Historia de un servidor

De como me converti de hetero a servidor de mi Señor en la busqueda de su placear por la humillacion extrema.

Antes que nada, decir que este no es un relato al uso, si tienes una mente sensible y te ofenden o molestan ciertas cosas no lo leas.

Otro año. Dicen que la forma en que pasas la nochevieja marca el curso del año que empieza, espero que no sea así o me espera otro año de humillaciones, aunque... ya casi no me afectan, o por lo menos no tanto como el primer año que pasé al servicio del Señor, cuando todo era nuevo e inesperado, cuando no imaginaba hasta que punto era capaz de degradarme, cuando cada sesión me hacía subir un peldaño de la degeneración más sucia y salvaje.

Este año ha sido otro el que lo ha pasado peor, Juan, el nuevo juguete del Señor, un pobre infeliz de 42 años que nunca hubiera sospechado que iba a terminar el año dando las campanadas con el culo. Estaba rojo como la grana el pobre. Ni a mi ni a los otros dos nos a pillado de nuevas, a fin de cuentas no ha sido más que una variación de la Cocohuahua, uno de los juegos que más divierte al Señor que consiste en hacernos poner huevos como gallinas.

Naturalmente no son huevos de verdad - me dijo Ramón, el más antiguo, que hace tiempo lo habían intentado con huevos duros pero salían aplastados - lo que nos meten en el culo son pelotas de ping pong y luego las cagamos en cuclillas batiendo los brazos como si fueran alas mientras cacareamos como gallinas enloquecidas. Eso es lo que hicimos para la fiesta de nochevieja del Señor (celebrada el día antes para que los señores pudieran pasar la real convenientemente con las familias), poner tres huevos cada uno, eramos cuatro, para que se tomaran las uvas si es que las carcajadas se lo permitían.

Al primero que vi hacer la Cocohuahua fué a mi cuñado Jaime, al pobre se lo hicieron antes de petarle le culo y aunque no vi como le metían las pelotas puedo imaginarme el rato que pasó y como se sintió cuando tuvo que entrar en cuclillas y cacareando en la habitación donde estaba yo. A mi ya me habían sometido a varias sesiones por entonces, pero esto era nuevo para mi y no entendía de que iba hasta que lo hicieron subir sobre una mesa con el culo a la altura de mi cara, vi como apretaba y como el suave vello rubio de su ojete se expandía y contraía hasta formar un volcán de carne por el que asomaba algo blanco.

Antes de que me pudiera dar cuenta de lo que era, Jaime hizo un apretón y el pequeño circulo blanco se convirtió en una pelota que me salto a la cara dándome un susto de narices mientras el Señor y sus colegas se partían de la risa. Dejé de mirar la pelotita que rebotaba por el suelo a tiempo de ver a Jaime poniendo el segundo huevo, que le salió doble, mientras intentaba mantener el equilibrio, cacarear, batir las alas y apretar el culo para cagar las pelotas.

Todavía estaban rebotando la segunda y tercera pelotas por el suelo y Jaime ya volvía a apretar, su ojete se abría y cerraba sin éxito ante mis ojos mientras el resoplaba por el esfuerzo intentando no dejar de cacarear. Tardó unos segundos angustiosos en poner el cuarto y último huevo, hasta que por fin le salió disparado del culo acompañado de un sonoro pedo que hizo descojonarse a los Señores. No tarde mucho en tener que pasar por el trance de Jaime claro, el Señor no para de idear nuevas humillaciones para nosotros con especial interés en nuestros anos. El agujero del culo - como lo llama él en un alarde de sutileza - como dilatarlo y cebarlo es su mayor afición.

Desde el día que empezó a meterme los dedos en el culo, y él y su circulo empezaron a petarme y preñarme con regularidad, el Señor me he ido enseñando lo bajo que puedo caer, lo cerdo que puedo llegar a ser y sobretodo, que mi boca y mi culo solo son dos agujeros que a el le sugieren un sinfin de posibilidades. En el culo le gusta meter de todo, lo que menos la polla ya que una vez nos rompe el culo raramente nos folla, aunque deja que nos lo hagan sus amistades. Sobretodo le gusta lo que el llama cebar, es decir darnos de comer por el culo, introducirnos totalmente lo que sea, sobretodo comestibles, platanos pelados, uvas, ciruelas, cerezas, salchichas de todos los tamaños, aceitunas...

Lo que le produce placer es humillarnos, de muchas formas, pero especialmente con los cebados, siempre con su publico, nos pone a cuatro patas y nos va metiendo lo que se le antoja, viendo como desaparece en nuestro interior, tanto como quepa. Hasta que el pobre que pone el culo se siente a reventar y suplica que le dejen vaciarse. Y una vez vaciado, como suelen ser comestibles es fácil imaginar por donde van sus exigencias.

