Historía de Q. La secuela

Una mujer casada encuentra lo que ¿quizás buscaba?

Me desperté entumecida, recordé la noche anterior y me desperecé, me sentía relajada pero estaba como entumecida, me dolía casi todo el cuerpo, sonreí, ¿Cómo quería estar después de la paliza que llevaba encima? En ese momento entraron una de mis hermanas y mi marido,

¡Por fin! –exclamó mi hermana- la bella durmiente regresa de su palacio.

¿Qué ha pasado? ¿Qué haces tú aquí?- pregunté.

Llevas durmiendo casi dieciocho horas- me contestó mi marido- estábamos preocupado y llamamos al médico, dijo que no tienes nada, solo agotamiento y que la naturaleza es sabia y te ha hecho descansar.

Me desperecé, estaba contenta, mi cuerpo se sentía bien y estaba satisfecho, me levanté

y me fui al cuarto de baño, me quité el camisón y me miré al espejo, tenía mejor aspecto que la mañana del domingo después de la "sesión" que me aplicó "Q", pero aún veía señales como algún morado sobre mi piel lo que no sabía es quien era el autor o autores del desaguisado. Me di una ducha reconfortante y no olvidé darme algún toque por el coño. Me puse un albornoz y salí, estaban en el salón cogí en brazos a mi niña y estuve mimándola y jugando con ella. Al rato, mi hermana dijo que se iba, volví la cara y vi como apoyaba las manos en el sofá para incorporarse, observé como mi marido no apartaba la vista de ella fijamente, la miré y supe el por qué, tenía las rodillas separadas y ofrecía una impresionante panorámica de sus muslos y sus blancas bragas, continuó hablando unos momentos hasta que se incorporó. De nuevo volvió "Q", recordé como me había convertido en una exhibicionista, como me ponía caliente mostrando mi cuerpo a desconocidos, como disfruté viendo como el "maître" se masturbaba mirando como me sometían. Esa sensación de calor y el cosquilleo de mi entrepierna que tan familiares se me habían hecho el fin de semana anterior, empezaron a surgir, mi sexo comenzó a humedecerse y mi boca a secarse, ¡Dios mió! ¡Estaba caliente! ¡Quería que me follaran en ese instante!... de pronto oí la voz de mi hermana,

¡Despierta! Pagaría por saber donde estabas- decía.

Perdona estoy un poco tonta – traté de justificarme-

Bueno mañana recojo a la niña a las nueve – me dijo

¿Cómo? – pregunté extrañada.

Si –repuso mi marido – mañana tu hermana se queda con la niña y tú descansas.

Si yo estoy bien – protesté.

¡Venga! – concluyó mi hermana – a las nueve estoy aquí.

Nos besamos y nos despedimos, dimos la cena y acostamos a la niña y nos sentamos a ver la tele, me sumí en mis pensamientos, los momentos más excitantes que había vivido los últimos días volvían a mi mente, algunas escenas se repetían, me veía reflejada en el espejo mientras era "clavada" en la pared por "Q"…o tendida en el capó del taxi rogándole a "A" que no me follara pero deseando al mismo tiempo que lo hiciera…mi entrega al maître al que después de someter mi cuerpo, le ofrecí mi boca en señal de sumisión… oí la voz de mi marido,

¿Te encuentras bien? ¿Quieres que te prepare algo de cena y después te acuestas?

No gracias – le contesté – estoy como desorientada, pero no te preocupes, me tomaré un yogurt y me acostaré después.

Me levanté para ir a la cocina y me sobresalté al sentir como un reguero de flujo bajaba por mis piernas, apreté el albornoz contra mi sexo y seguí caminando. Tomé algo ligero y m acosté, tardé en dormirme pero cuando lo hice, descansé profundamente. El día siguiente me levanté temprano mi hermana había llegado y estaba apunto de salir con mi hija, las besé y se fueron, mi marido se fue poco después, me dijo que lo llamara si me encontraba mal y, después de besarme, salió. Estaba excitada, desde la noche anterior, me abalancé al teléfono y cogí el papel que me dio "A" y estuve dudando si llamar o no, pero en el fondo sabía que era una batalla perdida, le iba a llamar, marqué el número y contestó él, parecía nervioso,

Hola – le saludé.

