Historia de una hot wife, yolanda (segunda parte).

El nacimiento de una hot wife. Dedicado a Yoli.

Para una mejor comprensión del relato sugiero la lectura de su primera parte, publicada en esta misma categoría el pasado 7 de diciembre de 2016. Creo que he conseguido poner  bien el enlace.

http://www.todorelatos.com/relato/131285/

La megafonía anunció la llegada de la siguiente estación deteniéndose el convoy.

-Putita, vas a bajar delante de mí, voy a llevarte a un lugar donde podrás saciar el hambre de polla que tienes, -¿entendido?-, ordenó el viejo apretando mis nalgas.

No me dio tiempo a contestar, las puertas del vagón se abrieron en ese preciso momento, dando paso a un tumulto de gritos y voces.

-DETENGAN A ESE HOMBRE, escuché.

-¡MIERDA!, farfulló entre dientes mi acosador.

El viejo se dio a la fuga por la puerta trasera, dos enormes agentes de seguridad privada se acercaron presurosos.

-¿Se encuentra Usted bien señorita?, preguntó uno de ellos.

-Yo …. yo, apenas pude balbucear desorientada.

-Por favor, acompáñenos al puesto de mando, sugirió su compañero.

Los usuarios del andén, sorprendidos, nos vieron pasar. Cruzamos una puerta que rezaba privado, los agentes de seguridad me guiaron por un laberinto de pasillos. Mi mente era un cúmulo de sensaciones contradictorias, me sentía sucia y humillada pero un hormigueo recorría mi vientre y mi húmedo sexo. ¡NO PUEDE SER …. !, -pensé-.

Debía serenarme, respiré profundamente y llamé a mi madre. La mentí contándole que un carterista había intentado robarme el bolso y que me iba a demorar un buen rato, reiteradamente me preguntó si estaba bien, al final conseguí tranqulizarla. Llegamos ante una puerta que rezaba Servicio de Seguridad. Uno de los agentes llamó y pasamos.

Dejé el carrito de mi bebé en un lado. Era una habitación muy amplia, sin apenas decoración, la temperatura era muy cálida, en un costado de la sala una enorme mesa de oficina con varias sillas, una puerta que daba acceso a un cuarto de baño, un perchero, varios estantes donde se apilaban archivadores y un sofá descolorido. De la pared colgaban varios monitores de televisión, en el centro uno más grande que los demás, todos ellos apagados en ese instante. De pie, me recibió una mujer cercana al metro ochenta de estatura, rondando la cincuentena, de complexión atlética ancha y muy fuerte, su pelo recogido en un moño, vestida de uniforme marrón y chaleco verde.

-Pueden retirarse, ordenó la mujer en un tono frío.

Los agentes abandonaron la habitación. Tenía mucho calor y me despojé de la cazadora vaquera colgándola en el perchero.

-Buenas tardes, -se dirigió a mí-, mi nombre es Marga, soy la jefa de seguridad de esta línea de metro. ¿Usted es?.

-Yolanda, contesté.

-¿Café, té?, me ofreció.

-Muchas gracias, un té, por favor.

La jefa de seguridad cogió un termo y vertió parte de su contenido en una taza. Sorbí un pequeño trago sintiéndome más reconfortada.

-Antes de nada, -tomó la palabra-, quiero pedirle disculpas. Usted ha pasado por una experiencia muy desagradable. Mis hombres acaban de informarme que su acosador ha conseguido escapar. Lo lamento muchísimo.

Un gesto de contrariedad se dibujo en mi cara.

-En estos casos, -continuó-, la inmediatez es fundamental y por eso le pido su total colaboración. Es nuestro deber evitar que este tipo de conductas se repitan. Hoy ha sido usted y mañana puede ser su hermana, su hija o una amiga.

Asentí, levemente, con la cabeza.

La jefa de seguridad me hizo entrega de un formulario y un bolígrafo, pidiendo que lo rellenase de mi puño y letra. Anoté mis datos personales, domicilio, teléfono móvil y correo electrónico. Llegué a un apartado que mencionaba “hechos”.

-¿A que se refiere esto?, pregunté.

-En este punto, -aclaró-, Usted tiene que hacer una descripción, lo más pormenorizada posible, de lo ocurrido. Se que es duro y desagradable pero lo exige el protocolo en este tipo de situaciones. La declaración escrita y su posterior ratificación ante la autoridad competente resulta fundamental para encarcelar a estos pervertidos.

Muy a mi pesar cumplí lo indicado. La jefa de seguridad cogió el documento: “Roces y manoseos en la parte posterior de un vagón del metro de la línea cinco”, leyó en voz alta.

-Yolanda, debo insistir, reconozco que puede ser humillante para Usted, pero con esta brevísima reseña no podemos hacer nada, ni siquiera ha descrito físicamente a su agresor.

-Era un hombre mayor, muy desaliñado, calvo, bajo y gordo, vestía un chándal viejo pasado de moda, -contesté-.

-Eso está mucho mejor ,-comentó la jefa de seguridad tomando nota-, ¿En que parte de su cuerpo le tocó?.

-¿Es necesario? ….. -contesté dubitativamente-.

-Por favor Yolanda, -rogó la jefa de seguridad-, es imprescindible si queremos acabar con este tipo de comportamientos. ¿Le acarició las nalgas?.

