Historia de una escalera. Ático B

Por otro lado, tenía la edad perfecta para darle verga hasta terminar exhaustos, un culo fabuloso con las nalgas bien respingonas, unas tetas enormes como rosetones de catedral y pezones carnosos prestos a comérselos con lujuria y un coño como esperaba de una madura tremenda

Vivo con mi madre y nuestras “hijas” en el ático B un barrio del centro de la ciudad muy cerca de plaza castilla en Chamartín, en un edificio de cuatro plantas de la calle “Pedro Muguruza”. Pero no siempre hemos vivido aquí, nos trasladamos hace unos diez años cuando mi hija mayor, Ariana pasó a formar parte del negocio familiar e instalamos la oficina en el edificio de Caja Madrid. Pero la historia de “incesto encadenado” se remonta a años atrás, concretamente 50, a principios de los setenta, sin embargo mi implicación llegaría en los años noventa, cuando me sumergí en el mundo del incesto al follarme a mi madre cumplidos los 18 años.

Mi madre me tuvo joven con veintiuno, entrando así, sin saberlo en un “juego” que mi madre había iniciado con su padre y que marcaría nuestra vida para siempre… Mis padres se habían divorciado hacía ya solo cinco años, debido a que a mi padre, siete años mayor que mi madre, le habían ofrecido un importante puesto en la sede de Barcelona (Nosotros vivíamos en Coslada cerca de Madrid) ni mi madre ni yo nos planteamos irnos… finalmente llegaron a un acuerdo amistoso de separación y él se marchó a su nuevo empleo como conductor de transporte especial internacional.

Quedé con mi madre por ser menor de edad y no era aconsejable mi desubicación, según la sentencia del juez. Mi padre encantado. Además, yo estaba muy enmadrado. Con mi padre, debido a su trabajo que lo mantenía mucho tiempo fuera de casa, nunca había llegado a tener la confianza que tenía con mi madre… Por otra parte, como hijo único que era, fui adquiriendo poco a poco “Complejo de Edipo”… Mi madre era mi referente sexual, por eso me gustaban las mujeres mayores que yo, no obstante tenía lo mío con las de mi edad.

El mismo día de cumplir los 18 años, al acabar de cenar nos liamos de conversación, mi madre y yo, tomando alguna bebida espiritosa para celebrar mi mayoría de edad… es cierto que en España es a los 18 años según un Real Decreto de 1978, pero en el mismo dice que… “ Desde los 16 años, un individuo se puede casar de forma legal, abortar con la autorización de uno de los padres en un centro sanitario público o privado, obtener carnet de conducir para motos y trabajar” eso para mi madre era tener la mayoría de edad para casi todo en la vida, si tenemos en cuenta que esa misma ley indica que… “A partir de los 13 años, se tiene libertad legal para tener relaciones sexuales”.

Desde el principio mi madre le dio a eso de la “mayoría de edad” mucha importancia y me decía que ahora ya sí que era el hombre de la casa… La conversación se fue calentando con el tema de mis relaciones con las chicas, que era el tema favorito de mi madre siempre que estábamos en esas circunstancias. Llevas desde los trece años con libertad legal para follar, me recordaba de vez en cuando, con el fin de saber con cuantas niñas me acostaba…. Ciertamente había tonteado con varias chicas y en ese momento estaba liado con la profesora de refuerzo de lengua, diez años mayor que yo… esto a mi madre no le hacía mucha gracia, me decía medio en broma, medio en serio, que podía ser mi madre. Una mañana fue a verla, para comprobar si estaba buena o no, y quedó impresionada de Patricia, una morena de piel blanca con cierto parecido a mamá.

