahora que ella ha accedido a hacer lo que él quiera. Lo piensa un poco más y finalmente toma el bíster y disimuladamente le echa la pastilla y espera a que se diluya en el chocolate

—Bien, ya está preparado!— Lleva el vaso a la mesa y dos paquetes de galletas diferentes además de una bolsa de pequeños croissants de pastelería —Como has sido hoy tan buena, te has ganado comerte un par de estos que tanto te gustan— y se agacha y le besa la cabeza; su polla le da una pequeña descarga al tocarla, y se pone un poco morcillona. Se sienta a la mesa con su hermana y la mira. Está cansada, pero es la misma de siempre, haciendo tonterías con las galletas en la leche, y desenrollando el croissant antes de comérselo, sólo que ahora está desnuda bajo la toalla y hasta hace un momento llevaba la orina de su hermano en su culo —¿Qué te ha parecido el día?— sonríe mirando los jugosos labios de los que nunca antes se había percatado

—Em... bien— ríe, tímida, sonrojándose rápidamente —¿Mañana vamos a repetir?— pregunta curiosa, mordiéndose el labio inferior. Tomás sonríe viendo que se lo ha pasado bien si quiere repetir

—Sólo si tú quieres...— sonríe. Paula sólo asiente y sonríe mientras acaba el trozo de galleta; sus ojos se van cerrando, el sueño ayuda a ganar la partida —¿Tú quieres que juguemos?— pregunta Tomás divertido, y ella asiente, con dificultad para mantener los ojos abiertos —Bien, pues mañana jugaremos un ratito. Pero hay que tener cuidado que mañana papá estará en casa, ¿vale?

—Papá... es verdad...— bebe un poco de leche para pasar la galleta —¿Puedo ir mañana a buscarlo contigo?

—Claro, peque. Pero tienes que hacerme caso en todo, no queremos que nadie se entere, ¿verdad?— Paula asiente, y despacio deja caer la cabeza sobre su brazo estirado en la mesa, cayendo dormida.

Tomás sonríe y se acaba el vaso de leche antes de levantarse para cargarla hasta la cama; como en su cama las sábanas están sucias, deja a su hermana desnuda en el sofá del salón mientras las cambia, y a la vuelta Paula ha rodado fuera de la toalla; tiene las piernas un poco abiertas y su coñito está todavía hinchado y muy rojo. Ríe, y la vuelve a coger en brazos, pero esta vez pasa sus brazos alrededor de su cuello y la sujeta del culo y de sus muslos, forzando a que sus piernas se abran alrededor suyo

—Paula, ¿estás despierta?— pregunta, sabiendo que no lo está; ni siquiera gime como respuesta, y aprovecha y deja que uno de sus dedos se deslice en su culo. No hay respuesta ni reacción. Una vez en su cuarto, deja a Paula en la cama, boca abajo, y le pone lubricante en el culito, jugando con sus dedos hasta que consigue introducir tres —No sé que tienes que no puedo parar, Paula, lo siento— dice mientras se pone lubricante en la polla. Le pasa la polla dura por la cara y los labios, disfrutando de esos labios bien carnosos y de su lengua, y la intenta despertar sin mucha suerte —Paula... Paula... ¿estás dormida? No te has lavado los dientes— pero ella sigue durmiendo sin darse cuenta de nada. Entonces Tomás mueve a su hermana al borde de la cama, le levanta las piernas y le separa bien las nalgas, apuntando la punta de su polla a su estrecho culo otra vez, deslizándose dentro sin mucho problema —Joder... sí...— gime, y con poco más que la punta dentro, pasa un brazo por la cintura de Paula y pone una mano detrás de su cuello y se pone en pie, levantando el cuerpo de Paula con él. Despacio y con mucho cuidado deja que se vuelva a deslizar por su polla, notando de nuevo su recto envolviéndole, tirante, encerrándole de nuevo —Joder Paula...— gruñe, notando como llega hasta el final de su recto y su intestino se curva, cerrándose con más fuerza alrededor de su polla —Dios, qué placer...— gruñe de nuevo, y con cuidado se sienta frente a su escritorio, notando como el resto de su polla acaba de deslizarse dentro de Paula; la echa un poco hacia atrás y el bulto en su tripa es más grande que lo que recordaba, lo que le excita mucho más. Sin moverse de dentro de ella, recoloca el cuerpo de Paula para que descanse sobre su pecho un momento; la abraza y besa sus labios, sus ojos y su frente totalmente hundido en ella. Pone sus brazos alrededor de su cuello mientras acaricia su espalda con las yemas de sus dedos, y con cuidado empieza a mecer sus caderas moviéndose despacio dentro de ella.