Sorbí de mi taza de té, tenía la boca muy pastosa y hacía mucho calor en la sala.

-Quiero irme a mi casa ……., -repliqué-.

-¿Le tocó las nalgas?, -reiteró sin amabilidad-.

-Si, balbuceé agachando la cabeza.

-Eso está mejor, ¿que otras partes de su cuerpo tocó ese degenerado?.

-¿Tengo que contestar?, -imploré-.

-Me temo que sí, lo siento pero el protocolo lo exige, -contestó ahora en tono conciliador-

-Mis muslos, los dos pechos y mi sexo, -contesté débilmente-.

La jefa de seguridad tomando nota de todo ello, prosiguió con su interrogatorio:

-¿Le tocó ese pervertido por debajo de su ropa?.

-Por favor, dejémoslo ya ……, quiero volver a mi casa.

-Yolanda, lo está haciendo Usted muy bien, ya queda muy poco para acabar con el interrogatorio, ….. ¿le acarició por debajo de la ropa?.

-Sí, -contesté avergonzada-.

-¿Llegó a penetrar su sexo con los dedos?.

-NOOOOO, ………., -estallé en cólera-.

-Está bien, ¿Le obligó ese individuo a acariciar su pene?, -continuó-.

-NOOOOO …….., contesté muy digna.

-¿Está Usted segura?, …… Míreme a la cara y responda. ¿Masturbó Usted a ese viejo, llegó a correrse ese pervertido?.

-Si, -balbuceé avergonzada-.

-Se que está pasando por un difícil trance, -reiteró en tono conciliador-, pero ya estamos acabando, describa como era el pene de ese degenerado.

-¿COMO?, esto no puede estar pasando, -protesté indignada-.

-¡DESCRIBALO Y HABREMOS ACABADO!, ordenó en tono muy severo la jefa de seguridad.

-ERA MUY GRANDE Y GRUESO, MUY DURO Y HUMEDO, SUS TESTICULOS ERAN ENORMES Y MUY VELLUDOS, -grité fuera de mí-.

-VE COMO NO HA SIDO TAN DIFICIL, -replicó con un tono autoritario-

No pude contestar. La jefa de seguridad se levantó de la silla y continuó hablando:

-Lamentablemente, creo que no vamos a sacar nada en claro en todo esto, Usted me ha mentido haciéndome perder mi valioso tiempo.

-¡QUEEEE!, -exclame enfurecida-.

-Lo que oye. Mi querida Yolanda, -prosiguió-, te he observado detenidamente desde que entraste en esta sala, y no cumples el perfil de una mujer ultrajada. En realidad, creo que has disfrutado siendo manoseada y magreada por ese viejo degenerado.

-¡COMOOOOOO!, …… ¡ESTO ES INDIGNANTE! …., -grité fuera de mí-.

-¡SILENCIO!, -ordenó-.

La jefa de seguridad se colocó detrás mío y siguió hablando:

-He estudiado tus reacciones y comportamiento mientras respondías al interrogatorio. Estás ruborizada y acalorada, tienes la boca seca, pastosa, la respiración entrecortada y jadeante, tus pezones se marcan en tu camiseta y has estado todo el tiempo cruzando las piernas apretando tus muslos. ¡TE HA EXCITADO RECORDAR COMO ESE VIEJO PERVERTIDO SE HA APROVECHADO DE TI!.

-¡USTED ESTA LOCA LA VOY A DENUNCIAR A SUS SUPERIORES!, -grité-.

¿Estas segura que no disfrutaste?, -preguntó jocosamente-.

-¡VAYASE A LA MIERDA!, -grité-.

-Reconoce, mi querida Yolanda, que has gozado al ser manoseada por ese viejo, no te avergüences, es una reacción poco frecuente, pero la he visto en otras ocasiones. Normalmente, se tratan de mujeres que sienten la necesidad de ser dominadas, hembras insatisfechas que encuentran, morboso y muy placentero, el saberse deseadas por otros hombres que no son su pareja.

-¡HIJA DE PUTA!, -la insulté-.

No me dio tiempo a contestar. La jefa de seguridad cogió un mando a distancia encendiendo el gran monitor central. Aparecí reflejada en la pantalla dentro del vagón, el acosador detrás de mí restregando su bulto contra mis nalgas. La cámara cambió a un plano mucho más cercano, se observaba con claridad como una de las manos del viejo se movía por debajo de mi camiseta, restregándose la otra por debajo de mi fina malla gris. El acosador mordía el lóbulo de mi oreja mientras susurraba algo a mi oído.

Mi mirada se cruzó con la de la jefa de seguridad, en su rostro se dibujaba una mueca mezcla de ironía y satisfacción. Instintivamente, crucé mis piernas apretando con mucha fuerza mis muslos centrando, nuevamente, toda mi atención en el gran monitor.

-Observa a los dos hombres que se encuentran cerca tuyo, el joven de la mochila y al del traje de ejecutivo, -susurró la jefa de seguridad a mi oído-.

Centré la vista en ellos.

-¿Ves como acarician sus pollas por encima del pantalón?, están muy excitados mirando como ese viejo baboso soba el cuerpo de una joven madre a su entera disposición. ¿Sabes porqué no te ayudaron?, -susurró de nuevo-.

-No, contesté débilmente.

-Porqué se percataron de tu calentura, de tu morbo y excitación, de como te dejabas meter mano por ese pervertido sin impedirlo. Ellos también deseaban acariciarte y follarte.

