Historia de un sueño

Esta es la historia de un sueño, un sueño que aun no termina

Me sorprende de nuevo el amanecer con el frio calándome hasta los huesos y con las plantas de mis pies como témpanos de hielo,  buscando mermar el frio,  los frotaba contra mis piernas; tras varios intentos fallidos renuncie a mi sueño, entre abrí mis ojos, por la ventana entraba un suave rayo de luz, recorro la habitación en busca de un rastro distinguible, una brújula que me oriente en donde estoy , y ahí estabas tú,  a pocos centímetros de mi, dándole razón a este espacio; junto a mi dormía un ángel que había iluminado mi existencia, cada una de tus facciones te hacían ver tan perfecta, que llegue a preguntarme si de verdad estabas junto a mí, si no era mi mente jugando que me nublaba los sentidos, pero estabas ahí y el frio seguía presente, me acerque más a ti, hasta sentir tu respiración, cuidando de tus sueños para que no se perturbe el semblante lleno de paz que reflejaba  tu cara.

yo, una mortal mas en esta tierra, cautivada con cada simpleza de tu ser, al verte me hace pensar que no hay nada más sublime,  que el sentimiento que crece cada mañana al despertar y ver tu rostro angelical y saber que será otro día maravilloso al lado del ser que ha llenado de felicidad mi vida, pero como mortal que soy, vuelvo a equivocarme y abres tus ojos, despertando de tu sueño, despertando de nuestro sueño, porque para mí verte despertar cada día es mi sueño hecho una realidad .

Tu mirada choca con la mía y me pierdo en esos ojos oscuros, tan oscuros como la noche, que paradójicamente llenan de luz mi vida, esa mirada que hace temblar mi cuerpo,  esa mirada que me lleva hasta el cielo, esa mirada que me hace perder el control, que me hace perder en ti, que borra todo al nuestro alrededor, que mis alas ponen en vuelo, sin querer aterrizar jamás.

Derrites mis labios con un beso, sacándome de ese mundo paralelo en el que estaba inmersa, una sonrisa se dibuja en tu cara, se me escapa un suspiro inesperado, tu aroma como un acorde de notas hipnotiza cada uno de  mis sentidos.

Nuestro silencio se vio interrumpido por unas risas lejanas y el sonar crujiente de la madera por unos pasos que cada vez se hacían más cercanos, pero seguíamos ahí, acostadas en la cama, escondidas entre las sabanas, inamovibles, queriendo extender nuestro despertar un poco más, los pasos se detuvieron, solo se escuchaban risas, risas de unos pequeños angelitos que llamamos hijos, que como alpinistas escalaron hasta nuestra cama , una palabra salió de  sus pequeños labios, que repetían sin cesar "¡mamá! ¡Mamá! ", palabras que nos robaron miles de sonrisas, nos miraban con esos pequeños ojitos que alumbraban nuestra vida, niños juguetones con sus manitas tan pequeñitas que nos hacían sentir una gran ternura, unos pequeños angelitos enviados por Dios que llenaban nuestro corazón de amor.

El reloj no se detenía, la mañana entraba por nuestras ventanas y se comenzaba a escuchar el rugir de nuestros estómagos, mi cuerpo no quería abandonar esta cama, un colchón de nubes de plumas blancas, pero afuera nos espera un gran día, al lado de los pequeños más dulces que he conocido en mi vida, ciertamente  se parecen a ti, amor de mi vida.

Con una clase magistral de cocina preparaste el desayuno, los pequeños angelitos terminaron chupándose los dedos y con las pequeñas pijamas llenas de mermelada, algo frecuente en los niños y aun estando llenos de comida en sus manitas y en la ropa, siguen sonriendo, despreocupados por cualquier cosa que pase a su alrededor, los niños tienen un trabajo, el más hermoso de todos, hacernos reír.

Después de un largo baño, salimos al jardín para jugar con los angelitos, ellos corrieron directo al columpio, sentados y agarrados a las cadenas comienzan a mecerse cada vez mas rápido queriendo alcanzar el cielo, verlos me recuerda a mi época del colegio, a ese jardín de juegos, a ese columpio antiguo en que me mecía queriendo sentir el viento del trópico soplando mi cara y aquí estaba yo sentada junto a ti, llena de paz y felicidad, al ver esos angelitos sonreír, regalos de Dios que son mi familia junto a ti.

El columpio deja de mecer y los niños empiezan a correr, jugando entre ellos y nos unimos a ellos tratando de alcanzarlos, por todo el jardín, por toda la acera de nuestra calle, en un punto mi asma se hace presente me detengo y me siento en un banco de madera, el aire me falta, aparece una opresión en mi pecho, me acuesto en el banco y me quedo dormida.

Despierto estando en mi cama, pero tú no estás aquí, tus ojos ya no me miran, no escucho tu voz ni la risa de los niños, solo se escucha el ruido del tren cuando pasa por la estación, mi brújula se ha perdido, ya no estoy con el amor de mi vida, me doy cuenta que estoy en la casa de mis padres, todo fue un sueño,  tú no estás aquí,  ni las pequeñas manitas de los angelitos, que no estoy en mi hogar, todavía queda mucho por recorrer, pero en mi queda una pregunta constante, cual es el camino que me hará llegar a ti, cual es el camino de vuelta a casa.

Esta es la historia de un sueño, un sueño que aun no termina.