Historia de una noche
Cuando la pasión consume las venas... harás lo que sea para gozar
HISTORIA DE UNA NOCHE
Hola ya me conocen mi nombre es Abigail, soy una mujer casada de 31 años, soy casada y mi marido no se interesa en mí. Soy muy fogosa y mis ansias las debo calmar con cualquiera que me lo permita, en esta ocasión mi aventura fue a parar a un puerto paradisiaco conocido como Mazatlán.
Todo dio inicio cuando un amigo llegó a mi ciudad, tenía mucho que no sabíamos nada uno de otro, fue una verdadera sorpresa verlo ahí parado en la puerta de mi oficina, me levante sin importarme todos los documentos que volaron, me colgué de su cuello y sentí el calor que sus brazos emanaban y de inmediato se despertó en mi el deseo, su nombre es Eduardo, tiene 33 años es soltero fue compañero de la preparatoria, y siempre fue muy atractivo, quien se iba a imaginar que después de casi 12 años volvería a verlo y me llevaría a vivir la locura total.
Ese día que llegó decidí dejar la oficina toda la tarde le dije a mi secretaria que cancelara todos los compromisos y salimos a comer, nos pusimos al tanto sobre esos doce años de no vernos, le dije que me había casado con otro compañero de la escuela (Mario) y que tenía un hijo de 9 años, que seguía en comunicación con Laura y que mi vida era completamente aburrida, tenía un buen trabajo, pero no era feliz, el discurso sonó más a que quería una aventura con él, y aunque no era la intención funcionó, esa noche Lalo debía regresar a Mazatlán, y me propuso que me fuera con él, sus palabras fueron "un fin de semana no le hace daño a nadie", así que tomé el teléfono e hice unas llamadas, y dos horas más tarde volaba junto a mi buena amigo.
Alrededor de las 9 de la noche llegamos a la Playa Valentinos, y pasamos a cenar, caminamos un momento por la costa hasta que encontramos una playa desierta, cerca del malecón, ya todo estaba solo, no pude resistir la tentación y me quite los zapatos, corrí por la arena con Lalo a mi lado tomados de las manos como dos adolescentes enamorados, era solo una fantasía que estaba cumpliendo.
Lalo tropezó y nos dejamos caer en la arena nos prendimos en un beso profundo y fogoso, sus manos recorrieron todo mi cuerpo por encima de la ropa, se detuvieron en mi cuello, y lo acariciaron suavemente, bajando por la abierta de mi blusa, arrancando los botones, nuestra respiración se encontraba agitada, la blusa y la falda salieron volando en un instante, bajo su pantalón se notaba un bulto bastante antojable, yo me sentía tan excitada, que las bragas estaban totalmente húmedas, su lengua jugaba dentro de mi boca, provocando que me retorciera aún más entre sus brazos, no nos importó encontrarnos en plena playa, expuestos a que un desconocido se diera cuenta del fuego que emanaba de nuestros cuerpos, mi mano bajo hasta su cinturón y lo zafó con facilidad bajando su pantalón y su bóxer, dejando a la vista un hermoso y erecto miembro, no pude resistir baje mis labios y mi lengua por su cuello, recorriendo su tórax, hasta llevar a su vientre y sentí ese cosquilleo entre mis piernas; su pene creció más aún de lo ya estaba y mi boca se prendió de él, subiendo y bajando al ritmo de las olas del mar, Lalo se estremecía y pronto su mano busco mi entrepierna metiendo dos dedos hasta el fondo hasta que me hizo gritar de placer, justo en el momento en que él se venía dentro de mi boca, nos acostamos sobre la arena, un momento para respirar, el mar estaba tranquilo y decidimos entrar a nadar ya dentro una ola me empujo hacia Lalo y el roce de los cuerpos encendió de nuevo el placer mojados como estábamos nos recostamos en la arena estaba encima de él con un sabroso vaivén sentía como dentro de mí se movía, su boca se prendía de mis pezones mordiéndolos, besándolos, haciéndome sentir una corriente eléctrica, mis uñas se encajaban en su pecho haciéndolo gritar de placer, la sal de mar la brisa que se sentía en esos momentos nos hizo estallar en una nueva sensación, sentí como nunca como los jugos de mi vagina salían expulsados, sentí como su pene soltaba toda su leche dentro de mí, y así como estaba sobre Lalo me quede profundamente dormida.
Cuando abrí los ojos el amanecer amenazaba con sorprendernos yo encima de él, nos levantamos y nos vestimos y así tomados de la mano caminamos directo a su casa, al tomar mis zapatos volví la vista hacia unas rocas que supuestamente debían camuflagearnos, y vi como una sombra se movía, al avanzar un poco más una silueta alta y atlética se movía con el rayo del sol, un desconocido nos había observado y nos seguía por la playa, al llegar al puerto, Lalo se distrajo para abrir el coche y el desconocido se acerco me entrego una tarjeta que en la parte trasera decía "Si te interesa un trío llámame" mi sonrisa se amplió y me volví para proponérselo a mi aventura de esa noche total, lo que pasa en la playa se queda en la playa.