Sin poder evitarlo un leve gemido salió de mi boca, mordí mi labio inferior apretando aún más mis muslos.

La cámara cambió de plano, mi mano izquierda tocaba la verga del viejo por debajo de su chándal, mientras las manos del pervertido sobaban a su entero antojo mis pechos y mi coño. Un nuevo plano se centró en mi cara, mi rostro mostraba lujuria y placer, tenía los ojos cerrados mordiendo mi labio inferior mientras masturbaba al degenerado. Contemplé como sacaba mi propia mano manchada del semen del acosador limpiándola por debajo de mi fina malla mientras el viejo murmuraba a mi oído. El vídeo se cortó en ese instante.

La jefa de seguridad puso una de sus manos sobre mi hombro. Mi piel se erizó con su contacto exhalando mis labios un leve gemido.

-¿Qué te susurraba ese cabrón?, ¿Acaso te pidió que te fueses con él?, -preguntó la jefa de seguridad.

Por dignidad no contesté.

-¿TE PIDIÓ QUE TE FUESES CON EL PARA FOLLARTE?, ¡CONTESTA ZORRA!, ordenó.

Afirmé levemente con la cabeza.

-¿TE HUBIESES DEJADO FOLLAR POR ESE VIEJO?, repitió.

-SIIIIII ……, grité fuera de mis cabales.

La jefa de seguridad se rió con grandes carcajadas, ¡ERES UNA PUTA CALENTURIENTA!, me reprochó con despreció.

En ese instante, Marga sacó su estriada porra de trabajo poniéndola sobre mis hombros. Me asusté mientras la jefa de seguridad comenzó a restregarla suavemente por mi cara.

-SEGURO QUE SE LA PUSISTE ASÍ DE GORDA A ESE CERDO, se rió con desprecio.

La porra se posó sobre mis labios haciendo fuerza.

-¡ABRE LA BOQUITA PUTA!, ordenó.

Intenté resistirme, pero Marga tirándome con mucha fuerza del pelo hizo que mi cabeza se inclinase por detrás del respaldo de la silla. La porra pugnó por invadir mi boca.

-¡SACA LA LENGUA Y CHUPALA, NO VOLVERE A REPETIRLO!, ordenó por segunda vez.

No tuve opción, mi lengua comenzó a lamer el duro y frío pedazo de madera. La jefa de seguridad hizo presión forzándome a abrirla y comenzó a follarme la boca. La porra salía y entraba hasta lo más profundo de mi garganta provocándome nauseas y arcadas, apenas podía respirar.

Afortunadamente, no duró mucho. La porra, guiada por la mano de Marga, desde mi barbilla fue descendiendo por mi cuello hasta mis pechos, acariciando las estrías mis durísimos pezones que se marcaban sin disimulo en la camiseta.

La jefa de seguridad movía la estaca de forma circular sobre mis muy sensibles -por la lactancia- pezones. Mi sexo sintió los estímulos y gotitas de mi flujo comenzaron a manchar el tanga transparentando mi humedad a mi fina malla.

-¿ASI DE DURA SE LA PUSITE AL VIEJITO?, me humilló Marga hundiendo uno de mis pezones con la gruesa y estriada estaca de madera.

-AHHHHHHHHH …… gemí al notar mi leche materna mojar mi sujetador y la camiseta, apretando aún con más fuerza mis muslos.

Los continuos insultos y humillaciones de la jefa de seguridad, lejos de ofenderme, causaron en mi el efecto contrario, nunca me había sentido más excitada en mi vida. Tristemente, me acordé de mi esposo, todo dulzura en la cama tratándome como a una señora, mientras Marga me trataba como a una vulgar zorra.

La porra descendió por mi vientre hasta llegar a mi entrepierna.

-¡ABRE TUS PIERNAS PUTA!, ¡ABRELAS!, ordenó la jefa de seguridad mientras apretaba con mucha fuerza mi pecho izquierdo.

El morbo de verme sometida por una mujer muy dominante hizo que abriese totalmente mis piernas, dejándolas descansar sobre los brazos de la silla.

-TU COÑO ESTA CHORREANDO ZORRITA, TU MALLA ESTA MANCHADA DE TUS FLUJOS, -se jactó la jefa de seguridad-.

La estriada estaca de madera se posó sobre mi entrepierna rozando de arriba hacia abajo mi coño tapado por la fina malla de deportes provocándome un sonoro gemido. La mano de Marga incrementó el ritmo de la porra haciendo que abriese aún más mis piernas.

-¡TE GUSTA!, ¡LO ESTABAS DESEANDO DESDE QUE ENTRASTE!, se recreó Marga.

No pude evitarlo, mis manos asieron los elásticos de la malla y de mi tanga tirando hacia abajo. Desde su posición, la jefa de seguridad tenía una completa vista de mi chorreante coño y de la húmeda parte interior de mi prenda más íntima. Marga no se demoró e introdujo la gruesa y estriada porra rozando mi sexo.

-DIOSSSSSSSSS ………. AHHHHHHHHHH …….., jadeé de placer mientras notaba como la estriada porra subía y bajaba sobre mis labios vaginales.