Los dos estábamos un poco perjudicados por la bebida, o al menos lo aparentábamos y nos toqueteábamos, con la confianza que siempre había habido entre nosotros, entre risas y bromas aparentemente sin ninguna mala intención. Ese día, empecé a calentarme, sin ninguna razón especial… Mi polla se me puso dura y como estaba en pijama y además estoy bien dotado, se me notaba mucho. Era evidente que mi madre se había dado cuenta al sentir mi verga presionar su cuerpo en varias posturas…, ella no dijo nada, pero yo me percaté que de vez en cuando inconscientemente se quedaba mirando fijamente mi bulto por unos segundos, como extasiada… analizándola y valorando no sé qué.

Finalmente decidimos irnos a acostar sin dejar de reírnos y bromear, hasta cuando estaba en nuestro baño aliviándome la vejiga antes de irnos a la cama. Yo tenía la polla tiesa y oriné más fuera que dentro del wáter, y entre risas se lo comunicaba a voces a mi madre, que a su vez me contestaba desde el cuarto entre risas que mañana lo tendría que limpiar… Cuando terminé y me iba a mi dormitorio, me acerqué a la puerta del dormitorio de mi madre que estaba abierta, para darle las buenas noches, y… allí estaba ella, solo con las bragas puestas, se había quitado la bata que usaba para estar por casa y estaba sentada en la cama, como si estuviera esperándome ¡¡Bufff!! Mis ojos se fueron directamente a sus tetas. No se las había visto nunca de esa manera tan explícita, aunque si las había tocado muchas veces en nuestros juegos de cosquillas. Con lo caliente que estaba, aquello fue definitivo, no me lo pensé dos veces.

Me lancé a por ella, como si fuera una broma, ella cayó debajo de mí riéndose, empecé a hacerle cosquillas y a besuquearla por todos sitios, diciéndole que era el lobo feroz y que me la iba a comer. Empezamos una especie de lucha toqueteándonos con más carga sexual que juego inocente… estaba claro que los dos queríamos lo mismo, sino ella hubiera puesto tierra de por medio parándome los pies, pero no lo hizo, así que fui directo al grano, con caricias muy explicitas en las zonas erógenas…, ya me dirán que no son lugares normales para acariciar a una madre, ella simplemente se dejaba hacer siguiéndome el juego sexual imparable. Le pegué un buen repaso a sus tetas y le toque el coño por encima de las bragas, ella por su parte me tocó de forma más que evidente varias veces mi cipote y la bolsa de los huevos… Me fui desnudando mientras “luchábamos” y cuando estuve en calzoncillos, encima de ella, los dos nos quedamos parados mirándonos en silencio. Sus ojos lo decían todo… Lo deseaba… Me deseaba.

Acerqué mis labios a los suyos y comenzamos a besarnos… Primero suavemente, ella entreabrió sus labios dándome permiso a entrar en su boca, yo introduje mi lengua dentro notando su humedad, sus dientes, su lengua en pugna con la mía…llegué al paladar y ella al mío. Cuando nuestras lenguas se encontraron se encontraron de nuevo, fue el detonante de la explosión de nuestros deseos contenidos… me mamó la lengua con lascivia, se le veía muy entregada a la mamada. Joder con la situación, todo pasó en segundos, de una forma rápida y precisa, como si lo hubiéramos ensayado cientos de veces.

Me deshice de mis calzoncillos en un abrir y cerrar de ojos, le saqué sus ajustadas bragas de su ancha cadera, ella levantó sus rodillas cuando yo ya estaba entre sus piernas. Punteé un par de veces erróneamente y ella tomó la iniciativa, agarró con una mano mi polla y la dirigió a su chorreante coño húmedo. De un solo empujón le metí mi enorme polla hasta la mitad… ¡Bufé como un toro bravo! Ella gimió al notarla entrar tan de golpe, entonces supe que debía ir poco más despacio, le fui dando estocadas cada vez más profundas hasta que la tuve completamente dentro de su coño… casi 20 cm de verga enterradas.