Hola, déme su número de teléfono y la llamo enseguida – me contestó.

Me quedé un poco decepcionada pero se lo di, colgué y me senté en el salón, mi calentura iba en aumento, estaba nerviosa y no sabía que hacer, eran las nueve y cuarto y, parecía que me esperaba una larga y aburrida mañana, miraba el reloj y el teléfono continuamente, nada ocurría, a las diez y cuarto me rendí, no me iba a llamar, me fui para el cuarto de baño cuando entraba en él, sonó, el corazón me dio un vuelco, cogí el del dormitorio y me tendí en la cama, era "A"

Hola – dijo.

Hola- contesté ahogadamente.

El número que te di es de mi casa, no me llames como no sea una emergencia, y solo después de las diez de la noche –

Si

De acuerdo- respondí con un hilo de voz.

¿Para que me llamas? – preguntó.

Prometí llamarte – contesté.

¿Para…? –

Que me folles – completé su pregunta.

  • ¿Cómo una tía como tú quiere enrollarse conmigo? –

Me pones muy caliente

¿Estás caliente ahora?

Siiii… muchísimo – repuse.

Tócate el coño y dime como lo tienes – me ordenó.

Bajé mi mano y la metí por debajo de mi braguita, estaba caliente y mojado, le contesté,

Ardiendo y mojado… – se me escapó un gemido.

¿Estás sola? –preguntó.

Si, pero no nos podemos ver aquí – le dije.

Yo sí quiero follarte ahí –

No vengas por favor –le pedí.

Entonces ¿Por qué me has llamado, para calentarme? –

¡¡Noo!! Te juro que quiero que me folles, estoy tan caliente o más que tú, pero a mi casa puede llegar alguien en cualquier momento.

¿Te has duchado? – pregunto ahora.

Aun no – repuse.

Bien, no lo hagas, quiero que huelas a hembra. Ponte un vestido fácil de quitar, las bragas te las dejas y sin sujetador, baja en diez minutos, te estaré esperando.

Pero… - intenté argumentar.

Si no estás en la puerta me iré, ya te quedan nueve- colgó.

Me quedé paralizada, ¿qué iba a hacer?, reaccioné y me fui corriendo al dormitorio, me quité el camisón e, instintivamente, fui a quitarme las bragas, recordé lo que me había dicho y me detuve, me las dejé, pensé en como olerían después de la noche y de mi calentura matutina, miré el reloj, no sabía a que hora me dijo lo de los diez minutos, cogí un vestido abrochado por delante me lo puse a la carrera como los zapatos, cogí las llaves y el bolso y salí corriendo, estaba nerviosa, llame al ascensor que tardó lo que me pareció una eternidad, apreté el botón de la planta baja, cuando llegué corrí hacia la puerta, mi corazón estaba desbocado, frené en seco, el taxi no estaba, me quedé unos minutos esperando, cuando me volvía para regresar, oí su voz,

Señora, el taxi está aquí a la vuelta –

Tuve que contenerme para no correr hasta él y abrazarle, caminamos juntos hasta el taxi, ni me plateé sentarme detrás, me dirigí a la delantera, "A" me abrió la puerta y se quedó esperando que me sentara, le sonreí y, desabroché cuatro botones del vestido, estaba abierto hasta la cintura, me senté mirándolo y le ofrecí una visión completa de mis muslos y bragas, se subió y arrancamos, miró mi entrepierna, estaba a su entera disposición, mi falda abierta dejaba mis mojadas bragas completamente a su vista,

¿Donde me llevas? – pregunté.

