Historia de un judio
Aún no esta todo contado sobre la vida de un judio en la vieja Alemania.
Uno de los capítulos más oscuros de la historia alemana se desarrollo durante los años veinte, treinta y cuarenta del siglo veinte. Adolf Hitler, el llamado Fuhrer , "EL LIDER" y sus figuras que atemorizaron Alemania, Europa y mundo. En1920, Hitler se hizo socio del partido nacionalista obrero alemán, conocido como NSOAP o partido Nazi, el objetivo era unificar a todos los alemanes en una nación, creo un ejército del partido llamado camisas marrones "Braunhemden".
Hitler sostenía que los culpables que las deudas de su país eran acometidas por la masificacion de razas, judíos, gitanos, raza de color, y minusválidos .Prometió que limpiaría Alemania de esta plaga. Subió al poder y llamo a su gobierno Drittes Reich , "Tercer Reich", sus tropas fueron sangrientas y devastaron medio mundo en perseguir su sueño de ver una raza humana nórdica y perfecta llamada "Los Arios",creando campos de concentración exterminando a razas humanas, el plan se denomino Endlosung, "SOLUCION FINAL"...........
Invierno de 1933, me llamo Aarón, en judío significa gran montaña, me encuentro en un tren de mercancías dirección a Berlín, aproximadamente somos unas 10,000 personas entre polacos, gitanos , judíos estamos apiñados como si fuésemos bestias de pienso que van al matadero, a mi lado veo muchas caras de miedo y angustia, no conozco nada de esta gente ,solo se sus nombres que me dijeron con voz baja temiendo ser oídos por los camisas marrones, ese es el nombre que les damos a los guardias, a mi derecha esta Admiel y Abiie, a izquierda Abel , todos nos miramos a los ojos pero nadie se atreve a decir nada. Llevamos tres días viajando, parando en cada estación y recibiendo al día una ración de maíz quemado y seco, hoy por fin llegamos a Berlín, estamos extenuados, los más débiles se dejan caer al suelo porque las piernas ya no aguantan el peso de su cuerpo. Las frías ruedas del tren empiezan a rechinar al intentar frenarse contra los oxidados raíles, nos agarramos todos uno a otro temiendo la avalancha de cuerpos que sufrimos al parar el oscuro pero largo tren, después de unos minutos del ruido ensordecedor frenando los vagones paramos, intento hacerme sitio y por las tablas rotas del viejo vagón veo que estamos en una estación, muy grande y muy vigilada, desde mi altura alcanzo a ver unos treinta o cuarenta guardias, todos esperando el cargamento tan preciado, pues según se comenta nos llevan a una fabrica de armas para trabajar en ellas.
Siento unas voces que vienen de delante del vagón no puedo verlo pero su voz es tan fuerte que se escucha hasta en el ultimo rincón de la estación, un silencio precede su voz que es roto por el crujir de las puertas abriéndose, nadie sabe que sucede, la gente asustada empieza a llorar, de pronto se abre nuestra puerta y un fuerte sol nos ciega la vista, seguido de una fuerte lluvia que nos empuja hacia a dentro, pero el agua es agradecida, los guardias empiezan a dar voces y a sacarnos de los vagones, al fondo vemos unos camiones de guerra, son inconfundibles por su color verde oscuro, nos intentan conducir hacia ellos pero entre nosotros hay muchos enfermos y después de tres días sin andar lo único que pueden hacer es arrastrarse pero los guardianes usan sus porras y les obligan a levantarse , a veces sin conseguirlo. Al acercarnos a los camiones nos apilan en grupos, al azar. de modo que pierdo de vista a dos de mis acompañantes, nos suben a empujones y de vuelta a reiniciar otro duro y penoso viaje, sin darnos tiempo a saber que sucede , los camiones empiezan a moverse y sacarnos por las venas de la ciudad, por las calles no hay mucha gente, sus casas están cerradas, algunos decididos se asoman por las ventanas y sin decir nada nos miran, pero sus caras reflejan el odio que sienten por nosotros, pronto dejamos atrás las oscuras calles de Berlín y nos adentramos en unas montañas las cuales hacen el camino mas lento y sufrido.