Era lo que los dos deseábamos en ese momento y ya estaba hecho. Por unos segundos nos quedamos los dos quietos, mirándonos… su cara reflejaba una sonrisa de satisfacción y deseo. Mi polla empezaba a palpitar envuelta por las paredes del coño de mi madre. En el lapso de tiempo de solo unos segundos, la vagina de mamá se acomodó al tamaño de mi verga. Cuando reaccioné, noté el calor de su coño en mi polla, solo acerté a pensar que estaba dentro de mi madre… eso me volvió loco de excitación y comencé a follármela como si me fuera en ello la vida y no hubiera un mañana. Me imagino que mi madre que sentiría algo parecido, la sensación única de tener “¡¡Por fin!!”, a su hijo dentro de ella, y digo “por fin”, por lo que sabría después.

Nos pusimos a follar como locos en modo conejo en celo. Mamá gritaba de placer diciéndome todo tipo de cosas… mientras tenía un orgasmo continuo… LA MUY PUTA ESTABA MÁS SALIDA QUE YO. No me corrí enseguida, pese al estado de excitación que tenía. ¡¡Ummm!! Era excesivamente hermosa y guapa, me encantan las mujeres exuberantes con ese toque de belleza aniñada como la suya ¡Me había puesto muy cachondo! Además de tener un color de piel que me llamaba mucho la atención y me atraía. Delicioso acariciar cada centímetro de su piel, su barriguita que aún no te había llenado con un bonito bebé mío, sus atributos erógenos perfectos para mí…abultados y llenos de sabrosa carne firme, especialmente la vulva que debía de ser una gozada comer, lamer, succionar su clítoris con mis labios, tragar cada gota de su fluido vaginal y follarme ese coñito con la lengua hasta que se corra como una puta.

Por otro lado, tenía la edad perfecta para darle verga hasta terminar exhaustos, un culo fabuloso con las nalgas bien respingonas, unas tetas enormes como rosetones de catedral y pezones carnosos prestos a comérselos con lujuria y un coño como esperaba de una madura  tremenda… moreno por fuera y rosadito por dentro. Siempre fantaseé que debía de ser una experiencia religiosa enterrar ahí la polla dejando que esa vagina la envuelva en su caliente y húmeda acogida, pero no esperaba que fuera tan maravilloso. Creo que entraron unas ganas locas de follarla hasta llenarte el útero de lefa espesa. “¡ME ENCATARÍA PREÑARLA!” Pensaba mientras empujaba a fondo mi estoque. Siempre me ha gustado follarme a una mujer casada con el coño tragón. ¡Follármela a pelo y llenarle el coño de leche es una idea que me excitaba en mi soledad onanista! Mamá lo daba todo y era el perfil de hembra que cubre mi mundo ideal se sexo sin paragón…ancha de caderas y guapa.

No paraba de follármela viendo sus convulsiones, su olor a hembra y a madre, su calor y caricias, provocaban que mi polla perdiera dureza en ningún momento. No sé cuánto tiempo estuvimos jodiendo sin salirme de ella. Me corrí y continué atravesándola con furor sin bajar un ápice de dureza venérea, hasta que volví a correrme otra vez y caí desmadejado encima de mi madre. Ella con suavidad me empujó hacia un lado y los dos quedamos tumbados de espalda, sudorosos y agotados, tratando de recuperar el aliento.

Pasados unos minutos me acerqué a ella, la abracé y comencé a besarla en la cara… Noté su cara húmeda de las lágrimas que silenciosamente brotaban de sus ojos. Eso me dejó frío y hasta los efectos del alcohol desaparecieron de golpe de mi cabeza. Besándola y volviéndola a besar la dije que me perdonara, que todo había pasado muy deprisa, sin tiempo para pensar y por los efectos de la bebida, mi excitación, la hormonas adolescentes… mil cosas que excusaran mi acto impúdico. Ella, para mi sorpresa me dijo que no me preocupara, que estaba llorando de ternura, que no era por nada malo o negativo, que se sentía feliz, completa por la experiencia conmigo. Había sido algo muy bonito y deseado por los dos, por eso no era necesario arrepentirse o sentirse avergonzado. Que era una sensación de plenitud, como si algo en su interior le dijera que lo que ella sabía que iba a pasar y deseaba que pasara, por fin había pasado. SI TE GUSTA Y QUIERES VER COMO TERMINA VISITA LA WEB DE MI PERFIL