Me escurrí un poco de la silla abriendo aún más mis piernas. La gruesa estaca de madera penetró mi sexo llegando sin ningún impedimento hasta mi clítoris, gemí nuevamente de placer mientras la jefa de seguridad me masturbaba. La gruesa porra subía y bajaba rápidamente a lo largo de mi coño, penetrando ocasionalmente mi sexo, provocándome las estrías espasmos de placer.

-CORRETE…, PUTITA MIA, …., CORRETE….. LO ESTAS DESEANDO….., susurró Marga a mi oído.

Sentí unas fortísimas contracciones en lo más profundo de mi útero, mi cuerpo se arqueó y convulsionó.

-AHHHHHHHHH ……. QUE GUSTO ………NO PUEDO MAS….. gemí de placer.

-Grita todo lo que quieras puta, esta sala está insonorizada y la puerta sólo puede abrirse desde dentro, dijo la jefa de seguridad.

-ME CORROOOO….. DIOSSSSSS…….., jadeé, totalmente entregada.

Exploté en un gran orgasmo, noté fuertes contracciones y mi espalda se arqueó sobre el respaldo de la silla. Mi cabello cayó hacia atrás, cerré mis piernas con muchísima fuerza sintiendo la gruesa y estriada porra de la jefa de seguridad dentro de mi coño, me corrí entre gemidos de placer como una verdadera cerda. Quedé exhausta tirada en la silla.

-¡COMO HAS PUESTO LA SILLA ZORRA!, ¡TODAVIA NO HE ACABADO CONTIGO! -se mofó la jefa de seguridad-.

La porra subió pasando por vientre, el canalillo de mis pechos y la barbilla hasta llegar a mi boca. Comprendí sus deseos y sacando la lengua lamí y chupe, limpiando la enorme estaca de madera, sucia por los restos de mi propio flujo.

En silencio y mirándome a la cara la jefa de seguridad se despojó de su chaleco, desabotonando la camisa. Se desprendió de ella, sus pechos eran enormes y sentí que mi vulva comenzaba a humedecerse de nuevo. El sujetador era de color blanco pero su copa, -totalmente transparente-, dejaba a la vista unas grandes areolas y unos tiesos pezones de color marrón muy oscuro.

Se sacó sus botas, despojándose a continuación del pantalón. Su enorme braga, de color negro a juego con el sujetador, era totalmente transparente por su parte delantera, apreciándose su húmedo coño totalmente depilado.

Marga se desprendió de toda su ropa interior quedando desnuda ante mí.

-¡EN PIE ZORRA!, ¡LEVANTATE!, -ordenó la jefa de seguridad-.

Me levanté mientras Marga me rodeaba. Sorpresivamente, la mujer tiró de mi pelo, me hizo mucho daño mientras mi cabeza se inclinaba hacia atrás.

-¿HACE CUANTO TIEMPO QUE NO TE FOLLAN COMO ES DEBIDO?.... ¿CUANTO?.... , insistió.

-Diez, ….., unos diez meses, ….. desde que nació mi hija, balbuceé.

-DIME, ¿HAS FOLLADO ALGUNA VEZ CON UNA MUJER?.

-Yo …. Yo….., una vez en la universidad con una compañera, …. estábamos borrachas y nos besamos pero no llegó a pasar nada más.

-¡ESTUPIDA MOJIGATA!, -se rió la jefa de seguridad. ¡DESNUDATE MUY DESPACITO PARA MI ZORRA!.

Noté como mi coño palpitaba. La jefa de seguridad había sacado la parte más oscura, más puta de mí, había engañado a mi esposo entregándome a otra mujer y, en ese momento, sólo deseaba complacerla.

Me desprendí de las zapatillas deportivas, mis manos asieron la parte inferior de mi camiseta y tiré con fuerza hacia arriba cayendo a mis pies. Me bajé la fina malla gris sacándola por mis pies. Me erguí mostrando a Marga mi cuerpo cubierto sólo por mi ropa íntima.

-¡HAS SIDO MADRE HACE POCO PERO TIENES UN CUERPO DE LUJO, MALDITA ZORRA!, -exclamo la jefa de seguridad-.

Muy lentamente desabroché la parte delantera de mi sostén especial para lactantes, eché las copas a un lado mostrando mis pechos a Marga.

-¡QUE TETAS DE VACA LECHERA, VOY A ORDEÑARTE HASTA QUE TE QUEDES SIN LECHE PARA TU BEBE!, -se rió la mujer-

La jefa de seguridad se había percatado hace tiempo que sus insultos y humillaciones acrecentaban mi calentura, haciéndome sentir cada vez más perra, más sucia y más puta. Me dí la vuelta, cogí el fino hilo dental de mi tanga e inclinándome abrí mis nalgas mostrando la entrada de mi ano a esa mujer.

Marga me propinó una tremenda nalgada que resonó en toda la habitación, de un fuerte tirón me bajo el tanga tirándolo muy lejos.

-¡LAS PUTAS COMO TU DEBEN ESTAR DESNUDAS A NUESTRA DISPOSICION!, -gritó fuera de sí mientras me tiraba del pelo-.

La jefa de seguridad me abrazó, noté el contacto y el calor de sus tetas contra las mías. Sus duras y fuertes manos estrujaron y pellizcaron mis nalgas. Flexioné un poco mis piernas para facilitar su labor, lo cual, permitió a Marga introducir su pierna entre las mías buscando el roce de mi húmedo coño con su muslo. La mujer lamió con su lengua mis mejillas, la frente y la barbilla. Finalmente, nos besamos. Fue un beso sucio y obsceno, su lengua penetró mi boca mezclándose nuestras salivas.