A terminar un asunto que tenemos pendiente – respondió.

Me metió dos dedos en la boca y los lamí con deseo, mi lengua los lamía, se metía entre ellos, anhelaba tener su polla dentro de mí, la recordaba erecta a las puertas de mi sexo, la quería ya, sacó sus dedos, yo me embadurné los míos con mis abundantes jugos, y los llevé a sus labios, los chupo con gula,

Me gusta como sabes – me dijo.

Bajé la mano y acaricié su polla por encima del pantalón, lo noté muy duro y sentí temblar mi vientre, me incliné, le desabroché el cinturón y abrí la cremallera de la bragueta, bajé su slip y apareció su miembro terso y duro, recordé su tacto y como me bañó de semen, empecé a bajar y subir lentamente la piel de su tronco viendo como aparecía y desaparecía el glande, crecía poco a poco en mi mano, me volví a inclinar y me lo metí en la boca, estaba caliente, lo acaricié con la lengua, mordí su punta y le "castigué" el frenillo con la punta, notaba como se tensaba y veía como comenzaba a manar liquido preseminal.

Repentinamente frenó, me levanté para ver donde estábamos, me había traído a la misma área de descanso, miré alrededor y no había nadie, pero eran las diez y pico de la mañana. Aparcó en el mismo sitio de la otra vez, la verdad es que era el que menos se veía desde la carretera. Me quitó el vestido dejándome solo con las bragas, después se desnudó él, me comió las tetas, lamía y mordía salvajemente, le dije que me iba a dejar señales, su única reacción fue bajar una de sus manos y acariciarme violentamente el coño, mis braguitas chorreaban y mi cuerpo temblaba como un flan, me estaba propinando una "sesión especial", salió del coche y, como la primera vez, me sacó de él en brazos y me colocó en el capó, como ya era costumbre en mí, abrí las piernas ofreciéndome a él, se agachó y comenzó a morderme el coño sin quitarme las bragas, me las bajó lentamente, vi como las olía profundamente y a continuación, las escurría encima de su boca bebiendo el liquido que destilaban, esa visión me arrancó una violenta emisión de flujos. Notaba mi coño anhelante, necesitaba ser follada, quería esa polla dentro de mí, pero él se bajó de nuevo, me chupó el surco de mi sexo con rudeza, mordió mis labios externos, masajeó el clítoris, yo me arqueaba ofreciéndole mi coño, levanté las piernas y las coloqué encima de sus hombros estaba abierta totalmente, abierta para él y gemía desesperadamente, le animaba

¡¡Comételo, muérdeme!!

Tiraba de mis labios mayores con sus dientes, y me acariciaba el culo con un dedo, de mi coño no cesaba de fluir flujo, de repente se transfiguró, su boca comenzó a comerme el coño como la primera vez, se lo restregué por la cara, mi culo botaba sobre el capó y mis gemidos se iban convirtiendo en gritos.

¡¡Así…así… así!! - le gritaba mientras regueros de jugos bajaban por mis muslos- ¡¡ me estás volviendo loca!! ¡¡Sigue, sigue, sigue!!

Su boca era una batidora recorriendo hasta el último pliegue de mi sexo, el estaba desbocado y yo me estaba derritiendo, apretó el clítoris entre sus labios y estallé, mi vientre se abrió como una compuerta y oleadas de flujo brotaron, bañando la cara de "A", su pecho y mi culo. Me relajé un poco intentando recuperarme de la inmensa corrida, pero de repente me "empaló", sentí como me penetraba fuertemente y grité de dolor, comenzó a follarme con violencia, le pedí que la sacara y cambió la cadencia, sus embestidas se hicieron largas y profundas y el placer empezó a sacudir mi cuerpo,

No pares nunca, follame, así, así… - le susurraba

Te gusta que te folle- pregunto.

