Historia de una conversión (1)

Este capitulo es el principio de mi historia, de como empece a enamorarme. Aunque aún no contiene sexo espero que os guste

Antes de comenzar con esta historia, he de decir que es la primera vez que escribo, así que os pido "clemencia" por ello. Intentaré contarlo lo mejor posible de acuerdo a los hechos.

Primero paso a describirme un poco. Tengo 19 años y me llamo Sebas. Vivo en Madrid. Mido 1’75, soy delgado aunque tengo un cuerpo bien formado debido a que siempre he jugado al fútbol y actualmente práctico natación. Por ello tengo unos pectorales definidos, un vientre plano, piernas fuertes y un culo que muchos me han dicho que es uno de mis grandes atributos. Tengo algo de vello por las piernas y por el pecho y un pene normal, unos 16cm. Y dicen que soy bastante guapo, unas facciones definidas, unos labios carnosos y ojos azules que con mi pelo moreno hacen que sea atractivo.

Ahora mismo no se que considerarme. Pues siempre he creído que era hetero, pero hetero de verdad. No lo digo para dar más morbo a otros tíos, si no por que de verdad me gustaban las chicas, he tenido varias novias y me he enrollado con otras cuantas. Disfrutaba con ellas tanto besándolas y magreándonos como acostándonos. El sexo era bastante placentero. Pero como he dicho antes ahora no se ni lo que soy.

Y ahora paso ha describiros al otro protagonista de esta historia. Se llama Carlos y es mi mejor amigo desde que nos conocimos con catorce años en el instituto. Nos empezamos a llevar bien desde un principio, por compartir aficiones como el fútbol, y poco a poco nos empezamos a llevar de maravilla. Compartíamos amigos, nuestras familias nos conocían y nos trataban como a uno más, salíamos juntos, nos contábamos todo lo que nos ocurría. En fin que lo compartíamos todo.

Carlos es un chico bastante parecido a mí. Un poquito más alto que yo pero con un cuerpo bastante parecido al mío aunque con menos vello pues sólo tiene por las piernas. Es guapo con un pelo castaño revuelto que le hacen bastante guapo.

Pues la historia en sí comienza un sábado de fiesta cuando teníamos 18 años recién cumplidos. Yo ese día había salido con un primo mío que era su cumpleaños pero había quedado con que me reuniría después con mis amigos en la discoteca habitual a la que solíamos acudir.

Me presente allí a eso de la una de la madrugada, algo borracho y me encontré con mis amigos junto a una barra (mis amigos, chicos, que aunque mi grupo estaba formado por ambos géneros en ese momento ni las chicas ni Carlos estaban presentes). Me preguntaron por el cumpleaños y tal

¿Y el resto dónde están? – les pregunte

Fuera, en la plaza – (hay una plaza junto a la discoteca) me respondió uno- Es que resulta que

Qué Carlos es maricón¡ - interrumpió otro

Venga macho pero que dices – salte sorprendido y ofendido

Que sí tío, que nos lo ha contado hoy, que decía que no aguantaba más, que sí estaba cansado de ocultar quien era.

Sin esperar más me di la vuelta para salir de la discoteca. Subía las escaleras cabreado. Cabreado por lo que estaba pasando. No por que tuviese nada en contra de los gays (gracias a Dios mis padres, hombres de izquierdas, me habían dado una educación bastante liberal y tolerante), sino porque no entendía porque si eso que me contaban era verdad no había sido yo, su mejor amigo el primero en saberlo. Además me sentía engañado, yo le contaba todo, mis cosas con las chicas, mis experiencias sexuales… Y él ahora era gay, todo lo que el me había dicho hasta entonces era mentira.

Salí fuera y me dirigí a la plaza. Allí estaban sentados en un banco. Carlos y las tres chicas. Me vieron acercarme y el agacho la cabeza. Me pare enfrente de él.

¿es verdad lo que me han dicho? – le pregunté

sí… - me respondió, más bien balbuceando.

¿y por qué me enteró ahora?

Es que, es algo difícil… además yo no sabía como

Joder, parece que no me conoces. ¿Qué pensabas, que te llamaría maricón y te dejaría de hablar? – en esos momentos él levanto la vista y le vi los ojos rojos. Me di cuenta que había estado llorando y comprendí que estaba siendo cruel con él, que no tenía derecho a ponerme así porque él realmente lo estaba pasando mal. Me agache y le agarre las manos, note que temblaban- ey macho, eres mi mejor amigo, te quiero por como eres, no por quien te guste. Y esto creeme que no va a cambiar nada.

Gracias – me miro con unos ojos que me provocaron una sensación de fragilidad, le abrace- gracias de verdad… pero es que esto es una mierda¡

Ey, no digas eso, que no tienes ninguna enfermedad, simplemente te molan los tíos y ya está.

A partir de ese momento nos dejaron solos y estuvimos hablando hasta que nos fuimos para casa. Me contó que no había estado con ningún chico y que estaba cansado de tener que hacerse pasar por quien no era ni de estar con quien no quería estar. Le dije que ya no se preocupase por eso, que eso había cambiado, que a partir de ahora él sólo tendría que ser él.

Continuara