Historia de una noche
Una historia que alguien escribió para mi, sentirse especial es algo necesario.
Hoy tenía la certeza de que iba a ser una gran noche.
Estaba en la ducha preparándome para la última noche del año, no hacía más que pensar en lo que me iba a divertir después. Unas copas las amigas y los amigos… Una noche especial.
Acabé la ducha y me miré al espejo, últimamente me veo mejor- me dije a mi misma.- Seguro que el vestido que me pondré hoy hace que sea el centro de todas las miradas. Es más quiero que alguno me mire y cuando llegue a casa se tenga que pajear de lo guapa que voy a estar esta noche.
Me empecé a secar el cuerpo mientras pensaba en ser el centro de todas las miradas. Después escogí el tanga debidamente preparado, saque las medias y el sujetador, y por último saque el vestido, me quede embobada mirándolo, su color, sus formas y su sensualidad, lo deje en la cama y me empecé a vestir sin dejar de prestar atención al vestido, sabía que realzaba todas mis curvas y embellecía mis formas de mujer, sólo esperaba que la persona que encontrara aquella noche mereciera la pena, porque de hoy no pasaba. Hoy era mi noche. Esta noche la estrella iba a ser yo, todas las chicas querrían ser yo y todos los chicos desearían estar conmigo. Me di cuenta de que sólo me faltaba el vestido, así que me fui a peinar y maquillar. Nada tenía que destacar en mí por encima del vestido, así que me decidí por arreglarme de una forma sencilla, me puse el vestido y los tacones, no eran muy grandes, con lo que esperaba que mis pies no sufrieran demasiado, pero con ese vestido me quedaban bien.
Sabía que me quedaba el paso que llevaba la última semana esperando, ponerme el vestido y comerme el mundo. Así que cuando salí de casa y me encontré con mis amigas. Reaccionaron como yo esperaba, una cara de asombro y de saber que las había superado esta vez. Me dijeron lo guapa que estaba, y que se me iban a echar encima todos los tíos. Eso esperaba yo.
Llegamos al bar en el que nos íbamos a quedar toda la noche, el ambiente es tranquilo, todavía es pronto- nos decimos entre nosotras- La gente aún ni ha salido de casa. Me estoy poniendo nerviosa, y empiezo a pensar que si mi atrevimiento no ha sido demasiado. Pero luego pienso que da igual que una noche es una noche y que todos querrán algo conmigo.
Empiezo a ver a conocidos, todos me saludan con la boca abierta, señal de que he acertado. No tengo que cagarla a partir de entonces, se empieza a llenar el lugar, ya llevamos un par de copas y sigo buscando con la mirada a ver si llega alguien interesante que no veo. La música está a tope, la gente bailando, divirtiéndose y no me siento el centro de las miradas. ¿Me habré equivocado? ¿Realmente haga lo que haga nunca se fijará nadie en mí? No, tengo que pensar en positivo son sólo las 2 y media, queda mucha noche.
Empiezo a contornearme con mis amigas, buff que difícil es bailar con tacones. Siento un par de ojos en mi espalda, clavados en mí, mirándome, pero mientras bailo no sé quién puede ser.
-Oye, tengo que ir al baño- les dije a mis amigas, realmente lo único que quería era descansar los pies-
-Vale, nosotras seguiremos aquí.- me respondieron.
Este era el momento, si tenía que aparecer el que me estaba mirando le estaba dando la opción. Mientras me acercaba al baño noté que me volvía a mirar alguien, pero tenía miedo de girarme, así que entré. Me solté un poco los zapatos y esperé 5 minutos a recuperarme. Mientras tanto estaba pensando en si lo de que me estaban mirando era una ilusión, si no tendría yo tantas ganas de conseguir a alguien que había imaginado que me miraban.
Cuando salí del baño, vi a mis amigas a lo lejos, pero de repente alguien me tocó en el hombro, me estremecí y me fui girando lentamente intentando descubrir quién era.
Para mi sorpresa apareció un chico mirando mi cara de incredulidad con una sonrisa de oreja a oreja.
-Hola, ¿quién eres? Me has dado un susto de muerte.- Le dije a la oreja para oler su perfume, realmente me había engatusado un poco, pero tenía que hacerme la dura.
-Hola, no nos conocemos, aunque espero que esa situación dure poco tiempo.
Su sonrisa me derretía y su actitud me intrigaba encima estaba mirándome de arriba abajo, calibrándome. Yo me había fijado en sus brazos, parecían muy fuertes.
-Y, ¿cuál es tu nombre?
-Mi nombre es Carlos.
-Aquí hay mucho agobio, ¿no crees?
-Podemos salir fuera un poco a hablar.
Mientras salimos fuera del bar todas me miraban, ya que iba con un apuesto chico rubio, de 1.80 y yo llevaba un vestido precioso.
Realmente salir del bar fue un pretexto, él iba delante llevándome hacia fuera de la mano y nada más salir fuera se giró sin previo aviso y puso su cara frente a la mía. Bésame me dijo, mientras su mano iba bajando hacia el final de mi espalda. Yo no dudé, me lancé sin dudarlo. Él me señaló una casa y me dijo, yo vivo ahí. ¿Quieres subir?
Realmente mi mente no le dio tiempo a procesarlo y ya íbamos de la mano en esa dirección, aunque de vez en cuando mi mano terminaba en su culo. Y cuando llegamos al portal lo besé y acerqué a mí para sentirlo bien.
En el ascensor subiendo me miré al espejo y lo puse detrás de mí, dándole un beso mientras subíamos, sintiendo todo lo que quería insertarse en mí. Cuando el ascensor se abrió y entramos en la casa me quede impactada al ver el salón. Tenía un montón de cuerdas, pensaba que me había metido en la boca del lobo y me iba a violar y matar. Pero él se acercó a mí suavemente, me dio un beso mientras me tocaba las mejillas y empezó a bajar sus manos por el contorno de los pechos, después por el contorno de mi cuerpo y para finalizar me agarró del culo mientras me volvía a besar.
Me dijo que no me iba a hacer daño, que era sólo un juego lo que íbamos a hacer, y acepté. Empezó a bajarme las medias con una mano, mientras con la otra jugaba con mis tetas, mi tanga estaba mojado, pero él aún no lo había notado. Entonces empezó a quitarme el tanga con las dos manos hasta la altura de las rodillas. Me dijo que me pusiera otra vez los tacones una vez que me quité las medias y le obedecí, mientras tanto el empezó a jugar con mis partes íntimas, sus dedos lo tocaron todo un poco, entonces él se quitó los pantalones y mostró su miembro, me hizo tocárselo y jugar con él. De repente me levantó entre sus brazos y me bajo metiéndome dentro de mí el erecto pene. Me hizo trabajar un poco hasta que me bajó y deslizó mi vestido para que cayera. Dejo al descubierto todo mi cuerpo y me empezó a atar las manos y los pies en la cama. Entonces empezó a buscarme con su pene mi boca, obligándome a trabajar en una postura incomodísima mientras me daba él placer con su lengua. Poco después empezó a penetrarme salvajemente mientras me mordía la oreja y el cuello. Empecé a gritar de placer, mientras él seguía un ritmo que disfrutaba. De repente se paró, sentía que se iba a correr dentro de mí.
Y volví a escuchar gotear el agua al caer del grifo de la ducha, la mano que tenía libre estaba inconscientemente cercana al clítoris esperando la señal que nunca llegaría.
Porque hoy iba a ser una gran noche.