Las manos de Marga asieron mis pechos dirigiéndolos hacia los suyos. El contraste de nuestros pezones me excitó aún más, los suyos de un color marrón oscuro casi negro frente a los míos más pequeños y rosados. Nuestros duros pezones se rozaron, la jefa de seguridad prolongó el rocé de forma circular mientras mi leche escurría manchando sus enorme tetas.

-AHHHHHHHH ……. QUE PLACER ………., jadeé.

-LIMPIA MIS TETAS, PRUEBA LA LECHE DE TU BEBE, -ordenó la jefa de seguridad-.

Besé a Marga y mis labios descendieron hasta sus pechos. Mi leche materna escurría manchando sus enormes areolas y los durísimos pezones, lamí y succioné con ansias las tetas de esa mujer.

-¡PUTA! ……!MALDITA ZORRA!......... ¡QUE BIEN LO HACES! ……, jadeaba Marga.

Me arrodillé ante élla, mi lengua bajó por su gorda tripa y el vientre hasta su depilado sexo. Marga se sentó en la silla abriendo sus piernas. De su coño me llegó un fuerte olor a sudor y orín pero no me importó. Con mis dedos abrí sus labios vaginales e introduje mi lengua en su encharcado coño.

-¡AHHHHHHH! ……. ¡COMEME EL COÑO PUTA! …….. ¡DIOSSSSSS QUE GUSTO!, -gemía la jefa de seguridad-. ,

Mientras mi lengua jugaba con el clítoris de Marga, mis manos subieron por su tripa hasta llegar a sus enormes tetas. Amasé y estrujé con mucha fuerza sus pechos, tirando de sus pezones con rabia haciéndola pagar por todas sus humillaciones.

Las manos de Marga apretaron mi cabeza contra su coño, “obligándome” a tragar todos sus flujos vaginales, mientras ponía sus gruesas piernas sobre mis hombros en señal de total y absoluto dominio sobre mí.

Mi lengua lamía en círculos su clítoris. Marga jadeaba como una perra en celo, noté contracciones, su orgasmo era inminente. A duras penas pude meter dos dedos en su coño llegando a lo más profundo de su útero.

-¡OHHHHHHH! ……. ¡JODERRRR! ….. ¡ME CORROOOOOOO!..... ¡AHHHHH!......., -jadeó Marga alcanzando un intenso orgasmo-.

Marga quedó medio tirada sobre la silla, me abrazó con fuerza estampándome un tremendo morreo en la boca.

-¡TE DESEABA DESDE QUE ENTRASTE POR LA PUERTA!, ¡LA MADRE Y FIEL ESPOSA HA RESULTADO SER LA MAS PUTA!, -susurró la mujer a mi oído-.

Nos quedamos abrazadas un buen rato saboreando nuestro encuentro, mi cabeza se apoyaba sobre los tremendos pechos de la jefa de seguridad.

-Voy a vestirme, se ha hecho muy tarde, -dije-.

-Aséate un poco, -sugirió la mujer con una amplia sonrisa.

Recogí mi ropa desperdigada por la habitación, Marga se acercó besándome en el cuello.

´-Se hace tarde, -insistí-.

La jefa de seguridad, mimosamente, cogió mis manos llevándolas a mi espalda.

-HUMMM ……, te deseo Yolanda, no sabes como te deseo, -murmuro en mi oído-.

De forma sorpresiva toda su dulzura se transformó en rudeza. Marga asió mis muñecas violentamente, sentí algo muy duro y frío en torno a ellas, quise girarme pero no me dejó, noté como unas esposas aprisionaban mis manos.

-¿QUE HACES? …. ¿POR QUE? ……. ¿QUITAMELAS?...., -levanté la voz crispada--

El tono de su voz me dejó helada.

-CALLA ZORRA, -ordenó-, ¡YA PUEDE PASAR AMO!.

La puerta del baño se abrió, grité horrorizada de pánico. Ante nosotras apareció totalmente desnudo el acosador del metro. Su cuerpo totalmente velludo contrataba con una enorme verga de unos veinte centímetros, tremendamente gruesa, ligeramente curvada hacia arriba.

-HOLA QUERIDA MAMA, ¿SORPRENDIDA?, LOS DOS TENEMOS ALGO PENDIENTE, ¿VERDAD’, -preguntó con ironía-

Me revolví intentando zafarme de las esposas pero Marga me inmovilizó con sus fuertes brazos.

-MARGA, ¿QUE SIGNIFICA TODO ESTO?, -grité-

-El es mi amo, como ves -continuó-, soy una mujer físicamente muy fuerte y tengo bajo mis órdenes a mucha gente, aquí soy la autoridad. Pero gracias a este hombre descubrí mi alma de sumisa, -dijo la jefa de seguridad-.

-¡NO ENTIENDO NADA! -exclamé asombrada-.

-Nos conocimos -continuó- hace varios años en el metro cuando yo empezaba en los temas de seguridad. Coincidimos muchas veces en los vagones y en el andén. Su sola presencia me intimidaba haciendo bajar mi cabeza ante él. Una noche me metió mano en uno de los vagones repleto de gente, no pude resistirme y me dejé hacer. Mi amo me hizo descubrir esa noche lo puta que soy, salimos del vagón y en los baños me entregué a él. Desde aquel día soy si fiel esclava, su perra.