Se llevó una mano a su coño del que escurría la abundante leche de mis dos corridas, junto con los flujos de las suyas y la sacó totalmente empapada, se la acercó a la boca y se chupó los dedos… ¡¡Joderrr!! Era súper morboso, esos labios que tantos besos de amor me habían dado a lo largo de la vida, ahora eran pura lujuria. Asistía atónito a todo este sorprendente proceder de mi madre, para mí.  No entendía nada ni de lo que decía ni de lo que hacía, pero noté como mi polla comenzaba a recuperarse de su letargo.

– Se nota que estabas bien cargado. Te has aliviado con una cantidad muy grande de leche y además la tienes muy rica ¡Está my sabrosa cariño! ¡¿Alguna vez me dejarás beberla directamente de la fuente de donde mana?! ¡Ummm! Creo que sí, ja,ja,ja…

Mi madre, después de chuparse los dedos empapados de mi semen, continuó diciéndome que no solo no se arrepentía de nada, sino que había disfrutado como nunca de ese polvo, que había vivido uno de los momentos más intenso de su vida… Y además con la persona que más quería de este mundo, su hijo… Al sentirme dentro de ella había sido una sensación única, pero sobre todo lo mejor fue el sentir como inundaba sus entrañas con mi esperma espeso y caliente… ¡¡Buffff…!! Percibir los chorros salir y estrellarse contra su fondo vaginal era algo que no sabía cómo explicar esa maravillosa sensación vivida… su vagina oprimiendo el tronco endurecido… electrificaba todas las terminales nerviosas de sus paredes vaginales internas, en definitiva todo lo que había sentido follándola.

Y añadió lo que para ella se ve que era algo muy importante…

– ¡¡Hijo mío, ahora ya sí que eres el hombre de la casa de verdad y yo tu mujer…tu esposa!!

A mi todo eso no solo me tranquilizó, sino que me excitó muchísimo, poniéndoseme la polla tiesa y dura como un palo de manera instantánea. Mi madre al ver mi erección con toda la verga mirando al techo, ya totalmente desinhibida, entre risas…

– ¡Por Dios Santo, cariño! ¿Ya estas así de empalmado de nuevo…? ¡Juventud divino tesoro…! Dile a ese tronco duro que se tranquilice un momento, que voy a vaciarme para hacerle sitio…Jajaja. Si no meo, me voy a mear cuando me la vuelvas a hincar tan hondo como lo has hecho… ¡Ha estado divino sentirme clavada a fondo con todo tu ímpetu!

Yo también necesitaba aliviar mi vejiga… Ella, parada en el umbral de la puerta miró como forzaba mi polla para apuntar dentro de la taza del váter, se acercó pegándose a mi espalda y fue ella la que sujetó y forzó la verga.

– Vamos ahora es el momento de mear… se me cortó las ganas, entonces la otra mano me rodeó deslizándose a mis huevos… – A ver si así se te suelta la polla y puedes mear mejor.

Sorprendido, pero no más relajado me concentré. Con sus manos en mi polla y huevos se abrió la compuerta apuntando a la boca del váter en el que desalojé mi líquido amarillo... debieron ser unos segundos, que se sintieron eternos hasta el chorro se aventuró a salir. Tras unas sacudidas de rabo, ella bajó el aro del asiento y se sentó en el váter sin dejar de mirarme a los ojos y a mi verga de manera alternada como si viese algo natural. De alguna forma ver su enorme y blanco culo desnudo antes de que se sentara me calentó.

– Inclínate un poco si quieres ver como sale el chorro de pis de mi raja… Me indicó.