Bien entrada la noche y tras dos horas de largo camino ,el convoy para poco a poco, asomándome por un agujero puedo ver que la fila de camiones es muy larga, nunca había visto tantos juntos, unos guardias empiezan abrir las portezuelas y hacen bajar a la gente, el ruido que producen es insoportable, insultando y pegando con sus duras porras, al llegar a nuestro camión y abrir las puertas, intentamos salir lo mas rápido posible temiendo la ira de los guardias .
Nos apilan en grupos y nos hacen bajar por un camino, al llegar a una explanada nos ordenan que paremos y tirarnos al suelo, la gente llora, grita y enloquece temiendo lo peor, pero de pronto a lo A lo lejos vemos un grupo de personas, no mas de cien, también van apiladas y en grupos, al acercarse vemos que son mujeres y por su aspecto son judías, una vez a nuestra altura las hacen mezclarse con nosotros, la bienvenida es agradecida por ambos lados.
Las voces de los guardias empiezan a mover la multitud y nos encaminan hacia el final de la ladera, al llegar a ella podemos ver la silueta de los metálicos y fríos raíles de un tren, y según las intenciones de los guardias allí nos dirigimos ,llegamos a una estación pequeña y nos hacen subir a unos vagones, al subir podemos ver que hay restos de excrementos animales y por el fuerte olor no llevaban mucho tiempo allí, y pude ver algo que nunca imagine, las mujeres cogían las boñigas y sin ningún pudor se las llevaban a la boca, según ellas hacia tres días que no comían nada. Al fondo del vagón, tumbado en el suelo pude ver a una mujer, aunque parecíamos todos iguales , la cabeza rapada ,la piel quemada por el frió, la mirada cansada, triste y la ropa gastada y sucia, pero sus ojos eran la cosa mas bonita que nunca jamás había visto, me sorprendió que en medio de tanta tristeza y dolor hubiera algo tan bonito, me acerque como pude y me senté a su lado, apenas podía hablar, tenia llagas en la cara y boca, las lagrimas habían dibujado unos surcos de limpieza en su rostro, le toque la cara y acercándome le bese en la mejilla , su rostro me lo agradeció con una leve mueca, se llamaba Marlet, era del sur de Polonia y llevaba un año trasladándose en campos de trabajo ,estuvimos hablando durante horas, era la forma mas sencilla de evadirse de todo este horror .
El camino duro cinco días mas, fuimos bordeando el rió Elba pasando por Hamburgo y Schwerin y hasta que por fin una mañana muy fría llegamos a las afueras de Rostock, el viento soplaba de una forma endemoniada y unas pequeñas gotas de nieve nos rajaban la cara, nos hicieron bajar de los camiones y delante de nosotros teníamos un campo de trabajo, así es como les llamaban la S.A. ,o campos salvajes, según el gran cartel de la puerta metálica de la entrada se llamaba Dachau , su aspecto era terrorífico, constaba de cinco bloques que desde mi altura se distinguían perfectamente, la parte mas visible era la Comandancia y los barracones de los presos, los barracones se dividían por niveles, el nivel uno era para presos religiosos, el nivel dos para presos peligrosos y tercer nivel para los muy peligrosos, por suerte nos metieron en el nivel uno, su interior era un andrajoso espacio vacío que ocuparíamos nosotros, no habían ni colchones en el suelo como en los otros campos de trabajo que había estado, nos acomodamos como pudimos e intentamos dormir algo .
Un fuerte ruido contra la puerta de nuestro barracón nos despertó, golpeándonos nos llevaron al centro de una especie de plaza, allí nos separaban por estatura o fuerza física, afortunadamente yo aun no sufría la extrema delgadez de mis compañeros, y nos llevaron a el edificio mas alto que se levantaba en el campamento, en la entrado había un cartel pequeño en el cual se leía Medico de Campo, allí nos cruzamos con varias mujeres ,para mi sorpresa que pude ver a Marlet, nos metieron en una habitación de un color azul cielo y nos dijeron que nos desnudáramos, empezaron a examinarnos uno a uno, las orejas, dientes ojos y partes del cuerpo, cuando acabaron nos vestimos y nos dieron un poco de agua y maíz reseco, agradecimos el gesto aunque aun mas nuestros maltratados estómagos, al cabo de una hora entro un guardia , aunque por las voces que daba no era un guardia sino que tendría algún mando, se acerco a Marlet le toco los pechos y mirando aun guardia le ordeno que se la llevara, alzo la mirada y me miro a los ojos, yo intente desviarla pero fue demasiado tarde, se acerco me toco los hombros y dio la misma orden al guardia, nos llevaron a una habitación mas grande y con muchos armarios, el guardia cerro la puerta tras nosotros y se hizo un silencio sepulcral, ninguno de los dos se atrevía a decir nada, incluso ni nos mirábamos, no se cuanto tiempo estuvimos allí dentro pero fue eterno .
