Historia de una madre maravillosa (Capítulos 4 y 5

De cómo mi madre celebró su viudedad y puso fin a la desgraciada vida que le dio mi padre.

IV

Allí estaba yo esperandola.

  • Hola cariño, cómo ha ido?

  • Buenos días mamá. -

Nos dimos un beso en la boca.

  • Nada nuevo, hay está, bastante peor que ayer, pero aguantando el muy de hijo de puta.

Dije yo a sabiendas de que me oía.

  • ¿Y a ti? Como te fue la noche. ¿Te lo has pasado bien?

  • Si, pero estoy fatal. Tengo un dolor de cabeza terrible. Al principio me enrolle con un tío que iba de putas, luego me fui de copas y ya no me acuerdo de como acabe durmiendo en un banco del parque, pero creo que alguien me estuvo fallando no sé cuánto tiempo. Y tu tío, ¿aún no ha venido?

  • No. Pero me ha llamado para decir que está de camino.

  • Uf, menos mal. Estoy impaciente por verle.

  • También me ha dicho que iba a llamar a Andrés para que nos acompañe en el trance y “darte consuelo”.

Por el rabillo del ojo veía como mi padre se agitaba en su lecho de muerte lleno de tubos y cables. Me sentí extrañamente reconfortado por el sufrimiento extra que estaba teniendo al ser consciente por primera vez de lo cornudo que había sido. Le vi llorar como una nenaza.

Bendito sea Satanás.

  • Si si consuelo. Eso es justo lo que yo necesito ahora. Jajajajajaja!. -

Murmuró mi madre entre dientes.

A eso de las cinco de la tarde llegó mi tío Salvador, dispuesto a atender las necesidades afectivas y emocionales de mi madre. Ella no pudo reprimir las muestras de alegría cuando le vio entrar en la habitación, y se abrazó a él como si temiera perderlo también.

Allí mismo, delante del moribundo, unieron sus bocas en un largo beso apasionado lleno de deseo y desenfreno. Yo me sentí feliz por ello.

Luego entraron en el baño y dejaron entornada la puerta. Pude ver a mi madre desabrochando y bajando los pantalones de mi tío. Cuando su polla quedó expuesta se sentó en el water y mi madre se arrodilló delante de él comenzando a chuparle la polla con intensidad. Primero lamiendo todo el glande para luego chuparlo con ganas.

Me quedé embelesado contemplando la maestría que tiene mi madre chupando pollas, y solo unos extraños ronquidos me impidieron seguir disfrutando de ver a mi madre comiéndole la polla de mi tío Salvador.

Miré hacia el interior de la habitación y vi a mi padre con la boca abierta intentando respirar como un pez fuera del agua. Esperé hasta que dejó de dar bocanadas y comprendí que había expirado.

Volví y entré en el water, donde mi madre seguía con la polla de mi tío salvador metida en la boca. Él estaba recostado sobre la cisterna con los ojos cerrados, su cara reflejaba el placer que mi madre le daba, y entonces se lo dije:

  • Se acabó. Se ha muerto por fin.

En ese instante mi tío cogió la cabeza de mi madre, la apretó contra sí con mucho cuidado y eyaculo dentro de su boca tal cantidad de semen que vi como se le derramaba por la comisura de los labios. Mi madre tragó lo que pudo, y el resto lo lamió con suavidad recogiendo hasta la última gota del rico néctar. Mi tío salvador jadeaba satisfecho mientras mi madre se relamía de gusto.

  • Joder ya era hora. Avisaré a la enfermera.

Se limitó a decir mi madre mientras terminaba de limpiarse los labios con una toalla.

  • Sí, mientras yo voy a avisar a Andrés para que vaya preparando la fiesta.

-Dijo mi tío Salvador mientras se recompone la ropa y se dispone a salir para llamar por teléfono.

  • Andrés, amigo. Mi hermano se acaba de morir, Inés quiere celebrarlo como tu ya sabes.

  • Qué dices, eso es estupendo.

  • Ya sabes, esta noche tiene que ser especial.

  • Bien, yo me encargo todo. Luego pasaré por ahí.

Mientras mi madre avisaba a las enfermeras, yo me encargué de llamar a mis tías, las hermanas de mi madre con las que estaban mis hermanastros, y a mi tía Rosario, la mujer de Salvador, con quien mi madre había dejado a mi hermana con la idea de que durante el tiempo que durase la enfermedad de mi padre, mi tío Salvador la educara y le sirviera de consuelo.

A lo largo de la tarde fueron llegando el resto de la familia que se fueron concentrando en el tanatorio.

Mientras tanto, Andrés, que tenía llaves de nuestra casa, preparó el piso para celebrar el feliz acontecimiento.

Sobre las nueve de la noche, cuando ya habíamos terminado de recibir las condolencias, mi madre comenzó a fingir agotamiento, expresando su deseo de estar sola, con lo que mi tío Salvador comunicó a los asistentes que permanecieran velando al difunto mientras él la llevaría a casa a descansar. Con disimulo le hizo un guiño a otro de mis tíos, Román, marido de una de las hermanas de mi madre, que también formaba parte de los afortunados que disfrutaban con mi madre. Salieron muy compungidos los tres juntos.