En ese preciso momento suena su teléfono móvil. "ANA" aparece en pantalla y duda si cogerlo; desde que se fue su madre había llamado algunas veces, sobre todo durante el confinamiento, y sabía que si no lo cogía seguiría insistiendo, así que sin ganas se puso el set de manos libres, lo conectó al móvil y cogió la llamada

—Hola Ana, estoy cenando

—Hola hijo. ¿Dónde está tu hermana?

—Durmiendo, se ha pasado el día durmiendo, pero está bien. Está otra vez con el estómago...

—Ah bien, su profesora me ha llamado esta tarde

—Sí, ya, he avisado al colegio

—Muy bien hijo, se nota que eres todo un hombre

—Ana...

—Hijo, con tu edad tu padre ya se había casado con tu madre, no te enfades

Tomás es hijo del primer matrimonio de Alfredo, pero cuando se casó con Ana ella empezó a llamarlo hijo; a Tomás, que tenía casi 10 años, no le importó demasiado porque Ana era muy buena con él, pero él nunca la llamó mamá.

—Lo sé Ana. ¿Querías algo más?

—No, ver cómo estaba Paula... ah, ¿y tu padre? ¿sabéis algo?

—Sí, mañana le dan el alta ya

—¿Sí? bien, me alegro; mi amiga Leonor que trabaja en el hospital donde está ingresado...

—Ana, te dejo, que voy a acabar de cenar

—Bien, que tengas una buena noche, y dile a Paula que me llame mañana

—Hasta mañana Ana

y colgó sin esperar respuesta. Dejó el móvil en el escritorio y gimió moviéndose de nuevo dentro de Paula

—Eres lo único bueno que ha hecho tu madre, Paula...— gimió, mirándola a sus ojitos cerrados y acariciándole el pelo —Y creo que vas a ser tan zorra como ella...— y besa sus labios con suavidad

Se le ocurre hacer algunas fotos de cómo el culo de Paula se dilata para tragarse su polla, y coge el móvil otra vez y abre bien las piernas para hacer algunas foto desde abajo, que se vean bien sus huevos gordos y su tronco venoso, y el pequeño culo de Paula y su esfínter dilatado al máximo. Hace varias pruebas hasta que da con la mejor vista, una en la que se en una esquina sus huevos y parte de su tronco, el ano bien abierto y el pequeño culo de su hermana, que hace que su polla se vea aún más grande en comparativa; después la espalda de su hermana y su pelo rubio cayendo, y en la esquina opuesta su cara con una mueca de placer. La pasó al ordenador y la estuvo mirando un rato largo mientras seguía moviéndose dentro de ella, ganando algo de velocidad.

Durante este rato, Paula gruñó un par de veces, quejándose en sueños de que le dolía el culo pero sin llegar a despertarse. La abrazó fuerte y en seguida volvió a dormirse, y pudo seguir follando ese agujerito.

Habría pasado una media hora, tal vez un poco más, desde que Ana había llamado y volvió a sonar su móvil; esta vez era un mensaje de Telegram de sus mejores amigos con ganas de hablar un poco, aburrido y sin ganas de trabajar. También estaba como pasante en el mismo buffete, y le preguntó una tontería sobre uno de los casos que compartían; empezaron a enviarse mensajes de tonterías hasta que Raúl le dijo que estaba harto de estar encerrado, que tenía ganas de conocer a alguna para echarle unos cuantos polvos; Tomás estuvo tentado de contarle lo de su hermana, pero lo que hizo fue disimularlo un poco contándole una historia de una chica de su calle a la que estaba viendo a escondidas

Raúl > Y tu hermana? No se entera cuando te la llevas a casa?

Tomás > Q va, tío, lo hago cuando está durmiendo.

T > Además la tipa esta es gritona y tengo que dar a mi hermana relajantes para que duerma bien

T > y nos deje follar en paz

R > Va tío, no te creo.

R > No puede ser

R > ...