Me estás matando de gustoooo… -

Abrázame –me pidió –

Me incorporé y le puse los brazos alrededor del cuello, me chupo los labios mientras seguía penetrándome del mismo modo, de improviso, volvió a atacarme como al principio, su polla entraba y salía de mi a una velocidad impresionante, sentía su roce en las paredes vaginales, me quemaba, abrí la boca buscando aire, aspiré y, seguidamente un grito y otro y otro salieron de mi garganta

¡¡Aaaaaaahhhhhh!! ¡¡Aaaaaaahhhhhh!! ¡¡Aaaaaaahhhhhh!!

"A" me cogió del culo y me levantó en brazos, rodeé su cintura con mis rodillas. El seguía machacándome el coño a la misma velocidad, notaba mi vagina llena y como mi caliente líquido manaba sin cesar embadurnando su polla que, sin descanso, seguía batiéndome el sexo, le había metido la lengua en su boca y con ella, le recorría dientes lengua, encías, estaba agotada, era el polvo mas salvaje de mi vida, la poca fuerza que me quedaba la usaba para mantenerme asida a él, era una marioneta en sus brazos, mis jadeos no cesaban pero ya apenas era audibles,

Dámelo ya – le pedí con un hilo de voz –

¿Dónde lo quieres? – preguntó.

Dentro de mí – musité – inúndame hasta el último rincón de mi cuerpo –

Me tomó de la cintura, me levantó hasta que sentí que la polla casi salía de mí, me dejó resbalar por su tronco y con un rápido movimiento, empujó hacia arriba, sentí como me abría por dentro mientras su semen llenaba mi vientre, caí hacia atrás mientras gritaba

¡¡¡Yaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!

Me golpeé la cabeza en el capó pero ni lo sentí, un poderoso orgasmo me sacudía todo el cuerpo haciéndome saltar encima del coche. "A" seguía dentro de mi, notaba los latidos de su polla dejando las últimas gotas de semen en mi interior. Seguimos unidos unos minutos, nuestras respiraciones iban recobrando la normalidad, su miembro salió mansamente, le miré

Me has reventado, ¡¡que polvo!! – le dije –

Este solo ha sido el primero y lo puedo superar – me contestó.

Todos los hombres sois unos fantasmas – respondí mientras me incorporaba y pegaba mi boca a la suya – pero mi cuerpo está dispuesto para que, cada vez que quieras, lo hagas tuyo.

Me abrió la boca con su lengua y me besó profundamente, nos vestimos y subimos al taxi, su corrida debía haber sido abundantísima, notaba la cara interna de mis muslos y el refuerzo de mis bragas lleno de sus grumos. Arrancó y salimos, recordé la primera noche con él y tuve un impulso, me incliné abrí sus pantalones y saqué la polla y los testículos...

Voy conduciendo, no hagas tonterías – dijo.

No le hice caso e inicié una lenta mamada, "A" se mordió los labios y fijó su vista en la carretera, yo me centré en mi "misión", le di un verdadero repaso, lamí, mordí, pellizqué sus huevos, vientre, polla, conseguí alcanzar con dificultad su ano y lo acaricié con un dedo, cada vez que notaba que se iba a correr, me detenía. "A" estaba rojo, jadeaba y adelantaba el culo hacia el borde de su asiento...

¿Qué quieres hacer conmigo?... Haz que me corra – pidió.

Todo a su tiempo – le contesté y metí la punta de la lengua en el pequeño agujerito de su polla –

Vi que íbamos a entrar en la ciudad, tenía que terminar. Le cogí la polla y empecé pajearlo con fuerza, levantaba su pubis buscando terminar, cuando noté que estaba a punto le miré y le dije

Esto te lo debía también desde aquella noche, ¡¡córrete!! -

Tiré hacia atrás de la suave piel de su polla descubriéndole el glande y me la metí en la boca, emitió un gruñido y sentí como su caliente y espeso semen me la llenaba, seguí sacudiéndosela hasta que estuve seguro de que no le quedaba más, le miré, abrí la boca enseñándole su semen y lentamente lo fui tragando, me cogió por detrás del cuello, me acercó a él y mordió mis labios, me sentí satisfecha y orgullosa.