En cuclillas mirando a mi madre desnuda, se abrió de piernas y de pronto se abrieron los labios por el grueso chorro de líquido que se hacía paso al salir. Se oía la fuerte meada con un chorro múltiple que golpeaba contra la cerámica de manera ostentosa. En tanto orinaba con ese largo y pesado chorro que exasperaba no perdía detalle de su performance, masturbándome con la situación ajando de arriba abajo todo el tallo con mayor contundencia de cómo lo hacía habitualmente. Una vez aliviada, dejó que yo le secara el coño con un par de servicios de papel higiénico.

– ¡¿Qué te ha parecido el chochete de mamá meando?! ¡Parece haber estado interesante!

– Sí mucho, es algo que nunca había visto en vivo y en directo…

– Claro que sí mi amor, con tu madre vas a vivir muchas cosas que nunca imaginabas que disfrutarías en vivo y directamente en tu cuerpo. Sonreía de la ocurrencia de mi madre.

Nos dimos una ducha rápida para quitarnos la traspiración, me sequé y salí, ella se quedó un poco más en el aseo. Mientras mamá continuaba en el baño empecé a pensar en lo que había pasado, en lo que había dicho y en la extraña reacción de mi madre… Llegué a la conclusión de que ella había sido consciente todo el tiempo, no estaba tan bebida como yo creía, y lo había provocado expresamente. Por una razón u otra deseaba que pasara lo que pasó. Actuaba como si supiera que yo, su hijo, en algún momento acabaría follándomela, vamos, como si estuviera predestinada a ser follada por su hijo. Lo supe en la asimilación del deseo que ocurriera… y se sentía feliz de que por fin hubiera ocurrido. Cuando volvió con su coño bien aseado y la vejiga aliviada, se tumbó a mi lado y sin cortarse un pelo.

– Soy toda tuya hijo mío, puedes hacer con tu madre lo que quieras, porque a partir de ahora, sin dejar de ser tu madre, quiero asumir también el rol de tu mujer, tu esposa y amante… también tu PUTA, y que tú seas mi único hombre. Como mujer tengo mis necesidades y solo quiero que tú seas el semental que las sufrague por completo, dijo con una sonrisa cómplice.

Una vez superados todos mis prejuicios, me lancé en picado, metí mi cabeza entre sus piernas y comencé a comerme el coño de mi madre recién lavado. Ella tiró de mí,  comprendiendo lo que quería, rápidamente me giré y comenzamos a hacer un 69. Mi madre metió mi polla en su boca. Completamente acelerado, comencé a follármela por la boca a la vez que devoraba ansiosamente su coño… ¡¡Madre mía, Qué pasadaaaaa…!! No tarde mucho en recibir sus orgasmos en mi boca y a los pocos minutos yo también me corrí, llenando la suya con una corrida menos abundante que la primera, que mi madre tragó como pudo. Volvimos a la posición normal y comenzamos a besarnos con verdadera pasión. Los dos estábamos sobreexcitados, de nuestras mentes desaparecieron todas las inhibiciones, dejando de ser madre e hijo para transformarnos en dos animales en celo. Follamos durante horas como conejos. Me corrí un par de veces más, pero mi madre se deshidrató a base de orgasmos continuos, hasta que caímos extenuados quedando dormidos.

Al día siguiente hablamos todo lo que teníamos que hablar… Los dos lo teníamos claro. Ninguno lo habíamos buscado expresamente, pero evidentemente los dos lo deseábamos y una vez hecho no nos arrepentíamos de nada. Había sido una experiencia increíble que por instinto se fraguó y a la que no le pusimos cortapisas… Bueno también reconocimos que nos pasamos follando tan despiadadamente, pero el deseo era irrefrenable y ninguno de los dos supimos parar. Por eso debíamos dosificarnos y en adelante nos lo teníamos que tomar con más calma, porque los dos estaríamos ahí para el otro durante todo el tiempo y solo en exclusiva para nosotros…debíamos planificar nuestras folladas.

CONTINÚA...