R > Tienes foto? :P

Tomás divertido le envía la foto que ha sacado antes, donde se le ve a él y a una rubia de culo pequeño empalada

R > Qué hijo de puta!

R > Es verdad

R > De cuándo es?

T > De ayer por la noche

R > Eres un cabrón, tío

R > XD XD XD

R > Tiene un culo pequeño

R > Qué tal las tetas? Tienes foto?

T > Va macho, no pidas más

R > Tío, es el primer culo que no sea el de mi hermana que veo desde hace semanas

R > no jodas

T > Pues follátela!

Tomás se pone cachondísimo con la idea de que él si se la está follando mientras habla con el colega, y piensa en levantarla y llevarla a la cama y seguir desde allí

R > no jodas, que es mi hermana

R > además tiene novio y está todo el día dando el coñazo

R > como no lo ve

T > Tío, pues mejor, proponle follarte su culo para que los dos podáis desahogaros

R > Qué dices, tarao! que es mi hermana

T > Y qué? Es un culo, no?

Pasan un par de minutos sin respuesta; Raúl parece que está tan desesperado que lo mismo se lo está diciendo

R > Que no tío, qué ascazo

T > Vale tío... pues te quedas sin follar hasta que nos dejen salir

R > Me voy a pajear mirando el culo de tu chica

T > No es mi chica, sólo una amiga

R > Pues de tu amiga...

Y le envía la foto de su polla en su mano, dura

T > Macho, eres un cerdo

T > Esto envíaselo a tu hermana

T > Si quieres se la envío yo

R > Jajaja qué cabrón eres

R > Comparte a esa nena, venga

La idea de compartir a Paula le excita aún más y se muere por ganas de decírselo a su amigo

T > Jaja tú mismo, puedes pajearte si quieres

T > Pero creo q sería mejor q lo hicieras con tu hermana

T > También tiene un buen culo

R > Eso es verdad (_o_)

T > Jajaja eso es un culo?

R > Sí tío

R > Bien abierto y rojo

T > Cómo el de esta...

R > De quién?

Tomás se da cuenta que ha metido un poco la pata

T > De mi amiga quería decir

R > La tienes ahí ahora?

T > No, Paula aún no se ha acostado

R > A tu hermanita tampoco me importaría romperle el culo cuando sea mayor

T > Va tío no jodas

R > A mi hermana sí pero a la princesita no?

R > Jajaja mamonazo

T > Qué dices tío, que es pequeña, la tuya tiene casi tu edad!

R > Ya eso sí

R > Pero cuando sea más mayor

R > me lo pido

R > XD XD XD

T > Cuando sea mayor que se folle a quién quiera

T > Pero a ver quién la aguanta

T > Es una rancia

La mira, dormida sobre su pecho mientras su polla palpita en su culo; casi siente hablar de esa manera con su amigo

R > Pues como tú, que eres un rancio

R > anda, dime quién es

R > la conozco?

R > es del buffete?

T > Macho, que no la conoces, que es de mi gimnasio

Tomás se vuelve a colar

R > no decías que era de tu calle?

R > anda, dime quién es

R > o me pensaré que es tu hermana!

R > XD XD XD

T > Venga tío q estás pasadísimo

R > Pero qué dices, colgao

R > si eres tú el que está hablando de mi hermana!

T > La tuya! no la mía!

T > Que se folló a más de la mitad de la tuna los dos años que estuvo estudiando!

R > Ya macho... es una guarra

T > Folla más ella que tú!

T > Y ahora eso del novio lo mismo es para ponerte cachondo

Pasan unos segundos

R > Tú crees?

T > Seguro tío

T > Háblalo con ella

T > Y fóllatela

T > Tío, tengo que dejarte

R > La princesita se quiere ir a dormir?

R > Tienes que contarle un cuento?

R > A ver si espabila esa niña ya!

T > Tío, hablamos mañana

R > Sí claro

R > Y me cuentas de tu amiga

T > Jajajaja vale

R > Oye! y tu padre?

T > Pues mañana le dan el alta

R > La princesita estará contenta

R > no tendrá que tratar con la peble

T > Jaja qué cabrón

T > No es tan mala

T > Oye, que tengo prisa

R > Vale, sí, hablamos mañana

R > Dale recuerdos a ese bombón

T > jaja de tu parte

R > No! de parte de mi polla!