Cuando llegó a la puerta de mi casa, se levantó para abrirme la puerta, se había convertido en una costumbre para él, quería mi particular exhibición. Decidí sorprenderlo, el polvazo que me había echado y el morbo de estar en la puerta de mi casa me hicieron olvidar la discreción, cuando abrió la puerta le pedí que se acercara más, me bajé las bragas y me las quité, las cogí, me las pasé por el coño y las restregué en mis labios. Me bajé del coche riendo al ver su cara de estupefacción, se las puse en la mano y sonriendo le dije

Se ha merecido usted la propina –

Di media vuelta y me dirigí al portal, al abrir la puerta me volví, "A" seguía plantado en el mismo sitio, mirándome y con las bragas apretadas en su mano. Le hice una seña con la mano y entré. Como esperaba, no había nadie en casa, tomé una reconfortante ducha y comencé a actuar como una perfecta ama de casa, cuando todo estuvo listo, me senté e hice una recapitulación de mi primer día después de mi iniciación, estaba contenta y satisfecha, el fin de semana con "Q" había sido alucinante, pero "A" me había dado otra cosa, un sexo más directo, mas primitivo… pero, por suerte para mí, eran absolutamente compatibles y me encantaban ambos "estilos". Llegó mi hermana con la niña y se quedó sorprendida, dijo que me veía perfecta, que el cambio desde que llegué del Parador hasta ese momento había sido espectacular, se despidió y me dediqué a mi hija.

Ese día pasó sin nada más reseñable, lo único, una llamada de "Q" al que mi marido le había dicho que había venido un poco agotada de un sitio en el que había estado el fin de semana, hablamos un rato y me puso caliente con sus velados comentarios, se despidió diciéndome que a ver si nos veíamos pronto, le contesté que cuando quisiera y donde quisiera. Por la noche, en la cama, mi marido me dijo caballerosamente que cuando me encontrara mejor se lo dijera, no quería molestarme con el sexo ahora. Me mordí los labios para no contestarle, no podía decirle que quería follar pero no hacer el amor, quería morbo, quería que "metiéramos" gente en la cama, en resumen, algo que iba a llegar pero tendría que ir haciéndole entrar poco a poco y con mucho tacto.

A la mañana siguiente mi marido se fue pronto, le di el desayuno a la niña y la llevé a la cuna, sobre las nueve y media llamaron a la puerta, me puse una bata porque solo llevaba un camisón cortito y unas braguitas y fui a abrir, al hacerlo, me quedé paralizada, era "A", no reaccioné, me empujó y entró cerrando la puerta,

No puedes hacerme esto – le dije – como se te ocurre

Mientras yo hablaba él me había quitado la bata.

puede venir alguien

Me levantó el camisón para sacármelo por la cabeza, yo, sin dejar de hablar, levanté los brazos para ayudarlo.

¡Por Dios!, ¡No sigas! Esto no puede ser cierto

Un tirón de las bragas me dejó completamente desnuda ante él que aún no había hablado.

"A" quedamos más tarde donde quieras, pero aquí no

Sentí su mano en el coño, me lo sobaba con fuerza, entonces habló por primera vez,

Estás mojada… y se que quieres follar

Yo no me había percatado, pero al decirlo él, me di cuenta de que, efectivamente, estaba mojada.

Si- le contesté – pero no aquí.

Me apretó fuertemente el coño y me dijo,

Llévame a tu dormitorio.

¡Noo!, no podemos, allí está mi hija.