Mi misión desde entonces es satisfacer a mi amo y conseguirle otras perras desde mi puesto de jefa de seguridad. El amo caliente a jóvenes mujeres, las hago traer aquí para seducirlas como he hecho contigo y luego entregárselas.

-¡HIJA DE PUTA!, -contesté horrorizada-.

El viejo se acercó a mí y asió mi barbilla. Asqueada retiré mi cabeza.

-Esclava te felicito -dijo el acosador-, has traído a mi presencia a una verdadera hot wife. Os he visto follar oculto en el baño y ha sido impresionante. Te has entregado como una putita en celo.

-¡HIJO DE PUTA!, -le escupí llena de ira-.

-Tienes un cuerpo de escándalo, -dijo el viejo saboreando sus palabras-, tu marido ciertamente es muy afortunado, buenas tetas de vaca lechera, pezones sonrosados, nalgas firmes y un coñito muy bien arreglado aunque los prefiero bien depiladito.

-¡ERES UN CERDO BASTARDO!, -le insulté-

El viejo degenerado se rió con grandes carcajadas.´

-¡ARROLLIDATE ANTE MI CERDA! ….. ¡QUIERO VERTE DE RODILLAS ANTE TU AMO!, -ordenó el acosador-.

Intenté revolverme pero la jefa de seguridad me tenía totalmente inmovilizada. Las fuertes manos de Marga agarraron mis hombros haciendo fuerza hacia abajo. No pude oponerme y quedé postrada ante ese maldito viejo.

-LAS BUENAS PERRAS ADORAN LOS PIES DE SU AMO, ¡LAME MIS PIES PUTA HOT WIFE!, -ordenó el depravado-

La jefa de seguridad empujó mi cabeza contra los pies del viejo.

-¡LAMELOS CERDA! …… ¡LAMELOS!....., -ordenó Marga-.

Los pies del acosador desprendían un hedor insoportable. Mi estómago se revolvió, sentí la porra de la jefa de seguridad haciendo presión sobre mi espalda, obligándome. Cerré los ojos y sacando la lengua lamí sus asquerosos pies. Chupé las plantas, introduje sus dedos en mi boca, lamí sus empeines hasta los tobillos.

El viejo de un fuerte tirón de pelo hizo subir mi cara hasta la altura de su verga y tremendos testículos. Tan de cerca me pareció más enorme, me provocó un morbo terrible que fuese muchísimo más grande que la de mi esposo.

El acosador restregó su pollón y sus testículos por mi cara, su líquido precoital ensució mi rostro dejándolo pegajoso.

-¡COMETE MIS COJONES JOVEN MAMA!, -ordenó el degenerado.

Intente, nuevamente, zafarme pero la jefa de seguridad de un fuerte tiró de pelo volvió a restregar mi cara contra la verga del viejo.

-¡YA HAS ESCUCHADO AL AMO!,…. ¡TRAGATE SU VERGA ZORRA! …. ¡SI LE HACES DAÑO TE ARREPENTIRAS EL RESTO DE TU VIDA!... -reiteró la mujer-.

No tuve opción, besé sus testículos lamiéndolos con cuidado. Mi lengua subió por el venoso y húmedo tronco de su verga hasta llegar al glande introduciéndolo en mi boca. El viejo asió mi cabeza y de un fuerte golpe de cadera me penetró la boca hasta lo más profundo. Sentí arcadas y náuseas mientras el degenerado me follaba la boca a gran velocidad.

-¡HASTA DENTRO HOT WIFE! ….. ¡ERES LA MEJOR COMEDORA DE RABOS! … ¡QUE SUERTE TIENE EL IMBECIL DE TU ESPOSO!...., -me humillaba el viejo con sus obscenidades-.

Durante un buen rato me folló la boca, el viejo y la jefa de seguridad se reían y me insultaban diciéndome todo tipo de improperios, mientras me obligan a tragarme la enorme verga del acosador y su líquido preseminal.

-¡YA BASTA ZORRA!, …..!EN PIE! ……, -ordenó el abusador tirando de mi pelo-.

Nuestros rostros quedaron a la par, lo cual, fue aprovechado por el degenerado para estamparme un tremendo morreo. Su lengua intentaba entrar dentro de mi boca encontrando mi oposición. Dos de sus dedos apretaron mi nariz no dejándome respirar, abrí la boca y su lengua penetro. Nuestras salivas se mezclaron mientras intentaba oponer resistencia.

-¡AHHHHHH!......., -dijo el viejo separándose de mi satisfecho-.

El degenerado se puso a mi espalda y pasando sus manos por debajo de mis axilas atrapó mis pechos, los amasó a su entero antojo durante un largo rato.

-¡QUE BUENAS TETAS DE VACA LECHERA TIENES JOVEN MAMA!, ….. ¡TU BEBE SE VA A QUEDAR SIN LECHE! …… ¡VOY A ORDEÑARTE COMO TE MERECES!...... , -me humilló el abusador-

El viejo acarició mis pequeñas areolas y pellizcó mis sonrosados y muy sensibles pezones.

-¡AYYYYYYY ……!, -grite dolorida-.