R > XD XD

Tomás se rió pero ya no contestó; cada vez que hablaba con Raúl su 'yo' de 13 años salía a la superficie, y eso que habían pasado más de 15 años desde entonces. Raúl sacaba lo mejor y lo peor de Tomás, y eso ahora era las ganas de follar. Se dió cuenta de que tal vez no había sido buena idea dormir a Paula, ahora hubiera querido que estuviera despierta, pero para lo que iba a hacer tampoco la necesitaba del todo. Se levantó con ella en brazos, empalada, y con cuidado la dejó sobre el escritorio. Su culo quedaba a la altura justa para no tener que inclinarse para follarlo así que le recogió las piernas mientras las mantenía abiertas; veía su polla entrar y salir y eso lo ponía a mil; veía y sentía el pequeño agujero dilatándose para su polla, ensanchándose alrededor suyo, totalmente elástico y haciendo la presión justa. No pudo evitar frotar el clítoris de Paula, abierto, hinchado como sus labios, y mojarse los dedos. Cogió su móvil e hizo un pequeño vídeo de su polla entrando y saliendo de su culo, saliendo del todo y apuntando de nuevo la polla al pequeño agujero, mostrando como el culo glotón se lo tragaba todo. Lo hizo despacio, notando la presión del anillo a medida que se deslizaba. Vió el vídeo un par de veces y cuando confirmó que no había nada que pudiera delatar a Paula, se lo envió a su amigo, que tardó unos minutos en responder.

R > Tío, que es una cría!

Tomás cargó a su hermana hasta la cama, la colocó de lado y empezó a follársela otra vez, cogiendo un buen ritmo; su idea no era correrse todavía, pero sí disfrutar un rato con ese culo. La abrazó con fuerza, apretándola contra su cuerpo, pasando un brazo por su cintura y otro por su espalda y cuello, acabando en su hombro, para empujarla con fuerza. Se colaba dentro con mucha facilidad, y aguantó las ganas de mear en ella una vez más. Sus caderas empezaron a moverse más rápido contra ella y fue cuando empezó a gemir otra vez; Tomás no se creía que se fuera a despertar, o a correr, pero seguía gimiendo y jadeando sin parar; su culo agarraba con fuerza su polla y Tomás se sentía en el séptimo cielo, pero se dió cuenta de que si seguía se iba a correr, así que bajó el ritmo y se calmó un poco. Cogió el móvil otra vez

R > Cuántos años tiene????

R > Dale mi teléfono

R > necesito comerme ese coño

R > o follármelo

R > o llevármelo a la playa

R > ese coño es de una diosa!

R > preséntamela

R > tío me has puesto cachondísimo, eres un mamón

R > tío responde!

R > No puedes dejarme así

Tomás se rió de lo payaso que era su amigo, y pensó en compartir su plan maestro con él, que al menos se pudiera aliviar un poco

T > Se me ocurre una cosa

T > Busca un relajante de los de tu madre

T > Siéntate con tu hermana y hablad, que se abra contigo

T > Ponle una bebida y le metes el relajante

T > o dos, q se duerma bien

T > y te la follas

T > por todos los agujeros

R > No tío, no puedo hacerle eso

T > Pues habla con ella y llegad a un acuerdo

R > oye tu amiga está ahí?

T > Sí

R > déjame verla

T > No tío

R > Porfa tío, y te debo un favor

T > Me debes varios

R > Y tú a mí, yo ya no los cuento

T > si me enseñas como te follas a tu hermana le hablo de tí

R > Tío eres un cabrón

Tomás se ríe, sabe que su amigo no lo hará, pero se da cuenta de que le gustaría hablarle del culo de Paula. Es más, le gustaría gritarlo para que todo el mundo lo supiera

R > Si me follo a mi hermana no necesitaré a tu amiga

T > Es lo que hay

Vuelve a poner la cámara, ahora en modo selfie, y enfoca los dos cuerpos; coge la pierna de Paula que queda encima y se la pasa por su cintura, de manera que queda abierta y expuesta, y además parece que le empuja hacia ella; con el brazo que queda por debajo de Paula la rodea por la espalda y la atrae hacia él, poniendo su mano sobre la teta de manera que no se. Por último, el brazo de Paula que queda encima lo pasa sobre su pecho como si le estuviera abrazando. La cámara muestra dos cuerpos entrelazados, uno más grande que el otro, pero sin llegar a verse nada más que la polla de Tomás entrando en la chica; de nuevo, sólo se ve la cara de él, así que Paula queda escondida. Una vez ha revisado la foto, se la envía a su amigo que enseguida vuelve a la carga; de todas maneras, él deja el móvil y abraza a Paula con fuerza mientras la penetra con fuerza, casi con rabia