Se quedó un poco sorprendido pero reaccionó enseguida, me tomo en brazos y empezó a andar, lo primero que vio fue la cocina, entró y me sentó en la encimera, yo ya no hablaba, los nervios me comían, se agachó, me abrió los piernas y comenzó a pasar su lengua por la hendidura de mi sexo, eché la cabeza hacia atrás y los primeros gemidos escaparon de mi boca, a los dos minutos ya no eran gemidos, me mordía la mano para apagar mis gritos, mi vientre era un lago que no cesaba de producir y emitir flujo y más flujo y yo estaba en el cielo, ya no me importaba que viniera alguien, jadeaba, gemía, le decía que siguiera, ¡como me comía el coño! era el maestro. Abrí mis piernas hasta casi descoyuntarme, quería tenerle todo dentro de mí, empezó a mordisquearme el clítoris y todas mis compuertas se abrieron, grité

¡¡¡aaaaaaagggggghhhhhh!!! – mientras mi cuerpo entero se desbordaba y un incontrolable temblor lo sacudía

Me abracé a él y le mordí el hombro, permanecí así unos minutos hasta que comencé a tranquilizarme. Bajé la mano y le cogí la polla, estaba dura y grande, comencé a acariciarla arriba y abajo, "A" se puso tenso

¿Todo esto es para mí? - le pregunté burlonamente

No, es para este - me contestó mientras me metía dos dedos en el coño.

¿Y vas a esperar mucho?

Me bajó de la encimera y empezó a bajarse los pantalones, mientras lo hacía, recordé la noche de mi regreso y como me ofrecí a mi marido. Me acerqué a la mesa de la cocina, me apoyé en ella con las dos manos y me agaché abriendo las piernas, el estaba a mi espalda por lo que no lo veía, le dije

Aquí me tienes toda para ti, elige el camino que quieras –

Le oí acercarse y noté el calor de su polla en el trasero, la acercó a mi entrada delantera y la pasó repetidas veces por entre los labios mayores, mi sexo chorreaba del orgasmo anterior y de los nuevos jugos que continuamente salían de mí. Estaba en tensión esperando la penetración y de pronto esta se produjo, sentí como me perforaba y gemí con fuerza, intenté seguir su ritmo pero era imposible, me folló a mansalva, sus poderosas embestidas me hacían restregar las tetas contra la mesa, me follaba con rabia, como si quisiera castigarme, la fricción de su polla en la vagina y de mis pechos contra la mesa me tenían en las nubes , gemía, jadeaba, le pedía que no parase nunca y, continuamente pequeñas descargas de liquido salían de mi interior. La tensión de mi vientre iba aumentando por segundos, quería que se corriera ya pero él seguía machacándome.

De repente sonó el timbre, estaban llamando a la puerta, le dije que se saliera, pero no lo hizo, me tapó la boca y continuó con sus embestidas unos momentos más, se salió de mí, me dio la vuelta y me la metió en la boca. Mientras una de sus manos me acariciaba el coño, sentí como su semen empezaba a invadirme, tragué y tragué lo que pude, hasta que mi vientre estalló, no aullé porque su miembro me lo impedía, pero fue como si recibiera una descarga eléctrica, notaba como mis flujos caían al suelo y mojaban mis piernas.

El timbre había sonado dos veces más, haciendo un esfuerzo reaccioné, liberé la boca dije en voz alta que esperasen un momento y le pedí a "A" que me siguiera, hice que se metiera en mi cuarto de baño me puse la bata y salí a abrir, era mi hermana,

¿Qué hacías? – me preguntó.

Estaba en el cuarto de baño- contesté nerviosamente.

Anoche estabas muy bien, pero hoy tienes una "pinta"… - me dijo.

Sonreí, si ella supiera el origen de mi aspecto se quedaría helada.

Con una buena ducha y un poquito de maquillaje se arregla todo.

Bueno, vengo a recogerte para dar una vuelta con la niña y ver alguna tienda.