La noche llegaba por le pequeña ventana de la habitación, la puerta se abrió de un fuerte golpe y aparecieron dos guardias , nos dieron una bata y pantalones blancos , nos acompañaron a la parte alta del edificio, allí nos llevaron a un desván y encontramos dos camas, una mesa ,dos sillas y un armario, un guardia nos dio unas bolsas con mas ropa del mismo color que la anterior, entro un hombre de aspecto serio pero sin uniforme y nos explico que íbamos a ser los sirvientes del general Bor, no sabíamos en que consistiría nuestro trabajo pero todo era mejor que estar en los barracones ,nos sentíamos afortunados .
Paso el invierno, la primavera y llego el verano, dentro de lo que cabe éramos afortunados, intentábamos vivir bien, aguantando los insultos y maltratos de los guardianes, una noche después de acabar nuestras tareas nos retiramos a nuestra habitación, Marlet se metió en la cama, después de rezar mis operaciones me metí con ella en la cama ,nuestro aspecto había cambiado , nuestra delgadez había desaparecido y Marlet había vuelto a su estado normal , tenia una cintura muy fina pero curvada, sus pechos eran pequeños , redondos y firmes, empecé a tocárselos con ambas manos y note como sus pezones endurecían de tal forma que me excito , ella llevo su mano hacia mi pene y empezó a tocármelo dulcemente , en ese momento la puerta de la habitación se abrió y entro el general Bor , iba en estado de embriaguez, al ver nuestros cuerpos desnudos se abalanzó hacia nosotros y empezó a golpearnos, enseguida aparecieron dos guardias, me cogieron y empezaron a golpearme, yo metí la cabeza sobre las piernas y aguante la ira de los guardias, me cogieron de las manos y me las ataron tirándome aun rincón, a ella la echaron boca abajo en la cama.
Dejando al descubierto mas allá de su espalda , la agarraron por las manos y mientras tanto el general empezó a tocarle el cuerpo, ella lloraba llena de terror, el general se bajo los pantalones dejando al descubierto su enorme pene y sin vacilar la penetro, un gemido de dolor surgió de su boca, embestía con tal fuerza y dureza que el cuerpo de Marlet chocaba como la pared y la estaba empotrando, un guardia se saco su pene y se lo metió a la fuerza en la boca, de tal forma que hizo resbalar dos lagrimas de sus ojos, el general no paraba en su empeño hasta que cansado por el esfuerzo retrocedió y golpeando al guardián, hizo que Marlet se levantara y le metió el pene en la boca ,sujetándola fuertemente con ambas manos hasta ver que ella se atragantaba, las arcadas se sucedían, mientras tanto los guardianes apretaban los pechos de ella con tal fuerza que les clavaron las uñas en sus maltratados pechos, el general excitado al máximo empezó a gemir y pronto se acabaría, apretó la cara de Marlet con mas fuerza y con un movimiento rápido empezó a eyacular en su boca obligándola a tragárselo todo, cuando acabo la golpeo fuertemente en la cabeza dejándola en el suelo sangrando, muerta de miedo y horror, los guardias me miraron y empezaron a golpearme, dejándome mal herido, y nos dejaron solos tras cerrar la puerta con un gran portazo, nos miramos a los ojos y pude ver el rostro de terror que reflejaba su mirada..
Desde entonces todos los sábados a la misma hora el general sube al desván y nos recompensa con una larga visita, pero no se confundan, nada es peor que estar en los barracones..........