—Paula, ¿te gustaría que Raúl te hiciera esto mientras yo te miro?— Sabe que su hermana está durmiendo, pero sigue hablándole —Seguro que sí, eres como yo— le aparta el pelo de la cara y la vuelve a abrazar, ahora para rodar sobre la cama hasta que él queda encima; le levanta las piernas y las separa, y se arrodilla entre ellas. La mira, está preciosa. Coge el móvil para hacerle una foto así y enseñársela por la mañana; tiene la precaución de taparle la cara, y cuando tiene en el encuadre su pequeño cuerpo, las piernas abiertas y levantadas y su polla profundamente en ella hace un par de fotos. Hace una nota mental para hacerle fotos la próxima vez que la tenga atada y deja el móvil a un lado, sobre la cama. La coge por los muslos y la atra hacia él viendo como su culo tragón engulle su polla una y otra vez, y repite el movimiento cogiendo velocidad de nuevo —Paula, me encantaría seguir, pero voy a correrme otra vez en tí. Lástima que tú no puedas— susurra, divertido, usando su cuerpo como nunca había hecho con ninguna otra —Y después a dormir, que mañana tenemos cosas que hacer— ríe otra vez —¿No? ¿Que quieres seguir follando? Ay Paula...— Tomás se echa hacia adelante, quedando a cuatro patas sobre ella de manera que no le carga su peso y la puede acomodar para manejarla mejor. Pasando sus brazos por debajo de su espalda y agarrando sus hombros puede sujetarla bien y mientras puede balancear su pelvis y penetrar su culo con mucha profundidad y rapidez. Empieza a acelerar sus movimientos y nota como Paula empieza a jadear como él; está caliente como una perra y disfrutando la polla de Tomás. La intenta despertar pero sigue profundamente dormida, pero de alguna manera conectada a lo que Tomás está haciendo, así que le sigue hablando por si las moscas —Bien Paula... sé que me oyes— él gime, mirándola —Vas a ser mía, mi putita, mi juguete, mi todo...— jadea, cogiendo aire —vas a hacer todo lo que yo te pida. Si te pido que folles con Raúl sólo dirás dónde...— baja un poco la cabeza y mete uno de sus pechos en la boca, chupándolo con fuerza. El pezón ya está duro, hinchado, y lo mordisquea haciendo que la respiración de Paula se agite —... y si yo te pido que me chupes... la polla... lo vas a hacer... vas a ser la mejor... chupapollas... de todo el barrio— Se siente cerca, y acelera el vaivén —Eres mía ahora...— el cuerpo de Paula se tensa, y enterrado en su culo siente las contracciones de su coño corriéndose; aún dormida tiene espasmos y su espalda se arquea —Oh sí, Paula, córrete dormida... córrete en la polla de tu hermano— jadea, follándola con más fuerza, destrozándola completamente hasta que consigue correrse en su culo, enviando los chorros de leche directamente a su colon. Mientras se corre, la coge con fuerza, la abraza, hundiéndose más en ella, aguantando quieto sin salirse hasta que el orgasmo empieza a remitir.

Tomás aguanta sin salir de Paula mientras su polla vuelve a su estado de relajación; nota como el culo de su hermana se siente más ancho sin la presión de su miembro. No ha podido evitar acabar tumbado sobre ella y se echa un poco a un lado para bajar una mano a su coñito, que está empapado —Te has corrido muy bien, peque— le besa la frente y la abraza, rodando otra vez para que el cuerpo de Paula quede sobre él. Siente sueño, pesadez, y el móvil que no para de sonar por los mensajes de Raúl. Decide ignorarlos, pone el móvil en el estante del cabecero y vuelve a abrazar a Paula —Quiero dormir todas las noches dentro de tí— murmura, sabiendo que se está durmiendo —Buenas noches peque