Pensé en como podía salir de aquel lío, le dije,

Vale, pero primero tengo que dejar la casa en condiciones.

Estábamos en la cocina y mi hermana, después de echar una ojeada, corroboró,

Desde luego si que necesita una mano, al menos la cocina, mira un slip allí… algo que se te ha derramado junto a la mesa. ¿Te ayudo?

Me puse roja, el slip era de "A" y lo que se había derramado no era "lo", era yo, allí estaba la huella de mi corrida. Le dije que no era necesario, que yo tenía para una hora u hora y media y que quedábamos en cualquier sitio. Insistió y me dijo que por lo menos vistiera a la niña y ella se la llevaba, así lo hicimos, vimos que estaba despierta y después de ponerla guapa se fueron, antes de salir, mi hermana se agachó en la entrada y cogió algo del suelo,

¿Qué es esto? – eran mis bragas rotas, me puse lívida.

Me las dio y me dijo,

Eres un auténtico desastre, venga nos vemos luego – y salió.

Di un suspiro, mi primera experiencia de infidelidad en casa, había sido un desastre, si mi marido hubiera visto lo mismo que mi hermana, no quiero imaginar lo que habría pasado, aunque tampoco ella era tonta y, como mínimo, pensaría que algo raro ocurría.

Me volví al dormitorio, "A" estaba tendido en la cama acariciándose la polla que volvía a estar erecta, me paré y me quedé mirándolo, no hablamos nada, desanudé el cinturón de la bata y lo dejé caer al suelo, me acerqué lentamente, mientras pensaba – me va a follar en mi cama, un desconocido me va a hacer gritar en la cama donde el único hombre que ha tenido acceso es mi marido – la situación era muy morbosa, mientras me acercaba notaba los estremecimientos de mi vientre y un excitante cosquilleo en mi sexo que, poco a poco, se iba humedeciendo. Llegué a la cama y me arrodillé delante de él, le tomé la polla y me la metí en la boca, comencé a chuparla y acariciarla lentamente, nos mirábamos fijamente, estábamos calientes, queríamos follar y nos conteníamos, con nuestras miradas nos decíamos el deseo que sentíamos. "A" alargó una mano y, con un dedo, comenzó a rozar levemente el clítoris, su miembro ahogó un profundo suspiro que pugnaba por salir de mi pecho, el dedo bajó lentamente recorriendo el surco del coño, se paseó por el perineo, llegó hasta el ano e inició el camino de vuelta, un estremecimiento me recorrió. Continuó con ese cansino ritmo, haciendo que mis caderas se retorcieran buscando más acción, pensé que el hombre salvaje se había civilizado, no era esa la forma en que me había tratado y, pasado el momento inicial, mi cuerpo pedía más. Hice que mi mamada se hiciera más profunda y avivé el movimiento de mi mano sobre su polla, le mordí levemente el glande y, bruscamente le introduje un dedo en el ano, dio un respingo y me miró extrañado, saqué su miembro de mi boca y me tendí abierta de piernas, le miré con deseo y

¡Trátame como a una puta! – le dije con voz contenida.