Varios chorritos de mi leche materna salieron de mis pechos manchando el suelo del despacho. Marga se acercó y sin delicadeza alguna empezó a succionar de mis pezones.

-¡QUE CALIENTE ESTÁ!, -se jactó la jefa de seguridad-.

Mientras el viejo continuaba magreando mis pechos, la mujer me besó con fuerza, tuve que tragarme parte de mi propia leche. La leche materna escurría por mis tetas, Marga recogió parte con sus manos restregándola por mi rostro ensuciándolo.

-ESCLAVA, -ordenó el viejo- PONLA EN LA MESA, YA SABES QUE POSICION ME GUSTA.

La jefa de seguridad, sin delicadeza alguna, me giró empujándome de bruces boca abajo sobre su mesa. Mis pechos quedaron aplastados por mi propio peso contra el frío cristal, el depravado me propinó una fortísima nalgada que resonó en toda la habitación.

-¡AYYYYYYYYY …….!, -aullé de dolor-.

¡QUE NALGAS GASTAS MALDITA HOT WIFE!, -exclamó el acosador-

Con una mano el viejo sobaba a placer los cachetes de mis nalgas, mientras la otra introduciéndose por debajo de mi entrepierna alcanzó mis labios vaginales recorriéndolos de arriba hacia abajo.

-¡ESTAS MOJADA JOVEN ESPOSA! ….. ¡TE EXCITA QUE TE TRATEN COMO A UNA PERRA!, -se rió el hombre-

Dos de sus dedos profanaron mi vulva alcanzando el clítoris, con movimientos circulares lo acarició masturbándome. Sentí como de mi coño empezaban a emanar mis flujos, notaba mis piernas flaquear y un cosquilleo en el vientre consecuencia de sus estímulos. Pese a estar siendo abusada, las sabias caricias del viejo hicieron excitarme y sin poderlo evitar un quejoso gemido salió de mi boca.

-¡AHHHHHH ………..!, -jadeé mordiendo mi labio inferior.

El viejo percatándose de mi estado se burló.

-¡TE GUSTA JOVEN MAMA!, …… ¡SIENTO TU EXCITACIÓN! ….. ¡SABES QUE ESTAS A PUNTO DE ENTREGARTE A ESTE VIEJO VERDE! …..

El acosador continuó masturbándome un buen rato mientras Marga abriendo los cachetes de mi nalga comenzó a jugar con sus dedos en la entrada de mi ano. Sentí un dedo intentando profanarlo.

-¡EL CULO NO! …………. ¡SOY VIRGEN! …….. “POR FAVOR! ……., -imploré-.

-Tranquila hot wife -susurró a mi oído el pervertido-, no me gusta follar los culos de las hembras, pero a Marga es algo que le pone muy cachonda.

El dedo de la jefa de seguridad presionó la entrada de mi ano, uno, dos dedos profanaron mi ano entrando hasta la falange.

-¡ME DUELE! ….., -grité desesperada-.

Marga no tuvo compasión, sus dedos entraban y salían rápidamente de mi ano, mientras el viejo me masturbaba con sabiduría. No pude evitarlo varios gemidos salieron de mi boca.

-¡HUMMMMMM ….! ……..!AHHHHHHHH ……..!, -jadeé sonoramente-

-LA PERRA ESTA MUY CACHONDA AMO, ES EL MOMENTO DE MONTARLA AMO, -gritó eufórica la jefa de seguridad-.

El pervertido me dio la vuelta, intenté cerrarlas pero Marga lo impidió. La enorme y chorreante verga del acosador se restregó contra mis labios vaginales. Los estímulos de la pareja habían vencido mi resistencia inicial, el placer me inundaba. El viejo seguía rozando los labios de mi vulva con su enorme verga mientras mis flujos manchaban su pene. Moví mis cadera buscando un mayor contacto, el pervertido se percato.

-¡LA QUIERES DENTRO JOVEN MAMA! ……. ¡ESTAS DESEANDO QUE TE PENETRE! …….. ¡QUIERES QUE TE MONTE COMO A LAS YEGUAS! …… ¡VOY A PREÑARTE! …. ¡ENTREGATE ZORRA! ….. ¡SUPLICA QUE TE FOLLE UN VERDADERO HOMBRE Y NO LA MIERDA DE TU ESPOSO! ……., -gritó fuera de sí el viejo-.

-¡FOLLAMEEEEEEE CABRON! ………!FOLLAME TE LO SUPLICO!, -imploré gritando como una cerda-.

Con un fortísimo golpe de cadera el viejo me penetró violentamente hasta lo más profundo de mi útero, hasta donde nunca había llegado mi querido esposo. El degenerado entraba y salía de mi con gran rapidez, sus embestidas eran tremendas bombeando sin piedad.

-¡AHHHH…….………!.........DIOSSSSS…….! ……. ¡MASSSSSSSS……..!, -suplicaba ya sin ningún tipo de pudor-.

El viejo siguió bombeando a un ritmo frenético, la jefa de seguridad no cesaba en sus insultos y humillaciones. A cada gemido mío, Marga perforaba mi ano con más fuerza si cabe. Noté las contracciones de mi útero, el gordo cuerpo del viejo verde se dejó caer sobre mí mientras me seguía follando con gran fuerza y vigor, sus manos apretaron mis tetas mientras en la estancia se escuchaba el sonido de sus testículos contra mi entrepierna.