Toda la familia entendió la situación y permanecieron pacientemente en el tanatorio mientras a mi madre, acompañada por mí, se la llevaban a darle el consuelo que necesitaba desesperadamente.

En la parte de atrás del hospital esperaba Andrés con una limusina conducida por Nuestro Señor John Thomson, al que mi madre hacía tiempo que se había encomendado gracias a mi tío Salvador.

Durante el trayecto brindemos con champán entre risas de alegría. Cuando llegamos subimos a mi madre en volandas hasta la casa que ya había sido preparada conveniente por Andrés.

Sobre la mesita del salón había un par de botellas de champán junto a varios porros de marihuana.

V

Mi madre se dirigió a una de las habitaciones para “vestirse adecuadamente”, y mientras los tres hombres descorcharon el champán y encendieron unos porros para ir perfumando el ambiente. Después los hombres se fueron desnudando mientras la esperaban, y yo preparaba la cámara de vídeo para inmortalizar el momento.

  • No me puedo creer que estemos haciendo esto.

Comentó Andrés que estaba bastante excitado ya.

  • Pues prepárate amigo, porque ella lleva tiempo esperando este día.

Le respondió mi tío Salvador con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

  • Pero Salvador, cabronazo, que tu hermano se acaba de morir y aquí estás tú preparado para follarte a su mujer jajajajajaja!!!!

Respondió Andrés fingiendo estar sorprendido.

  • No creo que le hubiera importado, de todas formas mi hermano era maricón.

Afirmó mi tío.

  • Jajajajajaja!! ya decía yo que ese perdia aceite por algún sitio jajajaja!!

Dijo jocoso mi tío Román.

Con estos comentarios mis sospechas se confirmaron. Soy hijo de una puta y un maricón de mierda, y no lo digo con desprecio a los gays, personas maravillosas a los que tengo un profundo respeto, sino mostrando el máximo desprecio hacia el mierda de mi padre.

Al cabo de un rato mi madre hizo acto de presencia.

  • ¡

Hey chicos, ¿estáis preparados?!

Mi madre anunció su llegada.

Su entrada en el salón fue deslumbrante. La vi más hermosa que nunca, radiante, divina, con sus lindas tetas al aire sujetas por un mini sujetador negro que se las realzaban. Sus muslos, vestidos con unas medias negras sujetas por ligueros del mismo color le daban un porte esbelto.

Y al igual que sus tetas, llevaba el coño al aire, con la vulva depilada pero con el vello púbico perfectamente cortado y perfilado.

  • ¡¡

Uuuuaaaa!! ¡¡Inés cómo te has puesto hija de puta. Pero qué buena que estás!!.

Exclamó Andrés sin poder reprimir su emoción mientras sujetaba su divina polla con una de sus manos.

Me sentí feliz contemplando aquella escena en la que mi madre se ofrecía espléndida a tres hombres virilmente excitados, dispuestos a poseerla de todas las formas imaginables.

  • ¡Vamos preciosa, sirvete. La noche será larga!. ¡¡Jajajajajaja!!

-Exclamó mi tío Román.

Mi madre caminó hacia la mesa despacito, meneando sus caderas con extrema sensualidad nunca vista por mí, que hizo que yo también me excitada.

Se sentó en el sofá, cogió un porro de marihuana, lo encendió y dio un par de caladas profundas, luego cogió la copa de champán que le ofreció a mi tío Román y se dispuso a hacer un brindis.

  • Por nuestro Señor, que con su infinita generosidad nos ha favorecido hasta el dia de hoy y por nosotros, para que esta etapa de nuestras vidas sea rica en placeres y riquezas para su mayor gloria y alabanza.

Dijo mi madre alzando su copa haciéndola sonar con las nuestras.

  • Así sea

. -Contestamos todos.

Tras tomarse de un trago su copa y fumar nuevamente del porro, mi madre se tumbó en el sofá y comenzó a masturbarse el coño lentamente.

  • ¡

Haa Salvador, amor mio, hoy está siendo el día más feliz de mi vida!

-Suspiró mi madre mientras con sus dedos separaba delicadamente los labios de su jugosa vulva. * Andres corazón mío, cuánto has tenido que trabajar para disfrutar de esto. Ahora ya lo tienes, para ti. Para que lo goces cuando quieras.

-Susurraba. * ¡Hay Román, como he envidiado a mi hermana, ahora ya me podras compartir con ella, pero ami me follaras mucho más jajajaja!, ¡mi coño te gusta más que el suyo verdad!

Luego se desató la orgía.

Los tres machos se lanzaron sobre ella como perros en celo besándola y manoseando su cuerpo.  Me resultó difícil fijarme en los detalles, pero cuando me puse a filmar el encuentro pude ver a mi tío Salvador metiéndole la lengua en la boca de forma apasionada, Andrés se dedicó a chuparle las tetas con tal intensidad que parecía querer arrancarle los pezones a mordiscos, mientras mi tío Román se dedicó a comerle el coño con glotonería. Un espectáculo fabuloso.