El cambio fue radical, salió a la superficie el hombre que conocía hasta entonces, el que aquella mañana se había presentado en casa para follarme, uno de los hombres que siempre tendrían mi cuerpo a su disposición. Se abalanzó sobre mí y me dio la vuelta, me metió dos o tres dedos en el coño, los empapó y los llevo a mi ano, los metió haciéndome daño y comenzó a intentar agrandar el orificio, llevaba una y otra vez sus dedos de un agujero al otro, yo notaba como el esfínter iba cediendo y, sometida, esperaba su ataque. Mis caderas se movían pidiendo la penetración, mientras el coño babeaba de deseo, era suya y lo quería dentro de mí. Repentinamente, me cogió de la cintura, me levantó y puso una almohada en mi vientre, mi culo se levantó y quedó aún más expuesto, el momento se acercaba y mi vientre lo celebró soltando mas flujos, sentí la cercanía de su miembro y… me penetró, fue como una estocada de fuego, en décimas de segundo sentí como su vello púbico se apretaba contra mis glúteos y sus pesadas bolas me golpeaban el sexo, aullé de dolor al mismo tiempo que me corría, fue una sensación muy extraña, entonces empezó su "ataque" me folló igual que por delante, sin compasión, me manejó como a una muñeca de trapo, mil sentimientos se mezclaban en mí, dolor, placer, deseo, sumisión… gritaba, gemía, jadeaba, lloraba… era inenarrable, me imaginaba que era un pequeño barquito un medio de una tormenta, pero el resultado se resumía en una sola palabra gozo, estaba gozando en manos de ese hombre, me estaba haciendo feliz y me sentía suya, empecé a correrme violentamente, mi vagina, libre de obstáculos, escupía jugos, no sabía si era un orgasmo múltiple o cientos de pequeños orgasmos, pero mi placer no se apagaba, "A" me imponía su disciplina, yo estaba anulada, de pronto, la sacó y la metió de golpe en mi vagina, me tensé como un arco y creí morirme, nuevos espasmos recorrieron mi cuerpo

¡¡¡Riégameeeeeeeeeee!!! – grité incontrolablemente.

"A" se hundió en mi hasta que la sentí en el útero y se vació, sentía su hirviente semen llenándome hasta el alma, me apreté contra él intentando lo imposible, sentirlo aún más dentro y, jadeando descontroladamente, me desplomé. Estuvimos un buen rato unidos por nuestros sexos, su polla aún latía con fuerza dentro de mí y mi vagina parecía una boca que se abría y cerraba, yo estaba exhausta pero contenta. Descansamos un rato hasta que "A" se salió de mí, recordé que había quedado con mi hermana y le dije a "A" que teníamos que irnos, se levantó y se dio una ducha rápida mientras yo ponía un poco de orden en la casa, le despedí desnuda y me pasó el dedo por mi hendidura en lugar de besarme, la verdad es que no era hombre de besos, pensé que quizás reservaba su lengua para otras cosas más serías y sonreí.

Después de ducharme, me vestí más atrevidamente de lo normal, una falda cortita, minibragas y una ajustada camiseta. Me sentía muy bien, me miré al espejo y salí, al salir a la calle me encontré con el vecino que subió conmigo en el ascensor la noche que regresé del Parador, me saludó muy sonriente y me piropeó,

Vecina, cada día estás más guapa – me dijo.

Le respondí con una sonrisa y un pícaro guiño – gracias – le dije y me dirigí al encuentro de mi hermana. Estaba esperándome en un parque cercano y tenía cara de preocupación, al verme tan contenta le cambió la expresión.

Hija – me dijo – cambias constantemente de aspecto, ahora estás radiante. ¿seguro que no tienes nada que contarme?

Puede que algún día te lo cuente –le respondí – pero no te preocupes, soy feliz.

FIN DE HISTORIA DE "Q" ( "Q" y"A" volverán muy pronto)

P.D. Para las personas que me piden que siga con esta saga e, incluso me dan ideas, les quiero informar de mi decisión de seguir haciéndoles llegar mis vivencias. No puedo aceptar ideas porque el guión que sigo es mi vida, todo lo que cuento, lo repito, está basado en hechos reales. En mis próximas colaboraciones conoceréis a otras personas que han tenido tanta influencia en mí como "Q" o "A" y de hecho, estos seguirán apareciendo, he tenido bastantes amantes esporádicos, pero"Q", "A" y alguno más han sido y siguen siendo parte de mi vida.

FlorLupita, debes estar equivocada, nunca publiqué nada antes de "Q".

Piratadelplata, gracias por el cumplido, pero no soy escritora profesional.

De nuevo, gracias a todos los que os molestáis en valorar mis relatos