-Que coño tan estrecho tienes hot wife, se nota que tu esposo es un picha floja, córrete joven mamá, córrete se que lo estás deseando, lo necesitas, -susurró a mi oído-

Al escuchar sus palabras mi cuerpo se arqueó, crucé mis piernas sobre su cintura quedando más abierta aún, otra penetración más profunda todavía hizo que llegase al mayor orgasmo de mi vida. Mi cuerpo se convulsionó, mi vulva apretó más la enorme y dura verga del abusador, gemí, grité y jadeé como una perra en celo alcanzando el mayor orgasmo de mi vida.

-¡TOMA MI LECHE JOVEN MADRE! ………!VOY A PREÑARTE COMO LOS PERROS PEÑAN A SU PERRAS!, -gritó el degenerado-

Muchos trallazos de leche llegaron a lo más profundo de mi vagina mientras el degenerado vaciaba toda su semilla dentro de mi. Marga muy presta lamió los testículos de su amo para que vaciase toda su leche en mi interior. El viejo quedó sobre mí extenuado.

Me lo quité de encima como pude mientras el degenerado y la jefa de seguridad se jactaban de su victoria sobre su última “víctima”.

-Vete al baño y dúchate no querrás que tu maridito se de cuenta que llegas bien follada a casa, se rió el viejo.

Recogí mi ropa no encontrando el tanga.

-Si buscas esto, -dijo mientras exhibía mi ropa más íntima- me lo quedo, es mi trofeo.

-No puedo ir por la calle sin ropa interior, todo el mundo lo notará, -protesté-.

-Ese no es mi problema, ¿o no es más que una escusa tonta porqué en realidad deseas que todos se fijen en ti?, -se burló-.

-¡HIJOS DE PUTA, OS DENUNCIARE POR LO QUE ME HABEIS HECHO!, ¡IREIS A LA CARCEL POR ELLO!, -les grité en tono amenazante-

Dando un tremendo portazo cerré la puerta del baño. Más calmada miré el reflejo de mi cara en el espejo, tenía rastros de leche materna mientras de mi coño aún escurría el semen del viejo pervertido, (afortunadamente tomo anticonceptivos). Mis muslos estaban muy pegajosos. Me sentí muy sucia, abrí el grifo del agua y entré en la ducha. El agua caliente recorría todo mi cuerpo relajándome, me enjaboné.

Recordé lo sucedido en el vagón del metro, el interrogatorio de Marga, el video de las cámaras de seguridad, los insultos y humillaciones, y las folladas más intensas de mi vida. Me excité mientras mis manos acariciaban mis pechos y mi sensible clítoris.

Arqueé mis piernas abriendo los labios vaginales, y enfoqué el chorro de agua caliente contra mi vagina mientras tocaba mis partes más íntimas. El orgasmo fue instantáneo.

Avergonzada y arrepentida salí de la ducha, me sequé y me vestí. Mis duros y sensibles pezones resaltaban en mi camiseta deportiva, mientras que mis labios vaginales se marcaban en mi fina malla gris de deporte.

Entré de nuevo en la habitación, el viejo degenerado no estaba, Marga ya se había vestido.

-¡VOLVERAS, ERES UNA HOT WIFE Y SE QUE VOLVERAS!, -se rió la jefa de seguridad-.

Por dignidad no contesté, me puse la chaqueta vaquera, cogí el carrito de mi bebé y cruce la puerta.

Era bastante tarde, tenía varias llamadas perdidas de mi madre y mi esposo, llamé a ambos para tranquilizarlos. El convoy se acercó muy despacio hasta el andén, las puertas se abrieron y me instalé en la zona destinada a carritos y sillas.

Mi whatsapp vibró, número desconocido, lo acepté. Era Marga: “Te estoy viendo por el circuito cerrado”.

No contesté, el móvil vibró nuevamente, la jefa de seguridad me mandó un enlace seguido de un escueto, “Abrelo”.

Lo abrí y me quedé estupefacta, era un video de corta duración. Reconocí el cuarto de baño, una mujer con el rostro pixelado dentro de la ducha masturbándose hasta alcanzar el orgasmo, sus pechos, sus nalgas, sus muslos, su vulva se apreciaban con total nitidez.

Otro whatsapp: “Si dices o haces algo, la próxima vez se verá tu cara, no se que opinará de ello tu marido, tu madre, tus amigas o tu jefe y los compañeros de trabajo. Por cierto, mira el número de visitas y comentarios, eres toda una estrella”.

Más de mil personas, en apenas media hora, habían visto mi cuerpo totalmente desnudo y  como me masturbaba. Más de treinta comentarios, a cada cual más soez, llamándome de todo y diciendo lo mal follada que estoy. Me humedecí al leerlos.

Muy excitada cerré el enlace mirando a mi alrededor, me acerqué a un chaval de unos veinte años. Pegué mis nalgas a su bulto y empecé a frotarme descaradamente, noté de inmediato su tremenda erección. El chico apenas pudo ocultar su excitación, sobre todo en el momento en que cogí su mano llevándola a la parte delantera de mi entrepierna.

-No llevas ropa interior, -susurró-.

-¿Acaso te importa?, -contesté mordiendo mi labio inferior-.

FINAL

NOTA: Gracias Yoli, sin tus fantasías este relato nunca hubiese salido a la luz. Un beso y hasta la próxima.