Luego mi tío Salvador le puso la polla al alcance de su boca y ella se aplicó a mamarsela intensamente. Andrés dejó de chuparle las tetas y cuando se incorporó, mi madre le agarró la polla y comenzó a pajearlo al ritmo de la mamada que le estaba haciendo a mi tío. Cuando me quise dar cuenta mi tío Román ya le estaba follando el coño.

Permanecieron así durante un rato. Ellos gruñian de gusto mientras a mi madre a penas se le oían sus gemidos ahogados por la polla de mi tío que se la metía hasta la garganta provocándole arcadas.

Yo, por mi parte, puse todo mi interés en grabar la escena con el mayor lujo de detalle posible, captando primeros planos maravillosos de aquel mágico momento. Aquella situación maravillosa me produjo una extrema excitación, y mientras con una mano manejaba la cámara, con la otra me acariciaba la polla.

Tras esos primeros embates, comenzaron a penetrarla de todas las formas posibles.

Mi madre parecía enloquecer de gusto sintiendo como aquellos tres hombres la follaban brutalmente por todos sus orificios. Sus gritos, quejidos y gemidos ponían la música infernal al maremágnum de sensaciones, mezcla de dolor y placer que mi madre experimentaba en su cuerpo.

Con dos hermosas pollas llenándole el culo y el coño, mi madre sentía un placer difícil de describir pero que eran evidentes a juzgar por los gemidos y alaridos que se escapaban de su garganta pese a que otra gran polla le llenaba la boca.

Y así, como brutales animales cegados por las pulsiones del sexo, estuvieron follando durante varias horas.

La perra de mi madre gozaba de los numerosos orgasmos que estremecían su cuerpo y la hacían enloquecer de placer, pues aquellos hombres parecían inagotables.

Ellos se turnaban incansables, ansiosos, sin dejar ni un momento de ocupar su coño y su culo, hasta que de pronto comenzaron a bramar como bestias al tiempo que derramaban y llenaban de semen caliente las entrañas de madre.

Saciados y extasiados de gusto, se dejaron caer en el sofá sudoroso, con sus pollas aun duras, desafiantes y pringadas de fluidos corporales.

Mi madre, igualmente agotada físicamente pero con su condenada alma ansiosa de macho, se arrodilló agradecida delante de ellos y les fue limpiando los restos de fluidos que ensuciaba sus rabos con su boca hambrienta de placer.

Yo, que ya no podía más, me senté en un sillón frente a ellos y me dispuse a hacerme una paja. Mi madre, que se dió cuenta de mi estado, se apiado de mi, y fue ella misma quien quiso aliviarme y hacerme también partícipe de aquella orgía formidable. No tuvo que esforzarse mucho. Sin poder, ni querer, contenerme mi polla comenzó a escupir el semen que amenazaba con reventarme los huevos.

En ese momento mi madre se apresuró a meterse mi polla en la boca y recibir con gusto toda mi leche que tragó gustosa entre los silbidos y aplausos de mis tíos Salvador y Román y su amigo Andrés.

Cuando me dejó agusto se retiró relamiéndose y se acostó junto a sus amantes, contenta y feliz porque por fin era libre de hacer lo que quisiera y disfrutar de la vida.

  • ¡

Wau, ha sido maravilloso chicos. Es la mejor noche que he pasado en toda mi jodida vida. Que ganas tenía sentirme libre!

Exclamó mi madre exultante de felicidad.

-

Pues esto no es nada para lo que te espera Ines. Vamos a hacer mucho dinero contigo ¡¡jajajajaja!!

. Dijo mi tío Salvador.

-

Sería un pecado no aprovechar tu potencial ¡jajajaja!

-Respondió Andrés.

  • ¡Pues claro, estoy deseando empezar jajajajaja!

  • Contestó mi madre riendo divertida mientras acariciaba suavemente las polla, ya flácidas, de sus cuñados y de Andrés.

-

¿A qué hora es el entierro?

-Preguntó mi tío Román.

  • Sobre las 12. -Contesté.

-

¡Cómo puedes estar pensando en eso…!

-Respondió mi madre mientras se disponía a preparar una ronda de champán.

Todos reímos con su comentario. Luego estuvimos un rato charlando y bebiendo hasta que las burbujas del champán nos venció, y a eso de las cinco de la mañana nos echamos a dormir.

A las 12 h. Llegamos todos al tanatorio donde el resto de la familia, junto con el resto de mis hermanos, que nos esperaban impacientes para empezar el entierro. Mi madre, rigurosamente de luto, había decidido también cubrir su rostro con un velo negro para ocultar  la expresión de felicidad que sentía.

Tras recibir el pésame del cura nos encaminamos solemnemente a dar merecida sepultura al cerdo de mi padre, y torturador de mi madre.

Fin.