Si no tienes suerte no te permite el vaciado rápido y para eso se vale de sus dildos favoritos, los plugs, es decir los tapones de culo, que usa sobretodo con los cebados liquidos, generalmente meados, aunque también leche, nata... En una ocasión mi cuñado Jaime y yo tuvimos que salir a llevarle la merienda a otro siervo, y cruzamos la ciudad con una meada en el culo mi cuñado, y dos platanos king sice yo, en cuanto llegamos y nos quitó los tapones... pfff.

Pero antes de seguir contando mis experiencias debo aclarar que aunque por lo que os he narrado debéis pensar que soy un gay sumiso, lo cierto es que aunque a estas alturas ya no se muy bien lo que soy... cuando contacté con el Señor la primera vez yo era un heterosexual divorciado sin ninguna inclinación gay ni mucho menos masoquista. Sorpresa. De hecho todos, mi cuñado, Ramón... y todos los demás servidores eramos héteros, eso es lo que busca el Señor.

Nuestra conversión no es fortuita, el Señor abusa, pero paga y paga muy bien, y todos hacemos lo que hacemos por pura necesidad. Como he dicho su placer consiste en humillar y su posición económica le permite conseguirlo y sabe como hacerlo. Por supuesto muchas de las cosas que nos hacen serian humillantes incluso para un gay, pero con un hétero el efecto se multiplica geometricamente.

Además nunca actúa solo, siempre hay alguien más mirando y/o participando. Como mínimo está su asistente Marcos que es el que nos prepara (en nochevieja nos metió los huevos en el culo por ejemplo) y le ayuda si no hay nadie mas, siempre con una mirada de desprecio y superioridad desde su posición de hétero (todos los Señores lo son supuestamente), aunque el tipo merece capítulo aparte ya que hace poco descubrí que también sirve a su jefe, no en las sesiones, pero de la forma más asquerosa y además con placer. Sirva de pista decir que si bien el Señor nos desprecia por la forma en que dejamos que nos mancillen los agujeros, habla del suyo propio como “el agujero sagrado” y nunca hay una sesión en que no tengamos que comerle el culo profusamente en señal de respeto. Por lo visto Marcos es quien lo respeta más fervientemente...

Los demás señores pueden ser de su círculo de amistades o también pagados, cuando su fantasía lo requiere. Puede pagar a un grupo de chicos jóvenes para que te mee mientras se ríen de ti, o a un camionero sudado para que le comas el culo en un área de servicio, por ejemplo.

Al servicio del Señor se llega siempre a través de otro siervo, así se asegura que algún conocido del novato esté presente mientras es humillado y además en las primeras sesiones el introductor no participa, solo mira, con lo cual la humillación es mayor. El Señor juega con eso, a nosotros nos introdujo un amigo de mi cuñado por ejemplo y solo yo fui usado en las primeras sesiones, incluso por los otros dos, lo cual casi me hizo mandarles a todos a la mierda.

En contra de lo que se pueda imaginar, el físico de los servidores no es importante, es más, cuando menos cuidado sea creo que mejor, ni somos muy jóvenes, ni tenemos cuerpos de gimnasio, ni vamos depilados... es decir tíos muy normales ya que el Señor rechaza cualquier tic afeminado, o cualquier muestra de estar gozando de los actos que realizamos. Supongo que es por esto que nos sigue llamando ya que yo la primera vez que me petó el culo me mee literalmente del susto y mi cuñado tiene una tendencia a la lagrima fácil que parece fascinar al señor.

Que quede claro que no estamos obligados, ni violados ni acudimos a las sesiones en contra de nuestra voluntad. Se nos dejó muy claro en la primera entrevista podíamos dejarlo en cualquier punto de la sesión, si bien eso implicaría que no se nos volvería a llamar, sin excepciones.

Supongo que seguimos asistiendo y aguantando por codicia y necesidad, además a medida que las sesiones van aumentando de intensidad la paga crece en proporción y el Señor como buen empresario, sabe como motivarnos ya que existe un sistema de bolsa de pluses que se nos abonarán cuando deje de requerirnos siempre y cuando no causemos baja por voluntad propia. Todo muy profesional ya lo veis.

Y por último quiero confesar algo, no diré que me guste lo que hago, pero... he superado las reticencias del principio e incluso siento una rara excitación ante la perspectiva de cada nueva sesión. Aunque mientras dura suelo arrepentirme y me digo que tengo que acabar con el tema, en cuanto llego a casa tengo que pelármela pensando en lo que me acaban de hacer.

Además económicamente gano más ahora que cuando trabajaba y la verdad, creo que mientras dure y si no tengo una alternativa mejor lo voy a aprovechar.

Si escribo esto es por la excitación que me produce recordar las escenas que he vivido y me apetece compartirlas desde el anonimato de internet (naturalmente los nombres que menciono han sido cambiados). Si os interesa que os cuente mis vivencias, como las siento y como las llevo hacédmelo saber y estaré encantado de responder a todas vuestras preguntas y curiosidades. Me produce morbo contarlo y solo puedo hacerlo a desconocidos como vosotros por razones obias. Comentarios críticos y censuras no por favor, no necesito ni quiero que me juzguen.

Hasta pronto.